Capítulo: XII
Los rayos del sol acariciaban sus rostros, por lo cual no fue difícil despertarse temprano por más que quisiese seguir durmiendo toda la mañana. Podían quedarse hasta el día siguiente en el hotel y descansar, así que no había ningún problema con quedarse durmiendo hasta tarde. Sin embargo, aun así abrió los ojos algo perezosa, siendo lo primero que vio el rostro durmiente de su novio y su respiración tranquila. Nunca solía ver a Link durmiendo, ya que ella solía quedarse dormida antes y él se despertaba mucho más temprano para salir a hacer ejercicio o entrenar. Pero le gustaba poder verlo así, se sentía especial.
Bajó la mirada, sonrojándose al darse cuenta de que ambos estaban aún desnudos debajo las sábanas. Sabía que era ridículo sonrojarse ante eso, considerando lo que ambos habrían hecho la noche anterior, pero no podía evitarlo ya que aún se sentía inexperta en el tema. Iba a levantarse para así vestirse nuevamente, cuando sintió el fuerte brazo de Link rodear su cintura desnuda y pegársele más a ella por detrás.
-Buenos días.-murmuró Link con una sonrisa en el oído de la chica, por lo que ella se volteó para verle mejor y sonreír igualmente.-¿Te gusta verme durmiendo o qué?
Zelda se sonrojó al haber sigo descubierta, para simplemente desviar la mirada con una sonrisa mientras negaba.
-No sé a qué te refieres.
Al escucharla, Link simplemente rio, acercándola más a él para así besar su frente.
-Me parece adorable.-dijo subiendo su mano hasta la mejilla de la chica y acariciando esta.-Yo también lo hago a veces, me desperté antes y te observé un rato antes de volverme a dormir…
Al escuchar aquello, Zelda rio enternecida mientras se acercaba a acariciar la mejilla del contrario y besar sus labios dulcemente. Le encantaba despertar así con Link, ojalá pudiese despertarse así entre los brazos del contrario todas las mañanas. No iba a dejar que en aquel precioso momento su cabeza se llenase de todos sus malestares y demonios que le impedían tener en ese momento una vida normal como cualquier adolescente normal. Era un momento perfecto, lástima que no durase para siempre.
Las dos noches que pasaron en el hotel con las termas se pasaron volando. No se iban a quejar, disfrutaron bastante de aquellos días, sobre todo cuando los besos escalaban a algo más y acababan bajo las sábanas. Aquellos días no solo les vinieron bien para crecer como pareja, si no para descansar el alma y la mente y poder desestresarse un poco. Por culpa de Ganondorf y todo el peso del mundo sobre sus hombros Zelda tenía ansiedad constante, incluso Link aunque con él se manifestaba sin poder pegar ojo en toda la noche. Le aterraba que algún secuaz de Ganondorf entrase por la noche y se llevase a Zelda, o algo peor incluso. Durante las noches ni si quiera dormía a veces, se quedaba abrazado a Zelda para que no escapase de entre sus brazos y siempre vigilando la puerta.
Ya que sus mini "vacaciones" acabaron, no les quedaba de otra que ir hacia donde la fuente del poder para Zelda meditar y que su poder sagrado despertase. Zelda tenía ansiedad y Link lo notaba por cómo la chica se aferraba a su abdomen mientras conducía la moto hyliana. Deseaba reconfortarla, decirle que no tenía que hacer eso y él lo haría todo por ella, pero sabía que así no la reconfortaría realmente. Solo cumplir con su destino era lo que ayudaría a Zelda con aquella misión.
Estuvo conduciendo por aproximadamente dos horas por medio del campo y se detuvieron frente una cueva que Zelda dijo que Gorko le habría señalado mientras estuvo sola en Ciudad Goron. La cueva estaba oscura, por lo que untaron las gasas del kit de primeros auxilios con un poco del alcohol de este mismo en un palo y luego lo encendieron con un mechero creando así una antorcha. Link simplemente suspiró, sujetando la antorcha con su mano derecha y con la izquierda sujetando la Espada Maestra, ya que aquel sitio le transmitía unas muy malas energías. Zelda caminaba detrás suya, aunque sitió cómo esta se detuvo de la nada.
-¿Qué puedo hacer ahora?-dijo la princesa llevándose las manos al rostro y cubriendo este con sus manos.-Si no logro despertar el poder de mi interior…
Link se habría girado al escuchar a Zelda, para así intentar acercarse a esta. Sin embargo, un horrible graznido se escuchó y apenas tuvo los suficientes reflejos como para apartar a Zelda de una enorme roca que volaba hacia ellos. Tiró la antorcha al suelo y al girarse se encontró con un monstruo que trepaba por el techo. Un monstruo que aunque pálido, tenía pelaje rojo, una gran nariz y un largo cuerno. Era asqueroso a la vista pero no pensó en más que deshacerse rápidamente de él. Sacó su escudo hyliano y se acercó al monstruo, esperando que este quisiese atacarlo con un palo enorme que llevaba en sus manos y en el momento perfecto realizar un ataque de escudo que lo desestabilizó e hizo que cayese el monstruo llorando y sobándose su trasero lastimado. Link aprovechó para realizar un ataque con salto hacia el frente, haciendo que el monstruo desapareciese inmediatamente en un humo morado. El hyliano suspiró aliviado, acercándose para tomar la antorcha mientras Zelda lo miraba apenada.
