Hola! Aquí Saori-nee con un bonito fic que tenia planeado publicar el día de San Valentín pero por cuestiones de tiempo, no alcancé a tenerlo listo jaja.
Espero les guste mucho y sin más que decir de momento ¡Comencemos! c:
Futuro y Pasado Juntas
Vestidor de la novia – Capilla en Londres
El gran día ha llegado. Las campanas de la iglesia en la que nos encontramos resuenan sobre la gran ciudad de Londres mientras yo, Azumi Risa de 23 años, me encuentro mirándome al espejo de mi vestidor después de haber sido arreglada y maquillada, vistiendo mi espectacular vestido y velo color blanco, a solo unos minutos de caminar hacia el altar para contraer mis votos matrimoniales con el amor de mi vida.
Aquella persona con la que he compartido mis días durante los últimos 8 años y por la cual, incluso me había mudado a Londres cinco años atrás para estudiar la universidad y formar una vida juntas como pareja.
Mi mejor amiga, mi novia y ahora a solo unos minutos de ser mi esposa, Miya.
– ¡Risa! ¿Ya estás lista?
– ¡Queremos verte ya en tu vestido!
– ¡Ya voy, chicas!
Le respondo a mis amigas desde el otro lado del vestidor mientras me miro al espejo aún sin poder creer que aquella mujer tan hermosa que tengo frente a mí, sea realmente yo.
Mirándome al espejo en aquel hermoso vestido blanco, no puedo evitar pensar en la chica que era ocho años atrás cuando la conocí y reflexiono sobre el largo camino que hemos recorrido juntas para llegar hasta este momento.
Flashback – Casa de Risa en Japón – 6 años atrás
Aún recuerdo aquella noche como si hubiera sido ayer. Era una noche cualquiera durante nuestro segundo año de preparatoria durante la cual, Miya había ido a quedarse a mi casa para… ¿Cómo decirlo? Pasar la noche juntas como una pareja lo hace.
Estábamos terminando de tener una de nuestras típicas sesiones de amor en mi cama, cuando Miya se sentó y me dijo que tenía que darme una importante noticia sobre nuestro futuro juntas.
– Risa, cuando terminemos la preparatoria me iré a vivir a Londres para estudiar la universidad y algún día tomar el mando de la farmacéutica de mi familia. No sé cuantos años estaré allá, pero quisiera que vinieras conmigo.
– ¿Eh?
No debía sorprenderme tanto. Ya sabía que Miya algún día tomaría el mando de su familia y que la farmacéutica de su familia tenía su matriz sede en Londres, por lo que la noticia no me había tomado tan de sorpresa.
De hecho, ya había considerado que algún día nos terminaríamos mudando allá, pero ¿Tan pronto como termináramos la preparatoria?
Antes de conocerla, jamás habría imaginado tener una vida fuera del país donde nací, después de todo, no conozco nada de otras culturas ni se ningún otro idioma.
Sin embargo, tras haber conocido a Miya y después de que mi madre se mudará a Europa el mes pasado para vivir con su nueva esposa, la idea de mudarme a otro país con Miya, empezaba a sonar bastante emocionante.
– Entiendo si es mucho que procesar y no tienes que darme una respuesta ahora, pero…
– Descuida, Miya. Lo haré.
– ¿Risa?
– El que me hayas propuesto esto, significa que planeas que estemos juntas por muchos años más ¿No es así? Ya sea aquí o en Inglaterra, estaré muy feliz sólo con estar contigo.
– Risa… – conmovida – Será mejor que empieces a practicar mucho tu inglés si deseas estar lista para cuando nos vayamos.
– De acuerdo.
Así pasó el tiempo y cuando nos graduamos, nos mudamos a Londres donde hemos vivido juntas los últimos cinco años.
Después de cinco años de haber vivido en este país, las dos ya nos hemos acostumbrado bastante como si hubiéramos crecido aquí.
En lo personal me siento bastante orgullosa por eso, ya que jamás me imaginé que podría vivir en algún otro país.
Incluso ahora hablo un inglés bastante bueno, solamente de vez en cuando aún hay un par de palabras que no entiendo a veces (sobre todo aquellas que involucran tecnicismos) pero en general, diría que se defenderme por mi cuenta.
Ambas ya nos hemos titulado de la universidad e incluso ahora estamos en proceso de iniciar un posgrado. Yo como maestra en relaciones internacionales y Miya como doctora en farmacobióloga.
Y ahora, después de habernos comprometido en Liverpool un año atrás durante nuestra cena de séptimo aniversario de noviazgo, finalmente ha llegado el día de nuestra boda.
Al principio cuando estábamos planeando nuestra boda, habíamos considerado la posibilidad de tener nuestra boda en Japón, sin embargo después de pensarlo mejor, decidimos tener aquí nuestra boda.
Después de todo, aquí es donde esta nuestra casa, aquí es donde viven nuestras nuevas amigas, compañeras de trabajo, donde mejor conocemos la zona e incluso, mi madre vive a solo un par de horas de aquí con su esposa, por lo que tendría todo el sentido del mundo que nos casemos aquí.
Nuestra única preocupación era ver cuantas de nuestras amigas podrían venir desde Japón a nuestra boda.
Afortunadamente, al haberles avisado con casi un año de anticipación, la mayoría había podido despejar sus agendas y se encontraban ahora listas para ser testigos de nuestra unión en santo matrimonio.
Cosa con la que no podría estar más feliz, al haberle pedido a mis mejores amigas de la preparatoria, Nanami y Sara, que fueran mis madrinas de boda.
