Hola, hola, queridos lectores.

Gracias a cada uno de ustedes por seguir leyendo .

Disfruté leer sus Reviews y más ver sus teorías sobre el nuevo villano.

Cbt1996: Jajaja, me gusta dejarles con la duda, pero tranquila, en este capítulo sabrán de quién se trata y todo el enredo que estos villanos tienen para nuestros amados protagonistas. Como dices el drama ha comenzado, por más quise retrasarlo, ya no hay marcha atrás. Además, las palabras tontas de Inuyasha será algo difícil de tratar. Creo que algo que podría darnos un poco de paz, es la relación de Sesshomaru con Rin, y de Miroku con Sango. Ojalá que ambos puedan arreglar las cosas de manera pacífica. Gracias por seguir leyendo esta historia.

Shikon de Oz: Koga busca beneficio propio, su interés principal era volver a manipular a Kag, pero no contaba con que ya estaba con Inuyasha, por eso su rencor hacia él. Te buscaré el mejor cardiólogo en México jajajaja. Gracias por seguir está historia.

Karii Taisho: Tenemos que crear un nuevo Taisho jajaja, ok no, Ayame es un alma libre, pero no dudo en que pueda encontrar a su alma gemela, que claro no será Koga. Las palabras son las que más hieren porque las tienes grabadas en la mente y en el corazón. Sumado a eso, la presión que sentían por esa tarde tan intensa no los ayudó a calmarse y aclarar las cosas; ¿En qué relación todo es color de rosa? Nuestros protagonistas tendrán que actuar los más serenos posibles para arreglar las cosas y no dejar que el estrés los gane. Y no importa, tu saborea al villano es una malo muy bueno jajaja. En este capítulo sabrás quien es el villano sabrosón, ya veremos si tu teoría resulta cierta o no, además de descubrir otro pequeño secretito. Gracias por seguir está historia, ojalá te agrade este capítulo.

Rocio K. Echeverria: Siento que Rin quedó más impactada al conocerlo, y en los próximos capítulos si o si tendrá que relacionarse más con el amo bonito, será lo único bueno del drama. Los impulsos arrebatados es algo en lo que Inuyasha debe trabajar, en este y en todos los universos jajaja. Pienso igual que tú, ambos serían excelentes padres, pero por la situación por la que esta viviendo, creo que lo mejor es esperar, afortunadamente aprenderán de esa falsa alarma. Ya veremos más adelante que sucede con nuestros protagonistas. Y perdón por las dudas jaja, como te habrás dado cuenta, Koga no es el culpable del robo, al menos no es el autor intelectual. En este capítulo descubriremos quien es el líder de este golpe y alguno que otro secreto escondido. Gracias por seguir y leer esta historia, espero este capítulo sea de tu agrado.

Annie Pérez: Así es, todo se les está complicando a nuestro querido InuKag, todo era amor y risas hasta que este nuevo villano apareció. Hoy por fin sabrás de quién o quienes se trata. Gracias por darle una oportunidad a esta historia y espero el capítulo de hoy sea de tu agrado

Priscila: Hola, si con el capítulo anterior quedaste en shock, es preferible lo leas estando sentada jajaja, al fin se revelará quien es el que está armando todos esos problemas y unos secretos de los otros villanos. Espero que sea de tu agrado y gracias por leer esta historia.

Rosa Taisho: No, no es Koga, pero tampoco Miroku jajajaja, de hecho, él también puede salir perjudicado, después de todo es socio de Inuyasha. Tu apuesta me gusta, y hoy sabrás por fin de quién se trata. Créeme, Inuyasha se merece unos buenos golpes por ser tan tonto con las palabras, ojalá puedan solucionar ese malentendido. Sesshomaru quiso ocultar su interés por Rin pero lo sentí muy obvio por la forma en que se dirigió a ella jajaja. Ya veremos cómo evoluciona está pareja. Gracias por leer está historia y espero que el capítulo de hoy te agrade.

