Outtake "Luciérnagas en la Oscuridad"

Renesme 20 años

"Ser una niña" realmente apesta, todo el mundo te miente y te tratan como una verdadera idiota solo para protegerte, pero hoy finalmente cumpliré 21 años, dejaré de ser una niña. Además de tener acceso a la herencia de mis padres biológicos, el notario me leerá su testamento, desenterrando secretos y revelando la verdad oculta tras la imagen perfecta de mi familia. A medida que me adentro en este nuevo capítulo, descubro que la transición a la adultez trae consigo desafíos y revelaciones que cambiarán mi vida para siempre.

La llamada de Harry me despertó demasiado temprano, probablemente olvidó la diferencia horaria de 3 horas entre Carolina del Sur y Seattle. Su voz temblorosa rompió el silencio de la mañana, y con cada palabra, sentí una mezcla de melancolía y dolor.

—Hola, mi amor, ¿cómo estás? ¿Qué tal va todo en la universidad?— dijo apenas conteniendo las lágrimas. ¿Me pregunto si mi verdadero padre era igual de emocional o tal vez era más reservado? ¿Habría llorado en todos mis cumpleaños como lo hace Harry? Anhelo recordarlo, pero su imagen se desvanece en mis pensamientos.

—Hola — respondí, fingiendo emoción y evitando a toda costa usar la palabra "papá", ya que él no lo era en realidad— las cosas van "bien". Mis cursos son soportables, y sí, tengo unos amigos "divertidos"- Esos "amigos" que son simples marionetas del sistema, ciegos ante cualquier destello de autenticidad. Los profesores, por supuesto, siguen siendo incompetentes, incapaces de reconocer el talento aunque los golpee en la cara. Es como vivir en un mundo de farsas donde mi única actuación es mantenerme a flote.

—Espero que esos amigos sean buenos chicos, ¿y qué tal el frío y la lluvia?— Harry parecía ajeno a mi lucha interna, sumergido en trivialidades mientras yo batallaba con mi propia existencia. Mi mente divagaba entre la soledad de mis días y la tormenta que se gestaba en mi interior, preguntándome si alguien notaría la verdad detrás de mi máscara cuidadosamente elaborada.

—Están bien— dije cortante— ¿cómo está Olivia y los niños ?—me atreví a preguntar, aunque me mordí la lengua para evitar mostrar la amargura que sentía hacia mi madrastra.

Odiaba a mi madrastra, la mujer que me había dejado claro desde el primer momento que ella no sería mi madre. Sus palabras resonaban como dagas afiladas en mi memoria: "Jamás seré tu madre, Harry no es tu padre. Eres solo una huérfana más en este mundo, un último intento que tú madre logró enjaretar a mi esposo antes de morir". Aquellas palabras, como veneno envenenando cualquier esperanza de pertenencia, se clavaron profundamente en mi corazón, convirtiendo cada día en un recordatorio cruel de mi condición de intrusa en esta familia.

—Están bien, los niños te extrañan mucho, especialmente Luke. No puede esperar a que sea Acción de Gracias para verte— ¿Me pregunto qué pensaría Harry si supiera el calvario que su nueva familia me hizo pasar en mi adolescencia? ¿Me habría elegido a mí o a ellos? La pregunta en sí era estúpida; obviamente, habría preferido a sus verdaderos hijos y no a la hija de otro.

—Bueno, me tengo que ir— dije después de un incómodo silencio de ambos lados— hoy tengo muchas cosas que hacer— cambiarme el apellido, encontrarme con el tío Emmett para leer el testamento de mis padres, ir a forks, esa parte sería la más difícil, había estado teniendo pesadillas con la cabaña de mis padres.

—Claro, te dejo. Solo quería...— dudó— saber que todo estaba bien y decirte que te extraño, princesa. La casa es tan grande sin tus sonrisas— agradecí que omitiera la parte del feliz cumpleaños. Todos sabían que odiaba mi cumpleaños, y con razón, ya que hoy, hace 20 años, murió mi padre.

—Yo también te quiero, papá— dije antes de colgar. La conexión se cortó, pero el peso de la nostalgia y el conflicto interno permanecieron, dejándome atrapada en un mar de emociones no resueltas.

Esperé impaciente en el aeropuerto desde las 7:30 a pesar de saber que el vuelo de mi tío aterrizaría a las 8:30. Prefería caminar como un león enjaulado que quedarme sentada en mi departamento.

Cuando finalmente apareció una rubia escultural con dos niñas preciosas, dejé de caminar con impaciencia y me acerqué a saludar a mi tía Rose.

