Ramón se había aventurado por su cuenta en muchas ocasiones en los bosques alrededor de la villa troll. A simple viste, cualquiera pudiese pensar que el bosque era un lugar paradisiaco. Lleno de vivos colores donde la luz del sol iluminaba cada rincón. Pero el peligro puede estar presente, incluso estar a simple vista.
Ramón había "experimentado" de primera mano muchos de esos peligros. El troll tenían muchas marcas sobre su cuerpo que lo corroboraban, pero eso era algo que sólo Ramón sabía, puesto que ocultaba sus cicatrices y marcas bajo la ropa que siempre llevaba puesta. Su marca más evidente, era una enorme quemadura que recibió de una peculiar flor en una de sus peligrosas aventuras.
-Flash Back-
Era un caluroso día de verano. En aquel entonces, Ramón era más joven, y no tenía mucho conocimiento de las criaturas que habitaban en el bosque. El troll se dedicaba a recolectar materiales y recursos para su bunker, el cuál aún apenas alcanzaba los dos niveles de profundidad. Ramón sabía que el bosque era un lugar peligroso y siempre estaba alerta, pero ni siquiera él pudo prever lo que estaba por suceder.
Ramón estaba caminando con mucho cuidado bajo unos arbustos, ignorando que había un par de ojos que lo observaban. El troll recogía pequeñas ramas o cualquier cosa que le fuera útil, cuando escuchó un extraño ruido a sus espaldas. Ramón se dió la vuelta asustado y vió un peculiar ser redondo que lo seguía de cerca.
La criatura era de color morado, con unos ojos que sobresalían en la parte superior de su cabeza. Su boca semiabierta mostraba sus afilados dientes mientras la saliva caía descontroladamente de sus fauces. La criatura gruñía con un tono escalofriante que hacía que a Ramón se le erizada cada pelo de su cuerpo, pero eso era apenas el comienzo.
La criatura abrió su boca y Ramón pudo ver una extraña luz al final de la garganta del ser, pero sin previo aviso, una llamarada brotó de las fauces del monstruo. Ramón se dió vuelta por instinto y protegió su rostro, pero esto no evitó que las llamas lo alcanzaran, quemándole la espalda, parte de su hombro derecho, su cuello y parte de su cuero cabelludo.
Ramón rodó por el suelo para apagar las llamas, aún así, eran lo suficientemente fuertes cómo para dejar un horrenda marca sobre el cuerpo del troll. Aún con pocas fuerzas, y con un profundo dolor en todo su cuerpo, Ramón se puso de pie y corrió hacia su casa. Afortunadamente para él, el monstruo se trataba de una tipo de planta carnívora, y no pudo perseguirlo. Aún así, fue una experiencia que nunca olvidaría.
Ramón finalmente regresó a su casa y se sumergió en agua dentro de su bañera. Su cuerpo ardía como el infierno, aún así, el amargado troll no pidió ayuda, ni le contó lo sucedido a nadie. Ramón tan solo se quedó en casa por unos días, sin asomar la cabeza, curando su cuerpo con plantas medicinales y tratamientos que él mismo había descubierto.
Nadie lo visitaba, puesto que nadie sentía apego hacia él. Tan sólo la princesa Poppy llamaba a su puerta en ocasiones para saber si algo malo le pasaba, pero cómo era costumbre, Ramón siempre inventaba una escusa para estar solo.
-Fin del Flash Back-
Las experiencias de Ramón en el bosque no fueron muy agradables que digamos, pero al menos les dieron la experiencia suficiente cómo para sobrevivir a tan arduo viaje. En este punto de su vida, el amargado troll conocía cada rincón del bosque, así como los peligros que acechaban en cada paso. Y al viajar sólo, pudo llegar al pueblo Berteno en apenas unos días.
Ramón sabía que intentar atravesar el pueblo sería un suicidio, y que de seguro Poppy y los otros debían estar retenidos en el palacio. - Si es que aún seguían con vida, claro está. - Pero debía pensar en una forma de llegar sin ser visto. Los trolls eran pequeños, y podían pasar inadvertidos, pero Ramón quería evitar correr riesgos innecesarios. Fue entonces cuando tuvo una idea.
Ramón recordó un lugar peculiar al oeste del pueblo. Un pequeño risco donde una cadena de cuevas y túneles se extendían a lo largo y ancho de la región. Pero Ramón no podía simplemente explorar cada uno de los túneles, así que debía intentar recordar cual era.
