El hermano menor de Mimi literalmente se congeló al estar frente a la rubia, su corazón dejó de latir, se olvidó completamente de respirar, todo su cuerpo comenzó a temblar.

—Izumi, te presento nuestro amigo e ingeniero de sonido, Ryo Akiyama. — Takuya le habló a la rubia.

La oji-verde sonrió— Hola. — Extendió su mano.

El hermano de Mimi observó esto y alzó su mano para corresponder el saludo— Ho-hola.

Literalmente fue una sensación extraña para el castaño cuando tomó la mano de su sobrina.

~Recuerdo~

—¡Que hermosas niñas! — Exclamó una joven y panzona Sora Takenouchi, de ocho meses de embarazo, mientras sostenía entre sus brazos a la hija menor de Yamato y Mimi.

Mimi sonrió—¿Tú crees? —Preguntó.

—¡Pues claro! — La pelirroja dirigió su mirada hacia la pequeña que Mimi sostenía en brazos— Esa pequeña, sin duda alguna se parece a ti. — Dirigió su mirada hacia la que sostenía en brazos y la alzó— Y esta se parece un poco a Yamato, aunque, heredó los ojos del abuelo de Yamato.

La castaña asintió— Sí, Matt me comentó que su abuelo tenía los ojos esmeraldas.

—Sin duda, son unos ángeles. — Comentó la pelirroja— Muy bellas ambas, cuando sean grandes no hay duda de que torturaran a los hombres.

Mimi rio— Ni pienses en decir eso frente a Yamato ¡Imagínate! Ahora que son bebés es aprensivo, no deja que nadie las tome. No me quiero imaginar que de posesivo pase a ser padre celoso.

—Bueno, tendría sus razones, estoy segura de que ambas serán bellísimas. — Musitó Sora— Además ¿No es así de celoso contigo, también?

Buen punto.

—Aunque, ahora que lo pienso, Yamato no debería temer. — La pelirroja volteo su mirada hacia el pequeño niño moreno de ojos azules que se encontraba en la habitación— Porque, supongo que su tío Ryo las cuidará ¿No?

El niño, quién evidentemente no le gustó el comentario, se cruzó de brazos y volteo la mirada— ¡No! ¡Yo no las cuidaré!

¿Qué?

Esta respuesta sorprendió a la pelirroja.

—¿No? — Preguntó Sora— ¿Por qué no?

—Porque no.

La Takenouchi alzó una ceja—Pero, ellas son tus sobrinas, tú eres más grande, debes cuidarlas.

—¡No! No quiero. — Respondió Ryo— Y no lo haré.

—¿Por qué?

—Por culpa de ellas todo se arruinó.

—¿Arruinó? —Preguntó Sora sorprendida.

El pequeño se cruzó de brazos y le dio la espalda— Por culpa de ellas, mi hermana ya no se preocupa por mi. — Musitó— Por culpa de esas dos, ya no juega conmigo, ni ve películas hasta tarde.

La pelirroja alzó una ceja— ¿Estás celoso?

—¡No! — Respondió el pequeño.

—Claro que lo estás.

—No, no lo estoy. —Gritó el oji-azul.

Sora hizo una mueca e intercambió miradas con Mimi, su amiga ya le había comentado que Ryo en todo su embarazo no aceptó ese cambio radical en su vida por la llegada de sus sobrinas. Por unos minutos pensó que cuando llegasen a casa se acostumbraría, pero evidentemente no fue así.

—Pero, querido…— Sora se acercó al pequeño— Observarlas Ryo, son hermosas tus sobrinas.

—¡No quiero verlas! — Regañó el niño.

—¿Por qué no?

—¡Ya dije por que no! — Exclamó enfurecido— Por su culpa ¡Todo se arruinó! Mi hermana ya no me quiere, no está conmigo, no juega conmigo, no me hace alimentos deliciosos ¡Todo se centra en ellas! ¡Eso no me gusta! — Fue así como se levantó del lugar en donde estaba— ¡Y jamás me va a gustar!

Fue así como el pequeño salió de la habitación en dirección a sala principal.

—Pero, Ryo…— Sora lo llamó, pero este no hizo caso— ¡Pobre de ti, amiga! — Volteo hacia Mimi— En verdad pensé que se acostumbraría.

—Yo también. — Mimi bajó su mirada triste.

Mientras tanto el pequeño llegó a la sala principal, tomó asiento en un sofá con los brazos cruzados.

Sora llegó al lugar y lo observó.

—Ryo...

—¡Déjame!— Exclamó— Quiero estar solo.

—Lo sé, pero no quiero dejarte solo.— Tomó asiento a su lado—entiendo que estás molesto, pero no puedes evitar que tus sobrinas hayan llegado. Ellas son parte de la familia, y tu hermana las necesita ahora más que nunca. — Sora se acercó con cautela y se sentó a su lado.

Ryo no levantó la mirada, pero suspiró con frustración.

—No me importa. Todo era mejor antes de que ellas vinieran. Ahora nadie se preocupa por mí.

Sora colocó una mano en el hombro de Ryo y le dijo con cariño:

—Tu hermana te ama, pero ahora tiene otras responsabilidades también.—Declaró—Sin embargo, aunque Mimi tenga hijas, no significa que se olvidará de ti. — Habló Sora— Tú siempre serás su prioridad, porque eres su hermanito.

—No creo que sea importante. —Respondió Ryo— Si lo fuera no se hubiera casado o embarazado. Ya que, conmigo era feliz ¿no?

—Claro que lo era y lo es, porque está contigo. — Contestó la pelirroja— Pero llegará el día en que tú crecerás, te casarás y formarás tu propia familia, tendrás hijos y ella se iba a quedar solita. —Habló— Dime ¿en verdad querías que Mimi se quedara sola?

Ryo hizo una mueca— No.

—¿Entonces?

El niño rodó los ojos— Mi familia y yo podíamos hacerle compañía. No era necesario que tuviera hijas.

—¿Enserio te desagrada la idea?

—¡Pues claro! —Gritó el niño— Antes éramos solo tú y yo. —Habló el pequeño— Sin esas bebés y Yamato, mi hermana y yo nos divertíamos. En cambio, ahora no.

—Las eras cambian Ryo, que ahora sean una familia más grande no es sinónimo que las cosas serán peor.

—Para ella no, pero para mí sí. — Respondió el pequeño— No me gustan estas bebés.

—¿Por qué no? — Preguntó Sora— Ellas no te han hecho mal. Al contrario, estoy segura de que si te dieras un minuto para conocerlas y estar con ellas te agradarían.

—¡Lo dudo! — Exclamó el Akiyama— Ellas solo lloran.

—Lloran porque son bebés. — Habló la pelirroja—Pero, piensa de aquí a un tiempo Nene e Izumi van a caminar, hablar y podrás jugar con ellas.

—¿Jugar? — Preguntó Ryo.

Sora asintió— ¡Pues claro! ¿Acaso crees que ellas se quedarán así toda su vida? — Preguntó— Llegaré el día en el cual no solo jugaran. Podrás ver películas con ellas, comer helados juntos y muchas cosas más. Serás algo así como, su hermano mayor.

¿Hermano mayor?

—¿Así como Mimi es conmigo? — Cuestionó el pequeño.

—¡Pues claro! ¿Quién dice que no? — Musitó la pelirroja— Así como Mimi te cuida y ama a ti, será tu deber cuidar y amar a sus hijas. — Habló— Y así también, Mimi no se sentirá triste ¿Sabes? A ella le haría muy feliz que tú aceptaras a sus hijas.

El pequeño hizo una mueca— Dudo que en algún momento llegue ese día.

—Bueno, no lo sabrás si no lo intentas. — Comentó Ryo se acercó a la pequeña bebé que Sora sostenía en sus brazos, grande fue su sorpresa al ver que esta abría los ojos.

—¡Wow! Tiene los ojos verdes.

La pelirroja asintió.

—Me gusta ese color. — Musitó el inocente Ryo.

—Lo sé. — La Takenouchi rio.

La bebé totalmente aislada de la conversación alzó levemente sus manitos.

—Sus manos son pequeñas. — Habló el oji-azul.

La oji-miel asintió.

El Akiyama se acercó sigilosamente a la pequeña y extendió su mano derecha hacia la pequeña, quién no demoró en jalar su dedo pulgar con sus pequeñas manos. Lo más sorprendente para Ryo fue ver como la pequeña al hacer esto sonreía.

—Al parecer le agrado. — Musitó— Me está sonriendo.

Sora también sonrió—¡Pues obvio! Eres su tío ¿no?

Una sonrisa se formó en el rostro del niño—Mi sobrina. — Musitó y sin decir más, se acercó a ella para besar su frente.

~Fin del recuerdo~

¡Que irónica era la vida! ¿No? Sora fue una de las personas que lo alejó de sus sobrinas. Y ahora, después de mucho…

¡Finalmente estaba frente a una de sus sobrinas!

Observó atentamente a la joven chica rubia frente a él y miles de pensamientos pasaron por su mente.

No llores Ryo, los hombres no lloran. — Se repitió así mismo mentalmente—¡Los hombres no lloran!—Aunque sí, tenía muchas ganas de llorar.

¡Debía actuar normal!

—¡Vaya, Takuya! No tenía idea que tendrías una bella invitada hoy al ensayo.— Comentó intentando sonar "normal" y a su vez alagar a su sobrina con lo de "bella"

El moreno llevó una mano a su nuca avergonzado, no obstante, antes que pudiese responder un móvil sonó.

¡Bip, bip!

—¡Ups! Disculpa. — Musitó Izumi antes de sacar su móvil y revisar la pantalla.

"Mamá"

Alzó una ceja sorprendida.

—Takuya, permiso, tengo que contestar, porque mi madre me llama.

—Responde, no hay problema. — Respondió el castaño.

—Gracias. — Contestó la rubia antes de alejarse del grupo y contestar.


Mientras tanto en la mansión de la familia Ishida.

—Me alegra saber que Rika hará el comunicado.— Comentó Nene.

—¿Alegrar?— Toshiko rio— Es lo mínimo que puede hacer luego de la vergüenza que nos hizo pasar.

—Toda la razón.—Musitó Hiroaki.

Yamato rodó los ojos molesto, odiaba los comentarios de su padre y de Toshiko con respecto a Rika. Aun más, sabiendo que tendrían que prácticamente fingir frente a esa entrevista ser "la familia perfecta" donde Rika haría un papel de "víctima" frente a todos, donde mencionaría que todo fue un montaje de unos compañeros de colegio que le hacen "bullying"

Sí, idea estratégica de la señora Anderson, ya que llevaría a la gente "empatizar" con una situación de "acoso escolar"

La cual era mentira.

Y lamentablemente, él no podría hacer nada al respecto.

—El reportero llegará dentro de unos quince minutos.— Comentó Haruna.

Yamato dirigió su mirada hacia ella.

—¿Dónde podemos hacer el comunicado? Señor Ishida.— La castaña le preguntó.

—Tenemos muchos lugares de la casa.—Respondió el padre de Rika.

—Creo que lo mejor sería hacer la entrevista en la terraza.—Musitó Nene.

—Sí, buena idea.—Comentó Toshiko.

Haruna asintió, considerando la sugerencia de la terraza como el lugar adecuado para realizar el comunicado.

—Hablando de entrevista, creo que lo mejor será estar presentable.— Comentó la hija castaña de Yamato.

Sí, por favor.—Pensó el rubio, quien estaba bastante enojado, ya que Nene insistía por desobedecerle. Cuando bien sabía que no soportaba verla vestida de esa manera, que fácilmente provocaba.

—Vamos querida, yo te ayudaré a escoger algo.— Agregó Toshiko.

Fue así como abuela y nieta salieron del lugar.

—¿Dónde queda la terraza?— Mimi le preguntó a Yamato, como si no supiera, porque en realidad si sabía, esa fue su casa.

—Por aquí.— Respondió Yamato— Yo la llevo.

Todos se dirigieron hacia el espacio exterior, encontrándose con una terraza con un techo transparente que permitía ver el cielo estrellado. Plantas decorativas rodeaban el área, y cómodos sillones y una mesa de centro completaban la escena. La vista panorámica era impresionante, pero algo en particular llamó la atención.

A un costado de la terraza, destacaba un piano blanco elegante y majestuoso. El instrumento musical parecía llamar a Mimi de manera especial. Sus ojos se iluminaron al verlo, y una presión se hizo presente en su pecho.

— ¡Wow! — Exclamó Mimi, incapaz de contener su emoción, y se acercó rápidamente al piano blanco— ¡Que hermoso instrumento!

—Está un poco viejo.

—Es un piano que significa mucho para mis hijas y para mi.—Comentó Yamato.

—¿A sí?

El rubio asintió.

Ese piano era muy importante para ella, porque era de su madre. Básicamente...

El único recuerdo que tenía de ella.

~Recuerdo~

—¿Dónde vamos Mimi?— Preguntó el rubio mientras caminaba con Mimi hacia la parte trasera de su pequeña casa.

—Ya verás.— Comentó la castaña antes de detenerse frente a una puerta, sacar una llave de su chaqueta y abrir— Te quiero presentar mi tesoro más guardado.

¿Su tesoro más guardado?

Fue así como la castaña abrió la puerta.

Yamato se sorprendió al descubrir un majestuoso piano de cola, color blanco elegante y majestuoso en el centro de la habitación, bañado por la luz suave de las lámparas.

—¡Wow!— Exclamó el rubio.

—Sí ¡Wow!— Musitó la castaña.

Ambos ingresaron a la habitación.

—No sabía que tenías un piano.— Comentó Yamato.

—Este piano perteneció a mi madre —comentó Mimi, sus ojos reflejando recuerdos entrelazados con emotividad.

Yamato se acercó al piano, admirando la elegancia del instrumento y percibiendo la conexión emocional que tenía para Mimi.

—Una vez me mencionaste que tu madre tocaba el piano, ¿verdad? —preguntó, notando la mezcla de tristeza y cariño en la mirada de Mimi.

—Sí, era una pianista extraordinaria. Solía tocar para mi hermano y para mí. Este piano era su refugio, donde dejaba que sus emociones fluyeran a través de la música.

Mimi abrió la tapa del piano, revelando las teclas bien cuidadas y llenas de historia. Su mirada se perdió en el instrumento mientras acariciaba suavemente las teclas.

