El gran escape.

Cuando despertaste no viste a nadie alrededor, tardaste un poco en desperezarte, pero cuando lograste recuperar algo de lucidez fuiste directamente a la puerta. Tu corazón dio una fuerte palpitación al darte cuenta que estaba atascada desde afuera, tal acontecimiento te trajo recuerdos, duras y traumatizantes memorias que hubieras deseado enterrar en lo profundo de tu ser. Te atragantaste con tu propia voz antes de que ansiosamente empezaras a golpear la puerta repetidas veces. No, Andrew no pudo haberte aislado aquí, no otra vez, no cuando ya eran prisioneros. No podía permitirse la osadía, Leyley estaba encerrada con ustedes y él siempre buscaba la manera de actuar lo más correcto posible frente a otras personas.

—Wow, alguien se levantó con mucha energía. —No pudiste evitar experimentar un profundo alivio. No era ese tono bajo y amenazador de Andrew, ¡era la voz de Ashley y te estaba hablando con su habitual alegría! Te ayudó para que se abriera tu garganta de nuevo—. Tranquilo, Archie. Te atrapamos ahí porque tenemos un asunto que aclarar contigo lo más pronto posible.

—No era necesario esto —reclamaste pues te dieron el mayor susto de tu vida.

—Bueno, quisimos ahorrarnos que corrieras al balcón gritando como loco.

—Por favor, sólo díganme qué es.

— ¿Prometes estar de nuestro lado siempre? ¿Hasta el final?

— ¿No ha sido así siempre, Leyley?

—No evadas la pregunta. Responde —espetó Andrew y te congelaste, odiabas ese tono de voz, especialmente ahora que sonaba más grave.

—Sí, lo juro. Lo juro por mi vida. Siempre estaré de lado de ustedes.

—…No te lo habíamos dicho antes porque no sabíamos de qué manera ibas a reaccionar pero es cierto. Anoche, cuando te dimos la orden de quedarte aquí, ocurrió algo increíble. Nuestro vecino, él, invocó un demonio.

— ¿Qué? —Alzaste una ceja frente aquel informe pero también te sentiste asustado—. No bromees, Leyley. Los demonios no existen, sólo son historias.

—Nosotros creímos que era una alucinación la primera vez pero… eso no es lo peor que debemos confesarte. Archie… si hubiésemos matado a alguien y desmembrado a la victima de ese demonio para comerlo, ¿nos delatarías?

Te tensaste, queriéndote negar a creerlo a pesar de todo. Tus tripas se revolvieron y te reconociste mareado otra vez, por eso tardaste en responder por mucho tiempo aparentemente ya que alguno de tus primos (seguramente Andrew) había golpeado la puerta.

— ¡Archie! —te gritó con ira.

— ¡No pueden preguntar eso y esperar que diga que sólo acepté! ¿¡Qué les pasa!? No me digan que de verdad lo han hecho.

—Archie, somos todo lo que tienes. ¿Tan poco nos quieres? —Ashley sonaba ofendida.

— ¡No es eso! ¡Te quiero mucho, Leyley! Incluso a Andrew aunque a veces sea malo conmigo. Son lo más importante que tengo en esta vida desde que a mis padres les importó poco sobre mí. ¿¡De verdad mataron a alguien!? ¿¡Por qué harían eso!? ¡No es bueno!

— ¿Nos crees lo del demonio? —quiso saber Ashley pero tú no pudiste darle respuesta, era demasiado para asimilar de golpe.

—…Queremos salir de aquí. —Era Andrew de nuevo—. Y queremos que vengas con nosotros, pero no podemos hacerlo si te conviertes en una amenaza.

— ¿Qué quieres decir? No serían capaz de dejarme.

