Si! Hemos llegado al final de la historia, espero que lo disfruten. Está dedicado a todos ustedes!! Los amo, por siempre darme ánimos y por su inmensa paciencia.
FINAL
AULLIDOS DE AMOR
Hinata se mantuvo contra viento, evitando que él la oliera. Sus pisadas eran suaves y silenciadas por el suelo lleno de nieve.
Ella lo vió, no muy lejos, cazando y evitó que el gruñido que quiso soltar su loba saliera de sus dientes apretados. Él no supo lo que le esperaba hasta unos segundos antes de que ella cayera sobre él.
En su forma de loba, Hinata lo atacó por la espalda. Naruto gruñó cuando la detecto e intentó sacarse el pesado cuerpo sobre él, pero ella estaba lista para pelear. Un ruido amenazante hizo vibrar el pecho de Naruto cuando sus ojos se clavaron en Hinata, ella acercó su hocico y mostró sus dientes, gruñendo. Sabía que él podía zafarse de ella rápidamente, pero no se movió.
Sus ojos tomaron nota de él, desde sus orejas a sus dientes apretados. Notó la sospecha en su mirada, pero él se mantuvo quieto bajo ella. Hinata entrecerró los ojos y olió, casi se le escapa un gemido cuando su escencia llegó hasta ella.
Lo había extrañado tanto...
No pudo controlar a su loba cuando ella pasó su lengua por el costado del rostro de él, soltando un sonido lastimero. El lobo bajo ella gruñó, no era una amenaza, estaba destinado a tranquilizar. Pudo sentir que él se endurecía bajo ella, pero no quería salir de arriba de él, así que tiro hacia atrás su transformación. Lo que esperaba paso, cuando sus huesos volvieron a ser totalmente humanos, Naruto estaba haciendo lo mismo bajo ella.
Con miedo a que intentará sacarla de su regazo, ella apretó con sus manos los brazos de él contra el suelo.
—¿Qué haces aquí?— fue lo primero que le gruñó él, pero no intentó soltar sus extremidades ni sacarla de su lugar.
Hinata gruñó, dejando que él enojo tomará lugar primero.
— Vine a golpearte.
Naruto alzó una ceja rubia, sus ojos vagaron por su rostro, pero rápidamente fueron a sus pechos desnudos. Él se mojó los labios secos y se forzó a volver a su cara.
—¿Por qué?— musitó con voz baja y profunda.
Como siempre, su cuerpo reaccionó a ese tono, su coño mojándose y apretándose en nada. El escalofrío que corrió por su cuerpo no paso desapercibido por el hombre bajo ella, su hombre.
Hinata notó la mueca que hizo Naruto cuando sus uñas se clavaron en sus muñecas, no era su intención, así que alejó las manos de un tirón. Un maldito error, porque apenas Naruto estuvo libre de su agarre, la tomó de la cintura e hizo que se intercambiarán los lugares.
Ella no tenía ni una pizca de miedo mientras veía a lo profundo de los ojos celestes de Naruto. Sintió la carne caliente de los muslos de él, por fuera de los suyos. Los dedos masculinos se cerraron a la altura de los codos de Hinata, apretando sus brazos contra el suelo frío y húmedo. A ella no le importó cuando sintió su polla dura contra su estómago.
Naruto estaba enfadado y caliente por partes iguales, ella podía ver cómo los sentimientos encontrados peleaban dentro de sus ojos. Su mirada se calentaba cuando la veía a los ojos, pero en un parpadeó parecía tan furioso que si no lo hubiera conocido lo suficiente, habría temido.
— Sabía que no podía confiar en las mujeres..— masculló entre dientes—. Ni las hembras de mí especie ni las totalmente humanas. Por un momento, creí que eras diferente, pero quieres una buena follada, ¿verdad Hinata?
Ella abrió la boca, más asombrada por el significado de sus palabras crudas. No pudo hacer funcionar su boca lo suficientemente rápido. Naruto le provocaba eso... Eso había empezado todo el enredo , ¿no?
— Soy malditamente débil contigo, Luna. ¿No te parece injusto?
Una vez más, no llegó a contestar cuando él bajó la cabeza y la besó. Su beso fue duro, lleno de pasión y dolor. Ella gimió al sentir su sabor una vez más en su lengua mientras él le quitaba el aliento rápidamente. Él saqueó su boca sin compasión, mordiendo y chupando con más fuerza de lo que alguna vez lo había hecho.
