Pasaron unos largos minutos sin que ninguno de los dos dijera una palabra. Permanecieron sentados sobre el incómodo contenedor de metal mientras la pequeña se calmaba. La niña tenía un carácter fuerte, tal vez forjada por todo el tiempo que vivió sola en esas gélidas condiciones. Lo que hizo al droide cuestionarse cómo logró tal hazaña. Quería preguntarle, pero sabía que no era el momento.
Un pitido agudo interrumpió el silencio tomando a ambos por sorpresa. El horno había terminado de cocinar lo que fuese que Ícaro había hecho. El simple recuerdo de esas masas amorfas blanquecinas era suficiente para que a la pequeña se le hiciera un nudo en el estómago, sin embargo, un suculento olor hacía que su nariz no pudiese parar de olfatear con curiosidad. Ícaro se puso de pie y procedió a revisar lo que había hecho, pero cuando abrió el horno se llevó una gran decepción. "¿Qué demonios era eso?" Se preguntaron ambos presentes viendo lo que yacía sobre la bandeja que Ícaro sacaba del horno. La extraña masa amorfa se había expandido y tornado de un color amarillento. Su silueta retorcida recordaba a los asquerosos gusanos que había visto en la tierra de Mygeeto, pero al parecer su olor llamaba la atención de la pequeña. Ícaro estaba tan enfocado tratando de analizar que había salido mal, que no se percató que la niña se acercó con cuidado, e intentó agarrar uno de las extrañas " creaciones" del droide. Ícaro: - ¡Cuidao! - Trató de advertir a la niña, pero demasiado tarde.
La pequeña agarró con su mano la bandeja metálica sin saber qué tan caliente estaba. Un fuerte chillido de dolor salió de la boca de la pequeña, mientras retrocedía mirando con ojos llorosos su mano quemada. Aún así, fue lo suficientemente fuerte como para contener el dolor y no llorar. Ícaro le revisó la quemadura de inmediato, pero para su fortuna, no había sido nada grave. El droide se apresuró a la cabina médica que colindaba con la cocina en busca de algo que lo ayudase a tratar a la niña. Sus pasos eran pesados, y los golpes que daba abriendo y cerrando los cajones metálicos hacían eco en la nave. Finalmente, encontró lo que buscaba. Regresó hacia donde estaba la pequeña y aplicó un spray sobre la mano afectada. La quemadura no era muy grave, y en tan solo unos segundos el dolor y las marcas sobre las almohadillas de la pequeña desaparecieron. Niña: - Gracias. - La pequeña le dijo con dulce voz, lo que hizo al droide sentir una extraña sensación cálida en su núcleo metálico. Pero antes de poder preguntarse que le estaba pasando, la voz de un medio dormido Wag Too se hizo presente en el lugar. Wag Too: - ¿Por qué tanto... (Bostezo) alboroto? - Parece que el ruido que hizo Ícaro no pasó desapercibido. Ícaro: - Un accidente sin mayores complicaciones. -
Wag Too: - Bueno saberlo. - Volvió a bostezar. - ¿Qué es ese olooooor? -
El lurmen reaccionó de pronto. Sin razón aparente, al ver a la niña se dió la vuelta. Ninguno de los otros dos sabía el motivo, pero Wag Too parecía estar muy incómodo. Wag Too: - ¿Po... po...por... Por qué está así? -
Ícaro: - ¿A qué te refieres? -
Wag Too: - ¿Por qué no tiene ropa? ¿Dónde está su abrigo? -
El droide miró a la pequeña, y ambos intercambiaron miradas, pero con más dudas que respuestas. Ícaro: - Su abrigo era para el clima extremo de Nelvaana. La temperatura dentro de la nave es mucho mayor, así que es lógico que hubiera decidido quitarse el abrigo para refrescarse. -
Wag Too: - ¡Ese no es el punto! -
El lurmen se retiró con prisa, dejando al par de droide y niña muy confundidos. La pequeña no entendía una palabra de lo que decía, pero le resultaba extraño que el droide tampoco lo hiciera. A los pocos segundos el lurmen regresó, y arrojó una tela que cayó sobre el rostro del droide, para luego volver a irse hacia la bodega de la nave. El droide retiró el pedazo de tela de su rostro, y se percató que se trataba de un pullover. Era algo mucho más ligero que el pesado abrigo que llevaba, pero de todas formas le costó trabajo hacerle entender a la niña que debía ponérselo. Wag Too: - ¿Terminaron? - Gritó desde la bodega.