El capítulo de hoy es particularmente fuera de lo normal, ya que serán las perspectivas de Koga y Kikyo. Si, ambos están relacionados con el nuevo personaje, ¿De qué manera? Aquí lo descubrirán. Se vienen algunas serias revelaciones. Espero que lo disfruten.


CAPITULO 17: ALIANZA

Narra Koga

Me encontraba sentado frente a la puerta de mi casa fumando un cigarrillo para soportar el frío de la noche; y como siempre, me reprochaba la vida de mierda que me tocó: no tenía un lugar digno donde vivir con mi hija, no tenía un trabajo seguro, y la soledad me acompañaba como una sombra persistente. Observaba las luces parpadeantes en la calle de un barrio oscuro y desolado. El humo del cigarrillo se mezclaba con el vapor de mi respiración, formando una neblina que reflejaba mi desánimo. Mientras exhalaba el humo, mis pensamientos se perdían en las luces lejanas, tratando de encontrar respuestas en el destello intermitente de la ciudad.

En ese momento, Yumi, mi pequeña hija, salió de la pequeña casa envuelta en una manta. Sus ojos reflejaban inocencia y su cabello oscuro ondeaba con el viento. Me miró con una sonrisa que iluminaba mi mundo oscuro.

-Papá, hace frío. ¿Puedo quedarme contigo un rato? - dijo con su vocecita tierna.

Dejé caer el cigarrillo y abrí mis brazos. Yumi se acurrucó a mi lado, buscando refugio en el calor de nuestro abrazo. Su presencia inocente y su sonrisa tierna eran como un bálsamo para mi alma desgastada. De repente, el frío de la noche parecía menos intenso, eclipsado por el calor humano que compartíamos.

-Papá -musitó

-Dime, hija

-¿Aún no has encontrado a Kagome? -Miré a Yumi, sus ojos expresaban preocupación mientras aguardaba mi respuesta.

-No, cariño, aún no la he encontrado.-Mentí.

No podía decirle que ya había dado con ella, mucho menos que está con un imbécil como Inuyasha Taisho. Mi hija sufrió por el abandono de Kagome; a la maldita no le importaron los sentimientos de una niña, prefirió ser egoísta y pensar únicamente en ella. Claro, ¿qué podía esperar de alguien tan insignificante, que solo pensaba en su propio bienestar y nunca le importó lo que mi hija y yo sentíamos?

Aunque me consumía la rabia, me esforzaba por mantener la compostura ante Yumi, quien merecía algo mejor que las consecuencias de las decisiones egoístas de Kagome. Seguí abrazándola con fuerza, tratando de ser el refugio que necesitaba en medio de esta tormenta.

-La extraño mucho -dijo con nostalgia

-Lo sé, princesa, pero lo mejor, será que nos olvidemos de ella. -Yumi me miró con tristeza.

-Pero, papá -sus pequeñas manos se aferraron a mi abrigo en busca de consuelo.

-Deberías ir a dormir, mañana tienes escuela

Yumi asintió, mientras restregaba sus ojos y un bostezo escapaba de sus labios. La llevé dentro del pequeño cuarto al que llamábamos casa. Un par de colchas raídas cubrían las camas, y una mesa con dos sillas viejas de madera ocupaban el escaso espacio disponible. La luz tenue de una lámpara titilante pintaba sombras en las esquinas. Acomodé a mi hija con suavidad bajo las cobijas, asegurándome de que estuviera cómoda. Me senté en el borde de la cama, contemplando la fragilidad de su sueño infantil.

De pronto, mi celular comenzó a sonar; fruncí el ceño cuando vi de quién se trataba y salí de inmediato para responder la llamada.

-Señor -dije con seriedad.

-Todo va exactamente como lo planeamos. Taisho está en el ojo de la tormenta, y su imperio está a punto de desmoronarse. -respondió con una mezcla de frialdad y triunfo.

-Me aseguraré de que no quede piedra sin remover en su vida. Ese maldito me las pagará. -El odio en mi voz era evidente. No podía perdonar a ese tal Inuyasha ni a Kagome, cuando, por culpa de ambos, estuve a punto de terminar en la cárcel.