Y es que a pesar del tiempo y la distancia, Nanami, Sara y yo jamás perdimos contacto. Aún a la fecha todavía nos seguimos mandando mensajes por nuestro grupo privado de YuriLine e incluso procuramos juntarnos al menos una vez al año para platicar y almorzar juntas allá en Japón, donde viven felizmente al lado de sus esposas, Yuuna y Kaede respectivamente.
De hecho, este último año las he visto incluso más de lo normal, debido a los viajes que he hecho para asistir a sus respectivas bodas.
Y aunque lamentablemente, Miya no pudo ir a ninguna de las dos bodas debido a su exigente trabajo, afortunadamente yo me las había arreglado para poder asistir a ambas bodas e incluso fungir como madrina de cada una.
Estoy muy contenta de que por primera vez desde que nos mudamos, mis amigas vengan a visitarnos, al igual que el resto de las mejores parejas.
– No puedo esperar para verlas.
De vuelta al presente
Y así llegamos hasta este día donde después de haber arribado mis amigas hace algunos días con nosotras, ahora nos encontramos en la sala privada de la novia donde me estoy terminando de arreglar, lista para casarme.
"En verdad soy tan afortunada de que hayan venido todas aquí. Tendré que agradecer a cada una de ellas más tarde durante la recepción".
Sin embargo soy traída de vuelta a la realidad cuando Sara me llama.
– ¡Risa! ¿Ya casi estás lista?
– ¡Morimos de ganas por verte!
– ¡Ya voy! Que impacientes – contesto con una sonrisa en el rostro.
Me doy un último vistazo al espejo y salgo.
– Lista, aquí voy.
Sala de la novia
Mientras tanto en la sala de la novia, se encuentran mis dos mejores amigas de la preparatoria, Nanami y Sara, ahora también como todas unas adultas de 23 años bebiendo una copa de champaña cada una mientras esperan a que salga del vestidor.
– ¿Por qué tardará tanto? ¿Será que no le entra el vestido? Sí es así, quizá deberíamos entrar a ayudarla – sugiere Sara.
– Mejor esperemos aquí, no creo que le guste si entramos tan de repente.
– Sí, es verdad.
Ambas lucen sus hermosos vestidos color melón que las identifica como madrinas de boda. Arregladas y maquilladas al igual que yo y con unas zapatillas plateadas en los pies.
Nanami bebe un poco de su copa de champaña y Sara le pregunta.
– Nanami ¿Estás segura de que deberías estar bebiendo? Después de todo, recuerda que hay una buena posibilidad de que estés embarazada.
Anteriormente, Nanami nos había comentado en privado que estos días ha andado algo atrasada con su periodo. Todavía no le ha bajado desde aquella noche de pasión que tuvo con Yuuna durante su primer aniversario de bodas hace unas semanas, por lo que ambas habían empezado a sospechar que podría estar embarazada.
– Bueno, todavía no estamos del todo seguras que este embarazada, pero dice Onee-sama… quiero decir, Yuuna – avergonzada – que aún si lo estuviera, un pequeño traguito no hará mal a la bebé.
– Ya veo, de todas maneras como madrina de tu futura hija, me aseguraré que no te sobrepases con tus copas esta noche. Así que, con tu permiso.
Sara toma la copa de Nanami después de que le diera unos sorbitos y se la toma de un trago como si de un shot se tratara.
– Así está mejor ¡Amo estar de vacaciones!
– Algo me dice que sólo querías tomar más de la cuenta.
– ¿De qué hablas? Si tenemos toda una botella para nosotras.
Sara se sirve más tanto en su copa como en la de Nanami y continúa bebiendo.
– Por cierto, Sara ¿Has vuelto a hablar con Kaede sobre tener hijos?
– Así es. Ambas queremos hacerlo, sé que estamos listas, pero con lo ocupada que hemos estado, sobretodo con mi trabajo como modelo profesional, no hemos encontrado la oportunidad para ello. Incluso ya hemos hablado que si realmente llegara a quedar encinta, podría retirarme un tiempo del modelaje para pasar más tiempo en familia.
– Eso suena muy bien. Ojalá todo resulte bien y saben que en cualquier caso, cuentan con Yuuna y conmigo como su apoyo.
– Gracias, Nanami, y no te preocupes que de ninguna manera dejaríamos a tu hijita sin una prima para que juegue.
– Sa-Sara – algo avergonzada pero conmovida.
Ambas sonríen y a los pocos segundos, voltean cuando salgo del vestidor.
Y al verme.
– ¡Risa-chan!
Ambas se ponen de pie llevándose una mano a los labios al ver lo increíblemente hermosa que me veo en mi vestido de novia.
Además de lo hermoso de mi maquillaje en mis ojos, mejillas y mi cabello recién lavado y arreglado, ambas me ven en un hermoso vestido color blanco como la nieve. Fino, sin mangas, con el escote un tanto revelador que dejar perfectamente la línea entre mis pechos (esto gracias a petición de Miya) y un par de guantes de princesa de tela casi transparente que hacen juego con mi velo y mi ramillete de flores.
– Risa ¡Estás tan hermosa!
– ¡Eres como una princesa sacada de un cuento de hadas!
– ¿De verdad? – algo avergonzada.
– ¡Sí! Estás tan hermosa que creo que lloraré…
– Chicas… por favor no lloren o harán que yo también vaya a llorar.