-"Link se ha hecho mucho más fuerte… Pero yo no."-pensó la princesa.-"También aparecen más monstruos cada vez… Podría indicar que Ganondorf cada vez es más fuerte…"-se quedó cabizbaja, mirando sus manos para luego girar su mano derecha y pudiendo observar el dorso de esta donde estaría su marca aunque tapada con el guante.-"Nuestro tiempo se agota… Y Todavía no ha despertado mi poder…"
-¿Estás bien?-preguntó Link mientras se acercaba a su novia al verla tan cabizbaja, creyendo que estaría herida.-¿Te hizo daño ese monstruo?
Zelda negó levemente, suspirando mientras sacaba la piedra sheikah y miraba en el antiguo mapa de esta por dónde estarían.
-Solo pensaba.-murmuró sin ver a su novio a la cara por la vergüenza.-Si seguimos adelante creo que deberíamos llegar hasta la fuente…-guardó nuevamente la piedra sheikah, para así ver a su novio.-¿Podrías prestarme el arco? Si estaba este monstruo no creo que sea el único… No quiero quedarme de brazos cruzados mientras tú te enfrentas solo a ellos…
Link no estaba totalmente seguro de aquello, prefería ser él quien se enfrentase a los monstruos. Sin embargo, él mismo sabía lo capaz que era Zelda con el arco, él mismo la habría instruido. Simplemente asintió, para así sacar el arco y descolgarse el carcaj para colgárselo a Zelda en sus vaqueros. Zelda simplemente esbozó una leve sonrisa, eso le daba una leve sensación de al menos no ser un estorbo y serle algo útil a Link, solo esperaba poder despertar su poder sagrado más adelante y serle útil de verdad…
-Quédate detrás de mí, ¿sí?-dijo Link a lo que Zelda asintió apretando el arco en sus manos.-Recuerda, el arco es un arma que te permite luchar a la distancia… Cuando veas algún monstruo, trata de apuntar a su cabeza para un golpe crítico. No te acerques a ellos.
Zelda simplemente asintió y ambos siguieron avanzando por la oscura cueva. Aquel horroblin que se encontraron no fue el único que se encontraron. Se encontraron otro más de pelaje azul al que fue un poco más difícil de matar, pero a medida que avanzaban habría más monstruos. Gracias a Zelda lograron deshacerse sin problemas de un monstruo que aunque bajito, tenía cara de cerdo, y Link se deshizo de su compañero. Luego hubo otro parecido a estos dos últimos que era mucho más alto y con la cara más alargada, Zelda apuntó hacia su cabeza dándole un tiro crítico que lo tumbó haciéndole a Link fácil el eliminarlo con la Espada Maestra.
Por fin podían ver desde el final de la cueva la salida de esta y ambos empezaron a correr. Sin embargo, Link escuchó algo y rápidamente se detuvo a la vez que detenía a Zelda con su brazo. Antes de que Zelda preguntase de qué se trataba, escucharon un fuerte rugido y desde donde estaban se podían ver unas cuatro patas, o mejor dicho pezuñas, caminando justo frente donde estaría la fuente. Zelda estaba sorprendida, decidiendo usar el catalejo de la piedra sheikah para apreciar mejor a aquel monstruo una vez se alejó un poco. Era como un centauro mitológico, pero su cabeza parecía un león con cuernos. Sin embargo, su color de pelaje no se asemejaba a un caballo o león, pues este era plateado con franjas moradas. Zelda no creía lo que miraba, apretando el arco entre sus manos para salir a enfrentárselo aunque Link negó mientras se giraba a verla.
-Iré yo solo.-dijo Link, y antes de que la princesa volviese a hablar la interrumpió.-Ese es muy fuerte, tiene hasta una espada y un escudo… Yo iré, tú quédate aquí y que no te vea.-Zelda iba a protestar pero Link frunció el ceño.-Hablo en serio, Zelda. No te acerques a ese monstruo.
No le quedó de otra más que asentir, sabía que Link lo hacía por su bien y en parte sabía que él tenía razón. Solo con ver a aquel fuerte monstruo sabía que no le haría ni cosquillas. A decir verdad, incluso dudaba de que una flecha fuera a hacerle nada. Link suspiró más tranquilo, quitándole a Zelda el arco y carcaj y colgándose este último. Antes de correr hacia el monstruo, besó la frente de la chica y en silencio con arco en mano salió de la cueva y se ocultó detrás de unas columnas que habría en la Fuente del Poder. El monstruo no lo habría visto, y simplemente soltó un fuerte rugido que hizo temblar el suelo. Link no se movió de su sitio, para así apuntar a la cabeza del centaleón y lanzar la flecha que lo dejó cao por un par de segundos, los suficientes para que Link sacase su espada y escudo y corriese gritando a lomos de aquella bestia quien al sentirlo empezó a intentar hacerlo caer mientras que Link se sujetaba a la melena de esta con su mano derecha y con la izquierda propinaba estocada tras estocada en su lomo. La bestia acabó tirándolo y Zelda casi soltaba un grito de horror al pensar que su novio se caería, aunque para su sorpresa dio un mortal hacia atrás y solo se hizo daño al haberse cortado con una esquina de las columnas rotas que habría, rasgando un poco su sudadera. El monstruo cargó y con rapidez se acercó a Link, quien con un salto lateral esquivó el golpe y con una rapidez increíble se acercó a la bestia para hacerle varios cortes diagonales. La bestia volvió a levantarse y rugir, dando aviso de que atacaría otra vez aunque esta vez para hacer un corte horizontal que Link nuevamente esquivó con un mortal hacia atrás para luego acercarse rápidamente y nuevamente hacer cortes diagonales al monstruo. Al ver nuevamente al monstruo cao por unos segundos rio, alejándose un par de pasos hacia atrás y mirándole.
-¿Eso es todo lo que tienes?
