Buenos días damas y caballeros, les habla -o escribe de hecho- Silver y ante ustedes les presenta su más nueva y alocada historia. Un cruce de Naruto con Los Simpson…. si, tan loco como suena la idea siempre me había parecido tentadora y ahora la he plasmado.

Honestamente no sé a dónde me llevará está historia y espero que ustedes lectores me acompañen, haganme saber sí es de su agrado con sus comentarios.

Está historia no es para menores de edad, pues contendra violencia, sexo, drogas y varias cosas más. Además de que no solo se limitará a los Simpsons sino que incluirá otras series similares.

Comienza.


El inconfundible olor a sexo plagaba completamente el aire en la habitación, la tenue iluminacion de la luna atraves de la ventana dejaba ver los cuerpos empapados en sudor de dos amantes en pleno acto carnal.

La cama crujía con fuerza por cada empuje del hombre, los alaridos y gemidos de la mujer eran sofocados por el sonido de la carne húmeda abofeteando contra la carne; las súplicas de ella para seguir, ir más profundo y más rápido fueron cumplidas seguida de un gruñido casi animal de él cuando las paredes internas de la mujer se apretaron alrededor de su polla en un vicioso agarre, prueba inequívoca de que la mujer cuyas piernas descansaban sobre sus hombros era víctima de múltiples orgasmos.

"Carajo voy a…"

"¡Adentro! ¡Ahh! ¡Muy adentro!" le suplicó ella con voz rasposa de tanto gritar, los dedos de ambas manos se entrelazaron contra las del hombre en un intento por formar un ancla para su mente perdida en el placer, ella no pudo sino llorar de pura dicha al experimentar lo que era el verdadero sexo ¡No! Lo que era experimentar un brutal apareamiento con un semental.

Dio un par de largas y profundas estocadas más, sus pesadas bolas golpeando el rosado ano de la rubia antes de que con una penetración especialmente dura se hundiera completamente dentro y estallara.

"¡FUUUUCCCKKKKKK!" sus dedos se apretaron contra las manos de él, sus uñas pintadas con esmalte rojo se clavaron en la piel de las palmas de él. Un monumental orgasmo casi la noquea provocado por el maremoto que la enorme verga de su amante liberó dentro de su vientre, lo que solo se podría contar cómo litros de espesa y potente semilla masculina llenaron su interior hasta el tope, ella misma se encontró liberando una lluvia cristalina de néctar femenil que empaparon las sábanas.

Continuaron en esa misma pose por un rato, la dama rubia se recosto inmovil y completamente agotada, pero conciente de que su hombre continuaba liderando semen dentro de ella. Las cantidades que el par de grandes testículos podría generar eran una locura, muy diferente al líquido y minúscula cantidad que su esposo podría aspirar a generar y por supuesto, mucho menos deliciosa.

Dando un suspiro de satisfacción, el hombre se movió con cuidado, bajando las temblorosas piernas de la rubia a sus costados. Sonrió al poder apreciar como el coño perfectamente afeitado de ella se negaba a querer dejar ir su verga, los labios siendo jalados hacia afuera al ritmo de su polla. Con un sonoro ¡POP! El sello casi hermético que era el coño de su amante alrededor de su hombría se rompió y dejó escapar gran parte del semen con el que la acababa de llenar.

Ella soltó un quejido, el vacío era molesto y al notar como el calor abandonó lentamente su interior, rodando por su vagina y cubriendo su ano hasta formar un charco sobre las sábanas le hizo desear separar sus manos de las de su hombre para recoger el esperma y regresarlo a su lugar. Sin embargo, sus quejas murieron en su garganta al tiempo que unos ásperos y masculinos labios reclamaron los más suaves y pintados de carmín de ella en un casto beso.

Los mimos y caricias de él ya estaban surtiendo efectos y prueba suficiente fue que ella intentara profundizar el beso al asomar su lengua entre sus dientes, ni un segundo después el hombre empujó su propia lengua contra la de ella, el choque inicial fue tierno, lento y amoroso, pero no tardó en escalar a algo más rudo, profundo e invasivo, la lucha por el dominio de ella fue breve -principalmente por su cansancio- y la batalla finalizo con la rubia retirándose para que él la dominara con la pasión y lujuria que lo caracterizaba, invadiendo su caverna oral y reclamando cada zona que tocara su lengua como suya.