—No nos obligues hacerlo. —Te diste cuenta que él hablaba muy en serio, por eso te quedaste en shock. Andrew siempre fue tan diplomático pero esta ocasión hablaba de una forma severamente trastornada, te asustó—. Si estás dispuesto a llevarte nuestro secreto a la tumba, continuar como una familia de tres, puedes venir. Seremos fugitivos, habremos perdido nuestras vidas por completo, pero al menos nos tendremos el uno al otro. Como ha sido desde que la cuarentena dio inicio. Fuimos abandonados, Archie. Así que, ¿te unes al escape o mueres aquí?

—Yo…

—Archie, ven con nosotros. Seguirás sin formar parte de las aventuras de Andy y Leyley pero… al menos estaremos contigo… ¡como un extra! —El tono suplicante de Ashley te formó un hueco en el estómago y tus ojos se llenaron de lágrimas, pues no podías imaginarte una vida sin tus primos-hermanos, ya no, nunca pudiste de todos modos.

—Iré con ustedes —dijiste con tanta convicción que te sentiste liberado—, los acompañaría al infierno si hiciera falta. ¡No los entregaré jamás! Mantendré mi boca cerrada frente a la policía, los bomberos, exorcistas, de quien sea. ¡Que me corten el pito si miento!

Como un buen hijo. Al final siempre habrías querido que fuera así.

La estridente risa de Ashley te devolvió la vitalidad y el suspiro aliviado de Andrew sacó tu lado más sensible en ese momento, por eso no dudaste lanzarte a los brazos de tu prima-hermana una vez fue abierta la puerta, por una vez no te negaste a demostrarle tu cariño de forma tan directa hasta que reparaste en el hecho de que Andrew todavía estaba mirando, entonces saltaste lejos de Ashley y te disculpaste con él tantas veces que lo hartaste y él mismo te pidió parar. Explicándote lo sucedido hace apenas veinte minutos atrás, te guiaron hasta el departamento del vecino para emerger a través de su puerta gracias a las llaves recién robadas. Trataste de ignorar el cuerpo del guardia desplomado a mitad del camino y seguiste obediente a tus hermanos hasta los pasillos del edificio por fin.

Después de revisar los papeles en cada puerta por curiosidad, descubrir los tipos de sangre tachados y oír a Andrew quejarse de que un tablón fuera lo único que les impidiera salir, se dirigieron a la oficina del guardia donde encontraron algunos detalles interesantes sobre la administración de aquel circo. Lo que más le importó a Ashley fue la cámara de seguridad que mostraba a otro guardia ocupando el segundo piso, ella y Andrew hablaron sobre ello cuando te topaste con un documento que hablaba sobre la venta de órganos.

—O-Oigan… —tartamudeaste, nervioso—. No fuimos encerrados aquí como ganado, ¿verdad?

—Eso ahora no me importa, me interesa salir de aquí —dijo Andrew—. Podemos hacer teorías después. No es que confíe en tus capacidades para formar estrategias útiles pero, oye, puedes intentar ayudar… no distrayéndonos.

— ¡Hey!

—Deberíamos bajar al siguiente piso —comentó Ashley—. Miremos un poco alrededor, quizás encontremos algo.

Andrew asintió a sus palabras encabezando la caminata y tú los seguiste, tratabas de no estorbar pero tu orgullo herido te hacía difícil dejar pasar por alto semejante comentario por parte de Andrew; siempre odiaste que tu primo-hermano te subestimara de esa manera. ¡Sabías que podías hacer más que sólo seguirlos! Ojalá pronto se dieran cuenta de tu potencial. En el piso siguiente sólo había puertas con papeles tachados a excepción de uno, donde Ashley y Andrew se detuvieron para discutir sólo con la mirada si debían entrar, decisión que tomaron sin llamar siquiera, encontrándose con una señorita muy atractiva sentada al borde de su cama frente al televisor con un control de consola en las manos, por lo que no pudiste evitar confundirte.

— ¡Hey! ¡Alto ahí! ¿¡Quienes son!?

—Somos tus vecinos de arriba. Venimos porque creíamos que necesitarías ayuda para escapar.

— ¿Qué? Yo no me quiero ir.

— ¿No? —Andrew lucía desconcertado con aquella respuesta.

