Juegos Peligrosos.

Te hubiese gustado mucho seguir durmiendo, probablemente no despertarte nunca. Estaba siendo cómoda la sensación de movimiento que lograbas notar en medio de tu estado de vigilia. No había sueños atormentando tu mente, nada salvo un par de murmullos cercanos que se sentían de otro plano, lejanos. Se te ocurrió que te gustaría quedarte así, pues no había pensamientos ni visiones desagradables, no existía un espacio o un tiempo definido que pudiera humillarte, aunque por desgracia no duraste mucho sumergido en esa marea de inconsciencia cuando un aroma familiar te picó la nariz, entonces tus oídos reconocieron una voz que reanimó tus demás sentidos, ofreciéndote la alternativa de finalmente despertar. Tus ojos nublados tardaron un poco en percibir una imagen para tu comprensión pero al fin visualizaste los sospechosos carteles de la pared que solicitaban chicas, razón por la que recordaste que después de un almuerzo, Ashley había bromeado con dejar ahí su número telefónico para probar suerte, obteniendo así dinero libre de impuestos que necesitaban para subsistir más tiempo; a Andrew no le había gustado esa idea por supuesto, quedando como una conversación inútil, tan innecesaria que te preguntaste por qué fue lo primero en lo que pensaste. Te removiste somnoliento.

—Ya era hora —escuchaste a Andrew decir—. Estoy cansado, así que es hora de que te bajes.

No tuviste tiempo de aceptar, simplemente sentiste cuando te deslizaste hacia abajo, perdiendo el calor de la espalda de Andrew, antes de que lo vieras encenderse un cigarro. Te refregaste los ojos pero esta vez te apoyaste en Ashley, dejando ir un profundo bostezo.

—Hace frío —te quejaste envolviéndote con tus propios brazos—. ¿Por qué estamos aquí?

—Tuve una visión donde nos cortaban el cuello —explicó Ashley visiblemente agitada. La miraste con un solo ojo sin creer lo que escuchabas.

— ¿Visión? ¿No te referirás más bien a una pesadilla?

—No, hablo de una visión, estoy segura de que lo era. Un sujeto había entrado en nuestra habitación y nos había asesinado mientras aún dormíamos.

—Espera, ¿y desde cuándo eres clarividente para estar diciendo esas cosas?

— ¿No te lo había contado, Archie? —La expresión de Ashley reflejaba absoluta sorpresa con la pregunta que le hiciste—. ¿Recuerdas que hace una semana, cuando escapamos del edificio, le ofrecí a un demonio el alma del guardia que custodiaba el segundo piso? Ahí lo obtuve.

— ¿Lo hiciste? Estaba seguro que habías… —miraste alrededor, bajaste el volumen de tu voz y te inclinaste hacia ella—, acabado con el guardia como Andrew hizo con la vecina.

—Oh, entonces estás diciendo que nunca nos creíste —señaló Ashley molesta. Te tensaste y te mostraste visiblemente nervioso, razón por la que comenzaste a golpear las puntas de tus dedos índices entre sí mientras dejabas a tus ojos revolotear lejos de tus primos-hermanos.

—Bueno, no es que dude de ustedes pero… pero, ya sabes, no vi al demonio por mí mismo. Ni siquiera pude ver el cuerpo del guardia antes de que mi mente colapsara y todo eso.

—Lo cierto es que yo también estoy poniendo en duda lo que viste —intervino Andrew fumando con toda tranquilidad su cigarro—. Es decir, algunas pesadillas sólo son eso.

—Yo no tengo pesadillas —declaró Ashley con firmeza—. Esta ha sido la primera en la vida.

— ¿Qué? ¿En serio? Yo no tengo nada más que pesadillas… —El rostro de Andrew reflejaba absoluto desconcierto, podías decirlo, también tú te sentías incrédulo por aquello.

—De todas formas, esperemos un poco más. Seguro que aparecerá en cualquier momento.

— ¿Solamente nos quedaremos aquí y ya? —No te animaba la idea.

