Summary: Dicen que un corazón roto no toma buenas decisiones, ¿será tan así? Al menos la idea de convertirse en una chica mala dejando en el olvido la novia perfecta que aspiraba ser le parece de lo más sensata y más aún si tienes a un rompecorazones con un carácter de los mil demonios como guía perfecta para esto.


Culpa a mi "Ex"


XI

Cuatro días.

Cuatro días han pasado desde la fiesta y sigo sin responder al mensaje de Yue. Un simple «Lo siento» en el que mi mente ha dado vueltas intentando comprender a qué se refiere, ¿será que sabe que lo vi? ¿o sus disculpas son por esa pregunta que me molestó y que desató mi lapsus de furia en la fiesta?

¿Cómo carajos saberlo?

Pregúntale.

Por supuesto, debo hacerlo, lo sé, es solo que me aún no acumulo el suficiente valor para ello.

Bajo mi vista al libro que tengo sobre mi pupitre, creo que estamos viendo algo sobre la guerra fría, pero para variar mi mente anda en cualquier otro lado y sé que debería estar más atenta, pero mis esfuerzos son en vano, prefiero desviar mis ojos hacia la cancha del instituto y entretenerme viendo el partido de voleibol que está jugando un curso.

Y en eso estaba, solo que unos suaves golpecitos en mi hombro izquierdo me hicieron volver al ahora y voltear. Shaoran me observa con su seriedad de siempre, pero hay algo diferente, noto que me hace un gesto para que mire al frente.

—¡Kinomoto! —doy un brinco en mi silla del susto.

Mis ojos se encuentran con la mirada molesta de la profesora de historia y podría apostar a que no es el primer llamado que me hace. De seguro, Shaoran quería advertirme o más bien ayudarme a volver a la Tierra.

—La llaman de dirección —me informa en un tono que no da espacio para dudas, pero aun así me atrevo a hacer una simple pregunta.

—¿A mí?

—¿Acaso hay otra Kinomoto en este salón? —niego con timidez mientras escucho un par de risas de algunos compañeros.

Salgo del salón con mis mejillas ardiendo y a la vez con algo de preocupación, ¿será que pasó algo en casa? Pero si hubiese sido eso de seguro ya me habrían llamado a mi celular, ¿entonces qué?

—Hola, Sakura.

Fijo mi vista en el chico de ojos celestes y sonrisa ladina que está a pocos metros. Sus brazos están cruzados a la altura de su pecho y su espalda descansa en una de las paredes del largo pasillo del instituto.

—Yoshida.

¿Qué hace ahí? ¿No debería estar en su salón?

—¿Yoshida? Pensé que ya habíamos pasado las formalidades.

—La costumbre, Ryu. —le doy bastante énfasis a su nombre haciéndolo sonreír—. Me llamaron de dirección, así que…

Reanudo la marcha, pero Yoshida se aleja de la pared dando dos largos pasos bloqueándome con ello el camino. Intento pasar por el costado, pero otra vez este chico se atraviesa no dejándome avanzar.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —mi tono que intentó ser molesto le saca una breve risa.

¡Yo no le veo nada gracioso a esto!

—Y antes que quieras mandarme a la mierda, fui yo quien te sacó de clases, la profesora de historia me adora así que no cuestionó que llegara sin alguna nota de dirección, beneficios de ser tan adorable y guapo.

¡Por favor! Si existe un dios de la paciencia ruego que me mande algo, con un poco que sea me conformo.

—No soy de saltarme clases. —cosa que nunca he hecho.

—Y por tu cara de preocupación estoy seguro que esta podría ser la primera vez que lo harás ¿no? —¿tan evidente soy? Bueno, he estado mirando de reojo hacia la puerta de mi salón, con temor de ver a la profesora de historia, así que sí, es bastante predecible que esto es nuevo para mi—. Tranquila, además, no queda nada para que empiece el receso.

—Diez minutos. —confirmo tras mirar mi celular—. Aunque si te soy sincera, mi mente estaba en cualquier otro lado, así que me viene bien esta especie de… escapada.

—¡Genial! Vamos entonces, no sé si sea muy buena idea quedarnos en el pasillo conversando.

Caminamos rápido en dirección hacia la arboleda que está por el costado de la cancha, desde acá no hay vista del salón, así que al menos no me pillaran saltándome clases, aunque solo sea por algunos minutos.