Se apartaron del beso, ella un tanto jadeante y con un hilo de saliva aún uniendo sus lenguas, se mordió los labios pues la herramienta aún endurecida de su hombre continuaba en pie de guerra, frotándose contra su hinchado clítoris en controlados toques estimulantes.

"Nunca crei que el sexo se podria sentir tan… wow" gimió ella, tan jadeante y sudorosa como se encontraba, la enorme sonrisa de una mujer completamente satisfecha no podía abandonar su rostro aunque lo intentara.

El hombre soltó una pequeña risa, cayendo de espaldas junto a la mujer quien no perdió oportunidad en abrazar su marco musculoso, su pierna derecha hizo un esfuerzo pero consiguió enlazarse con la de él.

"Pero supongo que un solo tiro no será suficiente para ti…" usando el hombro de su amante como almohada, la madre de dos llevo juguetonamente su mano al sur, sus dedos se movieron entre las grietas de sus abdominales, surcando la pelvis marcada en V hasta llegar a la epitome de la masculinidad, una enorme polla dura como acero, un prominente glande capaz de abrirse pasó como un bulldozer y poseedora de una exquisita curvatura hacia arriba que la volvía loca.

Usando ambas manos para reposar su cabeza, se dejó consentir por la ama de casa adultera, una sonrisa de dientes nacarados se abrió pasó en su rostro con mejillas marcadas "Y pensar que antes te daba verguenza hablar de sexo. Solo mirate ahora; dando una paja mientras tu coño escupe como grifo el semen de otro hombre que no es tu esposo" sus comentarios parecían estimular a la mujer pues el suave vaivén de su mano sobre su verga ganó fuerza.

"Es tu culpa" la mujer se inclinó, besando su camino desde el pectoral izquierdo, subiendo por su clavícula marcada y cuello "Tu me volviste tan indecente, tú y está enorme verga" ella dio un par de largas y fuertes bombeadas para remarcar su punto.

"Lo único que hice fue ofrecerte un oído para escuchar tus frustraciones, fuiste tu quien se aprovecho de mi buena voluntad y amistad, Francine".

Francine Smith hizo un pequeño puchero ante la declaración de su amante. Sin embargo no pudo evitar sentir que tenía algo de razón.

La primera vez que se conocieron fue en el supermercado, ella hacía las compras para su familia como cada semana, revisando su lista para asegurarse de que no faltaba nada ¿Comida para la cena? Listo ¿Los bocadillos de Klaus? En orden ¿Las botellas de alcohol de Roger? Junto a las suyas de vino ¿Las opciones vegetarianas de Hayley? Revisado ¿La caja extra de pañuelos para Steve? Compro dos más.

Sí, todo parecía cuadrar, tan inmersa estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que estaba por chocar contra alguien que cambiaría su vida hasta que fue muy tarde.

Cualquier disculpa o palabra murió en su garganta cuando lo vio, ella no pudo evitar quedar asombrada por el hombre; era joven, no aparentaba tener más de veintitantos años. Con una altura de un metro con ochenta y cinco centímetros, vistiendo unos holgados pantalones negros con sapatillas deportivas blancas, una camiseta negra muy apretada la cual se marcaba a su musculoso y definido fisico.

Pero fue al ver su rostro lo que le hizo tragar, un par de orbes de profundo azul le dedicaron una mirada llena de sorpresa y un toque de preocupación. Un rostro atractivo de cabellera rubia rebelde, en ambas mejillas se extendían tres marcas similares a bigotes.

Naruto Uzumaki, fue lo único que su mente embobada podía reconocer, luego de eso su cerebro parecía funcionar en piloto automático, sus ojos miraban fijamente sus labios. Únicamente apartándose cuando notaba los músculos ser flexionados por el simple hecho de cambiar de pie o extender una mano para que ella la tomara.

Su sonrisa también era contagiosa.

Un encuentro furtivo que pasó a ser una linda amistad. Reuniéndose ocasionalmente para hablar o pasar el rato en su tiempo libre, Naruto fue la válvula para liberar la presión de su monótona y aburrida vida que no sabía que necesitaba. Siempre dispuesto a dar un consejo o escuchar sus problemas.

Sentir la rasposa y dura mano de su amante acariciar su cadera y subir por su cintura le hizo estremecerse, afortunadamente estaba acostada o sus piernas le hubieran fallado pues con su solo toque las volvía gelatina.