Ramón era un niño en aquel entonces, pero recuerda cómo el rey Peppy guio a los trolls por los túneles desde el arbol que solía ser su casa, ubicado en medio de pueblo Berteno, hasta ese lugar. Ramón estaba perdido en sus pensamientos tratando de recordar el camino, cuando de repente siente una voz a sus espaldas.
?: - Elije con inteligencia. - Decía una voz grave y tétrica. - Porque uno conduce a pueblo Berteno. Y los demás a una muerte segura... muerte segura... muerte segura. -
Las últimas palabras hicieron eco en el lugar. Ramón se dió la vuelta de inmediato, y miraba minuciosamente tratando de descubrir quién era el que hablaba.
Ramón: - ¿¡Quién dijo eso? -
?: - Fui... - La voz retumbaba con fuerza. - ...yo. -
La intensa voz de pronto se convirtió en una voz más suave, más relajada. Y de entre los árboles salió un ser que dejó a Ramón muy confundido. El extraño ser parecía una nube, con rostro, brazos y par de piernas con calcetines. Algo que dejó aún más confundido al amargado troll.
Nube: - Hola amigo. ¿Cómo estas? - Decía mientras se acercaba a Ramón. - Bienvenidos a los túneles de raíz... Ah... Solo quería advertirte que... uno de estos túneles conduce al arbol troll y los otros a... - La nube mostró un misterioso rostro. - Una muerte segura... gura... gura... gura -
El extraño ser intentaba recrear un eco para resultar más impactante, sin embargo, Ramón pensaba que se trataba de un lunático. Pero si existiese la posibilidad que ese ser pudiese saber el camino correcto, de seguro sería de mucha ayuda.
Ramón: - ¿Sabes el camino? -
Nube: - Claro, colega. Solo tienes que... -
El ser intentó dar un paso al frente, pero antes de poder acercarse más, Ramón dió un paso hacia atrás y tomó la cuchilla en su mano derecha. El troll no confiaba en lo absoluto, y lo mostraba claramente en su muy enojada expresión facial.
Nube: - Hey. Hey. Tranquilo, colega. No hay que ponerse violento. -
Ramón: - No tengo tiempo que perder. Y no se que te propones. Pero la vida de muchos depende de mi y no voy a correr el menor riego. -
Nube: - Hey. Tranquilo. Solo iba a saludar. Pero si prefieres la distancia, lo respeto. - Decía con una voz muy relajada teniendo en cuenta la situación. - Y dime. ¿Qué te trae por aquí? -
Ramón: - La princesa de los troll y otros fueron raptados por un berteno. El futuro de los míos depende de esa princesa. Así que debo rescatarla a cómo de lugar. -
Nube: - Entonces el futuro de los tuyos depende de ti. -
Las palabras del extraño ser tocó el corazón de Ramón. El troll si sabía el peso que cargaba sobre sus hombros, pero aceptar ese peso era simplemente demasiado. El enojo de Ramón se tornó en tristeza, haciendo que incluso dejara de apuntar la cuchilla hacia el extraño ser, quién lo veía con cierta preocupación.
Nube: - Bueno... No hay tiempo que perder. - Decía mientras se dirigía a uno de los túneles.
Ramón: - ¿Qué estas haciendo? -
Nube: - ¿Qué crees que hago? Te voy a guiar al arbol troll. -
Ramón: - ¿Por qué confiaría en ti? -
Nube: - ¿Por qué no lo harías? -
Ramón: - Déjame ver. Porque no te conozco. Porque saliste de la nada. Porque no tienes motivos para ayudarme. Porque... -
Nube: - Esta bien. Esta bien. Entendí tu punto. Se que no confías en mí. Pero créeme... Quiero ayudarte. -
El ser le extendió la mano, y aún con mucha desconfianza, Ramón aceptó el saludo.
Nube: - Kevin. A tu servicio.
Ramón: - Ramón. -
Ramón no estaba muy convencido, pero tampoco tenía otra opción. Los trolls capturados tenían el tiempo limitado, así que accedió a seguir al extraño ser al interior de uno de los túneles. El viaje fue bastante largo, pero algo agobiante para el amargado troll.
Kevin no paraba de hablar y de preguntarle cosas, a lo que Ramón trataba de no responder, pero el extraño ser era muy persistente y solía agobiar al amargado troll. Ramón no tenía mucha paciencia con Kevi, aún así, pudo percatarse que el extraño ser era un buen tipo. Finalmente, los dos vieron una tenue luz al final del túnel, y para su sorpresa, ambos se encontraban en la cima del arbol troll. Justo en medio de pueblo Berteno.
