Luxemburgo se baja a... ver un poco el resto de la casa, la verdad.
Es el momento, chismea. Gales... termina de vestirse, esperando que Luxemburgo haga justo eso porque quiere ir a ver qué todo lo que está... y debe estar, este como debe estar y donde debe estar. Maldita sea. Todos los secretitos de la parte de arriba, que no son pocos… Va a tardarse.
Luxemburgo va a tomarse una cerveza y a mirar los libros. Bien, buena idea. Gales va a remover todo arriba y debes hasta oírlo por las silencioso que sea.
Levanta una ceja mirando hacia el techo
—¿Todo bien? —levanta la voz.
—Yes... yes. ¡No es nada! Solo... estoy revisando que todo esté bien —una pequeña pausa—. ¡No subas!
Levanta una ceja con eso y desde luego es que claro que va a subir.
Nooooo!
Ahí va, buscándole.
Vas a encontrarle con la cabeza metida en el suelo, culo al aire, removiendo unas cuantas cosas en una tapa del subsuelo. La verdad... es que ya está cerrando. Al menos ¡está todo lo que debería estar!
—Oh, que interesante...
El SALTO
—¿Qué haces?
—GOD ALMIGTHY qué haces aquí?! Sal! Sal! —se levanta.
—¿Qué hay ahí abajo? —inclina la cabeza, mirando.
—Nothing! NOTHING!
—No parece que sea nothing —sonríe acercándose.
Gales intenta cortarle el paso y Luxemburgo le sonríe e intenta esquivarle.
—N-No. no... really. No es nada importante.
—¿Qué guardas ahí? ¿El porno? ¿El alcohol?
—Nooo!
—Alors? —le pone las manos en la cintura y se ríe.
—S-Son... cosas que... no te interesarían.
—¿Por qué no?
—P-Porque no tienen ningún valor.
—Hombre, algún valor tendrán cuando las guardas con tanto recelo y hasta balbuceas.
—N-No balbuceo, solo son... cosas. En serio si me das cinco minutos estaré abajo y podremos irnos.
—Estoy empezando a pensar que tienes ahí los documentos secretos sobre la muerte de Lady Di o algo así.
—¡No! No... —se sonroja terriblemente porque seguro que si hay ahí algo de Lady Di.
—¿Entonces? —levanta las cejas.
—E-Es una... t-tontería —se pasa el dedo por el cuello de la camisa
—Pues cuéntamela
—Pues... s-son varias cosas. De... ESAS.
—¿De cuáles?
—D-De las que... uno guarda en... lugares secretos —Bienvenido al mundo de los brits.
—Dame un ejemplo —levanta una ceja.
—P-Pues... esos regalitos que te da... la gente.
—No veo porque tendrías que esconder un regalo.
—Mo vas a dejarlo, ¿verdad? — Gales aprieta los ojos—. My dear... ugh, boy. Alright. Mete la cabeza ahí —hace un gesto.
Luxemburgo le mira de reojo y ahí va, sonriendo. El británico se pasa las manos por el pelo, yendo tras él. Quiero aclarar que trae su traje verde completo con todo y... pajarita.
Pajarita y diciendo "my dear boy"
Shut up! No es Aziraphale!
Igualmente, ¿qué hay ahí dentro?
Cosas... variadas. Absolutamente nada útil. O sea... cosas. Cosas de la reina, cosas de reyes previos, alguna cosa de Galia. Algún libro. Alguna cosa de alguno de sus hermanos.
—No reconozco nada de todo esto. ¿Alguna historia que desee compartir, mister?
—Mira— Gales se le acerca—. Eso... Es de cuando éramos pequeños —señala una geoda—. England la encontró, Eire se la lanzó un día enfadado y... cuando se rompió quedó así, no sé quién tiene la otra mitad. Mum nos contó que era un huevo de dragón congelado... que Eire no cuido bien al tirarlo. Estaba siempre en el centro de la mesa y England solía chuparlo porque parecía azúcar —se ríe un poco. La verdad, si quieres ver el absoluto amor que se tienen entre hermanos, todas estas historias son las apropiadas.
