5. La serpiente. La gata infernal. Y la venganza de la hija traída desde la Muerte.
"Ya recorrimos todo el camino, Abe. No hay más señales. Las coordenadas que logramos conseguir nos enviaron acá".
"Debe ser por acá. Debemos detenerlos. ¡Debemos encontrarla!"
"Abe, Rose ya debe...".
El chofer frenó bruscamente, al ver una silueta en la carretera.
Una muy...
"¡Rose!", gritó al que llamaban Abe, saliendo del auto y cogiéndola antes de desmayarse.
"Monte. Pozo. S´goi", fue lo único que dijo antes de caer inconsciente.
Y en sus manos, tenía el manojo de llaves de su captor.
"¡Sé dónde es!", gritó el guía, "¡llamen a la reserva, a todos!, Debemos llevar a la niña a un médico, Abe".
"Qué venga el equipo médico. Si la encontramos a ella, ¡podemos encontrar a otras víctimas más!".
Un increíble equipo de seguridad se desplegó en la zona, aprovechando las horas de luz y de sol.
Incluso llegaron de la Corte misma, todos los que el Capitán Croft pudo enviar... incluyéndolo.
"¿La fuente es fidedigna?", preguntó Croft, "estamos cansados de falsas pistas, Mazur".
"Encontramos a una de las víctimas... viva. Ella nos dio las indicaciones. Todo es correcto".
"¿Y cómo escapó?"
"Porque está en su sangre. Es... la hija de Jani. De la Guardiana Janine Hathaway, quiero decir".
"Es imposible, la Guardiana... o la Reina habría.."
"¿Qué?, ¿ordenado abortarla?, por eso no quiso que nadie lo supiera... pero abortarla ahora es asesinar a una niña inocente de 15 años, Croft".
"Esto nos dará quebrantos de cabeza, Mazur. Si se sabe que una víctima es hija de una guardiana, se cuestionará el cómo protegemos a nuestra gente, ¡será u caos!"
"Más caos será el que se sepa que los Dragomir la sacaron a escondidas de su escuela, para hacerle compañía a su hija, el día del accidente... y que... no estaba en el automóvil cuándo llegó el equipo de rescate por los Dragomir... La Directora Kirova lo ocultó seguramente, o no lo sabía. Seguramente, la registraron como fugada, cosa que hacen con los dhampirs que dejan las escuelas, ¿verdad?, Y... ¿habrán pensado en llamar a su madre?, noooo, ¿cierto?. El tema es que... La Capitana sí la llamó al saber lo de los Dragomir, y al no encontrarla en la escuela... Y al indagar, algunos dhampir de su clase comentaron que la Princesita Dragomir se la llevó a escondidas... una travesura aparentemente sin consecuencias, porque estarían de vuelta para las clases del lunes... pero con una niña Princesa, simplemente se olvidaron de la niña dhampir, ¿sí?"
"Esto pesará sobre nosotros... por siempre".
"Ya lo hace. Janine... viene hacia acá. Y Arthur, que la estaba preparando para los BM7. Y deberás explicarlo a ellos, que son los de mayor rango, Capitán. Así que... suerte, porque buena no es", y le palmoteó la espalda, a punto de luxación.
La llegada de Janine Hathaway, con un contingente de Guardianes de la Academia, le dijo a Croft que las cosas eran más serias de lo que creía.
Arthur había movido a Guardianes de varias casas royal, de suerte que eran más de 50 Guardianes en total. Más los novicios del año del difunto André Dragomir, en total... unas 70 personas.
"¿Estamos listos, Croft?", se le acercó Janine, poniéndose los guantes.
"Janine... yo..."
"Ahórrame la molestia, Croft. Ya subí y bajé a Alberta, y lo solucionamos a los puñetes. ¿Qué crees que haré contigo, mal parido?"
"No hay palabras para..."
"Nop. No las hay. Es por eso que los Guardianes de los Dragomir vinieron. Porque al final, ellos cargarán con la culpa, y no fue de ellos. Sino tuya. Los Principes tienen todo demasiado permisivo Croft, se saltan las reglas cuándo lo desean. Y ya ves... y si no fuera mi hija, ¿ni una uña se habría movido, verdad?"
Y se alejó, dejándolo con una sensación de angustia, porque podía ser una Guardiana, y poco querida por la Reina; pero admirada por el resto de su mundo.
La casa del strigoi fue revisada de arriba a abajo, y descendieron al horrible Pozo del Monte, de suerte que consiguieron todas las pruebas necesarias.
Los alquimistas hackearían el acceso a los Carroñeros, y seguirían a la red y a sus clientes, de suerte que cayera la mayor cantidad de ellos al mismo tiempo.