— ¿Al menos tienes una idea en qué dirección podría venir? —Como envidiabas a Andrew, ¡él siempre hacía las preguntas importantes! Te sentías un retrasado a su lado, casi te daban celos.

Al final se decidió que esperarían ahí, con nada qué hacer. En tu caso no hiciste más que observar cómo Andrew fumaba sin objetivo, tirando las colillas al suelo, reemplazándolo con uno nuevo al poco rato. El humo pululaba entorno a ustedes y podías decir que te sentías asqueado después de unos pocos minutos. Ashley debió sentirse igual ya que al cuarto cigarro de Andrew comenzó a gruñir, iniciando un intercambio entre ellos, de esos a los que ya estabas acostumbrado. Ashley llamó al vicio de Andrew un desperdicio de dinero que podría provocarle disfunción eréctil (a saber a qué se refería con eso) mientras tu primo-hermano espetaba que no conocería chicas pronto. Cuando la mujer del grupo preguntó qué lo detenía de ello, sentiste pánico de la mirada oscura que Andrew le lanzó a Ashley, tanto que sentiste el impulso de abrazarte a su brazo libre, lo más lejos de él. Por suerte aquello concluyó con Ashley arrancándole el cigarro de los dedos.

—Calla, Ashley. ¿No se supone que nos estamos escondiendo?

Pero fue entonces que se escucharon pasos acercándose, instintivamente Andrew había tirado del brazo de Ashley para que se pegaran al muro y tú hiciste lo mismo pero colocándote a un costado de tus primos como si intentaras atravesarlo, aunque al poco rato te acomodaste en el suelo como si jugaras con cualquier objeto al azar adornándolo. Ashley disimuló silbando y Andrew mirando al cielo mientras el sujeto encapuchado caminaba hasta perderse tras uno de los edificios.

— ¿No nos habíamos comido a ese tipo?

— ¡No digas eso en alto! —exclamó Andrew alterado. Por tu parte sentiste un pinchazo en el estómago, seguro estarías vomitando de haber visto al cultista destazado en el congelador.

—Oh, lo siento. ¿No habíamos cortado y puesto dentro de nuestro refrigerador a ese tipo?

Andrew hizo mala cara, volviendo a regañarla, sólo para obtener esa risa inocente que tan bien le quedaba a su apariencia si no se tomaba en cuenta todo lo demás. Tu prima-hermana tenía un retorcido sentido del humor sin duda, no era que no lo supieras de antemano.

—Debe de haber más de donde vino él, ¿eh?

—… ¿A dónde crees que iría?

—No lo sé. ¿A una fiesta de sexo y drogas con demonios? ¿Por qué me lo preguntas a mí?

— ¿Deberíamos seguirlo? —cuestionó Andrew pensativo.

—Dudo que sea buena idea —dijiste, cada vez más ansioso. ¿Quién sabe lo que podría sucederles si seguían ahí en mitad de la madrugada? Y uno de tus temores menores era que los asaltaran.

—Pero yo estoy tratando de ver si mi visión se hace realidad o no.

—No es como que todos debamos quedarnos aquí. Esperen por mí en este mismo lugar, yo iré a investigar por mi cuenta.

Realmente Ashley no se veía convencida de que tú y ella se quedaran solos mientras Andrew se arriesgaba ingresando en algún culto oculto entre los edificios decadentes de aquel barrio, pero terminó accediendo, no sin pedirle que volviera pronto. La expresión normalmente seria de Andrew sufrió un cambio, como si en realidad no le gustara mucho la idea de separarse de Ashley, más no comentaba nada al respecto por la vergüenza ya que estabas presente para escucharlo, aunque tampoco hizo el intento de irse. Y después de que Ashley se burlara un poco de él por su renuencia apartarse, Andrew finalmente avanzó lejos de ustedes. Asumiste que tus primos no estaban acostumbrados a estar lejos el uno del otro, parecía exagerado pensarlo pero no podías descartarlo tampoco considerando que donde buscaras a uno los encontrarías a ambos.

—Pues bien, volvemos a ser sólo tú y yo, Archie.

— ¿Me enviarás a seguirlo? —cuestionaste con inquietud.