Yoshida se sienta apoyando su espalda en el tronco de un árbol y me hace señas para que me siente junto a él, cosa que hago con cierta timidez.

—¿Por qué esto? —le pregunto curiosa, su dentadura perfecta hace aparición al igual que los hoyuelos en cada una de sus mejillas.

—Bueno, a mí sí me llamaron de dirección, el profesor de fútbol quería saber por qué no asistí a la última práctica, ya sabes, tenemos el campeonato de vuelta de vacaciones y está mucho más exigente por esto.

—Quiere conseguir el primer lugar.

—Así es, en fin, de regreso a mi salón y al ver que solo quedan pocos minutos para finalizar el bloque, se me ocurrió hablar contigo, cosa que he querido hacer desde el lunes, pero siempre estás rodeada por tus amigas, aunque este último tiempo parece ser que te has acercado a Li, él me dijo que eran amigos.

Siento algo de nervios, pero es lógico el por qué, con Shaoran somos amigos gracias a un acuerdo, y, por tanto, es como si tuviéramos una cierta farsa para el mundo, aunque desde mi lado sí estoy mostrándome como una real amiga, no estoy fingiendo, es lo que le ofrecí, mi amistad y ayudarlo a tener más filtro, así que…

—Sí, lo somos, además, es mi tutor de matemáticas desde primero, así que supongo que nuestra amistad tenía que darse, fue inevitable.

Asiente con lentitud, al parecer mi respuesta le pareció de lo más coherente y no da lugar a seguir indagando… creo.

—Dicen que Li es un buen tutor.

—Sí, lo es y tiene muchísima paciencia.

—Debe tenerla, siempre veo que anda de un lado para otro haciendo tutorías, no sé cómo logra además ser el capitán de nuestro equipo de fútbol.

—Y súmale a todo eso, tener las calificaciones más altas de tercero, es todo un perfecto.

¡Dios!

Debo parecer casi como una fan de Shaoran, solo me faltan mis pompones de porrista y la mirada soñadora que tienen las chicas que babean por él.

Yoshida comienza a reír y siento que comienzo a hundirme en las profundidades de la vergüenza.

—Eso de los perfectos me causa mucha gracia, yo debería estar en esa lista, ¿no lo crees, Sakura?

Se me escapa una carcajada, es que no puedo evitarlo.

—Tú deberías estar en la lista de los más ególatras. —por supuesto.

—Ya, pero de los perfectos también, es decir, mírame. —hace una pose como si estuviera modelando lo que me hace reír otra vez.

—Contigo es imposible hablar algo en serio.

Y he aquí la sorpresa llegando a mí, el semblante de Yoshida parece ensombrecerse y vamos, estaba solo bromeando, aunque es claro que mi simple comentario algo provocó en él.

—Ponme a prueba, Sakura, de seguro te sorprendes.

Desvío mi atención hacia el edificio del instituto apenas la campana comienza a sonar dando inicio al receso para almorzar.

Una amistad con Yoshida, ¿será una buena idea?

Shaoran con su gran experiencia me está ayudando bastante, pero no está demás pedir la opinión de un chico que se denomina él mismo como chico malo, aunque de una clase especial que deja claro qué es lo que busca y lo que no quiere. ´

Quizás la idea de tenerlo como otro consejero podría ayudarme también en mi misión de ser una chica mala, además, tener otro punto de vista nunca es malo.

—Bueno…

—Sakura, no te preocupes, lo entiendo, no somos amigos, solo conocidos que tuvieron una cita muy entretenida en la que hablamos cosas de nuestras vidas… te acabo de decir eso para que veas que sí puedo ser confiable, me gustaría mucho que fuéramos amigos, eres una buena chica, te lo dije el sábado y te lo vuelvo a decir ahora, una chica así es para tenerla cerca y no alejarla.

Una buena chica que solo quiere ser menos buena para no terminar otra vez con el corazón roto.

—A veces me molesta que me vean así, lo dicen como si fuera una gran virtud, pero siento que puede ser también una debilidad.

Su rostro confundido me da una clara idea de que al parecer no opina lo mismo que yo.

—¿Por qué lo dices?

—Porque las chicas buenas son el blanco perfecto para los chicos malos.

