Capítulo XII – Olas del destino III
.
Estaba desconsolado, sin saber que hacer, como reaccionar o siquiera si debía llorar o estar enojado. La puerta retumbaba desde afuera, los golpes que Shindou daba con fuerza, preocupado e impotente de no estar seguro de saber que hacer, de cómo arreglar aquel asunto.
—Kishibe por favor… Abre la puerta –no paraba de insistir, y no sabía Taiga si era bueno o malo, solo se refugió entre sus brazos, con las piernas encogidas al pecho y seguir llorando ¿Por qué tenía que doler tanto? ¿Acaso no se había dicho a si mismo que dejaría esa idea de fantasear con su amor imposible? —Cariño por favor…
—Esto no está nada bien… –musito bajo Hamano con tristeza. No entendía aun lo que Kishibe le había dicho sobre que era un jugador de futbol en un mundo distinto a ese, en un principio le pareció tierna la imaginación del príncipe, pero en aquellos ojos vio verdad, sinceridad, su príncipe no estaba mintiendo.
Un par de voces más de unieron fuera de la puerta, queriendo convencer a Shindou de dejar un tiempo a solas a Kishibe, pero este no se iba a retirar, no estaba dispuesto a dejar a su prometido solo. Taiga no soporto más, no toleraría algo como eso ¿Qué era? ¿Una doncella?
En un jugador de fútbol, parte del equipo Resistencia de Japón.
No es un loco enamorado.
No es una chica en apuros.
Tiene un deber, y debía de hacerlo. Tenía que salir de ese cuento y ayudar a sus compañeros, eso es lo que tiene que hacer.
Se seco las lágrimas, se puso en pie y avanzo a grandes pasos, tenía un trabajo que hacer, y no era el estar llorando por alguien a quien ama. Era rescatarlo y seguir ocultando hasta hacer desaparecer esos sentimientos que tiene por el ex capitán del Raimon.
Abrió la puerta, las mucamas y los sirvientes estaban tratando de alejar a Shindou de la puerta y buscar una solución para sacar a Taiga de ahí. Takuto suspiro de alivio, pero no por ello dejo de sentir dolor en su corazón, y en su intento de acercarse a Taiga, este lo rechazo.
—No te me acerques… –aquello fue una daga en el pecho de ambos —no te quiero cerca de mí. Príncipe.
Los presentes se quedaron atónitos, aquello no era propio del príncipe de los mares por lo que algo en verdad malo debió de haber pasado.
—Amor… Yo… Tienes que –se apresuró en estar delante de Taiga, y al querer tocarle su mano fue desplazada hacía otro lado por un manazo de Kishibe, lo cual dejo sin aliento a todos.
—No me toques –una mirada dura, una voz firme y seria. Kishibe no estaba para juegos, avanzo de nuevo esta vez sin ser seguido debido a la conmoción que causo en Shindou, quien frunció el ceño, si bien sabe es que las cosas se deben de arreglar en el momento antes de que algo más haga crecer el disgusto, consiguió sujetar a Kishibe por el brazo y ponerlo contra la pared mientras ordena a todos irse de ahí, dejarles solos mientras Taiga forcejea y grita que le suelte, Takuto no suelta el agarre y no es que le esté sujetando en realidad con fuerza, la otra mano va a la cintura de Taiga y tenerle entre la pared y él.
—¡Que me sueltes, carajo!
—Quiero que me escuches, por favor –hablo en un tono fuerte sin gritar, y aun con los movimientos del príncipe del mar, Shindou logro retenerle —se lo que viste, no te voy a negar que no paso algo, no sé bien qué, pero…
Escucho la risa del otro —no me importa si tienes amoríos, príncipe –eso no le gusto a Takuto, tanto el tono en el cual le habla como aquello de decir que tiene "amoríos" y mucho menos que le hable de "príncipe" —después de todo… Esto no es real –sonrió un poco de manera dolorosa y mostrando fortaleza, diversión.
—¿No es… Real? –eso le hizo punzar de dolor el corazón. Desvió la mirada por un momento, seguro aquello era solo por el momento —Taiga…
—Príncipe de los mares… Hasta que la historia llegue a su fin –dijo con dureza, logrando salir de aquel agarre y enfrentarle con la mirada —haz lo que quieras, príncipe, yo tengo cosas importantes que hacer que jugar al castillo –dicho eso, dejo a un molesto e irritado Shindou quien empuñaba con fuerza.