—¿Y por qué lo tienes aquí?— Preguntó Yamato— Guardado.

Mimi suspiró.

—Porque me da nostalgia.— Comentó—Después de su partida, cerré esta habitación. No quería enfrentarme a la pérdida. Pero, recientemente, sentí que era hora de recordarla de una manera diferente.

Yamato comprendió la carga emocional que llevaba consigo ese piano y el gesto de Mimi al compartirlo con él.

—¿Y, tocas?

Mimi asintió.

—Algo sé.—Comentó antes de tomar asiento y posar sus manos en aquel instrumento.

~Actualidad~

Era increíble que lo mantuviera en una sola pieza en aquel lugar, creía que se desharía de él.

—¡Vaya!— Exclamó Haruna— No sabía que tenían esto.

Yamato sonrió de lado.

—Sí, la verdad es que mi hija Nene ama tocar.— Comentó— O al menos, le gustaba, cuando estaba estresada.

—No sabía que su hija tocaba.—Musitó la castaña.

—Poco lo saben, hace años que ya no toca.— Admitió Yamato.

Haruna depositó sus manos en las teclas del teclado y tocó— Parece estar en buen estado, aunque nadie lo toque.

—Sí, la verdad es que, aunque Nene ya no toca, me encargo siempre de hacerle mantención.— Musitó Yamato.

—¿A-así?— Preguntó Haruna.

El rubio asintió.

—¿Por qué?— Cuestionó la castaña— ¿Sabe tocar?

Yamato sonrió un tanto nostálgico.

—¿Saber?— Sora apareció en el lugar— Eso es decir poco. Toca excelente.

—No seas exagerada.—Musitó el rubio— Solo sé tocar un poco.

—Bueno, ese poco que sabes, es increíble.—Comentó la pelirroja.

—¿De verdad?— Preguntó la castaña.

—¿E?— Balbuceo Yamato— S-sí, cuando estoy estresado, de vez en cuando, toco un poco.

Haruna lo observó sorprendida.

~Recuerdos~

— Así es como se toca esa parte — explicaba Mimi, mostrando los movimientos precisos con sus manos.

Yamato, sentado junto a ella en el banco del piano, observaba atentamente sus manos y trataba de imitar los movimientos con suavidad. Mimi sonreía, impresionada por la disposición de Yamato para aprender a tocar el piano.

— Tienes buen ritmo, Yamato. Solo necesitas relajarte un poco más las manos. — Mimi colocó sus manos sobre las de Yamato, guiándolas con suavidad para corregir la postura.

El roce de sus manos creó una corriente eléctrica sutil que ambos notaron. Mimi se apartó ligeramente, sintiendo la cercanía, pero sin dejar de sonreír.

— ¿Así está mejor? — preguntó Mimi, mirando a los ojos de Yamato.

— Eso creo. — Respondió Yamato, un tanto distraído por la proximidad de sus rostros.

Mimi volvió a su posición inicial, pero la atmósfera había cambiado ligeramente. La música continuó llenando la habitación, pero ahora con una nota de complicidad entre los dos.

—¿Sabes? Si ensayas lo suficiente estoy segura de que lograrás dominar este instrumento, así como la guitarra.

~Actualidad~

—¡Vaya! No me hubiese imaginado que un hombre de negocios tocara.— Comentó Haruna.

Yamato bajó la mirada un tanto avergonzado.

—¿Podría escuchar que toque algo?— Preguntó la castaña.

—¿Y-yo tocar?— Cuestionó el rubio sorprendido.

Haruna asintió.

—¿E? N-no croe que sea lo mejor.— Respondió Yamato.

—¿Por qué no?— Preguntó Sora.

—Porque tenemos que arreglar todo para la entrevista.

—Sí, pero no nos haría mal relajar el ambiente.—Comentó la pelirroja.

El rubio hizo una mueca, la verdad es que no estaba de ánimos para tocar, eso generalmente lo hacia a solas o para sus hijas, no para desconocidos.

—Padre.— La voz de Rika se escuchó y ella apareció en el lugar—¿Está todo listo?

Yamato dirigió su mirada a su hija.

—Estamos en eso.


Luego de terminar la llamada con su madre, Izumi, se acercó a Takuya y su grupo de amigos para hablar con ellos.

—Takuya, muchas gracias por la invitación.—Declaró la rubia— Pero no podré quedarme.

—¿No?— Preguntó Ryo ante esto y aclaró su garganta intentando disimular su evidente sorpresa— ¿P-por qué no?

—¿Ocurrió algo con tu hermana?— Takuya le preguntó a Izumi.

La oji-verde asintió.

—Mi madre me dijo que encontró una forma de solucionar todo lo que ocurrió.—Respondió— No obstante, quiere que toda la familia estemos allá, así que tendré que ir.

—Entiendo.— Respondió el moreno—¿Quieres que te vaya a dejar?

—No gracias.— Contestó Izumi— Mi chofer vendrá por mi.

—¿Segura?— Preguntó el oji-azul— No hace falta que lo llames, yo te puedo ir a dejar con Takuya.— Rápidamente intentó ofrecerle su ayuda.

—Gracias, pero no se preocupen.—Habló la hija de Yamato— Le acabé de enviar mi ubicación al chofer, estará aquí en unos minutos.

¡Rayos!

Ryo hizo una mueca ante esto.

¡Justo cuando tenía a su sobrina frente a frente!

Apretó su puño.

—Muchas gracias por la invitación.—Izumi hizo una reverencia estilo japonesa— Me encantó escucharlos.

—Ven cuando quieras.— Musitó Tomoki.

Junpei asintió.

—Gracias.— Izumi sonrió antes de tomar su bolso y voltear hacia Hikari— Adiós, Hika, nos vemos pronto.

—Nos vemos.—Musitó la castaña.

Fue así como la rubia volteo hacia la salida.

—Ey, rubia, te acompaño a la salida.—Declaró Takuya.

—Bueno.

Fue así como ambos salieron del lugar.

—¿Segura que quieres esperar a tu chofer, en vez de que te vaya a dejar?

Izumi asintió.

—Espero que todo se solucione con tu hermana.

—Eso mismo espero.— Musitó la rubia.

—Cualquier cosa, no dudes en llamarme ¿si?— Declaró el moreno— Quizás, no seré la cura para tu tristeza, pero puedo cantarte muchas canciones para subir tu ánimo.

La rubia sonrió ante esto.

Este chico tenía buena vibra, era alegre y muy amable.

—Gracias, lo tendré en cuenta.— Declaró la oji-verde— Y créeme, le cobraré la palabra a tu banda para venir otra vez a escucharlo, ya que ¡Son increíbles!

Takuya sonrió—Nos falta mucho para ser increíbles.— Comentó— Pero me siento alagado por recibir ese comentario, sobre todo de ti.

Izumi sonrió aún más ante este comentario.


Fue así como Izumi Ishida regresó a su casa, y junto a su familia Yamato, Sora, Rika y Nene realizaron el comunicado, mejor dicho, armaron el "teatro" donde Rika admitía haber sido víctima de un montaje realizado por personas que la humillaban en el colegio.

Luego de varias preguntas, Rika contó lo difícil que era para ella pertenecer a una familia que resultaba ser el blanco de todos por lo "excepcional que era" y que siempre estaba abierta a las críticas, no obstante, negaría absolutamente el haber asistido a aquel lugar y que jamás se drogaría, ya que pertenecía a una familia "perfecta" donde le enseñaban modales, buena educación y ética.

Sora y Yamato apoyaron a su hija, Nene e Izumi también dieron palabras de aliento y finalmente, Hiroaki con Toshiko también actuaron como los "abuelos del año" apoyando a Rika.


—Haruna. — Yamato llamó a la castaña mujer, quién luego de acabar con toda la entrevista se dispuso a retirarse.

La nombrada volteo hacia Yamato.

—O-o digo, señora Anderson. — Corrigió el rubio.

—Dígame por mi nombre. — Contestó la castaña.

El rubio asintió.

—Quiero agradecerle por hablar con Rika y convencerla de hacer esto. — Habló el rubio— Y lógicamente por ayudarnos en aclarar esto.

—No debe agradecerme. —Musitó la oji-miel— Simplemente hice lo que debía hacer, mejor dicho, lo que cualquiera hubiese hecho.

—Eso mismo dijo la última vez. — Comentó el oji-azul— Pero créame, no cualquiera lo haría, al contrario, existen muchas personas que sacarían provecho de esto.

Vender esto a la prensa era una fortuna asegurada.

—Bueno, yo no soy ese tipo de persona. — Respondió la castaña.

Evidentemente no.

Yamato pasó su mirada por la joven mujer e inevitable fue quedarse congelado al observar detenidamente sus ojos…Ojos miel…Esos ojos eran los mismos que tenía…

El amor de su vida.

Era curioso ¿No? Esta mujer era completamente diferente a Mimi Tachikawa, pero lograba recordarle mucho a ella.

—Me pregunto qué clase de persona será…— Musitó Yamato.

Haruna rio— Créame, no soy del tipo que busca solo el bien económico.

—Evidentemente no. — Primero lo ayudó a él y ahora a Rika— Eso habla bien de usted.

—¿De verdad? — Preguntó la castaña.

Yamato asintió— De verdad, muchas gracias. — Extendió su mano— Por todo.

Haruna, mejor dicho, Mimi observó la mano del rubio y no dudo en responder.

—Espero algún día poder pagarle esto que hizo.

—No se preocupe por pagar. — Comentó la castaña.

—Lo digo de verdad. En verdad quiero agradecerle.

—Yo también lo digo de verdad, señor Ishida.— Musitó Mimi antes de depositar una mano en su hombro de derecho— Todo está bien.

Yamato sonrió ante esto, verdaderamente estaba agradecido con esa mujer, al menos con su idea, la gente no buscaría difamar a su familia y Rika no quedaría expuesta a comentarios ajenos, independiente de lo que ocurriese con ellos.


~Al día siguiente~


Un día nuevo comenzó y todas las personas con sus respectivos quehaceres se dispusieron a realizar sus labores. No obstante, Sora Ishida, esposa de Yamato, se dispuso a hacer un alto en su vida y realizar aquella actividad que su psiquiatra le recetó.

Ir al Spa.

Sí, ir al spa.

Lamentablemente desde hace un tiempo su cuerpo no reaccionaba de la mejor forma. Tenía crisis de estrés, ansiedad, angustia, básicamente muchos problemas que afectaban su psiqui.

Suspiró.

Luego de lo vivido el día anterior con Rika necesitaba descansar.

En paralelo a esto, Mimi, mejor dicho, Haruna Anderson, también asistiría a aquel lugar, ya que su asistente personal le mencionó que la mujer Ishida estaría en ese lugar y como su propósito era ganarse la confianza de todos los Ishida, sería beneficioso para ella interactuar con ella.

Fue así como la mujer castaña ingresó al lobby de

—Señora Ishida. —Musitó la castaña.

—Señora Anderson.

Ambas intercambiaron miradas sorprendidas de verse.

—¡Vaya! No esperaba encontrarla aquí. — Comentó Haruna.

Sí, mentira.

—Yo tampoco. — Respondió Sora—Pero me alegra verla.

—Igualmente.— Musitó la castaña.

—Buenos días, a las dos.— Comentó la recepcionista—¿Vienen a una sesión de masajes?

Fue así como cada una registro su ingreso.


—Ayer fue un día demasiado extremo, con muchas emociones, negativas en su mayoría. — Habló Izumi— Pero me lograste sacar una sonrisa y te agradezco.

—No me agradezcas, son mil yeans, rubia.

¿Qué?

Takuya rio ante el rostro de la chica—Es broma.

—¡Idiota! — Exclamó la oji-verde con burla antes de golpear amistosamente su hombro con su puño— ¿Por qué haces eso?

—No sé. —Comentó el moreno— Porque una persona bastante fastidiosa me hizo algo similar hace un tiempo. Aunque, bueno, esa persona luego se arrepintió y dejó de ser fastidiosa para mí.

—Mmm…Me pregunto quién será. — Musitó con burla la rubia antes de voltear.

Takuya rio.

—Lo digo enserio, en verdad me siento muy agradecida contigo.— Declaró Izumi— Espero poder compensártelo con algo.— Musitó antes de sacar una vasija plastica de su bolso— Te traje esto.

—¿Esto? — Preguntó Takuya— ¿Esto qué?

La rubia sacó la tapa de la fuente y dejó ver unas deliciosas empanadas japonesas.

—¿Empanadas japonesas?

Izumi asintió— Para desayunar. — Comentó— Sé que la comida no compensará las palabras y tu acción, pero quiero expresarte mi gratitud.

—¡Vaya!—Exclamó el moreno— No es necesario.

—¡Claro que lo es!— Contestó la rubia— ¡Aceptalas! ¿Si? Me esforce mucho por hacerlas.

Este comentario llamó la atención de Takuya.

—¿Tú las hiciste?— Preguntó.

Izumi asintió.

—¡Wow!— Exclamó el moreno— No sabía que una niña criada para gozar de la vida y comodidades sabría hacer algo como eso.

—¡Que prejuicioso!— Musitó la rubia— ¡Pues claro que se cocinar!

Takuya recibió la vasija plástica.

—Me pregunto si tendrán buen sabor.

—¡Pruébalas!— Exclamó Izumi— Y verás tú mismo.

Fue así como el moreno tomó una empanada y le dio un bocado.

Grande fue su sorpresa al verificar el sabor que tenía.

—¡Wow!— Exclamó Takuya.

—¿Cómo está?

—¡Excelente!— Contestó el moreno.

Jamás esperó que la rubia cocinara tan bien.

—Me alegra que te guste.

—¿Gustar?— Preguntó el castaño— ¡Me encantó! Está deliciosa.

Izumi sonrió— Que bueno.—Musitó— Disfruta tu desayuno.

Takuya le extendió la vasija—¡Toma! Desayuna conmigo.

La rubia observó esto sorprendida.

—Gracias, pero estas empanadas son para ti, no creo que sea de buena educación que yo coma, cuando es un regalo para ti.

—¡Ey! Tranquila.— Exclamó el moreno— No me gusta comer solo, además, como chef de esta delicia creo que es lo mínimo que te de aprobar una.

—Enserio, no es necesario.

—¡Ey! ¡Acepta de una buena vez!