-Me importa un bledo lo que tengas contra él. -Aquella voz tan imponente me hizo regresar a mi absurda realidad-. Si te contraté es porque me debes mucho dinero imbécil. No lo olvides, Koga.

Un gruñido apenas audible escapó de mis labios, aunque quise responder, preferí quedarme callado, no necesitaba más problemas de los que ya tenía. No tenía por qué recordarme mi mala suerte.

-Muy bien, pagaré mi deuda, señor. -respondí sin reparo.

-Como sea. Ahora busca a Hakkaku y págale lo pactado. Pero primero que te dé la USB con la información.

-De acuerdo. -finalicé la llamada.

Entre nuevamente a la casa, y vi a Yumi dormir tranquilamente. El recuerdo de la pérdida de la custodia de sus hermanas aún pesaba sobre mi conciencia, y el juramento que me hice a mí mismo resonaba como un eco persistente en mi mente. Había prometido brindarle a Yumi una vida mejor, una vida llena de amor y oportunidades, pero sentía que aún no había cumplido completamente con esa promesa.

Me detuve junto a su cama y contemplé su rostro angelical, con la determinación de hacer todo lo posible para darle la vida que merecía, sin importar el camino que tuviera que tomar. Me agaché suavemente y deposité un beso en su frente. Después, saqué debajo de la cama un maletín, lo llevé a la mesa y revisé que el dinero estuviera completo. Debo admitir que estuve tentado a tomar unos billetes, pero eso significaría más problemas con mi jefe, además de que aumentaría mi deuda con él. Cerré nuevamente el maletín y le envié un mensaje a Hakkaku para encontrarnos y hacer el intercambio correspondiente. Antes de salir, volví mi mirada nuevamente hacia mi hija.

-Mi niña, perdóname -susurré-, pero todo esto lo hago por nosotros, por ti, para darte la vida que te prometí.

Salí, cerrando la puerta detrás de mí. Me apoyé en la pared y solté un resoplido frustrado. ¿Cómo terminé haciendo esto? ¿En qué momento había caído en manos de este hombre? Ahora, si quería salir con vida, debía actuar con mucha cautela y no dejarme llevar por mis impulsos, ni dejarme dominar por las drogas. Si tan solo no hubiera conocido a Kikyo Kido, no estaría pasando por nada de esto.

Flash Back

-Maldita sea, que me suelten- aquella mujer gritó enojada.

Había visto toda la escena ocurrida en ese restaurante; desde el momento en que se acercó a Kagome y su nuevo noviecito, hasta el momento en que había terminado empapada por el agua. Lo que más me sorprendió fue ver la actitud segura de Kagome al defender a ese tipejo, cuando siempre se había mostrado como alguien insegura y vulnerable.

Hice a un lado mis pensamientos y me acerqué a aquella mujer, muy hermosa debo decir, con un cuerpo de diosa que incita a cualquiera a tener los pensamientos más bajos; pero, lo que más llamó mi atención fue que su mirada reflejaba un enojo que no iba a pasar desapercibido.

Estaba a punto de entrar nuevamente al lugar, así que la tomé del brazo con fuerza, pero ella se zafó de mi agarre con una agilidad sorprendente, y aunque intenté mantener la compostura, su mirada ardiente dejó claro que no iba a permitir que la situación pasara como si nada.

-¿Quién demonios te crees para tocarme así? - espetó con furia, sus ojos centelleando de indignación.

-Un simple observador que no puede dejar de admirar semejante espectáculo. -le sonreí con insolencia.

-Te sugiero que te largues antes de que las cosas se pongan feas. -me advirtió.

-Oh, cariño, me encantan las cosas feas. -respondí con una risa burlona- Mi nombre es Koga -extendí mi mano hacia ella.

-¿Siempre te metes en los asuntos de los demás de esta manera, Koga? -preguntó con sarcasmo ignorando mi saludo.