—Eso me gustaría pero… sé que te obligará volver conmigo esta vez, será mejor dejarlo por ahora.

—Y… ¿cómo era el tipo de tu visión?

—Llevaba una gabardina y anteojos oscuros, también un cubre bocas, así que no podría describirlo más allá de eso. Quizás, el hecho de que era alto de estatura, unos centímetros más que Andrew.

—Eso es aterrador, no quisiera soñar con algo así.

Un silencio breve los envolvió pero sentiste los ojos de Ashley fijos en ti, así que no tardaste en incomodarte a sabiendas de lo que podría estar pensando, después de todo ella jamás olvidaba la más mínima falta que Andrew o tú cometieran contra ella. Ya estabas anticipando que volviera a reclamarte sobre no creerle respecto al demonio. ¡Desearías que te tuviera un poco de piedad! No creías en seres supernaturales por el bien de tu propia psiquis, pues te aterraba la idea de que existiesen criaturas tan malignas con cero empatía por el sufrimiento humano. Quizás era culpa de que tu padre biológico fuera profundamente creyente, inculcándote el amor a Dios por defecto.

— ¿Has estado durmiendo más?

— ¿Uh? —Realmente no te esperabas esta conversación ahora.

—Desde que te uniste a la familia no habías tenido la oportunidad de dormir solo, no al inicio de la noche, por eso tengo curiosidad. ¿Te ha hecho falta sentir a Andy antes de quedarte privado?

—A estado bien… creo. Me sirve mucho mirar hacia ustedes para no sentirme tan solo.

— ¿Deberíamos comprarte un peluche o algo?

— ¿Qué? ¡No! ¡Ya no necesito muñecos!

—Oh, cierto, ya eres todo un adulto, ¿no? —El tono de Ashley denotaba evidente burla, te sonrojaste en consecuencia—. Disculpe usted por preocuparme demasiado, señor adulto.

—No es eso.

—Sabes que si sientes que no puedes, Andy y yo te podemos dar alojo. ¡Sería divertido tener a tres en una cama! ¿No es eso lo que hacen en las pijamadas?

—No siempre —suspiraste, ya que la sola mención te había formado un hueco en el estómago, pues te hizo extrañar las noches que pasabas en casa de alguno de tus amigos. Tus tíos siempre te dieron permiso para asistir a cuantas pijamadas quisieras y hasta te incitaban a que organizaras otras al poco tiempo siempre que no fuera en el departamento. Pensarlo te hizo darte cuenta que querían lidiar contigo lo menos posible—. Y no quiero molestar a Andrew, por eso no puedo.

— ¿Molestarlo?

—Sí, bueno… —dudaste en contarle la historia que te ayudó comprender la posesividad de tu primo hacia tu prima-hermana—, le juré que no te contaría.

—Vamos, dímelo, él no está aquí ahora.

— ¡No me gusta romper mis promesas! No como tú.

—Golpe bajo. Archie, ¿me vas a negar a eso? ¿A ? —Te cubriste los ojos, pues no querías ver sus ojos de perrito, eras débil a ese método que tenía para insistir contigo—. Archie, mírame. ¿Cómo puedes ser tan cruel con tu prima favorita? ¡Ni siquiera Andy se me puede negar por mucho tiempo! ¡Hey! —Y con una sonrisa diabólica que apenas pudiste ver entre tus dedos, sentiste las manos frías de Ashley comenzando hacerte cosquillas, te retorciste inútilmente frente al ataque—. ¡Los niños desobedientes merecen un castigo!

— ¡Ashley, no!

—Y ahora te atreves a llamarme así estando solos. No te he malcriado lo suficiente.

— ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡No! ¡En serio no quiero hacer enojar a Andrew!

—No tienes ni idea de lo que le hago a los niños bien portados, Andrew no te haría una tercia de lo que yo soy capaz de hacerte. ¿Quieres ponerme a prueba, Archie? ¿Eso quieres? —amenazó entre risas que tu cuadruplicaste al no poder huir de su fuerte agarre, no eras ni la mitad de fuerte debido aún a la desnutrición que sufriste, mucho menos escurridizo.