Izumi, agradecida por el gesto y deseando compartir el sabor de su esfuerzo culinario, aceptó la empanada ofrecida por Takuya.

— ¡Claro, gracias! —respondió la rubia, tomando la empanada de las manos de Takuya y dando un mordisco.

Mientras Takuya y Izumi disfrutaban de las empanadas y compartían alegres conversaciones, la atmósfera se volvía más relajada. Entre risas y anécdotas, el moreno y la rubia compartieron el momento, saboreando el fruto del esfuerzo culinario de Izumi hasta terminar.

— Gracias por estas empanadas, Izumi. Son increíbles.— Estaba satisfecho y con energía para comenzar a trabajar.

—¡Oh, de nada! Me alegra que te gusten.— La rubia pasó su mirada por el moreno y notó un pequeño residuo de la empanada en sus labios—Disculpa, te quedó un poco de azúcar glaseada en el borde del labio.

—¿A sí?— El moreno depositó sus dedos en el lado izquierdo sus labios e intentó limpiar (Sí, no optó por una servilleta, porque se le olvidó)

—Espera, no es ahí.— Fue así como Izumi tomó una servilleta y se acercó a él para limpiar suavemente su labio.

En ese preciso momento, Kouji llegó al lugar, observando la cercanía entre Takuya e Izumi. Una sombra de incomodidad cruzó su rostro al ver la escena.

— ¿Qué está pasando aquí? — Preguntó Kouji, con una mirada entre sorprendida e incómoda, sin poder evitar notar la proximidad entre Takuya e Izumi.


"Familia Ishida disipa todo comentario realizado en las redes sociales, dando un comunicado y explicando las cosas"

"Familia Ishida un ejemplo de unión a seguir"

"Familia Ishida, como siempre, siendo un ejemplo a seguir"

—¡Vaya, vaya!—Musitó Hiroaki Ishida mientras observaba la noticia del diario— Haruna Anderson verdaderamente fue inteligente al darnos la idea al dar un comunicado.

—Todo el mundo habla de lo increíble que es la familia Ishida al presentarse firmemente ante la prensa, todos juntos, dispuestos a disipar las calumnias que les han levantado.— Comentó Kiriha.

Nene asintió orgullosa.

—Fue una buena idea.

Takeru hizo una mueca.

—No creo que fue lo mejor. Tal vez, hubiese sido mejor ahorrarle aquel momento a Rika.

—Tk, no te lamentes, era necesario hacer esto.— Declaró Nene— En especial Rika, ya que por culpa de ella todas esta situación se dio.

—Nene, tu hermana está pasando un momento difícil.— Habló Takeru— Lo que menos necesita es presión.

—Ya suenas como psicólogo.— Musitó Hiroaki con ironía—Como sea, lo importante es que nuestra imagen mejoró.

"Nuestra imagen"

—¿Eso es lo único que te importa?

—¡Pues claro!— Declaró el castaño—Recuerda que estamos al frente de una importante empresa, necesitamos estar bien.— Musitó— Y hablando de eso, Nene y Kiriha ¿cómo están las cosas para la reunión?

—¡Excelente!— Exclamó Nene— Solo debemos revisar algunos detalles y estará perfecto.

—Muy bien, entonces, vayan a trabajar.— Ordenó Hiroaki.

Nene y Kiriha asintieron antes de salir del lugar.

Hiroaki dirigió su mirada a su hijo— ¡Por favor! Takeru, cambia el rostro.

¿Qué hizo mal? ¿Por qué Takeru era parecido a Yamato?

—Acaso ¿quieres que esté feliz por esta actuación?— Preguntó el oji-azul.

—No, pero tampoco quiero que estés con esa cara ¡Al menos intenta disimular!

—Padre, en verdad no logro entender tu forma de pensar.

—¡Pues deberías! Ya no eres un niño, eres consciente de todo lo que ocurre Takeru. —Declaró el castaño— ¡Y desde ya! Quiero que prestes mucha atención a todo lo que haga o deje de hacer tu sobrina, ya que no quiero que esto se vuelva a repetir.

Takeru rodó los ojos, tomó su bolso y se alejó— Mejor me iré a la Universidad.


Sora y Haruna se sumergieron en la atmósfera serena de la sauna, donde el vapor danzaba en el aire como un suave velo. La penumbra acogedora del espacio dejaba entrever contornos etéreos, creando un ambiente íntimo y relajante.

El calor envolvía sus cuerpos gradualmente, haciéndoles sentir la suave caricia del vapor en su piel. Cada inhalación parecía llenar sus pulmones con la esencia revitalizante de las hierbas aromáticas que se desprendían en la sala. Las paredes de madera, impregnadas por años de vapores curativos, emanaban un calor reconfortante.

Sora y Haruna, envueltas en toallas blancas, se acomodaron en los bancos de madera, permitiendo que la cálida atmósfera penetrara en cada poro de su piel. El silencio solo se rompía por el suave murmullo del vapor al entrar en contacto con las piedras calientes.

Los destellos de luz a través de las rendijas de las ventanas creaban patrones efímeros en la neblina, añadiendo un toque de misticismo al entorno. Sora cerró los ojos, sumergiéndose en la quietud y dejando que el estrés del día se disolviera en la vaporosa esencia que las rodeaba.

Haruna, por su parte, suspiró profundamente, sintiendo cómo la tensión abandonaba gradualmente su cuerpo. La sauna se convirtió en un santuario de paz, donde el tiempo se dilataba, permitiéndoles disfrutar de un respiro revitalizante en medio de sus vidas agitadas.

—¡Vaya!— Exclamó la castaña— ¡Que relajante!

Sora asintió.

—¿Es su primera vez en este spa? ¿cierto?

Haruna asintió— Donde vivía antes asistía a mi spa personal.— Comentó— No obstante, ahora que me cambie de país y ciudad tuve que encontrar uno. Me dieron el dato de este dicen que es bueno.

—Lo es.— Contestó Sora— Escogió una buena opción señora Anderson.

La castaña hizo una mueca:

—En vez de hablarnos de "usted" podríamos hablarnos de "tú" ¿no cree?— Preguntó Haruna— Después de todo, parece que tenemos casi la misma edad.

Sora asintió— Me encantaría.

La castaña sonrió.

—¿Y tú, Sora?— Preguntó— ¿Vienes seguido a este lugar?

La pelirroja asintió.

—Sí.

—Me imagino que una mujer con tantas preocupaciones necesita descansar de vez en cuando.

—Sí, generalmente vengo aquí para relajarme. — Habló Sora— Como tú bien mencionaste, tengo muchas responsabilidades en mi compañía de moda y pasó mucho estrés que necesito liberar. Al principio optaba por el deporte, pero luego mis hijas, Nene e Izumi, me recomendaron este lugar y vine.

"Sus hijas"

Era difícil escuchar eso.

Haruna pasó su mirada por el lugar— ¿Y ellas no vinieron en esta ocasión contigo?

—De vez en cuando vienen, pero hoy justamente no. — Respondió Sora— Ambas les gustas ser responsables con la Universidad y sus respectivos trabajos, prefieren venir más tarde.

—Comprendo. — Musitó la castaña.

Era una pena.

Quería pasar más tiempo con ellas.

—Debe ser genial tener hijas tan aplicadas como ellas ¿no? — Comentó Haruna.

Sora asintió y sonrió— Sí, lo es. — Comentó.

Quizás, sus hijas nunca reemplazarían a su hijo, Isamu, pero la llenaban de orgullo, felicidad y amor.

—Tanto Nene, como Izumi…—Suspiró— Y Rika, son mi más grande orgullo. — A pesar de que esta última fuera desorganizada y un tanto rebelde, siempre la lleno de mucha alegría.

Mimi se mordió el labio inferior.

Por más que intentaba, era casi imposible contener sus emociones. Realmente no lograba entender ¿Por qué o cómo Sora logró ser feliz sin ningún cargo de consciencia? ¡Taichi y ella estaban muertos frente al mundo! ¡Su hijo, Isamu, también! ¡Ella también perdió a su bebé! Y los Ishida continuaron como si nada.

¿Qué clase de persona era? ¡Maldecía el día en que ambas se conocieron! Ser su amiga fue el peor error de su vida.

—¿Y tú, Haruna?... — La voz de Sora la sacó de sus pensamientos

Mimi rápidamente alzó la mirada hacia ella.

—Cuéntame ¿cómo es tu vida? —Preguntó la pelirroja— Me gustaría saber de ti.

¿Saber de ella?

—Si no te importa, claro.

La castaña apretó sus dientes. Tenía muchas ganas de decirle muchas cosas, mas, no podía decirle su origen.

—¿Estás o estuviste casada? ¿Tienes hijos o no?

Debía improvisar ¿no?

¡Un minuto!

Una idea vino a su mente…Una idea que la haría recordar tanto a Taichi Yagami como a Mimi Tachikawa…

—Lamentablemente mi vida no es color de rosas. — Comentó Haruna.

Esto llamó la atención de Sora.

—Respondiendo a tus preguntas. Sí, estuve casada, hace mucho tiempo y también fui madre…

"Fui"

La pelirroja alzó una ceja.

—En mi adolescencia, cuando tenía aproximadamente 17 años, tuve un pequeño. —Suspiró la castaña— Pero, no fui feliz y no pude disfrutar mucho de mi familia. — Bajó la mirada triste— Ya que mi esposo me engañó.

¿Qué? ¿La engañó?

Pensó Sora sorprendida.

Haruna suspiró— De la peor forma. — Llevó una mano a su boca— Con mi mejor amiga.

La pelirroja hizo una mueca—¡Que mal! —Exclamó— Eso debió ser difícil.

La castaña asintió— Lo fue. — Suspiró— Pero más difícil fue lo que vino a continuación.

—¿A continuación?

—Un día mi esposo quiso llevar a nuestro pequeño a dar una vuelta, fue en su auto, mas…—Hizo una mueca— Nunca regresaron, tuvieron un accidente.— Declaró Haruna con "tristeza" — Y mi pequeño mu…—Llevó una mano a su boca y unas lágrimas brotaron de sus ojos— Murieron.

Sora literalmente se quedó sin palabras ante esa historia tan similar a la de ella.

—Debió ser difícil salir hacia adelante, luego de eso.

—Lo fue.—Contestó Haruna— Estuve durante mucho tiempo en una depresión gigante. No obs tante, ir al psiquiatra y centrarme en mi trabajo me sirvió para avanzar.

—¿Y tú familia?

La castaña hizo una mueca.

—Lamentablemente no tengo más familia.— Declaró— Solo tenía a mi hijo y mi esposo.

Suspiró.

—Que triste.—Musitó Sora.

Haruna asintió.

—Tú eres privilegiada ¿sabes? al tener una familia bella, tienes a tu madre, tres hijas, y a tu esposo, Yamato.

"Tres hijas, y a tu esposo, Yamato"

Se mordió el labio inferior.

Ellos eran su familia ahora, pero en su minuto también tuvo un hijo y un amor que terminó rompiendo su corazón en mil pedazos luego de su muerte, cuando salió a la luz que Taichi era amante con Mimi, su mejor amiga.


—Kouji ¿qué haces aquí?—Izumi se sorprendió al ver a su novio en aquel lugar.

El Minamoto observó disgustado a su novia y a ese chico moreno, quién otra vez estaba junto a ella.

—Vine a buscarte.—Respondió— ¿No me dijiste anoche que te viniera a buscar para ir a la Universidad?

¡Rayos!

Lo había olvidado.

—S-sí, disculpa.— Izumi rápidamente volteo hacia su escritorio y tomó su bolso— Takuya, necesito que hables con Nanami, ella está a cargo de la sesión de fotos de hoy, es probable que yo regrese en la tarde, de no ser así, Miyako te dará las instrucciones de la próxima tarea que debes ejercer.

El moreno asintió.

—Está bien.

La rubia cerró su bolso y lo acomodó en su hombro.

—¿Nos vemos?

Takuya asintió.

Fue así como la rubia salió del lugar.

Kouji antes de salir de dedicó una mirada de pocos amigos a Takuya, y viceversa.

El Minamoto salió del lugar cerrando la puerta tras él. Izumi se acercó a él dispuesta a tomar su mano, no obstante, el oji-azul rápidamente movió su mano impidiendo el agarre.

—¡Ey!— Exclamó la oji-verde— ¿Qué te ocurre? Quería tomar tu mano.

—¿Crees que es tan fácil, venir y tomar mi mano sin más?— Preguntó Kouji— Primero desinfecta tu mano y luego hablamos.

El Minamoto se dirigió a la escalera.

¿Desinfectar su mano?

Izumi se acercó a él.

—¡Eh! No seas ofensivo.— Declaró.

—Simplemente digo la verdad.

—¡Oye!— Exclamó la rubia— ¡Habla bien!

—¿Y cómo quieres que hable bien?—Preguntó— Si no me gustó encontrarte nuevamente con él.

—¿Estás enojado por qué simplemente estoy hablando con él?

—¡Pues claro! No es primera vez que te encuentro con ese chico.— Habló Kouji— Y para variar, pareciera que te agrada, porque cada vez que los veo juntos están riendo y hablando a gusto.

—¿Qué?— Preguntó Izumi— Claro que no.

—Claro que sí.— Respondió el oji-azul— Dime ¿qué está ocurriendo entre ustedes?

—Nada.— Contestó la rubia— Nada ocurre entre nosotros.

—A mí me parece que sí.— Regañó el Minamoto— Dime la verdad.

—¡Estoy diciendo la verdad!— Exclamó Izumi.

—¡Evidentemente no!— Kouji alzó la voz.

La oji-verde alzó una ceja sorprendida ante el mal humor de su novio y sobre todo que este alzara la voz. Él era una persona calmada, jamás lo vio alterarse por estupideces, siempre era tranquilo, se enojaba, pero jamás llegó a actuar de esta forma.

—¿Qué te ocurre?— Preguntó Izumi— No me digas que estás celoso.

—¡No lo estoy!— Respondió el oji-azul— Simplemente no me da confianza verte con él.

Ya era tercera vez que los encontraba juntos.

—No debes preocuparte, él es mi amigo, es buen chico, por favor, no me regañes por estar con él.— Rogó la rubia.

Kouji simplemente hizo una mueca, esta situación no le agradaba.

—Te lo dejaré bien claro, Izumi, no me agrada ese chico y no me gusta que estés con él.


