- Kikyo... yo... hay algo que debo decirte - su respiración se detuvo momentáneamente.

No... no soy la indicada para hablar de este tema... mi madre y mi abuelo, ellos son quienes deben informarle de esto.

- ¿Qué ocurre?

- Te ayudaré - sentenció - Te ayudaré con los documentos, pero... necesito que tú vayas a mi casa y hables con mi familia.

- ¿Por que? - la miró confundida.

- Porque... creo que ellos podrán ayudarte más que yo - lanzó por fin - Lo lamento, pero no puedo decirte más.

- Kagome... ¿Qué sabes?

- No voy a mentirte, si se algo... pero, repito, no puedo ser yo quién te lo diga.

- De acuerdo, confiaré en tus palabras.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Dime.

- ¿Cómo es tu padre?

Si en realidad Kikyo es mi prima, entonces la descripción de su padre debería coincidir con la imagen del hombre de mis sueños.

- Bueno... si tuviera mi teléfono podría mostrártelo, pero es alto, su cabello es plateado y le llega a la altura de los hombros... posee ojos rojos - hizo una pausa - Oh, tiene cicatrices en su rostro.

¡Maldita sea! No puede ser... ¡de verdad es él!

Se apoyó contra la pared, tratando de regular su respiración, mientras su mirada se perdía en alguna parte del suelo.

- ¿Estas bien? Te pusiste pálida de repente, ¿se te bajo el azúcar?

- ¿He? - sus miradas se encontraron nuevamente - No... no, estoy bien, sólo... que me preocupa que, por lo que dices, tu padre parece ser alguien peligroso.

- Me encantaría poder despejarte esa duda, Kag... pero me temo que ni siquiera yo lo se - miró hacia abajo.

- Kikyo - murmuró.

Pobrecita... debe ser muy duro para ella, es decir, no me quiero imaginar lo que se siente que, aquella persona con la que creciste y te protegió, haya sido un asesino y tú jamás lo supiste.

Sin pensarlo dos veces, la abrazó, cerrando sus ojos.

- Lo lamento mucho Kikyo... ahora puedo comprender porque te comportabas tan seria y distante estos meses... estabas lidiando con todo esto tú sola.

- Gracias Kag - sonrió, correspondiendo su abrazo - No te preocupes, no estaba sola, Naraku estaba a mi lado.

- Y ahora yo estaré contigo, ¿de acuerdo?

- De acuerdo.

No se si esta bien, pero en el fondo, me siento emocionada con la posibilidad de que ella sea parte de mi familia... sería fantástico si pudiéramos compartir más tiempo juntas.

Se apartaron, sonriendo y emitiendo pequeños suspiros.

- ¿Por donde crees que deberíamos comenzar? - preguntó Kagome.

- No lo sé, ¿y si sólo preguntamos?

- Bueno... somos practicantes, dudo mucho que nos den acceso a algo tan delicado como los documentos, mucho menos si son viejos.

- Tienes razón - se quejó.

- Oigan, chicas - Alana se acercó - Las estaba buscando, Kikyo, hay gente esperando y Kag, debemos darle el alta a la paciente del apartado 3.

- ¿Si o si tengo que ir yo? - se quejó.

- ¿Por qué preguntas? - la miró, sorprendida.

¿Qué estoy diciendo? Tengo que ser profesional en mi trabajo.

- Por nada - fingió una sonrisa - Iré de inmediato.

- De acuerdo, oh, después si puedes, da una vuelta por el área de internación... lamento cargarte con tanto, pero hay poco personal.

- Descuida, puedo con esto - sonrió, caminando en dirección de la guardia nuevamente.

Espérame Inuyasha, pronto iré a verte.

- Pero primero... - tomó su móvil, sonriendo ante el mensaje de su novio, el cual decidió contestar más tarde - Maldición... olvidé que no tiene teléfono - guardó el aparato, reprimiéndose mentalmente por haber estado a punto de enviarle un mensaje a Kikyo, pidiéndole que esa noche fuera a su casa - Se lo diré más tarde.