—¡Oh! Eso es bonito —sonríe.
—Esto me lo dio Hywel Dda ap Cadell... Hywel el bueno —saca un mango de espada —. Antes de que nacieran sus hijos —seguro es una cabeza de dragón, porque… ojos en blanco.
—Wow, es bastante guay. ¿Por qué lo tienes escondido?
—Porque no quiero que lo roben... —sospecho que Hywel le gustaba. Se sonroja.
—¿Quién iba a robártelo?
—England siempre se roba todo —se encoge de hombros.
—Ya, pero... hombre, no de tu propia casa, ¿no?
—De verdad que... pronto vas a conocerlos más. DESDE LUEGO que sí —Gales se ríe.
—Mmm ¿y como sabes que no te roba libros?
—Les pongo mi ex libris y... reviso sus libros cada vez que voy a su casa. No creas que no.
—¿Y te da tiempo a revisarlos todos? No sé cómo haría yo para saber si hay aquí algún libro mío.
—Nah... creo que si se roba un libro no es TAN grave —Gales se ríe
—Oh lalá, es bueno saber eso —sonríe de lado.
—Las primeras ediciones están bajo llave.
—Y... ¿no coleccionas Biblias o algo así? Tienes toda la pinta.
—¡Biblias! ¿Tengo la pinta de ser... ultra cristiano? ¿Estás tú otra vez con el asunto de que soy Aziraphale?
—Es que esa pajarita y ese traje de maestro de escuela...
—¡Maestro de escuela!
—¿Sabes qué quiero decir? Parece que des aburridas clases de literatura a alumnos de instituto y luego vayas a la iglesia cada domingo mientras guardas el más oscuro de los secretos.
—¿Que es que me tiro al chico rico, de la manera más guarra posible?
—Tal vez, el excéntrico tipo rico del caserón en la punta del monte.
—Ah... el ermitaño.
—Más o menos —se encoge de hombros.
—Al menos te gusta el ermitaño.
—Pues me lo imaginaba un poco así... en plan genio loco que nunca baja al pueblo, hace experimentos raros y del que corren miles de historias sobre abominaciones humanas.
—¿Y tú quién eres en esa historia? —Gales se ríe.
—¿Yo?
—Tienes que estar en la historia.
—Pues suponía yo que el... hum... tal vez sea el empresario dueño de la fábrica que da trabajo a los padres de familia del pueblo.
—¿Y que en la vida va a ver al genio loco?
—Supongo que no.
—Ugh... ¡No! Venga ya, no es muy complicado. Hasta que un día la fábrica falla y el empresario tiene que ir a buscar al genio loco después de consultar varios expertos que le dicen que la fábrica fallará para siempre.
—¿Y? —parpadea un poco sin entender.
—Pero él no quiere porque ¿quién querría ir a ver al genio loco? Pero después de agotar todas las opciones va a verle...
—¿Por qué quieres que vaya?
—Para que le conozca y se... c-conozcan.
—¿Pero por qué?
—Porque deben conocerse y... e-enamorarse.
—Espera, espera. Tú no eres el genio loco, tú eras el profe.
—What?!
—Tú eras el profesor de la escuela del pueblo, te lo he dicho. En principio yo era el rico excéntrico, pero no te ha gustado y has decidido que fuera otro.
—Creo que me he perdido en la historia completamente... y eso debe ser tu culpa —Gales se ríe.
—¿Cómo que mi culpa? ¡Tú eres el que me ha dicho que yo fuera otro personaje!
—Yo he entendido que yo era el genio loco... no que tú te hubieras imaginado a ti mismo... nah, podrías ser el genio loco y yo el bloody profe de escuela que tiene que ir a investigar a tu mansión para una clase.
—De hecho, ya habíamos concluido que el secreto del profesor era que se acostaba con el loco así que...
