Capítulo 29
Bella 21 años
Las palabras de Jacob calaron hondo en Edward, esa noche después de acostar a Remy en su cuna se quebró..
—Bella, mi amor, tengo que hablar contigo—levante la mirada al escuchar la voz de Edward, notando la gravedad en sus ojos. Nos sentamos juntos en la cama, sumidos en un silencio momentáneo que pesaba en la habitación.
—¿Qué pasa, Edward?— pregunté, sintiendo la tensión en el aire.
Edward suspiró profundamente antes de comenzar.
—Lo que dijo Jacob… sobre nosotros, sobre ti y sobre él. Necesito saber la verdad, Bella. ¿Alguna vez sentiste algo más por él? ¿Alguna vez dudaste de nosotros?— mierda lo mire directamente a los ojos, sintiendo la necesidad de ser honesta con él.
—Cuando tenía trece años, hubo momentos confusos con Jacob. Sentimientos que no entendía del todo— confesé en un susurro, jamás lo había admitido, ni siquiera para mi, sonaba sucio pensar así de mi hermanastro— .Pero fue algo pasajero, Edward, te lo juro. Rápidamente me di cuenta de que era un amor fraternal, no romántico. Solo te he amado a ti, siempre has sido tú— dijo besándolo para afianzar mis palabras.
Edward asintió, pero la preocupación persistía en su expresión.
—Y sobre nuestra vida juntos, ¿alguna vez has dudado de nuestro matrimonio?— Bajé la mirada por un momento antes de responder sinceramente.
—Hubo un momento, Edward. Cuando perdimos a nuestro primer hijo, la tristeza y el dolor nublaron mi juicio. Dudé de todo, incluso de nosotros. Pero fue sólo momentáneo. Nunca he dejado de amarte, ni siquiera por un instante.
Edward me abrazó con fuerza, como si necesitara asegurarse de que yo no me desvanecería.
—Gracias por ser honesta conmigo, Bella. Necesitaba escucharlo de ti.— Acaricié el rostro de Edward suavemente.
—Somos fuertes, Edward. Lo hemos superado todo juntos, y lo seguiremos haciendo. Porque te amo y eso jamás va a cambiar.
Después de la confesión honesta y vulnerabilidad compartida, Edward y yo nos quedamos en la cama, envueltos en un silencio cargado de emociones. Sentía su abrazo reconfortante, una conexión más fuerte que nunca. La luz tenue de la habitación nos envolvía, creando un espacio íntimo donde nuestras almas podían sanar.
Edward rompió el silencio, acariciando suavemente mi cabello. Sus dedos trazaban líneas reconfortantes en mi espalda, como si cada caricia fuera una promesa, él jamás me abandonaría, él me amaría por siempre sin importar que.
—Bella— susurró Edward, su voz suave y llena de ternura,— nunca quiero perderte. Eres mi vida, mi amor. No importa lo que haya sucedido, siempre estaremos juntos
Levanté la mirada para encontrarme con sus ojos, reflejos de amor y comprensión. Sentí el peso de sus palabras. Mis labios formaron una sonrisa, una mezcla de gratitud y amor.
—Si juntos hasta la eternidad por que tú eres mi fuerza, Edward, mi corazón late por y para ti— respondí
Nos acercamos lentamente, compartiendo un beso que trascendía las palabras. Era un beso lleno de perdón, renovación y un compromiso renovado. Sentí la calidez de su piel contra la mía, como si cada contacto reparara cualquier grieta que pudiera haberse formado en nuestro caricias se intensificaron, explorando el terreno familiar de nuestros cuerpos, pero con una nueva intensidad, una renovada pasión. Después de meses sin estar así de cerca por el peligro que suponía para nuestra hija, era como redescubrirnos el uno al otro.
El amor floreció en ese momento, despejando las sombras de las dudas y la confusión. Nos reconciliamos no solo físicamente, sino también emocionalmente, uniendo nuestras almas de nuevo en armonía. La habitación se llenó con susurros de amor y suspiros compartidos.