Hinata apartó la boca y gritó cuando él comenzó a penetrarla. Tan concentrada estaba en su beso, que no notó cómo Naruto metía los pies entre sus piernas y las abría de un tirón para acomodarse en la cuna de sus muslos. Ella cerró los ojos, el éxtasis corriendo por todo su cuerpo mientras él se sumergía lentamente en ella.
— Siempre tan caliente y apretada, Luna. Eres mí sueño y mí pesadilla hecha mujer..
Hinata abrió los párpados, mirando fijamente los ojos más oscuros de Naruto. Él parecía no poder dejar de mirarla, desde el cabellos hasta la boca. Parecía querer memorizarla. Su lengua salió disparada para mojarle los labios resecos, los ojos celestes fueron allí quedándose clavado.
— Naruto..— empezó con un murmullo.
— Shhh, Luna — dijo él, soltando sus brazos y apoyando los codos en la tierra llena de nieve.
Hinata no desaprovechó eso, sus dedos fueron a los hombros masculinos. A pesar del frío, el cuerpo de Naruto siempre parecía estar caliente. Sus yemas recorrieron sus hombros, apretando los puntos que sintió llenos de tensión. Naruto gimió, moviendo su cadera en un tirón, con su polla dura dentro de ella. Le respondió con otro gemido, subiendo sus piernas y cerrando sus talones sobre su grandioso culo.
Naruto abrió los ojos y la miró fijamente, manteniéndose quieto mientras los dedos de Hinata seguían recorriendo ahora la longitud de su espalda. Ella apretó los músculos de su coño alrededor de él, disfrutando del escalofrío y la maldición murmurada de él. Volvió a hacerlo, manteniendo la presión por todo el tiempo que pudo.
—¡Joder!— gruñó él mientras movía sus manos por abajo de la espalda de Hinata, apretando los dedos en los hombro, fijandola en su lugar.
Él salió lentamente, el gruñido de ambos no se pudo evitar cuando él se sumergió con un tirón fuerte, usando sus manos cómo palanca para apretar su cuerpo lo más que pudo. Ella gimió cuando, está vez, Naruto hizo círculos con sus caderas, casi sin salir de su interior, pero usando su hueso púbico para frotar el clítoris de Hinata. Apretó los dedos en su espalda, esperando no hacerlo sangrar, pero sin poder evitarlo.
Hinata levantó la mirada, por un momento olvidando el éxtasis que Naruto siempre le provocaba a su cuerpo. Ella observó, algo fascinada, las expresiones del hombre sobre su cuerpo. El cabello rubio, algo largo de la última vez que lo había visto, se pegaba a su frente fruncida. El sudor formaba gotas saladas por las sienes, mientras su expresión parecía transmitir una fuerte concentración. Un gemido bajo salió de sus labios cuando observó la boca de Naruto, los labios algo separados, mostrando los dientes apretados…
Ella jamás había visto algo más hermoso y erótico en su vida.
Sus entrañas se apretaron, un efecto que parecía tener las profundidades de su coño cuando masajeó el miembro de Naruto.
— Joder..— medio jadeo, medio gruñó él tirando la cabeza hacia atrás.
Naruto se quedó congelado en esa posición. Hinata notó que temblaba, él parecía estar a un paso de perder el control. Una sonrisa algo malvada nació en sus labios, levantó la mano y apartó un poco de cabello rubio de la frente del hombre que amaba. Por un momento, él pareció algo débil, algo perdido en su necesidad y ella lo aprovechó.
Bajó rápidamente sus piernas y los hizo girar en un movimiento violento. Ella hizo una leve mueca al ver que la nuca de Naruto golpeaba contra el suelo, pero en ese momento a ella le importaba más mantener sus manos quietas, para evitar que volviera a ponerla a su antojo. Hinata gimió cuando se sentó completamente en el miembro de Naruto, aún unidos de la manera más profunda que podían estar dos seres.
La respiración de ambos eran jadeos duros, una sonrisa algo traviesa atravesó las facciones de Hinata cuando vió los ojos encendidos de Naruto bajo ella. Sin decir una palabra, ella levantó la cadera y bajó de golpe, sacando un gruñido de ambos de nuevo. No pudo detenerse. Subió y bajó por el miembro duro de Naruto, una y otra vez. Podía sentir como él se tensaba cada vez más, de la misma forma que se tensaba su interior, preparándose para un orgasmo arrollador para ambos.