—Estoy idiota —Gales se sonroja y Luxemburgo se ríe.
—Aun no entiendo porque esconder todo esto aquí abajo.
—Porque no voy a... dejarlo afuera para que se rían! Es que... ¿tú no tienes secretos?
—Pero ¿qué tiene de secreto esto?
—¡Todo! Son... cosas... ¡secretas! ¡Mías! —se las quita d ellas manos y las guarda.
—Vale, vale —se ríe un poco igual.
—Tu debes tener cosas también que te importan —se sonroja poniendo la tapa y pensando que tiene que cambiarlo de sitio —. Venga, vámonos. No has dicho nada de mi ropa.
—Te he dicho lo que pareces cuando te he hablado del profesor. Y claro que tengo cosas que me importan, pero no las considero secretas, solo importantes.
—Como Tintín. ¡Pero es que no lo entiendes! ¿Qué haces con las cosas que te ha dado Mónaco?
—¿Cómo qué?
—Regalos.
—Pues... usarlas.
—¿No te da regalos... que no se usen?
—¿Como qué? O sea... Si me regala ropa, me la pongo, si me regala películas o libros pues los veo o los leo, si me da comida me la como.
—Si te da... un coaster con una frase escrita.
—¿Como el que me diste tú? Lo colgué en el corcho en mi despacho para verlo
Gales sonríe.
—¿Qué haces con esas cosas que te da Mónaco?
—No me da muchas cosas hechas a mano, pero igualmente pues... colgarlas por ahí para verlas o ponerlas en las estanterías en sitios que me gustan para que luego el decorador se tire de los pelos. Es como Tintín. Me gusta tenerlo por ahí y verlo, porque me recuerda a Belgique.
—Me gustan más los regalos hechos a mano que los comprados. Pero hay regalos que no PUEDES tener ahí.
—Uf... eso va a ser un problema. ¿Cómo qué? ¿Lo dices por los juguetes sexuales de France?
—What? ¡No! hablo de... los regalitos vergonzosos que son...
—Los... juguetes sexuales de France.
—Esos dan vergüenza, pero... no tanta.
—No veo qué podría dar más vergüenza que eso.
—Una carta de amor.
—Pues... guardarla para leerla, probablemente no muy escondida. Tal vez en mi cartera o en un libro en mi mesita de noche.
—Cielos... hay que ser cuidadosos.
—¿Por? ¿Quién más iba a querer una carta de amor dirigida a mí? ¿Y porque iba a avergonzarme de que alguien me quiera?
—P-Pues...
—¿Qué harías tú con una carta de amor?
—Leerla y morirme y... esconderla —Gales sonríe un poco y se sonroja—. Tampoco es que mucha gente me haya escrito cartas de amor, la verdad —admite riéndose y mirándole de reojo.
—¿Morirte?
—En sentido un poco figurado.
—¿Figurado cómo?
—Bueno claramente no creo que me cayera muerto, pero... Si la atesoraría y leería muchas más veces de lo que debería y...
—Pero entonces no podrías esconderla —inclina un poco la cabeza.
—¿Como no? —se ríe —. No es como que no pueda revisar los escondites con frecuencia.
—Mmmm... vamos a ver —entrecierra un poco los ojos y se desengancha del cuello una cadenita con una coronita de oro—. Te doy esto. ¿Qué vas a hacer? —se la tiende. Gales traga saliva.
—E-Esto... n-no valdría del todo tu propósito porque s-sí me la colgaría al cuello —la mira y extiende un poquito la nano hacia ella—. Lo qué pasa es q-que...
—¿Aja? —se la suelta en la mano.
Gales la mira con cuidado. Es pequeñita y sencilla, aunque tiene tres piedrecitas, una en cada punta, que podrían ser diamantes, la verdad. Conociendo a Lux seguro que lo son.
—¿D-De donde salió?
—Es un recuerdo de un acto conmemorativo. La llevo porque me gusta llevar alguna cosa de oro encima... como soy un dragón...
