Ícaro: - Antes que nada. Quisiera cómo un clon, una "muerta" y una cazarrecompensas terminaron aquí. - Dijo con tono sereno.
Mirana: - Veo que eres muy perspicaz. - Dijo mientras se quitaba el casco por primera vez. Image La misterios enmascarada, quién ahora había sido reconocida por el droide como una cazarrecompensas, se trataba de una mujer humana de un abundante cabello castaño. En su rostro resaltaba un enorme parche negro cibernético que cubría su órbita derecha desde su pómulo hasta la ceja, y un impactante ojo robótico de color rojo destacaba de su tez bronceada. Del parche metálico sobresalía una cicatriz que atravesaba gran parte de su cara, producto de alguna lesión que parece haberle deformado ligeramente también la nariz y la boca. Sin embargo, el hemisferios izquierdo de su rostro rebosaba de una gran belleza. Aun así, ninguno de los presentes hizo algún comentario. El clon y la zygerriana ya sabían de su apariencia, e Ícaro no se impresionaría de algo como eso, después de todo, era un droide. Mirana: - Bueno. Supongo que comenzaré yo. - Dijo mientras se sentaba en una silla, y subía los pies despreocupadamente sobre una mesa de café.
-0-
Narra Mirana: Solía trabajar como cazarrecompensas desde que tengo quince años. El resto de mis historia no la contaré, puesto que a nadie le importa. Sólo diré que crecí en Onderon. Durante mucho tiempo acepté pedidos de ambos bandos de la guerra siempre que la recompensa valiese la pena, pero cuando me enteré da las atrocidades que cometía la República... Digamos que... No me agradó mucho.
[Recuerden que en la Guerra de los Clones el bando Separatista tenía una fuerte campaña propagandística]
Comencé a hacer trabajos para la Alianza Separatistas, hasta el punto de volverme una de los recursos más preciados para la Alianza. Incluso el mismo Conde Dooku me encomendó una misión especial, una misión que pondría la balanza al favor de nuestro bando. No era una misión simple, pero nada que no pudiese detenerme a mí y a mi nave Tridente. Tenía que ir a Tatooine y rescatar al hijo de Jabba de Hutt y llevarlo a un viejo monasterio en Teth. Según la información de mi contrato, la República planeaba inculpar a los Separatistas de tal acto. Pero cuando lo dejé en manos de los droides en el monasterio supe que estaría a salvo. La historia de Mirana es interrumpida por Boil.
Boil: - Te he dicho cientos de veces que no fue así. Los separatistas fueron los que secuestraron al hijo de Jabba y lo encerraron en ese monasterio. -
Mirana: - Por supuesto. Y me vas a decir también que los Jedi salvaron al pequeño. -
Boil: - Los Jedi lo hicieron. -
Miraj: - Vamos, vamos. Eso ya quedó en el pasado. - Intervino para evitar una discusión cómo la que Boil y Mirana solían tener a cada rato. Sigue la historia de Mirana:
En fin. Pasaron muchas cosas durante la guerra, pero jamás esperaría que la Alianza Separatista fuese derrotada tan fácilmente después de la batalla de Utapau. A medida que los mundos de la alianza fueron rindiéndose uno por uno, tuve que esconderme en los planetas del mundo exterior y sobrevivir con cualquier misión que pudiese aceptar. Había pasado un año desde que el Imperio se alzó cuando me encontraba en el planeta Celanon. Estaba encubierto, tratando de pasar inadvertida cuando los imperiales asaltaron la cantina donde estaba bebiendo tranquilamente. Aún recuerdo la voz de aquel teniente con su voz fingida.
Teniente: - Mirana Coxter. Por sus delitos de tráfico, allanamientos, extorción, entre muchos otros, por el poder que me otorga el Imperio Galáctico, queda bajo arresto. -
Aún recuerdo su cara cuando saqué mi blaster y abatía a dos de esos stormtrooper en un parpadeo, pero no tenía caso. Cuando intenté huir del lugar descubrí que estaba rodeada por los soldados, así que no tuve más remedio que rendirme. Aún recuerdo la cara de ese malnacido, con sus ojos azules mirándome como si fuese su presa. SI más recuerdo creo que se llamaba Nolan, Nolan... No se qué... Después descubrí que por atraparme recibió un ascenso. Así cómo me dio mucha gracias cuando me enteré que lo mató uno de sus subordinados. Pero volviendo al tema. Después que me capturaran pasé unos días en la prisión de Celanon, cuando decidieron llevarnos a Coruscant en una nave de prisioneros. A mi y a otros siete prisioneros. Y fue allí donde lo conocí a él. Mirana concluyó su historia señalando a Boil Boil: - Bueno. Supongo que me toca contar cómo es que terminé aquí. -
-o-
Narra Boil:
El final de las Guerras Clon fue algo... atroz. Aún recuerdo aquél día en Utapau, cuando nos ordenaron matar a nuestro general Obi-Wan Kenobi. Ícaro lo interrumpe.
