—CAPITULO 58: ANTES DEL FINAL; ARKZRIMIEL—
mi creación, mi maldición
Cuando decidí tomar a la fuerza el manto de responsabilidad de la creación, pensé que sería tarea fácil. Pues, lo hice incontables veces en el pasado, me alce en rebeldía y acabe con el padre de todo y tome su lugar para recrear todo nuevamente para mantener con vida al amor de mi vida, incluso deje aprisionar mi mortalidad en el abismo para seguir todo al pie de la letra, pero no sabía que me cansaría con el tiempo, tuve consciencia, me di cuenta. Que era agotador.
Que ignorante era.
Cuando me alce en rebeldía y acabe con el padre de todo quise hacer todo diferente, quise crear algo nuevo, pero me di cuenta que no cuento con aquello que el original padre de todo sí tuvo. Un alma. Y como yo no poseo eso, no puedo crear vida. Solo multiplicarla y transformarla. Tanto desearía poder crear a mi amor de nuevo, pero no puedo. No es mi creación, no me pertenece. Debo dejarla ir, debo dejar ir a todo lo que amo porque no es mío, pero debo proteger a lo que sí puedo hacer mío. Pero ¿Cómo? Los considero mis iguales, pero no mis amados. No puedo amar a alguien que no conozco.
No seré un Dios perfecto. Y esa será mi maldición. Creare todo un mundo nuevo, nuevos reinos donde vivirán miles que me amaran, pero yo nunca amaré porque el amor de mi vida no existe ahí, no existirá nunca más. Adiós, Twilight Sparkle.
En el momento que el mundo se vio cubierto de una energía blanca, aquella que devoraba todo a su paso. Alguien miraba atento desde un trono de piedra. Junto con un humano que estaba siendo condenado en ese instante. Ambos miraban como ese mundo estaba siendo borrado.
—¿Eso debería de pasar? —Hablaría la figura humana.
—No—Respondería Arkzrimiel—Al parecer tu condena ha terminado, y la mía también. Angel Figueroa.
—¡¿Qué?! —Respondería exaltado—¡Todavía no he empezado nada!
—Pues ya lo has terminado. No tiene caso que te quedes aquí a esperar. Eres libre de regresar a tu hogar. Despídete de tu amor—Y Arkzrimiel levantaría su diestra y volvería a la vida a Angel Figueroa devolviéndole toda capacidad mágica y divina.
—¿Por qué lo haces? —Preguntaría confundido mirando su cuerpo recién renovado.
—Porque ya nada importa, mi reinado en esta creación está terminando. No importa lo que haga. Ya nada importa. Me asesinaran y reiniciaran el gran ciclo de la creación. Andando. Eres libre, hijo mío.
Y Angel Figueroa medio sonreiría confundido y alegre y regresaría volando a gran prisa hacia el último capítulo de su vida en la reencarnación sabiendo que también será el último de toda la existencia conocida.
Arkzrimiel miraría en silencio entre el lienzo pintado que era su creación, vería Equestria delante de él y como todos los seres vivientes tuvieron alegres vidas, otras injustas y algunas trágicas. Pero fueron alegres. No mostraría ningún tipo de expresión, pero por dentro se sentía satisfecho, cumplido con su papel por todo ese tiempo a la perfección. Ya iba a llegar su momento de descanso eterno y bien merecido.
Miraría sus perfectas manos, aquellas que dieron forma a toda Equestria, esa humilde tierra de seres amigables y casi perfectos, donde todo lo resolvieron con amor y amistad, pero en uno de sus dedos estaba manchado de oscuridad. Representaba a la humanidad y eso hizo una mueca en su rostro, no odiaba a la humanidad, pero era una carga que debía llevar y la humanidad no se distinguía por hacer las paces con sencillez. Miles sufrieron, millares lloraron desde que él los creó y ninguno agradeció la vida que él les dio, sentía algo de apego, pero no pasaban más allá de ser un mero compromiso, los creó para hacer posible todas las historias relacionadas a Equestria.
Al cerrar sus manos vería sus nudillos desgastados, vería la vejez divina cobrar factura, no era por ser imperfecto, era por heredar el cuerpo de sus antecesores, desde el primer Arkzrimiel hasta llegar a él, era una carga impresionante que solo un Dios podía soportar, algo que solo se podía soportar con tal de mantener la vida de la amada de Equestria y todas aquellas que ella amaba. Y una tenue sonrisa se dibujó en su rostro; Ya no la ha visto en eras. Pero sabía que ella iba a estar bien con el próximo padre de todo.
