Bueno, el primero siento que fue un romance ligero. Así que este trataré que sea más fuerte. Aunque lamento lo corto por falta de tiempo.


Chase y Everest se encontraban en Adventure Bay, emocionados por la llegada de la Navidad. La nieve cubría el suelo y las luces brillantes adornaban las calles, creando un ambiente mágico. Ambos novios estaban ansiosos por disfrutar de unas vacaciones inolvidables juntos.

Decidieron pasar el día en las montañas, rodeados de hermosos paisajes nevados. Chase llevaba un abrigo azul oscuro y Everest su abrigo blanco, mientras se preparaban para deslizarse por las pistas. La emoción se reflejaba en sus ojos mientras se tomaban de la mano y se lanzaban por la montaña.

Chase suspiró, reflexionando sobre la jornada vivida. No podía evitar maravillarse por lo increíblemente divertido que había sido el día.

Everest, compartiendo el sentimiento, asintió con una sonrisa. "Ha sido grandioso. Pero, debo confesar, estoy lista para relajarme y desconectar un poco".

Ambos se encontraban en una cabaña acogedora, y Chase no pudo evitar admirar la chimenea que creaba una atmósfera reconfortante. "Este lugar es perfecto para eso. La chimenea es tan reconfortante".

Everest asintió nuevamente, sumergiéndose en la serenidad del momento. "El crepitar de las llamas y el cálido resplandor... es como un pequeño rincón celestial".

Chase, observando las suaves mantas que adornaban el sofá, expresó su aprecio por el entorno. "Y estas mantas son increíbles. Tan suaves y acogedoras. Aquí podría quedarme eternamente".

La sugerencia de Everest sobre una taza de chocolate caliente resonó con agrado en Chase. "¡Oh, sí! Eso suena absolutamente maravilloso. No hay nada como una bebida caliente para reconfortar el alma".

Everest se ofreció a preparar las bebidas, mientras Chase se acomodaba aún más en el sofá. "Eres muy amable. Me aseguraré de dejarte un buen espacio".

La atmósfera tranquila de la cabaña destacó la reflexión de Everest. "Son momentos como estos los que me hacen sentir afortunada de tenerte a mi lado".

Chase asintió con una sonrisa cómplice. "Absolutamente. Brindemos por grandes aventuras y noches relajantes juntos, amor mío".

Everest levantó su taza en un gesto de saludo. "¡Salud, Chase! Por muchos más recuerdos como este".

Mientras observaban las luces navideñas parpadeando en el árbol cercano, Chase tomó la mano de Everest y la miró con ternura. "Estoy tan agradecido de pasar esta Navidad contigo", susurró Chase, acariciando suavemente su mejilla. "Eres lo mejor que me ha pasado".

Everest sonrió, sintiendo su corazón llenarse de amor. " Chase. No puedo imaginar mi vida sin ti".

Se acercaron lentamente, sus labios se encontraron en un dulce beso, sellando su amor en ese momento mágico. El tiempo parecía detenerse mientras se abrazaban, sintiendo la calidez de su amor envolverlos.

La noche continuó con risas, historias y momentos de complicidad. Juntos, decoraron el árbol de Navidad, colgando adornos brillantes y luces parpadeantes. Cantaron villancicos y compartieron sus deseos de Navidad mientras se abrazaban en un dulce abrazo y comían sus doces uvas para pedir deseos. Aunque en ese momento no había deseo que ellos quisieran más que estar juntos. La nieve caía suavemente afuera, creando un ambiente aún más mágico.

Después de la cena, Chase y Everest salieron a dar un paseo nocturno por el pueblo. Las calles estaban iluminadas con luces navideñas y la música festiva llenaba el aire. Se detuvieron frente a un puesto de venta de muñecos de nieve y Chase tomó la mano de Everest.

"¿Recuerdas cuando construimos nuestro primer muñeco de nieve juntos?", preguntó Chase con una sonrisa.

Everest asintió, recordando aquel día lleno de risas y diversión. "Fue uno de los mejores momentos que hemos compartido", respondió ella.

Decidieron construir otro muñeco de nieve en ese momento. Rieron mientras moldeaban la nieve, dándole forma a su nuevo amigo. Le pusieron una bufanda roja y un sombrero negro, dándole vida con detalles cariñosos.

Cuando terminaron, Chase tomó una foto de ellos junto al muñeco de nieve. Era una imagen perfecta de su amor y felicidad en esa Navidad especial.

De regreso a la cabaña, se sentaron junto al árbol de Navidad, admirando las luces parpadeantes y los regalos envueltos con cariño. Intercambiaron regalos, pero el mejor regalo que recibieron fue el amor y la compañía del otro.

Mientras se acurrucaban frente al fuego, Chase tomó la mano de Everest y la miró a los ojos. "Eres mi mayor alegría, mi amor. Cada día a tu lado es un regalo. Gracias por hacer de esta Navidad la más especial de todas".

Everest sonrió, sintiendo su corazón lleno de amor y gratitud. "Tú también eres mi mayor alegría, Chase. No puedo esperar para seguir creando recuerdos maravillosos juntos".

Se abrazaron con fuerza, sabiendo que habían encontrado el verdadero significado de la Navidad: el amor, la felicidad y la conexión profunda entre dos almas que se aman incondicionalmente.

La noche avanzaba y el reloj marcaba la llegada de la medianoche. Chase y Everest salieron al exterior, donde la nieve brillaba bajo la luz de la luna llena. Se tomaron de las patas.

Tal vez hicieron algo más que no pueda contar. Tal vez algo que podía ser considerado el momento más feliz de un ser vivo. ;)