La letra cursiva es para señalar que están hablando otro idioma.
"Entre comillas es para pensamientos".
"Si está entre comillas y cursiva es Lyla hablando".
* es nota de autor. (Para aclarar cualquier pendejada que surja).
NOTA: No todos los capítulos tendrán parejas, algunos se centrarán en un único personaje con el respectivo tema.
Pensaba en darle unos días para ver si respondían a la pareja incestuosa, pero esto el tema de hoy me pareció una buena continuación, esta historia a diferencia de las otras quiero que sea oscura y violenta, espero que el final sea desastroso.
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11 – GRUÑIDO
Continuación del capítulo 10
Aaron Davis (β) x Miles Morales (Ω) / Miguel O´Hara (α) – Tierra 42
- De acuerdo… Lo haré.
Había dicho con tanta convicción hace tan sólo unos días, pero ahora, vestido como un muñequito de torta, luciendo la gargantilla de platino en su cuello, resaltado por un escote que dejaba a la vista su clavícula y parte de sus hombros, incluso su cabello fue trenzado y enjoyado meticulosamente… Se sentía ridículo.
Su madre a su lado era la personificación de la fragilidad omega, con su vestido recatado pero entallado que dejaba ver las curvas que aún conservaba en forma.
Ganado… eso es lo que eran.
Rio, mientras le peinaba esa mañana para la reunión donde conocería a su prometido, le leyó la cartilla sobre como era el comportamiento adecuado de un omega casadero. Hubiera salido huyendo si no fuera porque su tío Aaron lo atrapó en el baño media hora antes de la cita y le recordó duramente la razón por la que aceptó el trato. Sus piernas estaban tan débiles por la increíble mamada que no se le ocurrió protestar en el camino.
Actualmente estaban esperando en una salita de estar en un restaurante de lujo, conforme los minutos pasaban el nudo en el estómago de Miles se iba intensificando.
Pensaba que se sentiría menos nervioso si al menos estuviera presente su tío, pero su madre insistió en que debían ir solo ellos. Ni siquiera le dejaban tomar alcohol. Siendo justos era una precaución adecuada, sentía que podía beber hasta caer inconsciente tan sólo para zafarse de esto.
Cuando finalmente anunciaron la llegada del anfitrión Miles sintió la necesidad de huir, aunque no lo demostró, mientras eran guiados a la mesa respiró hondo y puso una expresión desinteresada, no le iba a dar gusto a ese alfa de verlo nervioso.
Al entrar en el área designada, un cuarto privado con una mesa en el centro donde servirían la cena, el estómago de Miles protestó, tenía hambre, con los preparativos de su madre apenas pudo comer algunas galletas.
- Disculpen la demora, surgió un problema en la empresa.
- Oh, Miguel. No te preocupes. Espero que todo haya salido bien.
- Si por supuesto.
En todo el intercambio Miles daba la espalda a la entrada a propósito, dilatando el momento hasta que inevitablemente escuchó el regaño de su madre en su acento puerto riqueño.
- Quiero presentarse a mi hijo, Miles. – ella encajó las uñas en su brazo, a Miles no le quedó de otra que enfrentar al alfa. – Miles, este es tu prometido: Miguel O´hara.
Miles se contuvo de mostrar asombro al contemplar por primera vez al alfa, pensaba que habría sido comprometido con un hombre mucho mayor, estúpido, ególatra, con fetiche por los omegas, en cambio se encontró de frente con este hombre moreno de anchos hombros, pómulos marcados y tan alto como un rascacielos, si pensaba que su tío Aaron era alto este tipo lo sobrepasaba por al menos media cabeza.
"Dios. ¿Qué te pasa Miles? Enfócate. Que tenga una cara decente no cambia nada. Podría igual ser un idiota alfista"
Se regañó a si mismo Miles, poniendo la expresión más indiferente.
- Miguel, este es mi cachorro, Miles. – presentó de vuelta Rio. Miles miró mal a su madre por empujarlo hacia el alto hombre.
- Miles. – dijo Miguel con una encantadora sonrisa. – Es un placer finalmente conocerte, Rio solo habla maravillas de ti. – hizo el ademán de tomar la mano mas pequeña para dejar un beso en el dorso, al ver lo que pretendía dio un pequeño gruñido de advertencia, fue más un ademán de mostrar el colmillo, de modo que Rio no lo regañara. Miguel no se exaltó, en cambio se enderezó, dándole su espacio a Miles.
- Hablas con demasiada familiaridad de una omega marcada. – puyó el joven.
- ¡Miles! – chilló su madre.
- Está bien. – apaciguó Miguel. – Miles tiene razón, quizás debamos explicarle la razón de nuestra familiaridad, para que no se sienta incómodo. – con un gesto galante ofreció sus brazos a los omegas, aunque solo Rio aceptó, Miguel les ayudó a sentarse y luego tomó asiento él mismo, ayudado por un mesero para mover su silla. En seguida se movieron meseros a su alrededor para acomodarles las servilletas, servir agua y dejarles el menú.
Entre todo eso Miguel iba explicando su conexión con Rio, ambos trabajaban en el campo de la medicina, mientras que Rio era una enfermera, Miguel era un investigador químico, su empresa se dedicaba al experimento, creación y distribución de medicinas. Una de sus drogas experimentales tuvo su fase de prueba en personas y el hospital donde trabaja Rio fue anfitrión para llevar a cabo la efectividad de la droga…
Miles se perdió entre las anécdotas y cuando comenzaron un debate en español sobre las mejores medicinas y su efectividad. Prefiriendo enfocar su atención en el entremés que le estaban sirviendo, se estaba aburriendo a morir. Debajo de la mesa Miles mensajeó a su tío.