—De imbéciles que quieren jugar, sí, pero tú no caerías en esos juegos.

Alzo mis cejas, me sorprende esa seguridad con la que afirmó algo que nada de cierto tiene. Me demoro un par de segundos en expresar lo que pienso, porque sé que apenas lo haga abriré la posibilidad de contarle a Yoshida algo mucho más personal y esto podría marcar un antes y después a esta relación de compañeros de instituto que tenemos.

—En eso te equivocas…

Y con una confianza a ciegas, comienzo a contarle sobre mi primera desilusión amorosa. Yoshida me escucha en un respetuoso silencio que hace que me sienta mucho más a gusto hablando, frunce su ceño a ratos, niega con su cabeza, pero no emite palabra alguna.

No entré en grandes detalles y opté por darle una versión muy resumida de todo: yo enamorada del mejor amigo de mi hermano desde los catorce, yo creyendo que podíamos ser algo luego de ciertos acercamientos, yo toda ilusionada yendo a esa fiesta de su universidad para luego arrancar llorando. Termino con mi yo actual, confundida por un mensaje que no logro descifrar porque aún no aclaro las cosas.

Mi plan de ser una chica mala me lo reservo por el momento.

Y desde luego, el acuerdo con cierto chico fue omitido.

Esto me hace recordar que a mis amigas sí les conté una parte de esto, y es lógico el por qué, ese sábado pasaron muchas cosas, mi cita con Yoshida, luego los perfectos en la fiesta, era lógico que tuvieran dudas.

Así que fui sincera… hasta cierto punto.

Les hablé de mi nueva amistad con Shaoran, que nos estábamos ayudando mutuamente, él con sus consejos respecto a la situación de Yue y yo ayudándolo a ser un chico con más tino. Quise mencionarles mi genial idea de convertirme en una chica mala, pero comenzaron a sacar sus propias conclusiones en donde el chico que está a mi lado tuvo protagonismo, asumieron que mi cita con él fue parte de pasar la página con lo de mi "ex".

Y… no las contradije, de alguna forma, sí tiene que ver con eso.

Sobre las prácticas —por el bien de mi salud mental— opté por mantenerlas en secreto.

—Tienes que hablar con él. —le escucho decir a Yoshida, asiento con lentitud, su consejo es más que lógico y no es el único que me lo ha dicho, mis amigas piensan igual.

—Lo sé, Ryu.

—¿Y qué esperas? ¿Qué él aparezca y se adelante con alguna jugada? Él tiene todas las características de ser un real chico malo, pero creo que siempre es bueno tener ambas versiones de una historia, no lo estoy justificando, solo creo que debes ir un paso más adelante, Sakura, ten tú el control.

—Un paso más adelante. —repito casi como una nota mental y que digo en voz alta para convencerme de ello.

—Así es. —lo veo perder su mirada hacia la cancha, la seriedad en él es rara de ver, pero al parecer sí hay cosas que Yoshida se puede tomar en serio—. ¿Sabes que hubiese sido genial?

Y la diversión en sus facciones ha vuelto a tomar protagonismo, me da susto preguntar detalles, pero mi curiosidad es mayor.

—¿Qué?

—Hubiese sido genial haber ido a tu fiesta, podríamos haber hecho alguna escena, devolverle lo que él te hizo. —paso saliva, si supieras que ese era el plan original—. ¡Sí! Besarnos frente a él hubiese sido la vendetta perfecta.

¡Besarnos!

Mis mejillas arden visualizando esa escena, sí, hubiera sido una perfecta vendetta, el problema es que mi mente no visualiza al chico que está a mi lado, quien me besa tiene los ojos marrones, no celestes, y su cabellera es mucho más oscura, de un castaño que me recuerda al chocolate.

Nos veo besándonos en medio de una pista de baile, con tanta pasión que siento que me ruborizo aún más de lo que ya estoy.

—Sí, quizás hubiera sido una buena vendetta —murmuro evitando la mirada de Yoshida.

—«En tu cara, imbécil». —su risa maquiavélica me saca una sonrisa, pero esto no dura mucho.

Sigo visualizando esa jodida escena, y tengo, no, ¡debo sacar eso de mi cabeza! Si Shaoran no hubiese tenido ese plan de bailar de esa forma mi mente algo pervertida no hubiese creído que iba a besarme y mis hormonas alborotadas no me harían fantasear con eso.

