Hola lectores!
Cumpliendo con el tiempo acordado tenemos nuevo cap! Y ya comenzamos con el contenido 18 que caracteriza a mis novelas. Tal y como muchos esperaban tendremos la perspectiva de Inuyasha de todo el drama en el cap anterior y otras cosillas...
Como aclaración y para no generar confusiones: Mis antiguos fics se caracterizaban por la habilidad youkai de sentir la "esencia" de alguien mas en el cuerpo de un personaje cuando estos tenían contacto intimo (incluyendo besos, sexo y bla), en este NO existe esa habilidad. ¿Y por qué? Porque hay algunas escenas que se darán en el futuro que no podría desarrollar como quiero si incluyera esa habilidad en esta historia. Por lo mismo, no se sorprendan si Kouga no pudo sentir la esencia de Inuyasha sobre Kag :3, asi como Inuyasha tampoco puede sentir la de Kouga sobre ella... ¿Hay una forma? Si, pero esta vez es solo posible cuando dos demonios se unen por marca.
El próximo cap esta programado si todo sale bien para ser publicado en 7 días más!
Muchas gracias a mis hermosos reviews:
- Angela Inukag: El lemon InuxKag se hará esperar un poquito, pero prometo que valdrá la pena. Habrá lemon no InuxKag en este cap, por si quieres saltarte esa parte. Muchs gracias por tus hermosos deseos! Un abrazo enorme Angela.
- Geanery Sandoval Castaneda: Kouga esta 100% feliz de que Inuyasha haya abandonado a Kag, pues ha obtenido todos los beneficios gratis ajajajajaja. Espero te agrade este cap. Un abrazo!
- joiscar: Todos sabemos que jamás se debe calentar un plato si no se va a comer, todos menos Inuyasha jajaja. Espero este 2024 sigamos encontrándonos, que la vida te llene de momentos felices! Un abrazo enorme e infinitas gracias.
- kcar: De aquí en adelante no hay vuelta atrás con la cercanía peligrosa entre Inu y Kag, las cosas se irán poniendo cada vez mas intensas. Un abrazo enorme y los mejores deseos para este 2024!
- Cbt1996: Querida! Siempre soy feliz de leerte por aquí. Muchas gracias por tu apoyo, yo feliz se sorprenderte todo el tiempo! Comparto completamente contigo: No hay opción mala cuando de placer se trata y si bien amamos el InuxKag, Kag tiene derecho a desquitarse con quien se le de la gana... en este caso el afortunado de Kouga jajaaja. Nos leemos pronto!
- Shikon de Oz: Todo tranqui y de repente PAF, ataca la nación del drama y las escenas subidas de tono ajajaja. Muchas gracias querido amigo! Espero este cap te encante tanto como el anterior. Un abrazo.
- Rosa Taisho: Exactamente! No vamos a darle la ventaja de coger con cualquiera solo a los hombres! Aqui la igualdad beneficia a Kag si o si ajajaja. Aquí encontraras la perspectiva de Inu que tanto necesitas. Feliz 2024 hermosa Rosa! Que la vida solo traiga cosas bonitas!
- Marlenis Samudio: No podemos negar que Kouga es bastante intenso, pero probablemente te sorprenda su modo de abordar las cosas de aqui en adelante. Seguirá siendo un dolor de cabeza para Inu? Definitivamente, pero nos sorprenderá gratamente con su madurez. La marca de Kag es un tatuaje, en este fic todo el clan Russo lo tiene en su piel :), por ahí dejaré una fotito en facebook de como luce jiji. Muchas gracias por tu comentario y tus buenos deseos, deseo lo mismo para ti este 2024, puro solcito y alegria! Un abrazo.
- Rocio K Echeverria: El señorito XD oooh, me he reido a carcajadas ajajajajaaj. No hay vuelta atras con estos dos, de aqui en adelante todo se hace mas intenso, solo eso dire. Muchas gracias por tanto amorcito querida Rocio! Feliz de seguir escribiendo para lectores tan encantadores como tu! Eso es lo que me motiva a seguir creando. Te deseo lo mejor de este año 2024 para ti y para tu familia. Un abrazo!
- Carli89: AJAJAJAJAJAJ todas quedamos encendidas para que el idiota de Inu venga y deje todo tirado, me indigna francamente, por lo mismo estoy muy orgullosa de que Kag haya recurrido a los brazos de Kouga, que claramente esta mas que dispuesto a complacerla. Inuyasha esta hecho un lio, y Kag ni siquiera ha tenido que esforzarse por ello... Ya veremos que sucede. muchas gracias por todo el cariño! Feliz 2024 querida Carli.
- YokoGH: Todas tus dudas seran respondidas en este cap! Creeme que Kag se vengara con creces, ya veremos cual de los dos juega mejor! Un abrazo y feliz 2024!
- Kayla Lynnet: Mi querida Kayla! Aquí definitivamente el mas afortunado terminara siendo Kouga, que tal y como dices no desaprovechara la oportunidad de probar lo que ha deseado tanto tiempo. Espero disfrutes este cap! Un abrazo.
