Gales... es que es tan... Gales. Tararea yendo a poner la flor en el lugar "correcto", antes de irse a leer para esperar a Lux que se va a duchar y a vestir así de tejanos y camiseta y va a volver con el móvil en la mano otra vez respondiendo emails.
Tejanos para ser aún más irresistible
Pues para mover cajas de cacaaaa.
—Oye, ¿me dejas media hora para hacer un par de cosas? —pide... no le dejes. No tiene que hacer nada.
—Mmmmm... mejor llévate la computadora.
—Oui? Pero... bueno, vale, la recojo.
—¿No prefieres de regreso hacer eso?
—Es que...
—Llevas el teléfono.
—Pero no es lo mismo.
—En estos tiempos es casi lo mismo —cierra su libro y le sonríe.
Luxemburgo inclina la cabeza y pone ojitos de cachorro.
—¡No me mires así! —aprieta los ojos y se le acerca—. Venga... no va a darnos tiempo de que te lleve al lugar al que te dije que te llevaría.
—¿No dará tiempo si voy a buscar el ordenador en treinta segundos?
—Ah, ¿buscarlo? Sí, vale... vamos por él —Gales se ríe.
Ojos en blanco del flamenco, pero ahí va. Es que no te conocen hace mucho, pero te conocen... Gales le pone las manos en los hombros.
—¿Y qué sitio misterioso es ese?
—¿A qué hora tenemos que volver?
—Pues las chicas no me han dicho, iban al spa.
—¿Hay que volver para la comida? O...
—Non.
—Bien, comerás las delicias culinarias que preparamos en el norte —se ríe
—¿Pido que nos hagan unos bocadillos?
Gales se ríe un poco más.
—Comida si hay... podemos parar por unos sándwiches de pepino para el almuerzo.
Parpadeo, parpadeo
—En serio... no esperes nada extraordinario, pero un sándwich de pepino es completamente comestible.
—Solo tengo una pregunta... por quoi?
—¡Es bueno! Es fresco y... en serio, es de las mejores opciones.
—Mmmm... no me lo creo.
—Bueno, es... mejor que otras cosas. No tiene riñones ni ninguna víscera, ni sangre...
—Y por lo visto es algo que agradecer.
—La comida es... como la ropa. No es en lo que debes enfocarte —le suelta de los hombros para que guarde sus cosas.
—¿Y en qué debo enfocarme?
—Pues en algo que si... se haga bien. Te recomiendo la música, literatura, charlas exóticas, disfraces raros, cosas frikis...
—Mmm... ya
—Nada de las cosas que parezcan ser importantes para ti —admite Gales, sentándose en el escritorio.
—¿Por qué crees que no?
—Pues... pareces especialmente preocupado con la ropa de temporada o la... comida.
—Pues es que eso es importante, aunque a ti no te interese.
—Es que no dudo que sea importante... lo que pasa es que yo no lo noto. No me parecen feas las camisetas que odias —Gales sonríe.
—Pues justo eso es lo importante, que lo notes.
—Es que... no es falta de ganas, de verdad. ¿Crees que no quería verme bien al lado de Galia? Que no estaba... preocupado por parecer un poco más... guapo.
—Pero es que esto se aprende.
—Es que estando con ella lo intenté... de hecho en los veintes yo lo hacía muy bien.
—Bueno, por lo menos vuelven pronto.
—No parece que... vaya yo a estar a la moda en estos veintes. A mí me iban bien las pajaritas y cambiar de ropa para la cena —Gales se ríe.
—Pajaritas... wow.
—Eran perfectas, las blancas... con trajes de colas. Me encantaba la ropa de esa época.
—Ya... veo.
—No me digas "ya veo" así. Puedo comprar ropa nueva si te da demasiada vergüenza que te vean junto a mi así... siempre y cuando... —Gales se sonroja un poco.
—Oh, está bien saber que tenemos presupuesto.
—En realidad a mí me hacía más gracia cuando me quitabas la ropa así en plan... —Gales sonríe de lado y se sonroja un poco.
—Ah, espera, que ahora resulta que hay algún plan en el que le desnude que no le gusta.
—Ugh —Gale se ríe un poco más—. Seguro potencialmente podría... haber alguno.
—Ya, bueno — Luxemburgo sonríe de lado y se cruza de brazos, con el ordenador en el hombro.
—Pero en términos generales, acepto... casi cualquier forma de desnudamiento si viene de ti —se le acerca un poco, le toma de la mano y se la lleva a los labios para darle un beso en los nudillos.
—Que era tonto, decían —inclina un poco la cabeza y sonríe
—No creo que esa fuera la descripción habitual, la verdad. "Tonto"
—Non? ¿Demasiado listillo más bien?
Gales se encoge de hombros y le da un besito en la muñeca y otro un poco más arriba, a medio antebrazo. Luxemburgo sonríe más con eso dejándole hacer, esperando que llegue más arriba. Otro en la fosa del codo.
—Quizás.
—Si lo que tienes es hambre, hay comida en la cocina, no hace falta que me comas a mi.