— ¿Por qué iba yo a querer irme si aquí lo tengo todo? Comida, videojuegos. ¡Estoy viviendo como una reina! ¡Ojalá esta cuarentena no termine nunca!

—Espera, ¿ellos te dan comida?

—Sí, todo lo que yo quiera, sólo tengo que pedirlo amablemente.

— ¿De qué forma? ¿Abriendo bien la boca y tomándolo hasta el fondo?

— ¡Ashley! —le reprendió Andrew, aunque tú no comprendías a qué se refería con esa oración.

— ¡Piérdanse! Ya he dicho que no necesito su ayuda, así que largo, los tres.

Como niños regañados salieron del apartamento uno junto al otro. Al cerrar la puerta no pudiste evitar contemplar la astillada madera demasiado tiempo, sin saber qué pensar.

—Bien, eso fue… algo —comentó Andrew con visible incomodidad.

— ¿Por qué nos tratan diferente? ¿Por qué yo no recibí nunca comida? —Leyley estaba furiosa con justa razón, también tú te sentías muy desconcertado con todo esto. Querías llorar.

—Supongo que no eres lo suficientemente linda.

— ¿Tú crees que ella es linda? —El tono con el que Ashley había hecho esa pregunta te estremeció. Habrías estado dispuesto a decirle justo lo que ella necesitaba oír pero Andrew se te adelantó y, por supuesto, le dio la peor respuesta posible.

—Quiero decir, ¿no lo era?

—…Como sea. —Te sorprendió mucho que no estallara, este era uno de los temas tabú entre los tres. Ashley solía ponerse histérica cuando cualquiera de ustedes dudaba de su belleza física, como si constantemente necesitara validación, en especial por parte de Andrew.

— ¿Está bien dejarla ahí después de que nos haya visto?

—Por supuesto que no, pero si entras de nuevo blandiendo tu cuchillo es obvio que gritará y entonces el segundo guardia vendrá, entrará y nos disparará.

—Ugh, esto es tan agobiante —gruñó Andrew cubriéndose el rostro con una mano.

—No hablan en serio, ¿o sí? —inquiriste asustado con la facilidad con la que ellos mencionaron terminar con la vida de la vecina. Ambos te miraron como si por un momento se hubiesen olvidado de que estabas ahí

—Eh, no, para nada. Sólo era un pensamiento —esa explicación no te convenció en lo absoluto. Es decir, ellos ya habían matado antes, ¿serían capaces de volverlo hacer? No querías que así fuera pero ya no estabas seguro con este par de dementes.

—Creo que nuestra mejor opción es terminar el ritual y usarlo para deshacernos del guardia —siguieron planeando entre ellos deslizándose por el pasillo uno junto al otro, ignorándote por completo. No pudiste molestarte, tenías miedo de lo que pudiesen estar planeando llevar a cabo esta vez. Ya los habías observado muchas veces en el pasado, sabías que no tenías derecho de interceder por nada ni nadie.

—Si llevamos a esta mujer a la habitación del cultista, solucionaríamos nuestro problema del alma.

— ¿Cómo vas a convencer a esa culo perezoso para que salga de su habitación?

—Carajo, es cierto —gruñó Ashley estresada—. Terminemos de preparar el ritual por ahora.

—…De acuerdo.

Andrew y Ashley (Andy y Leyley) comenzaron a caminar de vuelta a las escaleras por las que acababan de bajar y tú los acompañaste, incrédulo. ¿Cómo habían escalado las cosas hasta este punto? No entendías qué había salido tan mal para que tus primos pensaran en invocar un demonio devora-almas como su opción para salir de ahí, no era que poseyeras una mejor idea pero seguía pareciéndote muy surrealista. ¿Los demonios realmente existían? Aquel rugido había sido bastante convincente pero tú no habías visto nada con tus propios ojos, ya ni sabías cuánto confiar de las palabras de tus primos.

— ¿…Tú de verdad crees que no soy lo suficiente linda, Andrew?

