Disclaimer Naruto no me pertenece le pertenece a Masashi Kishimoto. La historia si es de mi completa autoría.

Hola, traigo otra pequeña-larga historia de las que me gusta redactar. Está la tengo planeada para un montón de vueltas argumentales que seguramente no se esperarán¿O puede que si? Bueno, soy amante de muchas parejas del anime de Naruto y aquí me fui de largo y de loco. Pero espero que disfruten nwn


Capítulo #1


—¿En serio tienes que irte, Sakura-chan?—la voz de su mejor amiga la detuvo por un instante de su trabajo de preparar el maletín. Suspiró y la volvió a ver.

—Si. Es definitivo Hinata. La abuela necesita ayuda y yo soy la única que puede ir.—agarró más de sus pantalones para guardarlos.

—¿Pero no crees que es extraño que después de tanto tiempo se ponga en contacto contigo y te exija volver?—la preocupación goteaba de sus labios. Pero no podía negarse. Su abuela era la única pariente viva que le quedaba. Aún si no deseara, tendría que ir.

—Lo siento. No tengo otra opción. Mírale el lado bueno. Podemos seguir conversando desde la lejanía.—la chica asintió no muy convencida. Extrañaría a su mejor amiga, puede que no fuera la única que lo hiciera. Ambas habían crecido en ese pueblo tan apartado de la ciudad hasta sus veinticinco años.

No sabía que le esperaba a su amiga.

Y eso la preocupaba.

—Mirale el lado bueno. Voy a salir de este pueblo como siempre quise. Descubrir cosas nuevas. Apuesto que será la mejor experiencia de mi vida Hinata.—la chica no pudo más que alentarla, era definitivo. Su mejor amiga se iría y ella se quedaría sola.

Pero así era la vida.

Sabía que en algún momento, se separarían. Pero no había esperado que hubiera sido tan pronto. La abuela de Sakura vivía en la ciudad. Y ese lugar, siempre le dio profundo terror a Hinata. Todas las historias que escuchaba de los que iban al pueblo de conflictos, oportunidades, violaciones, accidentes. Por lo menos, Hinata siempre había visto el lado malo de las cosas por el miedo.

Era una chica cobarde.

Muy diferente a Sakura. Siempre valiente. Siempre la primera en todo. Destacó desde niña en la primaria y se llevó con los mejores. Pero algo que las mantenía absolutamente iguales. Es que eran vírgenes. Eran mujeres que esperaban totalmente al hombre de sus vidas.

Y ya su reloj biológico exigía un hombre.

Pero Hinata era tímida.

Y estaba segura de que Sakura dejaría atrás su virginidad para explorarla con cualquier idiota que se le apareciera por delante en la ciudad. Hinata no quería dejar a su mejor amiga, pero no parecía ser lo mismo para Sakura. Aunque en un primer momento había estado en desacuerdo, parecía que sus dudas desaparecían y la emoción de viajar echaba raíces en su interior.

—Espero verte pronto, Sakura-chan.—la pelirrosa le sonrió a la par que cerraba lo último de su maletín de ruedas. Lo ponía en el piso y se alisaba las arrugas que se formaron en su vestido rojo que se ajustaba perfectamente a su cuerpo y tenía un pequeño vuelo.


Con una sonrisa en los labios espero pacientemente al chófer que su abuela había designado para que la fuera a buscar. Sakura no esperaba tanto pero no pudo evitar asombrarse cuando vio la limusina que se parqueo frente a ella. Tragó saliva sin creer lo que estaba observando hasta que la puerta del conductor se abrió y por esta salió una mujer de cabellos marrones recogidos en dos moños y un traje.

—Bienvenida Señorita Haruno.—la saludó la joven. Sakura aún seguía boquiabierta. En realidad, no había esperado eso para nada. —La señora me mandó a buscarla.—asintió. Comprendía las palabras pero aún no parecía que se registrarán en su sistema. Estaba demasiado en shock.

Se montó en el carro y este arrancó. Sus ojos recorrieron cada una de las edificaciones cada vez más increíbles que se abrían paso. La ciudad era incluso más increíble de lo que había imaginado. No entendía porque Hinata tenía tanto miedo de un lugar tan increíble como ese.