Unos minutos después, ingresó al pequeño lugar en donde descansaba la morena, con la orden de alta en sus manos.

- ¿Qué sucede? - preguntó, observándola.

Sus ojos... ¿estuvo llorando?

- Ya puedes irte a tu casa - se acercó al suero, desconectándolo - Aparentemente, estas bien.

- ¿De verdad? Aún me siento... débil.

- Bueno, no me dijeron con exactitud lo que te sucedió, pero si te sigues sintiendo de esa manera, puedes regresar.

- Descuida, no creo que lo haga.

- Bien -extendió su mano - Tómate tu tiempo.

Volteó, con la intención de retirarse, sin embargo, ella la detuvo.

- Kagome - la miró - ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Dime.

- Yo... quiero remendar mis errores...

- ¿Qué? - se sorprendió - ¿Tan repentinamente?

- Se que parece una locura, pero... casi comento un delito - sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas - Si hubiera matado a Inuyasha...

- No es necesario que me lo digas - intervino, desviando la mirada.

- Yo... todavía lo amo, ¿sabes?

¿Por qué me dice estas cosas a mi?

Pensó, apretando los puños, sin embargo, no dijo nada.

- Pero... él está enamorado de ti - suspiró - Yo... escuche la manera en la que te lo dijo, en la ambulancia... yo... no puedo interponerme a eso.

- Espera un momento, ¿me estas diciendo que te arrepentiste después de escuchar a Inuyasha?

- No seas tonta, me arrepentí en el mismo momento en que jalé el gatillo - frunció el ceño - Pero... la manera en la que se calmó al hablar contigo... la forma en la que pronunció esas palabras...

En el mismo tono en el que solía decírmelas a mi.

- Conozco a Inuyasha... tal vez lo últimos años no supe de él, pero no ha cambiado en nada - sonrió - No tiene caso que lo intente... él ya me ha superado - sus miradas volvieron a cruzarse - Aún así, necesito un cierre.

- ¿Cómo?

- Necesito... reunirme una vez más con Inuyasha... necesito que nuestra historia se termine de una vez... hay muchas cosas que debemos hablar, es por eso... que quería pedirte algo.

- ¿Qué?

- Quiero... que estés presente cuando hable con él - Kagome abrió ampliamente sus ojos ante aquella petición - Yo... puedo comprender que tú eres su novia y no quiero malos entendidos.

- Yura - entrecerró sus ojos - ¿Qué estas planeando?

- Planeo liberarme de esto y regresar con mi madre, antes de volverme loca, matar a alguien o terminar muerta, lo que suceda primero.

Se quedó callada unos momentos, analizando la expresión en su rostro. En el fondo, quería confiar en ella, sin embargo, había demasiados motivos como para que no lo hiciera, por lo que decidió darle el beneficio de la duda, al menos por el momento.

- Hablaré con Inuyasha... haré lo que él decida - volteó - Ya puedes marcharte.

- Gracias, Kagome - sonrió, mientras ella se retiraba de la guardia.


Extra: Última cena

Se miró al espejo, acomodando su camisa, mientras pensaba en lo que debía y no debía decir durante la cena. Había sido un día demasiado largo y complicado, aunque, si debía ser sincero, haberse enfrentado a Bankotsu había sido mucho menos estresante que tener que enfrentar a Kagura.

Suspiró, peinando su cabello por última vez y regresó a su habitación, tomó su saco y se dirigió al auto. Unos veinte minutos conduciendo lo llevaron a su destino, en donde ingresó y se sentó en la mesa, previamente, reservada.

Un nuevo suspiro abandonó sus labios, mientras observaba la carta entre sus manos. Su corazón latía con fuerza, casi como si estuviera esperando a una extraña, en lugar de la mujer que compartió con él los últimos cinco años de su vida.

Al igual que su hermano, poseía un olfato agudo, por lo que elevó su mirada apenas percibió la fragancia de ella. Kagura lucía un vestido rojo, ajustado al cuerpo y su cabello estaba meticulosamente cuidado. La belleza y elegancia prevalecía en ella, como siempre lo había hecho. Sus miradas se encontraron, sin embargo, por primera vez, no sonrió al verlo.