Ícaro: - Obi-Wan Kenobi. Entonces eres un clon del 212 cuerpo del ejercito de la República. Boil: - Si. Pertenecía a la Compañía Fantasma. Bajo el mando del comandante Cody. -
Sigue la historia de Boil:
Recuerdo cuando el Comandante Cody dió la orden a AT-TE de disparar a nuestro general, pero lo que aún me cuesta entender, era el por qué ni siquiera desafié su orden... Quiero decir... luchamos junto a nuestro general durante incontables batalla... ¿Por qué debíamos matarlo?... Pero en aquel momento sólo cumplía órdenes. Y no fue hasta un tiempo después que entendí el porque. Durante un año, mis hermanos y yo nos dedicamos a someter a cientos de mundos. Tantos los separatistas como aquellos que se mantuvieron neutrales durante la guerra. Pasamos de ser aquellos que llevaban la justicia a la Galaxia a aquellos que imponían el yugo del Imperio. Durante mucho tiempo sentí vergüenza de mis actos... y con razón. Y al final, a los clones solo nos desecharon cómo simples chatarras. Sin ofender. Cuando no vieron más utilidad para mí, me asignaron a una nave de transporte de pasajeros. Era el piloto. No era una nave muy grande. Sólo había espacio suficiente para ocho prisioneros, el piloto, y un oficial a bordo. No quiero acordarme de aquel maldito que tuve que soportar por cuatro meces. Image Cabello negro sedoso, ojo robótico de color blanco, con su "extravagante" ropa blanca. Pero era un idiota. Lo peor de todo, era que apenas tenía el rango de sargento, pero era mi superior, y no paraba de molestarme o señalar que él era superior que yo. Christopher Torkez. Espero que el infierno te traté lo "mejor" posible. Era un día cómo cualquier otro. Cómo piloto, no tenía que ver a los prisioneros. Sólo tenía que pilotar la nave hasta Coruscant. No sabía quienes eran o qué habían hecho. No tenía autorización para preguntarlo. Estábamos a pocos click de Celanon, y estábamos listos para saltar al hiperespacio, cuando nuestra nave recibió una fuerte descarga de blaster. Torkez: - ¿¡Y ahora que demonios hiciste!? - Mi gritó a pesar de estar a un metro de mí. -
Boil: - Señor. Nos atacan. Dañaron el hiperpropulsor. -
Torkez: - Pues no te quedes ahí como un tonto, haz algo. -
Boil: - Señor, esta nave no cuenta con sistema de defensa. No podemos hacar nada. -
Torkez: - Eres un inútil, clon. Todos los son. - Tuve que contenerme para no estrangularlo en ese momento. Entonces, se escuchó un fuerte sonido metálico sobre el fuselaje de la nave.