—¿Cómo te llamas?—preguntó a la joven que conducía. Está sonrió. Lo sabía por el espejo.

—Tenten. Un placer conocerla señorita Haruno.—A Sakura no le gustaba que se refirieran por su apellido, acababa sintiendo se demasiado mayor. Y bueno... también algo regañada.

—Llámame Sakura, que le digan por mi apellido se siente que me van a regañar.—Tenten rio. Le agradaba la joven más de lo que su boca diría. Pero desde cierto punto, le daba algo de pena. La chica no sabía para lo que su abuela la había llamado, y aunque Tenten no estaba segura, podía interiorizar a la perfección la razón de una mujer tan vil como aquella.

—Esta bien. Puede dormirse. Aún falta bastante para llegar a la casa.—Sakura asintió, se recostó completamente en los asientos traseros y cerró los ojos dejándose llevar por el sueño.


Cuando abrió los ojos se encontraba en una superficie suave. Se acomodó mejor y pudo absorber con sus ojos todo el lugar. Estaba en una habitación. La luz de la luna se filtraba por las ventanas abiertas. Eran superficies de cristal liso y limpio cubierto por cortinas negras. Las paredes estaban tintadas de un rojo sangre que la puso aún más nerviosa.

El piso estaba cubierto de una alfombra de terciopelo gris que contrastaba con todo el color de la habitación. El escaparate, o lo que supuso sería el escaparate, tenía una puerta por la que se debería de entrar. Un escritorio, un librero un poco más grande que su altura seguramente. Una mesita de noche al lado de su cama con una lámpara que brillaba en verde.

Era lo que más le gustó de la habitación.

Se levantó de la cama y se colocó las sandalias que estaban aposentadas allí. Empezó a caminar observando cada milímetro del que de ahora en adelante, sería su cuarto. Sus ojos se posaron sobre la puerta de caoba. La abrió encontrando todo un pasillo cerrado a cal y canto con paredes blancas y alfombra roja recubriendo todo el piso.

Empezó a caminar por todo el pasillo. No había visto a nadie en todo el trayecto hasta que vio el pasillo que se dividía en tres trayectos. Afortunadamente, Tenten apareció a la vuelta de la esquina con una sonrisa en los labios.

—Es bastante tarde como para estar despierta aún.—parecía un regaño. O por lo menos, lo sintió así.

—No tenía ganas de quedarme en la habitación. Aparte, tengo hambre.—la chica sonrió. Sakura entonces se percató de que la joven llevaba un vestido blanco y rojo estilo oriental. Se ajustaba perfectamente a sus curvas y la hacia ver más bonita de lo que ya era.

—Te traeré algo para cenar entonces.—antes de que la joven se fuera, tomó la muñeca de la de cabellos marrones.

—¿Sabes dónde hay algún club al que pueda ir?—Tenten parecía pensativa por un instante. Pero negando a algo que seguramente pensaba, asintió.

—Dame tu teléfono.—la pelirrosa le entregó el teléfono y Tenten marcó algo en su teléfono. Cuando se lo regresó, observó una dirección. La mujer se fue dejándola sola en el pasillo. Regresó a su habitación y se acostó en la cama. Sabiendo que la dirección era de algún lugar para fiesta, se levantó de la cama y se metió en el baño.

Se arregló un poco después de la ducha colocándose un short de mezclilla punti nalga, una blusa ajustada gris que se cerraba en su cuello y una chaqueta a juego con su short negro. Un par de botines bajos. Cabello arreglado y un poco de maquillaje.

La puerta sonó y la abrió. Tenten le entregó una bandeja con tonkotsu ramen.No era fanática del ramen pero parecía que era lo único para comer en ese instante. Así que,sin pensar mucho, se lo comió lo más rápido que pudo. Se lavó los dientes y se volvió a arreglar un poco el maquillaje. Una vez lista, salió de la casa.


Sonrió.

Era la primera vez que estaba en un lugar como ese. La dirección que le había dado Tenten la llevó a un lugar increíble. Las luces ambientaron toda la zona. La música propiciaba el baile de los cuerpos de todos los que entraban en el sitio.

Le encantaba.

Sakura entró al club. En la pista podía ver a muchas mujeres con hombres en bailes que casi llegaban a ser pecadores con sus roces. La barra estaba repleta igual, pero lo que más le asombraba, es que ya había personas bastante bebidas.

