Capítulo 7
Mis padres se miraron sorprendidos.
—Digan algo.
—Lo siento, es que esto es tan nuevo.
—¿Cómo es el muchacho? —preguntó Charlie sobreprotector. ¿Cómo se conocieron? ¿En qué trabaja?
Me bombardearon con preguntas que tuve que ordenar mis pensamientos antes de contestar.
—Es... es increíble, papá. Edward es apasionado por la música, toca el piano de manera maravillosa y tiene una voz que podría derretir el hielo más frío. Trabaja cantando en un bar, da clases a niños. Nos conectamos de inmediato por nuestra mutua fascinación por la ciencia y el arte.
Mi madre sonrió con ternura, mientras mi padre seguía con su interrogatorio protector.
—¿Cuántos años tiene? —preguntó de nuevo.
—Tiene 35, papá. Es un hombre maduro y muy centrado en sus objetivos. Además, sus padres son gente encantadora. Voy a conocerlos en Nochebuena, así que quería que estuvieran al tanto.
Hubo un breve silencio antes de que mi madre rompiera en una risa suave.
—Bella, querida, ¡nunca pensé que iba a ver el día en que me contarías sobre un chico especial en tu vida! Estamos emocionados por ti.
—¡Exacto! —agregó mi padre—. Si es tan especial como dices, estoy ansioso por conocerlo. Y si sus padres son encantadores, seguro te aceptarán con los brazos abiertos.
La preocupación inicial de mis padres se desvaneció gradualmente, y la conversación se volvió más relajada. Compartí más detalles sobre Edward, respondí a sus preguntas y sentí cómo su apoyo incondicional me rodeaba, incluso a través de una pantalla de video.
Agradecí a mis padres por su comprensión y les prometí que les enviaría fotos de la noche en que conociera a la familia de Edward. Después de despedirnos, me sentí aliviada y emocionada por compartir este nuevo capítulo de mi vida con ellos. Con el corazón ligero, me dirigí al bar para ver la actuación de Edward.
Cuando Edward se reunió en la barra conmigo, finalmente le conté sobre mis padres.
—Hola, preciosa. No te vi antes de subir —me saludó.
—Hola, llegué un poco tarde. Estaba hablando con mis padres.
—Qué bien, ¿y cómo están? —preguntó educado.
—Bien, hablamos sobre ti.
—¿Sobre mí? —dijo sorprendido.
—Sí.
—Y bien, ¿qué opinan? —preguntó nervioso.
—Quieren conocerte —dije nerviosa.
—¿Conocerme? —tomó un sorbo de su copa—. Podemos hablar de esto en un lugar más apropiado —asentí asustada—, voy por mis cosas, no tardo.
Edward me llevó hasta su departamento con el rostro serio. Tenía la fuerte sensación de que había arruinado todo.
—Lo lamento, no quiero presionarte ni apresurarte. Es solo que Rosalie y Jasper lo sugirieron —balbuceé sin sentido en su sala.
—Relájate, no estoy enojado. Estoy sorprendido y tengo algunas dudas.
e —dije confundida.
—¿Por qué jamás me habías hablado de tus padres?
—No lo sé, simplemente lo olvidé —dije nerviosa, sin querer ahondar en un tema difícil.
—Claro, ¿y nunca les habías hablado de mí?
—No, soy algo reservada, ya sabes. De hecho, eres la primera persona sobre la que les cuento a mis padres, jamás les he presentado a nadie —confesé.
—Wow, ¿en serio?
—Claro.
—Bueno, quiero saber más de ellos.
—Mi madre se llama Rene, es estadounidense. Da clases de literatura en la universidad. Mi padre es ingles, Charles o Charlie, como le gusta que le digan, es profesor de matemáticas en la universidad.
La habitación se llenó de una tensión incómoda después de mi confesión sobre mis padres. Edward, aunque intentaba mantener la calma, no podía ocultar la sombra de duda que cruzaba su rostro.
— ¿No les hablaste de mí porque te avergüenzas de que yo no soy un universitario o científico? —preguntó Edward, sus palabras cargadas de un deje de frustración.
Su tono me golpeó como una ráfaga de viento frío, y sus ojos mostraban una mezcla de tristeza y enojo. Sentí un nudo en mi estómago mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas.
— No, Edward, no es eso en absoluto. No me avergüenzo de ti, ni de lo que haces. Es solo que... —traté de explicar, pero mis palabras se atascaron en mi garganta.
— ¿Solo qué? —preguntó él, su mirada intensificándose.
— Es solo que... he estado tan acostumbrada a mantener mi vida personal separada de la académica. Mis padres siempre han estado más enfocados en mis logros académicos que en mi vida amorosa. No quería que eso afectara lo que tenemos —expliqué con honestidad, sintiendo la presión del momento.
Edward se apartó, suspirando profundamente. Su expresión dejaba entrever una mezcla de decepción y comprensión.
— Bella, necesitas entender que estoy aquí porque quiero estarlo. No necesitas ocultar quién soy ni lo que hacemos. No soy solo un músico, soy alguien que quiere ser parte de tu vida en todos los aspectos. No quiero sentir que tengo que esconderme.
El peso de sus palabras resonó en la habitación, y me di cuenta de la importancia de ser honestos el uno con el otro. A pesar de la tensión, era evidente que Edward quería una relación genuina y transparente.
— Lo siento, Edward. Cometí un error, y estoy dispuesta a cambiar eso. Quiero que conozcas a mis padres y que formes parte de mi vida de la manera que elijas. Sin reservas —dije con determinación.
—Bella, eso significa mucho para mí. Quiero que estemos juntos en esto, enfrentando cada parte de nuestras vidas juntos.
