El extraño hombre alzó la cabeza, intentando ver el rostro de quién interrumpía su comida, pero la capucha cubría la mayor parte del rostro del droide, y sólo los fragmentos metálicos que sobresalían por encima del mentón parecía más una máscara para ocultar su identidad que el mismo rostro de Ícaro. Aún así, la pregunta le tomó por sorpresa. Ícaro no sabía por qué, pero ese extraño encapuchado hacía que su núcleo de midiclorianos reaccionara como nunca antes. ¿Acaso era una advertencia? ¿Una señal de peligro? El droide trataba de descifrar el enigma que ante sus sensores ópticos se rebelaba, pero no entendía nada de lo que le sucedía. Aún así, podía asegurar que ese extraño hombre frente a sus narices podía ser alguien muy importante. Hombre: - No se de qué estas hablando, mi amigo. Yo tan solo soy un morador que trata de disfrutar una comida decente por estos lares. - Respondió algo altanero. Ícaro: - No. Creo que eres más que solo eso. - El hombre respiró profundamente. Hombre: - Mira... No quiero problemas. Sólo estoy tratando de llevar una vida tranquila. Eso es todo. - Al parecer, el hombre aún no había identificado que era un droide. Ícaro: - Yo tampoco quiero problemas. Sólo quiero saber por que siento como si "algo"... me atrae hacia ti. -
Las últimas palabras de Ícaro fueron como un puñal. La sonrisa altanera del rostro del hombre desapareció de inmediato, y su mirada se tornó sombría y desafiante. Bajó la cabeza, dejando que la capucha volviese a cubrir la mayor parte de su rostro, y tomó la cuchara con una porción de sopa.
Hombre: - No deberías estar aquí. -
Ícaro: - ¿A qué te refieres? -
Hombre: - No sabes cuanto está en juego. Tu presencia en Tatooine es peligrosa. Debes irte de inmediato. -
Ícaro: - ¿En juego? -
Apenas el droide pudo intentar procesar lo que el extraño encapuchado decía, un grupo de siete cazarecompensas ingresó al local portando blaster. Se veían claramente enfadados, y parecen que estaban buscando a alguien. Cazarecompenzas: - ¡Allí está! ¡Mátenlo! - Gritó mientras señalaba a Ícaro.
Antes que el extraño hombre encapuchado pudiese decir una palabra, Ícaro agarró la mesa de metal con las dos manos y la lanzó hacia la entrada del recinto, golpeando a varios de sus oponentes. Los civiles presentes entraron en pánico, e intentaron abandonar el lugar lo más rápido posible, lo que dió tiempo suficiente al droide de alzar dos mesas de metal y colocarlas como barricadas. Entonces, los bandidos comenzaron a disparar. Ícaro podía sentir el impacto de los blaster, y sabía que la protección no iba a durar mucho, pero antes de darse cuenta, se percató que aquel misterioso hombre permanecía a su lado. Al parecer, no tuvo tiempo suficiente para escapar. Hombre: - Lo que faltaba. Este día no puede ser peor. -
Ícaro: - Las probabilidades que la situación empeore después de decir eso son de un 87%. -
Hombre: - Veo que el sarcasmo no es lo tuyo. -
Entonces Ícaro decidió a actuar. Sabía que no podía salir de esa situación sin pelear, pero sus posibilidades eran limitadas. Al parecer, ahora estaba estancado junto a ese hombre misterioso, y no tenía muchas opciones más que confiar en él, pero aún tenía sus dudas. Ícaro: - Parece que tendremos que luchar juntos para salir de esta. -
Hombre: - Eso parece. -
Ícaro: - ¿Sabes usar uno de estos? -
El droide sacó la mano derecha de su capucha y le ofreció el rifle E-5 al hombre misterioso. Al ver el blaster y la mano robótica de Ícaro, el hombre quedó paralizado, en shock. Sus ojos miraba con miedo, cómo si una herida del pasado volviera a abrirse.
Ícaro: - ¡Oye! - Le gritó para hacerlo volver a la realidad. - ¿Sabes usarlo? - El hombre sacudió la cabeza, como si se despojara de los males que atormentaban su mente. Agarró el rifle y se mantuvo a la espera mientras los disparos de sus oponentes golpeaban muy cerca. El plan de Ícaro no era complicado, pero sería muy efectivo incluso si su "compañero" fallaba. Patearía las dos mesas con fuerza hacia donde se encontraban los cazarrecompenzas. En la confusión y con la ayuda o no de los blaster de su improvisado aliado, se acercaría lo suficiente como para blandir el sable de luz y abatir a sus oponentes sin que estos tuvieran tiempo a reaccionar. Era un plan que, en su computadora, tenía una probabilidad de éxito de un 97%. Nada podía salir mal. Pero cuando sacó el sable de luz, aún apagado, ocurrió un imprevisto.