—¿Quieres bailar?—se giró ante la voz masculina. Sus ojos se posaron sobre un hombre bastante atractivo. Tenía ojos negros como la misma noche, al menos, asi le parecía a ella. El cabello parecía en el mismo tono pero se lo amarraba en una coleta baja así como un mechón pasaba largo por delante de su oreja pero no cubría para nada sus facciones.

Parecía varios centímetros por encima de ella, pero no una diferencia demasiado grave. Observó su mano ofrecida, seguramente tenía algunos cayos pues podía apreciar gracias a su camisa que se ajustaba a sus músculo lo bien formado que estaba.

—Bien.—tomó la mano de este y empezó a bailar con él. La música había pasado de electrónica a bailes juntos, podía sentir el roce de sus cuerpos, los músculos de este se contraían contra ella. La respiración se le acabó acelerando cuando sintió el palpitar duro de algo contra su espalda baja. Ella sabía perfectamente que era eso.

Nunca lo había sentido, pero los había visto.

Los chicos de su escuela habían sido idiotas.

Pero el ver y sentir uno contra ella. Era una experiencia que jamás había esperado. Balanceó sus caderas un poco más sintiendo aún más lo duro que empujaba contra su espalda. El tipo estaba claramente excitado y Sakura deseaba saber que se sentiría con urgencia el hecho de que este la tomará.

—¿Quieres ir afuera?—su mano se aposentó en su cintura acercándola de frente a él. Sus ojos negros hicieron que su corazón palpitara rápido y duro contra su caja torácica. —¿Vamos?—dudó por unos instantes, pero asintió.

Ambos salieron del club y acabaron en el callejón que estaba justo al lado. El beso llegó rápido y duro. No lo espero, pero trató de responder con urgencia y necesidad. Sabían tan bien. La piel caliente de sus manos se enfocaba en hacerla arder por dentro. Su lengua masculina junto al dulce aroma de chocolate caliente la hizo gemir extasiada.

Era increíble, su lengua se metía en una batalla contra la suya. Sakura envolvió sus brazos en su cuello acercándose más a la maravillosa estructura de músculos de este. Una de las manos masculinas se aposentó en su cintura acercándola contra su cuerpo y erección mientras que la otra fue posesiva agarrando su cabello y dominando su boca con todo lo que podía.

Sus labios se separaron y el oxígeno acudió a sus pulmones rápidamente. Había sido totalmente increíble. Cuando sus ojos se conectaron con los de este, la respiración se le cortó. Ya no eran negros...

Eran rojos...

Rojos como la sangre...

Y con colmillos.

—¡¿Qué rayos eres!?—vio el momento exacto en que sus ojos se achicaban, se veía confundido y los nervios la empezaron a atacar. El miedo se desplegó por todo su interior. Iba a morir. ¡Iba a morir! Le pegó un gancho directo a la barbilla y este la soltó. El dolor se veía en sus facciones.

Pero no lo pensó.

Salió corriendo.

La sangre bombeaba en todo su cuerpo. Estaba el peligro. Mucho peligro. Si se quedaba allí el maldito vampiro. Porque sí, estaba absolutamente segura de que ese tipo era un vampiro. Ojos rojos y colmillos. No entendía porque sintió pulso y piel caliente, pero no le importaba. El miedo era el más grande enemigo.

Miró hacia atrás esperando y rezando de que no la alcanzará. No lo vio. Pero no bajo la carrera. Llegó a la mansión en tiempo récord y se llegó rápidamente a su habitación. Cerró todo cuanto podía y se metió debajo de las sábanas. El corazón y la respiración estaban totalmente alborotadas. Demasiado llena de adrenalina que no sabía cómo controlar.

Sakura espero cualquier sonido terrorífico, pero soltó el aire al saber que estaba a salvó. No había llegado hasta ella. Eso era bueno. No supo cómo fue posible tras ese evento.

Pero acabó dormida.

Atrapada en los brazos de Morfeo.


Sakura se levantó al otro día más descansada que nunca. Sus orbes jade se posaron en la habitación. Posiblemente todos los hechos de la noche habían sido una ilusión. Sí. Seguramente era eso. Los vampiros no existían. Eran estúpidas historias que se contaban y leían. No era real.