- Karii Taisho: Feliz año querida Karii! Lo mejor para ti este 2024! Efectivamente es la sensualidad y la fortaleza de Kag lo que mas atrae a Inuyasha en esta historia, aunque eso no significa que las cosas le resulten muy sencillas, sobretodo despues de la pésima decisión de dejarla tirada... se vienen consecuencias, y eso me encanta! Un abrazo querida, nos leemos pronto.
- Ladyahomehigurashi: Ajajaj muchas gracias! Me alegro de que te gustara tanto, tendremos inuxkag por montones, oero antes tambien un poco de KouKag y otras sorpresas... Un abrazo enorme! Yo feliz de tenerte como lectora en este año 2024
- luchimg: Te amoo! Ajajajaja el caracter de Inu nos encanta!
- MegoKa: Kagome es en cierto modo parte de los personajes que tomaran pesimas decisiones a lo largo de la historia, y una de ellas es jugar con los sentimientos de sh guardaespaldas, quien obviamente siempre estará dispuesto para ella. La odiaremos de vez en cuando, creeme, pero valdrá la pena al final. Muchas gracias por leerme! Me encanta saber que mi historia provoca tantas emociones en ustedes. Un abrazo enorme.
Nos leemos pronto, esperen con ansias!
Frani.
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Capítulo 6.- Destruirla o devorarla.
Inuyasha
Mi lengua dejó un trayecto húmedo sobre su cuello hasta alcanzar su lóbulo y morderlo con suavidad. Sus garras se aferraron a mi pecho y entonces fue el único instante en el que me pregunté… ¿Cómo habíamos llegado a aquello?
Era difícil definir el punto exacto en el que las cosas habían tomado ese rumbo, pero si era brutalmente honesto tampoco me molestaba lo suficiente para detenerme, no cuando tenía su cuerpo cálido y curvilíneo pegado al mío y su boca semiabierta a escasos centímetros de la mía, esperando recibir algo que yo deseaba con creces.
– ¿Confías un poco más en mí? - Pregunté en un susurro. - Porque lo que quiero hacer contigo necesita ese requisito.
Russo guardó silencio frente a mi por segundos tortuosos que se me hicieron eternos al intentar controlar mis impulsos. Sus ojos chocolate entrecerrados me miraron con deseo y mis ganas de venganza pasaron a segundo plano, porque de pronto el objetivo en mente había cambiado, ahora solo quería probarla, dejarme llevar y arrepentirme luego.
– Depende… - Susurró.
– ¿De qué?
– De lo que quieras hacer. - Sonreí ante el coqueteo encubierto y sentí el roce de sus labios suaves contra los míos.
Al segundo siguiente la tomé por la cintura y la moví con facilidad hasta dejar su espalda pegada a la pared más cercana. Tomé su mentón y la obligué a mirarme fijo. Sus ojos ardieron de deseo, equiparando el mío al instante. Moví una de mis piernas entre las suyas, rozando su centro, pendiente de sus reacciones cuando un quejido ahogado escapó de sus labios carnosos. Bajé mi rostro hasta el suyo, rozando el ángulo de su mandíbula suavemente con mi nariz.
– ¿Confías en mí? - Volví a preguntar, con mis labios a nada de alcanzar los suyos.
Y entonces sucedió, se estiró para alcanzar mi boca y nos ahogamos a voluntad en un beso ardiente y cargado de malas decisiones. Sus labios se movieron contra los míos en un ritmo lento y adictivo, dando pequeños mordiscos suaves en mi labio inferior, jugueteando como si de una presa se tratara.
Debía admitir que había besado a un montón de chicas en mi vida, probablemente con mucha más experiencia que Kagome Russo, y aún así aquellas sencillas caricias bastaron para encenderme y hacerme sentir casi automáticamente un tirón de mi miembro en mis pantalones, probablemente porque no había nada más prohibido que su toque… Y nada que deseara más que equivocarme.
Mierda, eso estaba tan jodidamente mal.
Una de mis manos se movió a uno de sus pechos, desesperado por amasarlo y acunarlo en mi palma, haciéndola jadear en respuesta. Tomé ventaja de sus labios entreabiertos y profundicé el beso, enredando mi lengua con la suya en una danza provocativa que sólo empeoró mi deseo. Sus garras se aferraron a mi pecho y un gruñido ronco escapó contra mi voluntad cuando sentí el filo herirme sutilmente.
Quise fusionarme por un instante con ella y lograrlo lo más rápido posible.
Sentí el aroma dulce de su excitación y tuve el impulso de colar mi mano en su jeans y comprobar que tan mojada estaba por mí. Sin embargo me separé y pegué mi frente a la suya, abrumado por el alud de sensaciones extremas, intentando recuperar el aliento y en negación con cada efecto que ella provocaba en mí. El inuyasha que la miraba fijamente y que estaba desesperado por tocarla era un adolescente hormonal, no el adulto dominante que solía ser.