Quizás, todavía quedaba algo de humanidad en Arkzrimiel, entre tanta actuación, entre tanta divinidad cegadora, quedaba algo de lo que fue Angel Figueroa. Un Angel Figueroa primigenio, el primero que amo de verdad y sacrifico su existencia.
Sus manos temblarían de los nervios, pues el momento se acercaba, pero debía mantenerse estoico, en silencio. Pues debía seguir manteniéndose en papel para cuando el nuevo padre de todo se presente. Aunque, cumpliría un último capricho.
Extendería su izquierda, aquella mano juzgadora y crearía un escenario. Un escenario familiar, uno que inundaría su corazón en alegría. Era él en juventud con Twilight Sparkle. Ambos conversando.
—¿Y qué haremos hoy? —Hablaría Angel Figueroa con una sonrisa.
—Tenía planeado ir con Pinkie Pie a una cata de pasteles—Respondería Twilight Sparkle con una sonrisa—No sé porque lo quiere hacer ver como un evento importante. ¡Es solo una fiesta! —Ambos reirían y Arkzrimiel imitaría la risa de ambos. Conmovido.
—Ya sabes cómo es ella, no quiere que te presiones por tu posición de princesa, después de todo. Estamos esperando un hijo. Debe de estar más que emocionada por eso y quiere disfrutarte.
—¿Tú crees? Yo siento que debería de decirme que es una fiesta y no una "Cata de pasteles"
—Déjala, déjala ser feliz con su forma de ser. Ahora, yo me tengo que ir—Y Angel Figueroa se levantaría de su lugar con la tristeza de Twilight en su rostro.
—¿Tan pronto? Pensé que tu reunión con Phoenix era más tarde—Twilight haría lo mismo parándose frente a Angel.
—Lo es, pero pienso irme volando por mi cuenta. No quisiera usar magia en esta ocasión.
—¿Por qué?
—Siempre he disfrutado la sensación del viento en mi rostro—Y miraría hacia el horizonte—Amo Equestria y hasta amo esos pequeños detalles—Y la expresión de Angel cambiaria un poco, con molestia, pero esto no lo notaria Twilight.
—Entonces trata de disfrutar todo esto, disfruta hasta los momentos que no estamos juntos para disfrutar a tus amigos. Te amo Angel Figueroa—Y Twilight sonreirá de una forma tan amable y honesta que denotaba todo el amor que le tenia.
Y Angel Figueroa respondería con una sonrisa y se alejaría volando dejando atrás a Twilight mientras ella le sonreía, no se percataba de la preocupación de Angel Figueroa. Arkzrimiel miraba desconcertado pues sabia la razón del cambio de actitud.
—Entonces, me creaste por mero capricho—Hablaría la marioneta de Angel Figueroa mirando hacia su destino. Arkzrimiel asentiría.
—Eres consciente. Ya veo.
—Todos lo somos. Pero ¿Por qué me creaste? ¿Para saciar tu ego?
—Para sentirme vivo—Respondería Arkzrimiel, y esto intrigaría a Angel Figueroa cambiando su complexión.
—¿Por qué?
—Ya lo sabes, mi era está a punto de terminar. Debo de disfrutarlo mientras sea consciente.
—¿No lo son cuando el siguiente los absorbe? —Esta contestación haría dudar al padre de todo.
—No es un hecho, pero no siento la presencia de mi predecesor, por lo que quizás, pierda toda consciencia sobre mí.
—¿Y fuiste feliz con lo que viste? —Arkzrimiel asentiría—¿Por qué?
—Porque extraño conversar con ella; durante mi condena no pude tocarla, solo presenciarla, de vez en cuando hablarle en sueños, pero no era lo mismo, quería abrazarla, besarla, quería acariciar todo su cuerpo con amor y afecto, pero mi responsabilidad me lo hacía imposible.
Arkzrimiel guardaría silencio, extrañaba su vida mortal. Aunque era lo mejor, sentía que había una alternativa para poder estar con su amor de nuevo, sentía que de verdad existía, pero también, sentía que no tenía el poder para hacer eso posible. Simplemente observar el mundo hasta el final de su tiempo.