-Solo cuando presencio algo tan interesante como lo que ocurrió aquí. -respondí con una sonrisa juguetona. Me miró con cautela, pero también con un brillo de curiosidad-. Vámonos, antes de que ellos nos vean.

Volteó rápidamente para ver que Inuyasha y Kagome estaban a punto de salir. Vi cómo su enojo resurgía, y estaba decidida a causar un alboroto, así que agarré su brazo con firmeza y la guié hacia un lugar más apartado, lejos de la entrada del restaurante. La resistencia inicial disminuyó cuando comprendió mi intención de evitar un posible escándalo.

-¿Qué crees que estás haciendo? - preguntó con voz entrecortada, su furia aún era palpable.

-No necesitas más problemas. - me miró con desconfianza, evaluándome con una mirada aguda-. Soy la persona que puede ayudarte a separar a ese par -le solté sin rodeos.

Fin Flash Back

Después de ese inusual encuentro, acordamos trabajar juntos para separar a Inuyasha y Kagome. Nuestro pacto se selló en una noche de tragos, lo cual para mí significó una recaída en las drogas. Había dejado esa adicción por el bien de mi hija, pero en ese momento de estrés, sentí la necesidad de relajarme. Kikyo fue quien me ayudó a conseguir y pagarla para aliviar mi ansiedad. Sin embargo, esta decisión me llenó de remordimientos, ya que sabía que mi lucha contra las drogas estaba en juego, sobre todo cuando terminé involucrándome con el más grande enemigo de Inuyasha Taisho. ¿En qué momento había perdido el rumbo de mi vida?

Llegué al lugar que había acordado con Hakkaku, una bodega abandonada a las afueras de Tokio. La estructura, deteriorada por el paso del tiempo, presentaba paredes descascaradas y techos que goteaban agua cuando llovía. Las ventanas rotas permitían la entrada de la débil luz de la luna, revelando un interior desordenado y polvoriento. El suelo, cubierto de restos de madera y escombros, crujía bajo mis pasos. Un olor a humedad y abandono impregnaba el ambiente, creando una atmósfera lúgubre que se combinaba con la oscuridad que reinaba en aquel lugar olvidado.

-Koga -Me llamó con voz temerosa mientras salía de su escondite.

-¿Trajiste el USB?

-S-Sí, aquí está -mostró el pequeño objeto. Quise tomarlo, pero lo volvió a guardar en la bolsa de su pantalón-. ¿Trajiste el dinero?

-Primero dame el maldito USB. -ordené mientras lo tomaba por el cuello de su camisa. Con manos temblorosas, me entregó el dispositivo.

-Buen trabajo, Hakkaku. -lo solté con brusquedad y cayó al suelo. -Aquí está tu dinero. -le arrojé el maletín a los pies-. No está de más recordarte que si dices una sola palabra, tú y tu familia estarán muertos.

-¿Por qué haces esto Koga? -preguntó curioso- Tú no eras así. -Lo miré con desprecio, sintiendo la satisfacción momentánea de tener el control de la situación.

-Las cosas cambian. Ahora tengo mis propias reglas, y nadie se interpone en mi camino, ni siquiera tú, querido primo.

Le lancé una última mirada amenazadora antes de dar media vuelta y alejarme de la bodega. Antes de cruzar la puerta, dejé caer una advertencia más.

-No dejes que Kagome te vea. Y si puedes desaparecer de esa empresa, sería mucho mejor; sino quieres ver a mi preciosa tía en un ataúd.

La bodega abandonada quedó en silencio, solo interrumpido por el eco de mis pasos alejándome. Hakkaku yacía en el suelo, sus ojos mostrando una mezcla de temor y resentimiento. Me alejé con una sonrisa, pero en lo más profundo de mi ser, la satisfacción se mezclaba con la amargura. De pronto, el timbre de mi teléfono interrumpió mis pensamientos. "Koga, necesitamos reunirnos. La situación se complica. Encuéntrame en el lugar de siempre." Esas palabras, resonaron como una advertencia en mi mente. Subí a mi moto, una Harley que rugió al encenderse, rompiendo el silencio de la noche.


