Mi vida sin μ's
Sinopsis: [AU] El camino a la escuela fue el mismo de siempre. El anuncio del cierre sorprendió a menores y a mayores. "La preparatoria Otonokizaka cerrará sus puertas a nuevos ingresos a partir del próximo año". El destino no favoreció el rescate de la antiquísima institución, aunque puede que si a cierta chica se le hubiera hecho tarde ese día todo hubiera cambiado
¿Qué es un sueño que nunca se soñó? ¿Qué es lo que sucedió en el cielo que nunca llenó el espacio para sus nueve nuevas estrellas? Y más importante, ¿qué fue de ellas?
Parte 0. ¿Qué tan difícil es apagar una estrella?
Capítulo 1: Un hueco en el firmamento
El cielo nocturno, con sus estrellas resplandecientes y la luna como protagonista, posaba sobre una bulliciosa ciudad que estaba a punto de amanecer. Su misión mucho tiempo atrás había sido despejar al mundo de la absoluta oscuridad, y brindar esperanza mientras la gente esperaba que su estrella mayor, que repartía vida en otros rincones del mundo, regresase de su rotacional paseo.
Las estrellas formaban patrones, se unían pequeñas y grande y dejaban huecos para nuevas estrellas. La gente de antaño adoraba aquellos resplandecientes puntitos que llenaban la oscuridad. Así, esperar el regreso de su dadora de vida era una tarea menos aterradora; por el contrario, con la luz de las estrellas, se volvía algo ligero, divertido y con un toque mágico.
Este comportamiento cíclico había sido la norma hasta que, por casualidad o por empirismo, aquellos mismos humanos habían descubierto cómo recrear la luz de la estrella mayor. Ahora, que definitivamente habían sido desplazadas por el moderno alambrado público, las estrellas habían olvidado ya su propósito original, limitándose a aparecer para jugar con aquellos humanos que todavía estuvieran dispuestos a verlas, y todavía dejando espacios para las nuevas estrellas por nacer.
A punto de cederle la ciudad a aquella solitaria trabajadora diurna que aparecía ya por el Oriente, las estrellas titilaron una última vez para despedirse de Tokio, y se disponían a partir, dichosas por una pacífica jornada nocturna cuando:
¡Pam!
Un pesado frasco cayó al piso, provocando un estruendo en toda la dulcería Homura, que igual era la casa de la familia Kousaka. La única que todavía permanecía dormida despertó de golpe, escapando de sus sueños por el susto.
Las estrellas, opacadas ya por el naciente sol en aquella tierra dónde siempre nacía y comenzaba a trabajar, no pudieron hacer nada para impedir el eclipse, contemplando impotentes como la chica pesadamente abandonaba la cama para averiguar el origen de aquel estruendoso golpe.
Bajando por las escaleras, distinguió las voces de su madre y su hermanita, rodeando un jarrón roto en una mesa esquinada.
—¡De verdad no fue mi culpa mamá! —dijo nerviosa la chica pelirroja, mientras su madre la rodeaba para buscar con qué recoger los escombros de aquel accidente matutino.
—Ya te he dicho que no tienes que bajar con tanta prisa, Yukiho —dijo su madre empujando los trozos de porcelana con la escoba —. El jarrón no importa, pero imagina que hubiera pasado si hubieras caído un poco peor. Te pudo haber caído en la cabeza.
—Qué hubiera pasado si… —dijo la chica medio dormida que bajaba, por el contrario, muy despacio y adormilada por las mismas escaleras. Ella igual se llevó la mirada desaprobatoria de su madre.
—Honoka, tampoco es bueno que bajes las escaleras mientras estás más dormida que despierta —dijo mientras la otra chica, Yukiho, le acercaba una bolsa para colocar los escombros del jarrón roto.
La mayor de las hermanas Kousaka bostezó disimuladamente ante su madre, que perdió rápidamente el enojo y lo reemplazó por una sonrisa gentil.
—Las dos sean más cuidadosas, no nos quedan muchos más jarrones —dijo, mirando alternadamente entre sus dos únicas hijas —. Honoka, tienes que arreglarte ya. Estás justo a tiempo para llegar a la escuela con calma. Algo bueno salió de esto; estabas a punto de ir con prisa como todos los días otra vez.