En la oficina, el murmullo constante de teclados y el zumbido de conversaciones formaban el telón de fondo de la jornada laboral. Nene se sumergía en sus tareas, concentrada en la pantalla de su computadora, mientras Kiriha revisaba informes en su escritorio cercano.

Nene, con su habilidad innata para la multitarea, encontró una forma sutil pero efectiva de incluir acciones coquetas en su rutina laboral. A cada paso, movía con gracia su cabello, y su risa resonaba de manera melodiosa en el espacio de trabajo. De vez en cuando, lanzaba miradas furtivas y sonrisas traviesas a Kiriha.

Kiriha, por otro lado, intentaba mantener su enfoque en las responsabilidades laborales, pero las coquetas acciones de Nene lograban socavar su concentración. Podía sentir el rubor subir por sus mejillas cuando Nene se acercaba para discutir algún proyecto o pedir su opinión.

—¿Qué opinas de esta propuesta, Kiriha? —preguntó Nene, inclinándose ligeramente hacia adelante, sus ojos centelleando con astucia.

Kiriha, luchando contra su propia reacción nerviosa, intentó mantener la profesionalidad. —Uh, sí, creo que... creo que es una buena idea.

Nene sonrió con satisfacción, notando el leve titubeo en las palabras de Kiriha. No era ajena al efecto que tenía en su colega, y disfrutaba cada momento de esa complicidad juguetona.

A medida que avanzaba el día, la danza sutil entre Nene y Kiriha continuaba. La oficina se convirtió en el escenario de interacciones llenas de chispa, donde Nene desplegaba sus encantos de manera cuidadosa pero deliberada, y Kiriha trataba de mantener el equilibrio entre la seriedad laboral y la distracción provocada.

—Kiriha.— Nene llamó al rubio.

—¿Sí?

—¿Qué harás luego de la reunión?

—¿E?—Balbuceo Kiriha— ¿P-por qué?— Preguntó— ¿Por qué preguntas?

—Porque quiero hacerte una invitación.

¿Invitación?

Nene aclaró su garganta— Bueno, en realidad hacerles.

—¿Hacerles?

La castaña asintió— A tu novio y a ti.

¿Qué?

Kiriha se sorprendió ante esto.

—Quiero que invites a tu novio a salir, quiero conocerlo.— Comentó Nene.

¡No, esto no era posible!

—¿Po-por qué?— Preguntó Kiriha— Él otro día lo viste.

—Sí, pero la situación fue extraña.— Respondió la castaña— Me gustaría conocerlo.

El oji-azul hizo una mueca— N-no creo que sea necesario, Nene.

—¿Por qué no?— Cuestionó la chica— Me da curiosidad, eres mi compañero de trabajo y me gustaría saber más de ti. Y si eso incluye conocer a tu pareja, no me parece extraño.

—No creo que sea buena idea.

—¿Por qué no?

—No te gustará conocerlo.

—¿Por qué no quieres que lo conozca?— Preguntó Nene— Acaso ¿me estás ocultando algo?— Se acercó al rubio.

Kiriha ante esto, rápidamente retrocedió— ¿E? N-no, no, claro que no.

—¿Entonces?— Cuestionó la castaña— ¿Por qué no me lo presentas?

El oji-azul se mordió el labio inferior, completamente nervioso, no quería tener que presentarle a Nene su "novio" porque la verdad era que él no era homo, al contrario, era muy hetero y tener que actuar como lo otro significaba un golpe a su orgullo.

No obstante...

Debía mantener su puesto en esa empresa

—Está bien.— Contestó— Nene, te presentaré a Ryouma.


Luego de su ida al Spa.

Haruna Anderson, mejor dicho, Mimi Tachikawa, se dispuso a volver a su casa, al llegar ahí Koushiro le dijo que le tenía una sorpresa.

Sí, una sorpresa.

Ambos se montaron en un auto y ahora estaban frente a una especia de cafetería o algo así.

Mimi observó la cafetería universitaria a la cual Koushiro la trajo, sin explicación alguna, era bastante elegante donde había muchas personas, la mayoría jóvenes entre veinte a treinta años.

—Izzy ¿Qué estamos haciendo aquí?— Cuestionó la castaña sorprendida de la ida a ese lugar. El pelirrojo le dijo que le tenía una sorpresa. Pero se contuvo a darle detalles de eso—¿Por qué me trajiste a este lugar?

—Ya te dije, es una sorpresa.— Respondió el Izumi.

—Sí, me dijiste eso, pero estoy desconcertada.—Musitó Mimi— Al menos dame una pista.

—Señorita Anderson, por favor, no sea impaciente.— Habló el padre de Akari— Y mejor tomemos asiento para pedir una taza de café.

¿Pedir una taza de café?

La castaña simplemente tomó asiento alrededor de una mesa, Koushiro hizo lo mismo.

A los pocos minutos en el lugar de la barra apareció una joven castaña de cabello claro, ojos marrones y piel trigueña, la cual se acercó a ellos.

¡Bingo!

Pensó Koushiro.

Mimi dirigió su mirada hacia su amigo.

—Y bien ¿me dirás por qué me trajiste aquí?

—¡Que insistente!—Exclamó el Izumi.

—Obvio que seré insistente, me trajiste aquí sin explicación alguna. —Comentó la castaña.

El pelirrojo sigilosamente a la mesera.

—¿Ves a esa joven?

Mimi asintió— Si, la veo.— Respondió— ¿Por qué preguntas?

—¿No te parece familiar?— Preguntó Koushiro, básicamente plagiando la conversación que tuvo con Ryo hace unos días.

La castaña negó— ¿La conozco?

El pelirrojo asintió.

—¿Quién es?

—Ya verás.— Musitó el hombre de cabello oscuro antes de voltear hacia la joven y alzar levemente la mano.

La castaña al ver esto, rápidamente agarró una pequeña agenda, salió de la barra y llegó junto a ellos—Bienvenidos a "Sweet Coffe"— Musitó— Me presento, mi nombre es Hikari Kanbara y seré su mesera.

¿Hikari Kanbara?

Mimi se sorprendió al escuchar este nombre.

¡Ese era el nombre de la hermana de Tai!

—¿Quieren que les traiga la carta en físico o prefieren revisar nuestro menú en la aplicación?— Preguntó la castaña.

—Física, por favor.— Respondió Koushiro.

Generalmente utilizaba las aplicaciones, sin embargo, necesitaba intercambiar más palabras con ella.

—Está bien, iré a buscarla.— Contestó la castaña antes de voltear hacia la barra y caminar hacia ella.

La Tachikawa examinó a la joven de pies a cabeza.

¿Cómo no lo pensó antes?

¡Era idéntica a su madre, Yuuko!

La emoción se hizo presente en Mimi.

¡Ella era la hermana de Taichi!

Era increíble pensar que ya no era esa bebé que tomó en brazos.

—¿Ella trabaja aquí?

Koushiro asintió.

—Al parecer también estudia, pero en la facultad de educación.— Koushiro susurró— Quiere ser parvularia.

Hikari se acercó a ellos y les entregó las cartas.

—Tomen, aquí tienen.

Koushiro y Mimi recibieron la carta.

—Les daré unos minutos para que revisen.—Musitó Hikari antes de alejarse.

Mimi dirigió su mirada hacia al pelirroja.

—¿Qué más sabes de ella?

—No mucho.— Respondió Koushiro—Sé que estuvo viviendo en el Sur de país junto a su madre, sin embargo, cuando ingresó a la Universidad, Yuuko y ella cambiaron su residencia a Tokyo.

—¿Sabes por qué tiene el apellido Kanbara?

Koushiro negó.

—La verdad es que no.—Comentó— Aunque, debo imaginarme que tal vez es para no llamar la atención, como bien sabes, Yuuko no quedó en buenos términos con Sora luego de que Taichi fuera acusado de infiel.

Sí, lo recordaba.

—¿Y qué ocurre con Hikari?—Preguntó Mimi— Yuuko murió, así que ¿está sola?

—No.— Contestó Koushiro—Al parecer, vive con un primo.

—¿Un primo?

El pelirrojo asintió.

—¿Recuerdas que Yuuko tenía un hermano? Llamado, curiosamente, igual que Taichi.

Mimi asintió.

—Sí, eso también lo recuerdo.

Taichi más de una vez mencionó a su tío, Taichi Kanbara, quien vivía en Estados Unidos y a quien Yuuko adoraba, tanto así que a su hijo le colocó el mismo nombre.

—Su tío Taichi, tuvo un hijo y él vive junto a Hikari.— Comentó— Curiosamente, el primo de Hikari es ese chico el día de la fiesta fue mesero y fue quién cantó frente a todos.

—Que bien, entonces ¿no está sola?

Koushiro negó.

Menos mal.

En verdad odiaba pensar en que Hikari, ahora estaba sola, sin su madre, padre y hermano frente a la vida.

Ella no lo merecía, después de todo, su familia sufrió mucho por las injusticias de Sora y su madre.

Hikari volteo en dirección hacia Koushiro y Mimi, sacó de su delantal una pequeña agenda y se acercó a ellos.

—¿Escogieron que van a pedir?

El pelirrojo asintió.

—Quiero un café cortado.— Respondió Koushiro— ¿Y tú, Haruna?

—¿E?— Balbuceo la castaña— Quiero un capuchino con una pie de limón.

Hikari anotó en su agenda.

—¡No!— Exclamó la Tachikawa— Que sea de manzana.

La Kanbara asintió.

—Pero, ahora que lo pienso igual me gustaría algo salado.— Musitó Mimi— Mmm...Así que, prefiero cambiar el pie por sushi. Aunque...—Llevó una mano a su mentón— Ahora que lo pienso me gustaría ambos.

La joven alzó una ceja sorprendida ante la indecisión de la mujer—¿E? Entonces ¿quiere un capuchino, un pie y arrollados primavera?

Mimi asintió.

—¿Cuántos arrollados? ¿Media docena o una docena completa?— Preguntó Hikari.

—Media.— Contestó Haruna.

Hikari se dispuso a anotar.

—¡No!— La mujer intervino— Una completa.

La joven alzó las cejas— Está bien. Iré a buscar su orden, permiso. — Fue así como se alejó del lugar.

—¡Vaya! Algunas cosas no cambian.— Comentó Koushiro— Siempre fuiste indecisa con la comida.

—No me culpes.— Musitó Mimi— Debo ser selectiva con mi alimentación.

—Bueno, pedir una docena solo para ti no es ser muy selectiva.— Musitó el pelirrojo.

—¿Crees que los comeré todos?— Preguntó la castaña.

Koushiro asintió.

—¡Ojalá pudiera!—Exclamó la Anderson/Tachikawa.

Quizás, antes sí, cuando era joven era insaciable en ese sentido, comía sin parar, su estómago nunca estaba satisfecho, como si un agujero negro absorbiera todo.

Sin embargo, en su último embarazo tuvo muchas nauseas, vomitaba seguido, comía poco, lo que provocó que su estómago se encogiera y su apetito disminuyera en gran manera.

—Pedí una docena para llevarle algunos a Akari.— Musitó Mimi— Tu hija luego de esas intensas clases de matemáticas y ciencias necesitará alimentarse bien.

—Por favor, no toquemos ese tema de nuevo, es algo que está cerrado.

Mimi negó— Lo siento, pero me es inevitable apiadarme por ella.

Akari merecía hacer otro tipo de cosas con su vida, no era una esclava de Koushiro, era su hija, no un robot.

Koushiro y Mimi estaban esperando su orden, tranquilos.

De repente en el restaurante aparecieron dos jóvenes que llamaron su atención por el bullicio que traían.

La castaña reconoció al instante a su hija, Izumi. Junto a ella venía un chico rubio de ojos azules, a quién también reconoció.

Él era Takeru Ishida, el hermano de Yamato.


Izumi intentaba a diestra y siniestra, con todas sus fuerzas, hacer que Takeru ingresara a la cafetería de la Universidad. Lo jalaba de mil formas, por el brazo, por la chaqueta, incluso del cabello, pero él se rehusaba al ingresar.

—Tk, vamos, por favor, entra.

—Zoe, por favor, no quiero ir. — Contestó el oji-azul— ¡Tengo examen! No tengo tiempo para perder.

—Tú examen es dentro de media hora, tienes tiempo para ir a la cafetería. — Declaró la oji-verde—Necesitas hablar con Hikari.

—Izumi, no quiero hablar con ella.— Habló Takeru.

—¡Tendrás que hacerlo!— Regañó la oji-verde.

—¿Para qué?

—Para arreglarlas cosas.

—No hay nada que arreglar, ya todo está claro entre nosotros.— Contestó el oji-azul.

—Claro que no.

—Claro que sí.— Respondió el mayor— Ella me dejó plantado en nuestra cita.

—¿Te interesa? ¿No? —Comentó Izumi.

—Sí, pero eso no quita mi humillación.

—¡No seas cobarde y hazme caso!— Gritó Izumi antes de jalarlo abruptamente del brazo.

Fue así como los dos Ishida se acercaron a la castaña que se encontraba acomodando algunas cosas en su bandeja.

—Disculpa Izumi, pero tengo que atender la mesa que está en la ventana y...

—¡Déjame, yo lo hago!— Exclamó la oji-verde antes de arrebatarle la bandeja de las manos— Ustedes tienen que hablar.


—¿Ella es Izumi? — Mimi musitó emocionada al ver a la rubia.

Koushiro asintió— Al parecer sí.

La rubia se encontraba en la barra esperando que rellenaran la bandeja (O algo así) mientras Takeru, hermano de Yamato, hablaba con Hikari, la hermana de Taichi.

Irónico ¿no?

—No sabía que mi hija conocía a la hermana de Taichi.

—Yo tampoco. — Musitó el pelirrojo— Aunque debí imaginarlo, Hikari trabaja aquí e Izumi estudia en esta Universidad.

Izumi, quién se encontraba a lo lejos, recién fue consciente de las personas que estaban ahí presente.

Fue así como se acercó a ellos, para saludar.

—Buenas tardes, señorita Anderson.

—Hola.— Mimi saludó a su hija.

—¡Que sorpresa verla por aquí!— Exclamó la rubia.

La castaña sonrió— Lo mismo digo.


La tensión era evidente entre Takeru e Hikari quienes se miraban entre sí, sin decir palabra, al contrario, el silencio era la opción por la cual optaban los dos.