Las tres nos abrazamos y me ayudan a limpiar mis lagrimas con cuidado para no arruinar mi maquillaje.
Ya más calmada, ambas me toman de las manos y me llevan con ellas frente al gran espejo de la sala, donde me paro sobre un pequeño escalón para poderme ver de pies a cabeza.
– Wow.
No mentían cuando decían que en verdad parezco una princesa de los cuentos de hadas a punto de casarse con su príncipe azul (o princesa azul en este caso).
Mientras me observo al espejo, mi mejor amiga de la infancia y ahora también madrina de bodas, Shinozaki Rikka entra a la sala vistiendo el mismo vestido de madrina que Nanami y Sara.
– Risa-nee ¿Cómo vas? ¿Estás lista para…?
– ¡Rikka-chan! ¡No veas!
– ¡Kyaaa!
En cuanto entra, Nanami y Sara van contra ella para cubrirle los ojos.
– ¿Qué pasa? – pregunta asustada.
– Tranquila, vamos a llevarte con Risa para que la veas.
– ¡¿Eh?! ¿Y por qué me cubren los ojos?
– Por esto.
– ¡Wow!
Al ponerla frente a mí le destapan los ojos y al verme, Rikka también queda con la boca abierta al ver lo hermosa que me veo.
– Risa-nee, de verdad ¿Eres tú? No lo puedo creer ¡Estás tan hermosa! Quiero decir, toda la vida has sido hermosa, desde que éramos niñas pero ahora, estás tan bella que podría…
Rikka se detiene a media frase y voltea algo asustada a los lados para asegurarse que Miya no la oiga.
– Descuida, Miya no esta aquí, puedes adularme si quieres. Además aunque estuviera, seguro que estaría demasiado ocupada viendo muchos otros detalles de la boda como para distraerse contigo.
– Risa-nee.
Ya más tranquila, Rikka va conmigo y me ofrece su mano para bajar del escalón donde me encuentro.
Una vez abajo, me toma con ambas manos y me dice.
– Risa-nee, estás bellísima este día.
– Gracias, Rikka-chan, en verdad eres muy caballerosa. Sayuki-chan es una chica bastante afortunada. No puedo esperar a verte también en tu vestido de bodas a fines de año.
– Gracias, también yo. Sayuki esta demasiado apurada viendo todos los detalles de la boda con su familia.
– Me alegra oírlo.
Al igual que nosotras, Sayuki y Rikka ya están comprometidas y habían acordado casarse a finales de este año para que nuestra boda no coincidiera con la de ellas, y Miya y yo pudiéramos ir (Miya esta demasiado emocionada por ello, ya que insiste en que hasta que no vea un anillo en la mano de Sayuki, seguirá sospechando de mi relación con Rikka).
Aunque de hecho su relación ha ido mejorando con el paso de los años. Al punto en que para nuestra boda, al ver lo estresada y ocupada que se estaba poniendo Miya al querer que todo en la boda saliera perfecto, le había pedido a Rikka si por favor, podía echarle una mano con lo que necesitara.
No había ninguna otra persona en la que confiara más que ella para apoyar a Miya con todo lo que necesite.
– Lamento que apenas hayas tenido un minuto a solas con Sayuki desde que llegaron por haber estado ayudando a Miya, Rikka. Prometo compensártelo cuando todo esto termine.
– Descuida, Sayuki y yo entendemos lo estresante que puede ser planear una boda.
Y cuando de pronto recuerda la razón por la que había venido.
– ¡Ah, por cierto! Me envío tu madre, dice que desea verte antes de la ceremonia y si tendrías un tiempo libre ahorita para ella.
– ¿Mamá? – Eso es extraño ¿De qué querrá hablar a sólo unos minutos de la ceremonia? – Por supuesto, dile que puede pasar – dirigiéndome a Nanami y a Sara – Chicas ¿Nos pueden dar un momento?
– ¡Por supuesto! De todas maneras, ya va siendo hora de que vayamos a nuestros lugares junto altar.
– ¡Nos vemos allá, Risa!
– Igualmente, chicas.
Mis amigas salen, seguidas de Rikka quien cierra la puerta y me dejan a solas.
Pasan unos segundos durante los cuales, continuo observándome al espejo hasta que la puerta se vuelve a abrir y mi madre, Azumi Rie, entra por ella.
– Risa.
– Mamá.
Cuando entra, mi mamá se queda paralizada al verme en aquel vestido de bodas y sin darnos cuenta, de alguna forma ambas acabamos en los brazos de la otra, compartiendo un cálido abrazo madre e hija.
– Ay, mi Risa, no puedo creer lo hermosa que te ves. Ya eres toda una mujer. Podría jurar que apenas han pasado unos meses desde que eras una niña.
– Ay mamá, hace años que dejé de ser una niña – le digo limpiando un par de lágrimas de alegría de mi rostro.
Al vernos a los ojos, ambas notamos lo parecidas que somos una a la otra (al menos en lo físico). Y si a eso sumamos la corta diferencia de edad entre nosotras, más que una madre y su hija, parecíamos un par de hermanas mayor y menor.
– Se que ya lo dije antes, pero en verdad no puedo creer lo bella que luces. Verte así, me recuerda mucho a mi primera boda con tu padre, aunque claro que entonces, yo era un tanto más joven que tú.
– Lo sé, recuerdo esa historia.
A diferencia de mí, mi madre se había casado tan pronto egreso de la preparatoria y como fruto de ese matrimonio, me había dado a luz a mí, su primera y única hija a los 19 años.