—Supongo que es un adiós—Hablaría Angel Figueroa y Arkzrimiel asentiría y la ilusión desaparecería para toda la eternidad. Toda la conversación sucedió en un instante para Arkzrimiel. No tuvo alguna importancia en el gran esquema de la existencia.
Pero él quería que tuviera valor.
Miraría al horizonte, en su basto paraíso podía ver las vidas de todos los Equestres, todos aquellos que sonrieron en el pasado ahora se lamentan y otros lo maldicen por lo que sucedió. Podía verse conflictuado por todas sus acciones, quería lo mejor para Equestria, pero para ello debían de morir todos por igual para renacer de nuevo y volver a sonreír, pero ¿A que costo? Antes era un héroe, ahora es un villano.
Quería seguir siendo un héroe para Equestria, volver a portar una armadura y espada para luchar sin temor y bañarse en la gloria de un campeón. Quería sentir de nuevo la adrenalina de una nueva aventura y disfrutar de las enseñanzas que la vida le daba, pero ahora, el daba esas enseñanzas, el daba las aventuras.
El debió ser esperanza, ahora es maldición, debió ser paz, pero fue guerra, debió ser alegría, pero ahora es tristeza. Lleva maldiciendo a Angel Figueroa por tanto tiempo que ha olvidado que una vez él también fue maldecido por su propio Arkzrimiel.
Su corazón palpitaba por primera vez en eones, se sentía triste. No quería acabar con su reinado, quería crear algo por primera vez, no quería recrear. Quería dejar huella de lo que fue una vez, pero no podía, no tenía ese don, ninguno lo tuvo. No puede crear vida, pero desea crear vida.
Apretaría las manos con ira, su rostro se deformaría mirando al infinito, quería acabar con este maldito ciclo, pero no podía, no tenía el poder. Pero en el fondo, sabía que encontrará la paz. Pues, cuando acabe su reinado, podrá dormir en paz pues como es tradición, cada Angel Figueroa da descanso al anterior padre de todo con la recompensa de estar con su familia de nuevo, viviendo en armonía en un hermoso campo de flores en medio de un bosque. Todos en paz.
Amaba esa idea, esa esperanza. Quería tener todo de regreso. Todo aquello que perdió, esa sería la recompensa por haber vivido por tanto tiempo en el ciclo de la creación. Quería tener paz.
Calmaría su corazón y respiraría en paz y tranquilidad pues sabía que su sucesor cumpliría con su palabra y como fue pactado al principio de la paradoja de la creación;
Cuando Angel Figueroa derroque a Arkzrimiel, este lo hará dormir con delicadeza y lo mandara al paraíso de Dioses donde vivirá en paz y armonía para toda la eternidad pues Arkzrimiel no puede morir y su recompensa será amar y ser amado por Twilight Sparkle y familia para toda la eternidad.
Sonreiría pues anhelaba que su tiempo de gobernar terminará, quería finalmente soltar el manto de responsabilidad por el cual había sido cubierto. Su mente podía solamente procesar la alegría que ponía en emoción a su corazón. ¿Acaso esto fue lo que sintieron los anteriores padres de todo? No sabía, pero sí fue así, era un gusto poder tener también esa emoción.
Un vago recuerdo llegaría a su mente, el día que él tomó el poder de la creación, miraba a Arkzrimiel con enojo pues aún no sabía que iba a suceder al derrotarlo, aun no tenía la consciencia que ahora tiene. Quería mantener con vida a toda costa a Twilight Sparkle pues Equestria estaba en problemas.
Las guerras entre especies era casi una realidad y poco a poco el territorio Equestre estaba en peligro de una invasión draconica pues habían sido traicionados por Ember y las princesas de Equestria, Celestia y Luna no se daban abasto en las defensas. Necesitaba acabar con la guerra y por eso se impuso ante su padre de todo y en una pelea que hizo temblar a toda la creación, lo derroto y le dio paz en un acto de misericordia al percatarse de la carga que tenía aquel padre de todos.
Y analizando la situación, se preguntaría ¿Acaso cada Equestria está en peligro dependiendo de cual Angel Figueroa exista? ¿Por qué esta Equestria está más demacrada que la anterior? El abismo, los seres divinos, los hijos del guardián. Él nunca tuvo hijos, nunca. Quizás, esos elementos afectaron más el equilibrio del ciclo de la creación. Pero no importa más, pues ya está a punto de descansar.