Boil: - Señor, se han acoplado al casco. Parece que quieren abordarnos. -
Torkez: - ¿Esos bastardos se atreven a interceptar un transporte imperial? Muy bien. Toma tu arma, clon. A ver si al menos eres útil para algo. -
Nos retiramos a la parte trasera de la nave y nos encontramos en el pasillo central. Al final del fuselaje se podía apreciar cómo chispas salían de la consola, era claro que alguien estaba tratando de ingresar a la nave. Entonces, el sargento enloqueció. Golpeó con fuerza la terminal de la compuerta de la celda que estaba a su lado, y la puerta metálica se abrió, revelando a una pequeña niña afrodescendiente. Era Stela, pero en ese momento jamás pude imaginar que plan tenía el sargento con la pequeña. La agarró por el pelo y la arrastró hacia el pasillo, la alzó con su brazo sin importarle los lamentos de la pequeña, pero antes de poder hacerlo entrar en razón. La puerta de la nave se abrió, revelando a alguien que nunca pensé volver a ver. Image Una armadura clon blanca con patrones azules que jamás olvidaría. Uno de mis hermanos más hábiles y valientes sobre el campo de batalla, con el cual luché codo con codo en innumerables ocasiones. Boil: - ¿¡Capitán Rex!? - Grité en shock. Rex: - ¿Boil? -
Torkez: - Ni un paso atrás, clon. O esta pequeña sufrirá las consecuencias de tus actos. Los clones entraron al interior de la nave, levantando sus armas para intentar intimidar al idiota de mi sargento, pero este simplemente estaba mal de la cabeza. Recuerdo a Rex y a Hunter apuntarles con sus pistolas, a Wrecker con su rifle DC-17M y a Crosshair apuntándole directamente al cráneo con su rifle de francotirador. Aún así, Torkez no estaba decidido a rendirse. Torkez: - ¿¡Creen que pueden dañar propiedad del Imperio Galáctico y salir ilesos!? -
Hunter: - Tranquilo. Sólo queremos a un prisionero y nos iremos. Nadie tiene por qué salir lastimado. -
Torkez: - Cierra la boca, clon. Ustedes no son más que propiedad del Imperio. Basura insignificante. Desechos. ¡Eso es lo que son! El Imperio debió haberlos carbonizado desde hace mucho, pero no se preocupen. Yo me encargaré de eso personalmente. -
Torkez alzó la cabeza de Stela y mostró su rostro ahogado en llanto a los clones con la intensión de hacerlos dudar al poner en riesgo la vida la joven mientras colocaba la punta del cañón se su blaster sobre la cabeza. Los que estaban presentes miraban horrorizados, incluso los que estaban encerrados tras las puertas de metal sabían lo que pasaban e intentaban calmar al sargento, a pesar que no veían nada. ?: - ¡No tienes que hacer esto! -
Mirana: - ¡Déjala ir! ¡Bastardo! -
?: - ¡Ella no es responsable de nada! - Se oían las voces gritar desde las celdas.
Torkez: - ¡Silencio! ¡Todos ustedes no son más que basura! ¡Y los fusilaré a todos aquí y ahora! ¡Comenzando por esta enana bastarda! -
Rex: - ¡No! -
Image El sonido de un blaster retumbó en el estrecho lugar. Las voces de aquellos que gritaban desde el interior de las celdas se opacaron, temiendo la cruda realidad, pero no fue la joven Stela la que calló sobre el suelo sin vida en su cuerpo. Fue Torkez quien yacía en el suelo, muerto por el impacto de un blaster que entró por su espalda y destruyó su corazón. Sus vistosas túnicas blancas no le sirvieron de nada ante el blaster de Boil. Continuados por unas largos segundos de silencio donde mis manos temblaban y mis pensamientos no estaban muy claros. Había traicionado al Imperio. Rex: - Boil. ¿Estás bien? - Dijo mientras se acercaba.
Boil: - Rex. ¿Qué hemos hecho? - Pregunté recordando todas esas vidas inocentes que arruinamos por culpa del Imperio. Rex: - Está bien. Está bien, hermano. No fue tu culpa. No fue culpa de ningún clon. -
Boil: - Pero lo hicimos. -
Rex: - No. No lo hicieron. Fue culpa de los chips inhibidores. -
Ícaro lo interrumpe.
Ícaro: - ¿Chips inhibidores? - Preguntó algo extrañado. Boil: - Si. Pequeños chips biomecánicos que teníamos todos los clones implantados en nuestro cerebro. Bueno... Casi todos. - Le dijo mientras le mostraba la cicatriz en su cráneo sobre la oreja derecha. - Esa cosa fue el causante de todas las atrocidades que hicimos.
Sigue la historia de Boil:
Cuando logré recuperar la compostura pude ver a los otros clones abriendo las puertas de las celdas y entonces los vi. Ve a los prisioneros por primera vez. Demacrados y raquídicos por el hambre que sufrían. Nunca antes me sentí tan culpable por lo que hacía. Independiente de transportarlos o no. Sentía cómo las venas se me desgarraban desde el corazón. Entre ellos estaba Stela y Mirana, y un octavo pasajero que si no esperaba a ver.
Boil: - ¿Comandante Wolffe? - Su cicatriz sobre su ojo derecho era única en todo el Ejército Clon.
Image Wolffe: - A pasado tiempo desde que vi una cara familiar. - Dijo con un tono sonriente, pero se veía en un claro estado de desnutrición, además que presentaba algunas marcas de golpes sobre su cuerpo. Sin duda alguna, fue "interrogado" de la manera menos pacífica posible.