Las tres comenzaron a reír, y todo rastro de pesadez se disipó de inmediato. Entre esas risas alegres el lamento de las estrellas se disipó por completo, permitiendo salir con plenitud al radiante sol matutino.
Honoka no perdió el tiempo. Aprovechando la rara ocasión de no tener que salir corriendo de casa se vistió, desayunó con sus padres y con su hermana, y salió con tiempo sobrado para llegar al punto de reunión en el que sus amigas y ella se encontraban para caminar a la preparatoria Otonokizaka desde que habían comenzado a estudiar ahí hacía poco más de un año.
No tardó mucho en llegar, puesto que el lugar de reunión estaba más cerca de su casa que la de sus otras dos amigas. Honoka era de las tres, la más propensa a ser impuntual, por lo que Kotori había propuesto, para calmar la impaciencia de Umi cuando Honoka se retrasaba.
No tuvo que esperar más de diez minutos para que llegara, puntual y elegante como la luna que acaba de desaparecer, su amiga Umi, que se sorprendió al verla ya lista, y sobre todo, antes que ella:
—Madrugaste hoy, qué milagro —dijo la chica peliazul en un tono amistoso que no perdía la seriedad que se podía asociar a su agraciada imagen.
—¿Es más un milagro que a Umi-chan se le ha hecho tarde? —dijo Honoka juguetonamente apuntando en su muñeca hacia un reloj imaginario.
La chica acomodó su larga cabellera hacia atrás y bajó la cabeza
—El entrenamiento de la mañana se extendió unos minutos más de lo que tenía contemplado —dijo la chica ligeramente avergonzada, antes de cambiar su expresión y levantar la cabeza nuevamente —¡Pero tú eres de las tres la que menos tiene derecho a opinar acerca de llegar tarde!
Por el otro lado, se acercó caminando, junto con el radiante sol que todavía se levantaba, una presencia igual de resplandeciente. Saludó animosamente a la distancia y comenzó a correr hacia las otras dos.
—Buenos días chicas, perdón por haber sido la última —dijo con una voz suave y gentil la chica que completaba la tercia —¿Cómo están?
—Sorprendida, a decir verdad —dijo Umi, destacando de entre las tres por ser siempre la más propia —Honoka nos sorprendió el día de hoy llegando antes que nadie.
—¿Incluso antes que tú Umi-chan? —dijo Kotori con la misma sonrisa amable, provocando nuevamente la vergüenza de la peliazul.
Las tres no podían ser más diferentes, pero conocerse desde niñas había fortalecido la amistad que habían conservado hasta su segundo año de preparatoria. Honoka era la más intrépida y optimista, aunque también la más torpe y despistada, pero era tan importante para la dinámica grupal como la amabilidad casi maternal de Kotori y la dualidad de Umi entre ser la más disciplinada pero la más tímida también.
Y así, juntas, caminaron hasta la preparatoria Otonokizaka, sin sospechar siquiera que recibirían juntas una noticia que, tal vez, pudo haber cambiado sus vidas.
"La preparatoria Otonokizaka cerrará sus puertas a nuevos ingresos a partir del próximo año"
Las tres amigas leyeron el mensaje enmarcado en el boletín, sorprendidas cada una a su manera por la noticia con la que acababan de comenzar su jornada escolar
—Vaya, ha sido más grave de lo que esperaba, y más pronto también —dijo Umi con un poco de tristeza, todavía mirando el sello oficial de la preparatoria Otonokizaka en el anuncio.
—Mamá había comentado que era un problema conseguir alumnos estos últimos años, pero no sabía que la decisión ya se hubiera tomado —comentó con su voz suave, pero con un dejo de tristeza Kotori, que para secreto de nadie, era también la hija de la directora de la preparatoria.
—Otonokizaka cerrará… —susurró Honoka, siendo, sorprendentemente, la más silenciosa de las tres, antes de caer hacia tras, impresionada por la noticia.
—¡Honoka-chan!
—¡Honoka! —gritaron las dos amigas al unísono, sosteniéndola para evitar que cayera.