Momentos así le confirmaban que la primera vez que rompió sus votos matrimoniales no fue un accidente o un momento de debilidad inducido por el alcohol y la lujuria. No, ella amaba a este hombre, la seguridad que desprendía, especialmente el cómo la hacía sentir, tan amada e importante.

El ruido de un teléfono sonando sacó a la pareja de una nueva sesión de húmedos besos, Francine se apartó un poco, sin molestarse en ocultar su cuerpo con las sábanas, dejando que su hombre bebiera del fruto maduro de milf que era su figura. Naruto le sonrió, besando una última vez sus labios antes de sentarse en el borde de la cama y darle la espalda mientras tomaba su teléfono celular.

"¿Hola? Habla Naruto" el rubio sonrió, una pícara sonrisa al registrar un par de suaves y bien dotadas protuberancias ser presionadas contra su espalda desnuda, un par de manos lo abrazaron por la cintura y unos labios mordisqueando el lóbulo de su oreja desocupada.

"¿Mamá? ¿Ocurre algo?" Francine paro sus manos a medio camino de bajar al sur y darle una paja cuando escucho a Naruto mencionar a su madre, ella conocía a la mujer; una dama muy amable y cariñosa.

"¿Cómo? ¿Cuándo?" sea lo que fuese que la mujer le contó, parecía perturbar a Naruto. Al punto que ella le dio espacio cuando se levantó de la cama "Ya veo. Tranquila, mañana iremos a primera hora, yo me encargo… Te quiero, mamá".

Francine miro a Naruto colgar antes de soltar un suspiro y caer en la cama, toda alegría o felicidad amargada por la pequeña charla que sostuvo con su madre.

"¿N..Naruto?" la rubia preguntó, sus manos se posaron sobre los anchos hombros del rubio, sus dedos tratando de masajear los músculos en un intento por relajarlo.

"Lo siento, Francine. Nuestro fin de semana se canceló" tan decepcionada como era la noticia, ella no se quejó o mostró algún tipo de molestia por su parte, en cambio intentó alentarlo para hablar con pequeños besos y dulces palabras "Mi hermano… él acaba de morir".

"¡Dios mío!" exclamó sorprendida la ama de casa, aún sin apartar sus manos "Lo siento, Naruto.. yo… sí hay algo que pueda hacer…".

"No, está bien" se dio la vuelta, sonriendo cuando ella lo envolvió en un amoroso y sincero abrazo "Mamá quiere ir a visitar su tumba lo antes posible y será mejor que la acompañe" se quedo un instante abrazando a la mujer, inhalando el olor residual de su champú combinado con sudor.

"Puedo acompañarlos sí quieres" preguntó ella, apartándose del abrazo para verlo a los ojos, quedando de rodillas frente a él con la cama ayudando a que la diferencia de alturas no sea tan grande.

"Estaremos bien, será un viaje de ida y vuelta" ella vio su sonrisa, una pequeña y suave expresión que le decía que apreciaba su gesto "Volveré en un par de días, luego de hablar con la familia de mi hermano y asegurarme de que estarán bien".

Naruto soltó un pequeño suspiro decepcionado "Y pensar que nos esforzamos tanto para tener tu casa sola por el fin de semana" el rubio beso la frente de la madre de dos "En serio que quería verte en ese traje de baño".

Francine se sonrió, aunque también compartió su sentimiento de malestar. Fue una gran planificación, asegurarse de que Stan tendría una misión de la CIA, su hijo pasaría el fin de semana en un campamento con sus amigos, Roger y Klaus fuera gracias a un soborno de cientos de dólares.

"¿Estás listo para montar tu Hayley, Naruto?" una suave y sensual voz llamó en la puerta, ganando la atención de ambos adultos.

Recargada en el marco, una hermosa mujer de dieciocho años posó sensualmente para el rubio en la cama. Cabello negro está los hombros, un rostro lindo de ojos negros, finas cejas y labios hinchados pintados en carmin. Sus pechos de copa C se mantuvieron ocultos por un babydoll negro translucido que bajaba hasta sus anchas caderas y redondo trasero, largas piernas enfundadas en una medias de red con unos tacones altos.

"Lo siento, Hayley. Naruto no podrá quedarse" Francine le dijo a su hija mayor las malas noticias "Su hermano murió y tendrá que irse".

"¡¿Qué?! Pero sí teníamos todo el fin de semana planeado, incluso me hice un tatuaje para la ocasión" la pelinegra le dio la espalda, levantando la falda -mostrando a la vez la fina tanga que se perdía dentro de las mejillas de su culo- justo sobre la grieta de su trasero escrito en letras negritas y cursivas se podía leer Naruto's Bitch.