—Remy— dijo emocionada antes de tomarme en sus brazos— te ves hermosa, ese color te queda increíble— elogió mi nuevo look. A pesar de todo lo que me hizo mi madre, decidí teñirme el cabello castaño, no como homenaje, sino para comprobar si me parecía a ella o no.

—Gracias tía. Hola Vera, Lili— saludé a mis primas.

—Remy— me tomó en brazos mi tío Emm, que ya tenía las maletas de todos— eres igual a tu madre— me susurró cuando me tenía en sus brazos— ¿cómo has estado? ¿Qué tal va todo?— preguntó con su característica sonrisa.

—Todo va genial, la universidad es igual de aburrida como creí— contesté sinceramente—. Vamos, deben estar cansados— tomé una de sus maletas y los guié hasta mi auto.

El viaje a mi departamento transcurrió en una tranquila charla sobre anécdotas de las gemelas, pero en lo profundo de mi ser, sentía que las sombras del pasado aún se cernían sobre mi vida.

Después de dejar a la tía Rose con las niñas en el hotel para que descansaran, el tío Emm y yo nos enfrentamos a toda la mierda de mi pasado.

—¿Estás lista?— me preguntó seriamente el tío Emm antes de subir a mi carro. Solo asentí; no estaba segura de poder hablar sin que se me rompiera la voz—. ¿Quieres que yo maneje?— asentí nuevamente, dándole las llaves.

Era lo más lógico que él manejara. Yo jamás había hecho el viaje a Forks; cuando lo intentaba, siempre terminaba dando vuelta en mitad de la autopista. Era una cobarde.

—Sabes que no tenemos que hacer esto hoy si no quieres.

—Tengo que hacerlo— suspiré—. Es hora de enfrentar el pasado, tío.

—Eres muy valiente, nena.

El viaje fue lento, mejor dicho, eterno en un silencio sepulcral. Pude ver que mi tío estaba tan afectado como yo, tal vez incluso más. Llegamos a una casa vieja al final de la calle, rodeada por bosques; la reconocí como la casa del abuelo.

Una anciana, que después identifiqué como Sue, nos esperaba en el pórtico apoyada en un bastón. Nos sonrió y saludó con la mano antes de siquiera bajar.

—¿Lista?— preguntó tío Emm antes de bajar. Asentí sin estar 100% segura de esto.

—Remy, mira en qué hermosa mujer te has convertido— dijo a modo de saludo.

—Hola, abuela. ¿Cómo has estado?— traté de sonar casual mientras la abrazaba, no quería que todos vieran mi incomodidad.

—Bien, nena, bien. Emmett y tu esposa...

—Se quedó en Seattle con las niñas, y sus otros nietos. ¿Cómo están?— era extraño cómo el tío Emm se llevaba mejor con la familia de mamá que Harry. Él no podía estar en la misma habitación que el abuelo Charlie sin que uno de los dos terminara gruñendo como perro con rabia.

—Son unos alborotadores. Tienes suerte de solo tener niñas. Pero pasen, Charlie está con el abogado. - Fui la última en entrar a la casa. A pesar de lo que les había dicho a todos, tenía miedo, miedo de enfrentar al fantasma de mis padres. ¿Qué sucedería si me confirmaban lo que ya sabía, que yo los había matado? Descubrirlo por mi cuenta fue duro; no necesitaba que alguien más me lo confirmara.

—¡Bella!, Bella, eres tú, has vuelto— el abuelo comenzó a gritar y se levantó lo más rápido que su viejo cuerpo podía para abrazarme.

—No soy ella— dije con la voz cortada— soy su hija Renesmee, ¿recuerdas?

—¿Su hija?— preguntó confundido.

—Sí, abuelo, Bella… mi madre... ella murió, ya no está aquí. ¿Recuerdas?— dije con paciencia. Había sido un error teñirme el cabello castaño, pero estaba harta de que compraran mi cabello con el de mi padre cuando yo no tenía ni la menor idea de cómo lucía este, al menos a ella sí la recordaba.

—Ven, Charlie, siéntate— Sue lo tomó del brazo y lo guió a su sofá—. No le hagas caso, nena. Últimamente le llama así a todo el mundo— trató de consolarme la que al final del día era mi abuela.

—Señorita Rogers— me saludó el abogado.

—Cullen, soy Renesmee Cullen— lo corregí—. Hoy me dieron mi nueva identificación— dije con una sonrisa.

—Claro, lo siento. Si están todos listos, procederemos a leer el testamento.

—Por favor— dije ansiosa.