Narra Kikyo

Mi vida se había transformado en un caos absoluto, cuando anteriormente todo era perfecto. Poseía una posición económica sólida al igual que mi prometido, con la única complicación de que él no podía establecer su propia empresa debido al obstáculo que representaba el maldito Inuyasha Taisho. Decidimos tomar medidas para arruinarlo y apoderarnos de su empresa.

Lo que no había previsto era enamorarme de él en el proceso. Con ello, mi actitud se volvió posesiva, ya que estaba al tanto de su historial de conquistas y no estaba dispuesta a permitir que alguien más se interpusiera en lo que tanto anhelaba. Sin embargo, todo se desmoronó cuando Inuyasha decidió terminar conmigo. A pesar de ello, logré persuadirlo para que mantuviéramos una amistad, y por un tiempo pareció que funcionaría. Pero todo cambió con la llegada de Kagome Higurashi a su vida.

No podía creer que una mujer tan sencilla como ella pudiera captar toda su atención. Su mera presencia me irritaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Perdí el control de la situación en el restaurante, y los hilos de la marioneta que intentaba manipular se enredaban cada vez más. Por supuesto, mi prometido no tenía idea de mi amor por Taisho, y así, nunca rompimos nuestro compromiso.

¿En qué momento había perdido el rumbo de mi vida? No podía dejar de repetir esa pregunta, desde el momento en que conocí a Koga, un maldito drogadicto que, por una pequeña dosis, aceptaba hacer hasta el más oscuro trabajo. Abandoné mis pensamientos, cuando la puerta de la habitación de un hotel de mala muerte sonó. Sabía perfectamente de quién se trataba.

-Vaya, no tardaste en llegar -dije dejándolo pasar.

-Estaba cerca cerrando un negocio -respondió con desgano. Se sentó en el sofá y me jaló de la mano para que sentarme en sus piernas.

-Te parece si comenzamos por el postre -sugirió al mismo tiempo que besaba mi cuello. Cerré mis ojos en respuesta, sin embargo, mantuve la cordura y me alejé de él.

-No, Koga. Lo que tenemos que hablar es muy serio. -Me senté en la orilla de la cama con los brazos cruzados.

-Bien, te escucho. ¿Qué es lo que está pasando?

-Escuché que te encontrarías con Hakkaku y…

-Mmmm, ahora entiendo por qué no quieres tener sexo. -su mirada pervertida recorrió todo mi cuerpo- Estabas con el jefe, ¿verdad?

-Lo que pase entre mi prometido y yo, no es de tu incumbencia. -solté con evidente molestia- Además, el que tú y yo follemos en ocasiones, no te da derecho a entrometerte en mi vida.

-Tranquila, fiera -dijo levantando las manos.

Lo que más odiaba en mi vida era que quisieran controlarme, algo irónico porque es exactamente lo que quise hacer con Inuyasha. Pero ahora, en este juego peligroso, me veía atrapada en una red de manipulaciones y emociones conflictivas.

-Bien, ¿de qué querías hablar? -preguntó Koga con impaciencia.

-Necesitamos separar inmediatamente a Kagome e Inuyasha, antes de que mi prometido llegue al punto clave de su venganza -solté sin tanto rodeo.

-Y ¿Cómo se supone que lo haremos? -Rodé los ojos al escuchar su pregunta. A veces su falta de inteligencia me sacaba de mis casillas

-Al menos no será de la manera en que lo hiciste la última vez -dije con desprecio- ¿En verdad ibas a abusar de ella? -pregunté con repulsión.

Quizás odiaba a Kagome, pero no a tal punto de desearle algo tan bajo como lo que intentó hacer Koga. Su actitud impulsiva y sus métodos brutales eran a veces difíciles de tolerar, y en este juego, necesitábamos ser más astutos que nunca.

