Bueno... pues ahí viene Gales con dos botellas en una bolsa de papel y una pequeña más bajo el brazo. La verdad si parece más tranquilo, seguramente le han dado un par de muestras a probar. A nadie le sorprende.
Luxemburgo le está esperando en el coche... trabajando. Gales toca la ventanilla de su lado Y mete un SALTO, haciendo reír al británico, la verdad.
Luxemburgo se lleva una mano al pecho porque le ha asustado y protesta un poco de que se ríe. Gales le hace un gesto para que baje la ventanilla, así que lo hace y sonríe.
—Este es para tu casa, este es para hoy... y esto es para ahora
—Oh lalá, ¿qué es esto? —levanta las cejas levantando las manos para ver qué es lo de "para ahora"
Es una botellita de champagne porque... ojos en blanco.
—Oh, con esto sí puedo jugar a juegos de beber, aunque no van a ser tan divertidos.
—Bueno, siempre podemos agregar la de "tu casa" y jugar con ella.
—Tal vez luego, aún hay que conducir bastante...
—Esa regla no aplica para los británicos —igual le da la vuelta al coche para subirse.
—Mmmm...
—He estado bebiendo poco —Gales sonríe un poco y suspira.
—¿Así que tengo ventaja?
—No, tienes una habilidad.
—¿Cuál?
—Una de hacer que beba menos —Gales se ríe.
—Eso... es bueno supongo.
—Mi hígado te quiere —Gales sonríe encendiendo el coche
—Bien, por algún lugar había que empezar —se ríe. Gales se ríe también, arrancando.
—¿Mucho trabajo?
—Oui, tú tienes la habilidad de que deje las cosas para luego... no sé qué opine mi hígado, pero seguro Charlotte va a empezar a detestarte pronto.
—Sinceramente, lo DUDO.
—Que siiii.
—Cuando descubra que puede volver a tener fines de semana como persona normal...
—Shhhh! ¡No digas eso en voz alta! —tapa hasta el teléfono no sea que lo oiga.
—O salir de trabajar a una hora normal...
—Nooo, esas cosas son... son... no aptas.
—Lo que te da miedo es TU mismo empezar a tener fines de semana normales.
—Q-Quoi? ¿Y-Yo? —se echa atrás fingiéndose escandalizado.
—Mais oui.
—¡Eso no va a pasar!
—Pfff
—Además, ¿qué habíamos hablado de... la dirty talk?
—Dirty talk?
—Todas estas ideas, te he dicho que es no apto.
—¿Te excitan?
—Non! —carraspea porque no, pero está jugando a que sí—. Además, si no te detengo pronto seguro empiezas a hablar de... faltar al trabajo por enfermedad o... ¡fiestas de días señalados!
—Cielos, me das hasta una poca de penita.
—Y no se te ocurra mencionar la palabra prohibida —se persigna y todo, el muy dramas, riéndose. Gales se ríe.
—¿Año sabático?
Le mira con los ojos muy abiertos como si acabara de blasfemar, porque se refería a las vacaciones, ¡pero eso es peor!
—Cristo en el cielo te perdone —reza poniendo las manos en posición.
—Cielos, no sé qué pensarás del retiro —Gales se muere de risa.
—¡No nombres al maligno! —vuelve a persignarse dos o tres veces, de hecho.
—¿Cuándo fueron tus últimas vacaciones?
—Ha-Hace poco. Sí. Lo normal. En una persona... de... mi status. Lo que la gente las hace normalmente.
—¿¡Hace cuanto es eso?! —Gales entrecierra los ojos
—Pues lo normal. Poco. Uhm... S-Seis...
—AÑOS?!
—M-Meses.
—No te creo. Ya sé a dónde te voy a compensar.
—Mais oui. Pregúntale a Charlotte —De hecho, le escribe a Charlotte un mensaje "si alguien te pregunta, tome vacaciones hace seis meses"
—No te creo.