Miraría hacia otra parte, mirando otro extremo de la creación, en una línea del tiempo distante. Como Equestria floreció y prevaleció. Y esto le intrigo pues, no existe futuro más allá de su destitución. Miraría con atención pues veía como Equestria, sin los elementos de la armonía o alguna magia relacionada. Crecería carente de este último de una forma impresionante, todos. Aun, con claras distinciones raciales, prosperarían de forma independiente y como poco a poco hacían su propia economía hasta el día que una terrestre de nombre Sunny Starscoat adoptaría las enseñanzas de Twilight Sparkle y emprendería un viaje para reunir y crear la magia en Equestria por segunda ocasión.
Pero algo había mal, al observar, vería como algo aparecía. Algo que no concordaba con esa magia, no podía interferir ni ver exactamente que era, pero estaba fuera de lugar. Vería interferencia en ese punto. Solo a Sunny entrar a un lugar misterioso y a las pocas horas. Ese futuro desaparecería. Esto preocuparía a Arkzrimiel. ¿Por qué existe un futuro más allá de su recesión? ¿Por qué desapareció abruptamente?
Al final, como antes pensó. Ya no tiene caso preocuparse, ya va a llegar su relevo y el arreglara todo ese desastre.
Suspiraría aburrido, ya quería terminar con todo cuanto antes. Quería dormir y descansar, daría media vuelta hacia su trono mirando a todos los seres vivientes de Equestria, pero no notaria que sus rostros serian borrados de la creación hasta quedar en blanco, no notaria que toda flora y fauna seria borrada tras sus pasos mientras él se encontraba absorto en sus pensamientos.
Lo que sí notaria, sería una enorme preocupación, algo no estaba bien, se sentaría y miraría a Equestria, pero no había nada. Movería la mirada, solo un profundo y eterno blanco, no había ningún ser viviente delante de él, nadie esperando su reencarnación. No era como los demás Arkzrimiel narraban.
Sabia y comprendía de buena manera que, al acabar con su labor. Toda Equestria estaría de pie delante de él, lista para repetir su vida, no todos con gusto, pero sabían que era por el bien de la existencia, miraba preocupado y movería su diestra buscando algún indicio de vida, pero no habría nada, no existiría nada. Su corazón palpitaría con prisa, con temor pues esto no estaba en los planes, algo andaba mal.
Usaría toda su magia para crear una imagen clara pero no podría, algo bloqueaba su poder. Algo, más fuerte que él.
—Cuando le vi, caí como muerto a sus pies, y puso su diestra sobre mi diciendo; no temas, soy el primero y el ultimo—Aquella voz familiar inundaría la sala infinita. Arkzrimiel cambiaria su complexión, estaba listo a lo que siguiera.
—Y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos—Respondería Arkzrimiel tomando su postura ante aquella voz.
—No es justo, no es justo—Replicaría la voz con juicio—Había tiempo, y lo perdimos. Ahora no hay tiempo. Nos engañaste.
—Hago lo necesario para Equestria. Lo mejor para todos, no debías de existir.
—Y ahora nos sumergimos en la oscuridad, algunas cosas ya son innecesarias para decir—Respondería la voz, Arkzrimiel esperaba que la figura de Angel Figueroa apareciera delante de suya.
Pero no fue así.
Aquello que apareció delante de él fue un hombre, de alta estatura de gabardina negra con una ballesta en mano y una espada plateada en otra, tenia la mirada llena de ira y mostraba sus dientes con hambre. Lo que le aterro a Arkzrimiel es que tenia un par de alas divinas llenas de sangre antigua. No eran de ese ser.
—¿Quién eres tú? —Arkzrimiel mantendría la calma ante la figura. Pero detrás de él aparecerían seis más.
—No soy "yo". Somos todos. Los últimos guardianes.
Detrás de ese hombre aparecerían varias figuras de diferentes tamaños y estaturas, resaltando un chico con una espada plateada con una armadura verduzca, dos hermanas gemelas, una con pelo plateado y otra con los puños cerrados. Una mujer de ropajes misteriosos con el libro de la vida en la cintura, pero ella por si misma ya emanaba un enorme poder mágico, un chico de estatura normal sin ropa con múltiples cicatrices carente de sus alas divinas, pero con una determinación indestructible, pero con una enorme depresión, y el mismo guardián de la muerte con una gran tristeza en su rostro. Único testigo sobreviviente de Equestria.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué osan pisar suelo santo?