Ícaro: - Si... Bueno. Eso creo. -
Wag Too: - ¿Cómo que "eso crees"? -
El lurmen regresó a la cocina y no pudo evitar sonreír al ver a la pequeña vistiendo uno de sus pullovers blanco. Era enorme, y le colgaba hasta las rodillas. Las mangas le quedaban desahogadas y la ranura del cuello le colgaba por debajo del hombro derecho. Pero lo que más le resultaba gracioso era la cara de enojo de la pequeña. Wag Too: - Bueno. Podría ser peor. -
Niña: - Ti much ka de li. -
Wag Too: - ¿Qué dijo? -
Ícaro: - Dijo que... no está muy cómoda. - Evadiendo el hecho que la pequeña realmente lo había maldijo en su folclore natal. Wag Too: - Ya se acostumbrará. ¿Y qué es eso? Huele bastante bien. - Dijo señalando a las extrañas masas que Ícaro había preparado. Ícaro: - Intenté preparar algo. Pero no salió nada parecido a las imágenes de la receta. -
El lurmen se acercó a la bandeja, pero al ver que aún estaba caliente, tomó unas servilletas, envolvió dos piezas y las logró sujetar con las manos sin quemarse, luego le ofreció uno a la pequeña. Los dos orgánicos olfatearon el aperitivo por un momento, y luego le dieron un mordisco. El lurmen asintió con la cabeza, no tenía un buen aspecto, pero el sabor era muy bueno. La niña, en cambio, comenzó a devorarlo con tanto ímpetu que no parecía que hubiese comido una ración entera. Wag Too: - Esto está muy bueno. Nunca había probado nada así. ¿Qué es? -
Ícaro: - Se le conoce como croissant u hojaldre. O eso fue lo que intenté. No estoy programado para hacer tales cosas. -
Wag Too: - Y... ¿Qué haremos con...? - Le dijo señalando disimuladamente hacia la niña. Ícaro: - Comelo todo si quiles - Le dijo a la pequeña antes de ir con Wag Too a la bodega de carga. Wag Too: - ¿Qué ocurre? -
Ícaro: - La niña perdió a toda su familia. Al parecer, lleva mucho tiempo viviendo sola. -
Wag Too: - Espera. ¿Sola? ¿Cómo pudo sobrevivir todo este tiempo viviendo sola en ese clima tan extremo? -
Ícaro: - No lo sé. Pero el mayor problema, es que no logro computar que hacer con ella. -
Wag Too: - Bueno. Dejarla en Nelvaana sola creo que sería demasiado cruel. ¿Y si la llevamos con nosotros? -
Ícaro: - Esa idea me resulta igual de insegura. No sabemos qué problemas tendremos en el futuro. -
Wag Too: - ¿Tienes una mejor idea? -
Ícaro: - No. - Dijo tras pensarlo unos segundos. Wag Too: - Bueno. Supongo que no tenemos otra opción. Por lo menos hasta que encontremos un lugar donde dejarla. -
Ícaro: - Muy bien. Procederemos con tu plan. -
Wag Too: - Cambiando de tema. Los droides están listos para ser reprogramados. ¿Quieres echarle un vistazo? -
Ícaro siguió al lurmen hacia una esquina de la bodega, donde los cuatro droides B1 y el droide B2 esperaba para ser reprogramados. Ícaro se acercó y los revisó detalladamente. Ícaro: - Tres unidades B1 y un OOM. -
Wag Too: - ¿Eso que quiere decir? -
Ícaro: - Solo uno de ellos será independiente. Los otros tres junto al B2 tendrán que ser operados directamente por mi. Asumiré la función de computadora central. -
Wag Too: - No entiendo mucho que significa eso pero ¿Podrás hacerlo? -
Ícaro: - No hay problema. Según mis cálculos puedo comandar a las de cinco millones de droide B1 sin problemas. -
El lurmen se quedó perplejo tratando de imaginar en su cabeza cómo se vería un ejército de cinco millones de droides mientras Ícaro comenzaba con la programación. Usó su mano modificada para acoplarse a la computadora de los droides ubicada en la parte trasera, y en pocos segundos ya había reescrito su programación. En menos de dos minutos, los cinco droide estaban listos para operar. Ícaro: - Ya están listos. Puedes encenderlos. -
