Hola. Soy nueva en este mundo y mi proposito ademas de divetirme es aprender a escribir. Este es un fanfic de Harry Potter basado en el quinto libro. Los personajes no son míos y las situaciones están hechas con el proposito de entretener. El fic contiene lemon esporádicos pero tambien una historia en desarrollo que irá progresando. Ya la tengo escrita e ire actualizando cuando pueda seguramente por semana.

Pesadillas y dementores

Parte I

La noche ocultaba todos los malos pensamientos que tenía al respecto. Su cuarto año había sido una tragedia memorable. Ni siquiera alzarse como el campeón del torneo de los tres magos le hacía olvidar la muerte de Cedric. Una muerte que se repetía constantemente en sus sueños y que le provocaba innumerables castigos por parte de los Dursley.

No solamente tenía que limpiar la casa, cuidar el jardín o cocinar sino que ahora era obligado a salir de casa casi todo el día. Su tío no quería tenerlo en casa más que lo mínimo y Harry a pesar de todo estaba de acuerdo. No había nada que pudiese hacer dentro de la casa, fuera en cambio podía moverse por las carreteras, bosques y prados. Intentaba saciar su melancolía estando ocupado e informado de lo que ocurría, pero no era contestado. Sus cartas eran escuetas y siempre iban en la misma dirección.

Ron le diría que el mundo mágico estaba en peligro y que Dumbledore se ocuparía de ello. Hermione que confiará en los mayores y Sirius le diría que pronto iría con él. Pero ese momento no se había cumplido durante su tercer año y sospechaba que nunca se cumpliría. ¡No tenía que haber dejado escapar a esa rata! Cedric estaría vivo y viviría con Sirius.

Pero lo peor vino cuando a mediados de agosto las cartas se hicieron nulas. Ninguna lechuza venía de vuelta e incluso Hedwig no conseguía encontrar la residencia de sus amigos. Tan solo Sirius le escribía mandándole pequeñas noticias del Profeta. Noticias que indicaban que era un mentiroso y que el director de Hogwarts debería estar en un asilo. Harry suspiraba hastiado al ver esto, Voldemort había vuelto y nadie hacía nada para detenerlo. El Ministerio era mandado por grandes riquezas de sangre pura que apoyaban al Señor Oscuro y Dumbledore jugaba con él al ajedrez manteniéndolo rodeado de peones ignorantes.

Odiaba sentirse así pero también odiaba que no fuese de día. De noche no había mucho que hacer. No podía leer sus libros ni hacer magia así que tan solo le quedaba intentar dormir lo máximo posible. Se acostó desnudo en la cama meditando los nuevos movimientos de Voldemort.

Era conocimiento general que la última vez se convirtió en un tabú y exterminó a numerosas familias. Pero ninguna violencia salía en el periódico. Era curioso. Se mantuvo en los brazos de Morfeo hasta que su cicatriz brilló y su mirada se trasladó a una escena que llevaba tiempo sin ver. Estaba dentro de Voldemort en su mente viendo lo que tramaba. Decidido a no dejarse notar, se mantuvo relajado mientras intentaba que el mago oscuro no se percatase de su presencia en su mente.

La habitación en la que se encontraba se asemejaba a la de un palacio. Suelos de mármol, columnas oscuras decoraban una gran mesa oscura rodeada de sillas. En el frente unas llamas esmeraldas decoraban el ambiente. Sentado frente a la chimenea estaba Voldemort. Su aspecto había mejorado ligeramente desde su enfrentamiento en el cementerio. Ahora su piel era blanca y sus pupilas habían dejado de ser serpentinas para ser de un rojo redondo. Sus túnicas no eran remiendos sino que portaba telas oscuras de aspecto elaborado. Mientras su varita dirigía el fuego, su otro mano acariciaba a su serpiente. Un chirrido despertó la atención del mago oscuro.

—¡Colagusano, que ocurre! —dijo firme pero con una voz amable. Harry miró con odio como el regordete hombre se asomaba temeroso por la puerta. Tartamudeando dijo.

—Mi señor…Lucius ha llegado para hablar de…de eso. Ya sabes… el viejo grupo regresará pronto—respiró hondo y mirando hacia abajo con pesar dijo—Deberíamos…

Voldemort ni siquiera se movió. Harry dudaba si de verdad tenía algo de humanidad dentro. Con un movimiento, una pequeña llama verde se disparó hacia Colagusano y se quedó parpadeando frente a su rostro. Su calva y sus dientes de roedor reflejaban el verdor. El miedo brilló en sus ojos. Su amo dijo.