Él se puso de pie, extendiendo su mano, con la intención de ayudarla a sentarse, sin embargo, ella elevó la palma de su mano, deteniéndolo.

- No es necesario que lo hagas - se sentó.

- Trataba de ser amable - se sentó frente a ella.

- Comprendo tu intención, pero... las cosas han cambiado, lo sabes... ¿ya ordenaste?

- No, te estaba esperando.

- De acuerdo - elevó su mano, llamando al mesero y le pasó su orden. Él hizo lo mismo.

- Al parecer estabas decidida.

- Si - desvió la mirada - Lo pensé mientras venía aquí... no quería perder tiempo.

- ¿Quieres que la cena termine rápido?

- ¿Acaso tú no? - no supo que responder - Sesshomaru, en primer lugar, esta cena no debería ser necesaria... sólo... es algo simbólico, para finalizar con todo esto.

- Hablas como si te molestara estar en mi compañía - bebió un sorbo de agua.

- Tú compañía - sonrió - ¿Cuándo fue la última vez que estuviste a mi lado?

- Siempre estuve para ti, Kagura.

- No me refiero a tu presencia física.

Suspiró, sabía que esto no iba a ser fácil, sin embargo, las cosas se estaban dando de una manera más compleja de lo que esperaba.

- ¿Puedo hacerte unas preguntas? - pronunció él.

- Adelante... a eso vine.

- ¿Por qué citaste a Rin en el Royal Coffe?

- ¿Nos estabas espiando? - rio - Debí imaginarlo...

- Siempre habrá alguien vigilándote, deberás acostumbrarte.

- Y tú deberás acostumbrarte a no entrometerme en mis asunto.

- Tú seguridad siempre será importante para mi, independientemente de cual sea nuestra relación.

- Agradezco eso, pero...

- No hay nada que discutir con respecto de esa tema - respondió con seriedad.

- Eres demasiado obstinado - tomó un sorbo de agua, mientras suspiraba.

- No respondiste a mi pregunta...

- Fui a tomar un café con ella para charlar sobre este tema... ya que seguiremos trabajando juntas, necesitamos tener las cosas claras...

- Tú no tienes nada que hablar con ella...

- Oh no, querido - elevó su dedo - No me interesa hasta donde llegues con ella, sólo necesito mantener en regla mi trabajo y, para eso, tenemos que estar los tres en armonía... demasiado tengo con lo que sucede entre tú y Bankotsu.

- ¿De verdad no te importa?

- Sesshomaru - su semblante se oscureció - Cuando una relación se termina, lo más sano y maduro, para ambas partes, es tomar distancia y no saber del otro, al menos por un tiempo, sin embargo, nosotros somos socios de una misma firma y tú decidiste tener una cita con mi secretaria, por lo que es primordial que las cosas estén claras entre los tres... no quiero que se forme un "triangulo amoroso" completamente innecesario.

Él no respondió, sólo se limitó a observarla, escondiendo el asombro que le había causado el escuchar sus palabras. Quizás, semanas atrás, hubiera pensado que ella le haría un escándalo al enterarse de su cita con Rin, sin embargo, resultó todo lo contrario, ¿verdaderamente conocía tan poco a la persona que pensaba desposar?

- No puedo creerlo - desvió la mirada, al mismo tiempo en que la comida llegaba.

- ¿Qué no puedes creer?

- Que te hayas tomado este tema tan ligero... como si nos hubiéramos separado hace años...

- Tal vez así fue - un incómodo silencio se formó entre los dos - El último año... fue como si yo no fuera tu pareja.

- Kagura... te propuse matrimonio.

- ¿Con que fin? - cortó su carne - ¿Lo hiciste por mi? ¿Por ti? o ¿por la firma?

- Por nosotros.

- Ya no existía un nosotros.

- ¿Sabes si para mi fue de la misma manera?