-Kikyo, ya sabes que no puedo controlar mis impulsos cuando se trata de esa mujer. -Koga se encogió de hombros con indiferencia, como si justificara sus acciones-. Además, la droga es quien actuó por mí

-Estúpido, no te quieras justificar con las porquerías que te metes. Te necesito limpio para esto. -Lo miré fijamente- Inuyasha ya está en el ojo de la tormenta, y podemos aprovechar esa vulnerabilidad. Pero debes contenerte y seguir mis instrucciones en esto.

-Ese es el problema, muñeca. -Hice una mueca de repulsión cuando me llamó de esa manera, él únicamente sonrío burlándose de mi reacción-. No estoy acostumbrado a seguir órdenes de nadie. -dijo con resentimiento en su voz.

-Tengo que recordarte que le debes mucho dinero a…

-Si, si, ya lo sé -me interrumpió- Tú y tu maldito prometido me tienen en sus manos.

-Entonces, si ya lo sabes, más te vale que te mantengas en tus cinco sentidos, imbécil.

Lo vi ponerse de pie, con la mirada sería; pensé que marcharía, pero en cambio, me empujó a la cama y se posicionó sobre mí.

-Tú y yo nos entendemos mucho mejor en la cama -sujetó mis manos y las colocó sobre mi cabeza.

-¿No se te hace tarde? -pregunté ignorando su comentario- Imagino que dejaste sola a tu pequeña hija. -Me miró seriamente y se acostó a un lado.

-Sí que sabes matar las ganas de un hombre con tus comentarios -expresó con frustración.

-Eres… -quise decirle lo mal padre que era, pero preferí evitarme una nueva discusión-. Solo mantente limpio. Necesitamos actuar lo más pronto posible.

Me levanté de la cama, tomé mi bolso y, antes de salir, me acerqué lo más que pude a su rostro; Koga me tomó por la cintura.

-Si aprecias tu vida -musité muy cerca de sus labios-, más te vale entregar ese USB, y… ni se te ocurra insinuar algo sobre nuestros encuentros.

Mordí suavemente su labio inferior. Koga intensificó su agarre y me atrajo más a su cuerpo, acabando la poca distancia con un sensual beso.

-Tranquila, Kikyo. -dijo acariciando mi mejilla- El imbécil de tu prometido no se imagina la clase de noviecita que tiene.

Me aventó nuevamente a la cama y salió primero de la habitación.

XXXXXXXXXX

La mañana llegó más rápido de lo que esperaba. Me encontraba desayunando en el departamento de mi prometido, escuchando sus reclamos por haberlo dejado solo toda la noche.

-Aun no entiendo por qué te fuiste, si ibas a regresar muy temprano.

-Cariño, necesitaba ropa limpia -respondí sin darle tanta importancia

-Aquí tienes ropa -Mi prometido me miró con cautela mientras levantaba una ceja-. Kikyo, ¿Hay algo que deba saber?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, mientras lo miraba fijamente a los ojos en una guerra de miradas intensas. Él rompió el silencio con una sonrisa misteriosa.

-¿Qué estás escondiendo, Kikyo? -Sus palabras resonaron en el aire.

-No es nada. -respondí muy segura, sentándome en su regazo- Simplemente necesitaba algo diferente, eso es todo.

Él me observó con intensidad, sus ojos rojos como la sangre escudriñaban cada rincón de mi alma. Era un hombre astuto y manipulador, capaz de detectar las mentiras con facilidad; aunque nuestra relación se basaba en la conveniencia y en la ambición compartida, sabía que no podía subestimar su astucia.

-Kikyo, no me tomes por tonto. Hay algo más, lo puedo percibir. - Su tono de voz era calmado, pero su mirada penetrante me hacía sentir vulnerable.

-Simplemente tenía asuntos personales que atender. - Me levanté y me acerqué detuve detrás de él, dándole un suave masaje en los hombros-. Confía en mí. Todo está bajo control. - Susurré en su oído, buscando apaciguar su desconfianza.