— Naruto..— jadeó, intentando decirle todo lo que sentía, pero un gemido le robó el aire mientras no detenía sus movimientos.
— Luna..— gruñó él como respuesta, sus ojos parecían no poder decidir lo que querían ver. Nadaban entre donde se unían, sus pechos y su boca, volviendo a empezar, una y otra vez.
—¡Naruto!— gritó cuando él apoyó sus talones en el suelo y levantó la cadera, para golpear su interior, sincronizando cuando ella bajaba.
El impulso la obligó a caer sobre él, ella no esperaba ese movimiento. Naruto pudo sacar una de sus manos, pero no les cambió de posición. Ella sintió los dedos fuertes en la columna de su espalda, apretando el tórax de ambos juntos mientras volvió a subir su cadera, golpeando un lugar completamente nuevo en su interior. Hinata volvió a gritar, sintiendo que estaba justo en el borde, mientras Naruto golpeaba ese lugar una y otra vez con rapidez, sin nada de delicadeza.
— Si.. Luna.. Vamos… Dámelo..— gruñó con cada empuje cerca de su oído, haciendo que la piel de gallina se alzará en todo el cuerpo de Hinata.
Mientras más se acercaba su orgasmo, Hinata menos ruido hacía con su boca. Ella sólo lograba soltar soplidos de aire mientras su cuerpo se tensaba completamente. Pero logró mirar a sus ojos, fijarse completamente en él, en sus duras facciones de hombre rudo, justo antes de llegar a su clímax. Ella abrió la boca con un grito silencioso, mientras comenzaba a temblar, de adentro hacia afuera. Naruto también la estaba observando fijamente, y a pesar que su visión se volvió algo borrosa por unos segundos, también vio como él abría la boca con una expresión de profundo dolor mezclado con sus ojos llenos de placer.
Ella se volvió a correr mientras sentía que él lo hacía en su interior, palpitando como si sus corazones se hubieran trasladado allí. Está vez si logró gritar, diciendo lo que había querido decir desde hacía mucho tiempo:
—¡Te amo!
•
Naruto, a pesar de sentir sus extremidades débiles como las de un cachorro, también se sintió tenso. A pesar de que él climax lo había dejado casi incapacitado, su cerebro registro el grito de Hinata y mientras volvía a la tierra, sintiéndose más una hoja en otoño que caía de un árbol que había sufrido una fuerte sacudida, poco a poco, su corazón comenzó a golpear duro en su pecho.
Él no podía olvidar, no podía decir que nada había cambiado…
Le había dolido mucho cuando Hinata no había respondido a su solicitud de ser compañeros. Se sentía dolido.. sentía que para Hinata sólo había sido sexo, sexo caliente, fuera de esa tierra… pero sexo en fin. Lo había tomado por sorpresa encontrarla, o más bien que ella lo hubiera encontrado. Y aunque aún estaba enojado, estaba roto en su interior por su falta de respuesta, no pudo evitar reaccionar como siempre reaccionaba a su alrededor. Su cuerpo parecía pertenecer a ella, también parecía pasarle a Hinata.
El problema es que parecía que su corazón no..
Por eso se quedó quieto cuando la escuchó gritar esas palabras que tanto había querido oír. Sus dedos recorrieron despacio por la suave piel de su espalda. La había extrañado, no podía evitar eso. Pero su falta de respuesta había sido un golpe muy duro para su ego. Su lobo aulló suavemente dentro de él, más que un llamado o un lamento, parecía una señal de alivio.
¿Había sido su cabeza la que había jugado con él?
¿De verdad Hinata había dicho esas palabras?
Él jamás había sido un cobarde, por eso no había dudado en decir su necesidad la última vez que habían estado juntos. Se sintió algo reacio a preguntar si de verdad ella había querido decir eso.
Su mente empezó a correr como río furioso, los pensamientos parecían golpear su conciencia, dando una paliza como si tuviera un mazo y él sólo fuera un pedazo de yeso. Ambos estuvieron en silencio, sólo sus jadeos por recuperar la respiración interrumpían la noche fría. Estaba tan consciente de Hinata, que pudo sentir como ella se tensó por completo.