—Oh, vamos, Ashley.

— ¿Por ser tan fea es que no debería recibir comida?

— ¿O tal vez pensaron que no sería divertido tratar de seducirte mientras estábamos Archie y yo merodeando por la casa?

—Oh. —Por una vez la respuesta de Andrew la tranquilizó al instante—. Si, cierto, buen punto.

—Y yo no les dejaría hacerlo de todos modos —declaró Andrew con un gruñido bajo cuando Ashley se adelantó un poco a sus pasos. Ella pudo no haberlo escuchado pero tú sí lo hiciste, así que tu reacción fue casi automática, jadeaste, lo que ocasionó que Andrew te mirara con el ceño fruncido—. ¿Qué pasa, Archie?

—No, nada.

Desviaste la mirada pero sabías que Andrew todavía te miraba con recelo, tratando de leer tus expresiones faciales. Realmente te aterraba cuando se volvía violento (no pasaba a menudo pero cuando sucedía lo hacía de la peor manera), después de todo siempre fuiste su medio para liberar frustraciones, cuando sentía que era demasiada carga sobre sus hombros al lidiar con la personalidad de Ashley. Si, aquella era tu función con él, por eso te sentías más cómodo cuando tu hermana estaba alrededor, siempre se perdían en el otro y tú eras libre para respirar tranquilo. Llegaron a la habitación 405 y trataste de ignorar lo más posible la visión del cadáver al abrirse la puerta, Andrew lo notó, así que te miró con aprehensión, deteniéndose a tu lado.

—No tienes que entrar si no quieres, Archie. ¿Por qué no esperas afuera y vigilas por nosotros?

—Eso… estaría bien, creo. Pero, ¿qué hago cuando alguien venga?

—Sólo corres y nos dices —respondió divertido, pues acababas de hacer una pregunta muy estúpida. ¿Quién podía culparte? Estabas infinitamente turbado por todo aquello—. Entonces nosotros nos haremos cargo como siempre.

— ¿Deben matar al guardia? ¿No podemos simplemente… distraerlo o encerrarlo en algún lugar y escapar? —Andrew consideró la opción que acababas de ofrecer pero movió la cabeza de forma negativa al poco rato, sonriéndote con tristeza.

—Necesitamos tiempo para escapar y dudo que consigamos eso si lo dejamos vivo para reportar todo lo que hemos hecho. Seguramente llamaría a su jefe y enviarían policías para arrestarnos.

—Aun así…

—Archie. —Su tono severo te hizo sentir miserable—. ¿De verdad estás con nosotros?

Asentiste mirándolo a los ojos al no tener nada más que agregar, él correspondió a tu gesto y entró a la habitación con Ashley, quien ya estaba impaciente por continuar con el plan. Sus voces intercambiando ideas lentamente se desvanecieron del alcance de tu oído mientras te acercabas a las escaleras para cumplir tu misión de vigilancia. Te quedaste ahí lo que se sintió como una eternidad hasta que los viste salir ya con un plan estructurado.

—Bien, Archie. Esto es lo que haremos —habló Ashley con su característico tono cantarín—. Hablaremos con la mujer del tercer piso y atraeremos al guardia con su ayuda aquí. ¿Quieres esperarnos en nuestro viejo departamento o te unes a la fiesta?

— ¿La van a matar como al guardia?

—No, sólo vamos asustarla.

—…Los acompaño, no creo poder quedarme fuera de todo esto.

—Así se habla. Vamos.

Bajaron las escaleras de nuevo, entraron a la habitación 302 con increíble sutileza para amenazar a la vecina pero a pesar de que tus primos te habían contado sus intenciones, fue una fuerte impresión ver a Andrew sostener un cuchillo de carnicero en el cuello de la indefensa mujer. Mientras todo se desarrollaba frente a tus ojos, te repetiste una y otra vez que estaba bien, no presenciarías un asesinato, sólo era un juego para obtener un resultado. Nada más allá, todo estaba bajo control. No sabes por qué, pero que la vecina hablara a través de la radio funcionó de maravilla y ahora sólo era cuestión de terminar la siguiente fase de esta retorcida misión.

