Capítulo 4. El laboratorio de pociones.


La elaboración de pociones y los estudios alquímicos eran una de las actividades favoritas de Draco. La materia le había cautivado cuando estudiaba en Hogwarts, siendo uno de los mejores alumnos del profesor Snape. La primera vez que creó una pócima se sintió poderoso, como si pudiera lograr cualquier cosa mezclando ingredientes en un caldero. En su quinto año obtuvo un Excelente en sus TIMO de Pociones y se planteó realizar en un futuro la Maestría, tal y como le había sugerido su profesor y jefe de casa. Sin embargo, Voldemort se cruzó en su camino, y durante su sexto año, el interés en las pociones hubo de apartarse debido a las nuevas circunstancias. Tenía que encontrar una forma de arregla el armario evanescente y cumplir con la misión que el Señor Tenebroso le había impuesto: matar a Dumbledore. El estrés y el miedo a las consecuencias de no conseguir su objetivo, de las cuales su tía le relataba con sumo setalle, se apoderaron de él y bajó su rendimiento en todas las materias, incluso en pociones, por lo que el viejo profesor Slughorn no le prestó ninguna atención, aunque tampoco iba a hacerlo de todos modos pues su familia había caído en desgracia con su padre como nuevo residente permanente de Azkaban. Durante su séptimo año, las pociones le mantenían la mente ocupada para intentar olvidar por un momento el calvario que estaba viviendo personalmente. Aprendió a hacer antídotos y pociones reconstituyentes para poder sobrellevar las torturas que su tía Bellatrix le infligía cada vez que fracasaba en algún entrenamiento de oclumancia, que lo dejaban sumido en fuertes dolores, tanto físicos como mentales.

Tras la guerra, al ser condenado a dos años de libertad sin varita, retomó la elaboración de pociones y decidió comenzar los estudios alquímicos, para mantenerse ocupado y activo mientras durara la condena. Unos años después, mientras vivía en Francia, tras mucho estudio y experimentación se examinó ante el Magisterium de Pociones de Paris, donde obtuvo la Maestría. Desde entonces, la alquimia y la pocimería se convirtieron en una afición, la cual disfrutaba en sus ratos libres.

Así, cuando su viejo amigo y cuñado Theodore Nott fue a visitarle aquella tarde del viernes, no dudó en dirigirse al laboratorio de Draco, en los sótanos de la mansión. Durante la reforma de la mansión Draco aprovechó para crear un pequeño espacio donde practicar su afición a las pociones.

Theodore Nott era el mejor amigo de Draco. Se conocían de antes de entrar al colegio ya que sus familias tenían cierta amistad. Ambos fueron criados en los valores de la pureza de la sangre y, aunque ambos consideraban a los sangre sucias y mestizos como seres inferiores, Theo prefería obviarlos de su vida y no molestarlos como solía hacer Draco y así evitar meterse en problemas y peleas innecesarias. Era el mas sensato y prudente de todo el grupo, y el único en el que Draco podía confiar y el único que podía pararle los pies. Draco fue un gran apoyo cuando su madre falleció durante su segundo año, evitando que se encerrara en sí mismo.

Durante su sexto año, Theo fue el gran apoyo de Draco junto a Myrtle la Llorona. Fue el único de todo el grupo de amigos que sabía que Draco portaba la Marca Tenebrosa, así como sabía por lo que Draco estaba pasando durante todo el curso, guardando el secreto y proporcionándole toda la ayuda que le fue posible. Fue entonces cuando se empezó a replantear, al igual que Draco si el odio contra otros magos que no provenían de un linaje totalmente mágico estaba justificado. En su séptimo año salió de dudas. Todo en lo que habían criado era una basura. Era muy fácil creer que los seres que considerabas inferiores debían desaparecer, pero cuando eso se hace realidad, es distinto a como uno podría imaginar. El miedo se apoderó del Colegio y de sus estudiantes. Hogwarts había dejado de ser ese lugar seguro. Los Carrow, dos hermanos mortifagos que entraron como profesores en la institución y se encargaron de la disciplina con puño de hierro.

Las torturas volvieron a la orden del día como castigos y las Artes Oscuras fueron introducidas a todos los estudiantes, quisieran aprenderlas o no. En cuanto a los alumnos "privilegiados", los Slytherin, fueron animados muchos de ellos a ser entrenados como mortifagos y a aplicar los castigos a otros estudiantes. Algunos tomaron esta nueva situación con gusto, como Vincent Crabbe, el cual disfrutaba atormentando a los estudiantes y torturando a los infractores de las reglas con la maldición cruciatus.