Para Honoka, la noticia fue más impactante que para las otras dos, y su mente, impactada, desvaneció por un instante.
Las dos chicas, asustadas, la condujeron como pudieron al salón de clases más cercano, dónde le ayudaron a sentarse y le dieron aire, hasta que la pelijengibre logró conectar su cabeza a su cuerpo nuevamente.
—Otonokizaka cerrará —repitió, no en un susurro, pero tampoco en su tono alegre de siempre —Chicas, ¡nuestra escuela cerrará! ¿Por qué? ¿Cómo es posible?
—Honoka-chan.
—¿Por qué no están preocupadas? —dijo un poco más alterada —¡¿Por qué no están sorprendidas?!
—Honoka —la interrumpió Umi, hablando con un tono amable aunque serio— ¿Cuántos grupos hay en nuestro grado?
—¡Hay dos! —volvió a interrumpir Honoka, histérica —¡Y en tercero tenemos tres! ¡¿Cómo es posible que cierren Otonokizaka porque no hay suficientes alumnas?!
—Honoka, escucha, no he terminado —continuó Umi— ¿Cuántos grupos de primero hay?
—Una —dijo Honoka, calmándose, entendiendo lo que Umi quería decir.
—A este paso, es obvio que el año que entra no se completará ni un grupo.
—Pero… —dijo Honoka.
—La escuela entonces cerrará porque cada vez menos chicas están interesadas en estudiar aquí —dijo Kotori — ¿Qué es lo que atrae a las estudiantes a las otras escuelas y no hacia Otonokizaka?
—¡Eso! —dijo Honoka recuperando el vigor en su voz —¿Qué es lo que tienen las otras escuelas?
—Una sola palabra, clubes —dijo Umi mirando hacia abajo, con un poco de tristeza en su voz —Aunque antes fuimos una institución destacada por nuestras actividades extraescolares, nos hemos quedado atrás.
—Pero el club de arquería ha ganado… —Umi negó con la cabeza — Pero el club de robótica ha conseguido… —La negativa esta vez vino de Kotori —¿Y qué hay del club de canto? —Ambas la miraron con una sonrisa triste —Esto es malo —dijo Honoka dándose cuenta de que la escuela no había destacado por nada en particular en los últimos años.
Honoka soltó lo que había tenido guardado desde que había leído la noticia
—¡Esto es muy malo! —dijo Honoka preocupada —¡No he estudiado bien en lo que ha transcurrido de estos dos años!
Umi y Kotori se miraron confundidas
—Digo, eso es algo que te he recriminado constantemente, pero, ¿por qué es eso relevante? —le cuestionó la arquera peliazul.
—¡Si cierran Otonokizaka, tendremos que estudiar en otra preparatoria! —dijo Honoka, mirándola con preocupación —Y si eso sucede, ¿nos harán un examen de admisión?
Umi suspiró pesadamente y Kotori rio nerviosa
—¿Es eso lo que te preocupa?
—Es muy fácil para ti decirlo Umi-chan, tú tienes excelentes calificaciones, y Kotori también. —dijo Honoka casi con voz llorosa —Pero yo, no quiero quedarme estancada
—Honoka-chan, creo que no leíste todo el boletín —dijo Kotori dándole palmaditas en la espalda con voz gentil.
—Aún si cierran Otonokizaka, no será hasta que todas las estudiantes actuales se hayan graduado —le explicó Umi —. Eso quiere decir, que sería en poco menos de tres años a partir de ahora. Los tres grupos de tercero se graduarán, después nuestros dos grupos, y la escuela cerrará después de graduar al grupo de primero.
La mirada de Honoka se iluminó cuando Umi terminó de hablar. Sacó una hogaza de pan de su mochila y comenzó a comer alegre para recuperarse de su impresión hacía unos instantes.
—Qué bien sabe el pan de hoy de nuevo —dijo después de darle una mordida feliz.
—Vas a engordar si sigues así —dijo Umi por lo bajo.
—Pero…, ¿eso quiere decir que las chicas de primero nunca tendrán kouhais? —dijo Kotori con un poco de tristeza.