Finalmente, fue la castaña quien decidió preguntar:

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Izumi me trajo. — Respondió Takeru— Al parecer, quiere que hablemos acerca de nuestra cita.

—¿Cita?— Preguntó Hikari e hizo una mueca— ¿Qué cita? No alcanzamos a tener ni una cita.

—Pues no, no la tuvimos.— Musitó el Ishida con pesar en la voz.

Otro silencio se hizo presente en el lugar.

—¿Puedo saber, por qué? —Nuevamente la castaña rompió el silencio.

—¿Saber?— Cuestionó Takeru— ¿Saber qué?

—¿Qué no es obvio?— Preguntó Hikari— Saber porque me dejaste plantada. Otra vez.

—¿Yo? — Preguntó Takeru— Creo que te estás equivocando. — Musitó— Tú fuiste quien me dejó plantado a mí.

Esta declaración sorprendió a Hikari.

—¿Qué?

—No llegaste a nuestra cita y me dejaste esperando.

—Yo no hice eso.

—Claro que sí. —Respondió Tk— No llegaste al lugar que te cité.

—Claro que si llegué. —Musitó la castaña—¡Tú no llegaste! Yo te estuve esperando hasta altas horas de la noche en el Bar Restaurant de la zona Sur.

—¿Qué? —Preguntó el oji-azul— ¿Bar Restaurant? — Cuestionó— Yo no te cité ahí, te invité al Restaurante Francés en el centro de la ciudad.

—Sí, al principio. —Respondió Hikari— Pero luego me llamó tu mayordomo y cambio el lugar.

—¿Mayordomo? — Cuestionó Tk— ¿Qué mayordomo? — Verdaderamente estaba confundido— ¡Yo no tengo mayordomo!

—¿No? — Esto sorprendió a la castaña.

—No. —Contestó Takeru— No tengo mayordomo.

Hikari intentó procesar aquella información en su cabeza, estaba completamente confundida.

—Bu-bueno esa persona me dijo que era tu mayordomo y cambió el lugar de la cita. — Comentó— ¿Qué más iba a esperar? Yo pensé que tenías mayordomo y-y…—Verdaderamente estaba nerviosa. Bajó la mirada—Está claro que fue una confusión.

—Sí. — Takeru hizo una mueca.

¿Quién rayos se atrevería a hacer algo como esto?

—Lamento mucho esto. — Musitó Hikari.

—No te disculpes. — Comentó el rubio— Creo que alguien saboteo nuestra cita.

Sí, pero ¿quién?


Mientras tanto Izumi al recibir el pedido caminó en dirección a la mesa que le indicaron, estaba tambaleando a más no poder, sentía que en cualquier minuto el pedido caería de sus manos.

Mimi al ver esto se levantó de su lugar y se dispuso a acercarse a la rubia.

—Querida ¿quieres que te ayude?

—N-no, no se preocupe. — Respondió Izumi— Puedo hacer esto.

No obstante, no avanzó mucho cuando sin querer tropezó con una silla y cayó con la bandeja al suelo.

¡Oh no!

Takeru e Hikari voltearon hacia la chica y al verla en el suelo corrieron hacia ella. Mimi también se acercó a su hija.

—Izumi ¿estás bien?— Preguntó la Tachikawa preocupada al ver a su hija en el suelo con la ropa sucia, cabello mojado por el líquido y vidrios a su alrededor.

—S-sí. — Respondió la oji-verde— Eso creo.

Estaba llena de comida, jugo y todo en la cabeza, pero estaba bien.

—Ven, te ayudo a levantarte. — Mimi le dio la mano, fue así como la rubia sostuvo su mano y se intentó colocar de pie, no obstante, al apoyar su pie derecho sintió un fuerte ardor.

—Mi tobillo. — Musitó Izumi adolorida.

¡Rayos!

—Te torciste el pie.

La rubia asintió, sintiendo el dolor en su tobillo. Mimi buscó alrededor y encontró una silla cercana, la cual arrastró hacia Izumi para que pudiera sentarse.

— Vamos a ver eso. — Mimi se arrodilló frente a Izumi y comenzó a inspeccionar el tobillo lesionado con cuidado.

— ¡Ay! — exclamó Izumi al sentir dolor cuando Mimi tocó la zona afectada.

— Lo siento. Parece que está hinchado. Deberíamos aplicar hielo y mantenerlo elevado.

—Hielo. —Musitó Takeru— Hikari ¿tienes hielo?

La castaña asintió— Iré a buscar. — Fue así como volteo a la cocina y fue a buscar hielo.

Izumi intentó mover los dedos con cuidado y asintió.

—¿Puedes mover los dedos del pie?

—Sí, puedo.

Mimi se puso de pie, tomó una silla y la acercó—Koushiro, ayúdame a levantar a Izumi.

Fue así como ambos ayudaron a Izumi a levantarse con cuidado y la acomodaron suavemente en la silla.


Mientras tanto en la oficina de la empresa Ishida.

Hiroaki se encontraba en una reunión con su principal accionista, Toshiko Takenouchi, quien no se veía muy agradada.

—¡Vaya, vaya! Al parecer la entrevista que ayer Yamato, Sora y sus hijas dieron sirvió para acabar con aquellos rumores que salieron en las redes sociales.

Hiroaki asintió.

—¡Menos mal!— Toshiko comentó molesta— No soportaba la idea de quedar en vergüenza por culpa de esa arrimada.

—Yo también.—Comentó el Ishida— Gracias al cielo, Haruna tuvo una buena idea y nos ayudó a librarnos de los comentarios malos.

—Haruna.—Toshiko musitó ese nombre— ¿Sabes? Me parece curioso que nos haya querido ayudar, cuando apenas nos conoce.

—Es nuestra nueva inversionista, es lógico, somos socios.

—No es tan lógico.— Musitó la madre de Sora— Primero la insistencia por trabajar con nosotros, luego de conocernos, ese regalo a Izumi y ahora esta ayuda.—Comentó—No sé, esa mujer no me da confianza.— Declaró— Siento que está buscando la forma de relacionarse con nosotros a toda costa.

—Es una mujer de negocios.— Declaró Hiroaki— Y nosotros somos la empresa más adinerada y conocida de Japón.

—Sí, pero una cosa son los negocios y otra muy diferente a que se relacione con nuestra familia.— Habló la castaña— Siento que se ha acercado mucho a Yamato, Sora y sus hijas. Eso no había ocurrido antes, siempre dejaban a Nene, Izumi y Rika fuera de todo.

—Quizás, tiene una forma diferente de trabajar.

—Lo dudo.— Musitó Toshiko.

—¡Como sea! Lo que interesa es que invierta su dinero.— Musitó Hiroaki.

La Takenouchi hizo una mueca, al parecer lo tenía bien convencido.

—¡Bueno!— Exclamó— Mientras no se involucre más allá en los negocios que son propio de nosotros, todo bien.

Hiroaki asintió.

—Hablando de negocios propios de nosotros, hoy llega la nueva entrega.

Toshiko sonrió— Muy bien.


Mimi suavemente depositó el hielo que Hikari le trajo sobre el tobillo de Izumi.

—¡Auch!— Exclamó la rubia ante el roce.

—Tranquila.—Musitó la castaña.

Takeru, desde su posición, observaba a su sobrina con una expresión preocupada. Su atención estaba completamente enfocada en el pequeño incidente, intentando evaluar la gravedad de la situación.

—¿Te sientes mejor, Izumi? —preguntó Takeru, sintiendo la necesidad de asegurarse de que su sobrina no sufriera ninguna lesión seria.

La rubia, aunque aún sentía el impacto inicial, asintió con una sonrisa forzada. —Sí, sí, solo fue un susto.

—Aun así, está inflamado tu tobillo.—Musitó Haruna.

La rubia hizo una mueca.

—No me sorprende. Siempre me pasan este tipo de cosas.— Comentó.

Siempre fue delicada en ese sentido, frente a golpes pequeños era muy débil, por eso siempre sus padres la trataron con mucho cuidado.

—Espero que con el hielo baje la hinchazón.— Comentó la oji-verde.

—Por la inflamación, creo que será mejor llevarte a una clínica.— Declaró Koushiro.

Haruna asintió.

—Sí.—Comentó— Izumi, te llevaré a una clínica.

—No se preocupe señorita Anderson, yo puedo ir.— La rubia intentó colocarse en pie, pero al instante sintió un dolor— ¡Auch!

—¡Cuidado!—Haruna rápidamente sostuvo a la rubia por los hombros y la ayudó a nuevamente a la silla—Querida, por favor, ten cuidado, no hagas movimientos bruscos.

—Creo que tienen razón, Izumi, deberías ir a la clínica.— Comentó Hikari mientras limpiaba el lugar.

—Sí.—Declaró Takeru— Sobrina, te llevaré a la clínica.

—Pero, Tk, tienes examen.— Habló la rubia.

—¿E? S-sí. —Contestó el rubio— Pero, no puedo dejarte así sobrina.

—No te preocupes por Izumi. — Declaró Haruna— Yo puedo encargarme de ella.

Takeru hizo una mueca— No es necesario, yo puedo.

—Llegarás tarde a tu examen, tío, eso no es justo. — Declaró Zoe.

La preocupación se reflejaba en el rostro de Takeru, dividido entre su responsabilidad académica y el deseo de asegurarse de que Izumi recibiera la atención adecuada. La rubia, por su parte, intentaba minimizar la situación, aunque la incomodidad en su expresión revelaba que necesitaba cuidados médicos.

—Takeru, de verdad, puedo manejarlo. —Insistió Haruna, intentando calmar la preocupación de Tk— Yo me encargaré de llevar a Izumi a la clínica. No te preocupes por nosotros, Takeru.

Zoe asintió en señal de apoyo. —Ve a tu examen, tío. Estaré bien con Haruna.

Takeru, aunque renuente, finalmente aceptó la propuesta y, después de asegurarse de que Izumi estuviera en buenas manos, se apresuró hacia la universidad para no perder su examen.

—Está bien. —Respondió el oji-azul— Entonces, que la señorita Anderson te lleve.

Haruna sonrió triunfante ante esto, lo que más ansiaba y anhelaba con todas sus fuerzas era pasar más tiempo con su hija, Izumi.


Mientras tanto, Rika llegó a una pequeña plaza, cerca de la comuna donde sus padres le prohibían ir. Debía resaltar la palabra ¡Cerca! porque no estaba como tal en el lugar, luego del otro día esperaría a un tiempo a ir a ese lugar para evitar los problemas. No obstante, hoy necesitaba juntarse con alguien.

—Al fin llegaste ¿e?— Escuchó una voz a sus espaldas.

La pelirroja reconoció al instante aquella voz, era justo la persona con la cual venía a hablar.

Fue así como Rika volteo. Y efectivamente, frente a ella se encontró con aquel chico.

—Ryo.

—Rika.—El chico pronunció su nombre.

Ambos intercambiaron miradas.

—Me sorprendió leer tu mensaje.— Comentó el oji-azul— Rika Ishida citándome a hablar ¡Wow!

—Ja ja, muy gracioso.—Musitó Rika con ironía— ¿Querías saber como estaba luego de lo ocurrido ayer? ¿no?

Ryo asintió— Sí, pero jamás pensé que me citarías en algún para hablar.

—Bueno, necesitaba hablar con alguien.— Comentó la pelirroja— Y ya que no puedo ir a la comuna, la única solución que encontré fue citarte en algún lugar.

El Akiyama alzó su móvil y señaló la pantalla— Generaste un gran revuelo ¿e?

Rika hizo una mueca— No bromees con eso, que no estoy de ánimo.

—Sí, ayer cuando hablamos por WhatsApp lo noté.

—Antes de ayer fui al versus de música. — Habló Rika— Y no sé quién rayos me sacó esa fotografía.

—Sí, la vi.— Comentó el oji-azul— Incluso, ley toda la noticia.

La pelirroja suspiró.

—Entonces ¿ya sabes que soy una drogadicta, narcotraficante, que ama ser rebelde por vicios?— Preguntó la Ishida.

Ryo rio— De ti puedo pensar muchas cosas, pero no eso.

—Bueno, mi familia eso cree.— Rika tomó asiento en una banca del lugar.

El Akiyama tomó asiento a su lado.

—Decepcioné a mi familia por un sueño.— Declaró Rika mientras lágrimas caían por su rostro— Ellos y prácticamente todo el mundo creen que soy una drogadicta.

—Pero no es así.— Habló Ryo.

—Sí, no lo es, pero lo creen.— Musitó la pelirroja— Ayer, dimos una entrevista, pero eso no quita que quedé en ridículo, por algo que no hago.

—Ey, tranquila.— El oji-azul posó sus manos en sus hombros.

—No puedo estarlo.— Declaró Rika— Mis padres e Izumi están decepcionados de mí, Nene está enojada y mis supuestos abuelos simplemente quieren alejarme de la familia, porque les doy vergüenza.

Ryo miró comprensivamente a Rika y le dijo suavemente: —Rika, sé que esto es difícil para ti, pero la gente eventualmente verá la verdad. No puedes controlar lo que piensen los demás, pero sí puedes demostrarles con el tiempo que sus prejuicios están equivocados.

Rika limpió las lágrimas de sus ojos y asintió con la cabeza. —Lo sé, Ryo, pero me duele ver a mi familia y amigos alejarse de mí. Quisiera que confiaran en que estoy siguiendo mis sueños sin caer en malos hábitos.

Ryo le sonrió con afecto y le dijo: —La verdad siempre sale a la luz, Rika. Tienes a personas que te apoyan.

—Dudo que alguien me apoye.

—Yo te apoyo.— Declaró el oji-azul— Y aunque, tus hermanas estén enojadas, estoy seguro de que si hablas con ellas, te entenderán.

Izumi y Nene eran hijas de Mimi, en su interior guardaba la esperanza de que hayan heredado atributos positivos que Mimi tenía.

—Dudo que pueda, ayer Izumi quiso apoyarme, pero yo en vez de valorar su apoyo, simplemente me enojé.— Declaró Rika.

—¿Por qué te enojaste con ella?

—Porque me estaban comparando con ella y eso me hizo enojar.

—Rika, eso no está bien.

—Lo sé.—Contestó Rika— Y me siento mal por eso.