Fijó su mirada en el cielo oscuro que se veía por sobre las copas de los árboles secos, frunciendo un poco el ceño al ver una hoja tambalear, a punto de caer. Él se sentía de ese modo, en ese momento.
Bajó su rostro cuando Hinata se movió, fijando sus ojos en ella…
No sabía qué decir, él había dicho cosas feas cuando ella había saltado sobre él. Se había dejado guiar por su enojo, por su rechazo, dejando hablar a su lobo con dolor. Abrió la boca, listo para intentar pedir perdón por su gran falta, pero Hinata apoyó sus delgados dedos en sus labios antes de que algo de verdad saliera de ellos.
— Déjame hablar — pidió suavemente —. Tienes un extraño poder de dejarme sin habla, últimamente —. Ella frunció el ceño, no parecía enojada con él, sin embargo.
Hinata suspiró mientras alejaba sus dedos, luego de que asintiera lentamente. Ella lo observó un poco más, como si buscará la forma de empezar.
— Te he buscado desde que te fuiste de la habitación. Puedo comprender que te hayas sentido rechazado por mi falta de respuesta en un principio… Pero jamás me diste la oportunidad de darte una respuesta .
Ella volvió a fruncir el ceño, está vez si parecía molesta con él.
— Eres terriblemente impaciente— gruñó suavemente.
Naruto apretó los dedos en la cintura desnuda de Hinata. Aún se mantenían profundamente unidos, y él sintió las vibraciones en lugares muy buenos. Hinata jugó con uno de sus dedos sobre su tórax, pasando la uña con suavidad sobre la piel.
— Si hubieras esperado, sólo un poco más, para sacarme de la hermosa sorpresa que me diste. Me hubieras escuchado decir perfectamente, que te amo y que era lo que más deseaba. Ser tu compañera…
Él no se dejó engañar, entrecerró los ojos, cada músculo de su cuerpo tenso como una cuerda de violín.
—¿Era?— murmuró con voz ronca—. ¿Ya no lo deseas?
Hinata le volvió a dar una mirada dura y golpeó levemente con sus dedos su boca.
— Sigues interpretando todo mal, Naruto. ¿Podrías dejar de hacerlo?— gruñó algo frustrada y alejándose de su regazo.
Por un segundo él se negó a dejarla ir, pero terminó soltandola. La observó mientras se sentaba sobre el suelo húmedo de nieve.
— Entonces se clara— no pudo evitar gruñirle.
Su corazón golpeaba muy duro, subía y bajaba por su pecho, instalándose en su garganta para luego bajar hasta la boca del estómago. Eso lo estaba poniendo de mal humor.
Ella suspiró, como si no supiera qué hacer con él. Y a pesar del ruido de cansancio que salía de su boca, sus ojos expresaban un amor profundo. Naruto parpadeó, intentando darle sentido..
— Está bien, seré sencilla y concisa. Te amo—. Ella hizo un silencio, puntualizando esas palabras. Luego sonrió y agregó:— Quiero ser tu compañera.
Naruto mantuvo su ceño fruncido.
—¿Entiendes lo que es ser compañeros, Hinata?
Él podía sentir la emoción creciendo en su interior, su lobo le gruñó, como diciéndole: idiota, cállate y tómala. A él, probablemente le habría convenido eso, pero también amaba lo suficiente a Hinata para darle la opción para que tuviera la decisión.
Hinata giró sus ojos de luna, y luego le sonrió.
— Ha hablado con Tenten, ella ya se ha encargado de darme toda la charla.. ella no estaba muy de acuerdo con eso—, Hinata hizo una mueca pero luego sonrió—. Pero es mí decisión. Te amo, y no tengo miedo de lo que pase.
Naruto sintió como si un peso invisible se quitará de sus hombros, relajando su cuerpo de inmediato. Pero se mantuvo con la mirada fija en Hinata, observándola para poder leerla o por lo menos intentarlo. Notó la sinceridad en sus ojos de luna llena, su terquedad en sus labios. Su cuerpo estaba tenso, probablemente esperando una respuesta de él.
—¿Aún quieres que lo sea?— preguntó ella, ladeando un poco su cabeza, frunciendo su ceño suavemente.
Naruto no pudo evitar sonreír, alargó una mano para pasar el dedo por la arruga entre sus cejas.
— Mis sentimientos no han cambiado, Luna. Pero.. ¿crees que seré un buen compañero? He estado mucho tiempo sólo.. Te he dicho cosas horribles. Lo siento.