El centaleón, como si lograse entender al héroe, gruñó fuertemente una vez más y se acercó a este a atacarlo, esta vez sujetando el arma con ambas manos y tratando de hacer un golpe con salto hacia el frente. Sabía que ese ataque fuerte lo lanzaba porque el monstruo estaba a punto de morir y se aferraba a sus pocas fuerzas, algo que hacían los animales cuando estaban a punto de ser cazados o eso decían algunos hombres de su pueblo. No le fue difícil esquivar el ataque, saltando hacia la izquierda y una vez la espada tocó el suelo, se acercó al centaleón para terminar de rematarlo con otros cortes diagonales a este. El centaleón se paró en sus patas traseras soltando un fuerte rugido, para caer finalmente al suelo y desaparecer en un humo morado. Link suspiró aliviado, secándose el sudor de su frente con la manga de su sudadera para así guardar su espada y escudo. Ese monstruo le habría dado una buena batalla, aunque no podía negar que incluso fue divertido.
-¡Link!-al escuchar a la princesa correr hacia él, esbozó una leve sonrisa al verla a salvo.-¿¡Estás bien?!-antes de decir que sí, miró cómo el semblante de Zelda se volvía horrorizado.-¡Estás sangrando!-antes de poder decir que estaba bien, miró cómo la chica tomaba su brazo haciendo que soltase un leve quejido, notando por primera vez un largo corte en su brazo sangrando.-Vamos, siéntate… Voy a curarte eso…
-Estoy bien, Zelda…-murmuró, aunque no sirvió de mucho puesto que la princesa tiró de él hacia abajo para que se sentase, haciendo que soltase otro quejido.-Auch…
Se sentaron en el suelo de la fuente, con Zelda rebuscando cosas en su mochila y con él teniendo su brazo en el regazo de la chica. Un par de minutos después, Zelda sacó las gasas, el alcohol y un poco de algodón de su mochila. Colocó un poco de alcohol en el algodón para luego pasarlo en la herida de Link, haciendo que el hyliano soltase altos quejidos adoloridos que simplemente hicieron que Zelda frunciese el ceño mientras le miraba y curaba. Después suspiró tratando de calmarse, después de todo su novio estaba bien y lo hizo para protegerla.
-La herida no parece muy grave… Pero aun así…-murmuró Zelda mirando la herida y vendándola por fin, para luego ver a Link a los ojos.-Creo que estás siendo demasiado temerario.-Link apartó su brazo una vez vendado, desviando la mirada, cosa que hizo que Zelda lo tomase del mentón para obligarle a mirarla.-Eres consciente de que no eres inmortal, ¿verdad?-Link se quedó cabizbajo, a lo que Zelda simplemente suspiró y miró en dirección a la cueva.-Últimamente las hordas de monstruos atacan con más frecuencia… Cada vez hay más y son más violentos… Al parecer, ahora están fuera de las ciudades, como si Ganondorf evitase así que la gente pueda escapar… Me pregunto si se trata de un presagio que avisa que Ganondorf se está haciendo cada vez más fuerte…-se levantó ella sola del suelo, sacudiéndose sus vaqueros para así suspirar y mirar la efigie de la Diosa en mitad de la fuente.-Si estoy en lo cierto, debo darme prisa… No nos queda más remedio que prepararnos para lo peor… Y yo debo seguir con mi misión…
Link se levantó también del suelo, asintiendo levemente para así tomar la mano de su novia al notarla temblando de la ansiedad. Zelda volteó a mirarle y Link se acercó para tomarla de la mejilla y besar sus labios en un apasionado beso que sorprendió a la chica aunque no por eso no lo correspondió.
-Sé que puedes hacerlo, Zelda…
Zelda esbozó una cálida sonrisa al escuchar a su novio, asintiendo levemente para así voltear y mirar la efigie de la Diosa, suspirando como si quisiese así tomar un poco de valor. Se acercó al agua aunque antes de meterse en esta, se quitó los zapatos, calcetines e incluso sus vaqueros, quedando solo con su camiseta blanca, sujetador y bragas del mismo color. Link al notar cómo la chica se quitaba los vaqueros habría dado media vuelta, para así mirar también en dirección a la cueva y asegurarse de que no hubiese ningún peligro que la distrajese. Zelda suspiró nuevamente, acercándose lentamente a la efigie hasta quedar frente a esta.
-Haré cuanto esté en mi mano…-murmuró caminando dentro del agua con sus manos juntas y entrelazadas en señal de oración.-A sabiendas de que mi dedicación y empeño son los únicos talentos que tengo a mi alcance. No ceso de repetirme lo mismo una y otra vez.-se detuvo en frente de la efigie, alzando por fin la mirada quedando cara a cara con esta.-Y, sin embargo… todo habría sido una pérdida de tiempo si no logro despertar mi poder… Mientras todos están cumpliendo con su deber…-al escuchar aquello, Link no pudo evitar girar levemente la cabeza al ver a su novia, cómo esta le rogaba a la efigie mirándola y luego bajando la cabeza nuevamente con una mueca apenada.-Yo soy la única que no sirve para nada…-Link sentía su corazón romperse al escuchar aquello, no podía estar ahí de pie y escuchar a su novia autocriticarse de aquella manera lastimándose. Quería abrazarla, besar sus labios y decirle que todo estaba bien, que ella no era un fracaso, si no la chica más fuerte y valiente que habría conocido en toda su vida. Pero, también sabía que no podía interrumpir la meditación de Zelda y que de hacerlo, ella se sentiría peor al verse interrumpida.-Por favor, Hylia… Ilumíname… Dame tu bendición…
Zelda se quedó de rodillas, rezando ante la efigie de la Diosa por aproximadamente dos horas. Sin embargo, sus súplicas nunca fueron escuchadas. Sus piernas temblaban del dolor de estar en esa posición mucho tiempo seguido y sentía frío por el agua. Suspiró y antes de levantarse, sintió algo cálido sobre sus hombros, la verde sudadera de Link, y la mano de su héroe ayudándola a levantarse.
