-esperas algo?.- pregunto Gina.

-no, solo veía la hora, estoy cansado.

-pues creo que ya terminamos, te llevaré a cenar, tengo lista una reserva.

-gracias.

Una hora más tarde nos encontrábamos sentados en una mesa de uno de los restaurantes más importantes de la ciudad.

-y ya hablaste con ella?

-con quien?

-no seas ridículo, ya sabes con quien.

-no.

-creí que…

-No he tenido tiempo y ella es una mujer demasiado ocupada lo sabes.- interrumpí con rapidez

-bueno, eso lo sabemos ya.

-quiero irme a casa.-dije con fastidio.

-desde cuando reúsas una noche de fiesta.

-estoy cansado.

-pues esto te despejará la mente, tienes que divertirte un poco más, desde que trabajas con esa mujer te has vuelto demasiado… serio… anda te hará bien.-sonrío mientras tomaba mi mano.

-solo esta vez.

El sol casi aparecía por el horizonte cuando volví a casa, había sido una noche agitada, Gina me había llevado a un lugar hasta entonces desconocido para mí, habíamos bebido, bailado y conversado de todo y de nada, y en el momento menos esperado me había visto rodeado de un par de chicas que no sabia de donde provenían ni porque estaban allí.

Tambaleaba un poco cuando la puerta se abrió. Mi madre me miró con algo de desaprobación pero no mencionó palabra, supuse que me había observado caminar con dificultad arrastrando el saco de mi traje mientras intentaba llegar a la cama.

La siguiente vez que vi el reloj este marcaba las 4 de la tarde, el dolor de cabeza era intenso, el olor a alcohol aun era intenso en mi ropa, tuve que cerrar los ojos y pensar con detenimiento lo ocurrido la noche anterior, puse mi mano sobre mi frente y sonreí, las cosas se habían salido de control, de mi control y contrario a lo pensado había terminado ebrio con un par de chicas bailando alrededor mío, no supe lo loco que había sido hasta que al salir de la habitación vi la edición del día del periódico, sobre la mesa yacía el ejemplar abierto en la nota de sociales y mi foto en la página, una mujer joven me besaba y otra más rodeaba mi cintura con su brazo mientras parecía reír a carcajadas.

Mi madre salió de la cocina con un vaso y una caja de aspirinas, me dio un par no sin antes mirarme con desaprobación, tal como lo había hecho ya con anterioridad.

-creí que eso se había terminado.- dijo señalando la fotografía.

-yo también.

-no eres un poco viejo para eso?.- me miró sonriente.

-solo un poco… pero soy un hombre libre o no?

-mi madre movió la cabeza.- claro.- y luego suspiró.- por un momento pensé que querías volver con ella, me pareció que…

-no es mi intención volver con ella, además yo no soy nadie para ella.- dije con enfado.-ella solo siguió con su vida.

-ustedes tenían una relación…

-teníamos.- interrumpí.- teníamos madre. Ahora mi reemplazo camina a su lado mientras ella investiga pistas.

-hablaste con ella?

-no, ella no estaba allí.

-y decidiste que lo mejor era salir con mujerzuelas.

-soy un adulto, que busca divertirse y que tiene todo el derecho del mundo de hacerlo, Kate tiene una vida y yo también, además aquello no fue más que un sueño, ella no se atrevía a dar el paso y yo no hice más que esperar por algo que no iba a ocurrir.

-entiendo.

-no, no entiendes, ella, ella era todo para mi pero me dejó ir así sin más, que se suponía que hiciera.

-que dramático eres

-olvídalo.

Mi madre me miró una última vez antes de subir la escalera, pase mis manos por mi cara, resople con frustración, tal vez debería enfocarme más en el trabajo y no en esa clase de cosas.

Una semana después Kate y yo aun no habíamos hablado, mis compromisos se habían multiplicado con rapidez, aunque los chicos de la estación me habían invitado un par de veces a beber una cerveza con ellos, me vi en la necesidad de negarme pues de pronto todo el mundo quería saber el porque de mi ausencia, y eso me hacía sentir inseguro, mis respuestas podrían dar lugar a más preguntas, preguntas que no quería responder.

Otra semana pasaría antes de que por fin Kate y yo nos topáramos por casualidad o eso me había dicho ella.

Aquella mañana salí temprano, debía tomar un avión a mediodía, mi publicista había agendado una entrevista por la tarde y volvería algo entrada la noche después de una cena que según ella sería solo una cena y una pequeña convivencia con algunos seguidores de mi trabajo.

Caminaba por la avenida con un vaso en la mano cuando Kate apareció, la vi bajar de un auto, lucia apurada sin embargo se detuvo en seco cuando me vio frente a ella, la expresión en su rostro era de auténtica sorpresa y la mía quizá no era diferente.

