El pequeño lurmen estaba sorprendido cómo sólo dos de ellos con un equipamiento medianamente decente pudieron abatir a todo un grupo pirata de más de veinte miembros. Pero lo más impactante, fue que todo salió totalmente cómo Ícaro había predicho. Bueno. Casi todo.
Desde el hecho a que dos piratas fueran a investigar el sonido, la confusión de los piratas, el ataque relámpago que no les daría tiempo a reaccionar, que el resto se sellara en el refugio, usar el cadáver de un pirata como escudo, hasta el hecho que el jefe pirata mataría desesperadamente a sus hombres tratando de salvar su propia vida. Ícaro incluso le dió órdenes precisas de cuándo disparar y hacia donde moverse. Incluso predijo que uno de ellos abandonaría la cobertura para activar la alarma. El único error en su plan, era que dentro del refugio habían dos piratas más que los que computó.
Sólo una vez la adrenalina abandonó su cuerpo, Wag Too fue capaz de pensar fríamente en lo que había sucedido.
"Qué demonios. ¿Cómo hizo eso? ¿Cómo pudo predecir cada movimiento de los trandoshanos? ¿Cómo incluso sabía a donde tenía que moverme y a que objetivo debía disparar incluso antes de comenzar el combate? ¿Cómo sabía que la confusión y el miedo durarían lo suficiente cómo para permitirnos acabar con ellos sin tan siquiera darles una oportunidad de reaccionar? Y lo más importante. ¿Quién o qué es realmente Ícaro? ¿Y cuál será el límite de sus capacidades?" Wag Too pensó para sí mismo.
Si bien Ícaro había compartido mucha de su información personal, así cómo el hecho que era un modelo experimental mejorado, a Wag Too aún le costaba creer las capacidades del droide. Incluso cuando mencionó que el "escudo de carne" causaría un terror irracional en los piratas, jamás pensó que fuese tan efectivo. Aunque la verdad, era que incluso para él mismo resultó un poco bizarro. Cuando Ícaro le dijo: "(...) me programaron para manipular las emociones de mis enemigos (...)" Jamás pensó que fuera tan extremo. Aún así, el aprecio que sentía el lurmen por el droide era suficiente para aplacar el miedo que le creaba tan sólo recordar la batalla.
Wag Too: - ¿Encontraste algo útil? - Dijo asomando la cabeza por uno de los conductos de refrigeración de la Kestrel Nova que estaba estacionada fuera de la guarida.
Ícaro: -Nada realmente importante. Armas, dinero, munición, especias, celdas de combustible, baterías, luces, entre otras cosas. - Dijo acercándose a la nave.
Wag Too: - ¿Es una broma? Eso es un verdadero botín. - Dijo con asombro.
Ícaro: - Puede ser cierto Pero justo ahora lo que más necesitamos es información. Y no encontré nada de eso. -
Wag Too: - No seas pesimista. Todo lo que mencionaste bien podría valer una fortuna en estos lares. -
Ícaro: - Bueno. Puede que tengas razón. ¿Algún avance con esa cosa? -
Wag Too: - Eh. No le llames cosa. También tiene sentimientos. - Refiriéndose a la nave.
Ícaro: - Lo que planteas es... improbable. -
Wag Too: - ¿Sabes qué? Olvídalo. - El lurmen suspiró. - Ya revisé la mayor parte. Al parecer los motores funcionan y el hipersalto nos permitirá saltar dos o tres veces. Los controles responden cómo es debido y se mantiene en una pieza a pesar de ser un modelo tan viejo. El único problema es que no tiene escudos. -
Ícaro: - ¿Causa? -
Wag Too: - El sistema de escudos está dañado. Al ser un modelo tan antiguo, de seguro no pudieron encontrar un módulo de escudos funcional. El sistema de armas parece funcional cómo es debido, pero no puedo decir nada del sistema de puntería asistido. Por lo que concierte, todo lo demás funciona cómo debería. - El lurmen saltó del conducto de ventilación y aterrizó a pocos metros del droide.
Ícaro: - Muy bien. Cargaremos todo lo que quepa en la nave. Lo que no nos sea útil lo venderemos por contrabando o por chatarra. Los créditos siempre son útiles, y además, tenemos un problema. -
Ícaro abrió su mano, mostrando una extrañas monedas con un cuño grabado que ninguno de los dos parecía haber visto antes.