—Todo llegará a su tiempo. Ahora lo importante es…—Harry no pudo escuchar las últimas palabras. Supuso que Voldemort lo hacía queriendo, controlando la información que le transmitía pero dudaba de eso. Quizás la conexión se debilitaba con el tiempo— ¿Todavía guardas algo de sentimientos por tus antiguos camaradas? —dijo con ironía el hombre.

Harry sintió la duda en el hombrecillo. Pettigrew era un hombre débil pero parecía haber algo de coraje en el fondo. Sino no comprendía por qué su padre había sido su amigo o porque fue seleccionado en Gryffindor. El hombre asintió y dijo.

—No. No. Mi señor. Yo solo lo valoró a usted

—Lo sé. Ahora llama a Lucius, querido amigo—la falsedad era impecable. Pettigrew asustado y pensativo, retrocedió y luego regresó acompañado de un hombre alto con una cabellera rubia lacia atada en un moño y trajes verdes hechos de sastre. Harry juzgaba que tan solo el peinado que llevaba costaba más que las propiedades personales de Voldemort.

Lucius se arrodilló a los pies de su amo, algo que ni siquiera Pettigrew había hecho. Sorprendido por ver al hombre en esa posición miró como Voldemort sonreía y decía.

—Mi escurridizo amigo. ¿Alguna noticia del ministerio? —indicó el Señor Tenebroso.

Lucius levantó la mirada enfocando sus ojos en las pupilas rojas. Tragando con dificultad por el miedo dijo—Mi Señor—dirigió su mirada al suelo— el ministro está retirando los puestos de responsabilidad al director. Es solo cuestión de tiempo para que el anciano loco sea solo un estorbo en el colegio. Recluido allí será incapaz de poner al Ministerio en tu contra.

Voldemort suspiró y se levantó de su asiento. Sus pies descalzos se posaron en las losas mientras su figura se alzaba. A pesar de casi los treinta años que lo separaban de Lucius, el señor Tenebroso era más alto y delgado. De un color de piel claro pero que en algunas zonas recordaba a unas escamas. Se acercó a su mortífago e indicó.

—Lucius acaso olvidaste como hace años ese viejo consiguió oponerse a mí desde su cómodo despacho en Hogwarts—fríamente.

Asintiendo el rubio fue a hablar pero fue cortado por su amo de nuevo. Lord Voldemort no permitiría soberbia por parte de sus fieles. Mordazmente dijo.

—¡Supongo que también olvidaste que no dispongo de la mayoría de mis más leales sirvientes! ¡Y no dispongo de demasiados aliados!

Lucius retiró su mirada y levantándose del suelo dijo—Mi Señor. Llegado el momento todos volverán al buen camino. De momento podemos encargarnos de que el plan siga su curso, como habíamos previsto—miró a su Señor y dijo—Con parte de mí…capital y el de los Nott podemos ayudar con este proceso. Y…con un poco de suerte—vio que su amo se impacientaba—Usar a mi esposa para conseguir las cuentas de los Lestrange y de los Black.

Voldemort suavizó su mirada y dijo riendo—Quizás tenga que reunirme personalmente con Cissy—queriendo herir al hombre. Referirse así a su mujer debía de herirle el ego. Harry solo recordaba a la Señora Malfoy fugazmente así que no sabía a qué se refería.

Colagusano intervino nervioso diciendo— Siento decir que… eso es…incorrecto. Verá en caso de que los Lestrange hayan perdido el juicio en Azkaban su patrimonio iría a Sirius y luego a…

—Draco—cortó Lucius rápidamente.

La rata en cambio miró con disgusto al rubio e indicó—Potter.

Voldemort miró aún con más ira a Lucius y dijo—Encargate de Fudge quiero que esto continué tal como está. Recibirás un nuevo encargo cuando Snape regresé a mí. Me retiro a mis aposentos.

Colagusano dijo—Snape lleva dos meses sin venir. Es obvio que nos ha traicionado. Quejicus nunca fue de fiar—masculló.

Lucius arrugó la nariz e indicó—No deberías hablar de tus propios pecados, rata traicionera.

—Yo lo busque. ¡Tú fingiste!

Voldemort los calló diciendo—VOLVISTE SÍ, pero por miedo no por lealtad. No tienes nada de lo que sentirte orgulloso Peter. Ahora—-indicó calmado—me retiró a mi alcoba. Peter informá a mis invitadas de que se las requiere en mi habitación. Lucius, trae al chico.

Colagusano salió corriendo sin atreverse a contradecir a su amo, en cambio el mago rubio miró a su señor con algo de temor y preguntó.

—¿Para qué quieres ver a Draco? —el hombre mirando hacia abajo demostrando sumisión.

Voldemort miró al hombre de reojo y dijo—Una misión para él por supuesto. Es lo suficientemente mayor.