Mirana: - Veo que eres muy perspicaz. - Dijo mientras se quitaba el casco por primera vez. Image La misterios enmascarada, quién ahora había sido reconocida por el droide como una cazarrecompensas, se trataba de una mujer humana de un abundante cabello castaño. En su rostro resaltaba un enorme parche negro cibernético que cubría su órbita derecha desde su pómulo hasta la ceja, y un impactante ojo robótico de color rojo destacaba de su tez bronceada. Del parche metálico sobresalía una cicatriz que atravesaba gran parte de su cara, producto de alguna lesión que parece haberle deformado ligeramente también la nariz y la boca. Sin embargo, el hemisferios izquierdo de su rostro rebosaba de una gran belleza. Aun así, ninguno de los presentes hizo algún comentario. El clon y la zygerriana ya sabían de su apariencia, e Ícaro no se impresionaría de algo como eso, después de todo, era un droide. Mirana: - Bueno. Supongo que comenzaré yo. - Dijo mientras se sentaba en una silla, y subía los pies despreocupadamente sobre una mesa de café.
-0-
Narra Mirana: Solía trabajar como cazarrecompensas desde que tengo quince años. El resto de mis historia no la contaré, puesto que a nadie le importa. Sólo diré que crecí en Onderon. Durante mucho tiempo acepté pedidos de ambos bandos de la guerra siempre que la recompensa valiese la pena, pero cuando me enteré da las atrocidades que cometía la República... Digamos que... No me agradó mucho.
[Recuerden que en la Guerra de los Clones el bando Separatista tenía una fuerte campaña propagandística]
Comencé a hacer trabajos para la Alianza Separatistas, hasta el punto de volverme una de los recursos más preciados para la Alianza. Incluso el mismo Conde Dooku me encomendó una misión especial, una misión que pondría la balanza al favor de nuestro bando. No era una misión simple, pero nada que no pudiese detenerme a mí y a mi nave Tridente. Tenía que ir a Tatooine y rescatar al hijo de Jabba de Hutt y llevarlo a un viejo monasterio en Teth. Según la información de mi contrato, la República planeaba inculpar a los Separatistas de tal acto. Pero cuando lo dejé en manos de los droides en el monasterio supe que estaría a salvo. La historia de Mirana es interrumpida por Boil.
Boil: - Te he dicho cientos de veces que no fue así. Los separatistas fueron los que secuestraron al hijo de Jabba y lo encerraron en ese monasterio. -
Mirana: - Por supuesto. Y me vas a decir también que los Jedi salvaron al pequeño. -
Boil: - Los Jedi lo hicieron. -
Miraj: - Vamos, vamos. Eso ya quedó en el pasado. - Intervino para evitar una discusión cómo la que Boil y Mirana solían tener a cada rato. Sigue la historia de Mirana:
En fin. Pasaron muchas cosas durante la guerra, pero jamás esperaría que la Alianza Separatista fuese derrotada tan fácilmente después de la batalla de Utapau. A medida que los mundos de la alianza fueron rindiéndose uno por uno, tuve que esconderme en los planetas del mundo exterior y sobrevivir con cualquier misión que pudiese aceptar. Había pasado un año desde que el Imperio se alzó cuando me encontraba en el planeta Celanon. Estaba encubierto, tratando de pasar inadvertida cuando los imperiales asaltaron la cantina donde estaba bebiendo tranquilamente. Aún recuerdo la voz de aquel teniente con su voz fingida.
Teniente: - Mirana Coxter. Por sus delitos de tráfico, allanamientos, extorción, entre muchos otros, por el poder que me otorga el Imperio Galáctico, queda bajo arresto. -
Aún recuerdo su cara cuando saqué mi blaster y abatía a dos de esos stormtrooper en un parpadeo, pero no tenía caso. Cuando intenté huir del lugar descubrí que estaba rodeada por los soldados, así que no tuve más remedio que rendirme. Aún recuerdo la cara de ese malnacido, con sus ojos azules mirándome como si fuese su presa. SI más recuerdo creo que se llamaba Nolan, Nolan... No se qué... Después descubrí que por atraparme recibió un ascenso. Así cómo me dio mucha gracias cuando me enteré que lo mató uno de sus subordinados. Pero volviendo al tema. Después que me capturaran pasé unos días en la prisión de Celanon, cuando decidieron llevarnos a Coruscant en una nave de prisioneros. A mi y a otros siete prisioneros. Y fue allí donde lo conocí a él. Mirana concluyó su historia señalando a Boil Boil: - Bueno. Supongo que me toca contar cómo es que terminé aquí. -
-o-
Narra Boil:
El final de las Guerras Clon fue algo... atroz. Aún recuerdo aquél día en Utapau, cuando nos ordenaron matar a nuestro general Obi-Wan Kenobi. Ícaro lo interrumpe.