-Será mejor que lo dejemos por hoy, Zelda…-murmuró, quedándose Zelda cabizbaja mientras se abrazaba a la sudadera.-Venga, será mejor que vayamos ya a Arkadia…
Zelda asintió levemente, saliendo del agua con ayuda de Link. Después de vestirse nuevamente, ambos salieron de la cueva para luego invocar la moto hyliana y volver a la carretera nacional, conduciendo Link en silencio durante dos horas hasta que por fin llegaron a Arkadia.
Arkadia era una ciudad grande, aunque no lo era tanto como la ciudadela de Hyrule. No era la primera vez que Zelda iba a Arkadia, una vez acompañó a su padre para inaugurar la facultad de medicina de la Universidad de Hyrule en Arkadia. Por suerte al haber tanta gente podían pasar desapercibidos y más con los cascos de la moto. Gorko le habría dicho a la princesa que fuesen a la Universidad de Hyrule en Arkadia y buscasen al profesor Gaepora, un hombre que fue compañero suyo en la universidad y que incluso fue miembro del consejo real de ministros hasta que dimitió para así dedicarse a la enseñanza de las leyendas antiguas. Desafortunadamente, sus clases no tendrían demasiados alumnos ya que no muchos se interesaban en las leyendas de Hyrule hoy en día.
Después de media hora conduciendo ya dentro de Arkadia, por fin llegaron a la Universidad de Hyrule. El campus de Arkadia era más grande que el campus de la ciudadela incluso y Zelda miraba maravillada todo aquello. Todos los estudiantes viviendo tranquilos, jugando en las zonas verdes del campus, incluso miraba a chicos tocándole la guitarra a sus novias. ¿Sabría Link tocar algún instrumento acaso? Estaba tan distraída que no notó como una pelota de fútbol casi se estampaba en su rostro, aunque fue detenida por Link por una sola mano. Volteó a ver de dónde provenía la pelota y a unos cuántos metros vio a un grupo de universitarios pidiéndole a Link que les pasase la pelota, a lo que Link la colocó en el suelo y la pateó fuertemente como si nada sorprendiendo a los universitarios. Zelda también se sorprendió, aunque recordaba que Link le habría dicho que era bueno en deportes, ahora veía que era verdad. Zelda simplemente sonrió, aferrándose al brazo de Link y caminando con este.
-Hace poco fui al campus de la ciudadela, aunque no pude ver muy bien a los estudiantes…-dijo Zelda atrayendo la atención de Link.-Ya sabes, había todo un protocolo cuando fui y fui directamente a hablar con el rector, el decano y los profesores de ciencias políticas…
-¿Quieres estudiar ciencias políticas?-preguntó Link, a lo que Zelda se encogió de hombros.
-La verdad es que nadie me ha preguntado nunca qué es lo que quiero estudiar…-murmuró, mirando a Link.-Es lo que está escrito, supongo… Como futura reina y líder política del país.-Link miró apenado a Zelda, no se imaginaba no poder elegir qué hacer con su vida. Cada vez que Zelda le contaba sobre sus obligaciones como princesa, habían cosas que le parecían tan increíbles que parecía de película.-También tengo que hacer tres años de servicio militar, uno por cada armada, así que en teoría iba a hacer el servicio militar antes de entrar a la universidad.
-Alto alto.-dijo Link riendo para luego mirar a la princesa.-¿Tienes que hacer el servicio militar?
-Claro, está escrito en la constitución.-dijo la princesa también riendo un poco.-"El cabeza de Estado es el comandante de todas las fuerzas armadas."-respondió recitando la frase de la constitución, la cual se sabía de memoria.-Es una tontería, pero antes de ascender al trono se supone que tengo que tener mínimo el servicio militar hecho… Y no se me permite renunciar, tengo que hacerlo por duro que sea.
Link miró apenado a su novia, colocando su mano encima de la de ella, para luego cambiar su mueca a una pequeña sonrisa.
-Bueno, no pienso dejarte sola en ningún momento.-dijo el hyliano, haciendo que la princesa sonriese igual.-Además, sé que serás una gran reina, solo por cómo te sacrificas por tu reino.
Zelda sonrió dulcemente al escuchar a su novio, para así ponerse de puntillas y besarle. Las palabras de Link siempre la acababan animando, aunque por otro lado, la palabra "reina" resonó en su cabeza. Su padre estaba muerto y según la ley hyruleana, ella era la heredera al trono al ser la descendiente directa del rey, y la única que habría. ¿Técnicamente era ya reina? Era un sentimiento raro, parecía que aún no se había hecho a la idea de aquel dato importante.
-¿Y tú?-preguntó Zelda, tratando de desviar sus pensamientos y atrayendo la mirada de Link.-¿Tienes pensado ir a la universidad?
Link simplemente se encogió de hombros para luego suspirar.
-No lo sé…-murmuró.-Nunca estuvo en mis planes a decir verdad, es mucho dinero…-aquello dejó a Zelda levemente cabizbaja, algo que siempre le habría molestado era que a pesar de que la educación era pública, la universidades públicas tenían un costo de matrícula elevado por lo cual mucha gente se endeudaba solo por ir.-Mi abuelo dice que podría sacar créditos estudiantiles y ellos me podrían ayudar pero… No sé, no quiero hacer que tengan más deudas por mi culpa… Siempre pensé en buscar trabajo cuando me graduase… ¿Ahora? La verdad es que ahora con todo lo que me ha pasado no sé qué es lo que quiero hacer… Lo único que tengo por seguro es que no me quiero separar de tu lado.
