N/A: Por cuestiones de comidad hacia mi persona, en este fanfic y en futuros escritos, la diferencia en edad entre Amu e Ikuto la reduje a solo 2/3 años, por lo que aquí sus edades serian 15-18. No especifico esto en la historia, para que quien quiera respetar sus edades originales no pierda tal inmersion, aquí no hacemos shame-shipping. Tambien aclaro que utilizo el canon del manga, no del anime.


Aprendiz de las estrellas.

Aquel viejo planetario se había vuelto un lugar frecuente. Todos los jueves era ley que la joven se presentara, al punto de que ya había memorizado cada patrón del techo. Cada estrella, cada constelación, era lo último que veía antes de cerrar sus ojos mientras escuchaba la voz de Tsukasa e ingresaba a aquel mundo conocido como la cuna de los Shugo Charas, el Camino de las Estrellas.

Era agotador, pero le emocionaba. Ya llevaba meses sin tener a Ran, Miki, Su y Dia físicamente, pero cada vez que ingresaba, esta ultima la recibia y era su guía en aquella dimensión. Sabía que cada vez que se sintiera sola, podía volver a encontrarse con ellas y con cualquier Chara del mundo si así lo deseaba. Solo debía aprender a dominar aquellos tormentosos pasadizos y a guiarse. No era tarea sencilla, pero el progreso era satisfactorio.

Las responsabilidades de Amu ya no se limitaban al mundo físico. Eso ya era tarea de los Nuevos Guardianes. Ahora era más serio, se podría decir que era una Guardián Superior y gestionar todos aquellos nacimientos y tráfico de Charas, evitar que la corrupción para que las energías negativas se apoderará de aquel mundo mágico.

Amu estaba orgullosa de eso, pero había un problema, las últimas secciones no podía evitar que su corazón fuera guiado hacia una persona en particular. El camino de las estrellas también le permitía acceder a cualquier parte del mundo y no importara donde se encontrase él, ella terminaba encontrandolo.

"Soy una acosadora, esto está mal"

Se decía a sí misma cada vez, pero aquello parecía no importarle realmente. Ella disfrutaba volver a verlo, así sea de lejos. La primera vez que esto había ocurrido, fue aquella ocasión en la que Amu presenció la despedida de Ikuto y Yoru. En ese entonces había sido accidentalmente, pero cada jueves de estas últimas semanas, ella ya había olvidado el propósito de aquellas secciones. Amu solo deseaba verlo a él.

- Es inevitable, ¿Verdad? - Dia se reposo en el hombro de la joven.

- No se de que hablas, siempre que navegamos por el Camino de las Estrellas, terminamos aquí. Tu deberías saber por qué - en realidad, ella también lo sabía, pero su orgullo no le permitía reconocerlo.

Esta vez reconoció que Ikuto se encontraba en Australia, él estaba sentado afuera de un café, escribiendo en una libreta. ¿Una canción? ¿Un poema? ¿Quizás una carta? No, eso ya era muy anticuado. Una sonrisa se escapo de la joven, le alegraba tanto ver a Ikuto tranquilo y feliz.

- ¡Amu! ¡Espera! - tanta era su inmersión, que no se había percatado que el portal por donde vino se estaba cerrando. ¡Rayos! Era una regla no salir del Camino de las Estrellas, pero ella solo quería visualizar mejor la situación.

- ¡¿Dia?! - buscó a su Chara con su mirada por todos lados. Nada - ¡Maldición! ¿Y ahora qué?

Para su suerte, estaba en un pasadizo oculto, nadie la veía, por lo que se reposo en la pared e intentó concentrarse mientras sujetaba entre sus manos la Humpty Lock. Pensó en las estrellas, en su conexión con el mundo mágico, en su guía Dia y todo lo que habia aprendido de Tsukasa, pero no alcanzaba su 100% ya que la imagen de aquel peliazul no dejaba de interrumpir su mente.

Maldita sea, ya se había metido en problemas. Saco su celular y marcó al número de Tsukasa para que la ayudase. Se sabia que un error podria ocurrir, pero no en estas circustancias. Mientras pasaban los segundos sin ser atendida, sus ojos seguían clavados en la silueta de Ikuto en aquella cafetería. Estaba temblando, era invierno y Amu estaba con su uniforme escolar de verano.

Colgó. Seguramente sería regañada, pero no había tiempo de pensar en ello. Se asomó fuera de aquel pasadizo y ahora decidió marcar a Ikuto. Su corazón empezó a latir con intensidad.

- Que sorpresa, que lindo es recibir una llamada tuya - la voz de Ikuto era burlona pero suave.

- Hola, Ikuto - Uff, ¿Acaso esto era buena idea? ¿No era algo muy impulsivo? - ¿Hoy estás ocupado? - cada palabra se oía más baja y resaltaba timidez.