Estuvieron casados por un tiempo hasta que su matrimonio fracasó y se acabaron divorciando a los dos años.
Desde entonces, habíamos sido nada más mi madre y yo en nuestra familia, y al ser mamá tan joven, había tenido que aprender a cuidarme yo sola, cuidar de la casa e incluso de mi propia madre desde muy temprana edad.
Al haber crecido con una relación mucho más cercana a la de hermanas que a la de una madre y su hija, ambas solíamos discutir mucho, especialmente cuando llegué a la adolescencia y… bueno, ya todas sabemos cómo solemos ser a esa edad.
Sin embargo, al pasar los años y conocer a Miya, había aprendido a valorar el gran trabajo que había hecho al sacarnos adelante y nuestra relación se había consolidado.
Dejando esos agridulces recuerdos a un lado, le sonrío y le digo.
– Aunque aún no nacía en esa época, sí que recuerdo lo hermosa que te veías en tu segunda boda, mamá. Con Yumiko.
– Ah sí, esa fue una noche alocada – dice sonriendo y riendo algo avergonzada – aún no puedo creer lo borracha que me puse esa noche.
– Sí, tampoco yo.
Le digo a modo de regaño, al recordar aquella noche.
Flashback – Boda de Rie y Yumiko – 7 años atrás
Fue a principios de nuestro segundo año de preparatoria, Miya y yo apenas llevábamos unos meses desde que empezamos a salir pero aún así, me había animado a llevarla a la boda de mi madre como mi pareja.
Miya se veía tan hermosa esa noche. Se había comprado un bellísimo vestido violeta para impresionar a mi madre (a quien conocería por primera vez) y se había arreglado como nunca antes la había visto.
Yo por otra parte, tampoco me había quedado nada atrás, con un bello vestido color rosa que hacía algo de juego con el de Miya.
Antes de la ceremonia, presente a Miya con mi madre quien ya lucía su elegante y precioso vestido blanco de boda (ahora que la recuerdo, sí lucía como una yo unos años mayor).
De inmediato le agarró cariño a Miya, con quien congenió mucho y nos deseo muchos años juntas (si no es que toda una vida).
Al inicia la ceremonia, ambas estuvimos en primera fila y al terminar, fuimos al salón que habían reservado para la recepción y presenciar el primer baile de la feliz pareja.
Se veían tan felices juntas, aunque por supuesto que cuando comenzó la fiesta, mamá se aprovecho de las grandes cantidades de alcohol que habían comprado y se puso una borrachera como nunca antes de había puesto, al punto en que quería ponerse a hacerlo allí mismo en la recepción con su nueva esposa.
– Vaya, tú mamá sí que sabe divertirse – me había dicho Miya – Ojalá te divirtieras un poco más como ella.
– Ni siquiera lo digas. Dios, que vergüenza.
Al final, había terminado siendo mi responsabilidad (y de Yumiko) llevarlas hasta su limusina que las llevaría hacia su luna de miel.
No fue hasta que regresaron de su viaje que me enteré que toda esa primera noche de bodas, mamá se la había pasado durmiendo y a la mañana siguiente tenía una resaca tan fuerte que realmente no comenzaron a hacerlo sino hasta su tercera noche de la luna de miel.
– Cielos, mamá.
A pesar de todo, habían pasado un muy feliz viaje juntas y mamá siempre que venía, se veía muy contenta a su lado.
"Ojalá algún día, Miya y yo podamos estar también de esa manera".
De vuelta al presente
Al terminar de recordar, mi mamá vuelve a hacer una pequeña reverencia y me dice.
– Lamento mucho la manera en la que actué esa noche, Risa – dice disculpándose, aunque también con una sonrisa divertida – Espero que no sigas mis mismos pasos esta noche, o Miya.
– Cielos, de ninguna manera lo haré – me había asegurado de ello.
Ambas sonreímos y ya más calmadas, mamá me toma de las manos y me pide que me siente con ella.
– ¿De qué querías hablarme, mamá?
– Sólo quería venir a verte antes de entregarte a Miya. Ahora que ya vas a ser toda una mujer, hay un par de consejos que me gustaría darte.
Entonces, mi mamá empieza a platicarme sobre su experiencia y darme unos cuantos consejos sobre lo que significa el matrimonio y la gran aventura que Miya y yo estamos por comenzar.
Si bien los consejos son en parte de madre a hija, se sienten más como unos consejos de mujer a mujer. Por primera vez siento que mi mamá realmente me esta hablando como una adulta, alguien a quien ama y desea que las cosas le salgan lo mejor posibles.
Mientras me cuenta todo esto, no puedo evitar notar que varios de los consejos que me tema, son sobre supuestos "errores" de su pasado (especialmente de su primer matrimonio) y antes de que termine, la interrumpo para preguntarle.
– Mamá, tengo una pregunta.
– ¿Sí? ¿Qué pasa hija?
– Tú ¿Desearías no haberte casado con mi papá?
– ¿Eh?
La pregunta toma por sorpresa a mi mamá, por lo que me explico.
– Quiero decir, si hubieras sabido que el matrimonio con mi papá acabaría en divorcio y pasarías varios años más sola hasta re encontrarte con Yumiko ¿Habrías deseado no casarte con él y en su lugar, casarte desde el principio con Yumiko?
– Risa.
Mamá me toma de las manos y sin perder su sonrisa sincera, me responde.