Izumi no tenía culpa que siempre las comparasen. Pero, en verdad se sintió enojada al escuchar las palabras de sus padres y su supuesta "abuela"

—Dudo que me perdone por eso.

—Los hermanos siempre discuten, eso es algo normal de la vida.— Musitó Ryo. Él más que nadie lo sabía, ya que a pesar de ser muchos años menor que su hermana Mimi, muchas veces discutieron, él muchas veces le hizo bromas, muchas veces le hizo mal, sin embargo, nada quitó el cariño que se tenían—Sin embargo, así como pelean, también cada una puede examinarse así misma y mejorar.

—Mejorar...—Repitió Rika pensativa— ¿Cómo puedo mejorar? Fui muy hiriente.

—Cometiste un error, pero tiene solución.

—¿Solución?—Preguntó la pelirroja.

Ryo asintió—Ve y pídele perdón.

—Suena tan fácil, pero dudo que me perdone. La ofendí de una manera muy fea y abrupta.

—Todos cometemos errores.—Declaró el castaño.

—Sí, pero los míos siempre son imperdonables. —Habló Rika— Siempre te los he dicho, porque siempre ha sido así.

—Dudo que lo sea, sobre todo cuando se trata de hermanos. — Musitó Ryo—Yo con mi hermana discutíamos bastante. — Comentó con nostalgia— Pero siempre me perdonaba y yo a ella.

—Tú situación es diferente.

—No lo es.— Respondió el chico—Ningún error es imperdonable. — Declaró— Solo debes pensar positivo y verás como todo se arregla.

—Dudo que lo haga.—Musitó la pelirroja.

—No pienses así.— Ryo se acercó a ella y con su dedo índice derecho tocó su mejilla de manera amigable— Piensa positivo.

La pelirroja negó con la cabeza.

—¡Ay! ¡Vamos!— Exclamó el oji-azul—Al menos sonríe.

—No quiero pensar positivo.—Respondió la Ishida— Mucho menos sonreir.

—Deberías hacerlo.— Declaró Ryo— Te ves mejor cuando lo haces.

—Claro que no.

—Claro que sí, mi reina caprichosa. — Comentó el oji-azul.

—¡No soy tu reina!— Regañó Rika.

—Claro que no.

—Claro que sí.

La pelirroja se cruza de brazos y ladeo la cabeza— Eres insoportable ¿sabías?

Ryo rio.

—Tú eres la reina de la música y yo soy el rey. — Habló el Akiyama.

—Ja, ja, muy gracioso. — Musitó la pelirroja.

—No es chiste, es la verdad. — Habló Ryo.

Rika rodó los ojos y se cruzó de brazos, intentando fingir "fastidio" pero para el Akiyama estaba claro que la pelirroja era feliz con sus chistes y compañía.

Sí, era irónico.

Por un lado, odiaba a Yamato y Sora con todas sus fuerzas por prohibirle acercarse a sus sobrinas. Y por el otro, ayudaba a su hija a salir adelante cuando tenía problemas, se sentía triste o cuando simplemente necesitaba alguien con quién hablar.


~Horas después~


Mientras tanto en el departamento de la familia Kanbara. Hikari organizaba la cocina, el suave murmullo de los utensilios y el aroma a comida recién preparada llenaban el departamento. El tic-tac del reloj en la pared marcaba el tiempo, recordándole a Hikari que Takuya estaría trabajando hasta tarde esa noche.

De repente, un suave golpeteo resonó en la puerta de entrada. Hikari dejó lo que estaba haciendo y se acercó a la puerta con curiosidad. Al abrirla grande fue sorpresa al encontrarse con un chico rubio de ojos azules.

—¿Takeru?

—Hola Hikari.— Respondió el hermano de Yamato.

—¿Qué haces aquí?

No esperaba verlo.

—Vine a verte.— Contestó Tk— Lamentablemente, antes no logramos concluir la conversación.—Comentó— Verás, yo quiero que sepas, que en verdad estaba ilusionado en salir contigo. Y en verdad lamento que no se haya dado.

—Yo igual.—Musitó Hikari— Y me siento muy mal por haber ido a otro lugar, no debí confiar en esa llamada.

—No tenías formas de no confiar.— Comentó el rubio— Después de todo, no te di mi número de celular, ni nada al respecto, solo esperé a llegar a cita.

—De igual forma, te pido una disculpa.— La castaña hizo una reverencia.

—No es necesario que te disculpes.—Respondió Tk— Al contrario, creo que aun podemos reparar lo que ocurrió.

¿Reparar lo que ocurrió?

—¿Quieres salir conmigo?— Preguntó el oji-azul— En este mismo minuto...

Hikari observó sorprendida al chico.

—¿Ahora mismo?

Takeru asintió— Las otras veces por citarte en un lugar o hacernos esperar, no llegamos a realizar la cita, pero si salimos ahora mismo, no tendremos miedo a que él otro falte.— Comentó— Además, dicen que la tercera es la vencida ¿no?

—¿E?—Balbuceo— E-está bien.—Musitó— Pero deja que me arregle. No estoy muy presentable.

—¿No?— Preguntó el rubio— Yo creo que sí, te ves bastante bien.

Hikari se ruborizó ante este comentario.

—Gra-gracias, pero en verdad necesito cambiarme.— Declaró—Dame unos segundos, por favor.

—Está bien.— Respondió Takeru.


Mientras tanto en la mansión Ishida.

Yamato se dejó caer en el sillón de la sala principal de la mansión Ishida, exhausto después de un día agotador en la empresa.

"¡Gracias al cielo que finalmente terminó!" pensó para sí mismo, aunque era consciente de que aún le aguardaba una considerable cantidad de trabajo por completar en la comodidad de su hogar.

Lo mejor sería avanzar con su trabajo de la empresa, aunque antes debía colocarse cómodo. Llevó una mano a su corbata y la aflojó, tomó su maletín y salió de la sala principal en dirección a las escaleras, no obstante, el sonido de la puerta principal llamó su atención, fue así como se detuvo y a los pocos segundos apareció su hija, Izumi, junto a...

¿Haruna?

La mujer castaña sostenía a la rubia por el brazo, ya que esta tenía una pequeña venda en el tobillo derecho y solo apoyaba la punta del pie en suelo.

—Cuidado Izumi, no presiones muy fuerte.

—No se preocupe señora Anderson, estoy bien.— Respondió la rubia.

—Izumi...—Yamato llamó a su hija— Señora Anderson.

Ambas alzaron la mirada y la dirigieron a Yamato.

—Señor Ishida.

—Padre.

—¿Qué te sucedió Izumi?— Preguntó Yamato preocupado al ver a su hija—¿Por qué tienes una venda en tu pie?

—Tuve un pequeño incidente.— Respondió la oji-verde.

—Lamentablemente tropezó y cayó.— Habló Haruna.

Yamato rápidamente se acercó a su hija y sin dudarlo, la tomó en sus brazos para ingresar a la sala principal y suavemente depositarla en el sofá.

—Estoy bien, papá, de verdad.—Izumi intentó calmarlo.

—Pero te doblaste el pie.— Declaró el oji-azul—Debo llamar al doctor.

—No es necesario.— Musitó Zoe— La señorita Haruna me llevó a la clínica y el doctor revisó mi tobillo, dijo que era una pequeña fractura, pero no es grave.

¿La señorita Anderson la llevó a la clínica?

Yamato observó sorprendido hacia la rubia.

—Gracias al cielo, ella estaba ahí cuando me caí y me recomendó aplicar hielo, eso permitió que la fractura no fuera grave.— Comentó la oji-verde— O al menos, eso dijo el doctor.

—Sin embargo, necesita descansar.— Agregó la castaña.

—¿Le dio licencia?

—Sí, por un día.

—¿Sólo uno?

Haruna asintió— Pero de igual forma le dijo que no debe forzar su tobillo.

Yamato observó preocupado a Izumi, y depositó una mano en su hombro.

—¿Segura que estás bien?

—Segura.—Respondió la oji-verde— No te preocupes.

—Me es inevitable preocuparme.— Contestó Yamato y luego dirigió su mirada hacia la mujer castaña—Muchas gracias, señorita Anderson por ayudar a mi hija.—Finalmente agregó— Otra vez.

Ya era segunda vez que ayudaba a una de sus hijas.

—No me agradezca.— Contestó Haruna— Simplemente quise ayudarla.

—Para agradecerle, me gustaría que se quede a cenar.— Declaró Izumi.

—¿Qué?— Preguntó la castaña— No es necesario.

—Claro que sí.—Respondió Izumi— Es lo mínimo que puedo hacer, para agradecerle por acompañarme a la clínica y por haberme traído.

Haruna dirigió su mirada hacia Yamato, esperando una respuesta.

—Sí, señora Anderson.— Declaró el rubio— Quédese.

Así de alguna forma también podía agradecerle lo del día anterior.

—Está bien.— Contestó Mimi— Me quedaré a cenar.

Lo que más ansiaba era estar más tiempo con sus hijas y si eso incluía tener que estar a su vez con Sora, Yamato y demás, no le importaba. Al final, debía tener cerca a sus amigos...

Pero más cerca a sus enemigos


Luego de unos segundos, en el cual Hikari batalló en su habitación con su ropa, intentando escoger la más adecuada para la situación, finalmente estuvo lista para su cita, con un vestido celeste, sandalias y una pulsera en su muñeca izquierda.

Takeru, al ver a la chica, quedó totalmente embobado.

Esa chica era hermosa.

—Y bien…—Musitó el rubio— ¿Estás lista?

La castaña asintió— Si, vamos.

Takeru de una manera, caballerosa, extendió su brazo para que Hikari se sujetará de él. Fue así como la castaña correspondió al gesto y ambos salieron del departamento, cerrando la puerta tras ellos y se dispusieron a caminar al ascensor, no obstante, cuando llegaron a él, este se abrió y apareció el moreno amigo de Takuya, Daisuke, quien se detuvo en seco al ver a esos dos juntos.

—Hola Hikari.

—Hola Daisuke.

El moreno se pasó su mirada por el rubio.

—¿Vienes a ver a Takuya?

Daisuke negó— No.— Respondió— Venía a verte a ti, supuse que estarías sola y quería invitarte a cenar.

Hikari hizo una mueca ante esto.

—Disculpa, Davis, pero tengo una cita.

Daisuke frunció el ceño, notando la incomodidad en la expresión de Hikari. Takeru, por su parte, se mantuvo sereno, pero notó la tensión en el ambiente.

—Oh, una cita, ¿eh? —dijo Daisuke con un tono de desinterés, aunque sus ojos revelaban algo diferente.

Hikari trató de suavizar la situación. —Lo siento, Davis. Es una cita importante para mí. Otra vez será, ¿sí?

Daisuke asintió con una sonrisa forzada. —Claro, Hikari. No hay problema. Otra vez será. Nos vemos.

Se alejó, pero no sin antes lanzarle una mirada inquisitiva a Takeru, quien simplemente le devolvió una mirada neutral.

Con Daisuke fuera del camino, Takeru y Hikari continuaron hacia el ascensor. Mientras esperaban, Takeru rompió el incómodo silencio.

—Espero que no te haya causado problemas. No tenía idea de que alguien más vendría.

Hikari le sonrió tranquilizadora. —No te preocupes. No es culpa tuya. Daisuke y yo somos amigos de toda la vida, pero él a veces puede ser un poco posesivo.

Takeru asintió comprensivamente. —Entiendo. Bueno, solo quiero que sepas que estoy emocionado por esta cita contigo.

El ascensor llegó, y ambos entraron. Mientras se dirigían hacia la planta baja, Hikari sintió la necesidad de explicarse un poco más.

Los dos salieron del edificio, dejando atrás la breve pero intensa interacción con Daisuke. La noche les aguardaba, llena de posibilidades y promesas.


Mientras tanto en las afueras de la compañía de moda "Takenouchi Style"

Takuya Kanbara, se subía a una antigua camioneta alta, color gris, conducida por el hermano de Mimi, Ryo.

—¡Que bueno que llegaste Akiyama!— Exclamó—Muchas gracias por pasarme a buscar.— Agradeció mientras se relajaba contra el respaldar de la silla del copiloto de la vieja, pero eficiente, camioneta de su amigo.

—No hay de que.— Comentó el oji-azul— Estaba cerca y supuse que estarías cansado.

—Bastante cansado.— Musitó el moreno.

Ya era de noche y estuvo demasiado sacando fotos con su cámara, estaba realmente exhausto y con la mirada algo irritada.

—Izumi, tenía clases en la Universidad y pensamos que iba a regresar luego para la sesión, pero tuvo un incidente, así que Nanami, la otra diseñadora, tuvo el doble de trabajo, todo se retrasó y por ende yo también me retrasé con lo mío.

"Izumi"

Ese nombre resonó en la mente del oji-azul.

—I-izumi...—Pronunció su nombre— ¿La chica que llevaste al ensayo ayer? ¿no?

Takuya asintió.

Ryo se mordió el labio inferior un tanto nervioso, buscando alguna forma de comenzar a hablar de esa chica y extraer información de Takuya acerca de ella, pero sin que se notase.

—Mencionaste una vez que ella fue la chica que tenía tu medalla ¿no?

Takuya asintió.

—Me sorprendió verla ayer en el ensayo ¿e? Pensé que no se llevaban bien.

—En un inicio.— Respondió el Kanbara— Ahora sí. La verdad es que logramos solucionar nuestros problemas y ahora nos llevamos bien.

—¿Y cómo es? —preguntó Ryo, inclinándose hacia adelante con una mirada curiosa en sus ojos oscuros—. Digo, ¿cómo es como persona?

Takuya se tomó un momento para pensar, su mirada perdida—Bastante alegre —comentó finalmente, una sonrisa juguetona asomando en sus labios—. Tiene un carácter difícil, pero generalmente es una buena persona.

—¿Es alegre? —cuestionó Ryo, levantando una ceja con interés.

—Al parecer sí. —Takuya asintió— Tiene una manera de ver el lado positivo de las cosas.

—¿Y qué tipo de cosas le gustan? —Ryo preguntó, ahora completamente intrigado.

—Principalmente, le encanta diseñar —respondió Takuya—. Ya sea en el trabajo o en su tiempo libre, siempre está pensando en nuevas ideas creativas.