¿Qué le estaba pasando a Taiga? Aquello no era solo por la escena que vio ¿O sí? ¿Era todo falso? ¿Su amor no es real?
Duda hasta que el corazón le recuera que los ojos de Kishibe cuando le ven es de manera amorosa ¿Sería falsa? Cuando le abraza y siente el temblor ajeno de ese cuerpo, el cual se relaja luego y siente como este deja de estar tenso ¿Es falso?
—Su majestad –llamó Hayamí siendo un espectador de aquel escenario que bien cubre sus expectativas —no quiero… importunarlo
—¿Qué sucede? –cuestiona con seriedad, algo que hace sonreír al sujeto.
—No pude evitar ver esta desastrosa escena y… –los ojos cual fuego del príncipe no causaron en realidad timidez en el hombre, sin embargo, debía de ser listo, por lo que tembló y desvió la mirada — discúlpeme si…
Suspiro, y eso gano un punto en Hayamí —no es… Solo es temporal –respondió queriendo estar seguro de ello, nunca habían pasado por algo igual, tal vez Taiga si llego a molestarse muy poco sobre como Shindou buscaba un poco más de "contacto" pero no a tal grado como en ese momento. La cabeza le empezó a doler —¿Eso era todo lo que…?
—O no –se apresuro en decir —solo si no es… Inapropiado de mi parte decirle algunas palabras… –el asentimiento en Takuto le cedió la palabra —creo que usted merece ser amado "de verdad"
¿De nuevo eso? Le miro con molestia —Kishibe me ama, y yo le ama. Es por ello que nos casaremos, no por otra cosa –esa era la verdadera razón, al menos para ellos y tal vez para sus padres, pero el resto del mundo, la gente, sirvientes era más un arreglo formal para que los reinos del mar y la tierra tuvieran un lazo, una formalidad en donde, de haber algún problema se puedan apoyar. Negocios.
—Por supuesto, no dudo en que su amor sea tal hacía el príncipe de los mares pero… Últimamente este se ha visto algo… Indispuesto hacía usted.
Eso era verdad, aunque entiende que al ser ambos de la realeza tienen obligaciones y responsabilidad que no pueden dejar de lado, ni siquiera por estar con el otro, y teniendo algunas oportunidades como los bailes y cenas.
—Supe que el príncipe de los mares pasa mayor tiempo con los de su especie —aquello era normal, pensó Shindou —más específico con sirenas de dudosa reputación y… Algunos tritones.
.
Días antes de la boda, todos notaban o sabían de voz en voz lo que paso entre el príncipe de los mares y el príncipe del reino, sin saber estos la verdadera razón de ello. Okatsu en sus adentros se siente culpable por ello.
¿Y si ambos príncipes si se aman? Aquello no la había dejado dormir, siquiera estar a gusto en su habitad cuando tiene la oportunidad como otras de su especie de estar en el extenso océano. Nadar lo más alejada de todo, sin escuchar mucho de la zona terrestre y solo tener el sonido de las olas como fuente de relajación.
Se acomodo en una roca con algunas especies vegetales en ella, algo que no incomodo a la mujer, viendo entre el movimiento de las aguas los rayos del sol, aquellos cuya tibieza no llegan a ella, algún ruido de la ciudad marina a los lejos, tienen tiempo sin ir, piensa un poco hasta que se arma de valor y nada hacía allá.
A diferencia del castillo en la tierra, el marino es mucho más extenso teniendo a la mayoría de sus súbditos ahí, el rey siendo demasiado bondadoso como su esposa, la cual es como una madre para todos.
Plazas, comercios y otras cosas más como en la tierra, pero bajo las aguas. Algunas sirenas le saludaban de manera animada, algunos tritones intentaron coquetear sin éxito y algunas otras especies intentaron venderle cosas, termino con un collar de perlas.
Sentada en una detallada banca donde algunas familias pasean de manera tranquila, observo algo inusual, lo cual la hizo seguir hasta llegar a un lugar apartado sin movimiento alguno de alguna criatura, en donde los barcos yacen inmóviles y siendo poco a poco comidos por la naturaleza. El aleteo siguió hasta detenerse en lo que es una ventana circular y observar con cuidado.
—Eso es todo lo que se.
—Tiene que ver algo más.
—¿Algo más? ¿No piensa en…?
El príncipe del mar esta ahí, y aquella sirena la conocía, no es nada bueno que alguien sea visto con alguien como ella, y menos con sus acompañantes.