– No negaré que me habría encantado estar con Yumiko desde mucho tiempo atrás, después de todo, estoy segura de que ambas ya sentíamos algo por la otra desde que estudiamos la prepa en Saint Michael's. Sin embargo, todo el amorío y matrimonio que tuve con tu padre… también me hizo muy feliz. Después de todo, yo lo amé muchísimo en su momento y sé que él también lo intentó a su manera. Y aunque al final nuestro matrimonio no terminó como ninguno de los dos esperaba, me dio el mayor regalo que la vida ha dado, y ese eres tú, Risa. Mi adorada, querida y responsable hija. Tú eres lo mejor que he hecho en la vida, y estoy bastante orgullosa de ti, mi niña.
– Mamá… ¡No es justo que me hagas llorar!
La envuelvo en mis brazos, dándole un fuerte abrazo que mi mamá corresponde con una sonrisa.
– Ya, ya, tranquila, hija. Si sigues llorando de esa manera, arruinarás tu maquillaje.
– Es tu culpa por decirme esas palabras tan bellas.
Mamá me separa y levanta mi rostro para secar mis lagrimas con un pañuelo, evitando arruinar mi maquillaje lo mejor posible.
– Ya estás lista. Miya es una gran chica, Risa, no tienes que preocuparte de que lo suyo terminé como mi primer matrimonio, ya que fueron situaciones muy distintas. Ella te ama demasiado y te necesita tanto como tú la necesitas a ella. Estarán juntas toda la vida. Confía en tu madre que ha vivido más que tú ¿Okay?
– De acuerdo. Gracias, mamá. Significa mucho que lo digas.
Antes de que podamos continuar hablando más, Rikka entra a la habitación para traernos de vuelta a la realidad del lugar en el que estamos.
– Risa-nee, la boda ya esta a punto de empezar.
– Muchas gracias, Rikka.
– Bueno, será mejor que me vaya, nos vemos en unos minutos, Risa.
– Igualmente, mamá.
Mamá se levanta y antes de salir, habla con Rikka.
– También me impresiona ver lo mucho que has crecido, Rikka. Veo que ya ninguna de las dos son las niñas que recordaba jugando en el parque ¿Cómo está tu madre, por cierto? ¿También vino a la boda?
– No pudieron, ella y papá se encuentran en un viaje al que no podían faltar.
– Entiendo, mándale muchos saludos de mi parte la próxima vez que hables con ella y dile que venga a visitarnos si alguna vez viene a Europa.
– Se lo diré, gracias.
Mamá acaricia la cabeza de Rikka como solía hacerlo cuando éramos niñas y sale de la sala.
Pasado el momento, Rikka se acerca conmigo al sillón y le pregunto.
– Dime la verdad ¿Cómo esta Miya?
– Bastante nerviosa, me atrevería a decir que incluso casi tanto como tú, aunque más que lista para casarse. La última vez que la vi, se estaba alistando para esperarte en el altar.
– De acuerdo. Al menos ninguna de las dos ha salido corriendo – digo con una ligera sonrisa de nervios.
– Risa-nee.
Rikka me voltea con ella, ofreciéndome su mano con una sonrisa llena de confianza y me pregunta.
– ¿Nos vamos?
Tardo un momento en darle la mano, pero cuando lo hago, nos levantamos y le digo.
– Andando, Rikka.
Capilla
Rikka me lleva con ella hasta la entrada al camino del altar donde en orden, me encuentro primero con Nanami y Yuuna al principio de la fila, después a Kaede y Sara, Sayuki, y finalmente, me encuentro a mi madre quien me esta esperando al final de la fila para ser ella quien me entregue a Miya.
– Mucha suerte, Risa-nee.
– Gracias, Rikka.
Tomo mi lugar junto a mi madre, quien me ofrece su brazo y lo tomo algo nerviosa.
Al notar lo nerviosa que me encuentro, mi madre dice para aliviar el ambiente.
– Estás sudorosa, Risa.
– ¡No lo menciones!
– ¡Todos de pie!
La sacerdotisa da la orden y todos en la iglesia se ponen de pie para recibirnos a la novia y sus madrinas.
En primer lugar, entran Nanami y Yuuna, yendo la primera al podio a un lado del altar, mientras que Yuuna se sienta en la fila del frente. Las siguen Kaede y Sara, con Kaede sentándose a un lado de Yuuna, y Sara yendo con Nanami.
Las siguen Rikka y Sayuki, con Sayuki yéndose a sentar a un lado de Kaede y finalmente Rikka al lado de Nanami y Sara como mi tercera y última madrina de bodas.
– ¿Estás lista, Risa?
– Lista.
Finalmente es mi turno y entro del brazo junto con mi mamá a la iglesia, donde soy el centro de atención de todos los invitados.
Todos voltean a verme, impresionados al verme en mi hermoso vestido como toda una mujer.
En el camino hacia el altar, solo alcanzo a ver unos cuantos rostros conocidos. Entre ellas, las profesoras Takako, Rena y la "prometida" y hermana de estas respectivamente, Runa. Mis antiguas compañeras de Saint Michael's, Shizuku y Eris, un par de amigas más y al frente, del lado de Miya se encuentra sentada Mai, viendo a Reo de pie junto a las otras dos madrinas de Miya, que son compañeras de su universidad.
En las filas de hasta al frente, se encuentras los papás de Miya, así como Yumiko sentada a un lado de ellas, esperando a que mi mamá vaya a sentarse con ella. Nos observa orgullosas conforme llegamos al altar y no deja de tomarnos fotos, tan orgullosa como si fuera mi segunda madre (quien, de cierta manera, lo es).