- Hm - sonrió - Rin ingresó a la empresa antes de nuestra separación.

- ¿Qué tiene que ver?

- Cuando te deje... te armaste de valor y le pediste una cita...

- Sigo sin comprender tu punto...

- Sesshomaru, por favor, te conozco... no eres tan tonto - él arqueó una ceja - Tú no sales con la gente que no te interesa... si decidiste salir con ella, fue porque ya habías desarrollado un interés... antes de que yo me alejara - nuevamente no respondió - Tranquilo, no me molesta, tampoco te guardo rencor, después de todo, las cosas estaban finalizadas para mi.

- ¿De verdad te sentías tan sola?

Ella soltó los cubiertos, desviando la mirada, al mismo tiempo en que sus ojos se humedecían.

- Como no tienes idea - sus miradas se encontraron, mientras una lágrima rodaba por su mejilla - Conoces mi historia, el miedo constante a la soledad... conoces la historia de mi madre y como decidió quedarse con alguien que no amaba por el mismo motivo.

- Kagura...

- Tú... prometiste que jamás dejarías que me volviera en un fantasma en esta relación... y fue exactamente lo que sucedió.

- Kagura - tomó sus manos, sin apartar sus orbes dorados de los de ella - Lo siento mucho - por primera vez en mucho tiempo, su tono de voz se modificó - Yo... no pensé que te sentías de esa manera, de hecho... creí que estábamos bien.

- ¿Cómo pudiste pensar eso a sabiendas de que otra mujer había llamado tu atención?

- Tienes razón... tal vez... yo tampoco sentía lo mismo, pero... me había acostumbrado a estar contigo.

- Costumbre no es amor - sonrió - Escuchándote... me alegro aún más de haberte dejado - rio.

Él emitió una leve sonrisa.

En el fondo, yo también estoy aliviado de que hayas tomado esa decisión, no por mi, si no porque fuiste capaz de no condenarte a la infelicidad, sólo por tenerle miedo a la soledad.

Pensó, regresando sus manos a los utensilios, para continuar con la comida.

- Quiero hacerte una última pregunta - volvió a mirarla - Ya me quedo en claro el motivo por el que te fuiste, pero... quiero saber, ¿Qué sientes por mi?

- ¿Qué siento por ti? - arqueó sus cejas - Bueno... eres mi ex pareja... supongo que aún siento muchas cosas al verte, es decir, nuestra separación es reciente, aún así... no deseo regresar contigo y eso me pone muy feliz.

- ¿Ya no me amas?

- No, definitivamente no.

Siempre estarás en mi corazón, Sesshomaru, pero... ya no de la misma manera en la que pensaba.

- ¿Qué hay de ti?

- Siempre voy a quererte - respondió con seguridad - Siempre voy a protegerte, en caso de que sea necesario, pero... como tú dijiste, esto no es amor.

- Si - sonrió, sintiendo un gran alivio en su pecho - Sólo quiero pedirte dos cosas...

- Te escucho.

- Primero, tu protección desaparecerá el día que yo encuentre una nueva relación, no quiero mantener contacto contigo que vaya más allá de nuestro trabajo...

- Te dije que mi protección es innegociable - intervino - Nadie te cuidará mejor que mi seguridad, mucho menos si Magatsuhi está cerca.

- Estoy hablando del futuro y, ni se te ocurra hablarme de ese sujeto ahora...

- ¿Cuál es tu segunda petición?

- Que cuides a esa jovencita - él abrió ligeramente sus ojos - Ella... es tan dulce y atenta... no quiero que pierda eso, por sentirse miserable en una mala relación - hizo una pausa - Mira hacia atrás, observa tus errores, aprende de ellos y trata de no repetirlos, si es que deseas entablar algo sólido con alguien.

Sonrió, desviando su mirada a su comida, dando un nuevo bocado.

- ¿Qué haremos con la casa? - preguntó.

Su cena continuó de manera tranquila, charlando sobre las cosas relacionadas al trabajo y su futuro con los inmuebles y elementos de los espacios compartidos.