Wag Too: - ¿Esas son... monedas? -
Ícaro: - Si. Al parecer son la nueva moneda de cambio que usa el imperio. De ser cierto, los créditos separatistas o de la República ya no son válidos. Usarlos incluso sería peligroso. -
Wag Too: - Supongo que tienes razón. -
El lurmen se había dedicado a diagnosticar la nave desde que culminó el combate, pero cuando vió el botín, casi pierde el conocimiento. Cómo el droide había dicho que el botín no era significativo, pensó en que se trataba de apenas unas armas y algunas piezas, pero la verdad era que había al menos dos cavernas de doscientos metros cuadrados cada una llenas de recursos y armas. Aún así, Ícaro no les hizo el menor caso. Pues para sus objetivos militares, sólo un puñado de armas eran suficientes, después de todo, eran sólo dos de ellos.
Ícaro condujo al lurmen hacia el fondo de una de las cavernas. Un lugar oscuro y con telarañas en todos lados. Evidentemente un vertedero o algo similar. Pero lo que encontró dejó a Wag Too en shock.
Wag Too: - Son... Son... Droides de batalla. - Dijo al ver una pila de partes y piezas de droide separatistas acumuladas en una esquina de la caverna.
Ícaro: - ¿Crees poder repararlos? -
Wag Too: - No lo sé. Necesito tiempo para revisar las partes. Pero... ¿Estás seguro? ¿No se pondrán en nuestra contra o algo por el estilo? -
Ícaro: - No mientras no los enciendas antes que los reprograme. - El lurmen tragó en seco. - Tengo en mi banco de datos sus códigos de matrix. Reprogramarlos no será complicado. -
Wag Too: - Si tu lo dices. Pero necesitaré algo de tiempo. -
Ícaro: - Muy bien. Llevaré todo lo útil a la nave. Separa las piezas que crees poder usar. -
Pasaron un par de horas mientras Ícaro transportaba las cajas de munición y suplementos que podía cargar hacia la nave, y Wag Too revisaba detalladamente los fragmentos de droides con la ayuda de una linterna. Ambos estaban tan enfocados en sus tareas, que apenas notaron que ya era mediodía. Finalmente, Ícaro transportó la última carga que consideraba de valor para la nave.
La Krestel Nova era enorme, y su bodega de carga era igual de grande. A Ícaro le tomó al menos ocho horas terrestres para acomodar todo en su lugar, teniendo en cuenta que el droide no sufría de fatiga ni necesitaba parar para comer o ir al baño. Aún así, sabía que Wag Too no tenía las mismas ventajas, por lo que se apresuró para ver a su compañero portando dos raciones de emergencia y una cantimplora con una bebida energética que estaban guardadas en los suministros piratas.
La imagen que se encontró Ícaro no fue muy agradable. Si bien había cientos de piezas droides separadas y organizadas, el semblante del lurmen mostraba un gran agotamiento. Tenía grandes ojeras, como si hubiesen pasado diez años en apenas unas horas. Además, estaba cubierto de aceite y fluido de maquinaria de pies a cabeza.
Wag Too: - Ya separé todas las piezas que parecen ser útiles. Pero lamentablemente sólo podré armar cinco droides. Hay muchas piezas útiles, pero sólo tenemos cinco núcleos en buen estado. El resto es apenas chatarra. -
Ícaro: - En este momento lo que menos me importa son los droides. Pareces exhausto. Toma. Come algo y descansa. Yo me encargo de llevar todo a la nave. -
Ícaro le dió al lurmen las raciones y la bebida y comenzó a llevar las piezas a un espacio de la nave que estaba vacío mientras Wag Too se sentó sobre una caja para recuperar sus fuerzas. En el primer viaje, Ícaro vio a Wag Too devorando su primera ración. En el segundo, disfrutaba la segunda ración pacientemente. En el tercero, bebía el energizante sorbo a sorbo. Y en el cuarto, el lurmen se había quedado dormido sobre el contenedor de metal.
Ícaro lo dejó dormir hasta que movió cada una de las piezas de droides. Finalmente, tomó al lurmen en sus brazos metálicos y lo acostó sobre la bahía médica de la Krestel Nova y se preparó para abandonar el lugar.
