Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es JonesnInDaHood, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to JonesnInDaHood. I'm only translating with their permission.


Capítulo 23

~BPOV~

No puedo creer que esté haciendo esto.

Mi corazón late contra el suyo, y me pregunto si él puede sentirlo. Me pregunto si él puede sentir los latidos erráticos, la manera en que se saltean solo por él. Paso mis dedos entre sus mechas, completamente mojado y escurridizo por el agua de mar. Allí es donde se encuentra mi concentración. No en el hecho que mis piernas están firmemente alrededor de su cintura, trabadas en los tobillos. Ciertamente no me estoy concentrando en la manera en que él no tan inocentemente se mueve contra mí con cada ola que pasa.

—¿Sientes lo que me estás haciendo? —susurra.

Trago sus palabras con un beso. Las mentiras que me digo se esfuman con la espuma del mar. Bean gime contra mi boca, y nos hundimos más en el agua.

—Respira profundo —advierte, mascullando contra mis labios hinchados por los besos.

Hago lo que dice, inhalando profunda y temblorosamente. Mis dedos encuentran los suyos una vez más antes de que me lleve bajo el agua. El sonido de las olas se desvanece. Soy sumergida en el mar salado. Pequeñas burbujas cosquillean mi piel, bailando por mi piel desnuda. Lo busco, deslizando mis dedos a lo largo de los músculos firmes en su espalda, ligeramente rozando mis uñas por la superficie de su piel. Bean profundiza el beso con mis caricias, y lo escucho gemir a pesar del agua que llena mis oídos.

Jadeo cuando salimos a la superficie, y hay algo en la manera en que me observa que me hace querer romper todas mis tontas reglas solo por él; sus pupilas están dilatadas al punto de que sus ojos están negros, sus labios rosas hinchados por mis ansiosos labios, y sus mechas empapadas de su cabello rebelde pegadas a su frente. Hay una desesperada intensidad en sus ojos, una que solo he visto una vez antes.

Él me mira como mi papá miraba a mi mamá. Como si se moriría sin ella a su lado.

—Oh, por Dios —susurro.

La oscuridad en sus ojos se esfuma cuando me zafo de su abrazo. El agua no es mi amiga mientras lucho para llegar a la orilla. Mis dedos arden, y no es por la sal. El rápido latido de mi corazón estremece mi pecho cuando su mano encuentra su lugar alrededor de mi muñeca.

—Sunny, espera.

—Lo siento —mascullo débilmente, jalando mi brazo de su agarre—. Lo siento mucho, Bean.

—Deja de huir de mí, Sunny.

Las palabras de Bean me hacen detenerme. Siento su aliento en mi hombro. Él cuidadosamente me jala hacia él. El latido de su corazón golpetea contra mi espalda espasmódicamente. Cierro los ojos mientras las palabras de mi padre de hace tanto tiempo se reproducen en mi mente.

"¿Por qué huyes de mí, Renée? ¿Por qué siempre huyes? Un día me cansaré de perseguirte."

Cuando mis ojos se abren, es como si estuviera viendo el mundo con una mirada completamente diferente. El tramo de arena blanca en la playa desierta brilla bajo la luz de la luna. La espuma de las olas se disuelve en la orilla, arrastrada hacia atrás por la marea, entonces es empujada de nuevo. Volteo y lo miro, a mi Bean, y sus ojos preocupados.

—No huyo más —le prometo.

La sonrisa en sus mejillas es cegadora. La punta de sus dedos se deslizan por mi frente mientras aparta un mechón húmedo de mi cabello a un lado. Mis ojos se cierran cuando sus labios encuentran los míos una vez más. Nos hundimos de nuevo, pero esta vez es en el agua poco profunda cerca de la orilla.

Bean cae entre mis piernas separadas. El océano colisiona contra nuestra piel. La arena colapsa debajo nuestro. Los labios de Bean abandonan los míos. Unos suaves besos crean un camino desde mi cuello al descender sus labios. Echo mi cabeza hacia atrás, arqueando mi espalda cuando sus labios se acercan a mi pecho. Mis uñas se hunden en la arena con el contacto de su lengua alrededor de mi pezón endurecido.

Bean lleva su mano a mi otro pecho, acariciando un pezón con sus dedos y uno con su lengua. Abro los ojos, primero observando al manto de estrellas en el cielo detrás de su cabeza, entonces a él mientras gira su lengua alrededor de una punta dura. Sus ojos encuentran los míos, y sostiene mi mirada, observándome mientras lo observo darme placer. Mi respiración queda atrapada en mis pulmones, escondida con seguridad una vez que él encuentra mi boca de nuevo y se contonea contra mí.

—Déjame amarte, Sunny —me susurra al oído.

Sé lo que me está pidiendo… lo que él quiere sin decirme. Abro la boca, pero las palabras no están allí. Quedan atascadas en mi garganta en una burbuja nerviosa. Respondo moviéndome contra él, dejando que su polla se deslice contra mi centro caliente. El gemido ahogado de Bean penetra el sonido de las olas y mi respiración agitada. Él entierra su rostro en el hueco de mi cuello, y suelto un gemido ante la deliciosa presión cuando se alinea contra mí.

Bean vacila. Se aparta y me observa con ojos conflictivos, silenciosamente preguntándome si estoy segura. Le respondo con un beso; un suave, salado y corto beso.

Lo que más quiero es que él me ame, permitirle que lo haga.

Con sus manos en mis caderas, se hunde en mí. Enredo mis dedos en su cabello. Está lleno de arena y sal, oliendo al mar que revolotea a nuestro alrededor. Gimo cuando él estira mi cuerpo de la manera más maravillosa. Estiro una mano entre nosotros, jadeando cuando me doy cuenta que él apenas se encuentra dentro de mí.

—¿Estás bien?

Mordiendo mi labio inferior, asiento, y él sonríe, plantando un beso salado en mis labios. Ninguno de los dos nota el brillo de una linterna hasta que resplandece fuertemente en nuestros ojos entornados.