Narrador POV
El aire del hospital era tenso, estaba impregnado de una mezcla de nerviosismo, melancolía, enojo, celos y esperanza. En la habitación 217, el monitor cardíaco emitía pitidos regulares que llenaban el espacio, interrumpidos ocasionalmente por el susurro de los médicos que se preparaban para despertar a Isabella después de meses en un coma inducido. Su familia aguardaba en la sala de espera, ansiosa y expectante.
El doctor John, junto con el doctor Masen, un hombre de mediana edad con una expresión seria, se acercaron a la cama de Isabella. El equipo médico estaba listo para comenzar el proceso de retirar los sedantes y observar cómo respondía. A su lado, la enfermera Cielo ajustaba con cuidado los equipos mientras sostenía una bandeja con jeringas y medicamentos.
—Bien, señor Royers, señor Swan —dijo el doctor Masen dirigiéndose a la familia—. Estamos por comenzar el proceso de despertar a Isabella. Les pediré que permanezcan tranquilos y que nos permitan trabajar. No sabemos cómo responderá, pero estamos haciendo todo lo posible por asegurar un despertar suave.
Charlie asintió, con los ojos húmedos, mientras Sue apretaba con fuerza la mano de su esposo. La enfermera Cielo administró con cuidado los medicamentos, y todos esperaron con bated breath mientras observaban el monitor.
Minutos que parecieron horas transcurrieron con lentitud hasta que la monitorización mostró un cambio signos vitales, eso significaba que comenzaba a despertar. El monitor cardíaco registró un aumento gradual en la frecuencia cardíaca, y el equipo médico intercambió miradas de satisfacción.
El doctor Masen se acercó a la familia, indicando que podían entrar a la habitación. Todos se agruparon frente a la cama, sus ojos llenos de emociones encontradas.
Bella abrió lentamente los ojos, parpadeando mientras su mirada se ajustaba a la luz de la habitación. Una sonrisa esperanzadora se formó en los rostros de su familia al verla despertar.
—Bella, cariño, ¿nos escuchas? —preguntó Sue con voz temblorosa.
Bella asintió débilmente, una mezcla de confusión y reconocimiento en sus ojos.
—Estás en el hospital. Has estado en coma, pero estás despertando —le explicó Harry, sosteniendo su mano con ternura, a pesar de el remolino de emociones, el amor seguía siendo el dominante en su corazón y no pudo evitar el loco latir de su corazón al ver sus ojos después de tantos meses de angustia.
Remy se acercó tímidamente y le dio un abrazo suave. Jacob y Emmett, con lágrimas en los ojos, se acercaron también para expresar su alivio y felicidad, mientras que Leah permanecía distante en la puerta de la habitación.
Bella 27 años
La conciencia regresaba a mí lentamente, como si emergiera de las profundidades de un sueño eterno. Al principio, todo era borroso, una amalgama de sonidos lejanos y destellos de luz que apenas lograban penetrar la densa oscuridad. Intenté parpadear, pero mis párpados parecían pesados y reticentes a obedecer. Una extraña sensación de debilidad envolvía mi cuerpo, como si estuviera flotando en una realidad difusa.
Escuché voces distantes, murmullos que resonaban como ecos en mi mente. No entendía las palabras, pero sentía la familiaridad en ellas. Mi mente luchaba por emerger de la niebla, y poco a poco, comencé a distinguir las voces a mi alrededor, Emmett, Charlie,Sue, Remy y Jacob ¿Esto era un sueño, había cambiado mi medicación, o realmente estaba despertando?
—Estás en el hospital. Has estado en coma, pero ahora estás despertando— murmuró una voz cálida y conocida. La voz de Harry penetró mi confusión, y sus palabras se aferraron a mi mente como un ancla.
Intenté moverme, explorar la realidad que se revelaba ante mí, pero mi cuerpo respondía con torpeza. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que cerré los ojos por última vez? Un año, decían las voces. Un año en el que mi mundo se sumió en la penumbra mientras mi cuerpo luchaba contra un sueño profundo.
