—O-Oui. Oui. Vale. Uhm... E-Eso. Adieu —ahora si le cuelga y mira a Gales de reojo, que apaga el coche y... bufa. De verdad BUFA—. Pardón, es que... quizás soy un ingenuo, pero sí quisiera que...
—What?
—Pues tú... tú tienes padres y... deberían estar contigo y apoyarte en este momento.
—Rome no es mi padre —traga saliva y le mira, humedeciéndose los labios.
—Je... ¿quieres que le llame y le diga que me he equivocado? Pardón, tal vez no debí... obviamente no debí meterme en esto.
—N-no creo que salga como crees. No sé cómo crees que vaya a salir... pero ya la has oído. ¿Crees que le interesa cómo me siento? Mira que sugerir llevar a Rome...
—Tal vez deberías explicarle... no puede estar diciéndote que vayas a pedirle perdón a Galia.
—Asumiré que Rome no va a tener los huevos de irme a pedir eso.
—Rome es... Rome es bastante sensible. Insisto, esto fue un poco espontaneo y... Dréckt, vas a terminar odiándome, pasó lo mismo con France y yo lo... repito a la mínima oportunidad. Déjame, le diré que me he equivocado y que tengo otro compromiso mañana y siempre no puedo recibirles.
—¿Que paso con France? —frunce el ceño.
—Pues tuve que acabar echándole.
—Ah... en casa —Gales suspira y cierra los ojos—. ¿Sabes? Es que tengo que hablar con Mum de esto y quisiera hablar con Rome... sin que esté Galia.
—¿Seguro? ¿No vas a odiarme para siempre?
—No... ayúdame a no terminar pelándome con Rome a golpes.
Luxemburgo se humedece los labios y asiente.
—Bastante difícil es esto de "conocer a tus padres" sin siquiera un beso... Pero... no me preocupa. Se me dan muy bien los padres. Suisse era súper difícil y me adora, así que no me preocupa —Luxemburgo parece estarse convenciendo más a si mismo que...
—¡El problema es que a mí no se me dan bien mis propios padres!
—Ehm... —vacila con ese comentario.
—Tu... seguramente a ti van a amarte. Cuando se acostumbren a ti, los dos, vas a ser el yerno consentido y amado.
—No es lo que... dice Belgique.
—Yo no soy Alba, a mi my mother no me quiere.
—¿Cómo puedes decir eso? —aprieta los ojos.
—Pues porque es cierto.
—Sacre bleu, ahí vamos con el diván otra vez...
—No, no, no te lo digo para que vayamos al diván —sonríe un poquito —. Vale, no digo que no me quiera nada, solo es que para muestra basta un botón.
—Bueno, entonces habrá que hacer terapia de pareja con ella.
—Ugh... ugh! No, thank you —se ríe un poco —. No sé si estés consciente del... desastre que puede ser esto. Quizás Rome diga que no.
—"Veamos Britania, cuéntame, como te sientes al respecto de tu tercer hijo"
—Yo no tengo un tercer hijo... me salte del segundo al cuarto. Al tercero lo removí de mi tapiz como a Sirius Black, por ser infeliz con su mujer"
—Oh, ¡venga ya! —se ríe.
—Y el otro imbécil... —Gales se ríe un poco también.
—Mjm?
—Es que como venga un poco con actitud...,"yo he ganado, no te la has podido llevar y pese a todos tus esfuerzos ella te ha dejado"... porque no olvides que oficialmente Galia me ha dejado a mí.
—No sé en qué actitud vaya a ir, pero... Rome... a mí me cae bien. O sea, nos llevamos bien, creo que me escuchará si le digo que algo no te gusta.
—Quizás debí venir antes, cuando seguía acostándose con Galia pese a que era mi mujer...
—No creo que no supiera entonces que eso no te gustaba, la verdad... —baja la cabeza.
—No creo que le importara en lo absoluto si me gustaba o no...
—Tal vez no debí... es que era raro no decirle que le trajera. De hecho, tú le dijiste que vale.
—No quiero que piense que me importa él lo bastante como para prohibirle a my mother traerlo solo porque a ella le da terror venir sola.
—¿Terror?
—Mum siempre va a los eventos con alguien que distraiga.
—¿Por? —creo que se van a bajar del coche o entrar a la tienda ya porque ...
—Porque ella es socialmente... awkward —abre la puerta y se baja.
—Bueno, pero... este es un evento de tres personas, no una fiesta —estás pensando en Suiza.
—Creo que una fiesta de cien le parece mucho menos incómoda que una reunión de tres en la que además pasan cosas emocionales difíciles de manejar. No sabe qué decirme.
—Mmmm... Bueno, pues... tendrá que pensárselo. Tal vez debería llamar a Rome y decirle lo que planeamos para que nos ayude.