La enorme nave arrancó sus motores, provocando un ruido ensordecedor, pero no lo suficiente como para despertar a Wag Too. Ícaro revisó cada panel, y todo parecía estable. Finalmente, el droide se bajó de la nave, portando un blaster en uno de sus brazos. Miró detenidamente al refugio pirata, y de un disparo, prendió fuego a un charco de combustible en el exterior. El fuego se extendió por la zona y se adentró dentro del refugio, alcanzando un barril de combustible perfectamente colocado para hacer estallar todo el lugar.
El droide se apresuró para llegar al puesto de mando, usando la terminal para pilotar la enorme mole él solo. Usualmente, una nave así de grande tendría que ser manejada por cinco individuos a la vez, pero Ícaro tenía control total de todos los sistemas. El mayor problema, era que consumía mucha energía de sus reservas. En un vuelo de más de cinco rotaciones, Ícaro podría perder hasta el 80% de su energía. De ahí la necesidad de tener droides para pilotear la nave por su cuenta.
Cuando la Krestel Nova se alejó lo suficiente, una violenta explosión sacudió la tierra, haciendo que la entrada del refugio colapsara abruptamente. En su interior, cientos de armas y munición secundaron la explosión, quemando y desgarrando cada pieza de metal, y cientos de kilogramos de especias que Ícaro dejó atrás, puesto que no las consideraba útiles.
El droide hizo una parada momentánea de treinta minutos en el antiguo refugio de Wag Too, tomando todas sus pertenencias y acomodándolas en un casillero de la bahía médica. El lurmen estaba tan cansado, que ni siquiera el sonido del metal chocando entre sí podía despertarlo ni aplacar sus fuertes ronquidos.
Con todo en su lugar, Ícaro ya estaba listo para abandonar la atmósfera de Mygeeto.
"Estabilizadores... Listos... Propulsión... En línea y estable. Sistema de navegación... En línea... Advertencia. Posible daño estructural al abandonar la atmósfera debido a la carencia de escudos. Daños calculados... 2%." Decía el sistema de vuelo de la Krestel Nova.
La enorme nave alzó la nariz y atravesó la atmósfera del planeta como un cuchillo. Si bien se tambaleaba un poco, pero nada grave. Y tras varios segundos de tensión, Ícaro volvía a surcar los vastos confines del universo.
Desde el hecho a que dos piratas fueran a investigar el sonido, la confusión de los piratas, el ataque relámpago que no les daría tiempo a reaccionar, que el resto se sellara en el refugio, usar el cadáver de un pirata como escudo, hasta el hecho que el jefe pirata mataría desesperadamente a sus hombres tratando de salvar su propia vida. Ícaro incluso le dió órdenes precisas de cuándo disparar y hacia donde moverse. Incluso predijo que uno de ellos abandonaría la cobertura para activar la alarma. El único error en su plan, era que dentro del refugio habían dos piratas más que los que computó.
Sólo una vez la adrenalina abandonó su cuerpo, Wag Too fue capaz de pensar fríamente en lo que había sucedido.
"Qué demonios. ¿Cómo hizo eso? ¿Cómo pudo predecir cada movimiento de los trandoshanos? ¿Cómo incluso sabía a donde tenía que moverme y a que objetivo debía disparar incluso antes de comenzar el combate? ¿Cómo sabía que la confusión y el miedo durarían lo suficiente cómo para permitirnos acabar con ellos sin tan siquiera darles una oportunidad de reaccionar? Y lo más importante. ¿Quién o qué es realmente Ícaro? ¿Y cuál será el límite de sus capacidades?" Wag Too pensó para sí mismo.
Si bien Ícaro había compartido mucha de su información personal, así cómo el hecho que era un modelo experimental mejorado, a Wag Too aún le costaba creer las capacidades del droide. Incluso cuando mencionó que el "escudo de carne" causaría un terror irracional en los piratas, jamás pensó que fuese tan efectivo. Aunque la verdad, era que incluso para él mismo resultó un poco bizarro. Cuando Ícaro le dijo: "(...) me programaron para manipular las emociones de mis enemigos (...)" Jamás pensó que fuera tan extremo. Aún así, el aprecio que sentía el lurmen por el droide era suficiente para aplacar el miedo que le creaba tan sólo recordar la batalla.