—Edward— susurré débilmente, mi corazón apretándose con la necesidad de encontrarlo— ¿dónde está?
Sentí la presión reconfortante Aunque mi visión seguía siendo borrosa, pude distinguir la figura difusa de Remy a mi lado en la camilla, su mirada llena de amor y alivio. A pesar de la debilidad que me envolvía, una sensación de calidez y seguridad se apoderó de mí al ver a mi hija por primera vez en tanto tiempo.
—¡Remy!— grite emocionada, la atrape en mis brazos mientras las lágrimas me nublaban la visió ojos, llenos de curiosidad e incertidumbre, se encontraron con los míos.
—Mamá, mami, estás despierta, regresaste —dijo Remy con una mezcla de sorpresa y alegría en su voz
Sujeté su rostro entre mis manos con ternura, tratando de grabar en mi mente cada rasgo, cada cambio que el tiempo había forjado en ella.
—Sí, mi amor, estoy despierta—respondí con un susurro, dejando que mis dedos acariciaran suavemente su mejilla. —He estado tan perdida, pero estoy aquí ahora.— Remy inclinó la cabeza, su expresión ahora era más seria.
—Mamá, papi Edward ya no está— dijo con valentía, su mirada buscando la mía con la certeza de que debía ser honesta conmigo.
Las palabras resonaron en mi pecho con un dolor que no había anticipado. Mi corazón se contrajo ante la realidad que mi mente aún no había asimilado por completo. Busqué en sus ojos la confirmación de esas palabras, y ella simplemente asintió.
—Pero... pero está papi Harry— continuó, señalando hacia el hombre que estaba a mi lado, sosteniendo mi mano con firmeza.—Lo siento, mamá—, dijo Remy, y en sus ojos pude ver una madurez más allá de sus años. —Pero papi Harry te ha estado cuidando, el viene diario, el me lleva a la escuela, me prepara el desayuno.
Abracé a Remy con fuerza, agradeciéndole en silencio por su valentía y por ser mi ancla, ahora ella era mi fuerza, cada latido de mi corazón era por y para ella.
—Gracias, Remy. Gracias por estar aquí y por amarme— le dije, mi voz quebrándose por la emoción —Y perdóname. Perdóname por no haber estado contigo, por todo lo que me perdí—
El remolino de emociones se entrelazan en mi pecho: confusión, alegría, miedo. Mis ojos buscaron los de Harry, y en su mirada encontré la historia de los meses que perdí, los momentos que compartió con mi inconsciencia.
La voz de Harry seguía murmurando palabras tranquilizadoras mientras mi mente intentaba procesar la realidad. Estaba en el hospital, despertando después de un año en la oscuridad. Aunque la incertidumbre y el desconcierto se aferraban a mí, la presencia reconfortante de mi familia me daban la fuerza para enfrentar lo que estaba por venir
Bella 21 años
La vida pronto se convirtió en mi más grande sueño, había construido una hermosa familia que me amaba y amaba incondicionalmente. Edward era un padre maravilloso, había dejado temporalmente su trabajo en la biblioteca para estar con nosotras y trabajaba en un nuevo libro desde casa. Habíamos decidido que no tendríamos más hijos por al menos 3 años más, queríamos disfrutar de nuestra luciérnaga por un rato.
Renesmee crecía cada día, y cada hito era una celebración. Recordaba la primera vez que abrió sus ojitos, unas esmeraldas preciosas ligeramente más oscuras que las de su padre. Sus mechoncitos rubios se transformaban lentamente en tonos cobrizos, creando una similitud tan asombrosa con Edward que a veces era difícil creer que no eran la misma persona. La risa de Renesmee se había convertido en mi melodía favorita, aunque ella prefería cuando Edward le tocaba una nana en el piano, una composición especialmente dedicada para ella. Las notas llenaban la casa con una serenidad que solo la música de Edward podía proporcionar.