—Ya te he dicho que le preguntes... —y Charlotte le contesta algo como... "Pues así es, tomaste unos días en Navidad para ir con Mónaco. ¿No lo recuerdas?" Y cuando lo lee suelta un ¡JA! porque no se lo ha inventado—. ¡Toma! Es cierto. ¡Tomé unos días en Navidad para ir con Mónaco este año!
—Ufff... que bárbaro! Que impresionante... ¿¡en navidad?! Cielos.
—Pues es lo que hay.
—Pide unos a finales de agosto.
—Non, non, que ya voy a tener que tomarme unos para la boda de Belgique.
—Dos días más.
—Son muchos, tal vez más sí tengo que ayudarla.
—¡Dos días no son muchos!
—Mmmm... tú podrías ir a pedirle a Suisse la estatua de chocolate.
—¿Sin ti? No
—¿Por qué no? Me harías el favor... podrías ir el lunes. Mañana no podemos ir.
Gales aprieta los ojos
—Vaaale, voy. Aunque es territorio enemigo también.
—¿Por?
—Galia – Austria.
—Pero... Autriche no vive ahí. Vive con Allemagne.
—Hmmm... ya... ¿crees? Yo suelo verle ahí.
—Bueno, oui, porque... pues están casados, pero... —(solo se quieren ínfimamente)—. Ah, cuidado, la tienda está ya aquí al lado, busca aparcamiento —le avisa, notándolo en waze.
—Oh, espera... —Mira a ver si encuentra y después de un rato se estaciona—. ¿Aquí estará bien?
—Oui, es ahí —señala.
—Perfecto, vamos pues.
Sonríe y se baja del coche
—Advierto que se ven raros.
—Bla, bla, bla —le hace gesto con la mano.
—¡Pues vas a ver!
—Mais oui, venga.
Gales le mira de reojito y sonríe un poco tontamente. Luxemburgo le guía a la tienda, pensando que tal vez se compre unos nuevos también él y que... debería... bueno, veremos si puede. Sonrisita de lado. Gales se pasa una mano por el pelo.
—¿De qué color quieres los tejanos entonces?
—A... zules.
—Qué original— Se ríe con eso—. Pensé que los querrías negros para que se notara menos lo que son.
—Oh... negros.
—Mis favoritos son blancos, porque, por si no se nota, el blanco es mi color.
—Si yo me pusiera algo blanco en dos minutos estarían negros de barro o de... mala suerte.
—¿De... mala suerte?
—Yo tengo pésima suerte en casi todo, de repente apareces tú...
—No puedes tener pésima suerte en casi todo, es tan difícil como tener buena suerte en casi todo —le mira de reojo.
—Ya... es en serio, ni siquiera es que esté intentando hacer drama —se ríe—. Es heredado de mi madre. Aunque luego...te conozco a ti un día y al día siguiente termino viviendo en tu casa...
—¿Y eso es mala suerte?
—No, es toda la suerte de la vida condensada en una sola cosa.
—Mmmm... Algo me dice que dices eso a todo el mundo.
—La verdad... pensé lo mismo la primera vez que vi a Galia siendo yo un adulto y esa noche fue a bailar conmigo y terminamos en la cama. Pero... no, esto... parece MUY diferente.
—¿Por?
—Es que Galia... pues ¿tú has visto lo bonita que es? O sea, como no pensar que me había sacado el premio mayor de la lotería con ella acostándose con un... mosco feo y torpe como yo.
—La verdad, hace días que quiero preguntarte cómo lograste eso. ¿Qué le dijiste?
—Que fuéramos a bailar y... dijo que sí. Creo que le habría dicho que sí a cualquiera. Al final fuimos a bailar y estuvimos juntos toda la noche y...
—Que desgracia que estuvieras tú y no yo ahí —protesta en broma.
—¿Para qué te invitara a ti y no a ella? —Gales se ríe un poco.