Aquello reconfortó el corazón de Zelda. Al menos, entre toda aquella locura y después, siempre tendría a Link.
-Yo tampoco me quiero separar de tu lado…
Después de media hora caminando por el campus, lograron encontrar la facultad de historia, un viejo edificio parecido a un palacio con paredes de piedra. Zelda tomó a Link de la mano y ambos subieron las escaleras hasta entrar por fin en la facultad. Recorrieron los pasillos, buscando las oficinas aunque al principio solo lograban encontrar las clases. No fue si no hasta que vieron un gran papel con los nombres de profesores y el número de sus despachos que fue que supieron a dónde ir. Subieron hasta la segunda planta y siguieron rebuscando en los pasillos, aquello parecía un laberinto enorme y solo con eso a Link se le quitaban las mínimas ganas de ir a la universidad que pudiese tener.
Luego de buscando en varios pasillos por fin encontraron el aula 239, o mejor dicho el despacho. Link tocó un par de veces, para luego escuchar un "adelante" que provenía de dentro. Abrió la puerta, dejando a Zelda pasar primero, para luego pasar él y cerrar la puerta detrás de él mirando a un viejo hombre sentado delante de un portátil sin mirarlos si quiera.
-No son mis horas de oficina.-dijo el hombre sin mirarles aún.-Si queréis que os atienda tendréis que concertar una hora de oficina por correo como todos los demás, deberíais saber esto. Lo digo siempre el primer día de clase.
Zelda y Link se miraron levemente, para luego carraspear Zelda levemente y mirar al profesor.
-¿Señor Gaepora?-preguntó con leve nervios en su voz la princesa.-No somos alumnos… Soy Zelda Bosphoramus Nohansen Hyrule, princesa de Hyrule…
Al escuchar aquel nombre, rápidamente el hombre levantó su rostro para ver a la princesa de Hyrule allí de pie junto con un chaval que parecía ser de aproximadamente la edad de la princesa. No se lo podía creer, lo único que se sabía era que la princesa estaba desaparecida, incluso había medios que decían que fue secuestrada, pero ahora verla allí delante suya no sabía qué hacer. ¿Debía llamar a la policía? ¿La guardia real? ¿Qué es lo que estaba pasando realmente? ¿Tenía algo que ver con el repentino nombramiento de Ganondorf Dragmire como rey de Hyrule?
Carraspeó levemente, tratando de mantener la compostura, para luego levantarse del asiento y mirar mejor a la princesa.
-¿A qué debo el honor, princesa?-preguntó mirándola tanto a ella como al chico parado al lado de ella.-Debo admitir que su presencia aquí me deja desconcertado, puesto que hasta donde sabe todo el mundo ha estado desaparecida, incluso secuestrada… ¿Se encuentra bien? ¿Este joven la tiene como rehén?
Zelda rápidamente negó al escucharle, para así suspirar. No entendía cómo la gente se habría creído realmente aquel estúpido bulo sobre su supuesto "secuestro".
-Todo lo contrario…-respondió Zelda, tomando la mano de Link y esbozando una leve sonrisa.-Link fue mi salvador, mi héroe…-suspiró nuevamente, para voltear a ver al profesor.-El castillo de Hyrule está bajo el control de Ganondorf Dragmire, el rey de las Gerudo, después de que este hiciese un Golpe de Estado en contra de la corona…-sentía su corazón estrujarse cada vez que explicaba lo mismo, nunca se hacía más fácil.-Ganondorf asesinó a mi padre el rey y se hizo con la corona… Sé que usted estudia las leyendas antiguas, así que por más que parezca que le explicaré una locura, sabe que esto es verdad… Pero todas esas leyendas, son ciertas…
Gaepora la observó durante un par de segundos en silencio, luego observando al joven parado al lado de la chica. Por más que todo pareciese una locura, él sí creía en las palabras de la princesa puesto que lo habría estudiado durante toda su carrera. Incluso una vez le habría pedido al rey su opinión sobre las leyendas y este le dijo que perdía el tiempo, visto lo visto debió haberle escuchado. Habría muchas excavaciones arqueológicas que daban la prueba de que alguna vez esas leyendas parecieron haber cobrado vida, pero todos sus colegas historiadores las acreditaban a simple religión. Era exasperante que nadie le creyese, solo recordaba un antiguo compañero goron cuando estudiaba para el doctorado que igual creía en las antiguas leyendas como él.
-Será un honor ayudarla, princesa, en todo lo que me pida.-dijo Gaepora haciendo una leve reverencia.-Mi sabiduría está a su servicio, dígame en qué puedo guiarla.
Zelda suspiró aliviada y Link también lo estaba un poco. Ambos se sentaron en los dos asientos que habría frente al escritorio, para así Gaepora volver a sentarse. Zelda le hizo un gesto a Link con la cabeza y Link sacó de una bolsa una espada, desenvainándola. Gaepora estaba atónito al ver aquella arma en frente suya. Durante su carrera, habría visto varios grabados con aquella misma arma que siempre soñó con un día poder apreciarla. No quedaba duda en que era la original Espada Maestra, ni una réplica podría hacerle justicia. El divino resplandor que salía de su hoja, el grabado en esta, hecha con un material que no parecía ni mortal. No podía evitar mirar casi boquiabierto a ambos jóvenes, pero sobre todo al chico que estaba delante suya sujetando el mango de tan divina espada.