—Es un poco triste —dijo Honoka por lo bajo, antes de recuperar el optimismo que la caracterizaba y que parecía que había desaparecido unos momentos antes —Pero chicas, tenemos que disfrutar mucho del tiempo que le quede a Otonokizaka y del tiempo que seguiremos estando juntas aquí. Esta fue la escuela de mi madre y de mi abuela, quiero clausurar la historia de Otonokizaka disfrutando de cada segundo que pase en esta escuela antes de la graduación. Hay que disfrutar del tiempo que le queda a la escuela juntas —cerró viendo a sus amigas con una sonrisa.
—Tienes razón, Honoka-chan —concluyó Kotori —. Quiero pasar cada día que nos quede de la preparatoria junto a ustedes, y disfrutar Otonokizaka.
—No creas que te vas a librar de estudiar por eso Honoka —le dijo Umi intentando mantener el tono serio detrás de su sonrisa, antes de indicarle a las otras dos que era momento de caminar rumbo al salón de clase.
Puede que el destino haya cambiado abruptamente. El jarrón de Homura rompió con su estruendo el nacimiento de las nueve nuevas estrellas. Las cosas no habían sido como esperaban, pero no hubo nada que se opusiera a que este particular trío de estrellas no nacidas fuera dichoso.
Puede que estas tres chicas hayan cumplido su promesa, disfrutando de cada instante que su firmamento eclipsado haya existido. También puede ser que una vez que haya terminado, ellas tres hayan decidido ir juntas tras un nuevo cielo.
Fin del capítulo
Emmm… ¿Buenas noches a todos?
No sé qué decir. Honestamente no sé qué decir. No he escrito en años que he sentido como si fueran eones. Me siento vieja y acabada y escribir esto me costó muchísimo. Cada palabra dolió, pero a la vez amé igualmente escribir cada una de las palabras. En este momento estoy llorando, y a la vez estoy muy cansada. Es una experiencia un poco agridulce, pero es un gran pasado para desbloquearme.
Bien. Demasiado de mí. La historia. La historia la dividiré en 3 partes, y no creo que ninguna sea especialmente larga (tampoco serán one-shots, tal vez d capítulos por historia) porque son historias muy puntuales para tratar un concepto que ya tengo bien pensado para cada una.
La veo más bien como una amalgama de 3 historias que llevo años queriendo escribir y ninguna interviene particularmente entre sí, entonces pueden perfectamente quedar como 3 historias en un mismo compendio, puesto que todas tratan la misma temática, ¿qué habría pasado si μ's no hubiera existido?
Más. ¿De dónde salió esto? Originalmente, mi plan cuando era una nena de 13 años era escribir primero la obra con la que debuté aquí "Mi vida antes de μ's" para que fuera una especie de precuela tanto como para el anime como para esta historia. Pero esa obra está en pausa indefinida porque no tengo idea de cómo continuarla y apenas me estoy desbloqueando para poder tocarla de nuevo.
Más. Las partes. Esta parte 0 durará sólo este capítulo y además de servir como premisa para la historia, también aclara qué es lo que sucede con Honoka, Kotori y Umi en este AU. Aunque son las tres protagonistas del anime, honestamente me quedo en mi cabeza con la idea de que su vida no hubiera cambiado para mal si las musas no hubieran existido, entonces quería sentar eso, darles inicio y cierre en un solo movimiento.
Más. Las partes. Aún no decido cómo voy a ordenarlas. No sé cuál de ellas sea la mejor para soltar la mano. Una de ellas será agridulce, una de ellas será esperanzadora y la otra será extremadamente difícil de escribir. Las protagonistas de cada parte están en la descripción de la historia. Si quieren recomendarme por cuál empezar son bienvenidos a hacerlo que yo leeré con mucho aprecio sus decisiones.
Y… Ya. Me gustan las estrellas. Y la luna. Y no voy a divagar porque es noche.
Me disculpo por haber desaparecido. Y sobre todo. No quiero prometer estar de vuelta aún, pero sí quería escribir. Tenía ganas de hacerlo. Qué descansen todos, muchas gracias a quien haya llegado hasta aquí. Después de años significa muchísimo para mí.
Yo soy Aramaru. Y. Nos leemos cuándo nos leamos porque si nos leyéramos antes no nos leeríamos bien. Oyasuminassan