— ¡Me rindo! ¡Me rindo, Leyley! ¡Por favor!

—Eso está mejor —dijo ella triunfal mientras se alzaba por encima de ti, no te diste cuenta cuándo te habías doblado tanto que terminaste revolcándote en el suelo llenándote de polvo, lo cual capturó la mirada de Ashley, que te inspeccionó con malicioso interés.

— ¿Qué pasa? —inquiriste recuperando el aliento lo más que podías.

—Oh, no es nada. Sólo me recordaste a un conejito lila que guardé una vez en una caja.

Su comentario volvió a generarte un vacío pero esta vez en el pecho y el recuerdo de aquella ocasión dentro del edificio volvió a tu mente un microsegundo, pero lo desechaste con la misma velocidad en la que te pusiste de pie para seguir acompañando a tu prima-hermana en su tarea, esta vez sin agregar otras charlas que los distrajeran. No supiste cuánto tiempo trascurrió pero llegó el momento en que la figura de Andrew volvió a mostrarse, acercándose hasta ustedes con cierta urgencia, incluso pareciera que se estaba conteniendo de hacer más que simplemente acomodarse delante de Ashley.

— ¿Terminaste de fisgonear a los cultistas? —se apresuró Ashley a cuestionar, divertida.

—Sí, aparentemente es un pequeño club donde todos se reúnen para comer golosinas y recibir demonios. —Una sonrisa socarrona se dibujó en la expresión de Andrew, casi extasiado de que dicho grupo hubiese fallado en conseguir lo que se suponía importante para los mencionados—. Pero ellos no han podido invocar una mierda, absolutamente nada apareció.

—Nada se ha aparecido por aquí tampoco y eso que Archie y yo hemos estado vigilando muy bien. ¡No lo entiendo! Era una visión —declaró frustrada—. Fue como si… —Sin embargo el sonido de un auto aparcando en el estacionamiento cercano al motel la silenció, incitando que dejaran todo de lado para ocultarse y asomarse con disimulo hacia su interruptor. Y cuando dicho hombre entró en tu campo de visión te asustaste. Ashley volvió a hablar cuando el sujeto fue directo a su habitación y entró a la misma sin demasiadas complicaciones—. ¡Es él! ¡El tipo que nos cortó la garganta en mi sueño!

—Joder, él sólo entró en nuestro cuarto como si nada.

— ¿Todavía dudabas de mí?

— ¿Cómo obtuvo la llave? —Andrew dejó de morderse el dedo cuando empezó a especular en silencio y a lanzar sugerencias en voz alta—. ¿Deberíamos sólo marcharnos? Desocuparíamos la habitación en la mañana de todas formas.

—Nuestras cosas siguen ahí.

— ¿Qué cosas? Vendimos la mayoría de la basura que estabas acaparando.

Ya no pudiste escucharlos en este punto, estabas anonadado por lo que recién había sucedido. Realmente se había mostrado un hombre con la apariencia que Ashley te había descrito antes, lo que significaba que poseía la habilidad de ver el futuro, al menos futuros desastres; no podías negarlo habiéndolo comprobado por ti mismo. En el pasado te hubieses emocionado pero no considerando el contexto en el que Ashley obtuvo ese poder.

—Vamos, Archie.

— ¿Qué? —Te sobresaltaste con el agarre de Ashley en tu mano, arrastrándote en dirección contraria al motel—. ¿A dónde vamos ahora?

—Como si supiera, Andrew sólo empezó a caminar hacia acá. El cabeza dura se niega a seguir mi maravilloso plan. En serio que es un testarudo.

Confundido te resignaste a simplemente seguirle el paso a tu prima, entrando en el callejón por el que suponías se había perdido el cultista de antes y cuyo club Andrew se había permitido investigar. El lugar parecía más limpio de lo que podrías esperar de un sitio tan oculto, aunque Andrew comprobó que el elevador estaba fuera de servicio pero no dudó un devolver sus pasos para que lo siguieran a través de una puerta que permitía el paso únicamente al personal. Entraron y entonces Ashley empezó a cuestionar a Andrew sobre la decisión de haber desviado su camino ahí, por tu parte te dedicaste a inspeccionar el lugar, parecía una oficina normal. Te trajo amargos recuerdos de la única ocasión en la que acompañaste a tu padre biológico a su trabajo. Devolviste la mirada a ellos, dándote cuenta que Ashley había empezado a prepararle a Andrew café con los productos de otra persona. Suspiraste, derrotado y decidiste no señalar lo obvio.