Alejé la vista de la computadora, dejando que la luz de la tarde iluminara la sala. Edward sostenía delicadamente a nuestra pequeña en brazos, una imagen que derretía mi corazón con ternura. Remy, una mezcla perfecta de nuestros rasgos, dormía plácidamente en un arrullo celestial. Edward sonreía con una ternura inmensurable mientras murmuraba dulces palabras.
—Mi luciérnaga, has venido a este mundo para iluminar nuestras vidas. Mientras estés en mi vida, no habrá más oscuridad — expresó Edward con voz suave, y no pude contener las lágrimas ante la belleza de la escena
Me acerqué lentamente, tratando de no perturbar el sueño de mi princesa, y me uní a ellos en el sofá. Mis dedos acariciaron suavemente el diminuto cabello rizado mientras observaba la escena con una mezcla de gratitud y admiración.
—Eres todo lo que siempre soñamos, Remy — murmuré, y la pequeña suspiró como si estuviera de acuerdo, como si comprendiera que era amada más allá de las palabras. Juntos, abrazados en la cálida luz de la tarde, éramos una familia completa
—Gracias, Bella, me has dado el mejor regalo que jamás hubiera podido pedir — me dijo Edward con gratitud en los ojos, su mirada reflejando el amor y la felicidad que llenaba nuestro hogar.
Sonreí, sintiendo la emoción y la dicha en cada fibra de mi ser.
—Edward, tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Te amo.— Edward me miró con ojos llenos de ternura y profundo amor.
—Y yo a ti, mi eterna Bella. Esta familia que hemos construido juntos es mi mayor tesoro. No puedo imaginar mi vida sin ustedes dos.
…
Sin embargo la vida tiene formas crueles de mostrar te que no todo es un cuento de hadas, al dia siguiente fuimos al pueblo quería visitar a mis padres y Edward aprovecho para ir con Remy al supermercado.
—Volvere por ti en 2 horas— me dijo Edward antes de besarme
—Los voy a extrañar— dije saliendo del auto.
Camine directo a la puerta y toque. para mi desgracia quién abrió fue Leah
—Hola, ¿esta Sue en casa o papá?— pregunte cordialmente, después de lo ocurrido con la imprudente declaración de Jacob ella me odiaba más si eso era posible, creia que había destruido la vida de nuestro hermano.
—En la cocina— dijo haciéndose a un lado
—Gracias— pensé que iba a cerrarme la puerta en la cara. Al entrar en el comedor me encontré con una escena que en otro momento me habría alegrado, una reunión familiar, Reconoci a Sam, seth, embry y Jacob
—Bella!— obviamente Seth me iba a saludar primero, a pesar de todo el siempre fue mi amigo
—Hol chicos— dije saliendo del shock
—Hola— dijeron con un tono tenso
—¿Sue?— pregunte nerviosa cómo cuando tenía 15 años
—En la cocina— contesto sam sin molestarse en verme, Entre a la cocina y abrace a Sue
—Hola Bella, no sabia que venias hoy— me dijo con angustia
—Fue de improviso, teníamos que ir al super y pensé en venir a saludar
—Claro estamos a punto de comer, Charlie no debe de tardar, quedate, hice puré y costillas
—No se si sea una buena idea— dije nerviosa desde el arrebato en la fiesta no había estado tan cerca de Jacob
—Puede ser una oportunidad para arreglar el malentendido— sugirió Sue
—Bella — me saludó mi padre entrando por la puerta trasera de la cocina.—Qué bueno que llegas, estamos a punto de comer
—No creo que sea una gran idea, papá.
—Vamos, niña, Jake está arrepentido por lo que pasó — como si mi padre lo hubiera invocado, Jacob apareció en la cocina.
—Bella, ¿podemos hablar? — preguntó, aparentemente avergonzado, sin mirarme a los ojos.
—No creo que sea buena idea — dije nerviosa.
—Por favor, necesito explicarte lo que sucedió.