—Muy bien, vámonos —dijo Ashley confiada.

—Si ahora la dejo ir, ¿qué crees que hará?

—No haré nada, ¡lo juro! —exclamó la aterrada mujer, sobresaltándote.

—Termínalo, Ashley. Me encargaré de mantenerla callada. Llévate a Archie, me sentiría más cómodo de que él cuidara de ti mientras no estoy. —La expresión de Ashley no parecía muy de acuerdo con la repentina decisión de Andrew—. ¿Qué? ¡Vete de una vez, idiota!

—…Bien.

—Oh, sí. Casi lo olvido… Leyley, atrápalo.

Viste que Andrew le lanzaba su encendedor a Ashley y con una última sonrisa cómplice entre ellos dos, tú y ella emergieron a toda prisa hacia el cuarto piso. Sin embargo, mientras iban a la mitad del camino, ella te dirigió la palabra.

—Archie, quiero que vayas a ocultarte en nuestro apartamento y cuando el guardia entre a donde estoy yo, vayas rápidamente al tercer piso con Andrew.

— ¿Qué? Pero él acaba de decir que…

—No confío en lo que esa perra intente hacer con él, así que tú serás mis ojos. ¿Entendido?

Sin más opciones accediste, ambos apurándose para tomar sus puestos. Después de un rato, escuchaste la misma música de ritual que tu vecino acostumbraba reproducir y poco menos de un par de minutos, visualizaste al guardia caminando directo a la puerta donde yacía tu prima. Por un momento te debatiste entre quedarte a cuidar de ella como Andrew te lo había indicado o hacer caso a las exigencias de Leyley. Estabas preocupado por él pero también temías por Ashley. Sin embargo, a última instancia decidiste obedecerla a ella, así que corriste escaleras abajo para encontrarte con Andrew en la habitación con la atractiva vecina.

Jamás te habrías imaginado lo que verías. Todo pasó demasiado rápido cuando cruzaste el umbral. La hoja brillante del cuchillo de Andrew se enterró en la garganta de la horrorizada mujer, cuyos gritos se ahogaron entre su sangre mientras Andrew deslizaba el filo de extremo a extremo repitiendo incansablemente:

«Desaparece, Nina. Tú ya estás muerta. Muerta y en lo profundo de ese maldito ataúd. No es mi culpa. Lo hice por ella, yo…»

Paralizado e incapaz de intervenir tan sólo pudiste observar cómo el cuerpo de la pobre adulta caía inerte sobre el mullido colchón con un pesado golpe, empapándolo todo de sangre mientras Andrew luchaba por recuperar oxígeno, como si no fuera suficiente. Poco pudiste preocuparte por él en ese momento cuando acababas de presenciar un asesinato en manos de un familiar cercano.

— ¿Qué haces aquí, Archie? —Su tono compuesto no podía resultarte más falso—. Creí haberte dicho que cuidaras de Ashley por mí. ¿Qué haces aquí? —No te pudiste recuperar a tiempo para responderle, así que él se impacientó—. Archie. ¿Dónde está ella?

—A-Arriba… haciendo… lo que dijiste…

— ¿Y por qué no estás con ella? —Andrew se giró en tu dirección, dejándote ver la sangre que empapaba sus manos y rostro—. Archie, te juro que si le sucede algo…

—La mataste… —te encontraste pronunciando sin aliento. Andrew miró el cuerpo de la vecina con desinterés.

—Ella estaría muerta de todos modos, mi Ashley no la querría viva después de esto, le ahorré la fatiga de matarla ella misma.

— ¿Qué...? Estás bromeando, ¿cierto? Ustedes dijeron… que sólo la asustarían.

—Estaba implícito en el plan que no podíamos dejar testigos, Archie. No querríamos que nadie nos delatara, así que esta perezosa también debía irse.