—Por eso estamos hechos el uno para el otro.
Luxemburgo se ríe y el galés se sonroja.
—E-Es que debe ser el destino, ¡no he conocido nunca a nadie que diga ser un dragón!
El flamenco se ríe porque solo es que le hace gracia porque es así como la criatura que guarda el oro y todo eso. Es que este se lo toma más en serio de lo que crees.
—E-Espera. Espera aquí.
Le sonríe con curiosidad, a ver qué hace.
—¡No me sigas! —va a ir a otro escondite secreto, desde luego.
—¿Por qué no?
—Porque... no tardo. Voy a... hacer algo... voy a... al baño. Eso.
—Mmmmm...
—¡No me sigas! —le sonríe de todos modos.
—Suena más como un reto, es demasiado sospechoso.
—¡Voy a ir por algo para ti! Ugh. Si vienes no te lo daré.
—¡No te lo he dado para que me des algo! —se ríe.
—¡Pero se me ha ocurrido! No tardo —Gales se sonroja.
—Vale, vale.
Esta vez al menos no tarda mucho.
¿Ha cerrado el otro escondite?
Lo había guardado todo, pero no sé si lo ha cerrado.
Entonces Luxemburgo está curioseando ahí dentro.
Bueno, no parece ser el modo ladrón. Tampoco parecía considerar las cosas de ahí dentro unas cosas muy preciadas.
Es más curiosidad.
—Uuuugh! ¡Ya me parecía que estabas siendo muy obediente y silencioso!
Le mira con... algo en las manos Y Gales se sonroja de golpe.
—¿Qué es... esto?
—U-Un... p-pañuelo.
—¿Un pañuelo? —lo estira para verlo entero. Está bordado en blanco y tiene una V—. Mmmm... V... ¿Victoria?
—Ugh —aprieta los ojos.
—¿Era de la Reina Victoria?
—Era de... la princesa Victoria. Antes de que fuera reina —Y era una niña, ¡menor de edad, Gales! Tsk tsk tsk
—Oh, pero ¿no fue reina como a los diecisiete? ¿Te lo dio como prenda?
—Dieciocho recién cumplidos. Nos llevábamos bien, aunque sus padres eran muy protectores.
La... mirada acusatoria.
—No... no. Realmente no. Es decir... es que ya sabes cómo son esas cosas. Solo... —se sonroja y se encoge de hombros, sonriendo un poco —, bueno...
—Ya, un pequeño crush inocente, sin siquiera un beso —vuelve a doblar el pañuelo para dejarlo en su sitio.
—Mucho más inocente que este. Ten —Gales aprieta los ojos y se ríe.
—Supongo que por aquí acabará mi coronita también —se gira a ver que le da.
—Sinceramente, espero que no...
—¿Cómo qué no?
—No, no tiene por qué terminar aquí. Solo es que...
—¿Cuándo es que acaban aquí?
—Cuando... acaban aquí. Por ahora no está aquí —y ya sabe lo que va a pasar la próxima vez que sus hermanos le vean sin camisa.
—Acaban aquí cuando acaban... bien, súper explicito.
—Acaban aquí cuando... son parte del pasado o... no quiero que se los roben o... ¡es que no puedo creer que no tengas al menos un sitio como este para guardar tus cosas!
—Te refieres a... regalos de gente muerta.
—En su mayoría si pero... buff. ¡Son cosas importantes! —Gales aprieta los ojos.
—Ah, ya veo porque no pondrás aquí el mío entonces.
—El tuyo ya está puesto donde debe estar.
Se ríe porque era una broma.
—Este te queda un poco mejor.
—¡Hombre! ¿Este no es el dragón de tu escudo? Si es así tengo unos cuantos de leones en casa —lo mira cuando se lo da.
—E-Es un dragón —Gales se sonroja un poco y asiente.
—Vale, vale... solo un dragón. Como se robe mi oro te lo devuelvo.