Dejó al hombre colgado mientras abandonaba la habitación. Harry se concentró más, sabía que mientras estuviese ocupado el Señor Oscuro podía ignorar su presencia en su mente, pero ahora se podría dar cuenta. Mientras caminaba por los pasillos, el hombre miraba el lugar sin ningún atisbo de impresión. Harry por el contrario observaba el palacio con adoración. Era todo caro, estaba seguro de que Vernón querría vivir ahí. Pronto atravesó una puerta dorada y dentro tan solo había una gran cama. Las paredes plateadas estaban llenas de estanterías repletas libros y utensilios extraños. Similares a los que Dumbledore poseía en su despacho. Ciertamente la habitación emulaba al despacho del director salvo que ningún cuadro existía en las paredes. Todo era plateado y Verde, menos las sábanas que eran de un tono negro.

El Señor tenebroso permaneció de pie a la espera. Mientras tanto su fiel mascota se deslizaba entre sus pies y se apoyaba sobre la cama. Con su mano acariciaba la áspera piel del reptil. A los pocos minutos un intimidado chico abrió la puerta. Harry lo reconoció al instante.

Su némesis de la escuela seguía igual. Quizás un poco más alto y delgado pero su piel y cabello seguían asemejándose a los de padre y haciéndole ver pálidamente enfermo. Recordaba que la piel clara era indicio de pureza pero otros magos sangre pura no tenían tal color. El chico había dejado atrás su soberbia y reflejaba horror ante lo que tenía delante. Harry en el fondo se compadecía, su cicatriz ardía pero intentaba aguantar para visualizar más de Voldemort.

El chico respondió temeroso—¿Para qué me ha…llamado? —temeroso por la respuesta. Había visto a su padre ser torturado varias veces delante suya pero aun así veía en el Señor Oscuro a un gran líder y su padre sería el segundo al mando.

Voldemort acarició a Nagini y dijo en voz baja— Draco mi querido muchacho. Ha llegado la hora de que ocupes tu lugar en mis filas.

El chico asintió visiblemente orgulloso y emocionado por la propuesta alzó su brazo pero el hombre dijo—No. Aún no estás listo para llevar mi marca. Eres como tu dulce madre. Demasiado vanidoso y sentimental para comprender nuestra misión.

Draco miró hacia abajo. Su madre a pesar de su pureza le hacía quedar por debajo en el escalafón de seguidores. Dijo— Mi Señor. Soy digno.

Voldemort le miró— Eso lo comprobaremos pronto—dijo a su serpiente en parsel. Draco abrió los ojos ante el silbido— Nagini me dice que Colagusano está esperando afuera—la mascota se deslizó de los hombros hacia la puerta logrando abrirla sin destreza— Muy bien Draco debes de ser un verdadero hombre para formar parte de mis filas. Por ello te he traído un presente.

Colagusano llegó acompañado de dos mujeres. Una de ellas lloraba a raudales y su túnica estaba rota y manchada, la otra llevaba túnicas de Slytherin pero aunque eran de segunda mano estaban intactas. Ambas miraban al Señor Oscuro entre lágrimas. El mago empujó a las chicas dentro y cerró la puerta. Inmediatamente Draco miró a ambas mujeres y dijo.

—¿Qué significa esto?

—Debes aprender a adiestrar a aquellas mujeres que mancillan nuestra magia. Hay ciertos—miró a la chica joven de la misma edad que Draco— mestizos que provienen de familias que en el pasado fueron grandes pero que se mancillaron por decisiones estúpidas. Delante nuestra tienes a dos de ellas. La Señora Davis—observó a la mujer maltratada que lloró más— decidió casarse con un hombre sangre pura mancillando para siempre la pureza de los Davis. Siendo ella una…

Draco completó la frase, asqueado—Una sangre de barro asquerosa—complacido asintió.

—Por ello necesita un castigo. Tristemente no podemos asesinarla—miró a la mujer—aún pero puede servirnos de chantaje ocasional— Miró a la chica castaña y dulcemente dijo— ¿Cómo te llamas?

La muchacha miró a Draco y dijo—Tracey.

—¿Dónde trabaja tu padre?

La chica dijo—Vigilante de noche en el Ministerio.

Sonriendo dijo—He ahí por qué debemos dejar con vida a está sucia mestiza y a su madre. Son útiles de momento. Un buen puesto y dinero para nuestras inversiones en el extranjero. Pero ahora Draco enseñale su lugar.

El rubio alzó su varita hacia la que había sido su compañera durante cuatro años. Sabía que era mestiza y si bien había sido flanco de sus bromas y acoso, era protegida por Greengrass. Ahora podría enseñarle su lugar.

—Cruci…. —fue detenido por Voldemort quien indicó—Así no, hijo. Observa.