-Esta es la Espada Maestra…-dijo Gaepora, aunque más para sí mismo tratando de salir de su trance.-No me lo puedo creer… Siempre había soñado con esta espada, la he visto en tantos pergaminos, mosaicos y grabados… "La espada destructora del mal, la espada que tiene el poder de repelar a los que están alineados con el mal."-relató la descripción que se daba de aquella hoja en unos viejos pergaminos.-Se dice que esta espada es incluso capaz de romper maldiciones y que cuando posee todo su poder puede desatar un poderoso rayo para herir a sus enemigos.-aquello sorprendió a Link, quien no sabía que su arma era capaz de hacer tal cosa.-Su origen no se sabe con exactitud, aunque hay una leyenda que es la que más se repite en los pergaminos…
-¿Cuál es esa leyenda?-preguntó Link curioso, haciendo que Gaepora sonriese como un niño al que le acababan de dar un juguete nuevo.
-Se dice que la Diosa Hylia fue la que forjó una espada, bajó en un ave roja y se la dio a su paladín.-relató Gaepora, observando mejor con una lupa que habría sacado de su escritorio la hoja y empuñadora de la espada.-Después esa misma espada, la Espada Divina, la dejó en los cielos a la espera de que su héroe elegido volviese a empuñarla y la reforzase con tres llamas sagradas… Después de eso con su bendición, se convirtió en la verdadera Espada Maestra. Solo el que merece el título de "Héroe" podrá sacar la espada del pedestal y liberar su verdadero poder.-elevó su mirada, dejando la lupa a un lado y mirando seriamente a Link.-Si tú eres su dueño significa que vosotros dos…
-Así es.-contestó Zelda mientras tomaba a Link de la mano debajo de la mesa.-Soy la reencarnación de la princesa del destino y Link es la reencarnación del héroe elegido. Y por eso necesitamos su ayuda…
Gaepora suspiró frotándose el rostro. No se le hacía tan descabellado todo. Todo empezaba a tener sentido, todos los sucesos extraños que habrían estado ocurriendo a lo ancho del reino, el ascenso de Ganondorf al poder… Ni si quiera era la primera vez que escuchaba ese nombre, juraba haber visto alguna vez ese nombre en viejos pergaminos. Justo en eso, una alarma en su teléfono sonó, a lo que suspiró cansado y miró a los jóvenes hylianos frente suya.
-Debo dar una clase ahora mismo.-dijo el profesor levantándose y guardando sus pertenencias en un maletín.-Seguidme, creo que esta clase os interesará a ambos…
Link y Zelda simplemente asintieron, para así salir del despacho junto con el profesor. Después de caminar durante cinco minutos por aquellos largos pasillos, entraron finalmente a una clase donde habría un grupo de aproximadamente diez alumnos todos con sus portátiles esperando a que llegase el profesor. Link y Zelda rápidamente corrieron a sentarse atrás y Zelda estaba levemente emocionada, siempre habría querido ir a una clase universitaria. Link por otro lado solo esperaba no quedarse dormido.
-Buenas tardes.-dijo Gaepora mientras cerraba la puerta y dejaba su maletín en la mesa al lado del escritorio.-Espero que alguien haya leído el ensayo que mandé porque tiene mucha relevancia a lo que vamos a dar hoy.-se acercó a una especie de proyector, depositando en su escáner un viejo pergamino y mostrándolo.-¿Alguien me puede decir quién es?-una chica levantó la mano, por lo que Gaepora la señaló.-Sí, tú.
-Es Ganon.-respondió la chica mirando hacia el frente y luego a la pantalla de su portátil.-En el documento se le llama de varias maneras, "Rey del Mal, Señor de la Oscuridad, Rey de las Tinieblas, Rey Demonio…"
-Muy bien.-dijo Gaepora, orgulloso de la alumna.-Ganon es el mismo Rey Demonio, el mismo ser malvado que según las leyendas el héroe elegido se ha enfrentado en incontables ocasiones.-sacó un puntero de su bolsillo, señalando a la pantalla donde estaba el viejo dibujo del demonio.-¿Qué me podéis decir de su apariencia?
-Ah…-murmuró un alumno.-¿Qué es un cerdo muy feo?
Toda la clase se empezó a reír, incluido Gaepora. Zelda y Link por otro lado miraban la imagen de Ganon fijamente, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. No conocían nada parecido a ese ser y de alguna manera se les hacía muy familiar.
-Muy bien, pero no.-dijo finalmente Gaepora.-Vamos, que esto cae en el examen. Según una muy antigua tribu, los fragmentos de la Trifuerza representan a un animal. ¿Alguien lo recuerda? Estaba en la lectura de hoy.-al ver a otro alumno levantando la mano, lo señaló.-Tú.
-"El valor es representado por un dragón, la sabiduría por un búho y el poder por un jabalí".-respondió el alumno, haciendo que Gaepora asintiese.
-Muy bien.-volvió a señalar con el puntero al dibujo.-Como podéis observar, Ganon posee los atributos de un jabalí, pues Ganon simplemente es la manifestación del poder que otorga la Trifuerza del Poder a su portador. Es un ser sin consciencia y sin razón, que simplemente ansía más poder del que ya tiene.-cambió el pergamino, enseñando otro donde aparecía una imagen de Ganon con un triángulo amarillo en medio y varias personas muertas en el suelo.-Con la aparición de Ganon empieza el Año del Terror, aunque no por eso todo está perdido, pues existe un arma que es capaz de vencer a Ganon, un arma sagrada… ¿Y esa es?-silencio, a lo que Gaepora suspiró.-La Espada Maestra. Es la única arma capaz de sellar el mal y repelarlo.-al ver una mano levantada, señaló a la alumna para que esta pudiese hacer su pregunta.-¿Sí?
-¿Cómo es posible que la Espada Maestra logre acabar con un demonio así?