Ícaro: - Obi-Wan Kenobi. Entonces eres un clon del 212 cuerpo del ejercito de la República. Boil: - Si. Pertenecía a la Compañía Fantasma. Bajo el mando del comandante Cody. -
Sigue la historia de Boil:
Recuerdo cuando el Comandante Cody dió la orden a AT-TE de disparar a nuestro general, pero lo que aún me cuesta entender, era el por qué ni siquiera desafié su orden... Quiero decir... luchamos junto a nuestro general durante incontables batalla... ¿Por qué debíamos matarlo?... Pero en aquel momento sólo cumplía órdenes. Y no fue hasta un tiempo después que entendí el porque. Durante un año, mis hermanos y yo nos dedicamos a someter a cientos de mundos. Tantos los separatistas como aquellos que se mantuvieron neutrales durante la guerra. Pasamos de ser aquellos que llevaban la justicia a la Galaxia a aquellos que imponían el yugo del Imperio. Durante mucho tiempo sentí vergüenza de mis actos... y con razón. Y al final, a los clones solo nos desecharon cómo simples chatarras. Sin ofender. Cuando no vieron más utilidad para mí, me asignaron a una nave de transporte de pasajeros. Era el piloto. No era una nave muy grande. Sólo había espacio suficiente para ocho prisioneros, el piloto, y un oficial a bordo. No quiero acordarme de aquel maldito que tuve que soportar por cuatro meces. Image Cabello negro sedoso, ojo robótico de color blanco, con su "extravagante" ropa blanca. Pero era un idiota. Lo peor de todo, era que apenas tenía el rango de sargento, pero era mi superior, y no paraba de molestarme o señalar que él era superior que yo. Christopher Torkez. Espero que el infierno te traté lo "mejor" posible. Era un día cómo cualquier otro. Cómo piloto, no tenía que ver a los prisioneros. Sólo tenía que pilotar la nave hasta Coruscant. No sabía quienes eran o qué habían hecho. No tenía autorización para preguntarlo. Estábamos a pocos click de Celanon, y estábamos listos para saltar al hiperespacio, cuando nuestra nave recibió una fuerte descarga de blaster. Torkez: - ¿¡Y ahora que demonios hiciste!? - Mi gritó a pesar de estar a un metro de mí. -
Boil: - Señor. Nos atacan. Dañaron el hiperpropulsor. -
Torkez: - Pues no te quedes ahí como un tonto, haz algo. -
Boil: - Señor, esta nave no cuenta con sistema de defensa. No podemos hacar nada. -
Torkez: - Eres un inútil, clon. Todos los son. - Tuve que contenerme para no estrangularlo en ese momento. Entonces, se escuchó un fuerte sonido metálico sobre el fuselaje de la nave.