Solo ficción.

La puerta sonó y por esta se asomó Tenten. La chica volvía a vestir con un vestido tradicional chino y le sonreía mientras que su mano tenía una bandeja con comida.

Se le abrió el apetito al instante.

—La señora desea hablar contigo, parece que es algo serio.—la Haruno asintió. Aún no había podido ver a su abuela. No esperaba que la mujer fuera tan vieja. A diferencia de lo que el gobierno afirmaba, que la edad de consentimiento era a partir de los veintiún años, su abuela procedía de una familia arraigada a sus costumbres antiguas.

Por eso, su madre fue desposada cuando tenía catorce años, y a sus quince, ya la tenía a ella. Había escapado de eso gracias a que su madre y padre se mudaron del techo de la mujer, porque si no, hubiera sido posible que a esa edad, ya estuviera casada y con tres hijos.

Se terminó el desayuno y vistió con un vestido azul hasta las rodillas. Sí. No es que le molestarán esos atuendos, le gustaba el aire que daba la etiqueta, pero también amaba su ropa ajustada y provocativa. Con los labios en una fina línea, cruzó por el pasillo hasta el final.

Sus ojos se enfocaron en la puerta y tocó dos veces. Con el sonido de —pase— entró en la habitación quedando estupefacta al ver a su abuela. La mujer debía rondar sus cincuenta y un años en la actualidad, y no parecía poseer casi arrugas o calvicie, sus cabellos platinos ocultaban sus canas efectivamente y el costoso kimono de estilo japonés abrazaba su figura a la perfección.

—Abuela.Gracias por recibirme.—saludó. De pequeña, la había visto unas tres cuatro veces en toda su vida, pero realmente no había esperado que en serio la mujer se mantuviera tan bien.

—Sakura. Me alegra que hayas decidido aceptar venir a la ciudad cuando te lo pedí. Te has vuelto una mujer hermosa. Nada comparada a tu madre. Cabello rubio...debo agradecerle al insulso de tu padre en referencia a tan buena herencia.—la frialdad con la que hablaba de la que se supone era su hija y su madre, la dejó clavada en el suelo. No es que hubiera convivido tanto con la mujer, pero sus uñas largas y afiladas le recordaron a un demonio.

Sus ojos perla se asimilaban a los de Hinata, su mejor amiga, pero si tuviera parentesco con la Hyuuga, lo habría sabido hace muchos años. La mujer la volvió a mirar cerrando su laptop y sonrió con esos labios llenos de pintalabios rojo oscuro.

—Debido a que tú madre e hija ingrata escaparon hace años, se tuvo que aplazar el tiempo de casamiento. Pero ahora que estás aquí, te voy a presentar a tu futuro esposo en el baile de esta noche que se realizará en casa.—toda la información disparada repentinamente, la dejó más en shock que sus antiguos comentarios. Estaba pálida. —No te preocupes, me encargué de buscarte un buen compañero, tiene treinta años pero se conserva en la planicie de su vida.—Oh dios, esa mujer estaba más loca que otra cosa. Ella había creído ingenuamente que su abuela requería su ayuda de otro modo.

¡No que la quería casar contra su voluntad!

—Espero que te hayas mantenido pura todos estos años, nuestro benefactor no querrá juguetes usados por otros. Hombres, tienden a querer bienes sin usar en vez de esperar que ya otro haya tomado el juguete.—la mujer se mordía la afilada uña como rencilla, el estómago le dio un vuelco. La mujer tras el buró la quería tratar como una mercancía, un juguete, un trato.

Estaba loca si creía que aceptaría algo como eso.

—No puedes negarte.—ni siquiera había dicho una palabra pero está parecía haberla leído como un libro. El hombre de cabellos albinos recogidos hacia atrás exponiendo sus lunáticas facciones la sostuvo con fuerza. —Hidan. Encárgate de mi nieta. Quiero que se vea perfecta esta noche. Manda a mi maquillista si es necesario.—ordenó. la mano masculina se cerró con fuerza sobre ella y la arrastró a la par que Sakura se trataba de defender.

¡Estaba perdida!


Hola mis pequeñ@s lector@s, espero que les haya gustado, la próxima actualización como siempre se toma su tiempo en llegar, ¿comentarios? Hasta la próxima nwn