—Aquí tienes, de nada.

—No tienes idea del infierno que acabas de desatar.

— ¿Qué…?

—Quienquiera que haya traído este café atacará cuando se entere que otros lo han usado.

— ¿Y por qué traerlo aquí entonces? Claro que la gente tomaría un poco.

—Así que eres el tipo de persona que se come el almuerzo de otras personas, ¿uh?

—Soy el tipo de persona que se come a otras personas —declaró Ashley para tu desconcierto y lo que fue peor es que Andrew se echó a reír. Nunca pudiste seguirle el ritmo a esos dos por mucho que lo intentaras. Se suponía que estaban buscando la manera de enfrentarse al hombre que quería matarlos. ¿Qué hacían preparando o bebiendo café en una oficina de mala muerte y riendo como si fueran ajenos al peligro? No tenía sentido que estuvieran ahí si no era para ocultarse.

—Oh, eres terrible. Y respecto al café, usa más granos la próxima vez.

— ¡Que desagradecido y contradictorio!

Sin querer escuchar más tonterías, te dirigiste al elevador y trataste de llamarlo sin éxito, supusiste que estaba fuera de servicio por lo que intentaste un par de veces más antes de girarte y darte cuenta que tus hermanos caminaban hacia ti con la intención de probar lo mismo, aunque Andrew se veía bastante más ansioso que antes. ¿Habría sucedido algo más mientras estabas fuera de rango? Como fuere se notaba que nada de lo que hicieran iba a funcionar, Andrew explicó que los botones no servirían sin una tarjeta especial; su idea aparentemente había sido infiltrarse para comprobar que no se hubiera perdido detalle del club, así que retrocedieron.

—Estaba empezando a pensar que querías invocar al demonio que ellos fallaron en llamar.

—No voy a negar que la posibilidad pudo haber cruzado mi mente, pero sólo los empleados tienen una tarjeta de acceso, así que supongo que no podemos hacer mucho.

—En ese caso, ¡hagamos un gran escándalo! —sugirió Ashley con marcado entusiasmo—. Con eso un trabajador debería venir a revisar y entonces lo asaltamos para robarle esa tarjeta.

—Causamos un alboroto y después tendremos a la policía encima de nosotros. ¿Siquiera habrá un trabajador aquí a esta hora?

—Lo dudo, somos los únicos dementes merodeando un lugar en el que no deberíamos estar —te atreviste hablar entonces, sin saber si lo dijiste por estrés o porque tenías demasiados sentimientos encontrados por todo aquello. Andrew y Ashley se miraron y parecieron decidir que ya tenían suficiente de perder el tiempo. Hubieran avanzado hacia la salida de no ser por el sonido del elevador descendiendo al piso en el que se encontraban. No tardaste en ponerte tenso como una roca. ¡Estaban en problemas! Sin embargo, Ashley sonrió con malicia.

—Aquí viene nuestra víctima.

—No te atrevas, deja que yo me haga cargo de esto.

Un hombre encapuchado se presentó en el lugar al abrirse las puertas del elevador, mostrándose sorprendido de que ustedes tres estuvieran ahí, incluso mencionó que creía ser el único ahí después de que la reunión hubiera finalizado. Andrew habló con demasiada confianza, asegurando que se trataban del "abastecimiento" y señaló el problema de un pastel perdido. No comprendiste absolutamente nada de lo que estuvieron hablando pero pareció funcionar para que este hombre misterioso (y seguramente tan ingenuo como tú) les permitiera acompañarlo hacia el elevador donde usó su acceso para llevarlos a la zona de reunión. Cuando viste el inmenso pentagrama dibujado en el suelo te estremeciste, realmente ahí adoraban demonios. ¡Era muy mala idea estar ahí! Por mucho que tus primos ya hubiesen tenido contacto con algún ser de ese tipo.