Finalmente al frente del altar, mis ojos finalmente se cruzan con los de Miya, quien esta luciendo un elegante traje todo color blanco y me observa sonriente con la misma sonrisa burlona que me ha dedicado desde que me conoció.
Aún a la fecha, no logro distinguir del todo cuando me esta molestando con la mirada o cuando esta enamorada.
Creo que ahorita es un poquito de las dos, pero no me importa. Me sonrojo cuando la veo, sin poder evitar estar profundamente enamorada de ella.
Al llegar al altar, mamá me da un par de besos en ambas mejillas y me toma de la mano para entregársela a Miya.
– Mucha suerte con ella, la vas a necesitar.
– Gracias mamá, aunque no es necesario que me lo digas – le digo sonrojada.
– Se lo decía a Miya – me contesta sonriendo.
– ¡¿Eh?! ¡Mamá!
Miya sonríe y le contesta.
– Descuide, la cuidaré y aguantaré con mi vida, mamá Rie.
Mamá sonríe, estando segura de que me ha dejado en buenas manos y va a sentarse con su esposa.
Ya en manos de Miya, ambas volteamos hacia el altar con la sacerdotisa y la ceremonia comienza.
Mientras la sacerdotisa da la bienvenida a todos los invitados, le susurro a Miya.
– Tenemos que hablar seriamente sobre esos chistes que tú y mi madre hacen conmigo.
– Ara ¿Apenas nos estamos casando y ya estoy en problemas?
– Tú eres quien siempre busca meterse en problemas conmigo.
Miya sonríe y me aprieta la mano para que volteé a verla.
Nos vemos a los ojos y con su misma sonrisa de siempre, me dice.
– Estás muy hermosa, Risa.
– Miya…
Desvío mi mirada de la suya aunque sin soltar su mano y le susurro.
– También tú estás muy hermosa, Miya.
Sonríe y continuamos con la ceremonia durante la cual nos entregan los anillos, decimos nuestros votos matrimoniales y colocamos nuestro anillo en el dedo matrimonial de la otra.
Al terminar, la sacerdotisa da por terminada la ceremonia y finalmente dice las palabras que tanto deseábamos escuchar.
– Y ahora las declaro marida y mujer. Puede besar a la novia.
– Miya ¡Kyaaa!
Miya me toma en sus brazos y me tira para hacer que pierda el equilibro y agarrarme de la espalda para robarme un beso en los labios digno de una película.
Todos en la capilla aplauden y cuando me levanta y nos separamos una muy pequeña y fina línea de saliva que sólo nosotras dos podemos ver, aún une nuestros labios.
– Cielos… en verdad nunca te contienes con lo que quieres, Miya.
– Créeme, me estoy conteniendo justo ahora.
– Muoh, cielos.
Decido tampoco resistirme y la tomo de la mejilla para darle otro profundo beso en los labios.
La música empieza a sonar y nos preparamos para salir acompañadas por nuestra familia y amigas hacia el salón donde será la fiesta de recepción esta noche.
Recepción de la boda
Una vez todas en el salón de la recepción, cuando todos los invitados han tomado sus asientos en su mesa correspondiente, Rikka pasa al frente con un micrófono en mano y anuncia.
– Y ahora, demos la bienvenida por primera vez con un gran aplauso al matrimonio ¡Ayase-Azumi!
Las puertas del gran salón se abren y Miya y yo entramos por primera vez entre aplausos como una pareja de esposas recién casadas.
Aún conservamos nuestros vestidos de la ceremonia y conforme las luces se apagan, una única luz queda encendida para enfocarnos mientras nos sigue y danzamos nuestro primer baile como pareja.
Al terminar, pasamos a sentarnos en la mesa del centro, donde la cena comienza y durante la misma, mi madre, la madre de Miya y algunas de nuestras amigas, dan algunos discursos graciosos y conmovedores sobre nuestra relación y ahora matrimonio.
Al terminar con los discursos y la cena, se dan unos breves minutos para platicar y al terminar, las luces principales se apagan para dar inicio al baile y la fiesta.
Al momento, todas nos levantamos para empezar a bailar, pasamos un muy buen rato bastante alegres y contentas por varias durante las cuales, recibo grandes noticias.
Por una parte, me entero por parte de Nanami y Yuuna que Nanami esta embarazada, por otra parte, también me entero por parte de Kaede y de Sara que han decidido empezar a tener hijas y por otra parte, también platico un poco con Rikka y Sayuki sobre los detalles de su próxima boda.
Por otra parte, también conozco por primera vez a la primera bebé de Mai y Reo y finalmente platico más con mis demás amigas de Japón para ponerlos al día y agradecerles por haber venido desde tan lejos para nuestra boda.
Al acercarse la media noche, Miya y yo nos despedimos de todos los invitados para retirarnos e ir hacia nuestra limusina, la cual nos lleva hacia el aeropuerto donde un jet privado de la compañía de Miya ya nos espera.
Abordamos y nos acostamos en brazos de la otra hasta llegar a nuestro destino.
Hotel de la Luna de Miel
1 hora y 15 minutos después, llegamos a una isla en Escocia donde nos están esperando para llevarnos al hotel de lujo todo incluido donde nos hospedaríamos toda esta semana para celebrar nuestra luna de miel.
Al ser Miya una gran fanática de la historia, mitología y cuentos medievales, había estado muy emocionada de que escogiéramos este lugar gracias a las grandes leyendas que esta guarda y a partir de pasado mañana, realizaríamos un par de tours para conocer los castillos más cercanos y la historia del lugar.