—No tenemos por qué presentarnos. ¿O sí? —Miraría aquella figura a la mujer mágica—Bien—Refunfuñaría molesto— Soy Tapio, el ultimo cazador y la última esperanza, el niño es Kane, hijo de Valquiria, Keila, Kaila, las gemelas de plata, Laila, la ultima hechicera, Raziel, el guardián que nunca fue, y el mismo guardián de la muerte, Samael. ¿Feliz?
Arkzrimiel no diría nada, estaba molesto, se levantaría de su trono.
—¿Y Angel Figueroa? ¿Dónde está?
—¿Él? Digamos que, terminando con tu vida—Y antes de que se diera cuenta, tenia una enorme figura, más grande que Arkzrimiel aparecería detrás de él con una gran y macabra sonrisa y atravesaría el pecho de Arkzrimiel con la hoja acuñada de Siegfried haciendo romper toda la divinidad que le rodeaba.
—¡Aquí estoy! ¡Padre de todo! —Angel Figueroa sonreía ante el brutal ataque hacia Arkzrimiel. Vería en sus ojos toda la magia de Equestria, toda la magia de Terranova, todo el reino de Equestria. Absorbió todo y toda vida existente en la creación.
Arkzrimiel, pasmado se alejaría separándose de la hoja, estaba aterrado. No iba a darle el descanso. Iba a matarlo, iba a romper el ciclo.
—Así que…vas a terminarlo todo ahora—Arkzrimiel se arrodillaría delante de Angel Figueroa tosiendo sangre, no era sangre divina. Angel Figueroa se sentaría en el trono de Arkzrimiel—Vas a romperme…
—Voy a hacer más que romperte. Te hare lo mismo que me has hecho, por un millón de veces y el dolor que me causaste te lo devolveré.
—Así que…ahora tú me juzgaras—Reiría Arkzrimiel ante tal ironía—¿Acaso eres ignorante? ¿acaso no sabes que este es nuestro propósito?
Angel Figueroa se mantendría en silencio.
—¡Nuestro propósito es mantener el equilibrio! El anterior padre de todo y el anterior a ese y el anterior todavía, todos cargamos con esta responsabilidad, mantener en balance a la creación. Tenemos que sacrificarnos con tal de mantener con vida a Twilight Sparkle.
—¿A costa de perder todo? ¿A costa de perder nuestra vida? ¿Nuestra libertad? —Preguntaría Angel Figueroa con asco.
—¡SI! —Gritaría Arkzrimiel enfurecido—Hemos dado todo con tal de ver nuestro gran amor nacer, crecer, conocernos, vernos morir, vernos revivir, vernos luchar y vernos desaparecer por su bien. ¡Es nuestra labor!
—Pues ya no más. Estoy cansado, de tener que ser el mártir de Equestria. Que Equestria sufra por nuestro egoísmo. ¿acaso no sabias que quería morir? ¿Acaso nunca lo sentiste?
—Nuestra muerte, traería peligro. Si moríamos Equestria iba a quedar desprotegida. Por eso el ciclo se reiniciaba—Arkzrimiel poco a poco iba perdiendo la vida, no existía alguna forma existente de evitar su muerte—¡Debimos darlo todo! ¡Tú lo vas a echar a perder!
—Me quitaste aquello que yo llame hogar, mis deseos de vivir y por tu culpa, quiero morir, pero ya no puedo. Tengo una responsabilidad mucho más grande que este patético ciclo, Equestria va a reformarse, dividirse y crecer, mi pueblo por igual. Y aquello que no lo merezca desaparecerá. Yo seré un verdadero Dios.
Arkzrimiel al escuchar las palabras de Angel Figueroa, aquellas palabras llenas de ambición y rencor, no podría evitar reír a carcajadas haciéndolo enfurecer a él y a sus guardianes.