—Así que, ¿sólo buscaremos alrededor? —quisiste saber, justo cuando Andrew le dijo al cultista que mirarían por el supuesto pastel perdido.

—No te alejes mucho —te instruyó Ashley pero enseguida lo pensó mejor—. Quédate a mi lado.

Asentiste y te dejaste arrastrar por su mano mientras fingían revisar el entorno por algo más que mera intención de adquirir algo importante. Caminaron bajo la guía de Andrew hacia lo que parecía una especie de recibidor con elevador, sólo que este estaba bloqueado a esa hora. Andrew incluso se distrajo con una pila de libros que había sobre un escritorio, deteniéndose en cuanto encontró algo que realmente llamó su atención, mismo que lo hizo dibujar una sonrisa llena de picardía en su rostro.

—Ah, que desperdicio. Casi descubro quién escribió el famoso libro de Invocación de Demonios para Tontos. Volumen 666. —Al principio no reconociste el nombre, ni sabías a lo que Andrew se refería pero entonces un recuerdo entró en tu cabeza: Ashley una vez mencionó que ese libro se convirtió en la clave para su escape del departamento ahora hecho cenizas.

— ¿Qué quieres decir con "casi"? Es obvio que el autor es... —El rostro aburrido de Ashley se desfiguró a una expresión de desconcierto total. Te acercaste y miraste; ¿qué idioma era ese? ¡Parecían garabatos! —. Está bien, no puedo leerlo tampoco.

— ¿A pesar de que luce como tu escritura? —se burló Andrew. Sin duda últimamente estaba abusando de la paciencia de Ashley también, no podías olvidar cómo se peleaban cada vez que alguno de los dos trataba de ver la televisión.

— ¡Hey! ¡Jódete!

Después de haberse reído esta vez Andrew se dirigió a un estante que parecía reunir abrigos y toda clase de ropas gruesas mientras tú tratabas de relajar el temperamento de tu prima y se aseguraban que el cultista en funciones no estuviera mirando hacia ustedes en ese momento. Una vez fuera Andrew no se molestó en ocultar su enojo, pues lo que había robado al parecer no se trataba de nada que lo complaciese. Suspiró profundamente.

— ¿Qué clase de reacción es esa? —inquirió Ashley.

—Esperaba que fuera una identificación o una tarjeta de crédito o algo… más grande —dijo y les mostró los 666 billetes obtenidos.

—Si no los quieres estaré dispuesta a tomarlos de tus manos.

—Te daré la mitad —espetó sin más, repartiéndolos entre Ashley y él, tenías entendido que compartían sus finanzas de todos modos.

— ¡Gracias, Papi! —exclamó Ashley con una voz mucho más aguda y estridente, imitando con facilidad a una niña más joven o eso creías.

Espera, ¿las chicas jóvenes no llamaban así a los hombres mayores que les pagaban por compañía? Te sonrojaste y agitaste la cabeza, no, eso no era posible. Andrew también llamaba a Ashley "mamá" con sarcasmo. Te tomaste la cabeza. ¿Por qué era tan complicado entender el rol de tus primos? Después de haber compartido algunas palabras entre sí, al fin parecieron notar el dilema que atravesabas.

— ¿Ya ves lo que provocas? —Andrew te señaló—. Ahora tendré que explicarle esto también.

Tu prima sólo se rió y entonces continuaron haciendo el tonto, volviendo al salón que habían dejado atrás sin encontrar nada relevante más allá de lo antes visto, al menos hasta que Ashley sugirió algo que de verdad te preocupó.

—Ya que estamos aquí, ¿quieren que le demos una prueba?

— ¿Estarías dispuesta hacerlo? —cuestionó Andrew.

—No, odiaría invocar a un demonio, lo siento. —La expresión de Andrew cambió por la repentina respuesta de Ashley pero ella rápidamente se hizo pronunciar—. ¡Si, carajo! ¡Estoy dispuesta! ¡¿Por qué crees que lo sugerí en primer lugar!?