¡Maldito seas, Shaoran Li!

—Deberíamos ir a almorzar —me pongo de pie casi de un salto—. Mis amigas deben estar buscándome.

Yoshida me observa aun desde su posición, con una sonrisa en sus labios se pone de pie y me hace señas para que volvamos al edificio del instituto.

—Oye, gracias por tu consejo, hablaré con él pronto —le digo mientras nos adentramos por los pasillos.

—Gracias a ti, por confiar en tu nuevo amigo.

Respondo a su guiño de ojos con una sonrisa. Caminamos juntos hacia nuestros salones, que están contiguos... y quizás esto fue una pésima idea, porque no estoy caminando con cualquier chico, sino que con Ryu Yoshida y esto hace que el foco de miradas se centren en nosotros. Y no son solo miradas, también conversaciones casi en un murmuro que intento descifrar con cero éxito.

—Hablan de nosotros —me comenta Yoshida muy sonriente—. Te dije que podríamos ser una pareja perfecta, tú, capitana del equipo de porristas, yo jugador del equipo de fútbol, modelo e influencer en vías de ser famoso.

Me guiña un ojo y siento que quiero darle una cachetada por ser tan idiota, pero recuerdo que es Yoshida y las ganas se me pasan: este chico no tiene remedio.

—Hagamos que el chisme aumente aún más —dice con una de sus cejas alzadas.

Paso saliva y siento que todos los tonos de rojos existentes comienzan a aparecer en mi cara: sí, Ryu Yoshida acaba de tomar una de mis manos en un agarre delicado y que acompaña de una sonrisa.

—Estas disfrutando mucho de esto —mascullo provocando que su sonrisa se enanche aún más.

Podría soltarme, pero otra vez me resigno: sí, chica "mala" le sigue el juego al chico malo y popular.

—Me gusta ser el centro de atención a veces.

—¿A veces?

Su carcajada resuena en todo el pasillo y no contento con el show que acaba de hacer, se toma la molestia de entrar a mi salón y acompañarme hasta mi puesto. En el salón hay algunas personas, entre ellas los perfectos que están conversando en una esquina, evito cruzar miradas con ellos.

Especialmente con uno de ellos.

—¿Mañana almorzamos juntos? —su pregunta me sorprende y más porque lo preguntó a viva voz. Le lanzo una mirada de fastidio que genera el efecto opuesto, su sonrisa de modelo aparece sacando suspiros en algunas chicas que hay en el salón. Opto por asentir rápido intentando con ello sacar la atención de mi persona—. Tienes pendiente contarme lo de tu banda, chica rockera.

Me guiña un ojo y al fin sale del salón.

¡Maldición!

Este chico llevará mi paciencia al límite, de eso estoy segura.

No sé qué más quiere saber sobre la banda, la información ya es de conocimiento de todo quien siga las redes sociales de Tomoyo, es decir, casi todo el instituto y otras escuelas. El día lunes fue algo caótico, fuimos el foco de atención y las preguntas nos asediaron, muchos querían saber por qué lo teníamos oculto y si era verdad que íbamos a estar en el festival de Tomoeda.

Y como no me siento cómoda llamando la atención, el arrepentimiento pareció comenzar a dominar mis pensamientos, pero no lo suficiente: las emociones a flor de piel de esa noche tocando con la banda fueron mayores y eso mismo me hizo eliminar cualquier cuota de duda.

4Pink debía salir a la luz y se sintió genial.

Salgo del salón llevando conmigo el bolsito de mi almuerzo, según el mensaje que acaba de llegarme las chicas están almorzando en el patio así que me dirijo hacia allá apurando el paso.

—Caminas rápido. —doy un respingo y por poco mi bolso termina en el piso.

Se me hubiese caído si no fuera por los rápidos reflejos de Shaoran, quien con una habilidad casi como la de Spiderman alcanzó a agarrarlo en el aire.

Sí, una comparación ridícula, pero real que así lo vi.

—Gracias. —el bolso vuelve a mis manos y una tímida sonrisa surca sus labios. Estamos en medio del pasillo, frente a frente, sin decir nada más, cosa que ya me está poniendo algo nerviosa. ¡Di algo, Sakura! —. ¿Ya almorzaste?