Él se giró hacia mí, sonriendo con una mezcla de desconfianza y deseo. De repente, el timbre sonó, ambos desviamos la mirada hacia el intercomunicador y pudimos ver a Koga.

-¡Perfecto! -exclamó con entera satisfacción.

Abrió la puerta y Koga entró con una expresión indiferente en el rostro. Observó la habitación con cierto desdén antes de centrar su atención en nosotros.

-No estoy aquí para intercambiar cortesías. -dijo con desprecio-. Tengo lo que necesitas. - Koga sacó la USB y la puso sobre la mesa.

-Excelente trabajo. Veo que eres más útil de lo que pensaba. -A pesar de que lo elogió, con su mirada insinuaba que la utilidad de Koga se limitaba únicamente para realizar tareas sucias.

-Ahora, cuéntame -Se sentó en el sofá- ¿qué tienes en mente? -Lo vimos cruzar los brazos y subir los pies sobre la mesa de centro.

-Lo que haga o deje de hacer con esta información, no es de incumbencia

-Cariño, -intervine- Koga solo está abusando de su curiosidad, ¿verdad? -le pregunté al moreno quién solamente encogió sus hombros en respuesta-.

-Pues más le vale recordar que 'La curiosidad mató al gato' -su voz con tono desafiante, dejaba en claro que no permitiría que nada ni nadie se interpusiera en sus planes.- Nadie se mete con el gran Naraku Kagewaki.

La habitación quedó sumida en un silencio tenso, con las miradas fijas entre Naraku y Koga. Me encontraba en el medio de esa confrontación, tratando de mantener la calma y evitar que la situación se saliera de control.

-Caballeros, estamos aquí por un propósito común. No ganamos nada enfrentándonos entre nosotros -dije, tratando de calmar los ánimos-.

-Bien. Kikyo tiene razón -respondió Naraku-. El siguiente paso es dar a conocer los avances de mi proyecto. Eso será un gran golpe para Inuyasha.

-¿Tú proyecto? -preguntó Koga con desprecio

-Sí, un proyecto que Inuyasha, sin saberlo, desarrolló para mí. -Esbozó una sonrisa intrigante, que me causó un poco de inquietud. -Él no tiene ni idea de lo que se avecina. Será un golpe tan contundente que no podrá recuperarse fácilmente.

-Perfecto, -dije tratando de mantener la calma- mientras tanto, Koga y yo nos prepararemos para atacar su maldita relación -mi voz rebosaba de resentimiento

-¿Qué quieres decir, querida? -preguntó Naraku confundido

-Que dejaremos a Inuyasha sumido en la desesperación cuando haya perdido en lo laboral y en lo personal.

-Vaya, Kikyo. De no ser porque es prometida de Naraku, juraría que estás dolida por el rechazo de Taisho -El sarcasmo de Koga provocó que me pusiera un poco nerviosa. Naraku lo fulminó con la mirada.

-Al menos no he cometido ninguna estupidez que me lleve a cárcel como tú lo hiciste -respondí con furia.

Claramente le había dicho a Koga que tuviera cuidado con lo que decía, y el disfrutaba hacer lo contrario. Naraku observó la escena con una sonrisa, disfrutando de la rivalidad entre Koga y yo. Si supiera que esa rivalidad se termina en la cama, no estaría tan contento.

-Basta de juegos infantiles. Todos están aquí para servir a un propósito mayor. Kikyo, asegúrate de que tus acciones estén alineadas con el plan general. Koga, mantén tus impulsos en control -advirtió Naraku, imponiendo su autoridad-. No pienso volver a poner ni un solo peso más para que salgas de la cárcel, idiota.

Ambos asentimos, aunque con resentimiento palpable. La alianza entre nosotros se mantenía frágil, basada en intereses compartidos, pero también en desconfianza.

-El juego comienza, y no hay lugar para errores. Ahora, pongámonos en marcha -declaró Naraku, marcando el inicio de una serie de movimientos estratégicos para alcanzar nuestros objetivos.