—No hace falta, pero te comería entero... —o sea ya estamos en... ser del todo directos.
—Eso ya lo veo —sonríe más.
—Pero no se puede porque tú tienes pareja, así que me conformaré con los brazos —le da un beso en el hombro.
—Sigue dándome la culpa de eso... —le rodea con ese brazo.
Beso en la clavícula.
—Pues... es que es culpa de eso... —va a... besarle el cuello.
—No me provoqueeees —pues no levantes la cabeza para que te llegue.
—Claro que te provoco... —le pone una mano en la cintura y le da un beso mucho menos castito ahí... un poco de lenguita no hace daño. La cosa es que... es probable que se encuentre un chupetón del ocupante anterior.
Uf...
La verdad, también, creo que no se va a enterar. pero él si que se va a mover un poco porque le duele un poquito.
—Mmmm... Ohh... Veo que... no fui el único que tuvo la idea de... besar aquí. Tienes un chupetón.
Luxemburgo aprieta los ojos y le suelta, tapándose el cuello.
—Bloody hell
—Ehm... mejor vamos —le mira de reojito.
—E-Esto... no voy a... no puede ser así para siempre— Gales le mira y frunce el ceño—. Ugh... La detesto.
—Ya, bueno, mientras dure... ¿eh? —suspira.
—¿Mientras dure qué? —Gales aprieta los ojos.
—Pues tú dijiste que no puede durar para siempre.
—Venga, vámonos... —camina delante de él, porque... es que no, no tiene un buen manejo de los celos en lo absoluto, aunque parezca que sí—. ¿Tienes más... de esos? —pregunta sin mirarle, guardándose las manos en los bolsillos.
—Uhm... —le sigue—. No creo que este sea un buen tema.
—Es un estúpido tema recurrente... —le mira de reojo bajando las escaleras—. Lo siento, Lux, esto... no es realmente tu culpa.
—Eso pasa porque vas en el tiempo incorrecto, aunque le des la culpa a ella.
—Siempre voy en el tiempo incorrecto.
—Tal vez debería regalarte un reloj.
—Tal vez... cuando me dices que voy en el tiempo incorrecto... no es porque vaya tarde, ¿verdad? —Gales sonríe de lado, abriendo su coche con el controlito.
—Es una forma de verlo.
—Por alguna razón, pasas mucho tiempo intentando convencerme de que todo esto está mal —abre la puerta del coche para subirse.
—Por lo visto necesitas mucho convencimiento.
—Sinceramente, Lux... aún no has visto nada — Gales hace una mueca.
Y... como Gales es tonto, del lado de Luxemburgo hay una flor en el asiento.
—Así que...el problema no es decirte que no, es que no aceptas un no por respuesta —toma la flor levantando las cejas. El británico se humedece los labios y le mira de reojo.
—Es que s-sé que ayer dijiste que no y no era no... p-pero luego pasaron... cosas.
Luxemburgo le mira, sentándose a su lado.
—Cosas que me hicieron pensar que ese no, no era tan radical como lo pensé en la tarde
—Era completamente radical.
Gales le mira de reojo, mira la flor y traga saliva. Luxemburgo la mira en sus manos, acariciándola.
—Cada vez que dices eso me rompes un poco el corazón... —murmura encendiendo el coche.
—Sí, pero insistes en hacértelo repetir una y otra y otra vez.
—Alright... N-No lo haré más —responde haciendo andar el coche hacia la puerta y tragando saliva.
El flamenco le mira de nuevo y levanta la mano haciéndole un cariñito en la mejilla. Gales le mira de reojo y él le sonríe un poquito.
—Esperaba que fuera más un... no por ahora.
—No sé qué va a pasar en el futuro y... prefiero que te centres en... bueno. Todo lo demás.
—Todo lo demás es bastante triste...
—Bueno, pues... hay que arreglarlo.
—No digo que no tengas razón... —Gales suspira.
—Venga, si'l vous plait... Yo te ayudaré.
—Thank you —sonríe un poquito —. ¿D-De verdad quieres que deje de...?
—Mira, lo que pasa es que soy un idiota, ¿vale? Porque... porque siempre he querido... ugh —aprieta los ojos—. Ya te he dicho que me gustas pero luego... bueno, digamos que esto no se me ha dado nunca bien y quiero hacerlo bien. Pero BIEN DE VERDAD por una vez.
Gales le mira de reojito con toda esa explicación. Se le acelera el corazón.
—Y estar pensando que solo haces esto porque... ahora mismo estás en un momento muy bajo y te sientes solo y lo único que quieres es... a alguien, quien sea, lo antes posible, solo para no sentir que acabas de destruir tu vida y renunciar a una de las pocas cosas buenas que tenías pues... es que es normal, pero no es como quiero que esto empiece.
—E-Espera... e-es que quieres de verdad hacer las cosas bien... ¿c-conmigo? N-No. No. No pienses que... ugh. Mi vida estaba destruida hace tiempo.
—Tal vez, pero...
—No era... hablar por hablar lo que te dije ayer.
—¿De qué?
