•
•
•
—Chiara-
—¡QUE TE VAYAS!
Pero él no le hace caso esta vez. Normalmente lo hace, él no lucha contra sus insultos, suspira y la deja en paz cuando ella lo pide. Pero ahora no puede. Fuerza la puerta que ella quiere cerrar, violando la seguridad de su casa. La sigue hasta su habitación y antes de que ella cierre con llave, detiene la puerta, haciendo que la castaña maldiga la fuerza y busque un arma.
Lo único que encuentra es un peluche muy grande y pesado. Uno de sus objetos más preciados, ella le dijo que se lo regaló su hermano mayor después de ganarlo en una máquina con el dinero de la castaña, pues se acabó todo el suyo en sus intentos. Eso lo molesta aunque desee que no sea el caso, le molesta al recordar la sonrisa de la chica mientras contaba la historia.
Nunca había sentido tantos celos de su hermano o quizás lo hizo, cuando el albino celebró por lo alto que Feli aceptó salir con él.
—Chiara, tenemos que hablar.
—No, no tenemos que hablar. Ya te lo dije. Terminamos.
—¡Cómo puedes terminar con alguien por un mensaje!
—Era más rápido así.
A pesar de que no cree que fuera terminar, ellos no tenían nada, ¿cierto?
—Pero por qué-
—¡Mi hermana y tu hermano terminaron!
Esa es toda su respuesta. Ludwig no se sorprende de la noticia, pues ya lo hizo, cuando lo supo por primera vez.
—¿Por qué seguiríamos juntos? —dice sin saña—. Ahora que ella está libre, tienes la oportunidad de confesarte.
Puede ver el dolor en sus ojos, a pesar de que ella trate de parecer seria y que no está enojada mientras dice todo esto. A pesar de sus gritos e insultos, él no ve odio.
Sin embargo, no hace nada. El silencio lo hace obvio para ella.
"¿Creías que no sabía por qué viniste aquí?"
Por mucho que le costara, el rubio vino hasta aquí a terminar formalmente esa relación que ni siquiera era formal, en lugar de dejar que sea por mensaje.
Ella sonríe mientras lo ve sin poder articular palabras a través de la puerta entreabierta de su habitación.
•
•
•