Ícaro se percató de algo que restringía los movimientos de su brazo. Miró rápidamente, y se percató del extraño hombre, quien sujetaba su brazo con fuerza, impidiéndoles alzar el sable de luz.
Hombre: - No uses eso. - Dijo con una voz sombría. Ícaro: - Pero... -
Hombre: - Jamás. Sentenció con una extraña mirada siniestra. El droide no sabía el por qué, pero tenía la sensación que debía hacerle caso, aunque eso carecía de cualquier sentido dada la situación en la que se encontraban. Ícaro: - ¿Tienes un mejor plan? - Dijo mientras volvía a esconder el sable bajo su capucha. Hombre: - Si. -
Los cazarrecompensas siguieron disparando. Sabían que esa improvisada barricada no iba a durar mucho, y que su víctima no tendría más remedio que rendirse. No iban a tener piedad, pues por su culpa perdieron a uno de sus camaradas, y sólo tenían ojos para su venganza. Pero ninguno de ellos pudo prever como una de las pesadas mesas de metal saldría volando hacia su posición y golpearía con fuerza a dos de ellos. El resto apenas podía ver conmocionados como los suyos caían. Para cuando se dieron la vuelta, el par encapuchado ya no estaba. Cazarrecompensas: - Se fueron por el callejón. Rápido. Id por ellos. - Dijo uno de los perseguidores. El par se apresuró a abandonar el lugar por uno de los callejones traseros de la cantina. Eran pasadizos algo estrechos, con algunos giros bruscos y pequeño salientes ocasionados por las peculiares estructuras de piedra de las construcciones locales. El hombre encapuchado iba al frente, a un buen paso, pero Ícaro no era tan rápido. No faltó mucho para que los cazarrecompensas los alcanzaran, entablando un peligroso intercambio de disparos en los estrechos corredores. El hombre pudo esconderse tras una pared, pero Ícaro sólo pudo alcanzar un pequeño saliente, lo suficiente para esconderse agachado, siempre y cuando no asomase la cabeza. Los cazarrecompensas disparaban a zafarrancho, volviendo la situación muy precaria. Ícaro trataba de dispara hacia atrás sin asomar la cabeza, pero no lograba hacer que los malhechores retrocedieran. Tenía que buscar una salida, y rápido. Pero nada de lo que computaba daría resultado. Entonces lo vió:
Música maestro. [Reproduce y sigue leyendo]
Image Ícaro no podía entnder lo que veían sus sensores ópticos. Sin embargo, el núcleo de su pecho se estremecía cómo nunca antes. Aunque leve, podía sentir "algo." Algo extraño que inundaba el área a apenas unos metros a su alrededor. Miraba con asombro al extraño hombre encapuchado, ignorando las decenas de blasters que impactaban a pocos centímetros de él. Sus ojos cerrados, como si estuviese experimentando una especie de trance, su respiración lenta y calmada lograba encontrar la paz en ese caótico lugar, y su mano derecha, cómo si estuviese agarrando algo, temblaba levemente mientras la rotaba en sentido horario. Era muy extraño para el droide, quien no podía ver el actuar del extraño hombre más allá que si hubiese perdido la razón. Pero un extraño sonido a sus espaldas sobresalió de entre los disparos de los blaster.
Ícaro miró con asombro cómo la pared de piedra sobre los contrabandistas comenzaba a agrietarse poco a poco, y antes que los malhechores pudieran darse cuenta, una lluvia de escombros cayó sobre sus cabezas mientras una gran cortina de polvo y arena cubría el lugar. El retumbar de los escombros al caer sacudió el suelo, y tras el ruido, un tenebroso silencio inundó el lugar, interrumpido solamente por los lamentos de los cazarrecompensas quines aún seguían con vida, y simplemente sufrían más por la conmoción que por los leves rasguños que tenían. Pero entonces se sintieron unos pasos acercarse al lugar del derrumbe. Una sombra atravesaba la cortina de humo, una silueta encapuchada con una luz brillante roja que destacaba bajo su capucha. Uno de los cazarrecompensas alzó la mirada, sólo para encontrarse con el cañón del blaster E-5 apuntando a su frente.
Hombre: - ¡No! - Exclamó el hombre encapuchado, pero eso no detuvo el dedo metálico de Ícaro.