—No.

—Entonces, debes tener hambre. —oh sí, y es posible que en otra vida haya descubierto América.

—Tú igual.

Me considero una chica sociable y que siempre encuentra temas de conversación, pero ahora no se me está haciendo fácil y más cuando a mi mente vuelve la imagen que visualicé hace un rato gracias a Yoshida.

Desde el sábado hemos conversado en escasas ocasiones, Shaoran no ha mostrado curiosidad por saber si ya hablé con Yue, o si le respondí ese mensaje, y la verdad, me da la sensación de que me ha estado evitando un poco, aunque de seguro son solo ideas mías, teniendo en cuenta que este chico tiene un montón de responsabilidades, así que sí, de seguro es una tontería creer esto.

—Tenemos que terminar la guía de biología, avancé un poco ayer, pero aún quedan varias preguntas, hay que entregarla pasado mañana.

—¡Cierto! Lo había olvidado por completo. —como siempre ando en la luna—. ¿Puedes hoy?

—Sí, podemos trabajar acá si te parece.

Asiento con mi cabeza para luego negar con rapidez.

—¿Eso es un… no? ¿o un sí? —suelto una risa al ver la confusión en su rostro.

—Tengo ensayo con la banda más tarde, preferiría que nos juntáramos en mi casa, así apenas terminamos, puedo seguir con ello.

—Entiendo, no hay problema, ¿nos vemos allá?

—Sí, o sea, podemos irnos juntos… si quieres.

Frunce su ceño y lo veo dudar.

Intento visualizar a unos tiernos gatitos jugando para evitar sonrojarme, ¡dios! ¿por qué propuse eso?

¿Y por qué siento que mi estómago se aprieta mientras espero su respuesta que para peor demora en llegar?

—Tengo que hacer algo antes… así que nos vemos allá, ¿te parece bien a las cinco?

—Me parece bien.

Me pican los dedos por querer alisar la arruguita que se hace entre sus cejas, pero opto por aferrar con fuerza mis manos a mi bolsito, buscando con ello detener ese impulso que me haría invadir demasiado su espacio personal.

Muevo el bolso en señal de que iré a almorzar y Shaoran lo capta de inmediato, lo veo alejarse hacia el salón no sin antes darme una breve sonrisa.

Suspiro y quiero darme una cachetada por mi actitud tan adolescente.

¡Eres una adolescente!

No me lo recuerdes jodida conciencia.

Okey, tengo hasta las cinco para entrenar a mi mente y obligarla a olvidar por completo esa escena de la fiesta y que tomó un rumbo mucho más pervertido gracias a Yoshida.

¡Oh, dios!

Si algo bueno puedo sacar de nuestra conversación fue su consejo.

Saco mi celular y me quedo mirando el nombre de la persona del chat que acabo de abrir, mis dedos teclean con lentitud cada letra convenciéndome de la decisión que acabo de tomar.

Hablemos, puedo el sábado.

En cuestión de segundos veo su respuesta aparecer: ir un paso más adelante, eso es lo que haré.


N/A:

¡He vuelto, al fin!

Me disculpo por la demora, temas personales me han tenido con la mente en otra parte :( pero bueno, acá estamos.

Espero les guste este nuevo capítulo, agradezco un montón sus lindos comentarios y reacciones en las diferentes páginas en donde estoy compartiendo esta loca historia.

El capítulo ha tenido algunas pequeñas revelaciones para que las tengan ahí en cuenta, Sakura se estuvo sincerando un poco con sus amigas y al parecer, con un nuevo amigo.

Sí!

Para quienes querían ver a Yoshida otra vez, pues, ¡aquí está! :D

¿Qué les pareció su regreso?

La personalidad de Sakura le permite atreverse a tener una amistad con este chico, pero ¿será una buena idea?

Y bueno, es claro que cierta escena de la fiesta dejó a Sakura bastante inquieta jajaja ¿será que a Shaoran le estará pasando lo mismo?

Como adelanto, este día continúa, pero será él quien seguirá narrando.

Les dejo un abrazo grande y espero se animen a dejar sus impresiones, se los agradecería un montón, además, me animan a seguir escribiendo esta historia.

(PD: Me obligué a subir este capítulo ya teniendo escrito el siguiente, así que próximo finde actualizo sin falta).