—¿En serio crees que vas a ser un verdadero Dios? Ninguno de nosotros lo es, y nunca lo seremos. Porque, para tu información. No tenemos alma, nunca la hemos tenido y por mucho poder que tengamos. No podremos crear algo, eres un imbécil por creerlo eso—Y Angel Figueroa sonreiría y sus ojos cambiarían al parpadear. Eran de color negro con seis estrellas de varios colores alrededor del iris. Señal que ya poseía la magia de la amistad dentro de su cuerpo. Esa supuesta magia improfanable—No…—Arkzrimiel bajaría la mirada con enorme pesar, Twilight Sparkle…Ya no existe…
—No tendré alma, pero si el poder. No podre crear, pero solo yo daré balance al mundo. No, a mis mundos. Siete hermosos reinos con sus propias vidas y destinos que yo mismo manejare a mi voluntad y decidiré quien me derrotará. No como ustedes, cobardes.
—No entenderás nunca la naturaleza de este lugar—Sonreiría Arkzrimiel una última vez—Cuando me mates, me absorbas o lo que me quieras hacer. Entenderás, no existirá nada, solo oscuridad, no habrá tiempo y no habrá futuro o pasado. Solo tu soledad y cuando lo entiendas. Será demasiado tarde, y eventualmente. Regresaras al gran ciclo de la existencia. Y nos veremos otra vez. Arkzrimiel.
Y Angel Figueroa ordenaría la ejecución de Arkzrimiel; Tapio, Kane y Samael pondrían sus hojas en la cabeza de Arkzrimiel y en un suave movimiento del dedo índice de Angel Figueroa cortarían la cabeza del ahora anterior padre de todo y su cuerpo caería inerte delante de él y tomaría el cadáver desde su nueva magnificencia y lo absorbería sintiendo en lo más profundo de si el poder de un Dios.
Y entendería.
Era el poder de un Dios imperfecto. Así como lo va a ser él. Y entendería, no iba a crear vida nunca por mucho que lo quisiese. Se tragaría su tristeza e ira. Mirando a sus guardianes. Y ellos se arrodillarían delante de ahora, Arkzrimiel. Se sentaría en el trono de Arkzrimiel lentamente con un mar de lágrimas pues entendía todo, no va a ver nada que el pueda crear.
Pero a pesar de todo, a pesar de todas las desventajas de no tener un alma;
Ha nacido Arkzrimiel. El padre de todos.
Y todo a su alrededor se oscurecería lentamente, apagándose mientras sus guardianes se perdían en la oscuridad regresando al seno de su padre para ser resguardados hasta ser llamados nuevamente para protegerlo y luchar a su nombre. Y Arkzrimiel se sumiria en oscuridad hasta no verse nunca más. Pues esperará el momento en el que la oscuridad se asiente y pueda partirla en dos para crear su nuevo reino.
Antes de que el tiempo fuera tiempo, antes de que la realidad fuera fantasía fueran dos cosas muy distintas, antes de que las estrellas dieran su primera chisa y los soles comenzaran a arder.
No existiría nada.
Solo un infinito paramo oscuro, un profundo abismo sin final, un mar de tinta negra y así era desde que la eternidad era un mito.
Pero en algún momento en medio de la nada, en medio de toda esa oscuridad, sucedería algo, un momento inesperado, algo súbito. Él apareció envuelto en una magna luz, una enorme luz aparecería envuelto en seda, un hombre de complexión delgada pero hermoso aspecto; de delgada nariz, de finos labios, orejas chicas, de larga cabellera castaña, con grandes ojos con una mirada tranquila. A través de sus ojos coloridos mostraba un infinito cansancio.
A pesar de ser un ente con un genero ya definido y con emociones ya desarrolladas. Cargaba con un gran pesar aun cuando era el primer ser vivo en poblar aquel lugar abandonado y oscuro.
Este ente comenzaría a llorar en silencio, desconsoladamente y sus lagrimas brillaban en un hermoso haz blanco que al esparcirse en millones de partes iguales en la oscuridad creaba sin intención a las estrellas que fragmentaba al abismo, su pesada respiración, aquella por sus sollozos devoraba a la oscuridad y al exhalar formaba grandes esferas de fuego, que unas, al enfriarse, se formaba tierra, otras esferas eran de agua, y viento que al chocar con las que estaban frías formaban los mundos a habitarse. Y los que no chocaban, se perdían en la deriva del infinito creándose los cometas errantes.
—El primero todos, Arkzrimiel. Un futuro escrito en el pasado.