-La Espada Maestra no siempre ha sido tan poderosa.-respondió Gaepora, sorprendiendo a sus alumnos.-Se dice que para forjarla y hacerla el arma poderosa que es ahora, hicieron falta unas llamas benditas de las tres Diosas… La llama de Farore, la llama de Din y por último, la llama de Lanayru… Las dos primeras parecían estar en antiguos santuarios creados para su protección por la diosa Hylia, aunque el tercero parece que fue encargado a unos marineros.-aquello sorprendió a sus alumnos y Gaepora rio nuevamente.-Pero eso fue hace milenios, o eso dicen los antiguos pergaminos… Los marineros decidieron que no podían hacerse cargo de tal misión, por lo que decidieron dejar la llama a cargo de otra tribu acuática para que se hiciese cargo de ello, después de eso nunca se supo nada más de la tercera llama…
-Profesor.-dijo una alumna llamando la atención de Gaepora.-¿Usted cree en todas las leyendas antiguas?
Gaepora suspiró, para luego esbozar una sonrisa. Siempre hubo algo en su interior que le indicaban que era más que leyendas, era la historia de Hyrule, una historia de un próspero reino que cayó en el olvido y se convirtió en más que una leyenda olvidada, perdida entre tanta modernidad.
-Las leyendas son relatos que nuestros mayores nos cuentan como entretenimiento o incluso para explicar sucesos del pasado de forma fantasiosa.-dijo dando media vuelta para ver las imágenes del proyector.-Pero Hyrule se ha fundado basado en leyendas. A veces, la respuesta está delante de nuestros ojos… Quién sabe, puede que todo lo que encontramos sea verdad de una forma u otra.
Aquello no respondió realmente la duda de los alumnos, pero no dijeron más acerca del tema ya que la clase habría acabado y varios alumnos debían correr a sus siguientes clases. Una vez la clase se quedó sin alumnos y Gaepora se dedicó a recoger sus pertenencias, Zelda y Link se acercaron a él para preguntarle más sobre la última llama sagrada.
-¿Una tribu acuática?-preguntó Zelda.-¿Se refiere a los zoras?
Gaepora asintió para después responder.
-Nadie sabe más de la llama sagrada, me temo que no puedo seros más de ayuda.-dijo levemente apenado en un suspiro.-Pero si necesitáis cualquier cosa, no dudéis en llamarme. Espero poder resolver cualquiera de vuestras dudas. Que las Diosas os acompañen en vuestro viaje…
Le entregó a Link una tarjetita con su nombre y Link simplemente asintió mientras la guardaba en su mochila. Después de Zelda darle las gracias al profesor, Link y ella salieron de la universidad para así emprender nuevamente su viaje.
Estarían en un pequeño supermercado comprado provisiones, mientras que a dos locales de distancia estarían lavando su ropa. Estaban calculando más o menos cuánto tardarían en llegar hasta Los Dominios Zora, pues aunque el camino no fuese tan difícil sí era complicado acceder puesto que no era una muy accesible para hylianos.
-¿Cuánto crees que tardaremos?-preguntó Zelda, mirando cómo Link miraba el mapa.
-Quiero decir que solo dos días, pero no estoy seguro… Porque hay una zona donde termina la carretera…-murmuró, mirando cómo Zelda metía las provisiones en la pequeña cesta de supermercado.-¿Qué has metido?
-Unas vendas, un par de botellas de agua…-murmuró Zelda mientras repasaba los contenidos de la cesta.-Oh, y unas bolas de arroz con verdura, supuse que podíamos cambiar un poco los sándwiches fríos…
Link simplemente asintió, yendo a la caja con Zelda. Antes de llegar a la caja, Link metió una pequeña cajita en la cesta como si nada mientras seguía mirando el mapa. Zelda se quedó extrañada, mirando qué habría metido su novio en la cesta. Al leer las palabras que aparecían en la cajita, sintió su rostro colorarse fuertemente de la vergüenza para luego tirar a Link de la sudadera y detenerle.
-¿¡Por qué has metido esto…?!-murmuró Zelda aunque aún alzando la voz. Al ver su reacción, Link simplemente arqueó levemente la ceja sin entender a qué se refería.
-¿Porque gastamos los que nos regalaron en el hotel?-preguntó sin entender lo que pasaba.-Zelda, solo son condones, tranquilízate.
-¿¡Pero y qué van pensar…?!-antes de poder terminar la frase, sintió la mano de Link en su mejilla y luego un beso de este en sus labios seguido de una tierna risa de este.-Link… Hablo en serio…
-¿Qué van a pensar, Zelda?-dijo Link calmando su risa.-No es nada malo, tranquila… Tampoco es como que vayan a correr rumores, nadie nos conoce a aquí… Además, tampoco te creas que les pagan lo suficiente como para que les importe.
Zelda simplemente esbozó un pequeño puchero aún no muy convencida, pero finalmente suspiró para así ir con Link a la caja. Dejaron todos los artículos en la cinta, aunque Zelda no podía evitar estar levemente nerviosa mientras Link los guardaba en la mochila como si nada. Después de Link pagar sin más, salieron del supermercado con Zelda suspirando más aliviada y Link diciendo divertido "¿Ves? Te dije que no pasaría nada" a lo que se ganó un pequeño golpe en las costillas por parte de su novia. Después de recoger su ropa en la lavandería y guardarla, ambos se sentaron en la acera mientras comían sus bolas de arroz antes de partir.
-¿Cuánto dinero nos queda?
-Un poco…-murmuró Link mientras comía su bola de arroz.-Nos gastamos lo que nos dieron en el rancho, pero aún nos queda dinero de lo que nos dieron los sheikahs así que ni tan mal.