Wag Too: - ¿Encontraste algo útil? - Dijo asomando la cabeza por uno de los conductos de refrigeración de la Kestrel Nova que estaba estacionada fuera de la guarida.
Ícaro: -Nada realmente importante. Armas, dinero, munición, especias, celdas de combustible, baterías, luces, entre otras cosas. - Dijo acercándose a la nave.
Wag Too: - ¿Es una broma? Eso es un verdadero botín. - Dijo con asombro.
Ícaro: - Puede ser cierto Pero justo ahora lo que más necesitamos es información. Y no encontré nada de eso. -
Wag Too: - No seas pesimista. Todo lo que mencionaste bien podría valer una fortuna en estos lares. -
Ícaro: - Bueno. Puede que tengas razón. ¿Algún avance con esa cosa? -
Wag Too: - Eh. No le llames cosa. También tiene sentimientos. - Refiriéndose a la nave.
Ícaro: - Lo que planteas es... improbable. -
Wag Too: - ¿Sabes qué? Olvídalo. - El lurmen suspiró. - Ya revisé la mayor parte. Al parecer los motores funcionan y el hipersalto nos permitirá saltar dos o tres veces. Los controles responden cómo es debido y se mantiene en una pieza a pesar de ser un modelo tan viejo. El único problema es que no tiene escudos. -
Ícaro: - ¿Causa? -
Wag Too: - El sistema de escudos está dañado. Al ser un modelo tan antiguo, de seguro no pudieron encontrar un módulo de escudos funcional. El sistema de armas parece funcional cómo es debido, pero no puedo decir nada del sistema de puntería asistido. Por lo que concierte, todo lo demás funciona cómo debería. - El lurmen saltó del conducto de ventilación y aterrizó a pocos metros del droide.
Ícaro: - Muy bien. Cargaremos todo lo que quepa en la nave. Lo que no nos sea útil lo venderemos por contrabando o por chatarra. Los créditos siempre son útiles, y además, tenemos un problema. -
Ícaro abrió su mano, mostrando una extrañas monedas con un cuño grabado que ninguno de los dos parecía haber visto antes.
Wag Too: - ¿Esas son... monedas? -
Ícaro: - Si. Al parecer son la nueva moneda de cambio que usa el imperio. De ser cierto, los créditos separatistas o de la República ya no son válidos. Usarlos incluso sería peligroso. -
Wag Too: - Supongo que tienes razón. -
El lurmen se había dedicado a diagnosticar la nave desde que culminó el combate, pero cuando vió el botín, casi pierde el conocimiento. Cómo el droide había dicho que el botín no era significativo, pensó en que se trataba de apenas unas armas y algunas piezas, pero la verdad era que había al menos dos cavernas de doscientos metros cuadrados cada una llenas de recursos y armas. Aún así, Ícaro no les hizo el menor caso. Pues para sus objetivos militares, sólo un puñado de armas eran suficientes, después de todo, eran sólo dos de ellos.
Ícaro condujo al lurmen hacia el fondo de una de las cavernas. Un lugar oscuro y con telarañas en todos lados. Evidentemente un vertedero o algo similar. Pero lo que encontró dejó a Wag Too en shock.
Wag Too: - Son... Son... Droides de batalla. - Dijo al ver una pila de partes y piezas de droide separatistas acumuladas en una esquina de la caverna.
Ícaro: - ¿Crees poder repararlos? -
Wag Too: - No lo sé. Necesito tiempo para revisar las partes. Pero... ¿Estás seguro? ¿No se pondrán en nuestra contra o algo por el estilo? -
Ícaro: - No mientras no los enciendas antes que los reprograme. - El lurmen tragó en seco. - Tengo en mi banco de datos sus códigos de matrix. Reprogramarlos no será complicado. -
Wag Too: - Si tu lo dices. Pero necesitaré algo de tiempo. -
Ícaro: - Muy bien. Llevaré todo lo útil a la nave. Separa las piezas que crees poder usar. -
Pasaron un par de horas mientras Ícaro transportaba las cajas de munición y suplementos que podía cargar hacia la nave, y Wag Too revisaba detalladamente los fragmentos de droides con la ayuda de una linterna. Ambos estaban tan enfocados en sus tareas, que apenas notaron que ya era mediodía. Finalmente, Ícaro transportó la última carga que consideraba de valor para la nave.