-castle?.- asentí.- que haces aquí?

-caminar.- dije a manera de sarcasmo.- la pregunta debería venir de mi, qué haces tu aquí?

-investigo.- un hombre apareció de pronto.

-Kate, corre.

-investigamos.- dijo ella.

-Kate?

-si, yo…

-se está escapando.- dijo el sujeto tomando la mano de Kate.

-espera…- dije sin éxito pues ambos desaparecieron de allí con rapidez.- hola.- mencioné para mi.

Me tomó un par de minutos reaccionar ante lo sucedido, Kate desapareció de mi vista tan rápido como había aparecido y mis pies se negaban a moverse, con la esperanza de que ella volviese pero eso nunca sucedió.

Esa misma tarde antes de abordar, mi teléfono comenzó a sonar, un número desconocido en la pantalla me hizo dudar pero después de un poco de insistencia contesté.

-hola.- dijo la voz del otro lado.

-hola.- dije reconociéndole de inmediato. Algunos segundos pasaron antes de que alguno dijera algo y fui yo quien lo hizo.- puedo hacer algo por ti?-pregunté dudoso.

-quería…quiero disculparme por lo de esta mañana.

-no tiene importancia.-hice una pausa intentando encontrar las palabras, mi mente se había quedado en silencio así como mi boca, el silencio se hacía ridículo aunque no incómodo, de pronto las palabras vinieron solo para hacer la mas tonta de las preguntas.-es este un nuevo número?

-si, si, yo… perdí el otro.

-entiendo, puedo guardarlo entonces?, claro si no te molesta.

-seguro, puedes.

-como has estado?

-de nuevo ella guardo silencio.- tienes tiempo me gustaría que nos viéramos.- dijo después de unos segundos.

-no, lo siento estoy en el aeropuerto.-dije sin pensar.

-te vas?.- su voz sonó un tanto desconcertada.

-es una entrevista, volveré por la madrugada.

-oh bien, bien, puede ser luego entonces.-afirmó.

-si, claro.

-entonces…

-el aviso de abordar se escuchó .- debo irme, nos veremos después.- mencione mientras caminaba por el pasillo.

-si, si, claro.

Fue lo último que escuché antes de desconectar la llamada. Suspiré ligeramente aliviado en mi asiento, sin embargo una sensación un tanto extraña me invadió cuando mi mente comenzó a trabajar más rápido de lo que podía asimilar, me pregunté si este sería el primer paso de algo, lo que fuese o si solo había sido un arrebato de ella, suspiré de nuevo, ahora agobiado por las múltiples sensaciones y preguntas que me asaltaban, recordé aquel último día con ella y como con toda la frialdad del mundo me había dejado ir, de nuevo sentí aquella rabia, de nuevo me sentí solo, muy solo.

Hubiese deseado que aquello fuese diferente, hubiese deseado demasiadas cosas pero ninguna de ellas estaba a mi alcance, por primera vez en mi vida me sentí confundido y en un cierto punto desamparado.

La entrevista había finalizado sin problemas y la cena pese a los esfuerzos de mi asistente en aquella reunión no había sido nada más que aquello, una cena, que terminó conmigo yéndome directo al aeropuerto para volver a casa.

L a mañana siguiente sentí la imperiosa necesidad de llamarle, aun no me había ido a la cama, había pasado la noche entera meditando cual seria el siguiente paso y si estaba listo para lo que ocurriera en adelante, tenía serias dudas al respecto pero también tenía curiosidad, quería saber que haría ella, estaría dispuesta a seguir desde donde nos quedamos o tal vez empezaríamos desde cero, tendría el coraje de fingir o por el contrario caería rendido a sus pies tal como lo había hecho ya una vez.

Sonreí con cansancio, el sonido de los tacones que mi madre usaba me hizo levantar la vista del suelo.

-a que hora volviste, no te he escuchado llegar.-dijo dirigiéndose a la cocina.

-no lo se no he visto el reloj, debo dormir un poco.- me levante y caminé lentamente hasta ella, me acerqué y besé su frente con suavidad.-que te parece si esta noche cenamos juntos?

-me parece bien, hace mucho que no lo hacemos.

-bien, pues es una cita.

-ok.- dijo sonriente.- ve a dormir, te hace falta.

Me desvestí lentamente, sentado en la orilla de la cama revisé por última vez mis mensajes, aunque ninguno era de ella, me recosté y cerré los ojos, mi último pensamiento fue el rostro de ella y la hermosa sonrisa que a veces dibujaba.

Durante la cena con mi madre levante el teléfono un par de veces aún con la esperanza de que ella se hubiese comunicado sin embargo era inútil, ella simplemente no lo hacía y yo no me atrevía tampoco.

-deja ya ese teléfono, ella no va a llamar.-dijo mi madre con una sonrisa.

-soy tan obvio?