Wag Too: - Muy bien. Ahí vamos. - El lurmen conectó unos cables a las computadoras de los droides, se acercó a un panel y tras apretar varios botones, se pudo escuchar el leve sonido de los motores dentro de los droides encender mientras al B2 se le encendía su característica luz roja en el pecho. Ícaro: - Unidades B1, OOM y B2, un paso al frente. - Y los droides obedecieron. OOM: - ¿Cuáles son sus órdenes, comandante? -
Wag Too: - ¡Si! Funcionan. - Dijo con alegría aún dudando de su trabajo. Ícaro: - Muy bien. Vamos a comprobar su rendimiento. -
A Ícaro le tomó unos diez minutos revisar que todos los droides pudiesen mover todas sus articulaciones por su cuenta en una rutina de ejercicios que parecía ser una clase de yoga. Aunque no portaban blasters, los droides de combate operaron cómo era de costumbre. Incluso el B2 con sus cañones gemelos acoplados en su antebrazo. Aunque no estaba cargado. Ícaro: - Muy bien. Formaos en fila. Y ahora, seguidme. -
Los droides obedecieron y siguieron a Ícaro por los pasillos de la nave hasta llegar a la cocina, donde la pequeña niña esperaba pacientemente aún con migas de hojaldre sobre su rostro, pero al ver a los droides de combate, se escondió con miedo tras los contenedores de raciones. Ícaro: - ¿Que ocule? -
Niña: - Ellos. Ellos fueron los que se llevaron a mi papá. -
Ícaro: - Lo entiedo. Pelo puedes estal tlanquila. Ellos está bajo mi comado. No te halan dano. -
Niña: - ¿Lo prometes? - A Ícaro le resultó "graciosa" la duda de la niña, pero supuso que aún tenía mucho que aprender de los orgánicos. Ícaro: - Lo plometo. - Dijo mientras estiraba la mano. La niña dudó un poco, pero terminó aceptando la mano del droide mientras salía lentamente tras los contenedores. La pequeña aún estaba asustada, pero actuaba muy valiente mientras Ícaro removía las migas de hojaldre de su rostro. Desde la distancia, Wag Too miraba con gracia, recordando las veces que su madre y su padre hicieron algo parecido con él. OOM: - Disculpe señor. ¿Quién es la niña? - Dijo el droide OOM, que tenía cierto nivel de autonomía. Ícaro: - Cleo que aún no te lo he pleguntado, pelo ¿Cuál es tu nomble? -
Niña: - Tova. Tova-Adaz. - Ícaro asintió con la cabeza. Ícaro: - Ella es Tova-Adaz. Y él es Wag Too. - Dijo mientras señalaba al lurmen. - Y ambos serán sus superiores. El droide OOM y el droide B2 se miraron entre ellos, dudosos. Pero simplemente aceptaron la orden de su comandante. Acto seguido, todos los presentes se dirigieron a la cabina de mando de la Kestrel Nova.
Wag Too: - Así que Tova-Adaz. Curioso nombre. -
Ícaro: - Significa "buena" y "hermosa" es su idioma natal. -
Wag Too: - ¿Ah sí? Entonces es un muy buen nombre. -
La niña y el lurmen intercambiaron miradas, y sin motivo aparente compartieron una sonrisa a pesar de no entender una palabra de lo que decía el otro. Ícaro: - Unidades 1, 2 y 3. A los controles. Unidad OOM poned rumbo al planeta Agamar. Unidad B2, regresa a la bodega de carga y suspende operaciones hasta que sea contactado. Droides: - Roger. Roger. - Los droides se dieron vuelta y prosiguieron a cumplir sus respectivas tareas. Wag Too: - ¿Agamar? ¿No es un planeta desértico a las afueras del borde exterior? ¿Qué haremos allí? -
Ícaro: - Después que la orden 66 fuese ejecutada. Todos los droides de la Alianza Separatista recibieron la orden de detener sus funciones. Sin embargo, hay un registro muy extraño proveniente de ese planeta. Al parecer, un mensaje codificado fue enviado de respuesta con el comando: "Orden denegada."