—Quiero enamorarte... quiero enamorarme yo, quiero... quiero estar bien y no sentirme angustiado por Galia para poder enamorarte y enamorarme... bien.
Luxemburgo se sonroja con eso
—Cuando... cuando consigas ver sus cosas y no llorar o... o consigas cenar con ella hablando y riéndote y luego volver a casa tranquilamente como si hubieras ido a cenar con un amigo más. Ese es el plazo.
—Llegará. Tarde o temprano. Seguramente con ayuda será más temprano que tarde. L-Lo que me da... miedo es que...
—Quoi?
—C-Cada día qué pasa... me gustas. Y me gustas más. No puedo evitarlo, solo... siento esta brutal... atracción magnética que no entiendo... y...
—¿Y no quieres que se acabe? —le pone la mano en la pierna, sintiendo calentito el corazón. El británico le pone una mano sobre la suya con suavidad.
—Es... distinto a las otras veces. Esto es lo que yo quería sentir con France y con Galia... ella me quería de vuelta al fin y era una sensación... increíble. Pero n-no era esto. Quizás estoy siendo muy idiota o ingenuo o-o solo es porque esto es nuevo, pero...
—En realidad a mí me pasa lo mismo. Por eso no quiero que se estropee antes siquiera de empezar solo por no poder esperar un poco a que tú... sanes.
—Puedo. Puedo espera. Puedo esperar todo lo necesario a estar en el punto... preciso. Espero. Espero que llegue ese punto preciso —Gales le mira de reojo con eso, humedeciéndose los labios.
—Y también temo que una vez eso pase esto ya no sea... ya no... sea tan efímero que al final... bueno —se encoge de hombros.
—I am... already, a little in love —le aprieta un poco la mano.
—No creas que es una postura fácil —aprieta los ojos con eso y le aprieta un poco más la mano—. Y a veces también pienso en que puedo arrepentirme y estar echándolo todo por la borda solo por... una... cabezonería
—Lo que creo que puede pasar es que yo nunca sea capaz de convencerte de dar ese salto de fe...
Luxemburgo le mira de reojo porque siente que ya lo ha dado, ya lo verás cuando Mónaco le deje.
—Y si solo me... ilusiono. Y según yo te... enamoro. Si te canto al oído y te mando flores y te recito poesía y a ti te parece muy encantador, pero solo... una cabezonería de alguien que tiene cierta gracia...
—¿Eh?
—N-No creo poder sobrevivir a eso otra vez... ¿y si no lo consigo? Yo te dije que te iba a enamorar... ¿Y si sólo te parezco irritante?
—Esas son... preguntas para luego. Para la... siguiente fase.
—Ugh.
—Lo único que te puedo prometer... es que voy a intentar ser sincero y claro sobre lo que siento, ¿vale? Si... si eso es lo que te pone nervioso, estar haciendo cosas y que yo las interprete mal o las interpretes tú mal pues... prometo hablar de ellas contigo ¿vale?
—Como ya lo hiciste ayer... —Gales traga saliva y Lux asiente—. Me da miedo también parar... ¿y s-si... dejo de gustarte?
—A mí me da miedo hacerte parar... ¿y si dejas de estar interesado?
—Lo que puede es que me vuelvas loco...
—¿Por?
—Porque siento esto como una bomba en el pecho que me va a estallar... ¿y si estalla si paro y solo me recoges en pedacitos?
Luxemburgo le mira de reojo y parpadea un poco. Gales se sonroja.
—Eso es melodramático hasta decir basta, garçon.
—Shut up, Mr. "Si me besas me muero"
—¡Es completamente diferente!
—¿Cómo?
—Pues... porque eso lo dije yo —sonríe.
—Oh, ¿así se mide esto ahora?
—Siempre ha sido así.
Gales se ríe un poco, bajito y le mira de reojo.
—No sé si quiero parar del todo... but... Si puedo, creo, no avanzar más. Porque no estamos tampoco haciendo nada tan...
—Nada taaan...
—Todo esto es muy inocente
—¿Eso te parece?
—No —sonríe de lado—, pero... aún puede pasar por muy inocente —se sonroja.
—Ah, que esto es de aparentar.
—Ni siquiera nos hemos besado... no podemos... asumir que esto no es bastante inocente —Gales le mira de reojo.
—Oui, la verdad, me preocupa un poco que digas que te gusto tanto cuando siquiera sabes si beso bien.
Gales se sonroja, porque... sabe perfectamente bien cómo besa, cómo besa suavecito y cómo besa profundo y sabe aún más cosas. Aunque tampoco sabe si este Luxemburgo es igual a ese otro Luxemburgo.
—Eso podemos resolverlo casi en este instante, tú solo deja que me orille —sonríe de lado.
—Nah, ahora quiero que sea algo bonito.
La verdad no había hecho ni siquiera para orillarse, porque el mismo quiere que sea en un momento bonito y perfecto y que haga que se parta la tierra.
—Aún así, es que lo que más me gusta de ti no es... sexual.
—Todavía... —le mira de reojo. Gales se ríe un poco, sonrojadito—. ¿Qué es entonces?