"Ese culo nació para tener mi nombre escrito en él" el humor del rubio regresó con una sonrisa "Lamentablemente Francine tiene razón. No podré quedarme el fin de semana como quería".

Hayley camino hacia el desnudo Uzumaki, marcando el contoneo de sus fértiles caderas con cada pasó hasta llegar a su hombre "¿Estás seguro?" le susurro con una dulce y sexy voz la pelinegra, su gruesa polla siendo acariciada por la mano de su amante más joven.

Naruto se mordió la lengua para no hablar, inseguro de lo que habría dicho. Aún más cuando la madre de Hayley se presionó contra su espalda, besando su cuello mientras sus manos se unían con las de su hija para masajear su herramienta en rápido endurecimiento.

"Recuerdo que dijiste que nunca habías conocido a tu hermano" la hija de Stan se puso de puntitas, chocando sus generosos pechos contra el musculoso marco de su amante compartido, compartiendo un pequeño beso "Nunca contestó ninguna de las cartas de tu madre ¿Por que deberias ir entonces?".

A Naruto se le estaba haciendo muy duro en más de un sentido. Una gran parte de el quería simplemente dejarse concentir, tener un trio con este par de cachondas mujeres; follar toda la noche, despertarse para seguir fornicando y tener un día en la piscina con la promesa de aún más sexo, amor y divercion garantizada.

Lamentablemente era un hombre de palabra.

"Tanto como quisiera quedarme con ustedes, tendré que decir que no" las dos lo miraron con un puchero en sus hermosos rostros, Hayley más expresiva en su descontento que su madre quien parece ya haberlo aceptado "Le prometí a mamá que la llevaría a Springfield y soy un hombre de palabra".

Antes de que Hayley expresara su descontento, fue silenciada por un repentino y exquisito dolor proveniente de sus regiones inferiores, ella dio un pequeño gritó de sorpresa junto a su madre cuando sus culos fueron azotados al mismo tiempo.

"Eso no significa que no podemos disfrutar nuestro tiempo juntos" una sonrisa se abrió pasó por sus mejillas marcadas, acercando al par con sus manos nunca dejando de amasar el par de regordetes y suaves traseros, ellas se rieron y se abrazaron a sus costados. Francine se adelantó a su hija para reclamar los labios de su hombre en un beso, ella intentó quejarse pero sus labios fueron sellados por la boca de Naruto quien continuaba apretando una de las mejillas de ambas con cada mano.

Continuaron besándose por un rato, primero Naruto y Francine, luego el rubio con Hayley, seguido de los tres a la vez dónde en poco tiempo y para disfrute del único hombre se transformó en un beso que solo incluía a Hayley y su madre. Cuando abrieron los ojos, ambas simplemente le sonrieron a la otra antes de mirar a su hombre y empujarlo a la cama, lentamente se pusieron de rodillas con un claro objetivo brillando en sus ojos inundados de lujuria.

Sí, ninguno de los tres durmió durante toda la noche.


[Al día siguiente]

"¡Bostezo!".

"¿Estás bien, hijo? Te ves cansado" preguntó una voz mayor, mirando a su segundo hijo con ligera preocupación. Podía notar el cansancio en su rostro, pero el agotamiento parecía valer la pena sí esa gran sonrisa que no dejaba su cara fuera alguna prueba

"Sí, lo siento, mamá. Solo… no es nada".

"Oh, cariño. Te dije que podía ir sola" pero su hijo negó con la cabeza mientras tomaba su maleta y la de ella cuando las vio pasar en la banda transportadora.

"Para nada, también quiero estar aquí" Naruto dio otro pequeño bostezo que trató de disimular "Estoy algo cansado por el vuelo, es todo".

La mujer soltó una pequeña risa, caminando junto a Naruto a la salida del aeropuerto, ella se puso unos lentes de sol y agradeció el sombrero que le tendió su hijo "Claro, el vuelo. Y pasar toda la noche con Hayley y su madre no tiene nada que ver con tu cansancio ¿Verdad?".

Naruto se rasco la mejilla con un dedo, mirando a otro lado que no fuera el rostro lleno de complicidad de la mujer mayor a su izquierda "No se de que estas hablando".