—El tridente –Ibuki menciono —no tiene que ser en realidad algo de un villano ¿O sí?
—Es poderoso, es del rey de los mares… ¿Cómo es que no lo tomamos en cuenta y este tonto sí? –Hayato se cruzó de brazos.
—Kishibe ni dijo nada sobre objetos reales –le recordó Tetsukado.
Kusaka asintió al comentario de Shin —aunque pueden ser muchas cosas.
Okatsu no entendía aquello ¿Estaban tramando algo malo?
—¿Y qué harás como Shindou? –cuestiono Konoha algo tímida —debe de saberlo.
—Ni hablar, seguro tiene la cabeza en otra cosa, no me sirve así.
—Que rudo –rio Sakura.
—¿Qué piensan ustedes? –cuestiono Kusaka a Manabe y Minaho.
—Lo mejor es hacer esto rápido –Manabe compartió miradas con Minaho —esto debe de terminar antes de que se den cuenta.
Debía advertir aquello, para bien o para mal, como fuera tenía que avisar al príncipe Takuto de ello.
.
El día de la boda todos, incluso los plebeyos estaban atareados, una boda como esa no es de todos los días, las puertas abiertas del castillo para todo el público, comida deliciosa, música y baile.
Takuto no había estado de mejor humor, menos cuando Kishibe en verdad no se dejo ver de ningún modo posible, y las palabras de Hayamí no ayudaban en nada ¿Kisihibe entablando conversación con gente indeseada? ¿Qué tontería era esa?
En pocas horas serían un matrimonio, y con ello entablaría una larga charla con Kishibe para saber que sucedía con él, ya que, si de en verdad lo hubiera deseado, la boda se hubiera cancelado, pero no fue el caso.
Los detalles eran de la mejor calidad, una mezcla de la tierra y el mar. La boda sería delante del extenso mar como en un cuento de hadas, el palacio sería el lugar de la fiesta y en donde el resto que no estarían en la boda esperarían para dar el vitoreo a la nueva pareja.
Correspondiente a lo que Okatsu había escuchado, fue Hayamí quien le saco la información y el cual le dijo que no se preocupara, que el príncipe estaría bien y que ella solo debía de seguir apareciendo en el camino del príncipe del reino. Algo que siguió haciendo y, distinto a las primeras veces, Takuto se acercaba a ella y hablan un poco, dejando feliz a la chica.
Shindou cada vez que habla con ella, escuchar esa voz le hacía olvidar el dolor en su corazón y el distanciamiento entre Kishibe y él, apreciando la belleza de aquellos ojos que recuerda haber visto en otra parte y esa voz que, aun lejos logra escuchar las hermosas melodías que le hacen fantasear.
.
Las trompetas sonaron, el mar y la tierra siendo testigos de lo que esta por suceder, o lo que se cree que esta por suceder.
Solo la familia real e invitados íntimos están en espera de que aquel matrimonio sea efectuado y que los dos príncipes unan sus corazones pese a los malos ratos que estaban pasando, Shindou esperando en el altar junto al hombre que daría por hecha la unión.
Hayamí sonreía animado y de manera malévola, su plan estaba saliendo a la perfección y sin Kishibe no llegaba.
—¡Esto en verdad es cuento de hadas! –escucharon los presentes, quienes al girarse vieron a Sakura muy animada observando todo, algo que desagrado al público —aunque muy romántico… ¡Lo cual me fascina más!
Los guardias estaban por ir hacía ella —es demasiado, muy pomposo y mostrando el poderío que tienen –hablo Hayato estando a lado del hombre servidor de dios y haciendo molestar aun más a Shindou —eso o demostrar algo que les falta ¿Qué podría ser?
—¡Soldados! –llamó el rey del reino con autoridad, no necesitaba decir nada más.
Sakura y Hayato rieron para huir, siendo seguidos uno por los soldados y otro por la guardia.
—Si aquellos que no son de la realeza me permiten su atención –llamo Testukado riendo leve —la mayoría robándose entre ustedes, y robando a los que menos tienen al ver sus abultados… —los hombres no toleraron aquellas ofensas, y estos persiguieron a Tetsukado, ya solo quedaba solo la realeza, quienes estaban indignados con todo eso.
—Casarme tan joven no es una de mis sueños –Kishibe hablaba de manera tranquila desde el oleaje de la playa, el rey Tritón estaba por decir algo cuando este continuó —después de todo, mi amor por algo más es mayor.