Aunque claro que también se había asegurado de que tuviéramos mucho tiempo libre para disfrutar de las facilidades del lugar y tener aún mucho más tiempo libre para sacarle el mayor provecho a nuestra habitación de lujo (especialmente a la cama).
Al llegar a nuestra habitación, ya son poco más de las 2 de la mañana. Entramos y antes de encender la luz, notamos como la luz de la luna ilumina de manera brillante nuestra habitación, compuesta por una cama extra grande King size, una gran pantalla, una sala para trabajar y/o descansar, una gran habitación de baño con regadera transparente y bañera aparte, y afuera, una gran terraza con jacuzzi y dos hamacas y una increíble vista hacia la playa y el océano.
Las olas del mar son todo lo que se puede oír en aquel espacio tan romántico y tranquilo.
Sobre la cama, un par de batas de baño de "Ella es mi esposa" descansan recién lavadas y calientes, al igual que dos toallas en forma de cisnes, pétalos de rosa, barras energéticas y a un lado de la cama, una cubeta con hielos y una champaña bastante costosa (cortesía del hotel) así como un par de bebidas energéticas y un par de copas vacías sobre la mesa de noche.
"En verdad han pensado en todo" pienso algo avergonzada, aunque enamorada de este romántico lugar.
Dejamos nuestras pesadas maletas junto a la puerta y antes de ponernos a desempacar, me doy un momento para abrir las grandes ventanas de la habitación y sentir la maravillosa brisa nocturna frente a nosotras desde la terraza.
– La luna esta tan bella esta noche.
Mientras observo las olas chocar contra la arena, observo el anillo que ahora descansa sobre mi dedo matrimonial.
Aún sin poder creer oficialmente, estoy casada con Miya.
"Soy tan feliz".
Entonces, como si pudiera leer mis pensamientos, Miya aparece detrás de mí y me abraza por la espalda.
– ¡Kyaa! ¿Miya?
– Por supuesto ¿Acaso esperabas que fuera alguien más, esposa mía?
– Claro que no. Sólo… me tomaste por sorpresa.
Sin dejar de abrazarme, Miya también observa mi anillo brillando con la luz de la luna.
– Nos quedan bastante bien ¿no te parece?
Levanta su mano y pone su dedo con su anillo junto al mío para verlos juntos.
– Sí, así es.
Entrelazamos nuestras manos y volteamos a vernos a los ojos para besarnos.
Me pierdo en el calor y el sabor de sus labios. Aquellos labios de los cuales ya sabía todo lo que había que saber de ellos, después de haberlos besado incontables veces durante los últimos ocho años.
Y al separarnos, estaba tan perdida en el momento, que no había notado que…
– ¡M-M-M-Miya!
– ¿Qué pasa, Risa?
– ¿Cómo que qué pasa? ¿Dónde está tu ropa?
La veo completamente desnuda en la terraza de nuestra habitación.
– Ah, es que ya me sentía muy incómoda con ella después del vuelo que tuvimos, así que decidí quitármela. De hecho, seguro que tú también debes de estar deseosa de ya quitarte ese vestido ¿no es así?
– Miya…
Se acerca y me toma de los hombros para muy poco a poco y lentamente, ir quitando mi vestido, deslizándolo por mis hombros.
– Por casualidad ¿Llevas la ropa interior que compré para nuestra boda?
– Cielos, Miya… ya sabes que sí la llevo.
Continúa bajando mi vestido sin dejar de mirarme hasta revelar aquella ropa interior tan erótica y sensual que me había comprado para esta noche.
Una lencería bastante erótica de tela plateada y fina, que da una gran vista de la gran línea entre mis abultados pechos y resalta la forma de mis pezones detrás de ella.
– Kawaii.
Miya no pierde el tiempo y con el vestido a medio quitar, me levanta del suelo cargándome en sus brazos y me lleva con ella hacia nuestra cama.
– ¡Miya! ¿Qué crees que haces?
– Cargo a mi linda esposa hacia nuestra cama ¿Esta eso mal?
– No es que este mal pero por favor, ten mucho cuidado para que no nos vayamos a… ¡Kyaaaa!
Antes de llegar, Miya tropieza y nos tumba a ambas sobre la cama.
– Cielos, estás más pesada de lo que recordaba, Risa. No debiste comer esa última rebanada de pastel.
– ¡KYAAAAA! ¡¿De verdad me estás llamando gorda en nuestra noche de bodas?!
Le pregunto súper ofendida, pero Miya ríe ante mi enojo.
– ¡¿De qué te estás riendo?!
Miya apunta a mi pecho donde veo que debido a la caída, ha dejado mis tetas al aire.
Estoy por cubrirlas con mis brazos, pero Miya me detiene agarrándome de las muñecas y se les queda viendo.
– Tan hermosas.
Sin despegar su vista de ellas, se inclina y comienza a chupar del pezón izquierdo mientras masajea y aprieta el derecho como si quisiera sacar leche de ellas.
– Miya… Si sigues así… me vas a ordeñar ¡Aaaaahhh!
Ya que las ha chupado lo suficiente, Miya despega sus labios de mis pezones y me deja caer en la enorme cama, aún con las tetas al aire y el vestido cubriendo la parte inferior de mi cuerpo.