"Oh, por favor. También fui joven alguna vez" le respondió con una sincera sonrisa, ambos siguieron caminando por un rato, mirando en su corto trayecto al estacionamiento adjunto al aeropuerto a diversas personas tomando taxis o gente esperando a sus familiares y amigos "Se que estabas en casa de Francine anoche cuando te llame".

"Prefiero no hablar de mi vida sexual con la mujer que considero una segunda madre" confesó el Uzumaki quien sonrió ampliamente al encontrarse con un Ford Mustang del 69 en un lugar reservado en el estacionamiento. Al llegar no perdio tiempo en pasar suavemente su mano sobre la pintura naranja oscuro con detalles en negro desde la cajuela hasta la puerta del conductor.

La mujer simplemente negó con un suspiro de diversión ante las payasadas del joven y su amor por el color naranja.

"Podrías haberte quedado con ellas el fin de semana, después de todo Homero no es tu hermano" la mujer entró en el auto mientras Naruto guardaba el equipaje en la cajuela.

Naruto entró al auto, jugando con el volante e inspeccionando que nada estuviera fuera de lugar. Una vez satisfecho, bajo el parasol de su lado desde dónde cayeron un juego de llaves que atrapó con la otra mano "Es verdad, Homero no es mi hermano o tu mi verdadera madre. Pero tú no dudaste en ayudarme cuando llegue a este mundo y yo no te dejaré cuando más necesitas a un amigo" respondió con una enorme sonrisa el rubio.

El motor rugió con fuerza, saliendo del estacionamiento con habilidad pero manteniendo una velocidad adecuada para no llamar la atención de las autoridades, Naruto manejo el automóvil como una extensión de él, navegando las carreteras de la pintoresca ciudad de Springfield con una mano en el volante y la radio tocando clásicos de los años 60.

"Quizás no sea buena idea ir a visitar a su familia" Naruto miró a su copiloto con una ceja alzada por su declaración "Dudo que Homerito les contara de la mujer que lo abandonó" ella suspiró con pesar, arrugando ligeramente el periodico que le reveló el terrible destino final que sufrió su primogénito.

"Su familia debe estar devastada, Mona" dijo Naruto sin apartar la mirada de la vía "Estoy seguro de que cualquier tipo de apoyo les vendría bien en estos momentos".

Mona Simpson tuvo que estar de acuerdo con el rubio, seguramente la esposa de su hijo y sus nietos deben estar pasando por un duro duelo al perder a su padre y marido; aún así no se sentía con ningún derecho de llegar para causar más problemas que consuelo.

La esposa de Abe noto el cementerio de la ciudad, las altas verjas negras se alzaban alrededor del campo santo con un par de grandes puertas dobles por dónde un hombre calvo entraba.

Naruto noto la mirada de Mona. Ya sabiendo lo que le pediría antes de siquiera mencionarlo; verificó que no hubiera transeúntes o autos acercándose antes de dar un volantazo a la izquierda y jalar el freno de mano, el caucho chillo en protesta mientras dejaba atrás un par de líneas de derrape en el pavimento cuando el auto giró 180 grados, llegando a un completo alto luego de estacionarse a la perfección entre dos vehículos en la banqueta del cementerio.

"Ve, yo hablaré con su familia" Naruto le sonrió a la mujer, aquella dama que no dudo en curar sus heridas y enseñarle su idioma luego de caer en este mundo tan diferente a su hogar.

Mona le devolvió la sonrisa, abrazando al joven con el amor de una madre. Puede que no lo criara o que fuera su sangre, pero amaba a este revoltoso mocoso como un verdadero hijo.

"Trata de no acostarte con la viuda de mi hijo" le susurro Mona.

Naruto sabía que la mujer intentaba aliviar un poco su propio dolor al recurrir a sus clasicas bromas sobre su incapasidad para mantenerse lejos del sexo femenino. Dando un último apretón extra que intentaba transmitir alivio a la mujer, Naruto se apartó con una sonrisa.

"No prometo nada" su respuesta le ganó una risa por parte de la matriarca Simpson que se limpió una lágrima del ojo.

Luego de ponerse de acuerdo para regresar en un par de horas; Naruto se puso en marcha a la residencia del difunto Homero Simpson. Debía presentar sus respetos a la familia del hijo de su amiga, así como asegurar que Bartolomeo, Lisa y Magie se quedaran en la escuela hasta graduarse de la universidad, que Marge no se preocupara por cualquier deuda o problema financiero, incluso antes de llegar había hecho que alguien pagara la hipoteca del hogar Simpson.

Fin del capítulo I

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