- No realmente, ¿Por qué? ¿Quieres que tome el primer vuelo a Japón? - bromeó - Si me lo ruegas quizás me lo piense.

- No es necesario, quizás solo te pediría si me traes un abrigo, hace mucho frío aquí.

- ¿De que hablas? - le pareció extraño, se supone que en Japón era pleno verano y uno muy denso.

- Ahora que lo pienso, puedes prestarme el abrigo verde que tienes colgado en tu silla

Amu río, nerviosa, pero esperaba que Ikuto se diera cuenta.

Lo hizo. Él empezó a buscar con la mirada de lado a lado hasta que visualizo un punto rosa imposible de confundir.

- ¡Amu! - exclamó al verla. Lo había tomado por sorpresa - Ok, esta vez te superaste - dijo antes de colgar.

Ella corrió hacia él, quien extendió su abrigo para atraparla dentro de él.

- Dios, al fin - sintió el calor, pero sabía que gran parte de este provenía del joven.

- ¿Que haces aquí, pequeña? - Él le acomodo bien el abrigo y se puso a su altura. No podia disimular su sonrisa, realmente lo había tomado por sorpresa.

- Es... una larga historia - le avergonzaba tener que decirle la verdad.

- Bueno, estas aquí para contármelo, ¿No?

Ikuto pagó la cuenta y juntos fueron al hotel donde él se estaba hospedando temporalmente. Para suerte de Amu, que estaba muriendo de frío, se encontraba cruzando la calle. Al ingresar tomaron inmediatamente el ascensor. Amu sintio alivio, había dejado de temblar.

- ¿Como se te ocurre venir a Sydney en invierno y tan desabrigada? - Ikuto seguía tomándola de la mano.

- N..No era mi intención venir aquí en primer lugar.

- ¿Vas a explicarme como llegaste o quieres que simplemente crea que caíste del cielo?

El ascensor se detuvo en el piso 4, Amu se tardó en responder, le avergonzaba tener que explicar la situación.

- Bueno, algo así... - Amu comenzó a sonrojarse - Estas últimas semanas estuve con Tsukasa aprendiendo a viajar por las estrellas. Todavía no lo domino del todo y es por eso que terminé aquí.

- Ah, así que te convenció de hacerlo - Suspiró. Ikuto sacó su llave y abrió la puerta del departamento.

- ¿Como? ¿Tu sabias de eso?

- Esperame aquí, ya vengo - el joven siguió de largo, no sin antes girar una perilla al lado de la entrada que activaba la calefación. Amu recién se había percatado que traía consigo su violín y un bolso.

Se quitó el abrigo y se sentó en un pequeño sillón que está frente a un ventanal que daba a la calle donde ambos estaban anteriormente. Aquel departamento era pequeño, pero bastante cómodo. Había una cocina abierta que conecta con una mesada y algunas sillas. En frente dos sillones individuales para descansar. A un lado había un pequeño pasillo, que conectaba con lo que parecía ser una habitacion y un baño. Ikuto regresó y fue hacia la cocina, donde prendió una tetera eléctrica.

- Antes de irme, Tsukasa también quizo enseñarme a como viajar por las estrellas. Pero lo rechace - Ikuto se encontraba de espaldas a la mesada, apoyando sus codos contra esta.

- Pero, ¿Por qué? - Amu se acercó a él - ¿No es más fácil recorrer el mundo, buscar a tu padre y regresar a Japón cuando quieras por ese medio?

- Honestamente, ya no quiero seguir dependiendo de toda la magia vinculada a los Shugo Chara. Fue importante en mi vida, pero ahora inicie una nueva etapa. Quiero tener una vida normal y hacer todo por mis propios medios.

- ¿Lo rechazaste aun sabiendo que podías seguir en contacto con Yoru? - Amu estaba sorprendida, necesitaba ver a la cara a Ikuto, así que se puso frente a él.

- Yoru simbolizaba mi anhelo de libertad, es por eso que ya no esta aquí, ya viví mi etapa con él, no puedo seguir aferrado al pasado, Amu - la mirada de Ikuto era serena, pero algo no le terminaba de cerrar a la pelirosa.

- ¿Y que hay de mi? - un brillo se asomó en sus ojos dorados, el sonido de la tetera cada vez incrementaba más su sonido - También podías venir a visitarme a través de la Dumpty Key y aún así no lo hiciste. ¿Acaso también ya no soy parte de tu nueva etapa? ¿Ya... no me quieres en tu vida?

La tetera frenó abruptamente a la par de que Ikuto acorralaba a Amu contra la cocina. Ella se encontraba encerrada entre la mesada de cerámica y los brazos de Ikuto. Él acercó su rostro y obligó a Amu a que lo mirase directamente.