Gales mira a Luxemburgo, así como si le hubiera salido otra cabeza.
—Oh, venga, en serio... en serio no es tan malo como crees. Sé que te lo parece ahora, pero...
—Rome no va a ayudarte a esto —traga saliva temiendo que al final, Luxemburgo se ponga de su lado —. No se tampoco si quiero que me ayude por sentir ¿qué? ¿Lástima por mí, el "muchacho" que no supo cómo robarse a Galia?
—¿Su hijo? —propone sonriendo un poquito y abriéndole la puerta de la tienda de deportes.
—Ugh... no —ahí pasa delante sin prestar mucha atención a la tienda—. No sé si, Ugh, no sé qué me da más grima. Es que ponte en mi lugar un poquito. Galia seguía acostándose con ellos, aunque me daba una RABIA... y hora quiero "ayuda"? ¿Querrías ahora pedir ayuda?
—En realidad, no estamos pidiendo ayuda, según yo lo veo.
—Tú has dicho de llamarle y pedir que nos ayude.
—Pues a que tu madre se sienta más cómoda y pueda hablar contigo de esto.
—Y tengo que hablar de esto también con él... y explicarle por qué mi matrimonio con Galia falló —aprieta los ojos.
—Supongo que ya tendrá una ligera idea sobre eso —se acerca a las estanterías de calzado—. ¿Cuál es tu número?
—Es que yo también se por qué su relación no funciona y es porque Rome no le hace el bastante caso a nadie— Gales se pasa las manos por el pelo—. Como si fuera un bloody Dios. Ellos pensaran que yo no fui lo bastante interesante para ella para sacarla de ahí y admitírselo es confirmarlo. Es.. humillante —se quita un zapato para mirarlo porque no sabe nadie cuándo es la última vez que compro zapatos, pero probablemente sean estos tenis de doctor who hace como quince años que salió la serie.
—Por eso creo que venga contigo con muchas ganas de humillarte o regocijarse en tu desgracia. ¿Para qué? Es hasta poco elegante —le mira hacer, parpadeando—. ¿No te sabes tu número?
—No tengo ni idea —le enseña la etiqueta —. ¿Estás diciendo pues que es tan obvio que ganó y esto ha es humillante de por sí, que venir a jactarse de ello es... un exceso?
—Non —le quita la zapatilla para ver él y no debe ver ni mierda porque se debe haber borrado—. Lo que digo es que no se hace leña del árbol caído. Aunque solo hubieras peleado con ella, sería maleducado venir y jactarse. Igual que lo sería si pelearas con cualquier otro.
—Quizás solo debería... rendirme —Gales suspira.
—Lo que deberías es sentarte ahí, voy por una de esas... cosas con las que miden la talla de los pies.
Gales parpadea y se sienta muy obediente en realidad.
—Ah, y te estaba pidiendo tu número de teléfono, es una forma de ligar contigo —le guiña un ojo bromeando para bajarle un poco la intensidad a todo esto.
Gales parpadea y sonríe un poco, sonrojándose con el guiño.
—Ohh... cielos... y yo aquí distraído.
Luxemburgo se va a preguntar, en inglés, por la tabla para medir y se vuelve con ella y una chica para que les ayude.
Ohhh en ingleees no le ha oído Galeeees. Gales se queda ahí, medio meditabundo en el asunto de Roma, empezando a tomar una decisión sobre ello que le pone nervioso.
Le miden el pie y Luxemburgo le explica qué es lo que quiere, riéndose con ella y se van a que le muestre las cosas que ha pedido en la talla de Gales, que sonríe un poco, mirándole así medio embobadito y van a traer unas cuantas. Gales levanta las cejas
—Vamos a ver... hay algunas más exageradas, pero las hemos elegido de las más discretas que hay. Estas me gustan porque parecen casi unos zapatos —le muestra unas negras—. Pruébatelas.
—Eso se parece a mis zapatos —Gales inclina la cabeza, porque sí son bastante discretas.
—Oui, son... zapatillas para ir por la ciudad.
—Pero... no se parecen tanto a estas de colores que siempre trae Erie.
—Non, ya te lo he dicho, las hay que son exageradas y las hay más discretas, ya supuse que no querrías unas de colores brillantes y formas raras.
—Aun no entiendo cuál es la maravilla de... ohhh —se quita el otro zapato y ahí va a probársela un poco escéptico.
—Estas son con plantillas de memory foam, a mí me gusta mucho la sensación, pero las hay también con plantillas de goma un poco más firmes si no te gusta. Además, estas son impermeables, así que no calan si llueve como las converse. ¿Te gustan? Anda un poco con ellas.