Image Los cazarrecompensas calleron uno por uno ante el implacable fuego del droide. Ícaro no mostraría piedad ante sus adversarios, y no sentiría remordimientos en su cuerpo metálico al acabar con la vida de aquellos que no podían defenderse dado a su estado.
Hombre: - ¿¡Pero que ocurre contigo!? -
Ícaro: - Solo hice lo más lógico. -
Hombre: - ¿Lo más lógico? Esa no es la forma que te debían haber enseñado en el Templo. - El comentario del extraño hombre encapuchado dejó al droide algo confundido, pero tras uno segundos, pudo descifrar de qué se trataba todo.
Ícaro: - Creo que me está confundiendo, Jedi. - Ícaro removió la capucha de su cabeza, revelando al extraño hombre su identidad por primera vez. Hombre: - Eres... Eres un... droide. - Dijo algo consternado, mientras retrocedía un pie en una clara posición de combate. Ícaro: - Puede relajarse Jedi. No soy tu enemigo. -
Hombre: - No menciones esa palabra. Causarás más problemas de los que crees. -
Ícaro: - Muy bien. ¿Cómo debería llamarte entonces? -
Hombre: - Ben. - Dijo tras pensarlo unos segundos. - Ese sable. Le pertenecía a un amigo mío. ¿Dónde lo conseguiste? -
Ícaro: - Lo tomé del Jedi Ki-Adi-Mundi en la batalla de Mygeeto. Jamás pensé ver como los clones atacarían a su propio general. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. -
El hombre parecía perdido en sus pensamientos, aún sin abandonar su posición de combate. Parecía tener una discusión en su interior de qué hacer o no. Tal vez quisiera recuperar el sable de su amigo, pero parecía tener otras prioridades de momento. Ben: - ¿Y qué quieres? ¿Por qué me seguiste? -
Ícaro: - Sólo quería averiguar algo, pero eso ya lo pude hacer. -
Ben: - Entonces, ya no tenemos nada de que hablar. - Dijo mientras se daba la vuelta.
Ícaro: - Espera. - El Jedi se detuvo. - Formaremos una resistencia para enfrentar al Imperio con todos aquellos que se opongan a su régimen y los remanentes Separatistas. De seguro la habilidad de alguien como tu nos sería muy útil. Después de todo, supongo que quieres reclamar venganza por lo que el Imperio le hizo a los de tu tipo. -
Ben alzó la mirada por un momento mientras respiraba profundamente. Se mantenía sereno y calmado, muy diferente a lo que Ícaro se esperaba de alguien que lo perdió todo por la traición.
Ben: - Ese no es el camino que escogí. Además, aquí tengo un propósito que nadie más puede cumplir. - Dijo calmadamente.
Ícaro quiso preguntarle a qué se refería, pero antes de poder decir una palabra, un fuerte ruido se pudo escuchar acercándose. Parecía el ruido característico de un propulsor personal, e instintivamente el droide volvió a cubrir su rostro con la capucha, antes que un fuerte ruido metálico se escuchara a sus espaldas.
?: - ¿Qué demonios ocurrió aquí? -Dijo una voz grave a sus espaldas. Ícaro se dió la vuelta, y vió a un humano descender con un jetpack vistiendo una armadura muy particular. Una armadura verde mandaloriana. Image Mandaloriano: - Soy el responsable de la "seguridad" de estos lares. Bajo la supervisión del mismo Jabba el Hott. Espero una buena explicación para esto. -
Ícaro: - Espero nos disculpe. No esperábamos molestar a nadie. -
Mandaloriano: - ¿Por qué habla en plural? Usted está solo. -
Ícaro se dió la vuelta rápidamente, sólo para ver que el misterioso Jedi había desaparecido sin dejar rastro.

Muy bien. Para aquellos que les resulte extraña la actitud de Obi-Wan y no han visto la serie del mismo, le daré unas aclaraciones. ALERTA DE SPOILER. Esto ocurre uno o dos años antes que el senador Organa le encomendara la tarea de rescatar a Leila. Aquí podemos apreciar a un Obi-Wan que ha sellado su conexión con la fuerza, y hace todo lo posible por evitar que descubran que es un Jedi para proteger al pequeño Luke, entonces de cinco años de edad. Un Obi-Wan herido por los sucesos de los acontecimientos de "La Venganza de los Sith," que siente una gran culpa por todo lo sucedido. De ahí la diferencia de actitud con el resto de la saga. Y si no has visto su serie... ¿Qué esperas?
Y no. Dath Vader no lo sintió dado que el uso de la fuerza no fue muy significativo.