- Justamente por eso - tomó su mentón - Si tuviera el poder de teletransportarme a tu lado cada vez que lo deseara, estaría atrapado contigo... - el sonrojo de Amu era intenso - Imagino que por esa misma razón estas aquí, ¿Verdad? - una sonrisa llena de picardia se dibujo en su rostro.

- ¿Que... Que te hace creer eso? - Amu bajo la mirada, había sido expuesta.

- ¿Quieres que creas que tu deseo de estar aquí conmigo no te trajo hasta aqui ? - volvió a levantar su rostro presionando su mentón - Dime...

Amu intentó escapar desviando su mirada hacia otro lado que no fuese aquellos ojos azules. Cada segundo sentía la respiración de Ikuto más cerca, se estremeció al sentir esta sobre su oído.

- ¿Sabes? No te culpo, si tuviera ese poder aparecería cada noche en tu habitación. Iría a verte cada maldito segundo en la que tuviera oportunidad. Porque me tienes perdido, Amu. Un suspiro se escapó de los labios de la joven.

Cada palabra que pronunciaba aquel hombre aumentaba su potencia cardíaca. Ella trago saliva, sabía que muy probablemente se arrepentiría de lo que diría, pero no podía estar peor que aquella situación.

- ¿Y por qué no lo haces? - sus ojos ambares se clavaron directamente en él, parecían desafiantes.

Ikuto río, esa provocante pregunta le habia gustado, un leve sonrojó se asomó en sus mejillas, lo tomó por sorpresa.

- Amu, yo te hice una promesa, que antes muerto que romperla - su voz ahora era más seria - Quiera aceptarlo o no, eres mi debilidad - tomó su mano y la besó delicadamente - Pero no puedo seguir atrapado, necesito hacer otras cosas antes, eso no quita que te tengo presente en mi mente cada segundo. Quiero estar contigo, pero cada cosa tiene su momento... - él la tomó por la cintura y la sentó sobre la mesada, para que ahora ella estuviera a la altura de él - Puedes venir a verme cada vez que lo deseas, te recibiré con gusto, pero no dejes que el impulso de venir a verme te distraiga de tus otros objetivos.

Amu estaba perpleja, Ikuto tenia razón, no lo había visto de esa manera. Realmente sintió un aura de madurez, odiaba admitir que ella seguía siendo una niña en comparación. Sonrió y tomó tímidamente las manos del chico.

- Entiendo - la sonrisa de Amu enterneció el corazón de Ikuto - Aun así, ¿Esta bien si me quedo unos minutos más?

- No veo porqué no...

Él le devolvió la sonrisa y besó suavemente la frente de Amu con mucho cariño. Ella no opuso resistencia, incluso ella correspondió abrazándolo al rededor del cuello, logrando acariciar su pelo. Ikuto aprovecho aquel acercamiento para continuar su recorrido de besos sobre su nariz, cada vez que él se separaba para seguir descendiendo, Amu apretaba el cabello de Ikuto para que este continuase. Mordió su propio labio, los besos de Ikuto eran lentos y suaves, parecía una tortura. Él ahora estaba en su mejilla derecha. Su respiración chocaba con los labios de Amu y el roce era estremecedor. Uno tras otro, ¿Cuanto había pasado ya? Cada vez estaba más cerca de sus labios y ella empezó a rotar levemente su cabeza para que llegase más pronto. Pero él no se lo iba a permtir, le divertía la insistencia de la joven, en un punto Amu sintio una sonrisa rebelde en el rostro de aquel maldito, no aguantó. Decidió cortar ella aquellos centímetros, apretando con fuerza el cabello de Ikuto. Este se zafó con su clásica sonrisa, pero un sonrojó que lo dejo en evidencia.

- Te has vuelto bastante atrevida...

Antes que Amu rechistara, él la besó, deseando volver a recuperar el control de la situación, pero ella era insistente. Ambos lo deseaban y querían que el otro lo supiese. El no dejaba de abrazar y apretar la cintura de la joven y ella solo enredaba más y más sus dedos en aquel sedoso cabello. Se vieron obligados a parar, la falta de aire los llevó al límite.

- Me... me gusta mucho estar contigo... - logró pronunciar la chica a un centímetro de sus labios.

No podía, la honestidad de Amu iba directo al pecho de Ikuto. Ran había hecho un gran trabajo en eso. Ella no dejaba de acariciar la cabeza de Ikuto, como si de un gato gigante se tratara.

Antes de que pudiera responderle a su amada, una melodía interrumpió la atmósfera. Amu sacó el celular de su uniforme, Tsukasa le había devuelto la llamada, tenía 2 mensajes sin leer.