—Oui... oui. Vamos a decir eso. Ejem.
—Ella Es... muy dulce y divertida. Baila bien y es buena en la cama —Gales hace los ojos en blanco.
—Así que fue una noche perfecta.
—Yes, no puedo decir que no. Me sentía el hombre más afortunado del mundo... pero no estaba pensando bien, Galia me gustaba físicamente, mucho... y me gustaba que me hiciera caso. MUCHO.
—Bueno, ¿y a quién no? —le mira de reojo mirando en las estanterías—. ¿Tienes como... una talla menos que yo? ¿O la misma?
—Yo creo que como una talla menos que tú, tus pantalones me quedan un poquitín grandes. Es que... justamente era el asunto, lo pude ver más adelante. Teníamos atracción y nos llevábamos bien pero no...
—Bueno, cogeremos uno de ambas y te los pruebas a ver —decide eligiendo dos—. ¿No qué?
—Era menos divertido.
—¿Cómo podía no serlo?
—Voy a hacerte una pregunta arriesgada.
—Veamos —hace un gesto para que le siga a los probadores.
—¿Es tan divertido estar conmigo como con Mónaco? —va detrás de él.
—Es... diferente —se sonroja un poco
—Ya, bueno... eso seguro.
—Mucho. Ella... no es que lo pase mal con ella. Tenemos cosas en común y nos llevamos bien.
—¿Pero es más divertido? O... no puedes determinarlo con certeza.
—L-Lo es porque... tenemos un sentido del humor similar y a ella la conozco hace mucho para que...
—¿Te aburre?
—¡No! —esa es demasiado exclamación para que suene sincero.
—A estas alturas no tiene mucho caso esto...
—Bueno, ehm... —le pasa los pantalones para que se los pruebe cambiando de tema, porque lo que pasa es que le escandaliza la idea.
—Vale. ¿Tú te vas aprobar? — Gales se sonroja.
—Nah, yo ya sé cuál es mi talla y cuales quiero. Es lo bueno de esto. Pruébate estos y dime cuales te sientan mejor y luego te traeré de otros colores de la talla que me digas.
—Vale... a ver —se mete al vestidor.
—¿Qué tiene eso que ver con Galia igualmente? —se espera tras la cortina.
—Bueno, creo que ni yo le divertía tanto ni ella me... bueno.
—Ya, eso lo entiendo, pero...
—What? Ugh... esto se ve raro!
—Quoi?
—Mira... —abre la cortinilla.
Luxemburgo se gira y mete la cabeza y ahí está mirándose el culo en el espejo.
—A mí me parece que te quedan bien, ¿estos son los pequeños? —Inclina un poco la cabeza y entra.
—Yes, se me ven... raros.
—A lo mejor te traigo aun una talla menos para que se te marque más el culo —ahí le pone la mano a ver qué tan prietos están.
—Pero si estos son como unas mallas —pega un saltito.
—Vale, vale, pues no —se ríe y le pone la mano en la cintura en vez de en el culo y le hace dar la vuelta y ponerse cara a él—. A mí, es que personalmente me gusta la ropa más ancha, me parece más cómoda.
—Y a mí me la quieres poner pegada como medias de mujer —sonríe y se sonroja un poco porque mira que cerquita está y le está metiendo manooo.
—Tú has insistido en una talla menos —le pone las manos en los bolsillos de delante para estirárselos—. Si fuera más grande sería... más accesible —estira las manos ahí dentro para rozarle y le guiña un ojo.
Gales traga saliva. Cielos. Pega un salto. Luxemburgo se ríe otra vez, sacando las manos
—Más... grandes pueden ser.
—Anda, pruébate la otra talla —pide volviendo a salir del vestidor. Gales se abre los pantalones cuando se sale y se los baja—. Tengo una pregunta incomoda —empieza desde fuera.
—Veamos...