Boil: - Señor, se han acoplado al casco. Parece que quieren abordarnos. -
Torkez: - ¿Esos bastardos se atreven a interceptar un transporte imperial? Muy bien. Toma tu arma, clon. A ver si al menos eres útil para algo. -
Nos retiramos a la parte trasera de la nave y nos encontramos en el pasillo central. Al final del fuselaje se podía apreciar cómo chispas salían de la consola, era claro que alguien estaba tratando de ingresar a la nave. Entonces, el sargento enloqueció. Golpeó con fuerza la terminal de la compuerta de la celda que estaba a su lado, y la puerta metálica se abrió, revelando a una pequeña niña afrodescendiente. Era Stela, pero en ese momento jamás pude imaginar que plan tenía el sargento con la pequeña. La agarró por el pelo y la arrastró hacia el pasillo, la alzó con su brazo sin importarle los lamentos de la pequeña, pero antes de poder hacerlo entrar en razón. La puerta de la nave se abrió, revelando a alguien que nunca pensé volver a ver. Image Una armadura clon blanca con patrones azules que jamás olvidaría. Uno de mis hermanos más hábiles y valientes sobre el campo de batalla, con el cual luché codo con codo en innumerables ocasiones. Boil: - ¿¡Capitán Rex!? - Grité en shock. Rex: - ¿Boil? -
Torkez: - Ni un paso atrás, clon. O esta pequeña sufrirá las consecuencias de tus actos. Los clones entraron al interior de la nave, levantando sus armas para intentar intimidar al idiota de mi sargento, pero este simplemente estaba mal de la cabeza. Recuerdo a Rex y a Hunter apuntarles con sus pistolas, a Wrecker con su rifle DC-17M y a Crosshair apuntándole directamente al cráneo con su rifle de francotirador. Aún así, Torkez no estaba decidido a rendirse. Torkez: - ¿¡Creen que pueden dañar propiedad del Imperio Galáctico y salir ilesos!? -
Hunter: - Tranquilo. Sólo queremos a un prisionero y nos iremos. Nadie tiene por qué salir lastimado. -
Torkez: - Cierra la boca, clon. Ustedes no son más que propiedad del Imperio. Basura insignificante. Desechos. ¡Eso es lo que son! El Imperio debió haberlos carbonizado desde hace mucho, pero no se preocupen. Yo me encargaré de eso personalmente. -
Torkez alzó la cabeza de Stela y mostró su rostro ahogado en llanto a los clones con la intensión de hacerlos dudar al poner en riesgo la vida la joven mientras colocaba la punta del cañón se su blaster sobre la cabeza. Los que estaban presentes miraban horrorizados, incluso los que estaban encerrados tras las puertas de metal sabían lo que pasaban e intentaban calmar al sargento, a pesar que no veían nada. ?: - ¡No tienes que hacer esto! -
Mirana: - ¡Déjala ir! ¡Bastardo! -
?: - ¡Ella no es responsable de nada! - Se oían las voces gritar desde las celdas.
Torkez: - ¡Silencio! ¡Todos ustedes no son más que basura! ¡Y los fusilaré a todos aquí y ahora! ¡Comenzando por esta enana bastarda! -
Rex: - ¡No! -
Image El sonido de un blaster retumbó en el estrecho lugar. Las voces de aquellos que gritaban desde el interior de las celdas se opacaron, temiendo la cruda realidad, pero no fue la joven Stela la que calló sobre el suelo sin vida en su cuerpo. Fue Torkez quien yacía en el suelo, muerto por el impacto de un blaster que entró por su espalda y destruyó su corazón. Sus vistosas túnicas blancas no le sirvieron de nada ante el blaster de Boil. Continuados por unas largos segundos de silencio donde mis manos temblaban y mis pensamientos no estaban muy claros. Había traicionado al Imperio. Rex: - Boil. ¿Estás bien? - Dijo mientras se acercaba.
Boil: - Rex. ¿Qué hemos hecho? - Pregunté recordando todas esas vidas inocentes que arruinamos por culpa del Imperio. Rex: - Está bien. Está bien, hermano. No fue tu culpa. No fue culpa de ningún clon. -
Boil: - Pero lo hicimos. -
Rex: - No. No lo hicieron. Fue culpa de los chips inhibidores. -
Ícaro lo interrumpe.
Ícaro: - ¿Chips inhibidores? - Preguntó algo extrañado. Boil: - Si. Pequeños chips biomecánicos que teníamos todos los clones implantados en nuestro cerebro. Bueno... Casi todos. - Le dijo mientras le mostraba la cicatriz en su cráneo sobre la oreja derecha. - Esa cosa fue el causante de todas las atrocidades que hicimos.
Sigue la historia de Boil:
Cuando logré recuperar la compostura pude ver a los otros clones abriendo las puertas de las celdas y entonces los vi. Ve a los prisioneros por primera vez. Demacrados y raquídicos por el hambre que sufrían. Nunca antes me sentí tan culpable por lo que hacía. Independiente de transportarlos o no. Sentía cómo las venas se me desgarraban desde el corazón. Entre ellos estaba Stela y Mirana, y un octavo pasajero que si no esperaba a ver.
Boil: - ¿Comandante Wolffe? - Su cicatriz sobre su ojo derecho era única en todo el Ejército Clon.
Image Wolffe: - A pasado tiempo desde que vi una cara familiar. - Dijo con un tono sonriente, pero se veía en un claro estado de desnutrición, además que presentaba algunas marcas de golpes sobre su cuerpo. Sin duda alguna, fue "interrogado" de la manera menos pacífica posible.