La vista de sus labios rosados e hinchados por mis besos fue suficiente para encenderme una vez más. Busqué su muñeca y la arrastré conmigo, dispuesto a dejarme llevar por mis deseos y arrepentirme luego. Abrí una de las puertas, donde un par de chicas nos miraron con atención desde el interior del baño.
– Fuera, ahora. - Ordené con voz ronca y ambas asintieron antes de desaparecer.
Cerré la puerta tras nosotros, coloqué el seguro y me acerqué a ella desesperado, tomándole por la cintura y levantándola con facilidad. Al instante sus piernas me abrazaron y golpeé su espalda contra la cerámica de la pared en un movimiento brusco. Su boca buscó la mía y le correspondí al instante, sintiendo el fuego correr por mis venas. Levanté mis caderas y presioné con mi miembro sobre su entrada, obteniendo el primer gemido sonoro de sus labios, uno que me pareció increíblemente dulce y afrodisiaco.
Mis manos se colaron desesperadas por debajo de su camiseta y acaricié sus pechos por sobre el sujetador. Su espalda se arqueó contra la pared mientras yo intentaba deshacerme de la tela a tirones. Me incliné sobre ella para besar y lamer su exquisito escote, hambriento de cada centímetro de piel que cubría su cuerpo. No conforme con ello desabroché el sujetador con una sola mano y sentí mis ojos arder en rojizo cuando comprobé que eran tan perfectos como los había imaginado la primera vez que los había visto, cubiertos por la tela negra de su vestido en mi habitación, cuando ella había intentado asesinarme.
Mis garras rozaron su piel con delicadeza, sentí la saliva inundar mi boca, demasiado hambriento y listo para devorarla, sin embargo mi atención fue captada por un tatuaje de araña en tinta negra justo por debajo de uno de sus pechos y mi deseo cayó de inmediato al subsuelo. Mis garras se enterraron profundamente en la zona sin pensar, demasiado abrumado por la rabia que me invadió de pronto al recordar la herida de aspecto similar en la piel de Izayoi. La solté de golpe y apenas pude contener mis ganas de asesinarla, intentando respirar mientras cerraba los ojos para calmarme.
¿En serio Inuyasha? ¿Estás dispuesto a cogerte a la heredera de tu enemigo? ¿Asi de bajo puedes caer?
La odié con todo mi ser y la culpé en su totalidad por la ola de sensaciones que provocó en mí, porque parte de mí se había nublado en el momento en que sus labios habían tocado los míos.
No fui capaz de volver a mirarla a los ojos, simplemente di media vuelta y caminé a zancadas intentando alejarme lo más rápido posible de ella, consciente de que si volvía a besarla no sería capaz de detenerme una vez más. El frío del exterior logró despertarme un poco más antes de subir a mi motocicleta y acelerar sin mirar atrás.
Bien lo admitía, ese encuentro no había salido tan bien como lo había planeado.
Miré los restos de su sangre seca en mis garras y gruñí molesto mientras daba vueltas en la cama, sintiéndome un idiota por dos motivos particulares. Uno, las cosas se me habían escapado de las manos, la había buscado intentando ganarme su confianza y de pronto me había encontrado a mi mismo besándola con hambre contra la pared, sintiendo como parte de mí había reaccionado demasiado a sus caricias. Y dos, si así se habían dado las cosas, debí seguir avanzando por ese camino, sin embargo había huido, dejándola abandonada, completamente nublado por la rabia que su tatuaje había provocado de forma instantánea al aparecer bajo su seno derecho.
Simplemente porque me había recordado a quien estaba besando y quien era la persona que provocaba esas reacciones viscerales en mi. Alguien que no las merecía en lo absoluto.
Busqué su número una vez más en mi lista de contactos y me debatí un par de segundos entre llamarla o no. Sin embargo lo hice, porque sabía que de lo contrario todo se iba al carajo.
El tono de marcado sonó constante hasta que de pronto se detuvo, me preparé mentalmente para pedir disculpas, algo que en verdad no recordaba haber hecho en mi vida. Sin embargo…
– ¡No te detengas! - Un grito jadeante lleno de placer femenino y en una voz extremadamente conocida me hizo apretar los dientes.
Alejé el celular de golpe, sin comprender demasiado que estaba sucediendo. Probablemente la decisión correcta era cortar en el mismo instante, sin embargo fui masoquista y no lo hice, me obligué a escuchar todo aquello de lo que me había perdido, apretando los puños al escuchar cada uno de sus gemidos y el placer in crescendo.
– ¡Kouga! - Gimió y sentí mi corazón estrujarse por la sorpresa.
Aquel nombre fue detonante inmediato de mi rabia absoluta. Corté la llamada indignado y me puse de pie, listo para ir a arrancarla de los brazos de ese jodido guardaespaldas. ¿Quien se creía que era ese idiota? ¿Tomándose atribuciones y permisos que alguien en su lugar no debería?
Mientras me colocaba una camisa limpia pasó por mi mente la idea malévola de incluso llamar a Naraku y contarle lo que su adorada hija hacía con la servidumbre y sin embargo la deseché cuando caí en cuenta de que para Kouga probablemente significaba morir y eso era perfecto, sin embargo para Kagome significaba una nueva sesión de torturas, una que no quería para ella.