—Bien, pero vamos al patio — no quería arriesgarme a que alguno de los chicos entrara.
—Bella, yo... — suspiró.
—Jacob, está bien, sé que fue un error de borracho, todo está olvidado — dije tratando de arreglar rápido las cosas.
—Bella, para — me pidió.
—Yo sé que hemos pasado por cosas difíciles...
—Bella, para — tenía que dejarle las cosas claras, y entonces me besó. Me quedé en shock por un segundo e inmediatamente comencé a alejarlo.
—Dios, Jacob, ¿qué haces?
—Lo que dije en la fiesta fue verdad, es real. He estado enamorado de ti desde que tenías coletas y usabas charol — la furia que se apoderó de mí fue sorprendente para ambos, y cuando traté de darme cuenta, lo estaba golpeando en el rostro y gritando.
—¡Jamas vuelvas a decir eso y jamás vuelvas a tocarme!
—Bella, por favor, para, escúchame — me pidió agarrándome las manos.
—¡Suéltame, Jacob!
—Tienes que entender que yo te amo, de verdad.
—¡No! ¡Cállate!
—Suelta a mi esposa inmediatamente — escuchar la voz de Edward en medio de todo este caos fue un bálsamo para mi corazón.
—Lárgate de aquí, Cullen.
—Sueltala — repitió acompañado de un puñ , al sentir la fuerza de el golpe de Edward, finalmente soltó mis manos y retrocedió. Su mirada de rabia se enfrentó con la intensidad del ceño fruncido de Edward.
Jacob, con una mezcla de resentimiento y renuencia, finalmente cedió y se apartó de mí. La tensión en la habitación era palpable, como si estuviéramos al borde de una tormenta.
—¿Qué diablos está pasando aquí? — preguntó Edward, sus ojos buscando avanzó hacia Jacob con una expresión de furia en su rostro. Los amigos de Jacob intentaron contener a Edward, pero él se soltó y lanzó un golpe directo al rostro de Jacob. Fue un estallido de caos, con gritos y forcejeos por todas partes.
—¡Edward, detente! — grité, tratando de alcanzarlo y detener la pelea.
Pero la situación ya estaba fuera de control. Charlie llegó corriendo al patio al escuchar el alboroto, y sus ojos se abrieron de par en par al ver la pelea.
—¡Ya es suficiente, chicos! — exclamó Charlie, intentando separar a Edward y Jacob. — ¡Paren esto ahora mismo!
Los amigos de Jacob también intervinieron para tratar de calmar la situación, pero la tensión seguía en el aire. En medio del caos, intenté acercarme a Edward, quien estaba luchando contra los amigos de Jacob para llegar a él.
—¡Edward, por favor, detente! — supliqué, pero él parecía cegado por la ira.
Finalmente, entre Charlie y los amigos de Jacob, lograron separar a Edward y Jacob. Respiré aliviada al ver que la pelea se calmaba, pero la tensión seguía palpable.
—¡Esto se acabó! — exclamó Charlie, mirando a los chicos con seriedad. — Bella, necesitamos hablar.
Edward me miró con preocupación y frustración, pero Charlie nos llevó a un rincón más tranquilo del patio para hablar. La situación estaba lejos de ser resuelta, y mi corazón latía con fuerza mientras enfrentábamos las consecuencias de esa explosiva revelación de Jacob.
Hola, lamento no haber actualizado antes, pero para compensarlo escribi un par de escenas más, espero que les gusten.
Gracias a todes por su apoyo y en especial a quienes comentaron el ultimo capitulo.
Diannita Robles (gracias a ti por leer), Valeria Sinai Cullen (asi es, faltan 2 capitulos incluyendo el prologo, pero estoy preparando un sorpresa especial),Ary Cullen 85 (la historia de Jacob con Bella es complicada, el jámas le hablo con la verdad y ahora se a dado cuenta que es tarde, la a perdido para siempre), Gabby352 (muchas gracias, espero que el capitulo de hoy te guste) y a Alandia