Miya toma el vestido por mis caderas y con cuidado, lo retira al igual que mis medias y mis zapatillas, dejándome únicamente en mis bragas, las cuales al igual que mi bracier (ahora retirado y lanzado lejos de la cama), son de la misma tela plateada y transparente, y en la parte de atrás (en las nalgas) con bordeado dorado dicen las palabras "Happy Bride".
– Que adorable, mi feliz esposa.
– Miya, es vergonzoso.
Para calmarme, Miya posa su mano en mi mejilla y mirándome a los ojos, se acuesta encima de mí y nos besamos, chocando nuestros pechos y entrelazando nuestras lenguas con cada beso que nos damos, sintiendo el calor de la otra.
Mientras lo hace, Miya lleva su mano allá abajo acariciando mi raja por encima de las panties, provocando que estás se pongan húmedas con mis jugos que ya empiezan a salir.
– Miya…
– Adelante, Risa, te puedes venir. Quiero que mojes estás lindas pantis con tus deliciosos jugos.
– Miya… no voy a resistir… Miya… Miya… ¡Aaaaaaaaahhhhh!
Finalmente logra su cometido y me vengo, tras lo cual, mientras me estoy recuperando del orgasmo, Miya aprovecha para retirar mis pantis mojadas y darles una buena lamida.
– Ah, deliciosas pantis de mi adorada Risa. Serán la joya de la corona de mi colección ahora que están frescas.
Miya les da un buen sorbo, extrayendo tanto de mis jugos de ellas como le es posible y al terminar, se levanta para guardarlas en su maleta.
– Miya, en serio eres una pervertida.
Ya de vuelta en la cama (y sin que me diera cuenta realmente de lo que hizo) nos volvemos a besar ahora con nuestros cuerpos completamente desnudos.
Al separarnos, nos miramos a los ojos mientras una fina línea de saliva aún une nuestros labios.
Sintiendo nuestros cuerpos desnudos chocando con el de la otra, nos miramos a los ojos y Miya se detiene un momento para observarme debajo de ella.
Ya que no dice nada, le pregunto.
– ¿Qué pasa, Miya? Acaso… ¿Hay algo malo en mi cuerpo?
– Al contrario, Risa. Estás muy hermosa esta noche.
– N-No digas eso – avergonzada.
– Pero es verdad, en verdad estas bellísima, eres la mujer más hermosa que haya pisado la tierra. Estas tan bella y erótica esta noche que en verdad, quiero darte con todo lo que tengo esta noche, como cajón que no cierra. Quiero estrellar mi vagina contra la tuya de manera tan fuerte y sensual durante toda la noche, hasta que quedes encinta con nuestra hija.
– Muoh, pero que cosas estás diciendo, Miya.
Al principio río con su comentario, pero al ver que su mirada se mantiene seria.
– Miya ¿De verdad lo dices?
– Así es, desde el momento que te vi, supe que quería atesorarte para toda la vida y algún día formar una familia juntas. Ahora que estamos casadas, quiero hacerlo contigo. Así que… ¿Podemos?
– Miya.
La tomo de la mejilla y me inclino lo suficiente para besarla y dejándome caer nuevamente en la cama, le respondo.
– Formar una familia contigo, es lo que siempre he deseado, así que por favor.
Abro mis labios inferiores frente a ella y le digo.
– Dame allá abajo con todo lo que tengas esta noche, Miya.
– Risa… ¡Risa!
Nos besamos apasionadamente en los labios, todavía sin llegar a cruzar nuestras vaginas y al separarnos, antes de empezar con la acción nos miramos a los ojos llenas de amor.
– Risa, gracias por llegar a mi vida y haber aceptado ser mi esposa.
– Gracias a ti por lo mismo, Miya. De ahora en adelante, seamos las mejores mamás del mundo.
Seguras de que lo que sentimos por la otra es sincero, nos tomamos firmes de las manos y nos volvemos a besar antes de sentarnos en la cama para cruzar nuestras vaginas y chocarlas una y otra vez sobre la cama.
Chocamos nuestras vaginas, nuestros jugos se entremezclan. No dejamos de hacerlo gritando toda la noche con los ventanales del cuarto totalmente abiertos con únicamente el sonido de las olas chocando con la arena para cubrir nuestros grandes gemidos del cuarto.
No paramos de hacerlo hasta que finalmente se acerca la mañana y entonces, finalmente se da el milagro de la vida en mi útero.
Al terminar nos acostamos aún con la ventana abierta, para observar como los primero rayos del sol se asoman por la misma y mientras nos vamos quedando dormidas para recuperar las energías que necesitaríamos para el resto de nuestra luna de miel, nos abrazamos, sintiendo el cálido cuerpo de la otra.
– Eso fue fabuloso, Risa ¿Crees que eso haya sido suficiente para dejarte embarazada?
– Yo creo que sí, puedo sentirlo – digo mientras acaricio mi panza, donde esta mi útero – Y en caso de que no, seguro que todavía tenemos muchas noches más para seguir haciéndolo como anoche ¿no es cierto?
– Así es, amada mía.
– Que emoción. No puedo esperar a decirle a mi mamá que va a ser abuela.
Dicho eso, nos acostamos a dormir ya que en adelante tendríamos una larga semana llena de aventuras, diversiones, tour por la mágica tierra de Escocia y por supuesto, muchas más noches de pasión y diversión en la playa en aquel mágico resort de la isla.
Sólo que antes de dormir, mi amada esposa voltea conmigo y haciendo a un lado mi cabello para poder ver mi cara somnolienta, me dice con su dulce voz.
– Buenas noches, querida esposa.
– Descansa, esposa mía.
FIN.
