Capítulo 28

Bella, 21 años

Sue y Charlie llegaron a media tarde y la habitación se llenó de risas y lágrimas contenidas mientras Charlie sostenía con cuidado a nuestra pequeña Carlie Renesmee. Su rostro reflejaba una mezcla de asombro y amor, y la expresión de Sue, quien le ayudaba a sostener correctamente a la bebé con ternura, también estaba llena de alegría.

—Es hermosa, Bella. No puedo creer que ahora seamos abuelos, vas a ser una madre muy buena —dijo Charlie, mirándome con ojos llenos de orgullo. Sue asintió con una sonrisa llena de amor, y supe que, aunque yo no era su hija de sangre, consideraba a mi hija como su propia nieta.

—Espero poder ser la mejor abuela para ella —agregó, acariciando suavemente la cabecita de Remy.

Edward y yo nos miramos con amor mientras observábamos la escena. Ver a mis padres abrazando a nuestra hija creó un vínculo especial, un puente entre generaciones que nos llenó de calidez y entonces entendí que todo lo que tuve que pasar valió la pena; de no haberlo hecho, no quisiera ni imaginarme en donde estaría.

—¿Cómo se llama? —preguntó Charlie, curioso, una vez más mirando a la pequeña con admiración, quien bostezaba perezosamente.

Edward tomó la palabra con una sonrisa radiante.

—Se llama Carlie Renesmee Cullen —anunció con orgullo. Mis padres se impresionaron ante la combinación de nombres que habíamos elegido. —Remy para abreviar.

—Carlie por Carlisle y Charlie, y Renesmee por Rene y Esme, los padres de Edward —agregué, anticipando las preguntas.

Hubo un breve momento de silencio antes de que las sonrisas se extendieran en sus rostros. Aunque la elección del nombre les causó sorpresa, se recompusieron rápidamente.

—Es hermoso —dijo Sue, rompiendo el silencio. Charlie asintió, aceptando la elección del nombre de su nieta.

Mis padres se quedaron el resto de la tarde con nosotros, mientras Sue nos enseñaba las grandes pequeñas cosas, cómo cambiar el pañal, sacarle el aire, cómo darle pecho correctamente. Edward y yo contemplamos cómo nuestra princesa ponía a sus pies a mis padres, supimos que la amaban incondicionalmente como nosotros.

...

Cuando finalmente llegamos a casa, Edward se apresuró a buscar la laptop, ya que le había prometido a Emmett hacer una videollamada para presentarle a su nueva sobrina.

—¡Bellitaaaaaaaaa! —saludó mi cuñado gritando desde el otro lado del país. — ¿Cómo estás? —preguntó un poco más serio.

—Hola Emmett, estamos muy bien —dije meciendo cariñosamente a mi bebé mientras le descubría el rostro para que su tío la conociera.

—Me alegro tanto, ¡ahh! —exclamó con ternura. — Es hermosa, como su madre. Me alegra que Edward no haya tenido mucho que ver. — ¿Te imaginas otro cerillo en la familia? —arrugó la nariz con desagrado.

—¡Hey! Hombre, estoy justo aquí —se defendió Edward a mi lado. — Además, aún es muy pronto para cantar victoria —dijo acariciando la cabecita sin pelo de nuestra nena.

—No importa aunque tenga tu nido de pájaros, sé que ella será hermosa. Solo hay que ver a la madre —dijo Emmett coqueto, como siempre, haciéndome sonrojar.

—Solo recuerda que es mi esposa —dijo con un gruñido Edward mientras me rodeaba con sus brazos.

Hablando de eso —dijo rascándose nervioso el pelo.

—Oh dios —interrumpí— ¿Conociste a alguien, no es así?

—Sí, ella es… —suspiró enamorado.

—¿Eso fue un suspiro? —preguntó Edward arrugando la nariz como él. — Hombre, qué asco, estás enamorado.

—Mira quién habla —se defendió rodando los ojos. — Cuéntanos todo sobre ella —le pedí.

—Bien, se llama Rosalie Lilian Hale —dijo con formalidad. — Es fiscal de distrito aquí en Chicago.

— ¿Eso quiere decir que ya ha pateado tu trasero más de una vez? —preguntó burlón Edward, a lo que su hermano asintió. — Me agrada.

— ¿Qué más? —pregunté curiosa.

—Es una gran abogada, y dios, parece modelo. Mide casi tanto como yo, tiene unas piernas que dios parecen salidas del infierno, su rubia melena, sus ojos son azules y tan profundos como el mar —describió torpemente, a lo que sonreí como boba. Mi cuñado sí estaba enamorado.

—Quiero conocerla —declaré emocionada.

—Yo también.

— ¿Por qué no la invitas cuando vengas a conocer a tu sobrina? —pregunté esperanzada, para mí era muy importante que Remy tuviera un vínculo especial con la única familia de Edward que acepta y apoya nuestro amor —¿Podríamos reunirnos con mis hermanastros?, aún no la conocen.

—Me parece una gran idea, podría ser algo así cómo su fiesta de presentación —dijo emocionado Edward.