—No dudo que me vaya a gustar e-eso. Pero no creo que sea lo que me guste más. E-Es... es que tu carácter y tus bromas y... siento como si fueras un espía que estuvo toda la vida investigando qué cosas precisas hacer o decir para hacerme sentir feliz. Ayer que me han dejado con esta chica... lo noté aún más.
—¿Por?
—Es que... nada de lo que me dijo o hizo consiguió interesarme o gustarme ni un poco.
—Pero... creo que eso puede ser porque no estás predispuesto.
—Quería acostarme con ella. Sí que quería. Tú te habías ido con Mónaco, estaba celoso y... frustrado y dolido y... usarla a ella hubiera sido útil. Que horrible suena, pero... hubiera querido acostarme con ella para sentir que no todo estaba perdido y me iba mal.
—¿Y qué pasó
—Las personas como yo... —se humedece los labios—, no... solemos conseguir a alguien así de fácil.
—¿Por?
—Me dijo que no era... su tipo — Gales se encoge de hombros. Luxemburgo parpadea un par de veces.
—Oh... ya
—Mónaco le había dicho ya que mi mujer me dejó por sus dos amantes y Seychelles le dijo además que me gustaba alguien que no me hacía ni caso...
—Es que además esa chica... —aprieta los ojos.
—¿Qué? —le mira de reojo.
—Cazafortunas.
—Bueno, yo estaba... siendo utilitario —Gales suspira y se ríe. Luxemburgo se encoge de hombros—. Igualmente note que no, no estoy bien. Porque estando ahí ayer era más notorio que lo había perdido... todo. No más Galia. Tú... tienes tu vida. Y yo solo estoy cayendo, sin freno y sin cuidarme.
—Es que por eso no... por eso te dije ayer que no soy la persona. No quiero llenar el hueco de Galia, quiero hacer mi propio hueco.
—Esa última parte lo cambia TODO —Gales suelta el aire, aliviado.
—Eh?
—Mereces un hueco tú, que sólo sea tuyo. Pero decirme eso hace... que no sea que no seas tú la persona —sonríe y le mira de reojo.
—Bueno... veremos —suspira.
—Veremos... —le aprieta la mano—. Veremos, pero... esto me ilusiona.
Luxemburgo le acaricia un poco moviendo los dedos y sonriendo.
—Puede que esto de hoy no sea tan... divertido.
—Bueno, ya... pero para eso te acompaño.
—Y de verdad que lo agradezco... no tienes idea de lo que todo esto ha hecho por mi —le asegura, levantando la mano y dándole un beso en la suya.
—No siento yo que haya hecho tanto, la verdad.
—Ninguno de mis hermanos se ofreció su casa para quedarme...
—¿Hubieras preferido quedarte con ellos?
—No, my goodness! ¡En lo absoluto!
—Tal vez por eso —se ríe.
—Ni creo que yo quisiera quedarme.
—Todo el mundo opina que tenéis una relación muy rara.
—Les odio.
—No es eso lo que dicen.
—¿Quienes dicen?
—France. Y Sey... y Belgique.
—Ugh... que dicen.
—Que eso parece, pero que os queréis.
—¡Que va!
—De veras no soy yo quien lo dice.
—Es que quien te lo diga está mal, que voy a quererlos. Son un pain in the arse.
—Pero son tus hermanos —se ríe.
—¡Desgraciadamente! —es que hasta se apasiona.
—Es que no te creo.
—¿Que Es lo que no crees? ¿Que les quiera? Bueno les quiero como quiere uno a... hum... ugh... A... bueno, pensemos que a... un... a... algo muy inconveniente en tu vida que acabas por acostumbrarte a ello.
—Un hermano —asiente.
—No, pero los hermanos son agradables... estos son terribles.
—Si le apuesto a Belgique que consigo que tú le digas a Ecosse que le quieres antes que él a ti... ¿vamos a medias?
—¿¡Q-Que le quiero?!
—Oui.
—Vale —Gales le mira de reojo y sonríe.
—¿Y a Sey?
—D-Decirles a Eire y a Alba "I love you"... good. Si.
—¿Y a France?
—Es que decirles "I love you"... — Gales arruga la nariz. No creas que va a decírselos en serio, te lo advierto.
—No es solo ir ahí y recitarlo, tienes que decirlo de verdad.
—Ohhh... que quieres que les tome la mano y les mire a los ojos y les diga... I love you, brother
—No tiene que ser eso.
—Yo puedo decirles a los tres sin ningún problema que les quiero mucho, como la trucha al trucho... —va a ser sarcástico.
—Eso no suena sincero.
—Tu... ¿te parece que no tengo a mis hermanos lo bastante en contra? —pregunta riéndose.
—No los vas a tener en contra por decirles que les quieres.
—Si se los dijera en serio quizás pensarían que me estoy muriendo o algo...
—Todo son ventajas —se ríe.
—¡Esa no es una ventaja!
—¿Cómo qué no?
—Bueno ellos serían muy felices de oírlo, pero... especialmente si fuera verdad
—¿Ves? Eso es tierno.