Te estás preocupando demasiado por ella. Recriminó mi mente.
Y entonces caí en cuenta de que si, de que por algún motivo el hábito de preocuparme por su bienestar se había hecho una jodida costumbre. Una horrible y problemática costumbre.
Rompí cada cosa que estuvo a mi alcance, intentando aplacar la rabia que me carcomía por los sentimientos ambiguos y poco comprensibles que me invadían poco a poco desde que ella había aparecido en mi vida. Sentí mis puños arder con cada golpe que di a los muebles y me detuve agitado en el medio de la habitación, sintiendo que todo ese desastre no había servido de nada.
Caí de espaldas en la cama, mirando el techo mientras recuperaba el aliento, abriendo y cerrando las manos para intentar relajarme.
Ir a su casa ahora también es una mala idea. Pensé, después de todo, ¿Cuál era el brillante plan? ¿Entrar en territorio enemigo a recriminarle el cómo se atrevía a hacerme aquello? ¿Cómo se atrevía a besar y gemir el nombre de alguien que no era yo?
Espera, ¿Qué?
Una risa patética y desquiciada salió de mis labios, burlándome de mí mismo en la oscuridad de mi habitación, por sentir algo tan burdo e infantil como los celos.
Porque si, yo estaba extremadamente celoso, y eso añadía un nuevo sentimiento a la lista de cosas nuevas que Russo me hacía sentir.
Hundí mi rostro en la almohada, cerrando los ojos y obligándome a dejar de pensar en ello.
Supe que había logrado quedarme dormido cuando aparecí en una habitación oscura, de paredes rojizas y con sabanas de seda negra bajo mi cuerpo desnudo recostado. Intenté moverme y fue cuando sentí las amarras en mis muñecas y tobillos.
El sonido de tacones aguja contra el suelo de porcelanato llamaron mi atención, lo suficiente para girarme en busca de quien lo provocaba. Mi corazón latió con fuerza cuando encontré a Kagome Russo, vestida en lencería negra y sensual, jugueteando con una daga oscura entre sus dedos mientras me sonreía coqueta.
La vi acercarse poco a poco hasta llegar a mi lado. Me miró desde su altura y en un movimiento rápido se subió a horcajadas sobre mí, pegando su cuerpo al mío, haciéndome disfrutar el roce cálido. Deslizó la daga por la piel de mis brazos y para mi sorpresa disfruté con creces la sensación de ardor por los cortes. Sus dedos se empaparon de mi sangre y los llevó a su boca, lamiendo lentamente el líquido espeso a la vez que sus ojos pasaban de chocolate a rojizo brillante.
– Suéltame. - Ordené y ella me sonrió mientras negaba con la cabeza.
– ¿Seguro de que eso es lo que quieres? Podemos divertirnos un montón juntos. - Musitó mientras mi sangre escurría en gotas carmesí por su comisura.
Bajó hasta dejar su rostro a escasos centímetros de mi miembro, cubierto por las sábanas y me míró juguetona desde su posición. Lo tomó entre sus manos pequeñas y lamió toda su extensión con su rosada lengua, desde la base hasta la punta, dejando la estela húmeda sobre mi piel. Gruñí e intenté liberarme, aunque esta vez no era con ganas de huir… Sino con ganas de tocarla y saborear su cuerpo hasta hacerla retorcerse.
Su boca envolvió mi miembro por completo y mi espalda se curvó contra la cama, subiendo mis caderas desesperado, con toda intención de hundirme aún más profundo. Subió y bajó a un ritmo exquisito y medido, probablemente porque esa era mi fantasía y las cosas funcionaban tal y como yo lo deseaba.
Podía tomar ventaja de eso, podía hacer lo que se me diera la jodida gana.
Con eso en mente di un nuevo tirón de las amarras en mis muñecas y sonreí cuando me vi en libertad. La jalé de su cabello para acercarla a mi boca y la devoré con hambre, gimiendo contra sus labios por la bendición de sentirla una vez más.
Mis manos se movieron por su espalda, dejando trayectos rojos por mis garras y se aferraron a sus caderas, presionándola con fuerza contra mi miembro, sintiendo el hormigueo que probablemente sentiría en la realidad, tal y como se había sentido en el baño del antro.
Se movió lento y serpenteante sobre mí, aumentando el roce y haciéndome gruñir al instante. Sus pechos rebosaban del sujetador y moví mis manos desesperadas a ellos, apretándolos con fuerza bajo mis palmas, provocando que su cabeza cayera hacia atrás, cerrando los ojos de placer sobre mí.
Se levantó lo suficiente para acomodar mi miembro en su entrada y me miró fijo mientras bajaba lentamente, envolviendo toda mi extensión con sus paredes estrechas y húmedas, haciéndome gemir en sincronía con su jadeo.
Moví mis caderas en un ritmo lento, extendiendo todo lo que pude aquella sensación falsa, creada por mi sucia imaginación. Apreté los dientes con fuerza cuando sentí el placer acumularse en mi vientre bajo y la vi sobre mí, sonrojada mientras seguía un vaivén exquisito, mientras mis manos se movían a sus caderas y clavaba mis garras en ella.