Con una sonrisa radiante y algo cansada, observé a Edward y a Emmett discutir animadamente sobre los detalles de la fiesta por videollamada, compartiendo risas y anécdotas.

Después de la llamada, la idea de organizar una fiesta para presentar formalmente a nuestra pequeña Carlie Renesmee a toda la familia tomó forma. El bosque detrás de la casa, que tenía vista al lago, se llenó de actividad y anticipación mientras planificamos cada detalle. Invitaríamos a mis padres, a mis hermanastros, a los amigos cercanos de Edward y, por supuesto, a Emmett y su novia Rosalie.

...

El bosque se adornó con globos y guirnaldas, y con ayuda de mi esposo preparé una mesa con delicias para la ocasión. La alegría se sentía palpable en el aire, pero también flotaba la ausencia de los padres de Edward, quienes, por razones que preferían no discutir, no podrían unirse a la celebración.

A media tarde los invitados comenzaron a llegar, en cuanto mi esposo llego con mi cuñado este me atrapo entre sus brazos, cómo era su costumbre

—Despacio Emm, recuerda que acaba de tener un bebé— le reprendió una melodiosa voz

—Si, lo siento Bellita— me dijo apenado depositando un suave beso en mi mejilla

—Te presento a Rosalie— dijo emocionado

—Rose— corrigió esta— un gusto conocerte al fin, Emmett me ha hablado tanto de ti— dijo con una alegre sonrisa mientras me abrazaba

—Estoy tan feliz de conocerte— dije sinceramente— yo también he escuchado mucho de ti

Rosalie y yo nos sumergimos en una conversación animada, compartiendo risas y anécdotas como si fuéramos amigas de toda la vida. Parecía que la conexión entre nosotros era instantánea, como si hubiéramos estado destinadas a encontrarnos.

En algún momento, mientras los amigos de Edward se acercaron a saludarnos, noté la ausencia de Leah, mi hermanastra. Era típico de ella evitar eventos sociales, pero su ausencia dejó un pequeño vacío en mi corazón. A pesar de nuestras diferencias, había esperado que pudiera estar presente para celebrar este momento especial con la familia, en la presentación de mi hija. Trate que eso no me desanimara, pero si era honesta me afectaba mucho, estaba rechazando a mi hija. Cuadré los hombros puse una enorme sonrisa en mi rostro y continúe presentando a Remy con las personas que sí tenían la intención de conocerla, ellos no merecían verme decaida, después de todo habían venido desde muy lejos solo para conocer a mi nena.

El murmullo de la multitud quedó en segundo plano cuando Jacob, visiblemente afectado por la bebida, se acercó a Edward con paso tambaleante, ¿de donde saco alcohol? nosotros no dimos ni una gota, considerando todos los problemas que había traído esa adicción a mi familia. Sus palabras eran agresivas, llenas de resentimiento y dolor acumulado.

—¿Crees que eres el príncipe azul de Bella, verdad?—, espetó Jacob, fijando una mirada desafiante en Edward. —No eres más que un tipo mayor que se aprovechó de ella, un pervertido. ¿porque no nos cuentas la verdad? y nos dices que la tienes secuestrada en esa cabaña ¿Esa es la vida que merece?— ¿Que demonios? ¿que le pasaba a Jacob? ¿De dónde había sacado toda esa mierda? Creí que sus viejas diferencias con mi esposo habían quedado resueltas, no eran mejores amigos pero al menos se tratan con coordialidad.

Edward frunció el ceño, sus ojos centelleando con una mezcla de confusión y molestia. Intentó mantener la compostura, rodeándome por la cintura, pero la tensión en el ambiente era evidente.

Jacob, sin embargo, no se detuvo. El alcohol parecía haber liberado sus inhibiciones y ahora desbordaba sus verdaderos sentimientos.

—Bella merece algo mejor, algo real. No esta farsa que le estás vendiendo— declaró con amargura. —Debería haber estado conmigo. La he amado desde siempre, desde que éramos niños. Y si no fuera por ti, estaríamos juntos ahora.—La confesión de Jacob resonó en el aire, creando un silencio incómodo en la fiesta. Y mi mundo colapsó por un momento. Miré incrédula entre él y Edward, sintiendo cómo la tensión en el aire se volvía aún más densa. Mis ojos se encontraron con los de Jacob, y pude ver la seriedad en su expresión, pero mis emociones se agitaron en una mezcla de incredulidad y confusión.

—¿Que?— solté un chillido— Jacob eres mi hermano,no puedes estar hablando enserio— Jacob se mantuvo firme en su posición, mirándome con una intensidad que casi me hizo retroceder. Su confesión dejó al descubierto una verdad incómoda que nunca imaginé.

—Bella yo te amo, siempre te he amado, pensaba decírtelo, pero entonces Sue se caso con tu papá, este bastardo apareció y todo se fue a la mierda— Los invitados miraban con sorpresa, algunos murmurando entre ellos sobre la revelación inesperada..