—Uff... tiernísimo.
—Es bonito decir a tus familiares que les quiereeees.
—Ugh, no!
—Que siiii.
—No creo que nadie de ellos nunca me haya dicho que me quiere...
—Non? —sonríe de ladito.
—Por supuesto que no.
—Supongo que no mucha gente te lo ha dicho entonces.
Gales se sonroja. Pat, pat, en la cabeza.
—Galia.
—¿Y ya?
—Pues... así de esa forma... sí.
—¿De qué otras formas entonces?
—Pues... Mum, o mis hermanos... hay ciertas cosas que... n-no puedo decir que no me quiera.
—Ah, así que sí hay un... pequeño corazoncito en esa familia.
—No! Ugh. Es que... quiere más a Galia, o a Alba o a England.
—¿Tu madre no te quiere?
—Pues no creo que especialmente.
—Vaya, esto es como para que saque yo un diván.
—Shut up! —se ríe —. ¿A ti si te dice todo el mundo que te quiere?
—Mais oui, yo soy encantador.
—No me extraña —Gales sonríe un poco.
—¿Lo ves? Hasta tú —se ríe.
—Ugh... ya, supongo que... si.
Luxemburgo le pone un dedo en la mejilla apretándole un poco.
—Tampoco me interesa que la gente me diga que me quiere solo por decirlo.
—Ah, mais oui, ahora el tipo duro que no necesita a nadie.
—Pues... no, eso es mentira.
Luxemburgo suspira porque solo le estaba molestando y Gales se ríe un poco.
—No, no... es que si me gusta que me quieran.
—Pues ¿a quien no?
—Supongo que a France se le diluye.
—¿Has probado de decirle alguna vez que TÚ no le quieres?
—Sabe que no le quiero... —No lo sabe.
—No te he preguntado si lo sabe, te he preguntado si se lo has dicho.
—Mmm no voy a decirle que no le quiero porque va a decir que no es verdad y ¡todos creerán que sí que le quiero y me gusta!
—Nunca se lo has dicho —sonríe.
—Claro que no, solo me falta. ¿Tú sí?
—Alguna vez, oui. No muy a menudo.
—Ohh... ¿le has dicho a France que no le quieres? —sonríe de lado—. ¿Y qué dijo? Ya imagino el drama.
—Exacto. No le gusta que la gente no le quiera, para nada.
—Supongo que es como Galia... a ella le pone triste.
—Bueno, a todos nos lo pone.
—No, en realidad... no así. Galia se agobia de verdad —explica suspirando—. Son peculiares ellos, hay cosas en las que se parecen, Gaila y France, hay cosas en las que no tanto... supongo que las asquerosas las has sacado de Rome, aunque...
Luxemburgo le mira, escuchándole y él sale de la autopista para llegar a su casa y siente los nerviecitos en el estómago...
—Si me permites sentarme en el diván unos minutos más... —sonríe de lado—. Ambos, con todas sus infinitas habilidades sociales y amorosas, no dejan de ser personas normales.
—Bueno, desde luego.
—No, es que no lo parece... cuando Galia adivina solo de mirarte que tienes hambre o que estás triste... supones que ella va a hacer las cosas como tiene que hacerlas.
—Y por lo visto no...
—Ahí es cuando empiezas a... pensar por qué. Por qué no... lo hacía así. ¿Era... malintencionadamente? No creo. Y te comes la cabeza, seguramente podía verlo... y no lo veía porque no se le daba la gana. Sabía que no me gustaba y sabía cómo me hacía sentir y... lo hacía igual... y te comes y comes la cabeza
—¿Y qué concluyes?
—Que yo no era el hombre para Ella.
—Y... perdona que te pregunte esto pero... ¿porque no llegar a un acuerdo? ¿Por qué es todo o nada?
—Eso también es mi culpa... creo que deje que las cosas empeoraran demasiado, empecé a beber mucho más, a que fuera imposible hablar conmigo porque a todo reaccionaba mal... y luego...
Luxemburgo traga saliva y Gales suspira.
—Creo que, si yo fuera el hombre apropiado para Galia, ella... habría encontrado la forma real de dejarles.
—Eso es... culpabilizarte tal vez demasiado.
—La otra opción no es mucho mejor.
—¿Cuál es?
—¿Por qué otra razón no funcionó? ¿Porque no quiso? ¿Porque no me quería lo bastante?
—Bueno... tal vez solamente no era lo bastante hábil.
—Galia es demasiado hábil... solo creo que no tenía el enfoque suficiente.
—Bueno, son solo personas, tú lo has dicho
—No, no... en realidad no la culpo. Ni siquiera creo que sea mi culpa como para sentir que no hice lo correcto... es más no ser la persona correcta, por más que quería yo serlo, como creo que ella no era la persona correcta para mi —baja la velocidad y se enfila a la puerta del garaje de una casita... mucho más pequeña que el palacete de Lux.
—Oh... ¿esta es tu casa?
—Yes... Bienvenido seas. Te va a parecer a ti... una casa pequeña.