—No tienes que usarlo s-si no quieres.
—¿Non? Hombre, merci por darme permiso —se ríe.
Gales se sonroja un poco más, mirándole un poco incómodo sin saber si le gusta, si no le gusta... seguro le parece hortera o algo.
—Va, pónmelo —se da la vuelta.
—Bueno es que has dicho lo de ser un dragón y que te gusta ser... e-el oro y... —sigue alegando mientras se le acerca a ponérselo.
—La verdad, me estaba empezando a ahogar un poco...
—¿A ahogar?
—Al quitarme el oro, ¿sabes? Como... una sensación un poco aplastante en el pecho, como si me faltara el aire.
Gales se ríe y termina de ponerle la cadena. Vacila un segundo y le abraza algo torpemente por la espalda. Luxemburgo levanta las cejas y se le recuesta un poco encima, manos sobre las suyas.
—¿T-Tienes hambre?
—Si el menú el bocata de pepino, no.
—Fish and chips —se ríe
—Venga, vale. Aunque ¿no ibas a llevarme a no sé dónde?
—Ahí te voy a llevar... con fish and chips.
—Ah, es un restaurante, vale.
—No, no... —Gales se ríe —. Es como el asunto del pollo frito. Solo que, en vez de sentarnos en la orilla de la carretera a comer, nos sentamos en un bonito lugar.
—Ugh... no le cuentes eso a nadie.
—No es una legendaria primera cita... pero será imposible no contarla.
—Aunque ¡yo insisto que estaba bueno y que se veían las estrellas!
—No me estoy quejando, en realidad... —se ríe un poquito—. Me hiciste volver sin pantalones.
—Non... solo te burlas de mí. Y en ese momento no era una cita.
—Me burlo de que no me dejaras subirme con esos pantalones, sí. ¿Cuál es nuestra primera cita entonces? No la de ayer...
—Pues porque estaban sucios del suelo. No... no hemos tenido una primera cita. Ni la vamos a tener aún.
—¿Estas qué son? ¿Pre-citas?
—Son... salidas de amigos.
—¿Haces estas cosas con todos tus amigos?
—Teniendo en cuenta que France es uno de mis mejores amigos...
—¿Ha-Haces estas cosas cuando sales con France? —Gales levanta las cejas.
—¡Non! —se ríe
—Tú lo has insinuado, ¡no yo! Pero está bien... está bien. Vamos a... seguir con esta salida de amigos ignorando lo qué pasó hace un rato en la cama.
—Eso fue tu culpa.
—Es muy posible. Es que no le había llegado el memo de que esto fuera una salida entre amigos.
—¿No? ¿Y qué te pareció la charla de ayer noche y de esta mañana en el coche? —sonríe. Galés se sonroja.
—B-Bueno... Esa fue... charla deprimente y triste que...
—Que por lo visto era fácil de ignorar.
—¡Nadie dijo que fuera fácil!
—A las pruebas me remito.
—Era más fácil de ignorar que... tú y lo mucho que m-me... gustas. Yes.
—Anda ya. Vamos —igual se sonroja un poco. Gales le suelta.
—Voy a aclarar que nada de esto ha sido solo mi culpa —se estira la camisa y se arregla la pajarita—. Hasta donde recuerdo ALGUIEN me tomo de la mano y me la puso en su...
—¡No vas a culparme a mi ahora cuando además viniste a atacarme con mi peor punto débil y absoluto conocimiento de causa! Recuérdame que le eche la bronca a Seychelles.
—Sey lo único que me confirmó era que te... gustaba de ESA forma. Y no sabía que te gustara TANTO.
—No me... gusta tanto —se humedece los labios y se sonroja.
—Pfff…Tu tampoco me gustas tanto, para el caso
—No he dicho que TÚ no me gustes —igualmente se sonroja más
—E-Era solo un ejemplo de cosas o-obvias, but... thank you —Gales se sonroja y sonríe de lado.