– Tú me perteneces. - Gruñí.
– Te pertenezco. - Coincidió en un gemido.
– Nadie más puede tocarte.
Moví mi dedo índice y pulgar a su clítoris y lo pellizqué con fuerza, aumentando en efecto los quejidos placenteros y la humedad de su centro que escurrió por mi miembro. Me sentí al borde de un precipicio y exploté en su interior, gimiendo ronco con cada embestida hasta llenarla por completo. Jadeé con los ojos cerrados, incapaz de soportar tanto placer cuando sus manos se movieron a mi cuello, apretando con fuerza y suprimiendo mis posibilidades de respirar.
Desperté agitado y sudado a oscuras en mi habitación. Sentí toda la sangre acumulada dolorosamente en mi miembro que hormigueaba por la presión y apreté mis sienes con fuerza.
A este paso Kagome Russo iba a destruirme sin siquiera esforzarse por ello.
Me levanté y caminé hacia el baño, listo para darme una ducha de agua fría o tocarme hasta liberar mis ansias, lo que sucediera primero.
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Kagome
Cerré la puerta con llave y volví a sus brazos, deseosa de sentirlo una vez más. La oscuridad de mi habitación fue la única testigo de aquel encuentro resentido. Mis labios bajaron hasta su cuello y mi lengua tomó la iniciativa, lamiendo con deliberada lentitud hasta alcanzar su boca una vez más, besándolo con hambre mientras sus grandes manos apretaban mi trasero con deseo. Lo escuché gruñir contra mis labios cuando una de mis manos bajó a su entrepierna, apretando con suavidad.
– Kag… - Gruñó y yo sonreí. Su voz sonaba aún más profunda de lo habitual.
– ¿Qué pasa? ¿Te estás arrepintiendo? - Susurré antes de bajar nuevamente a su cuello y morder con fuerza.
La sangre brotó a borbotones y gemí contra su piel cuando me deleité en su sabor. Kouga me obligó a subir mi rostro hasta el suyo, sosteniéndolo entre sus manos mientras me besaba con desesperación, guiándome a la cama y lanzándome allí con poca delicadeza.
Quité su camisa a tirones desesperados, los botones rebotaron en el suelo mientras él desataba su corbata. Bajó con besos por mi esternón, pasando entre mis pechos hasta alcanzar mi ombligo, mordió la piel de mi abdomen en reiteradas ocasiones, dejando moretones rojizos a su paso. Mi espalda se curvó contra la cama y él aprovechó el momento para bajar mis jeans y lanzarlos por allí en el suelo.
Amé la calidez de su cuerpo sobre el mío, el roce y el hormigueo, sus manos quitaron mis prendas con habilidad y yo me dejé hacer por completo. Siguió bajando, hasta que su boca se posó sobre mi monte de venus y sentí su lengua barrer lentamente entre mis pliegues, arrancándome un gemido alto y desesperado, mientras mis manos se aferraban a su cabello, esforzándome por mantenerlo allí todo el tiempo que fuera posible.
Mi teléfono sonó de pronto a mi lado en la cama, lo dejé sonar en la lejanía, cerrando los ojos y completamente perdida en el mar de sensaciones. El sonido insistente me hizo alcanzarlo enfadada y el sentimiento empeoró cuando vi el nombre de quien marcaba. Pensé en no contestar hasta que mi lado vengativo tomó el control, haciéndome caer en cuenta de que era una oportunidad perfecta para destruir un poco de su ego. Apreté el botón para contestar y lo lancé por ahí, lista para concentrarme en lo realmente importante: el servicial lobo con su cabeza entre mis piernas.
Movimientos rítmicos de su lengua sobre mi punto de máximo placer me hicieron retorcerme, sin embargo gritos desesperados llenaron la habitación cuando se adentró de golpe en mi, mientras mi espalda se curvaba y cerraba los ojos con fuerza, sintiendo el placer acumularse en mi vientre bajo.
– ¡No te detengas! - Jadeé y él obedeció como siempre, listo para complacerme.
Su lengua volvió a mi clítoris y utilizó dos de sus dedos para penetrarme, sincronizando ambas caricias de forma perfecta. Arrugué las mantas bajo mis manos cuando exploté en un orgasmo que logró borrar todo el resentimiento de mi corazón al gritar su nombre, gimiendo mientras él seguía lamiendo y jugueteando con mi cuerpo.
Sentí la estela húmeda sobre mi centro, sentí sus manos sobre mis muslos, apretándolas con fuerza y tironeando de mí para acercar su miembro a mi entrada. Sentí su mirada azulina e intensa, aún más hermosa de lo habitual por el reflejo de la luz de la luna sobre él, esperando pacientemente por mi consentimiento. Asentí y me penetró de una sola vez, arrancando un quejido ahogado de mis labios.