—Mira que no son incómodas... — Gales mueve los pies ahí dentro un poco, bastante sorprendido Y Luxemburgo se ríe con eso—. De hecho, ¡son muy cómodas!
—Vamos a ver —le tiende las manos y tira de ella cuando se las da.
—De hecho, es que mira que son... ¡cómodas! ¿Como pueden ser tan cómodas? —sonríe levantándose.
Sonríe y le atrae hacia sí, haciéndole dar un par de pasos de baile. Gales los da, aunque se le pegan un poco o al suelo y hace rechinido... medio se tropieza. Luxemburgo sonríe sujetándole contra sí.
—Tienes que acostumbrarte a ellas. Siéntate, vamos a probarte las marrones de piel.
—Vale, vale... esto es raro.
—¿Por?
—¡Porque son cómodos pero pegajosos!
—¡No son pegajosos!
—Pues pareceeee oíste eso.
—Porque las suelas son de goma. También son súper silenciosos... así como de espía o de ladrón.
—Espía. Espía me gusta mucho —Gales sonríe.
—No debería estar yo dándote armas para que me ataques por la espalda de improvisto, pero por lo visto nunca he sido muy listo —le sonríe y Gales se ríe.
—Sí que lo eres.
—¿Por? ¿Crees que me gusta que me ataquen por la espalda?
—Que yo lo haga, sí.
Luxemburgo levanta una ceja.
—No?
—Mais non!
—¡Claro que si! —Gales se sonroja y Luxemburgo niega con la cabeza y con un dedo—. Que venga así a media noche y... buff... te atrape por la espalda —le abraza. El flamenco se ríe sonrojándose un poco y Gales sonríe más—. Me parece que no te molestaría.
—Shhhhh, mais oui, y no pienso admitir lo contrario.
—Bueno, admitir es una cosa —Gales se ríe
—Igualmente... venga
—Vale, vale... los cafés son los que más me gustan —Gales y los zapatos de viejito.
—Igualmente estos nos los llevamos también —me temo que van a salir de ahí con seis o siete pare, que deben ser como todos los pares de zapatos que posee Gales en general... Aun así, está muy sonriente porque ¡mira qué cómodos son! ¡Y los blancos! Son SUPER SUAVECITOS. Es como caminar en una nube.
—No puedo creer que no tuvieras unos... ¿es que no mirabas cosas para ti cuando ibas a comprar con Galia? —por supuesto, Luxemburgo los paga todos.
—No, no solía mirar cosas para mi —Gales, por supuesto, no va a decirle que no. Ni siquiera hace el intento por pagar.
—¿Por qué no?
—¡Pues porque tengo ropa!
—Pues no creo que ella fuera por ahí desnuda.
—Desgraciadamente no, pero ella es chica, le gusta la ropa.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Pues no parecía tan preocupada... —da saltitos con las zapatillas que se ha quedado puestas, Así un poquito en su lugar porque sí que son muy cómodas.
—¿Estás contento con tus zapatos de obrero? —sonríe al verle hacer eso.
—Pues... ¿sí parecen mucho de obrero? —pregunta mirándose los pies.
—No, hombre no, deberías ver más a la gente. Muchas de las personas más ricas del mundo llevan zapatillas de esas.
—Ya, bueno... pero se ven raras e informales algunas. Estas... es que insisto, es como caminar en algodones. ¿Cómo hacen estas suelas tan suavecitas?
—Con plástico.
—Ya, bueno, sí, pero están MUY calientitas.
—Me alegro que te gusten, ahora vamos a por pantalones.
—Oh, es atuendo completo. Pero no quiero verme como esos viejos gordos y feos que se ponen pantalones de ejercicio todo el tiempo.
—No he dicho que vayamos a comprar pantalones de ejercicio. Vamos a comprar tejanos.
—Oh... eso, pantalones de obrero —se ríe.
—Exacto. Aunque con lo muy convencido que estás de las zapatillas, deberías darme un poco más de crédito.
—No voy a ponerme esto todos los días, desde luego... es sumamente informal —Gales sonríe.
—No he dicho que sean para todos los días, pero son cómodos para salir a dar una vuelta o al bar... o cosas así informales.
—Vale, vale... vale —sonríe igual cargando las bolsas y poniéndole una mano en la baja espalda, así... donde empieza el pantalón, en esa forma de medio te abrazo pero no.
Y de repente va a llamarle Charlotte porque le ha mandado un mail hace horas y no le ha respondido porque no haces ningún casooooo.
—Ohh... —Gales se tensa un poco pensando en si será Mónaco.
—Ah, espera, tengo que contestar.
—¿Por qué no te sientas ahí con las bolsas y ahora vengo? —pregunta sonriendo un poquito.
—Vale.