—Anda vamos, profesor de primaria.
—Ehhh! ¡Es mi mejor traje! Si este no te gusta estoy en SERIOS problemas —protesta terminando de cerrar el escondite y poniendo encima el tapete apropiado.
—¿Este es tu mejor traje?
—Pues... casual, sí. Es un original de los treintas, hecho a mano por Mr. Taylor. ¿Qué tiene de malo?
—Probablemente, todo eso que acabas de decir.
—Ugh! ¡No seas cruel! Mira... la parte buena para ti es que yo no soy como England.
—¿Qué significa eso?
—France seguramente se ha quejado contigo también de que England no se deja vestir y no sé qué... yo si me dejo. Si quieres que me ponga algo... mientras sea dentro de los límites de la normalidad, yo me lo pongo
—¿Dentro de los límites de la normalidad?
—Nada de... cosas raras que usan en una pasarela.
—No siempre se usan cosas raras en pasarelas. Lo que pasa es que queda raro que yo vaya en tejanos y camiseta y tú en traje
—Yo te iba a prestar un buen traje... —le mira de reojo y se pasa una mano por el pelo—. Vaaaale, espera en el coche.
—Pues es que si vamos a comer en un restaurante de comida rápida...
Le tiende las llaves y ahí va de vuelta. Luxemburgo mira las llaves... y la verdad, se va tras él. Nunca hace lo que quieres. A ver ahora que se va a poner este loco. Así que... sorpresa, sorpresa, está ahí tras de ti.
—Ugh... ¿has venido a auditar lo que me pongo?
—Tal cual. Bueno, y a mirar y a lo mejor a meterte mano un poco y porque cada vez que te desnudas esto se pone interesante.
—Empiezo a pensar que lo haces para que me desnude —Gales se sonroja.
—Por ahora parece funcionar.
—Pues como no, si dices que me veo ridículo... uno tiene su corazoncito —asegura abriendo otra vez el vestidor... y suspirando porque nada le va a gustar.
—A ver, déjame ver a mí.
—Adelante, adelante.
Va a revolver bastante.
—¿En serio no tienes unos tejanos? ¿Ni aunque sea negro?
—Es ropa de obrero.
—Oui, de sport.
—Ahora es ropa sport, antes era ropa de obrero de fábrica. O del que asfaltaba calles.
—Ya, pero... creo que nadie te lo ha dicho. Ahora vivimos en el ahora. No en el antes.
—Ya, bueno, si, pero... a mí se me ven raros.
—Porque no estás acostumbrado, pero no puedes ir siempre con un estilo tan... de vestir.
—Para eso tengo las polos.
—He encontrado esto —le muestra una camiseta que debió comprarse en una comic-con o algo así. Gales se rasca la mejilla.
—Really?
—Oui. Y unas bermudas, aunque tengan pinzas al menos se ven menos serias. Creo que deberías comprarte algo de ropa más cómoda.
—Pero es cómoda... vale, mira, luego me dirás que comprarme... y ya dirán mis hermanos que me mimetizo contigo y pierdo mi esencia.
—Vaaale, vale. Non. Vístete como quieras. Elegiste ese traje, pues ya está. Vamos.
—Naah, está bien... —le quita las cosas de las manos —. ¿Qué zapatos? Al final no están aquí ni siquiera mis hermanos. Tendrán que ser unos de golf porque...
—¿Tienes unas deportivas?
—No son... propiamente deportivas. Busca ahí las cosas del golf.. —le señala arriba. Yo creo que Galia le pidió que todas las cosas horribles del golf estuvieran fuera de su vista.
—¿Al menos unas náuticas o algo?
—Ah, ¡esas si tengo! —tan feliz —. Están ahí abajo —prepárate para las primeras náuticas jamás elaboradas. O las terceras. Antes tuvieron unas Escocia e Irlanda
—Vale, a ver... creo que también necesitas unas deportivas —busca unas que se parezcan en color a los pantalones y piensa que igual va a parecer... entre las bermudas con pinzas, las náuticas y la camiseta de... quien sabe de qué debe ser. El Hobbit, quizás.