Rose asomó del vehículo, con una estaca muy afilada y pequeña, un modelo de prueba de campo. NO quería matalo, quería hacerle sentir lo que las víctimas sintieron en su momento, Lo clavaría al piso, lo destriparía y haría a sus pedazos quemarse al sol.
¿Podría sobrevivir sin corazón o sin cerebro?, ya lo verían.
Cinco de los más fuertes guardianes sujetaron al strigoi al piso, para que Rose ejerciera su venganza.
Que lo miró con mucha malicia.
"Te metiste con el cordero equivocado, escoria. Soy Rose Hathaway, y no una cualquiera. Y te demostraré porque las Hathaway no perdonamos, ni entre nosotras mismas... Ahora, ¿qué parte de tí usas menos?, claro, las bolas. Partiremos por ahí, ¿te parece?. Si sacamos ese cerebro, quizás el otro funcione mejor..."
Y con un sólo golpe, le arrancó de cuajo lo que alguna vez lo hizo hombre, arrojándolo al sol, en dónde simplemente se carbonizó.
La herida se cerró de inmediato, Curioso.
Luego lo abrió desde abajo, arrancando órganos a destajo, que arrojaba al sol sin contemplación. Pero nada parecía funcionar.
Igual pataleaba.
Así que le cortó los pies, para que no pataleaba tanto.
Y como manoteada le cortó las manos.
Ahora sí el strigoi estaba asustándose.
Mich, qué interesante.
Con los pulmones entró a dudar.
Quería intentar algo, y sus ojos brillaron con una intensidad, que aterraba.
"Gírenlo, vamos a divertirnos", y le rajó la piel de la espalda, para sacar los pulmones en algo que se llamaba tortura vikinga.
Observaron cómo se inflaban y desinflaban fuera del cuerpo.
Era algo muy curioso, y varios estaban tomando videos y fotos.
"Así que usan los pulmones... interesante", dijo Arthur, acercándose, para ver más de cerca si explotaban o se deshacían o desinflaban.
"¿Listos?", y Rose clavó la estaca y...
¡PUM!, mezcolanza en todas partes.
"¡Guácala!", dijeron varios, sacudiéndose la muestra de strigoi.
Que. Seguía. Vivo.
Bueno, NO muerto.
O algo así.
"¿Cuánto cerebro necesita?", se preguntó Croft, pasándole un cuchillo de caza a Rose, para que le abriera el cráneo, y desde dentro empezó a sacar pedazos, que algunos fueron almacenando, para investigación.
O coleccionar, tal vez.
O mercado negro.
Lo que fuera.
Al final, quedó como un zombie.
No coordinaba.
"Suéltenlo, que pelee con lo que le queda de vida. Seamos justos, mataste a tantos, pero no te exterminaré a sangre fría. Sólo quedamos en igualdad de condiciones, tú y yo. Ya no tienes superfuerza o rapidez. Ni yo, después de que me desangraste. Así que... ¡defiéndete!"
Pero el strigoi apenas podía moverse.
La boca abierta y jadeando por pulmones que no tenía.
Por su nariz manaba sangre del cerebro que se iba deshaciendo a cada minuto.
Se estaba haciendo polvo, de lo viejo que era.
Y él lo sabía.
Lo que lo hacía strigoi... lo estaba dejando.
Abandonado como un pucho, una colilla de cigarro.
Y sin eso, los y tantos años se le venían encima.
Rose no había tocado el corazón... aún.
Pero el resultado era prometedor.
Quizás atacarles el cerebro podría ser más útil en el futuro.
Porque siempre protegían al pecho.
Nunca a la cabeza.
Reventar los pulmones.
Reventar los ojos.
Perforar el cerebro.
Un puñado de zombies no es un puñado de strigoi.
¿Verdad?
Los pedazos comenzaron a caer, secos o podridos, a cada paso que daba.
Y finalmente. se arrastró a sí mismo al sol, donde gritaba sin control.
Sus ojos hacía mucho se habían quemado, y su lengua ya se había soltado.
Pero no se quemaba del todo.
Se retorció un buen rato, hasta que sólo fue...
Polvo al polvo.
"Importante lección. Debemos aprender a lanzar flechas y dagas", dijo Rose, recogiendo las herramientas, mientras el viento barría con las cenizas, "quizás así, podemos ir realmente ganando. Así sí valdrá la pena. Será por diversión. ¿No, Croft?, por ahora estoy... muy cansada", y se desplomó en brazos de su madre.
La venganza es más que un plato frío. Debes prepararlo bien, al parecer.