-demasiado… hablaste con ella, verdad?

-fue una breve llamada, nada de importancia.

-y por que no dejas de mirar el teléfono como si esperaras que ella estuviese allí?

-bueno… ella dijo que quería verme.

-vaya.

-que significa eso?

-pues… no lo sé, la detective Beckett puede ser un poco impulsiva a veces.

-crees que ha sido solo un arrebato.- afirmé.

-los hechos lo dicen.

-deberías ser más paciente, no te ilusiones tan pronto, estrellarse contra la pared no es tan divertido como parece.

-tal vez.

La cena terminó y ambos volvimos a casa, en estos casos siempre es mejor mantener la calma y la cabeza fría.

Aquella semana fue tranquila, no me atreví a ir a la estación de policía, por alguna razón me molestaba tener que verla pues ella no había llamado o enviado mensajes, me sentía estúpido mientras revisaba el teléfono cada 5 minutos como si él simple hecho de hacerlo le enviase alguna señal. Era más que obvio que eso no sucedería, no hasta dos días después.

Aquella tarde Kate y los chicos por fin habían logrado convencerme de ir con ellos al bar más cercano y beber algo refrescante o así lo había dicho Ryan.

Fui el último en llegar, mi tardanza se había dado debido a una falla mecánica, lo que me había obligado a detenerme y revisar el desperfecto.

Casi una hora más tarde y después de algunas llamadas había logrado llegar, lo primero que vi fue a una Kate Beckett con una expresión seria en el rostro, observé sus movimientos mientras yo me hacía paso entre la gente que se encontraba en aquel lugar.

Cuando por fin logre acercarme pude darme cuenta de que ella sostenía un vaso en su mano izquierda mientras sus ojos parecían observar con detenimiento el líquido que este contenía, miraba fijamente el vaso algo más que interesada.

El sonido de mi voz la obligó a mirarme, ella me miró un segundo y luego sonrió tímidamente.

-Puedo acompañarte?- ella sonrió abiertamente ahora.

-claro… creí que no vendrías.

-creo que esta vez… tenía que intentarlo.

-entiendo.

-Una cerveza.- dije al hombre que esperaba ordenara una bebida.

-y bien… que hay de nuevo?.- pregunto ella, la miré fijamente, Kate parecía haber bebido más de un par de tragos de lo que parecía ser algún licor fuerte.

-solo trabajo.

-entiendo… no quieres hablar.

-no, no es eso, es que… la vida de los escritores no es tan interesante como crees.

-no te creo, el periódico lo confirma.- dijo sonriente.

-el periódico es un mentiroso a veces y mi madre dice que ya no tengo edad para esa clase de estupideces, debería creerle, las madres dicen la verdad aunque duela.

-ella me miró aún sonriendo.- pues yo te veo muy bien.

-Cuanto has bebido?

-estoy bien… acompáñame, quiero bailar un poco antes de irme a casa.

Kate tomo mi mano antes de que pudiera decir algo, los chicos nos miraron con sorpresa cuando ella rodeo mi cuello con sus brazos y apoyo la cabeza en mi hombro.

-segura que estas bien?

-si, segura.

De pronto la música cambió, Kate me miró confundida, no supimos que hacer por un momento, entonces ella se separó de mi, movió un mechón de cabello que había caído sobre su cara y luego caminó de regreso.

-Estas bien?

-deja ya de preguntar eso.- dijo con fastidio.

-perdona.

-debería irme.

-te acompaño.

-no, no… quédate, los chicos querrán habla4 contigo.- mire detrás de ella donde Ryan y esposito hacían señas con sus manos haciéndome saber que estaba bien que me fuera con ella.

-te acompañaré, soy un caballero.

-ella sonrió y luego miro a sus compañeros para despedirse.- andando.

Kate camino con lentitud, yo caminaba a su lado esperando que ella iniciara la conversación, caminamos algunos minutos en silencio hasta que ella se detuvo.

-hace frío.

-puedo traer mi auto, si quieres?

-creo que eso estaría bien.

-quieres caminar conmigo o esperas aquí?

-vamos, no quiero quedarme aquí.

-si, por supuesto.

Un par de minutos después y dentro del auto la vi apoyar la cabeza en una de sus manos, sabía que pensaba en muchas cosas aunque no sabía a ciencia cierta cuales.

-Aun recuerdas el camino.- dijo sonriendo cuando me detuve frente a su edificio.

-Difícilmente lo olvidaría. – mencioné con autosuficiencia.

Abrí la puerta del auto, tomé su mano y aunque por un momento creí que ella no me lo permitiría ambos nos miramos cuando la piel de nuestras manos se tocó y pude sentir la calidez en ella.

-aun tienes las manos suaves.- dijo ella después de pasar su dedo sobre mis dedos.

--Claro.-reí.