—¿Diseñar? ¡Eso suena genial! —Ryo asintió, luego su expresión se volvió más juguetona—. Pero, ¿le gusta cantar y eso? ¿O tal vez tiene alguna afición secreta que no conocemos?

Takuya soltó una risa. —No creo que sea una cantante secreta, pero nunca se sabe. No hemos llegado a discutir esas cosas. A veces, la rutina del trabajo nos consume.

—¿Y su familia? —preguntó Ryo, cambiando de tema—. ¿Qué sabes de ellos? ¿Te ha hablado alguna vez de su hermana?

Takuya frunció ligeramente el ceño ante la sucesión de preguntas. —Ey —exclamó con una risa nerviosa—, ¿por qué tantas preguntas de repente?

Ryo se mordió el labio inferior nervioso— Simplemente es curiosidad.

—¿Curiosidad?— Musitó— Estás muy interesado en mi compañera de trabajo ¿e? — Comentó Takuya un tanto extrañado e incómodo— ¿No estabas interesado en esa chica pelirroja que de vez en cuando viene a cantar?... —Llevó una mano a su mentón— ¿Sabes? Para variar, no logro recordar su nombre, ya que nunca la has presentado, formalmente.

—Su nombre es Rika. —Contestó Ryo— Rika Ishida.

—¿Rika Ishida? — Preguntó el moreno— ¡Que curioso! Así se llama la hermana de…—Y recién Takuya cayó en cuenta— Espera ¿Rika Ishida?

Izumi hace unos días vino a buscar a su hermana a la comuna.

Ryo salía con una chica pelirroja que tenía cara de cuica.

Y en aquella publicación que salió ayer donde estaba esa imagen de una chica pelirroja se mencionaba a una familia Ishida.

—No me digas que esa chica es la hermana de Izumi. —Musitó Takuya.

—¡Vaya! ¿Tanto te costó descifrarlo?

El moreno llevó una mano su nuca.

—¡No me culpes! Tú jamás la presentaste, y aunque te hemos preguntado, nunca has dicho su nombre. —Comentó— No sabía que trataba de su hermana.

—Bueno, ahora lo sabes.

—Y ahora tiene sentido porque me preguntas por ella.—Bromeo Takuya—No me digas que quieres saber de Izumi, porque te interesa ganar puntos con una posible cuñada.

¿Qué?

—¡Deja de hablar estupideces!—Exclamó el oji-azul.


Mientras tanto en un antro lleno de personas, bastante lujoso.

Nene, Kiriha y su "pareja", Ryouma, aquel sujeto de cabello gris y ojos verdes se encontraban en la barra.

—Y yo le dije ¡Amiga! Ese vestido verde no combina con tu bolso azul.— Exclamó Ryouma con su voz "aguda" mientras reía.

Nene también rio, para no ser descortés, pasó su mirada por Kiriha, quien evidentemente estaba aburrido y molesto.

El rubio frunció el ceño.

¿Por qué le ocurría esta situación a él?

Le dio un sorbo a su wisky.

—Ey, Kiriha ¿por qué estás con esa cara?— Preguntó Nene— Parece que no te estás divirtiendo.

Kiriha observó un tanto molesto a la castaña, verdaderamente odiaba esta situación y parecía ser que ella se estaba divirtiendo con su desgracia.

—No se está aburriendo, es simplemente que mi amorcito es así.— Ryouma tomó la mano de Kiriha.

El rubio hizo una mueca y apretó sus dientes, por unos instantes quiso alejarse, pero no pudo, tenía que actuar.

—Es bastante tarde, deberíamos irnos.

—¿Por qué?— Preguntó Nene— Si nos estamos divirtiendo.

—Es tarde, mañana tenemos que trabajar.— Kiriha respondió soltando su mano de Ryouma y llevándola a su chaqueta para sacar su Iphone— ¡Mira! Es tarde.

—No creo.— Musitó la oji-morada— Aun es temprano.

—¡Y aun no bailamos!— Exclamó Ryouma.

Nene asintió.

¡No, por favor no!

Fue así como Nene y Ryouma se levantaron del lugar y fueron a la pista a bailar.

Kiriha suspiró.

Fue así como algunos minutos pasaron y Ryouma se acercó a Kiriha.

—¡Vamos cariño a bailar!

—No.— Respondió el rubio.

—¿Por qué no?— Preguntó Nene— Es tu pareja, es normal que bailen juntos ¿no?

Kiriha apretó su puño— N-no quiero.

—¿Por qué no?— Cuestionó la castaña y se acercó a él— Acaso ¿sucede algo?

El rubio retrocedió ante la cercanía de la Ishida, y rápidamente volteo hacia Ryouma.

—No, nada.—Respondió— Vamos a bailar Ryouma.

Fue así como ambos fueron a la pista.

Nene se cruzó de brazos molesta.

—Ey, preciosa ¿quieres bailar?— Un sujeto, bastante joven y guapo, de cabello castaño y ojos verdes le extendió su mano.

La Ishida pasó su mirada por él y luego por Kiriha.

Una idea vino a su mente.

—Claro.

Fue así como ambos se fueron a la pista y bailó con aquel chico. Kiriha pasó su mirada por ellos y suspiró aliviado al ver que la Ishida se divertía con otro sujeto.

—Ey, cariño.—Ryouma tomó su mano.

Kiriha rápidamente se soltó de su agarre— ¡Suéltame idiota! ¡No me digas cariño!

Justo en ese momento la música movida cambió a una más lenta, rápidamente las personas en la pista buscaron pareja y comenzaron a bailar.

—¡Un lento! ¡Me encanta!— Exclamó Ryouma— ¡Bailemos!

—¡Olvídalo!— Respondió Kiriha TOTALMENTE ENOJADO.

Justo en ese momento, Nene se acercó con su pareja de baile.

—¡Cambio de música! Cambio de pareja.— Exclamó.

Fue así como rápidamente Nene jaló a Ryouma del brazo dejándolo frente a su compañero de ojos verdes y ella se colocó frente a Kiriha depositando sus manos en sus hombros.

—Pe-pero ¿qué haces?

—Disfrutar del baile.— Respondió Nene— Dime ¿quieres bailar esto conmigo o con tu pareja?

Kiriha hizo una mueca, pasó su mirada por Ryouma y luego por la castaña. Sabía que no debía estar con Nene, pero verdaderamente no quería estar con Ryouma en esos momentos, mucho menos en esa situación.

Fue así como depositó sus manos en cintura de Nene y ambos comenzaron a bailar al son de la música. Cada vez acercándose más, llegando a un punto en el cual ambos quedaron a muy poca distancia.

—¿Sabes? Kiriha, si no fueras gay, en verdad podríamos divertirnos de la mejor forma.—Nene se acercó a su oído— Dime ¿enserio no quieres probar el sabor de mi cuerpo?

El rubio ante esto rápidamente se alejó de ella, totalmente sonrojado y nervioso.

—N-no hables estupideces.— Añadió— ¡Tengo pareja y debes respetar eso!


Haruna observó atentamente a la "familia Ishida" mientras cenaban.

Yamato se encontraba como cabecera de mesa, a su lado derecho se encontraba Sora, en frente estaba Rika, al lado de Sora estaba Izumi, y frente a la oji-verde se encontraba ella, porque curiosamente su hija mayor no había llegado aún.

—Muchas gracias por invitarme a cenar.— Declaró la castaña.

—No nos agradezcas, al contrario, gracias a usted por su ayuda.— Respondió Izumi cordialmente.

Haruna nuevamente pasó su mirada por el lugar, Rika se encontraba con la mirada baja jugando con su comida, pero no comía bocado, evidentemente estaba sin energía, todo lo contrario, a Izumi, quien a pesar de estar mal de su pie, igualmente sonreía.

No cabía duda que Rika era hija de Yamato, tenía su misma aura depresiva. Izumi en cierto punto se parecía a ella. Y Nene...

Hizo una mueca.

—¿Y su hija mayor?— Preguntó Haruna— Me sorprende no verla.

—Ella me avisó que no vendría a cenar.— Respondió Yamato mientras depositaba sus palillos en un tazón con zanahoria para luego introducirla en su boca.

—¿Salió?— Cuestionó Sora— ¿Con quién?

—Con Kiriha.—Respondió el rubio—Y el novio de Kiriha.

—¿Novio?— Preguntaron Sora, Rika e Izumi a la vez.

—Sí, novio.— Respondió Yamato.

¡Oh no!

Sora llevó una mano a su frente totalmente decepcionada, la mentira de Yamato en verdad estaba llegando lejos.

¿De verdad Kiriha se estaba autodenominando homo, solo por mantener el doble de su sueldo?

Sí, él necesitaba el dinero, luego de haber perdido a sus padres, pero ¡Esto era demasiado!

También, por parte de Yamato, jamás creyó que inventaría algo tan infantil para alejar a un chico de su hija.

—No es posible que Kiriha tenga novio.— Declaró Rika— Ese hombre tiene un historial de demasiadas chicas, como para declararse del otro bando.

—Bueno, debía haber razón alguna por la cual estaba con una y otra sin formalizar una relación.— Comentó Yamato— Creo que por fin se descubrió.

Izumi y Rika intercambiaron miradas completamente confundidas, evidentemente no entendían la situación, Kiriha era demasiado hombre como para estar con otro. Además, hace menos de unas semanas una de las chicas de la recepción de Takenouchi Style alardeaba de las fabulosas vacaciones que tuvo a solas con Kiriha.

Sora nuevamente negó con la cabeza y decidió mejor cambiar el tema:

—Izumi.

—¿Sí, madre?

—Hoy terminamos la sesión de fotos bastante tarde.— Declaró Sora— Sin embargo, aún faltan muchos detalles, si no puedes encargarte de ellos, dime, y le avisaré a Nanami para que haga tu trabajo.

—No te preocupes madre.— Respondió Izumi— Me doble el pie, pero eso no quita que pueda revisar en mi laptop el trabajo realizar y hacer mis correcciones. Después de todo, el desfile pronto se acerca y no puedo perderme detalles pequeños.

—¿Desfile?—Musitó Haruna sorprendida.

—Sí, desfile.— Contestó la rubia—Pronto tendremos un desfile.

—Y estrenaremos la colección de verano de Izumi.—Añadió Sora.

—¿De verdad?— Haruna observó a la rubia sorprendida— ¿Tu propia colección?

La oji-verde asintió.

—¿E? Sí, y a la vez no.— Musitó— La mitad de los diseños serán míos, y la otra mitad de Nanami, la otra diseñadora de la compañía.—Habló— No obstante, es primera vez en la cual participo como "autora" de una colección.

—Tan joven y ya presentas una colección.— Comentó Haruna— Eso es un logro.

Zoe sonrió ante este comentario.

—¿Habrá algún tema específico para la colección de verano? —preguntó Haruna, curiosa.

La rubia asintió. —Sí, nos hemos inspirado en la naturaleza y los colores vibrantes de la temporada. Queremos transmitir la sensación de frescura y vitalidad que viene con el verano. Hay una mezcla de estilos, desde prendas casuales hasta algunas más elegantes para ocasiones especiales.

—Suena fascinante. —Haruna se volvió hacia Yamato. —Deberías estar muy orgulloso, ¿no?

Yamato sonrió con ternura. —Lo estoy. Ver a mi hija trabajar por lo que quiere y tener éxito en ello es el mayor orgullo que puedo tener como padre.

—Será un evento emocionante para todos nosotros. —Sora miró a su alrededor. —Estoy segura de que la colección de mi hija será un gran éxito.

"Mi hija"

¡Izumi no era su hija!

Pero curiosamente tenía su mismo talento para diseñar.

Algo que no era de ella, sin duda. Sí, le gustaba la ropa, en un tiempo vendía ropa para sobrevivir, pero jamás diseñó algo para venderlo.

—Creo que luego de la ayuda que te brindó la señorita Anderson, lo mínimo que puedes hacer, Izumi, es invitarla a tu desfile.— Yamato le comentó a la oji-verde.

El comentario del oji-azul sorprendió a la castaña

Zoe sonrió ante la idea de su padre:

—¡Pues obvio!— Exclamó— Señorita Haruna ¿le gustaría ir a mi desfile?

—¡Claro! ¡Sería un honor asistir al desfile y ver la colección de cerca! —respondió Mimi con una sonrisa.

—¡Genial!

¡Bip, bip!

Justo en ese momento el móvil de Yamato sonó.

El rubio pasó su mirada por el móvil, rápidamente deslizó su dedo y cortó la llamada.

—¿Quién es, cariño?

—U-una persona de la empresa.— Respondió Yamato rápidamente, intentando no titubear— Pero no es importante, tú sabes que no me gusta responder cosas del trabajo cuando estamos cenando.

¡Bip, bip!

Nuevamente sonó el móvil.

El rubio hizo una mueca y cortó otra vez.

¡Bip, bip!

Por tercera vez sonó el móvil.

—Tan insistente.— Musitó Izumi.

—Querido, mejor contesta.— Declaró Sora.

—¿Por qué?

—Porque si es de la empresa, significa que es importante.— Respondió la heredera Takenouchi.

Yamato hizo una mueca, no quería responder.

—Pe-pero...

—Tranquilo, ve, no hay problema.— Musitó Izumi.

El rubio tuvo intenciones de negar, no obstante, si seguía negando tal vez levantaría sospechas.


Mientras tanto en la cita de Takeru e Hikari, ambos hablaban amigablemente de la vida de ambos.

—¡Vaya! Verdaderamente tienes talento para la poesía.—Comentó la castaña.

—Gracias.— Respondió el rubio— Pero no es tanto.

—Créeme lo es.— Comentó la Kanbara— En verdad es una pena que no hayas estudiado aquella carrera de escritura.

Tk suspiró.

—Bueno, en mi familia la prioridad es la empresa.— Respondió— O, al menos eso mi padre, ya que gracias a ella tenemos para comer.

—Comer y morir tres veces.— Comentó Hikari— La verdad es que ilusionante todo lo que tienen.

—Sí.—Admitió el oji-azul— Aunque, créeme, tenerlo todo económicamente no siempre es lo mejor.—Bajó su mirada a su bebida.

—Tal vez no, pero te ayuda bastante.— Declaró la castaña— Ojalá yo hubiese tenido todo ese dinero para darle un tratamiento digno a mi madre.

¿Un tratamiento digno a su madre?