—Taiga –Takuto fue hasta él, o eso intento cuando Okatsu le retuvo por el brazo.
—Su majestad por favor… Es una trampa –Shindou volteo a verla con enojo ¿Cómo se atreve a decir algo así?
—Eso es cierto –escucho a unos pasos de ambos a Hayamí. Los reyes estaban más que cabreados, pero deseaban saber que estaba pasando, que era toda esa locura —el príncipe Ksihibe a hecho todo esto para quitarle su tridente, soberano de las aguas, rey Tritón, y ella sabe la verdad de esto que estoy diciendo.
Takuto estaba confuso y se turno en ver a la chica y a Taiga —¿Es cierto? –cuestiono a Kishibe, Okatsu le dejo ir hacía él —¡¿Eso es cierto?!
—Es intolerable –la voz iracunda del rey hizo que los cielos se oscurecieran de estar en un hermoso cielo azul a un tormentoso de nubes, las aguas se agitaron con fuerza. Pensar en quitarle el tridente al rey, incluso por sus hijos es algo imperdonable —di que no es verdad, y perdonare tu ofensa –oportunidad, le daba esa oportunidad dado al amor que le tiene.
Kishibe no dejo que Takuto le tocara o viera a los ojos como hace un momento, nadando mar adentro —en realidad lo necesito así que, es verdad, deseo el tridente, y pensaba quitártelo.
Aquello aumento la furia, aquel cinismo fue una chispa para incendiar un bosque.
—¡Espere por favor mi señor! –la voz armoniosa y tímida de Okatsu la hizo verla, la cual estaba de rodillas y con el rostro al suelo arenoso de la playa —Tenga misericordia, seguro no es una mala intención, seguro fue mal influenciado por…
—Tiene razón –Hayamí le secundo —además… ¿Es justo que todos sean castigados por el comportamiento "infantil" de quien aún le falta crecer?
Eso es cierto, relajo los músculos y al menos las aguas dejaron se agitarse.
—De hecho, tengo todas las malas intenciones, no quiero casarme con él –señalo, pero no vio a Shindou hasta que sintió que alguien le abrazaba por la espalda y sumergía y callaba sus palabras, haciendo que lo que dijera no fuera más que palabras de un infante malcriado, algo que no quiso ver por un tiempo.
—Amas a mi hijo –la reina del reino miro a la chica, quien alzo la vista ante aquello —he visto como se ven, las charlas entre ustedes y su interacción.
—¿Esta diciendo que su hijo estuvo viendo a otras? –hablo con fiereza uno de los hermanos de Kishibe.
—Eso no…
—¿Cómo se ven? –le siguió la joven hermana.
.
Como pudieron, Minaho y Manabe se llevaron a Shindou de aquel lugar, lo cual les hizo ganarse un par de golpe y patadas, pero logrando alejarlo de todo aquello y poder explicarle mejor la situación que estaba pasando.
Tetuskado, Sakura y Hayato lograron burlar a sus perseguidores y llegar con ellos, todo era una locura, y mas estar en aquella situación que, al abrir los ojos y darse cuenta que estaban en el mar no es algo que pase todos los días, Kishibe y Hamano les explicaron las cosas, ya que incluso Hamano entendió todo, solo faltaban un par de personas para convencerlos de que aquello solo era una mala pasada de alguien quienes le estaban jugando una broma.
—Si que eres bonita –irrumpió en lo que sucedía en la playa, Ibuki sonrió —pero claro este no es el momento ni el lugar, y seguro que amas en todos los paralelos a Shindou –aquello sonrojo a la sirena quien, y a lo que la reina había dicho le hicieron ponerse nervioso —y tú –señalando a Hayamí eso hasta que noto algo inusual y el agua y correr dejando al resto con la duda de lo que estaba por decir.
Hayamí sabía que era el momento, tomo con fuerza el cabello de la joven obligándola a ponerse de pie —denme el tridente ahora mismo.
Aquello pudo haber causado risa, de no ser por la corriente eléctrica que recorrió el cuerpo de los presentes, siendo ajenos a sentir aquello que se deslizo por sus piernas hasta ahora —estos pequeños han sido modificados para servirme y ser letales, esto es una pequeña prueba de su poder.
Sus majestades e hijos cedieron ante aquellas descargas cayendo algunos al suelo y otros aun con un poco de fuerza estar de pie, siendo el rey Tritón uno de ellos.