"Sácame de aquí, ahora"
"Aguanta al menos hasta el postre"
Le respondió Aaron.
"No quiero. El tipo es un fastidio. Está coqueteando con mi mamá. Si es tan encantador debería casarse ella. Es obvio que no le importa mientras sea un alfa"
"Vamos… Miles. No seas así con tu madre…"
- La gargantilla te queda preciosa.
El inesperado cumplido atrapó por sorpresa al omega, levantando la vita de su celular se dio cuenta de que en la mesa solo estaban Miguel y él.
¿Dónde estaba su madre?
La inquietud debió reflejarse en su rostro porque Miguel le respondió. – Tu madre salió un momento, piensa que debemos conocernos mejor.
Fantástico, simplemente fantástico.
- Me alegra que te haya gustado mi regalo. El color resalta tu piel…
- ¿Por qué accediste al contrato? – interrumpió Miles, Aaron le había dicho que intentara ganárselo, que lo sedujera, pero es que no se creía capaz de algo así, menos de seducir a otro hombre, a duras penas sabía besar y el tío Aaron no había querido avanzar más, para frustración de Miles.
Miguel pensó en la respuesta. – Eres un omega encantador, exótico.
- Me estás describiendo como un pedazo de carne vendido al mejor postor. – la ira, tan cuidadosamente calmada anteriormente comenzaba a quemarle por dentro una vez más. – Encantador, exótico. – repitió con burla, de su garganta comenzaba a brotar un gruñido, que conforme hablaba distorsionaba el tono de su voz.
- Tu madre está preocupada por ti, por la situación precaria en la que están desde que…
– ¡Eso es mierda! – prácticamente ladró el joven, se levantó de la mesa bruscamente, las ganas de comenzar a romper cosas eran demasiado tentadora. - Dime la verdadera razón por la que me escogiste.
- El contrato me fue presentado por tu madre. – confesó Miguel viendo el estado tan agitado del adolescente, el alfa permaneció sentado, de modo que no se sintiera amenazado. – Como mencioné antes hemos mantenido contacto desde el trabajo del hospital, incluso asistí al funeral de tu padre.
Miles le miró, no recordaba eso. Siendo sincero consigo mismo había muchas cosas que no recordaba aparte del sentimiento devastador de la pérdida.
- Rio está angustiada por ti, con la pensión que le da la policía con los años de servicio ella puede mantenerse, pero se las vería muy difícil para costear tu educación universitaria. – explicó calmadamente, con un tono de voz bajo, calmante. – Ella se giró a mí, angustiada, y me propuso esto, un arreglo. – Miles seguía pareciendo tenso, pero al menos le estaba escuchando. - Estaremos comprometidos hasta que te gradúes, estarás bajo mi cuidado, todas tus necesidades serán cubiertas por mí. Después de la graduación tendremos una ceremonia sencilla, con el contrato firmado pasarás a ser mi omega, tendrás respaldo económico, techo y tu educación universitaria será pagada en su totalidad.
- ¿Qué obtienes tú? - preguntó sospechoso. El trato sonaba demasiado bien, un hombre de negocios que se respetara no sería tan generoso sino hubiera algo igual de beneficioso a cambio.
- Tu madre tiene razón, eres un chico inteligente. – sonrió el alfa tomando un sorbo de su vaso de whiskey. – A cambio de todo esto deberás proporcionarme un cachorro, esa clausula solo entra en vigencia una vez que terminemos la fase de compromiso.
- ¿Y cómo demonios piensas que voy a tener un cachorro mientras estoy estudiando? Un poco contradictorio. – respondió sardónico, otra vez la ira se había llevado toda su energía, se sentó de regreso en su silla.
- No hay un limite de tiempo para eso, podemos esperar hasta que culmines tu carrera.
- Parece que lo pensaste todo. ¿Cuándo vas a marcarme? – eso era algo que le traía incertidumbre, más incluso que la idea de gestar un cachorro.
- No tengo pensado hacerlo.
- ¿Disculpa…?
- Lo que escuchaste. No hay nada en el contrato que diga que debo marcarte. Lo dejaré en tus manos, tanto como si te sientes listo para eso como si no. No afectará nuestro acuerdo. – Miguel sonrió un poco, por la expresión sorprendida del joven, se notaba que no había leído el contrato. – Debo advertirte que hay una clausula de fidelidad de tu parte. Que esto sea un contrato por conveniencia no quiere decir que me agrade la idea de que me pongan los cuernos.
¿Si aceptaba no podría hacerlo con el tío Aaron nunca más?
- ¿Cómo sabrás que estoy cumpliendo?
En un movimiento fluido Miguel se levantó de su silla y acorraló a Miles, el omega se pegó lo más que pudo al respaldo de la silla. – Lo sabré por tu olor. – susurró contra su oído, un suave gruñido erizando la piel de su cuello.
Miles le empujó, su mano contra el amplio pecho. - ¿Alguna otra cosa, alfa?
- Si. Tus celos los pasarás conmigo.
Esto no podía ser peor.
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Ps si. Returbio. Justo como me gusta. Normalmente divido las ideas en tres partes pero esto me esta gustado mucho. Ya veremos como sale.