Takeru observó sorprendido a la Kanbara.

—¿Por qué?— Preguntó— ¿Está enferma?

Hikari bajó la mirada— Estuvo, hace un tiempo.—Suspiró— De cáncer...—Hizo una mueca— Pero murió.— Declaró la castaña— Hace pocos meses.

¿Qué?

—¡Rayos!— Pensó el rubio— Disculpa, no sabía.

—No te preocupes, no tenías forma de saberlo.— Respondió la castaña—Mi madre luchó contra el cáncer durante mucho tiempo, pero al final, ya no pudo más. Intentamos lo mejor que pudimos, pero... —sus palabras se quebraron ligeramente, reflejando el dolor que aún llevaba consigo.

Takeru asintió con empatía, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para consolar a su amiga. Hikari miró a su alrededor, como si buscara un respiro en la conversación.

—El dinero podría haber hecho una gran diferencia en su tratamiento, pero simplemente no teníamos los recursos necesarios. Fue doloroso verla sufrir sin poder hacer más.

Hikari se quedó en silencio por un momento, recordando a su madre con melancolía. Takeru, sintiendo el peso de la tristeza en la habitación, decidió cambiar el tono de la conversación.

—Que mal, en verdad, lo siento mucho.— Declaró el rubio.

—Créeme, yo lo siento más.— Hikari llevó una mano a su pecho— Aunque intento continuar hacia adelante, me es difícil no recordarla o pensar en ella, porque...

—...es parte de ti.— Takeru concluyó su frase sorprendiendo a la castaña— ¿Sabes? entiendo tu dolor.— Musitó el rubio— Y-yo...—Llevó su mano a su pecho y suspiró. Dolía recordar este hecho— Yo también perdí a mi madre.

La castaña alzó su mirada sorprendida.

—Cuando era bebé.— Takeru suspiró.

Takeru asintió.

El rubio asintió.

—Debió ser horrible para ti.— Musitó la castaña. Para ella perder a su madre fue algo doloroso, sin embargo, ya era adulta e "independiente" Sin embargo, un bebé años depende completamente de su madre.

—No tengo recuerdos.— Habló el oji-azul— Pero perder una madre es...—Cayó ante esto. No le gustaba sentir todas esas emociones negativas que sentía cada vez que recordaba este hecho.

—Un vacío que jamás nadie llenará.— Hikari completó su oración.

El rubio observó sorprendido a la chica.

—Que siempre estará ahí.— Continuó la chica— Que te deja sin aliento cada vez que lo piensas, porque muchas personas pueden haber, pero ella siempre será lo principal y su ausencia mata una parte de ti.— Suspiró— ¿Es eso? ¿no?

Sí, eso era exactamente lo que en estos minutos sentía.

Un nudo se formó en la garganta de Takeru, literalmente se quedó sin palabras, porque la castaña ya lo había dicho todo.

—¿Sabes? Yo también perdí a mi padre cuando era bebé.

—¿Qué?— Preguntó Takeru.

Hikari asintió.

—Apenas tenía dos meses cuando él murió.— Respondió.

—¿Qué le sucedió?

—Murió por un accidente laboral.—Contestó la Kanbara—Así que, tuve que crecer sin él...—Suspiró— Pero créeme, la ausencia de un padre, no se compara a la ausencia de una madre.

A pesar de que, su madre siempre le habló bien de él, para ella la peor pesadilla era estar sin la mujer que le dio la vida.

Y ahora la estaba viviendo.

—Debió ser difícil.

—Lo fue.—Respondió Hikari— En parte, eso provocó el cáncer de mi madre, ya que se mató la vida trabajando para que estuviéramos bien.—Suspiró— Pero tanto esfuerzo, provocó que se desgastara.— Declaró— Mi tío, el padre de Takuya, siempre intentó ayudarnos, pero no siempre fue posible. Y, con el tratamiento de mi madre, me vi en la obligación de entrar a trabajar para poder pagarme la universidad.

—¿Tú sola te pagas la universidad?

La castaña asintió.

—¡Wow!—Exclamó el oji-azul— Ahora tiene sentido porque una chica tan linda como tú, trabaja en la cafetería.

Hikari se ruborizó ante esto.

—¿No has pensado en optar a una beca o algo así?

La castaña negó.

—Intenté postular, pero no las gané.— Respondió Hikari— Debido a los antecedentes de endeudamiento que tuvimos por el tratamiento de mi madre, no me las concedieron.

Que mal.

Eso no era justo.

Aunque...

Le daba una idea.


Yamato salió de su casa a la terraza, verdaderamente estaba nervioso, observó la pantalla de su móvil, verdaderamente no sabía si responder o no.

Lo mejor sería salir de esto.

Así fue como contestó.

—Hola.

—Yamato.—Una voz femenina se escuchó del otro lado— ¡Al fin contestas!

El rubio hizo una mueca.

—¿Por qué no contestaste antes?— Preguntó la mujer.

—E-estaba...—Trató de ocultar la tensión en su voz— Estaba ocupado con algunas cosas. Pasando por algunas cosas familiares complicadas.

—Sí, he visto algunas cosas en redes. Es una pena, de verdad.

—Sí, lo es.

—Supongo que luego de todo el enredo con tu hija, necesitarás desestresarte.—Comentó la joven mujer— ¿Quieres venir a mi casa? Necesito verte.

La sensualidad en su voz despertaba algo en Yamato. Un conflicto interno se libraba en su mente entre el deseo y la responsabilidad. La conexión con su amante representaba un escape tentador de las complicaciones familiares, pero al mismo tiempo, se daba cuenta de que no era el momento adecuado para sumergirse en asuntos personales.

Yamato apreció la preocupación genuina en la voz de su amante, pero también se sintió atrapado en un dilema emocional.

—Gracias, pero es algo que tengo que manejar por mi cuenta. Tal vez podamos encontrarnos otro día.

—¿Seguro?—Preguntó Nanami— Si no quieres en mi casa, puede ser en un hotel, ya sabes, como la última noche que pasamos juntos.

El recuerdo de aquella noche en la cual se envolvieron en esas sábanas del "Aman Hotel" vino a su cabeza, fue una noche en la cual le dijo a Sora que tenía una cena importante de negocios fuera de la ciudad, con unos empresarios de Rusia.

—Hoy no podemos pasar la noche juntos.— Declaró Yamato—Pero mañana tengo un tiempo libre.

Su amante aceptó con comprensión.


Yamato ignoró completamente que cerca de él se encontraba Haruna, quien apretaba con fuerza su puño al escuchar esta conversación.

Así que, Koushiro tenía razón...

¡Yamato tenía una amante!

¡Engañaba a Sora!

¿Por qué se sorprendía? Yamato era igual a su padre ¡Esa clase de sujeto! Engañador, falso y cambiador. Sí, cambiador, así como la cambió a ella fácilmente por Sora, a Sora la cambió por esa tipa con la cual hablaba.

—Está bien, Nanami, nos vemos mañana en el hotel.— Respondió Yamato.

¿Hotel?

¿Qué hotel?

—Sí, el hotel Aman Tokyo.

¿Aman Tokyo?

Ese era un hotel de lujo.

¡Vaya! Como gastaba dinero en sus estupideces aquel tipo.

—A las dos.— Musitó el rubio—Nos vemos, adiós.

Fue así como Yamato cortó su llamada y Haruna rápidamente retrocedió unos pasos.

Yamato al cortar la llamada suspiró.

Sí, lo había hecho, nuevamente acordó una cita con su amante.

Una vez más...

Iba a engañar a Sora.

Estaba mal, sí, lo estaba, pero era inevitable, y no lo decía porque amase a la mujer con la cual tenía sus aventuras, porque no era la primera, luego de perder a la mujer que amó tuvo muchos encontrones. Algunas veces en verdad creía que estaba siguiendo los pasos de su padre al hacer este tipo de cosas.

Sin embargo, otras veces creía que era para llenar ese vacío que dejó aquella mujer que tanto amo y que tanto le hizo sufrir.

La madre de sus hijas.

Mimi Tachikawa

No obstante, ese vacío cada vez era mayor. Y, con cada encuentro, se sentía más alejado de ella.

Yamato dirigió su mirada a la entrada de la casa, para ingresar, sin embargo, justo en ese minuto apareció Haruna Anderson, quien venía con su remera blanca teñida de un extraño color morado.

—¡Ups! Señor Yamato.— La castaña se sorprendió.

—Haruna.— El rubio se alarmó al verla— ¿Qué hace aquí?

—Disculpe, estaba buscando el baño, ya que sin querer vertí una copa de vino en mi vestido.—Comentó— Pero me perdí y llegué hasta aquí.

El rubio la observó un tanto alarmado rogando al cielo que no hubiese escuchado su conversación.

—Este lugar es muy grande.— Haruna intentó pasar "desapercibida"

—S-sí, lo es.— Respondió Yamato.

—Disculpe por molestar.

—No se preocupe.— Contestó el oji-azul aun nervioso.

Haruna nuevamente observó el lugar.

—¿Sabe?— Musitó— Ayer me quedé con ganas de escuchar tocarlo ¿podría hacerlo ahora?

Yamato hizo una mueca.

—No creo que sea buena idea.

Justo en ese minuto apareció la rubia hija de Yamato (Y Mimi)

—Disculpe señorita Anderson, creo que debí indicarle donde quedaba el baño.—Comentó la rubia— Aquí no es.

—Sí, me di cuenta.— Musitó Haruna— No obstante, no fue una mala idea, ya que estaba apunto de escuchar como tu padre toca el piano.

—¿A sí?— Preguntó la oji-verde.

Yamato llevó una mano a su nuca—¿E? N-no creo que sea lo mejor.

—Yo creo que sí.— Musitó Haruna— Me da curiosidad escucharlo tocar, ya que Sora dijo que tocaba bien.

—¡Sí, mi padre toca genial!— Exclamó Zoe.

—¿E? N-no creo que quieran escucharme.

—¡Claro que sí!— Exclamó Izumi— Amo cuando tocas. Hace tiempo que ya no lo haces ¿e?

Yamato sonrió de lado, no estaba seguro a hacer esto, pero si su hija se lo pedía, por ella lo haría.

Fue así como tomó asiento, abrió la tapa del piano y depositó sus manos sobre las teclas.

si do# re (si) re re

¡Un minuto!

Mimi nuevamente sintió como el pecho se le apretaba ante aquella melodía, ya que esa era...

Su canción

Tú llegaste cuando mi alma alguien buscaba
Y sembraste la esperanza que despierta algo dentro de mí
Fuiste el ángel que a mi lado siempre estaba
Compartimos cada sueño
Tu sonrisa me ay
uda a crecer

Sé que cruzaríamos los siete mares

Contigo hasta el final del mundo, yo iría

Eres mi fuerza y mi motor
Todo lo pi
ntas de color
Quiero que estés cerca de mí

Con nuestra luz yo brillaré
Un nuevo mundo crearé
Y si vuelvo a nacer
Contigo allí estaré

Mimi tragó saliva. Acaso ¿Yamato todavía la recordaba?

No, eso no era posible. Él la eliminó de su vida. Le quitó todo, no podía recordarla ¡Claro que no! Era solo una canción, nada más.


Mientras tanto, en otro lugar de Japón, a las afuera de una bodega bastante vieja, a la orilla del mar se encontraba una camioneta negra en la cual un joven descendía, detrás de él apareció una mujer con gafas, le a quién le extendió la mano y ayudó a descender.

—¿Es aquí, Shin?— Preguntó la mujer castaña con gafas.

El joven de cabello verdes y gafas asintió— Sí, aquí dijo el señor Hiroaki que encontraríamos la entrega de hoy.

—Está bien, entremos.— Musitó la mujer, fue así como ambos ingresaron al lugar.

Toshiko al ingresar se encontró con un grupo de jóvenes adolescentes, amarradas de las manos con unas vendas en la boca impidiéndoles hablar. Las víctimas estaban evidentemente aterradas, triste, lloraban sin cesar. Además, su aspecto era terrible.

—¡Vaya, vaya!— Exclamó Toshiko— Así que, esta es la nueva mercancía.

Las mujeres observaron a la recién llegada totalmente horrorizadas.

—¡Ey! Tranquilas todas, hoy solo es el inicio de sus nuevas vidas.— La mujer castaña se acercó a una joven y la tomó por el mentón— ¡Vaya! Hiroaki no mentía al decir que eran jóvenes.

—Mi hermano Shuu se encargó de buscar mujeres de bajos recursos, para que no llamase la atención su desaparición.

Toshiko pasó a otra joven y sonrió, verdaderamente era un buen producto.

Adolescentes de entre catorce a diecisiete años.

—Muy bien, si todo está listo, entonces...—Habló— No preocuparé de venderlas al mejor postor.


+Capítulo nuevo, espero que les haya gustado, los capítulos son largos, porque tengo muchas ideas y se deben desarrollar muchas cosas, trataré temas actuales, complejos, así que atentos.

+Con esta última escena creo que dejé entrever cual es el tema a tratar o, mejor dicho, cual es el negocio de Hiroaki y Toshiko. Es un tema complejo, en los tiempos de (Mi otra historia) "La sultana del imperio" la venta de mujeres era algo "normal" no obstante, eso no quiere decir que esté bien, sobre todo ahora, yo creo que es lo más cruel del mundo y es necesario tratarlo, aquí veremos como Mimi logra luchar contra eso y ser una verdadera heroína, algo que hace MUCHA falta en este tiempo.

TheBigParadox: Jsjsjs sí, cada vez más enredos, que bueno que continues leyendo, ojalá te siga gustando la historia y me comentes que te parece, y si has logrado entender los enredos jsjsjs te mando un abrazo a la distancia.

BethANDCourt: Jjsjs Hola, te doy la bienvenida jsjsjs Que bueno que te esté agradando la historia y ojalá te continue atrapando. Me da curiosidad leer esas teorias, a ver si le aciertas jijiji Ya veremos como continua y termina todo Jsjsjs me alegra saber que te están gustando las escenas Kirine, ellos son la pareja chistosa de esta historia, así que es bueno saber que te hace reír, ojalá sigas leyendo y comentando. Te mando un abrazo a la distancia.

+Admito ser floja y por eso no escribí la escena de la entrevista, pero la verdad es que no sentí que fuera relevante, además era mucho, y yo quería actualizar lo más pronto posible.