— ¡Andrew! ¿¡Qué carajo te pasa!? —Tu grito lo sorprendió, asustándote a ti mismo; nunca habías gritado así ni dicho una mala palabra enfrente de él y la mirada asesina que tu primo-hermano te lanzó te incitó odiar tu reacción.

—No te atrevas a levantarme la voz otra vez, Archie.

—Yo… lo siento… es que… —dijiste, temblando.

—Está bien, sólo quédate callado. —Andrew empezó a caminar para dirigirse al baño—. Ni una palabra de lo que viste a Ashley, yo le explicaré lo sucedido, ¿está bien?

—…Si.

—Archie.

— ¿S-Si?

—Aún estás con nosotros en esto, ¿verdad? —inquirió, y verlo acariciar el cuchillo como si fuese una pequeña masa adorable te perturbó.

—C-Claro que sí, Andy. Yo… ya les dije que son lo único que tengo, jamás los delataría. Me moriría antes que eso.

—…Lo harías. —Andrew te dio la espalda para entrar al fin a la pequeña habitación contigua—. Me alegra que estemos en sintonía. Y no me llames así, ¿oíste? Odio ese apodo.

—Lo siento…

En ese lapso sólo te dedicaste a mirar cómo Andrew se limpiaba la sangre de las manos y del rostro, todavía procesando lo sucedido. Cuando terminó, cerró la puerta de nuevo y fue a inspeccionar el cadáver sin volverlo a tocar. Al poco rato escuchaste el crujido de la puerta abrirse y viste a Ashley entrar, dedicándote una sonrisa triunfal y al fin dirigiéndose a Andrew, encontrando la escena frente a ella e intentando entenderla. No parecía perturbada como tú, simplemente curiosa. Bajaste la mirada evitando seguir mirando. Estabas seguro que en cualquier momento sufrirías un ataque.

— ¿Qué pasó aquí? —ella preguntó al fin.

—Intentó dispararme con una pistola de clavos. —Alzaste la vista, qué descarada mentira. Ashley notó tu reacción pero no quiso mencionarlo y enfocó su mirada suspicaz en Andrew

— ¿Cómo mierda pasó eso? Creí que la estabas sujetando.

—Bueno, la solté.

— ¿…Por qué?

—Se estaban tardando, así que pensé que no habría ningún problema mientras tuviera el cuchillo conmigo. Lección aprendida, supongo.

— ¿Es cierto eso, Archie?

—Yo… —Pero Andrew te interrumpió.

— ¿Por qué le preguntas a Archie? Te estoy diciendo lo que sucedió.

—No me culpes por pensar en lo absurdo que es. A cualquiera le resultaría una tontería que te arriesgaras con eso sin ningún motivo.

— ¿A dónde quieres llegar? —Las palabras de Ashley sin duda causaron un efecto negativo en Andrew, sentiste a la tensión dispararse en el ambiente, cayéndote sobre los hombros con dureza.

—Dijiste que ella era linda.

Andrew gruñó ante sus palabras y la tensión de pronto adquirió un nuevo enfoque, mismo que te dejó en shock por la subjetividad del mismo. ¿Qué estaba pasando? Estaban en presencia de un cadáver. ¡Acaban –aparentemente– de ofrecer el alma de un guardia a un demonio! Hablar de aquello ahora mismo no tenía cavidad.

— ¡No intenté nada con ella!

—Sí, sí, y yo me preguntaba por qué insistías tanto en quedarte atrás. "Andrew se preocupa por disparar su carga mientras Archie y yo nos arriesgamos a que nos dispare un guardia" —recitó Ashley con exasperación, girándose hacia ti para obtener una confirmación—. ¿No es así? Seguro lo encontraste tratando de cogérsela y te obligó a que le guardaras el secreto, ¿verdad?

—No, lo que pasa es…

—Eres consciente de que hay un cadáver en esta habitación ahora mismo, ¿verdad? —A pesar de tus intenciones, Andrew te volvió a interrumpir, al parecer reacio a dejar pasar la acusación de su hermana menor, quien rápidamente se burló.