El deseo me quemó desde el interior, ardiendo con fuerza bajo mi piel. Moví mis caderas contra él, siguiendo su ritmo, deseosa de explotar una vez más. Una de sus manos bajó hasta alcanzarme, apretando con suavidad mis pechos sin dejar de penetrarme. Por un instante en mi mente los ojos azules cambiaron a dorados y casi pude imaginar tatuajes de flores enredadas en sus antebrazos. Mis gemidos se hicieron aún más desesperados, lo escuché gruñir de fondo y entonces mi espalda se curvó al alcanzar un nuevo clímax, seguida de cerca por el suyo, llenándome por completo. Kouga se desplomó sobre mí sin cargar su peso, temblando en espasmos de placer mientras ambos intentábamos recuperar el aliento. Sentí besos en mi cuello y caí rendida al sueño en sus caricias, abrazada a su cuerpo, disfrutando de la calidez que emanaba.
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Desperté aún aturdida y un poco perdida, con la luz del amanecer apenas filtrándose por la ventana y los brazos de Kouga aún abrazándome por la cintura. Lo moví para liberarme y ponerme de pie, buscando mis restos de ropa y colocándolos sobre mi cuerpo rápidamente. Sus párpados me dejaron ver sus ojos cuando se entreabrieron un poco por el ruido. Me acerqué a su rostro y besé su mejilla.
– Necesito que despiertes y salgas de aquí antes de que alguien nos descubra. - Susurré.
Cuando comprendió la situación se incorporó de golpe y miró a su alrededor buscando su ropa, siendo entregada por mí. Me miró de los pies a la cabeza y me sonrió.
– ¿Dormiste bien? - Preguntó.
– Perfecto. - Sonreí y él asintió. - Ahora sal de aquí.
Asintió y colocó una a una sus prendas hasta quedar completamente vestido. Peinó sus cabellos mirándose en el espejo de pie en el rincón de mi habitación y aclaró su garganta al mirarme una vez más.
– Kagome… - Lo miré y me perdí en la profundidad del azul brillante y un poco más feliz de lo habitual. - Gracias.
– ¿Por qué?
– Por regalarme la madrugada que siempre quise a tu lado. - Mi rostro debió cambiar drásticamente, pues levantó sus manos con las palmas hacia arriba. - No me malinterpretes, entiendo mi lugar y entiendo que no fue nada más que sexo, sólo quiero decir… que no me molestaría en lo absoluto si se repitiera. - Sonreí.
– Ya veremos. - Lo tomé por la muñeca y lo arrastré hasta la puerta. - Ahora ve a cumplir tu trabajo Wolf.
Asintió y salió rápidamente antes de que yo cerrara la puerta una vez más. Saqué el celular de mi bolsillo y revisé las notificaciones. Tenía una llamada de Inuyasha que había durado un par de minutos, la cual me alegraba profundamente haber contestado y un mensaje de su hermano.
Sesshomaru Taisho (08:45 AM): Sé que no quieres saber nada de mi o de mi familia. Pero ha surgido algo y necesitamos hablar.
Kagome Russo (09:30 AM): ¿Ese "algo" me involucra directamente? Porque de lo contrario tu y yo no tenemos nada de que hablar.
Su respuesta llegó apenas segundos más tarde.
Sesshomaru Taisho (09:30 AM): ¿Me comunicaría contigo si no te incluyera directamente a ti o a tu familia? Te espero en mi departamento, tengo la mañana libre.
Suspiré y tecleé.
Kagome Russo (09:32 AM): Okey, llego en 30.
Me di una ducha rápida y busqué uno de mis vestidos ajustados en azul marino. Sequé mi cabello y di saltitos por la habitación calzando uno de mis stilettos negros mientras buscaba el otro. Maquillé mis ojos y mis labios en tonos suaves y busqué una de mis dagas para colocarla en la funda adosada a mi muslo derecho.
Salí de la habitación y bajé las escaleras, encontrándome con Chiara, quien me sonrió al instante.
– Buongiorno signorina Russo, fate colazione prima di partire? (Buenos días señorita Russo, desayuna antes de salir?
– Questa volta no Chiara, ho un po' di fretta (No esta vez Chiara, tengo un poco de prisa) - Asintió y yo sonreí. - Grazie mille, Hai visto il signor Wolf da queste parti? (Muchas gracias, has visto al señor Wolf por aquí?
– Sono qui che ti aspetto (Estoy justo aquí, esperando por ti) - Me miró fijamente desde su altura y sonreí.
– ¿Quieres acompañarme hoy?
– Todo el tiempo. - Asentí y caminamos juntos hacia la entrada de la mansión.
En el exterior el sol brillante me hizo entrecerrar los ojos mientras caminaba a mi Porsche, con nuevos neumáticos y listo para mí. Me senté en el lado del volante y él tomó su puesto como copiloto sin reclamos.
– Vamos a hacer una visita a los Taisho. - Exclamé sin tapujos y sentí su mirada quemar a mi lado. - Iré con o sin tu compañía, tu decides.
Suspiró y asintió.
– Me comportaré a tu lado.
– Perfecto.
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Llegamos al edificio donde se alojaban ambos hermanos unos veinte minutos más tarde, en la entrada sólo tuve que mencionar mi apellido para recibir una reverencia y una sonrisa antes de abrirme la puerta.