—Joder, sólo me aseguraba. Pero tú serás quien hable con eso, pregúntale si puede deshacerse del visitante que está en nuestra habitación.

— ¿Por qué no puedes tú hablar con él?

—Por alguna razón las cosas salieron bien para ti la última vez.

—Eso es una locura, yo me niego —espetaste al instante, tu prima sonrió—. Puede ser peligroso, por favor, no, no lo hagan.

—No pasará nada, estás conmigo y con Andrew, ¿no? Además, así te obligaré a confiar más en nuestra palabra —dijo sonriéndote diabólicamente, lo cual te hizo encogerte horrorizado. Como era de esperarse Andrew no te defendió y por el contrario procedió a dirigirse al cultista.

—Hey, amigo, ven aquí un momento.

— ¿Si? ¿Encontraron el pastel?

—Dime algo. ¿Es sangre o pintura lo que está en el piso?

—Pintura, pero cuando llamamos a Lord of Unknown lo trazamos con sangre real.

—Oh, vaya. ¿Y de quiénes? —interrogó Ashley divertida. Sentiste nauseas con aquellas palabras.

—La compramos de la carnicería.

—…Bueno, no me sorprende que nada se haya aparecido entonces.

— ¿Uh? ¿A qué te refieres?

—Han estado haciendo invocaciones con sangre rancia que ha estado sentada en un estante por quién sabe cuánto tiempo. —reprendió Ashley al hombre como si de verdad se tratara de una experta en el tema. Sentiste a tu cuerpo helarse—. Yo no me mostraría por eso tampoco.

—...Confío en los métodos de Six Eyes. Quizás ustedes deberían ocuparse de arreglar sus suministros en lugar de esto.

—He escuchado que si ofreces tu sangre todos tus pecados serán perdonados —fue el turno de Andrew para hablar, llamando la atención del cultista.

No podías creer lo que veías. Ellos en verdad estaban convenciendo al hombre sobre ofrecer su sangre para pintar el círculo del pentagrama y los ojos delante de ustedes, alegando que era un mal devoto por no estar enterado de lo que claramente acababan de inventarse. Cuando el hombre se mostró interesado en llevar a cabo la invocación improvisada, viste un chispazo de tu más reciente trauma cuando Andrew cortó la piel del cultista con su cuchillo para hacer brotar toda la sangre necesaria. Realmente no querías formar parte de esto pero el morbo dentro de ti sentía una inmensa necesidad por mirar. Encendieron las velas, la reconocida música de ritual y se reunieron en el interior del círculo dibujado con sangre donde Ashley realizó el primer llamado de manera bastante cantarina. Te aterró pensar que en verdad algo se aparecería. La respuesta entró en un punto muerto mientras los tres discutían sobre cómo hacer que aquello funcionara hasta que Ashley hizo que todos comenzaran a cooperar.

Cerraste los ojos por temor pero igualmente apoyaste a tu prima-hermana. Andrew no sonaba nada convincente pero el cultista sí, así que intentaste asemejar el entusiasmo de Ashley.

Incluso bajo la protección de tus párpados cerrados, sentiste como si de un momento a otro algo hubiese cambiado, la oscuridad se sintió más espesa y el ambiente pesado. Pero el jadeo de Andrew te animó comprobar qué era lo que había pasado, así que te congelaste en cuanto vislumbraste la imponente figura que se había manifestado justo sobre ustedes. Quisiste gritar pero tu voz se había atascado en tu garganta nuevamente mientras todos tus sentidos se borraban a excepción de tu vista.

— ¡Wow! Es… un poco más grande que el último, ¿uh? —la risa nerviosa de Ashley no te conmovió pero el grito del cultista te hizo saltar.

— ¡Lord of Unknown! ¡Lo siento! ¡Me disculpo sobre lo del pastel!