Francia dice que si, que está actividad, en efecto, es muy complicad, por no decir imposible y te recomienda la compra de outfits completos, incluyendo calcetines.
Gales bastante dócilmente se pone las bermudas y la camiseta. Quiero decir que trae de los tirantes de calcetines, que aún no se quita... De esos que van en la pantorrilla. Crowley podría quejarse también porque desnudar a esta persona así es complejo.
—Esto es terrible —facepalm. Es que hasta se ríe de lo imposible.
—What? ¡Si me he puesto lo que has dicho! —Gales se sonroja y se mira a si mismo.
—Ya lo sé, pero...
—Me veo fatal y hasta reír te hice... parezco el hijo perdido de Oliver Twist con el chico de la serie esa de los genios.
—Es que necesitas ropa casual, en serio.
—Pues la más casual que tengo la lleve a tu casa.
—Vale, pensemos eso.
—El que debería vestirse bien hoy eres tú si quieres que parezcamos venidos del mismo tiempo.
—Está bien —suspira.
—Venga... es como un disfraz. Prometo no darte el traje que pica. De hecho, acabo de recordar que si tengo unas zapatillas deportivas.
—Es que voy vestido de business todos los días
—Ya te he visto —sonríe y levanta una mano, acariciándole un poco la mejilla—. Y te ves guapo. Vale, última oferta. Me pongo la camiseta, unos... pantalones negros y los zapatos deportivos.
—Veamos.
—¡Mira! — Lo que tiene son los converse rojos de Dr. Who. Los saca de... un baúl. Porque estas cosas siempre salen de un baúl.
—¡Oh! ¡Menos mal!
—Son de mi disfraz del Tenth Doctor. No son las originales, usadas en el set, esas las guardo en otro sitio
—Tienes las... originales.
—Por supuesto, y sólo las conseguí yo porque esa temporada es cuando empezaron a filmarla en la BBC Cardiff.
—¿Y las tienes en una trampilla secreta? —sonríe. Gales se sonroja.
—N-No. Venga, elige los pantalones.
—Está empezando a darme igual —ahí va otra vez, pero es que... la pesadilla
—Cielos, ya estamos desahuciándome desde... ya —Gales se ríe.
—No, pero es que...
—No hay nada, ya... mejorará con tu ayuda si te tomas el tiempo.
—Vale, vale... vamos de compras.
—Vale —Gales se humedece los labios con eso
—Voy a comprarte unos Levi's 501 y unas deportivas.
—Unos Levi's... ¿con un número de serie específico? Really?
—Es un modelo clásico que no pasa de moda.
—No puede ser clásico.
—Lo son. Creo que son así como desde los cincuentas.
—¡Eso no es un clásico!
—Mira, son unos pantalones cómodos y duraderos que no pasan de moda, son para ir a sitios no tan formales o para cuando no quieres vestirte mucho, ¿vale? Tú solo... tenlos ahí y... si no quieres ponértelos pues los guardas en un cajón.
Gales se ríe porque se los va a poner caaaaaaada vez si le gustan a Luxemburgo.
—Quoi? —parpadea.
—Vale, vale... más gigolo me siento si me vistes, además.
—Es que no me creo que no tengas unos tejanos... que te pones cuando tienes que ir... al bar o a comprar el pan? —sonríe un poco.
—Pues mi ropa normal. Quizás sin pajarita.
—Pero... cómo vas a ir al bar de business.
—Pues voy al bar como estoy vestido... si fuera de obrero sería raro.
—¿Cómo van el resto?
—Pues de obrero. Me da lo mismo, ¡yo no soy el resto!
—¿Sabes? Eso es falta de saber estar.
—¿Falta de qué?
—Savoir-faire
—¿Dices que no me se mezclar entre la gente? — Gales se sonroja un poco.
—Exacto.