– El departamento del señor Sesshomaru está en el décimo piso. - Exclamó el guardia con cordialidad.
– Muchas gracias.
Me estacioné en el frente, subí el ascensor y marqué el piso indicado, para cuando se abrieron las puertas Sesshomaru Taisho me esperaba en la sala de estar, vestido en uno de sus clasicos trajes a medida, con un vaso de whisky en su mano derecha. Sin embargo no sólo brilló su hermoso cabello plateado a contra luz del sol, si no también el de su hermano menor, quien estaba sentado a sus anchas en el sofá, con un vaso de cristal que contenía un licor igual de oscuro que el de su hermano. Ambos giraron sus cabezas hacia mí, ambos me sonrieron apenas y suspiré antes de dar el primer paso para bajar y caminar en su dirección. Sentí a Kouga seguirme de cerca y fui testigo de la mirada de odio que invadió los ojos ambarinos de Inuyasha.
– Agradable reunión, comprenderás que no tengo intenciones de cometer nuevos errores… Esta vez tengo mi espalda cubierta. - Exclamé y Sesshomaru me sonrió.
– Totalmente comprensible, Ah Russo, casi había empezado a extrañarte. - Exclamó el mayor de los hermanos y yo sonreí. - Bonito vestido.
– Muchas gracias, supongo que también te extrañaba un poco. - Miré de reojo a Inuyasha y éste me mostró una sonrisa torcida y encantadora, abarcando todo el respaldo del sofá con sus brazos apoyados y extendidos en una pose de poder, mostrándome sus tatuajes bajo sus mangas arremangadas, aquellos tatuajes cuyo simple recuerdo había ayudado en mi pequeña fantasía de madrugada. - Buenos días Inuyasha.
– Buenos días bonita, ¿Has logrado descansar después de que nos separamos? - Preguntó mirándome y luego mirando a Kouga, quien mostró su confusión en su rostro.
– Lo suficiente, gracias por preguntar. - Asintió y bebió un sorbo de alcohol. Quité mi atención de sus ojos antes de ser encantada por ellos y volví a mirar a Sesshomaru. - Tienen cinco minutos de mi tiempo. - Exclamé.
Caminamos hacia su oficina y antes de entrar Inuyasha me miró serio.
– El guardaespaldas se queda afuera. - Exclamó y fruncí mi ceño.
– ¿Por qué?
– Porque lo que hablaremos es información confidencial. - Me preparé para rebatir, sin embargo Sesshomaru habló primero.
– Lamentablemente esta vez coincido con Inuyasha, créeme, no quieres que más gente escuche lo que tengo para decirte.
Miré a Kouga, quien mantuvo su semblante neutro y agradecí por ello. Me acerqué a su oído.
– ¿Confías en mí? - Asintió. - Necesito que te quedes aquí, vigilando la puerta. - Y por supuesto, obedeció.
La sonrisa burlona y triunfante de Inuyasha me hizo apretar los puños. Pasó por su lado, quizás demasiado cerca para mi gusto, mirándolo de los pies a la cabeza con desprecio.
Las puertas se cerraron con nosotros tres dentro. El menor de los Taisho se acercó a mí y sentí su aliento cálido cerca de mi oído.
– Al menos tienes una mascota obediente, me pregunto qué otra clase de trucos le has enseñado para complacerte. - Mis ojos se encontraron con los suyos y él simplemente se alejó, dejándome una agradable sensación de victoria.
Sesshomaru se sentó en su escritorio y deslizó su teléfono desbloqueado hacia mí.
– Alguien me ha enviado esto hoy en la mañana, el número está bloqueado, pero estoy seguro de que puedes rastrearlo sin problemas.
Deslicé mi dedo por la pantalla, era un escaneo digital de una portada de periódico antiguo, cuyo título en cursiva era "Investigación vuelo 503"
Fruncí mi ceño sin comprender.
– No entiendo por qué esto debería interesarme. - Musité.
– Baja un poco más.
Continué a la siguiente página, donde destacaba un titular de noticia.
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Fecha: 15 de marzo de 1996
Titular: "Desaparece misteriosamente el vuelo 503: Autoridades inician búsqueda de pasajeros, familiares angustiados piden apoyo con desesperación"
Hoy Italia ha despertado con una catástrofe de proporciones. En un hecho desconcertante, el vuelo 503 con destino a Berlín , operado por una conocida aerolínea internacional, ha desaparecido de los radares al anochecer mientras realizaba su ruta programada. Las autoridades aeronáuticas han iniciado de inmediato las labores de búsqueda, pero hasta el momento no se ha encontrado rastro alguno de la aeronave ni de sus ocupantes.
Familiares y amigos de los pasajeros a bordo se encuentran en un estado de angustia y preocupación, esperando noticias sobre la suerte de sus seres queridos. Se describe un total de 57 pasajeros a bordo, dentro de los cuales se incluía Megumi Russo, importante diseñadora de modas que viajaba para presentar su última colección en el país vecino. La aerolínea ha establecido un centro de atención para brindar información y apoyo a los afectados, mientras se trabaja en estrecha colaboración con las autoridades para esclarecer los motivos detrás de la desaparición del vuelo.