Lord Voldemort se alzó imponente hacia las dos mujeres. Harry podía ver el miedo dibujado en los ojos de las dos chicas, no quería presenciar la muerte de una de sus compañeras de Hogwarts. Ya había visto morir a Cedric no deseaba que Davis sufriese el mismo trato. Por suerte no ocurrió eso, la mujer mayor simplemente se puso de rodillas en una postura que debía de haber ensayado previamente y comenzó a hacer un movimiento rítmico de cabeza. Desde la mente de Voldemort no percibía ningún cambio. Intentó mirar a los demás pero solo vio cara de asombro y satisfacción en Malfoy y algo de estrés en Tracey. No era algo bueno lo que ocurría.

Se concentró en la mente de Voldemort pero parecía imperturbable salvo alguna pequeña luz de placer de vez en cuando. Harry no tardó mucho en asociar el acto, aquella mujer estaba complaciendo al Señor Oscuro con su boca. Pero ni siquiera gemía, ni había mucho placer en su mente. Realmente Dumbledore tenía algo de razón, no sentía nada. Incrédulo ante lo que veía escuchó al Señor Tenebroso decir.

—Mi querido Draco ha llegado el momento.

El joven chico se sacó su miembro de la túnica. Si bien no estaba en erección completa era más que suficiente. Se acercó a la chica castaña con anticipación y deseo ardiente en la mirada. Tracey retrocedía asustada mientras que su madre veía el destino pasar sin poder hacer nada. Llegado el momento, la joven no puso escapar y simplemente en su mirada pasó la idea de huir atacando pero sería su muerte. Sumisa espero su destino, Malfoy la agarró del pelo dispuesto a darse placer con aquella chica. Por suerte fue detenido por Voldemort.

—Para— el chico rubio se paró en seco aunque su mano seguía apretando el pelo de la chica. Algo de ilusión se reflejó en su rostro solo para que el hombre dijese— No es bueno que hagas eso para nuestros intereses. Sírvete de esta zorra—indicando a su madre.

El chico abandonó a Tracey y se sentó en la cama a la espera de que la madre de esta comenzase con su mamada. Voldemort abandonó el lugar dejando petrificada a Tracey diciéndole al oído— Aprende que es lo que les ocurren a las traidoras a la sangre. Comprometete con la causa.

Salió del lugar justo cuando los sonidos de succión se volvieron más fuerte. Tras esto un gemido largo junto a un comentario en la voz pedante de Malfoy. Parecía que la madre de la chica tenía practica pero el chico no solo maltrataba la boca de la madura sino que observaba a la petrificada chica.

—La próxima vez estarás junto a Granger en mi regazo, Davis—-dijo riéndose mientras se reanudaba el sonido de succión.

Harry salió de la mente de Voldemort trastornado por todo lo que había visto y excitado. Le costaba decir y admitir que su rival había probado la boca de una mujer madura y él ni siquiera había tenido un beso digno. No sabía tratar con mujeres. No tenía el descaro de Sirius o de su padre. Se tenía que contentar con la masturbación sacó su miembro erecto y sonrió al ver que su color era mucho más saludable que el de su rival, además sospechaba que era más largo y algo más grueso.

Comenzó a masturbarse imaginando a las chicas de Hogwarts. Aquellas que conocía, aquellas que más miradas dejaban a su alrededor o las que estaban más buenas. Culos globosos, pechos enormes o simplemente otros rasgos que complementaban el físico de otras chicas haciéndolas muy deseables para los chicos de todas las edades. Su mano se deslizaba calentando todo el miembro que colgaba de su entrepierna. Su pene comenzaba a llegar a su extensión máxima y Harry seguía imprimiéndole más velocidad. Se sentía vacío por este acto que se había vuelto recurrente durante el verano pero en este momento después de ver las acciones de Voldemort le resultaba necesario.

Su enfado con sus amigos se volvió peor cuando sin remordimientos comenzó a pensar en su mejor amiga y en la hermana de Ron arrodilladas ante él. Igual que Voldemort. A su cabeza vino un pensamiento asqueroso, si él era el elegido porque no podía disfrutar de lo mismo que Voldemort. Se sintió asqueado por ser igual que el mago que mató a sus padres pero estaba demasiado enfadado.

Con un gruñido se corrió sobre su cama, seguía gimiendo en voz alta mientras de su pene chorro tras chorro iba manchando las sábanas donde se tenía que acostar. Su ira disminuía conforme su miembro bajaba, desgraciadamente su conexión con Voldemort se había desvanecido y dudaba sobre las intenciones del mago enseñándole eso. Se recostó en sus sabanas e intentó dormirse. Tras un orgasmo sus músculos se relajaron dejándole en brazos de Morfeo.