Hinata suspiró, lanzando aire para arriba, logrando mover un poco su flequillo.
— No creas que no te haré pagar por esas tonterías que has dicho hoy, pero te amo. Así todo mandón, aunque sabes que no te dejaré serlo conmigo¿no?. Tendremos que llegar a algún acuerdo..
Naruto sonrió aún más, se lanzó para tomarla entre sus brazos y la apretó contra él mientras la acomodaba en su regazo. Su trasero ya empezaba a estar un poco entumecido por el frío, pero no le importaba. Beso su frente, manteniéndola entre sus brazos. El tiempo pareció detenerse mientras se mantuvieron allí, él parecía no poder soltarla y ella no hizo ademán que querer levantarse.
Inspiró por la nariz, disfrutando de su aroma. Disfrutando el momento, sin pensar en el futuro. Sintió las manos de Hinata por sus brazos, hasta que llegó a sus hombros, luego su dedos por su nuca le dieron un escalofrío de excitación. Bajo su cabeza, pasando su nariz por su cuello, amando la forma en que el cuerpo de Hinata se agitó.
— Podemos hacerlo en unos días. En tu casa o...
—¡Nada de eso!— le interrumpió ella con un jadeo, separando sus caras para mirarlo a los ojos—. He esperado lo suficiente.
— Pero.. — él frunció el ceño, pero ella le interrumpió.
— Quiero ser tu compañera hoy.
Él gruñó cuando sintió las profundas uñas clavarse en sus hombros, y su fuerza bruta tirando su espalda contra el suelo. Su miembro ya estaba duro, y ella no tubo que moverse mucho para tomarlo completamente. Naruto gimió, tirando la cabeza hacia atrás. Totalmente perdido en la sensación de su coño aterciopelado acariciándolo.
Hinata tomo posición de su boca, sumergiendo su lengua en su cavidad, y haciéndolo gemir profundamente. Dejó de pensar, y sólo fue instinto. Se giró sin esfuerzo, acomodando a Hinata bajo su cuerpo y comenzando la danza tan antigua como el tiempo con sus cuerpos unidos.
Ambos estaban sensibles, y aunque habían tenido un profundo orgasmo hacia sólo unos minutos, Naruto ya podía empezar a sentir la proximidad de otro. Beso la mejilla de Hinata, y fue bajando por su cuello. Ella era tan suave, tan caliente a su alrededor, simplemente no tuvo que pensarlo mucho cuando sus dientes crecieron, su pelaje se alzó en sus brazos, en su espalda y probablemente en la mayoría de su cuerpo. Estaba bien, así tenía que ser si quería marcar bien a su compañera.
Y mientras subía a lo alto, con Hinata en sus brazos, no pudo resistir más la tentación y hundió sus dientes, al fin marcando a su compañera. Pudo sentir como su coño se apretaba fuertemente a su alrededor y gimió manteniendo sus dientes cerrados. Se detuvo de golpe cuando ella también hundió sus caninos en él, sintiendo el calor correr por sus venas, tuvo el clímax más fuerte que había tenido en todo su vida. Las estrellas exploraron atrás de sus párpados cerrados y su lobo aulló de felicidad, al fin sintiéndose más relajado, también lo sintió acurrucarse tranquilo en su interior.
Pasó la lengua por las pequeñas marcas, amando el sabor de Hinata en su boca. Se estremeció un poco cuando ella hizo lo mismo en su cuello, sintiéndose sensible, aún adentro del cuerpo femenino.
— Te amo, Naruto. De verdad, te amo..—, suspiró Hinata a su oído, acariciando con sus dedos su cabeza.
Naruto sonrió, sintiendo un pequeño escozor en sus ojos que no se preocupó en ocultar mientras la miraba a los ojos.
— Te amo, mí Luna rebelde — acarició su cabello oscuro como el manto de la noche que los cubría.
Hinata sonrió, acarició su mandíbula, para luego sonreír con un poco más de diversión.
— Tu lobo ya no necesita aullar por amor. Yo siempre seré tu compañera—, ella le guiñó un ojo.
Naruto soltó una pequeña carcajada, aunque una lágrima cayó por su mejilla. Se apretó contra ella, poniendo su cabeza en la curva de su cuello.
—Te amo mí compañera—, murmuró con voz ronca a su oído.
¡FIN!