—Acogedora, que dicen. ¿Cuántos cuartos dices que hay?
—Los bastantes como para que no necesitemos a una persona que venga a ayudarnos —asegura riéndose y mirándole de reojo—. Aunque Vincent me dio unas cajas de cartón mientras te bañabas que están en la cajuela... he de admitir que es muy eficiente.
—Te dije que era buena idea traerle.
—Si le traía iba a verme con cara de desaprobación todo el tiempo... además, es que... mis cosas. Quiero controlar lo que sacamos de casa.
—¿Por? ¿Qué guardas ahí?
—Mis cosas... mis libros —abre la puerta del coche... y es que prepárate, Luxemburgo, para... la antítesis de tu casa.
—¿Y por eso iba Vincent a mirarte mal?
—Él va a mirarme mal haga lo que haga —se ríe—. Venga... vamos dentro —(Y siento que estamos entrando a la librería de Aziraphale por primera vez)
—Tienes un pésimo concepto de Vincent.
—Vincent me detesta.
—No le he visto hacerte aún ninguna de esas cosas horribles que nombras.
—Porque no es idiota.
—Mmmm...
—Dime ¿por qué iba a inventarlo?
—No lo sé, ¿por qué iba a detestarte?
—Creo que sabe mis intenciones... Y supone además que soy un caza fortunas.
—Bueno, eso es obvio.
—¿Qu lo soy? Oh my... —se ríe un poco.
—Y cada vez quedan más claras rus intenciones, mira esto —señala la casita.
—Buff... atrapado.
—Es que... ¿seguro que cabe una cama ahí?
—¿Sabes? — Gales se sonroja un poco—. Esta casa la compré para Galia... es mi casa "grande". Antes vivía en un apartamento que creo era más pequeño que tu cuarto.
—La parte buena es que no habrá que sacar muchas cosas, porque no caben.
I Gales se ríe otra vez
—Eso es lo que crees —comenta enigmáticamente, cerrando la cajuela después de sacar las cajas y acercándose a la puerta.
—Es física elemental. No se me da bien el asunto de la termodinámica, pero hasta ahí llego.
El británico se ríe otra vez, abriendo la puerta y haciendo un gesto para que pase delante. Mete la cabeza nada más con curiosidad y levanta las cejas porque... todo es básicamente libros.
—Oh... la lá.
Gales se sonroja un poquito, ligeramente nervioso.
—Hay... cosas fuera de sitio. La señora que viene y limpia tiene prohibido tocar los libros... —O sea nadie sabe qué limpia. Los pasillos, seguramente y el baño. Algunas partes...
—Ehm... ¿hay algo que no esté hecho de libros? Debe venir a sentarse a leer.
—Si hiciera eso sí podría tocarlos... todo lo que no está hecho de libros es de Galia —la verdad es que mueve unos cuantos, así como... de un lado a otro como si estuviera organizando todo. Ejem.
—Vamos... el arpa, entonces —se acerca y toca una cuerda. Gales deja las cajas desarmadas recargadas contra la pared y se pasa una mano por el pelo.
—Nooo... no. Awen es mía —sonríe de lado igual, porque ha tocado UNA cuerda. Habitualmente pasan un dedo por todas.
—¿Eso es "arpa" en galés? —toca un par de cuerdas más intentando una pequeña melodía
—No, Awen es un nombre en galés... significa musa. Arpa se dice Telyn —se le acerca, sonriendo un poco.
—Oh, musa... ya —sonríe y se gira porque no le ha gustado como ha sonado lo que ha tocado—. ¿Por qué nombre propio?
—Lleva conmigo demasiados años como para ser solo... Telyn —y es que... Estas son las crónicas de los solitarios británicos que llaman a las cosas por nombre, en parte para hablar con ellas, en parte para hablar de ellas con quien les pregunte sobre algo y no sonar tan... antisociales.
—Oh, ya veo, cosas con antigüedad... pensaba que te la hubiera regalado alguien.
—No, la mandé a hacer yo... es genuinamente antigua —Gales se ríe.
—La parte buena es que no habrá que moverla.
—Awen se queda, sí. La televisión, en cambio... Esa sí es de Galia.
—La parte mala es que ahora quiero que toques algo para mí.
—No sé si realmente quieres... —Gales se sonroja un poco
—Por qué no? Pensaba que se parecería a la guitarra, pero no.
Gales quita los libros que están sobre el banco y lo acomoda apropiadamente sentándose frente a ella. Luxemburgo mira alrededor a ver si hay otra silla que no esté llena de cosas y decide que... no, mejor se queda de pie.
—Ohh... espera —se levanta haciéndole un hueco en el sillón, justo al lado de él.
—¡No te preocupes! —se ríe un poco al ver que hace eso y luego se sienta en el sofá que casi se lo come de lo hundido. Gales se sienta otra vez en su banco y le mira de reojo
—¿Estas... cómodo? Es un poco viejo ese sillón...
—Oui, oui... —pelea un poco por incorporarse, moviendo los pies y agarrándose al reposa brazos. Gales se ríe un poquito con eso, más nerviosito.