La puerta de su departamento se abrió, caminé detrás de ella aún cuando no le pregunté si podía pasar y ella tampoco mencionó lo contrario.

La luz se encendió y ella caminó descalza por la sala, depositó el saco de su traje sobre una silla y luego se dirigió al refrigerador donde por unos segundos observó el interior sin saber que era lo que buscaba realmente.

-puedo sentarme?.- pregunté.

-si.- dijo ella sin mirarme.

Mire mi teléfono mientras ella aún decidía si bebería algo más, no escuche sus pasos pero si sentí su cuerpo mientras se sentaba a mi lado.

-estas bien?.- pregunto ahora ella.

-si, solo revisaba .

-entiendo, en que trabajas?.

-no has visto las noticias?

-quiero que me lo digas tu.

-Bien, yo, escribí algo mas… no se como decirlo, es… suspenso, en esta historia hay más intriga, quizá sea un poco aburrido al principio pero tengo fe en que los lectores se verán atrapados por el misterio y terminen por amar la historia.

-entiendo, creo que tendrás éxito.

-gracias, ahora dime que hay de ti.

-lo mismo de siempre, las investigaciones, los cateos, interrogatorios, etcétera, quizá necesito un poco de ese misterio del que escribes.

-ya veo, aunque para mi siempre ha sido muy interesante tu trabajo, deberías darte más crédito por lo que haces.

-Ella sonrió y luego me miro con seriedad. – en donde estuviste todo ese tiempo?

-bueno eso es un secreto, es mi lugar secreto.

-supongo que no me lo dirás y esta bien.

-es una larga y aburrida historia.

Kate sonrió divertida por mi respuesta, por un momento me sentí feliz de verla sonreír, y me encantó la idea de que fuese por mi, pero luego recordé lo que había pensado antes, no era bueno pretender que nada había pasado porque estaba seguro de que mis sentimientos se verían comprometidos una vez más y eso me hacía dudar.

-te has quedado callado de pronto.- dijo sacándome de mis pensamientos.

-he pensado en algo.

-quieres beber algo.

-no, ahora no.

-debo preguntarlo, volverás?

-aun no lo sé… necesito pensarlo, por ahora tengo trabajo y obligaciones que cumplir.

-Ryan y Esposito te extrañan aunque no lo digan.

-yo también… pero … me gustaría saber si tu me extrañas?.- toque sus dedos casi de manera imperceptible, ella me miró pero no aparto su mano.

-Tal vez un poco.- dijo en voz baja.

-Un poco.- dije acercándome lentamente hasta tocar suavemente sus labios con los míos.

No hice mas movimientos, me quede estático sintiendo la calidez de su aliento, ella hizo exactamente lo mismo, sus ojos se cerraron unos segundos y entonces imaginé que quizá me había equivocado y tal vez estaba malinterpretando todo.

Intente retirar mi mano mientras me alejaba de ella, sin embargo ella hizo lo contrario, su mano sujeto la mía y sus labios se presionaron contra los míos, no pude evitar suspirar, no pude evitar sentir un escalofrío recorriendo mi espalda.

Por un momento no pude moverme era más importante para mi sentirla y saber que no me había rechazado.

Poco a poco mi mano se deslizó sobre su pierna acariciándola con suavidad y con cierto temor, no quería apresurarlo todo y no quería que alguno de los dos saliera lastimado pero lo que nos estaba pasando en ese instante se nos estaban escapando de las manos.

La vi abrir lentamente los ojos, sus labios se abrieron y el beso se hizo demandante, mi mano acarició su cintura y pude sentirla pegando su cuerpo al mío, no lo dude, tomé su pierna y la pasé sobre la mía invitándola a sentarse sobre mi, pronto estaba besando su cuello mientras mis manos acariciaban su trasero.

La sentí mover sus caderas contra mi, ambos comenzábamos a sentir el calor y ese cosquilleo en el vientre que nos obligaba a buscar más.

El teléfono de ella sonó entonces, pude ver que alguien llamaba, me detuve a pesar de no querer soltarla y suspiré mientras apoyaba la frente en su pecho.

-debes…

-si.

La vi levantarse, tomar el teléfono y caminar rumbo a la cocina mientras escuchaba la voz de alguien del otro lado de la línea, resople fastidiado mientras intentaba que la erección que comenzaba a tomar forma bajo mis pantalones no pasará a mas.

Mire mi reloj y luego de pasar mis manos por mi cabello me di cuenta de que aquello no era correcto, me levanté y luego caminé hacia la puerta.

-Te vas.- dijo ella aun con el teléfono en la oreja.

-asentí.- te veré después.

Salí con calma pero ya en el pasillo caminé tan rápido como pude hasta llegar a la salida y no miré atrás por ningún motivo, seguro de que aquello solo complicaría las cosas.