—Antes has dicho que... de algún modo el exhibicionismo... o sea, que el hecho de que Vincent te viera...
—Ajá... te viera a ti haciendo...
—Me pregunto si un espejo funcionaría igual. O sea, que fueras tú mismo quien te vieras a ti mientras...
Gales levanta las cejas porque quizás eso le pareciera incluso más... sexy. No responde, sonrojándose.
—Yo... o bueno... ya sabes. ¿Sabes? Creo que... seguramente nadie podría burlarse de manera más afilada y certera que tú de ti mismo sin realmente hacerte más daño del que puedes soportar —sigue, al ver que no responde.
El CARRASPEO delatador.
—Quoi?
—¿V-Vas a hacerme algo frente a un espejo?
—Tal vez. Hoy no, desde luego.
—Ugh.
—¿Ya te has puesto los otros?
—Y-Yes —es que el sonrojo, ahora lo verás, recargado contra el espejo.
—¿Y qué tal? —mete la cabeza de nuevo y sonríe un poco al notar el sonrojo y la incomodidad general.
Gales se sonroja un poco más y traga saliva porque ha dejado de pensar. Luxemburgo se mete dentro cerrando las cortinas tras de si y se le acerca.
Casi se sube al espejo y el flamenco levanta las cejas.
—Eh, venga, no te voy a hacer nada —sonríe de ladito.
—W-Well... yes?
—A ver... date la vuelta y ponte... cara al espejo —¡eso lo has dicho expresamente!
Gales traga saliva y... se da la vuelta y ahí va otra vez la mano al culo a ver cómo le quedan.
El saltitoooooo
—¿Ves? Estos son como más cómodos —le pone las manos en la cintura y tira un poco de ellos hacia abajo—. ¿Se te caen?
Es que se mira al espejo, con él detrás, sonrojado, intentando bajarle los pantalones y aprieta los ojos
—N-No sé —se los detiene.
Le mete las manos en los bolsillos de delante otra vez, pero esta vez desde atrás.
No ayudas.
—Por lo menos sé que estás pensando lo mismo que yo —le susurra.
—E-Es... muy probable —da un pasito atrás, tragando saliva.
Luxemburgo mueve los dedos dentro de los bolsillos, resiguiéndole las ingles y acercándole más hacia sí.
—Pero no funciona si no te atreves ni a mirarte...
—E-Eres... super sexy —susurra abriendo un poquito los ojos, sonrojándose más, sin mirarse aún.
Se ríe con eso y va sacar las manos de los bolsillos.
—Oui, ya me imaginaba que pensabas que mejor la talla pequeña, porque además estos se dan luego al usarlos.
—¿P-Por qué la pequeña? Ugh, no te rías.
—Pues porque luego cuando los usas se dan de sí. Y si te quedas esta talla se te caerán cuando los des. Además, los otros te hacen mejor culo —toma los que hay colgados—. Venga, quítatelos que te voy a traer en distintos colores.
Gales se pasa una mano por el pelo y carraspea. Luxemburgo le hace una sonrisita, porque ni te creas que no le ha costado no desnudarte y hacerte lo que todos pensábamos frente al espejo.
Cielos, es que lo que le gustas. Tiene que hacer unos ejercicios de respiración. Puedes hacerlos ahora que se haya ido a por más pantalones.
Sí, sí. Pone la frente en el espejo para enfriarse un poco. Maldito.
La verdad, Luxemburgo dice que se está humedeciendo los labios pero en realidad se está relamiendo mientras elige pantalones y se los vuelve a llevar, al menos cuatro así de azul claro, azul medio, azul oscuro y negro.
Gales aún está sintiendo sus manitas en las ingles, maldita sea. Se apachurra el... asunto un poco a ver si así se le baja un poco.
Venga hombre, que has... terminado hace menos de dos horas.
¡Ya pero igual! Se arregla un poco la camiseta igualmente.