—Seguro te dijo que no.

— ¡Vete a la mierda, Ashley! Casi me disparan a mí también.

— ¡Es culpa tuya por soltarla! Dios, ¡no puedo creer lo estúpido que te vuelves cuando se trata de mujeres!

—Por última vez, no estaba intentando algo con ella. Y aunque lo hubiera hecho, cosa que no hice, ¿en qué te afecta? Ella ya está muerta.

— ¡Oh! ¡Bien! ¡Es bueno saberlo! —exclamó Ashley para nada calmada.

—Dios, odio cuando te pones así. ¿Cuál es tu problema? Es así cada maldita vez.

— ¡Exacto! ¡Cada vez es lo mismo! Cada vez que se aparece alguna maldita perra.

—Sí, bueno, no estoy en celibato. Eso no debería importarte.

— ¡Siempre es lo mismo contigo! Metes tu pene en cualquier perra y el resto del mundo desaparece.

—Eso no es verdad —declaró Andrew.

Y conforme la pelea entre tus primos avanzaba estabas cada vez más perturbado. Los habías visto discutir antes (bastantes ocasiones en realidad) pero nunca con tal intensidad, empezabas a preocuparte de que fuera a cruzarse una línea peligrosa cuando Andrew le recriminó a Ashley sobre el acoso de ella hacia Julia, revelando de esa manera que ella era la causante de que cortaran su relación. Querías intervenir, detenerlos antes de que fuera demasiado tarde, pero te estaban fallando las piernas. Por eso te volviste más receptivo en el instante que tu hermana comenzó a presionar demasiado, al punto que cuando Andrew trató de salir, ella bloqueó la puerta.

— ¿¡Qué hay de malo conmigo!? ¡He estado cuidando de ti! ¿No es eso lo que hacen los hermanos?

—Sólo… detente. —Cubriéndose el rostro Andrew arrastró las palabras, entonces supiste lo que se acercaba y tu corazón se aceleró aterrorizado.

— ¿¡Qué!? ¡Háblame! ¡No es mi culpa! ¡Yo no nos encerré aquí! ¡Yo no maté al cultista! Ni siquiera maté al guardia.

— ¿A cuál?

— ¡A ninguno! ¡Tú lo hiciste! Y el demonio. Yo soy inocente, no he lastimado a ni una sola alma.

—Por supuesto que no. ¡Tú me obligas a hacerlo por ti!

—Yo no te obligo hacer una mierda, Andrew. Tú solito elegiste hacerte cargo de ese bastardo y tú elegiste hacer todo lo que has hecho aquí. ¿Y adivina qué, Andy? —inquirió Ashley inclinándose hacia él, comportándose de forma tan burlesca que la figura inerte de Andrew formó un enorme contraste entre los dos; él apenas tuvo tiempo de advertirle que se detuviera, pues sabía la estupidez que estaba a punto de cometer y aun así ella no retuvo su lengua—. ¡Tú elegiste encerrar a Nina en esa caja, donde la maldita perra se ahogó! Quedando tan traumatizado. Llora por eso hasta quedarte dormido, Andy. Mi pobre, pobre Andy.

Estabas en shock. Si llegaste a pensar que su pelea estaba siendo reveladora en un nivel que no habías llegado a presenciar en mucho tiempo, la confesión de Ashley sobre la muerte de la amiga de Julia fue devastadora. Todo este tiempo habían sido ellos los causantes de su muerte, ellos la desaparecieron, enterraron su cuerpo en el bosque, muy cerca de su parque de juegos cuando eran más niños. ¿Qué clase de monstruos tenías por familiares? No podías aceptarlo.