En otro momento la súplica de aquel hombre te habría resultado graciosa pero estabas demasiado asustado para reaccionar al estímulo. Ni siquiera recordaste una oración que pudieras dedicarle a Dios para protegerte. La entidad pareció hablar ya que la sala entera retumbó. Sin embargo, nadie logró escuchar nada. Siguió insistiendo hasta que debió haberse aburrido y comenzó a desvanecerse. Ashley trató de detenerlo, incluso le ofreció el alma del cultista a cambio de un favor pero no funcionó ya que todo volvió a la normalidad al siguiente instante. Te sentiste aliviado de que nada más hubiese ocurrido.

—Bueno… eso fue interesante —dijo Ashley para nada conmocionada, eso sí te exasperó.

— ¿¡Interesante!? ¡Tú…! ¡Tú dijiste…! —Comprensiblemente el cultista se mostró acusatorio.

—Sí, sé lo que dije. Pero no tomó tu alma de todas maneras, así que, ¿qué importa?

— ¿"Qué importa"? Tú… ¡Perra!

— ¿Qué dijiste?

Andrew se interpuso entre ella y el cultista de manera bastante amenazadora, indudablemente enfurecido de que ese hombre hubiese llamado a Ashley así, pudiste pensar que se desataría un conflicto grave en consecuencia pero tu prima señaló la importancia de que ustedes fueran más contra ese cultista, quien se limitó a exigirles que se marcharan, amenazando con hablarle a su líder sobre lo ocurrido; el pobre seguía creyendo que trabajaban para suministrarlos, así que les dijo que no contratarían de nuevo sus servicios pero ese ya fue un asunto muy aparte. Salieron del edificio y sentiste paz de nuevo, también mejoró tu estado el que ambos te preguntaran si estabas bien, por eso asentiste; contento de tenerlos a tu lado.

—Bueno, no hicimos ningún amigo —comentó Andrew de pronto—. Demonios u otra cosa.

—Bien, ahora podrás enfocarte en lo que tienes delante de ti. ¡Tadah! ¡En mí! —decía ella mientras estiraba los brazos y bloqueaba la vista de Andrew con su carismática figura, no pudiste evitar reírte por ello, aunque Andrew no parecía nada más que aburrido—. Siempre será así, lo quieras o no. Y no olvidemos que tenemos un niño a quien proteger también —decía mientras te rodeaba con un brazo de forma cariñosa.

—No me gusta la manera como lo planteas, pero como sea. Escucha, estamos en una situación crítica ahora mismo, ¿recuerdas? El… —Ashley lo interrumpió con su risa emotiva—. ¿Qué?

—"Leyley", ¿eh? Lo dijiste allá atrás.

—No lo hice, dije "Ley". Y sólo porque no quería pronunciar tu verdadero nombre enfrente de ese idiota.

—Estoy bien con "Ley", es el apodo de un apodo.

—Pues yo estoy bien con Ashley, así que será con quien nos quedaremos.

—Buuu, como sea. Sigue rodando, puedo esperar. —Andrew no agregó nada a eso pero te pareció ver un destello de tristeza en sus ojos, ¿podría significar algo importante?—. En todo caso la invocación fue un fracaso.

—Es verdad, aunque llegamos mucho más lejos de lo que ellos lograron antes, creo que realmente hay algo en ti…

—No importa ahora, tenemos un sicario del cual hacernos cargo. Ya intentamos tu… lo que sea que haya sido eso, así que ahora haremos las cosas a mi manera.

—Me parece justo.

—Volvamos al motel, tomemos nuestras cosas y veremos qué pasa luego.

—Que desperdicio de tiempo fue esto —comentó Andrew con un suspiro mientras volvían a ponerse en marcha. No sabías lo que les esperaba pero al menos necesitabas que terminara bien para ustedes. Por desgracia parecía que no eran suficientes sustos por esta ocasión, tal vez nunca cesarían.


Notas Finales: Hola, ¡he dedicado un capitulo para mostrar a Lord of Unknown sólo porque estaba muy emocionada cuando lo descubrí! Continuaremos la aventura con normalidad en el siguiente capitulo. Archie creyente también se ha revelado, quería darle más contraste con los hermanos Graves, jeje. Por cierto, agregué una interacción extra, por si sientes curiosidad de volver a leerlo, aunque no es relevante, jeje.