Theo tendría que tomar la Marca Tenebrosa una vez acabara el curso, algo que no deseaba en absoluto. De hecho, había trazado un plan de fuga, ayudado por Draco para evitar que su amigo se metiera en ese infierno que era ser un seguidor de Voldemort, de la maldad misma.

Para fortuna de todos, Harry Potter venció a Voldemort en la Batalla de Hogwarts. Sin embargo, no todo iba a ser un camino de rosas para los Slytherin con familiares ligados al demente de Tom Riddle. Al ser su padre un mortifago, uno de los más crueles y sanguinarios que se conocían, fue investigado por los aurores, aunque no fue detenido, ya que ayudó a evacuar a los más pequeños del castillo y a poner a salvo a otros muchos con ayuda de otros alumnos mayores de otras casas. Quizás el único acto de verdadera valentía que hizo en su vida, que ni él mismo se explicaba. Su padre fue capturado y sentenciado a cadena perpetua en la prisión de Azkaban, donde murió quince años después. Nunca fue a visitarle.

Theo llamó a la puerta y entró en el laboratorio sin esperar respuesta como solía hacer cada vez que le visitaba. Era una sala oscura, de forma cuadrada de paredes de piedra gris oscuro y con techo abovedado del que colgaba una lampara que intentaba dar luz a la estancia. En las paredes destacaban dos grandes armarios de madera oscura finamente tallados con estilo gótico perpendicular, repletos de ingredientes e instrumentos para la fabricación de pociones. Había varias estanterías repletas de instrumentos de alquimia y calderos de toda clase de tamaños. Había también una gran chimenea donde reposaba una marmita que estaba apagada, ya que solo se utilizaba cuando había que hacer grandes cantidades de una poción. En el centro, Draco había dispuesto una mesa de madera en la cual trabajaba normalmente en sus calderos. Theo observó a su amigo, que parecía no haberse percatado de que alguien había entrado en su sancta santorum. Parecía absorto en la poción que estaba realizando, que tenia un olor un poco a rancio.

- Siempre que vengo a verte estás ocupado jugando con tus calderos – Dijo Theo a modo de saludo.

- Buenas tardes, Theo – dijo Draco mientras sujetaba un frasco de color verde que estaba a punto de verter en el caldero – será mejor que te apartes un poco, si me equivoco con las proporciones este caldero puede saltar por los aires – vertió parte del contenido del frasco, y el caldero comenzó a temblar hasta que poco a poco se calmó.

- Hemos tenido suerte – dijo Theo con una sonrisa, acercándose a Draco. – ¿Qué es?

- Una variación del filtro de muertos en vida– dijo Draco.

- ¿Problemas para dormir? – preguntó Theo, que conocía el uso de dicha poción.

- Un experimento, más bien – le comentó Draco – quiero ver si puedo mejorar sus efectos.

- ¿No te recuerda esta sala un poco al salón de pociones de Hogwarts? – comentó Theo – parece que vaya a entrar ahora mismo el profesor Snape por la puerta.

Se hizo el silencio entre los dos, mientras recordaban con cariño a su antiguo profesor de pociones. Snape podía parecer duro e insensible, pero se preocupaba por el bienestar de los alumnos de su casa. Pero ellos le guardaban un cariño especial por todo lo que hizo por ellos. Evitó que Draco se convirtiera en un asesino matando él mismo al director Dumbledore, tal y como este le había pedido, acto por el cual Draco le estaría siempre agradecido. Para Theo, Snape evitó que se convirtiera en mortífago. Su padre le había comunicado que, al comenzar su séptimo año, tomaría la Marca Tenebrosa, tal y como Draco Malfoy había hecho un curso antes. El director consiguió convencer a su padre de esperar a finalizar los estudios, ya que necesitaba un mejor "adiestramiento" antes de convertirse en uno de ellos.

- Cuéntame, ¿Qué haces aquí? – preguntó Draco.

- ¿No puedo visitar a mi amigo y cuñado en su casa sin tener razón alguna? – respondió con otra pregunta.

- ¿Se supone que debo creérmelo? – preguntó Draco arrastrando las palabras con una sonrisa burlona, mientras cogía un trozo de calabaza que guardaba en un tarro sobre su mesa.

- Eres demasiado desconfiado, Draco – le respondió en igual tono su amigo castaño.

- Soy un Slytherin, Theo, está en mi naturaleza – dijo mientras cortaba la calabaza en trozos pequeños para añadir en el caldero.

- Ya, bueno – dejó estar Theo – el caso es que mi mujer ya me ha contado el drama que tenéis en casa.