—No he comprado otro porque ese está bueno aún y... bueno, tampoco he tenido el tiempo. Y no está roto ni nada...
—Está bien, en serio, no me estoy quejando —consigue sujetarse más o menos erguido, sintiendo que si solo se mueve un milímetro o respira demasiado fuerte volverá a comérselo el sofá.
—Vale, vale —le sonríe... se aclara la garganta —. Para oír esto bien, tienes que imaginar...
—No estoy seguro de poder hacer muchas cosas ahora mismo sin volver a caer en el agujero negro.
—¿Ya probaste pidiéndole al sillón que no te trague...? —Gales se ríe
—No tengo por costumbre hablar con los muebles —aprieta los ojos—. Porfavornomecomas.
El británico se gira a él y le pone las manos en las rodillas. Luxemburgo le mira.
—Nadie le puede culpar, yo querría hacer lo mismo.
—Ya, bueno... sofá, lo siento, lo nuestro estaba destinado al fracaso desde el principio.
—Ohh... veo que es un discurso que ya tienes practicado.
—Es mejor no dar falsas esperanzas a los muebles, por lo visto.
El británico se ríe otra vez.
—O luego... mira, acabas metido en una mudanza.
—¿Entonces estás ya bien atrapado? Vamos a ver —abre las manos y las sube un poco a los muslos. Aprieta un poco.
—Nooo —protesta cayéndose mientras intenta seguir agarrado del reposabrazos.
Gales sonríe apretando otra vez, Luxemburgo patalea un poco y acaba por soltarse.
—Dejare llevar, el sillón solo quiere que estes cómodo.
—Noooo, me comeeeee —hace drama por protestar, dejándose caer.
Gales le sonríe y le acaricia un poco las piernas, el flamenco le mira y le sonríe.
—Ahora que ya estás ahí y lo estarás para siempre... ¿te toco?
—Qué habíamos dicho de las propuestas indecorosas...
—Que estaban permitidas y eran bienvenidas —le suelta de las piernas y se gira al arpa.
Luxemburgo se ríe.
—Te decía de... la imaginación. ¿Qué tan buena la tienes? —sonríe de lado y le mira de reojo, sonrojándose un poco con el evidente doble sentido
—Bueno, digamos que... calidad normal.
—¿Normal para quién? —empieza a tocar una tomadura de fondo.
—Pues depende de con quien me compares. Con Allemagne, buenísima.
—El nazi no tiene imaginación —Gales se ríe con eso.
—Por eso.
—¿Quién te parece que tiene mucha?
—No lo sé... Angleterre, ¿tal vez? Non, non. Espagne. Él tiene muchísima. Aunque Romano y France también son muy creativos.
—¡France no tiene imaginación!
—Claro que sí, siempre se le ocurren cosas muy raras que hacer y pinta muy bien.
—Vale, la creatividad y la imaginación... No me parecen lo mismo.
—¿Non? ¿Entonces?
—France tiene una enorme habilidad para convencer a la gente de que cuando algo le salió mal... no le salió mal... sino se llama la nueva ola vanguardista y... así nace el impresionismo — Y tú tienes un Monet en el dormitorio, Gales, ni nos digas.
—Que duro eres, a mí me gusta el impresionismo.
—A ti te gusta todo lo que sea caro —se ríe, mirando al arpa y empezando a tocar una cosa de esas completamente... celtas como de un bosque de elfos.
—No te creas, mírate a ti —apoya la barbilla en la mano. Gales solo se sonroja, sin poder contestar por lo que toca.
—Estas en un bosque... —empieza con su voz de lector de audiolibros—. Es de día y llueve suavemente haciendo que el aire se filtre por las hojas y te caiga ocasionalmente una gota de agua.
Luxemburgo cierra los ojos imaginándolo.
—No estás perdido, pero caminas sin un destino fijo, sintiendo el frío en tus mejillas y escuchando la hierba ceder a tus pies.
—Mjm...
—Y entonces la ves... flotando frente a ti con sus delicadas alas, más hermosa que nada ni nadie que hayas visto jamás —esa es Galia, ni nos intentes contar otra cosa.
Luxemburgo abre los ojos y mira a Gales de reojo.
—Se aleja de ti y corres tras ella, pero cada vez se aleja más hasta que... terminas por detenerte —podría ser Mónaco en realidad, el flamenco sigue mirándole de reojo un poco hipnotizado con sus expresiones y no tan concentrado en la historia—.
Estas en un claro... no sabes cómo has llegado ahí. Nunca habías estado ahí.
—¿Quién es ella?
—Un faro en la niebla... pero no el puerto —Gales suspira y sonríe, mirándole de reojo
—Mmmm...
—Quizás es Mónaco.
—¿Mónaco?
—Estabas tú en el bosque, ¿no?
—Oui
—No voy a ser yo tu hada... a la que nunca alcances.
—No quiero que seas tú, pero no me parece que hables de mí.
Gales se sonroja un poco.
—Tal vez deberíamos empezar a recoger.
Gales deja de tocar de golpe y Luxemburgo le mira.