Zelda asintió levemente, reposando su cabeza en el hombro de Link. Estaba agotada mentalmente, a veces solo soñaba con estar en su cama del castillo y no pensar en nada más. Link posó su mano en la pierna de la chica, haciendo que esta voltease a verlo levemente y se acurrucase aún más.
-¿Cuánto crees que dure esto…?-preguntó Zelda en un suspiro levemente cabizbaja, se notaba exhausta y a Link le dolía verla así.
-No lo sé…-murmuró acariciando levemente su pierna.-Ya son tres meses, creo… Se siente raro estar tanto tiempo fuera de casa…-aquello hizo que Zelda se apenase un poco, se sentía fatal por haber hecho que Link abandonase su hogar.-Pero tampoco me arrepiento, porque conocí a la hermosa princesa de Hyrule.-dijo mirando a Zelda con una sonrisa, haciendo que esta se sonrojase y negase con una sonrisa.-Y también porque he podido recorrer Hyrule y sobre todo con mi novia.-se acercó al rostro de la chica, para así besar su frente haciendo que Zelda se tranquilizase.
-Si lo dices así tiene su lado positivo…-murmuró esta vez con una sonrisa.-Esto es muy diferente a lo que estoy acostumbrada… Pero creo que estoy empezando a cogerle el gusto a esto de no ser tratada como princesa…-aquello llamó la atención de Link, pero siguió dejando que Zelda hablase.-Quiero decir, en cuanto esto acabe volveré a mis deberes reales y más ahora que el reino lo necesita… Pero siento que esto me ha ayudado a crecer como persona… He dejado de vivir en la burbuja en la que he crecido, rodeada de protocolos, normas, colegios privados, los medios… Y por fin he podido aprender de verdad y apreciar mejor a mi reino… He podido ser vista y tratada como una chica normal, solo Zelda…-elevó su mano, hasta tomar la mano del mayor y entrelazarla haciendo que ambos sonriesen.-Solo Zelda, una chica normal que "viaja" con su novio por todo Hyrule…-con su mano libre hizo unas comillas al aire al decir la palabra "viaja", haciendo que ambos riesen.-Además, no sabes lo increíble que es hablar con un chico y que los medios no especulen sobre "el novio secreto de la princesa", no me quiero ni imaginar los titulares si supiesen que de hecho ya tengo novio.-soltó una dulce risita, más al ver el sonrojo avergonzado de Link.-Me gusta esto, privacidad en nuestra relación… Ser una chica normal…
-No sé cómo serán las cosas cuando esto acabe…-dijo Link atrayendo la mirada de Zelda.-Solo sé que no me apartaré de tu lado, aun por cansino que sean los medios.-aquello hizo que Zelda riese dulcemente, no sabía Link ni qué tan cansinos podían ser, era un auténtico infierno ser seguida todos los días por paparazis.-Solo prométeme que no sacarán fotos vergonzosas mías, ¿sí?
Zelda no pudo evitar soltar una fuerte carcajada al escucharle, sacándole a Link otra pequeña risa para así besarse ambos lentamente. Después de eso, se levantaron y Zelda se dedicó a invocar la moto hyliana para así buscar algún motel dónde pasar la noche y partir en la mañana hacia los Dominios Zora.
Mientras Link conducía, Zelda apreciaba las luces de la ciudad ya a oscuras. Era tarde, puede que casi medianoche, por lo cual no había nadie conduciendo apenas en las calles. Las farolas iluminaban las calles y pronto empezó a llover por lo que Link desaceleró poco a poco puesto que era más peligroso conducir la moto bajo la lluvia. El viento soplaba fuertemente, no por nada ya era casi invierno, pero era una suave brisa más bien lo que sacudía su cabello.
Se sentía libre, en aquella moto de noche, abrazada a la espalda de su novio, con la brisa moviendo su cabello. Poco a poco fue soltando a Link de su agarre del abdomen y simplemente alzó los brazos hacia arriba, disfrutando de aquella sensación de libertad un poco más. Sentía las gotas caer bajo su casco pero no le molestaban, le gustaba estar bajo la lluvia sin nadie detrás suya con un paraguas. Se sentía más cercana a Hyrule así, pero sobre todo a Link. Su burbuja habría explotado hacía tres meses pero era verdad, no todo era malo. Su héroe con sudadera verde la habría atrapado cuando su burbuja explotó y la habría llevado por un camino nuevo y desconocido, abriéndole los ojos ante lo que era de verdad vivir, pero sobre todo, ante el camino del amor que nunca creyó experimentar de verdad.
No tardaron en llegar a un hotel, ambos bastante empapados debido a la lluvia. Solo pagaron por una noche y les dieron una habitación en el segundo piso. Ambos subieron las escaleras riendo, para luego Link sacar las llaves para abrir aunque fue detenido por Zelda quien lo arrinconó en la pared al abalanzarse hacia él para besar sus labios mientras acunaba su rostro. No iba a negar que lo sorprendió, sobre todo al sentir cómo el beso incrementaba su profundidad y pasión. Al separarse por la falta de aire, miró a la princesa a los ojos quien simplemente le soltó una risa traviesa y él negó con una sonrisa traviesa mientras terminaba de abrir la puerta y la tomaba en brazos hasta la cama, cerrando la puerta de una patada.
No eran la princesa o un chico de pueblo, o la princesa y su héroe. Eran solo dos adolescentes hormonados enamorados del otro con locura, que querían dar rienda suelta a todas esas sensaciones que sentían en su corazón y su piel. Además, debían aprovechar cada momento a solas juntos, nunca sabían qué calamidad habría al día siguiente que pudiese separarlos.
Por ahora, se preocuparían de ser solo ellos mismos y complacer al contrario. De todos modos, no irían hasta los Dominios Zora hasta la mañana siguiente.