- ¿Hmm? ¿Y ahora? - Ikuto besaba suavemente el cuello de Amu, mientras esta leía los mensajes.

- En Japón ya es casi de noche, ya deberia estar volviendo a casa... Tsukasa dice que pudo comunicarse con Dia y puede ayudarme a regresar.

- Que pena... me la estaba pasando bien.

- ¿Quieres que nos veamos el próximo jue-? - Ikuto golpeó con su índice la frente de Amu - ¡Ey!

- Concéntrate en tus prácticas - si, la estaba regañando - En 2 semanas muy seguro vaya a Japón. Podemos vernos ahí - le sonrió.

Amu hizo un pequeño puchero, suspiró y asintió. El Humpty Lock empezó a brillar intensamente, cegando a los presentes. Apenas pudo, la pelirosa visualizo a Dia junto al portal.

- ¡Amu! - saludó Dia - Que bueno es verte de nuevo, Ikuto.

- Hola Dia, mandale saludos a Yoru.

- Lo haré - le sonrió - Vamos Amu, esta un poco tormentoso, hay que apresurarnos.

Amu volteo a ver a Ikuto y lo abrazó con intensidad.

- En dos semana, ¿Verdad?

- Ahora que lo dices, quizás no aguante tanto - rió - Nos vemos - él beso su nariz delicadamente.

La joven se dirigió a su Chara mientras se despedía de Ikuto y el portal se cerraba. La habitación había quedado en completo silencio.

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Tsukasa se encontraba sentado en las butacas del planetario con una taza de té. Aquel calmado ambiente desapareció al escucharse un estruendo generado por la caída de Amu.

- ¿Aun no flexionas tu rodillas? ¿Verdad? - rió el adulto, se levantó y le extendió la mano.

- Ugh... Detesto esto... - se quejó mientras frotaba su muslo - Lo siento, Tsukasa - estaba apenada.

- Descuida, lo has hecho bien, Amu - la joven lo miró confundida mientras se sentaba a su lado - Al fin y al cabo, fortalecer tu vínculo con la Dumpty Key también es necesario - le guiñó el ojo.

Amu no pudo evitar sonrojarse y sonreír melancolicamente. Apretó su candado contra su pecho y le surgió una pregunta que le llamó la atención jamás haber hecho.

- Tsukasa... ¿Fue el destino que yo e Ikuto seamos poseedores del Humpty Dumpty?

- No, simplemente ocurrió - sonrió.

-¡¿Que?! - honestamente, no era la respuesta que esperaba.

- Bueno, Ikuto lo hederó de su padre, no podía hacer nada al respecto, pero cuando vi la fortaleza del corazón de Ikuto, sabía que él cuidaría bien de él. Lo mismo supe cuando vi tus Charas, Amu.

- Aun así... Ikuto no quizo aprender como usar el poder de su llave.

- Dale su tiempo, siéntete orgullosa de llevarle ventaja en eso - sonrió - Además, ni él ni tú están obligados a usarlo. Ninguno está obligado a poseer el Humpty Dumpty, la verdadera magia es el vínculo entre ustedes resultado de sus encuentros. Sabía que se llevarían bien y activarian su poder, pero me sorprendió que haya sido tanto - soltó una risa al ver que Amu estaba avergonzada - Eso es lo hermoso de no ser producto del destino, que todo dependerá de ustedes y de nadie más.

Amu se sentía realmente feliz, se despidió de Tsukasa y regresó a su casa. Las horas pasaban, intentó dormir pero estaba muy emocionada, el encuentro con Ikuto aún la estremecía, recordar cada palabra y cada tacto. No podía quitar de su mente aquellos ojos azules que la miraban con intensidad y cariño. Toco con la yema de los dedos sus propios labios, recordando sus besos. Se estremeció, al mismo instante que su Humpty Lock, que reposaba en su escritorio soltó un resplandor. Sonrió, habian hecho un avance y la promesa de seguir estando juntos seguía en pie. La simple idea de que su amor con Ikuto no dependía de la magia ni de que nada estaba escrito, le hizo comprender incluso más la postura del chico. Entendió que no necesitaba de un portal, de la magia o lo que fuere, solo se necesitaban a ellos mismos y que el deseo, la voluntad y promesa de permaneciera...

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N/A: ¡Buenas! Muchas gracias por llegar hasta aquí. Este fanfic fue resultado de una tarde manija tras haberme enterado hace unos meses de que a mediados de este año saldría una secuela del manga. Espero que como yo, esten emocionados y que aquellos que seguimos la obra hace años, no nos decepcione. Probablemente saque otro fanfic basado en este concepto. Pero por el momento, la historia llega hasta aquí.

¡Saludos!