—Oh... —y es que iba a cantarle algo, pero... ugh. Se echan atrás y se levanta.
—O sea... Entiendo que estés pensando en ella —intenta levantarse, pero se cae.
—No como crees... pero vale —le extiende las dos manos para ayudarle y sonríe de lado.
—Creo que ahora voy a tener que vivir en este sofá.
—No creas que vas a escaquearte del trabajo solo por esto —tira de él.
Consigue entonces levantarse y reírse un poco. Gales no se echa atrás. De hecho, van a quedar de pie en la misma baldosita.
Así que se cae un sobre él y Gales le abraza, para... ejem... sostenerle y Luxemburgo para... no caerse
—¿Mejor vivir aquí que ahí, no crees?
—¿En tus brazos? —le acomoda el pelo tras la oreja.
Gales asiente, cerrando un poco los ojos con ese movimiento. Luxemburgo sonríe al notar que le gusta y le hunde la mano en el pelo, acariciándole un poco. Es que hasta sigue el movimiento. Siempre tan faltos de afecto y contacto físico.
—Mmmm...
Le acaricia las cejas graaandes y luego los labios. Entreabre los labios cuando se los toca, así que mueve un poco atrás el pulgar para meterlo un poquito en su boca.
Ahí va la lengua a rozárselo. Luxemburgo le abre un poco el labio de abajo y baja por la barbilla. Es que, por el amor de Dios, no es de piedraaaaa y luego el flamenco da un pequeño saltito y le da un besito suave en los labios. Solo un instante, echándose atrás de nuevo y apartando la cara.
—B-B-B...! —¡Ya el estómago le está haciendo piruetas!
—Uhm... Bien, ¿qué hay que hacer? —le empuja un poquito, suavecito, para que le suelte.
El sonrojo triple, además. Le suelta y se lleva así de inmediato la mano a los labios, sonriendo un poquito. Lo siento, no te ha oído. Luxemburgo le mira de reojito y carraspea un poco.
—Este no ha sido accidental —le mira y sonríe, sonrojado y todo
—No sé de qué me hablas —le guiña un ojo.
—El chico que me gusta acaba de darme un besito... —Gales se ríe.
—Uy, que atrevido.
—No tienes idea de cómo es... —sonríe de lado.
—A lo mejor podrías contármelo.
—¿No vas a ir a decirle nada? —pregunta sonriendo y pasándose una mano por el pelo.
—Bueno, depende... Tal vez le riña si dices que hace cosas inconvenientes —le mira de reojo yendo a ir a montar una caja.
—No, no... no inconvenientes. Me hace... que me den mariposas en el estómago.
—Uy, a ver si va a estar envenenándote la comida...
—Yo soy inmune al veneno de comida... la comida aquí es un veneno. Ven, vamos arriba.
Hace un gesto para que vaya delante y ahí sube el las escaleras, con un poco de angustia la verdad. Luxemburgo va detrás, con su caja.
—Cuidado con... los libros
—Sacre bleu, están por todas partes.
—Si, les dejo que estén todos por ahí y se reproduzcan...
—No creo que podamos hacer esto, nos tienen rodeados.
—No te preocupes, no te atacarán, vienes conmigo... —toma aire profundamente antes de abrir la puerta de su cuarto.
Gales parpadea el primero en notarlo porque... Las cosas de Galia... ya no están. Luxemburgo se acerca un poco a Gales por la espalda y Gales parpadea varias veces
—¿Qué pasa?
—No... sé —frunce el ceño y entra hasta el vestidor. Se lleva la mano a la boca.
Luxemburgo entra detrás notando el cuadro de la pared y dejando la caja sobre la cama. Ese no se lo llevaron. Igual no sabían que era de ella.
—N-No están.
—¿El qué?
—S-Sus cosas. Ya no están —Es que hasta da un pasito atrás, horrorizado.
—Oh... pero... ella estaba con France, ¿no? ¿Crees que ha mandado alguien a por ellas?
—El miércoles que vine estaban... todas... —traga saliva.
—Tal vez vinieron ayer o antes de ayer...
—Supongo que... e-está en su derecho de sacar sus cosas —Gales se sienta en la cama. Luxemburgo le mira.
—Pues... sí. Tal vez debió avisarte que vendrían, pero al final... la parte buena es que ya no tenemos que hacerlo nosotros.
—Sí... sí. Está bien, solo es un poco violento.
—Tal vez fue... tu madre, quizás deberías llamarla.
Gales suspira y aprieta los ojos. Luxemburgo se sienta a su lado y le pasa una mano por los hombros para atraerle hacia sí y confortarle.
—Se llevaron las cosas... suyas. Las que quería —se le recarga encima.
—Supongo que ella se lo pidió... ¿quieres llamarla a ella?
—No me va a responder... la he llamado y no responde, de hecho... me contestó un mensaje nada más diciendo que hablaríamos cuando ella vuelva. Igualmente... no se han llevado todas sus cosas.
—A ver, déjame... —saca su teléfono y llama él a Francia, que contesta después de vaaaaaaaaaarios timbrazos—. Allò?