- Tampoco es para tanto – Dijo Draco – mi hijo ha quedado en Gryffindor y se ha hecho amigo de los hijos de las dos personas que menos soporto en este mundo.

- No parece el fin del mundo – comentó Theo en modo sarcástico.

- Para algunos ha sido peor – dijo Draco en modo jocoso – me encantaría saber la reacción de la comadreja Weasley

- ¿Cuál de todas? – dijo riéndose Theo

- Es verdad, debería de haber concretado un poco más – dijo riéndose Draco también.

- Fue una sorpresa para Daphne y para mi cuando Alexander nos escribió diciendo que Scorpius había quedado en Gryffindor – comentó Theo – contó en su carta que cuando el sombrero exclamó Gryffindor se hizo el silencio en el Gran Comedor.

- Me imagino – dejo Draco – es el primer Malfoy en cuatrocientos cincuenta años que no ha quedado en Slytherin.

- ¿Es que hay un precedente? – preguntó su amigo sorprendido.

- Si, en 1502, Alfred Malfoy, fue seleccionado para Ravenclaw, Fue el padre de Lucius Malfoy I, el que fue pretendiente de la reina Isabel I, y que finalmente se casó con Charlotte Burke y tuvieron un hijo, Hugh Malfoy, llamado también "el gordo Malfoy" famoso por organizar los banquetes más fastuosos de todo Inglaterra.

- No me acordaba lo bien que se te da la genealogía- quedó asombrado Theo.

- Mi padre era un obseso de los linajes mágicos – explicó Draco – Me hizo aprenderme todos los linajes ligados con los Malfoy.

- A mi padre le gustaba ver como vomitaba mientras él destripaba seres vivos – le comentó Theo. Su padre fue un sádico mortífago, amante de la caza de todo tipo de especies, las cuales le gustaba despiezar el mismo. Durante la guerra, en su coto de caza introdujo a hijos de muggle, los cuales soltaba para darles caza.

- No tuvimos mucha suerte con nuestros padres – dijo Draco – nuestra vida hubiera sido muy diferente sin ellos.

- Y que lo digas – afirmó su amigo - ¿Y tu madre? ¿Cómo se tomó que su querido nieto haya acabado vistiendo de rojo y dorado?

- ¿Tú que crees? – dijo Draco haciendo una mueca.

- Mal – dedujo el castaño.

- Nos acusó a Astoria y a mi de haber permitido que nuestro hijo pervierta y malogre la estirpe de los Malfoy y de los Black, de no haberle inculcado los verdaderos valores de la pureza de la sangre y que su nieto destruiría el linaje por el cual han trabajado todos nuestros ancestros – dijo el rubio mientras removía el caldero con fuerza.

- Siento escuchar que se lo tomó tan mal – dijo apenado Theo.

- Sacó a pasear el mal genio de los Black – dijo Draco – al menos eso era lo que decía mi padre cuando ella se enfadaba con él.

- ¿Fuiste tú quien se lo dijo? – preguntó interesado su amigo.

- No, fue Scorpius, por carta – dijo Draco – cuando supe que había sido él terminé de entender porque había quedado con los leones.

- No hay duda de que el chaval es valiente – afirmó Theo.

- Hay que decir que estoy orgulloso de él – dijo Draco – tuvo el valor que yo no tuve.

- Pobre niño, lo que le espera estas navidades – dijo Theo

- Un león en un nido de serpientes – dijo Draco con sorna.

- Y con la víbora de tu madre, sin ofender – Dijo Theo excusándose.

- Intentaremos controlarla – dijo Draco – no quiero una guerra en casa.

- Cambiando de tema, tengo que contarte algo que te dejará con la boca abierta - dijo Theo

- ¿Un Whiskey? – preguntó Draco.

- Te va a encantar lo que vas a escuchar – dijo Theo con ansia de contarle las últimas noticias del Ministerio.

Draco sacó de uno de los armarios una botella de Whisky de fuego y conjuró un par de vasos. Theo empezó a contarle cómo estaba la situación en su departamento, el de Cooperación Mágica Internacional, recientemente reestructurado por la nueva ministra de magia. Conversaron hasta que un reloj de la estancia hizo sonar su campana indicando a Draco la hora de retirar el caldero del fuego.

Poniéndose unas manoplas, retiró el caldero del fuego y lo vertió en un filtro, para quitarle las impurezas antes de verter el contenido en un matraz, el cual tapó con un elegante tapón de cristal. Dejó su creación en una estantería abierta, dejándola reposar antes de probar sus efectos al día siguiente.