—Porque no me gusta la moda actual.
—Tampoco eso lo entiendo, alguien que parece tan hedonista debería estar más versado a la comodidad.
—Pero es cómodo.
—¿El qué?
—Los trajes. Si estás habituado.
—No, es que eso es costumbre, no comodidad. En serio, vas a alucinar. Si los usa todo el mundo no es por nada
—Pero Es que es un mito que mi ropa es incómoda... además me hace ver bien y no ridículo.
—En realidad... es que hay momentos para todo, es tan ridículo ir al bar en traje como ir a una fiesta en tejanos.
—Bloody hell... Es que... ¡no es ridículo! —protesta porque siempre se ha jactado de ser el mejor vestido de ellos.
—Venga, vámonos.
—Bueno vas a tener que elegir entonces varios atuendos que combine bien entre sí y con los que no pueda hacerlo mal
—Te sorprenderías de lo fácil que es.
—No, créeme.
—Ni siquiera lo has probado, vamos.
—Es que sí que intentó vestirme más o menos... bien. ¡Si soy el que mejor se viste de esta familia!
—Es que la cosa es vestir bien en más de un estilo.
—En serio... es que... yo creo que somos como daltónicos con la ropa.
—Mira, tú solo pruébalo, ¿vale?
—Yo... estoy abierto a opciones —le abre la puerta de coche y sonríe. Cejas, cejas.
—No pareces —entra.
Gales se sonroja... se humedece los labios y mete la cabeza al coche.
Luxemburgo le mira pensando que le va a decir algo más.
Se queda ahí un poco paralizado antes de acercarse más y darle... medio un besito en los labios.
No sé si le va a hacer una cobra por no esperárselo.
—UGHH! —aprieta los ojos y sale del coche, cerrando la puerta de golpe.
—Eh! Eh! ¡Espera!
Da la vuelta al coche, bastante histérico porque se le ha quitadooooooo. Aprieta los ojos. Ugh. Ugh! Luxemburgo abre la puerta para ir tras él apretando los ojos.
—¡L-Lo siento!
—N-No pasa nada... yo no... debí. Seguramente no debí, es... Ugh.
—Ha sido mi culpa, ¡no me lo esperaba!
—P-Pues claro que no yo... no... ugh. De verdad, no pasa nada... —Gales le mira, un poco agobiado.
—¿Seguro? Lo siento... ha sido un acto reflejo, pensaba que te caías o... ugh, soy muy torpe.
—¿Seguro? O sea... es que. No iba a darte un gran beso p-Pero pensé que...
—Aunque la verdad, no deberíamos...
—Solo era un besito... —aprieta los ojos.
—V-Vale, venga —tienes la misma fuerza de voluntad que Francia para estas cosas,
—¿S-Seguro? Porque si no quieres...
Se lo va a dar él. Pim pam pum, resuelto.
—T-Tampoco Es que yo quiera ta... —vale, se calla y sonríe.
Luxemburgo mira por la ventana como si no acabara de hacer eso y sonríe de ladito también.
—Me gustas.
—Lo sé —sonríe un poco más y se sonroja levemente
—No sé cómo es que no te conocí antes.
—Pues... seguramente yo estaba trabajando.
—Es lo más probable— Gales se ríe —. Aun así, es un desperdicio.
—Eso me recuerda... —saca el teléfono.
—What?
—¿Puedo? Mientras conduces.
—Seh, por qué no.
Sonríe y va a ver los mails, feliz de que le ha dicho que sí! Gales sonríe.
—Tengo que hablar con my Mum... Galia me lo pidió. Perdona.
Asiente.
—Pero no te interrumpo, lo haré más tarde.
—Ah, non, llama si quieres.
—¿Podrías... llamar tú mientras conduzco? —le da el teléfono.
—¿Yo? Uhm... vale.
—Solo llamar y poner el altavoz.
—Ah, vale, pensaba que querías que hablara yo —ahí va a hacerlo.