La Krestel Nova era enorme, y su bodega de carga era igual de grande. A Ícaro le tomó al menos ocho horas terrestres para acomodar todo en su lugar, teniendo en cuenta que el droide no sufría de fatiga ni necesitaba parar para comer o ir al baño. Aún así, sabía que Wag Too no tenía las mismas ventajas, por lo que se apresuró para ver a su compañero portando dos raciones de emergencia y una cantimplora con una bebida energética que estaban guardadas en los suministros piratas.
La imagen que se encontró Ícaro no fue muy agradable. Si bien había cientos de piezas droides separadas y organizadas, el semblante del lurmen mostraba un gran agotamiento. Tenía grandes ojeras, como si hubiesen pasado diez años en apenas unas horas. Además, estaba cubierto de aceite y fluido de maquinaria de pies a cabeza.
Wag Too: - Ya separé todas las piezas que parecen ser útiles. Pero lamentablemente sólo podré armar cinco droides. Hay muchas piezas útiles, pero sólo tenemos cinco núcleos en buen estado. El resto es apenas chatarra. -
Ícaro: - En este momento lo que menos me importa son los droides. Pareces exhausto. Toma. Come algo y descansa. Yo me encargo de llevar todo a la nave. -
Ícaro le dió al lurmen las raciones y la bebida y comenzó a llevar las piezas a un espacio de la nave que estaba vacío mientras Wag Too se sentó sobre una caja para recuperar sus fuerzas. En el primer viaje, Ícaro vio a Wag Too devorando su primera ración. En el segundo, disfrutaba la segunda ración pacientemente. En el tercero, bebía el energizante sorbo a sorbo. Y en el cuarto, el lurmen se había quedado dormido sobre el contenedor de metal.
Ícaro lo dejó dormir hasta que movió cada una de las piezas de droides. Finalmente, tomó al lurmen en sus brazos metálicos y lo acostó sobre la bahía médica de la Krestel Nova y se preparó para abandonar el lugar.
La enorme nave arrancó sus motores, provocando un ruido ensordecedor, pero no lo suficiente como para despertar a Wag Too. Ícaro revisó cada panel, y todo parecía estable. Finalmente, el droide se bajó de la nave, portando un blaster en uno de sus brazos. Miró detenidamente al refugio pirata, y de un disparo, prendió fuego a un charco de combustible en el exterior. El fuego se extendió por la zona y se adentró dentro del refugio, alcanzando un barril de combustible perfectamente colocado para hacer estallar todo el lugar.
El droide se apresuró para llegar al puesto de mando, usando la terminal para pilotar la enorme mole él solo. Usualmente, una nave así de grande tendría que ser manejada por cinco individuos a la vez, pero Ícaro tenía control total de todos los sistemas. El mayor problema, era que consumía mucha energía de sus reservas. En un vuelo de más de cinco rotaciones, Ícaro podría perder hasta el 80% de su energía. De ahí la necesidad de tener droides para pilotear la nave por su cuenta.
Cuando la Krestel Nova se alejó lo suficiente, una violenta explosión sacudió la tierra, haciendo que la entrada del refugio colapsara abruptamente. En su interior, cientos de armas y munición secundaron la explosión, quemando y desgarrando cada pieza de metal, y cientos de kilogramos de especias que Ícaro dejó atrás, puesto que no las consideraba útiles.
El droide hizo una parada momentánea de treinta minutos en el antiguo refugio de Wag Too, tomando todas sus pertenencias y acomodándolas en un casillero de la bahía médica. El lurmen estaba tan cansado, que ni siquiera el sonido del metal chocando entre sí podía despertarlo ni aplacar sus fuertes ronquidos.
Con todo en su lugar, Ícaro ya estaba listo para abandonar la atmósfera de Mygeeto.
"Estabilizadores... Listos... Propulsión... En línea y estable. Sistema de navegación... En línea... Advertencia. Posible daño estructural al abandonar la atmósfera debido a la carencia de escudos. Daños calculados... 2%." Decía el sistema de vuelo de la Krestel Nova.
La enorme nave alzó la nariz y atravesó la atmósfera del planeta como un cuchillo. Si bien se tambaleaba un poco, pero nada grave. Y tras varios segundos de tensión, Ícaro volvía a surcar los vastos confines del universo.