El nudo en mi estómago se apretó aún más. Mi mente se esforzaba por asimilar las palabras. Miré a Edward, cuyos rasgos endurecieron hasta lo imposible, jamás lo había visto así de molesto

—Jacob, lo que estás diciendo es... — comencé, luchando por encontrar las palabras adecuadas para abordar esa revelación tan impactante. — Eres mi hermano, siempre hemos sido una familia. . Jamás te he visto ni podría verte de otra forma. Creí que entendías. Yo solo he amado a una persona en mi vida, y esa es Edward— afirmé, acurrucándome más en el agarre reconfortante de mi esposo.

—Jacob, entiendo que estés molesto, pero eso no te da derecho a hablar así. Bella y yo tenemos nuestra propia historia, y ella es libre de elegir su camino—Edward, intentando contener su enojo, respondió con voz firme— y me eligio ami

—Túno hablas por ella — Pero Jacob, en su terquedad, ignoró las palabras de Edward y se dirigió directamente a mí con una intensidad apasionada. —Bella, mereces más. Mereces a alguien que te ame de verdad, que esté contigo en todo momento. No puedes negar que hay algo entre nosotros desde siempre. Podemos tener una vida mejor, lejos de todo esto.—La tensión aumentó, llevando la situación al punto de quiebre cuando menciono a mi hija— Te prometo que seré el hombre que tú y tu hija merecen. Edward no puede ofrecerte eso

—Jacob— lo corte— lo siento, pero yo no te quiero de esa forma, para mi siempre serás mi hermano y si no quieres estar en vida, bien no te necesito, ya he elegido mi camino— dije con firmeza, aunque mi voz temblaba ligeramente. —Edward y yo somos una familia, y si no lo puedes aceptar es tu problema

Fue en ese instante, cuando Jacob, en un último intento desesperado, mencionó a nuestra hija.

—Bella, piensa en la niña. Yo la protegeré, la cuidaré como si fuera mía. Edward no tiene el derecho de…

Antes de que pudiera terminar su frase, la furia de Edward alcanzó su límite. En un movimiento rápido y lleno de ira, se arrojó hacia Jacob. La multitud se apartó, creando un espacio para la confrontación inminente. Abracé más fuerte a mi hija para tratar de controlar su llanto, la niña estaba asustada por el jaleo y los gritos.

—¡Edward, no!— grite desesperada

—¡No te atrevas a mencionar a nuestra hija de esa manera!— rugió Edward, con los ojos inyectados en furia. La atmósfera se llenó de electricidad, anticipando un enfrentamiento entre los dos hombres

—¡Eso es suficiente!—, exclamó Charlie con autoridad, llegando al campo de batalla, su voz resonando sobre la música y las conversaciones. Miró severamente a Jacob, tratando de contener la situación antes de que escalara aún más. —Jacob, te conozco desde que eras un niño, pero no puedo permitir que te comportes de esta manera.— dijo decepcionado

Jacob, aunque visiblemente enfadado, titubeó momentáneamente al enfrentarse al firme tono de Charlie. Mientras tanto, Emmett, el hermano de Edward, se colocó junto a él, dispuesto a defender a su familia.

—Vamos, Edward, cálmate— intervino Emmett, usando un tono más relajado pero firme.—No es el momento ni el lugar para esto. No vamos a resolver nada a golpes. es la fiesta de tu hija, y ahora ella y tu mujer te necesitan — le recordó.

—Tienes razón— dijo recuperando la compostura— Charlie por favor que se vaya— le pidió a mi papá con un tono cansado— regresó y me abrazó protegiendo a Remy entre nuestros cuerpos— los siento, lo siento— me susurraba mientras lloraba desconsolada en sus brazos. Los invitados observaban la escena con cautela, mientras la atmósfera se llenaba de un silencio incómodo.

Charlie, dirigiéndose a Jacob, le instó a reconsiderar sus acciones y a reflexionar sobre las consecuencias de sus palabras y comportamiento, mientras lo sacaba del bosque. Mientras tanto, Emmett se mantuvo firme al lado de Edward, mostrando solidaridad y dejando claro que no permitiría que se nos acercara de nuevo.

Las palabras de Jacob calaron hondo en Edward, esa noche después de acostar a Remy en su cuna se quebró..

—Bella, mi amor, tengo que hablar contigo—levante la mirada al escuchar la voz de Edward, notando la gravedad en sus ojos. Nos sentamos juntos en la cama, sumidos en un silencio momentáneo que pesaba en la habitación.

—¿Qué pasa, Edward?— pregunté, sintiendo la tensión en el aire.

Edward suspiró profundamente antes de comenzar.

—Lo que dijo Jacob… sobre nosotros, sobre ti y sobre él. Necesito saber la verdad, Bella. ¿Alguna vez sentiste algo más por él? ¿Alguna vez dudaste de nosotros?— mierda lo mire directamente a los ojos, sintiendo la necesidad de ser honesta con él.

—Cuando tenía trece años, hubo momentos confusos con Jacob. Sentimientos que no entendía del todo…— confesé en un susurro, jamás lo había admitido, ni siquiera para mi, sonaba sucio pensar así de mi hermanastro


Hola, como pudieron ver este es uno de los capitulos climax.

¿Ustedes ya sospechaban de la revelacion de Jacob?

Gracias a todes por el apoyo y en especial a las personas que comentaron.

Nos leemos pronto