Expertos en aviación están siendo consultados para analizar posibles escenarios y contribuir en la búsqueda. Se espera que en las próximas horas se proporcionen más detalles sobre las acciones tomadas y cualquier desarrollo relevante en esta emergencia aérea. Por ahora no es posible descartar intervención de terceros.
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Levanté mi mirada hacia Sesshomaru, quien me miraba con atención. Sentí mi corazón estrujarse dolorosamente en mi pecho y mis manos dormirse por un instante, un signo que siempre aparecía antes de mis crisis de pánico.
– No sabemos quién ha enviado esto… - Musité y él negó con la cabeza.
"Vuelo 503", parte de mi cabeza había leído ese nombre en alguno de los archivos corruptos, sin embargo no le había prestado atención, había un montón de títulos extraños que no hacían demasiado sentido si no tenía permitido leer los archivos.
– Sólo sé que lo han enviado con toda intención de provocar daño y reabrir heridas. - Se acercó a paso lento hacia mí y sentí su mano sobre mí hombro. - Sé que hablar de tu madre no es algo que te agrade demasiado, pero si esta es la clase de información que tienen esos archivos… Tenemos que trabajar en conjunto o la reputación de tu padre empeorará a pasos agigantados.
– ¿Por qué esto involucraría a mi padre?
– Sigue leyendo.
Seguí bajando con mi dedo en la pantalla.
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Las autoridades han iniciado una investigación en contra de algunos sospechosos, dentro de ellos Naraku Russo, quien es considerado un posible responsable en relación con la desaparición de Megumi Russo, pasajera del vuelo 503 y esposa del mencionado. Naraku Russo ha sido señalado como una figura clave en el proceso de averiguación, y se están llevando a cabo interrogatorios y pesquisas para determinar su presunta implicación en este misterioso incidente, considerando que el hombre de 43 años tiene un largo historial de antecedentes delictuales que jamás han logrado comprobarse. Se espera que se realicen declaraciones oficiales a medida que avance la investigación y se obtengan resultados significativos.
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Sentí mi respiración agitada y le devolví el teléfono para no seguir leyendo. Las manos me hormiguearon cada vez más y me senté en el sofá libre, aferrada a la tela. Sesshomaru se mantuvo sentado, apenas inmutado.
– ¿Mi padre? - Gemí.
– ¿No sabías de esto? - Negué con la cabeza, incapaz de hablar. - Mierda.
Inuyasha
La vi perder el control por completo y nuevamente mi cuerpo se movió contra mi voluntad. Me agaché frente a ella y tomé su mentón con suavidad entre mis dedos, vi la angustia en sus ojos chocolate y volví a ser invadido por ese sentimiento desagradable llamado empatía. Uno que sólo aparecía cuando la tenía cerca.
– Escuchame Russo, necesito que respires, ¿Puedes hacer eso por mí? - Una de mis manos se movió a su cabello, peinando sus bucles azabache con suavidad. - El perro arrastrado que tienes por guardaespaldas está justo tras esas puertas, necesito que te calmes si no quieres un escándalo, este no es un lugar donde puedas colapsar, no ahora.
Miró hacia la puerta y asintió al comprender mis palabras. La vi dar todo de sí para respirar más profundo y escuché su corazón latir a toda velocidad. Cerró sus ojos y luego de unos minutos logró controlarse a sí misma. Me miró una última vez antes de ponerse de pie.
– Trabajemos juntos. - Exclamó a mi hermano y luego me miró. - Los tres. - Okey, eso no me lo esperaba. - Si este es su modo de convencerme de volver a confiar en ustedes… Felicitaciones, lo han logrado.
Sesshomaru asintió.
– ¿Para defender a Naraku?
– No. - Contestó ella de inmediato. - Primero quiero encontrar las respuestas sobre la muerte de mi madre, el resto ha pasado a segundo plano.
Miré a Sesshomaru de reojo al mismo tiempo que él lo hizo. Fruncí mis labios. Tal vez aquel era el pequeño empujoncito que había necesitado Kag para decidir alejarse de una vez por todas del veneno invasivo de su padre.
Kag… me gustaba como sonaba aquel diminutivo de su nombre, incluso si sólo era en mis pensamientos.
– ¿Puedes rastrear de dónde viene? - Le preguntó Sesshomaru.
– Creo que sí.
– Las cosas se pondrán feas… - Kagome sonrió ante la advertencia de mi hermano.
– Estoy acostumbrada a ello.
Sonreí y la miré fijo, absorto en tanta valentía, fuerza y belleza proviniendo de un solo ser que parecía increíblemente frágil y pequeño.
Quizás era tiempo de admitir… Que había un montón de cosas en Kagome Russo que llamaban demasiado mi atención y que competían en mi interior contra el odio que debía sentir por ella y por su familia.
Antes de destruirla la quería para mí… Y no estaba dispuesto a compartir.