Pero todavía te conmocionó que Ashley comenzara agredir a Andrew completamente enloquecida, así que tu cuerpo se movió en piloto automático, trataste de alejarla mientras le suplicabas se detuviera, abrazándote a su cintura mientras tirabas de ella hacia atrás, por desgracia todavía estabas muy debilitado, así que tropezaste y caíste de costado. Para cuando habías recuperado un poco de visión, notaste que ahora era Andrew quien sujetaba a Ashley del cuello, pronunciando severas amenazas.

— ¡Andrew! ¡No, por favor! ¡No lastimes a Leyley! ¡Ella no puede controlarlo! —gritaste pero fue inútil como cada vez que intentabas llegar a ellos. Siempre ignorado, siempre inservible.

De un impulso te levantaste y saliste corriendo de la habitación porque no deseabas presenciar más. Asustado de ver que se matasen entre sí. Sin rumbo bajaste las escaleras, huiste hacia un rincón y te quedaste ahí envuelto en llanto. No querías eso. Querías a tu familia de vuelta, querías volver a la ignorancia si eso significaba que podías vivir feliz. Esto debía ser una pesadilla, no podía ser real.

Ojalá nunca hubieses nacido.

No supiste qué pasó después, te sentías como si estuvieras a bordo de una nube, pues la bruma de tu mente apenas te permitió registrar el cercano rostro de Ashley, cuyos labios parecían estar pronunciando tu nombre. Tardaste unos minutos en disipar tu estado catatónico, para finalmente notar la forma en que ella acariciaba tu cabello.

— ¿Has vuelto en ti, Archie? —La voz de tu hermana adoptiva era dulce—. Nos preocupó no verte cerca.

— ¿Estamos muertos?

—No, ¿bendición o maldición? Te dejaré escoger —dijo ella divertida.

—Lo lamento, Archie, por lo de antes… no queríamos asustarte.

Giraste la cabeza y miraste a Andrew, quien lucía genuinamente avergonzado por la escena que estuviste obligado presenciar. Era extraño, deberías sentirte asqueado de ellos, repugnarlos después de todo lo que te enteraste, más que antes al menos, pero de alguna manera estabas más en paz que nunca. En ese momento notaste la vibración sacudiendo tu cuerpo, observaste más allá de Andrew y te diste cuenta que estaban dentro de un autobús en movimiento.

— ¿Y el edificio? ¿A dónde vamos?

—Bueno, Andrew me prometió una deliciosa cena en un restaurante decente. Después… supongo que encontraremos un motel barato donde dormir. No te preocupes, Archie. Hice a Andrew jurar que si no encontrábamos una habitación con tres camas, él te dejaría una toda para ti. De cualquier forma no la necesita, él siempre termina durmiendo conmigo.

—Cállate ya, mujer. Deja de exponer nuestras intimidades en zonas públicas —reclamó Andrew abochornado, haciendo a Ashley reír con ello.

Se estaban comportando como normalmente, casi como si nada de lo de recién hubiese sucedido, como si no fuera más que un sueño distante. Qué raro era el mundo, ¿no?

—Por cierto, Archie. A partir de hoy no debes llamarme Leyley —dijo tu prima-hermana de la nada. Aquello llamó tu atención cuando creíste ver una suave sonrisa asomarse en los labios de Andrew, tan discreta que nadie lo notaría con facilidad. Miraste al rostro de Ashley enseguida y ella te guiño el ojo para susurrarte —. No frente a Andrew al menos, ¿está bien?

—Escuché eso —espetó tu primo-hermano con un gruñido. Ashley se echó a reír, así que por primera vez desde tu regreso a la consciencia estiraste los labios para sonreír con ellos. No estaba mal el sentimiento, si ellos te habían permitido acompañarlos a pesar de todo, te sentías bien con eso. Te diste cuenta que no te importaba que fueran asesinos, caníbales o practicantes de rituales demoniacos, eran tus padres y los aceptabas tal y como eran.


Notas Finales: Hasta aquí el recuento del episodio 1 en el juego. ¡Vamos por el episodio 2! Y si alguien siente curiosidad por la edad de Archie, tiene 11 años, es un nene todavía.