—Disculpen —habló una enfermera—, la hora de visitas acabó.
—Ya nos vamos —Daina volteó hacia ella—, solo vamos a despedirnos —Regresó a Sota—. Descansa y recupérate pronto, ¿sí?
—Sí, hermano —Asintió—. Mucha suerte.
—Hasta pronto —saludó Wakiya mientras se iban.
—Nos vemos —se despidió Hoji.
—Es hora de tu medicina… —fue lo último que escucharon mientras dejaban la habitación.
—Por lo menos ya sé que está bien —Daina suspiró aliviado, sintió que le volvía el alma al cuerpo y hasta se le cayeron unas lágrimas.
—Descuida, déjalo salir —habló Hoji al verlo así—, pasaste por mucho estrés en poco tiempo.
—Y casi no pude dormir anoche —añadió mientras se quitaba las lágrimas.
—Entonces ve a descansar por hoy —respondió Wakiya—. Nosotros te compraremos a Deathscyther.
—Espera… ¡¿Ya es ocho de agosto?! —Saltó.
—Sí —Afirmó Hoji intentando no reírse.
—Carajo… —Papadeó— cómo pasó el tiempo.
—Tú descansa y nosotros nos encargaremos de traerte tu bey —Le dio una palmada en el hombro.
—De acuerdo.
En cuanto Daina estuvo en su departamento de regreso, solo podía pensar en todo lo que acababa de pasar, afortunadamente con Sota fuera de peligro ahora.
—Te prometo ganar esto, Sota —Se llevó al corazón el bey de Kerbeus que estaba sobre la mesa del comedor, tal parecía que Sota lo había olvidado en algún momento del día.
Volvió a mirar el bey y, por primera vez, frente a él, apareció rodeado de oscuridad una imagen de sí mismo pero sin sus iris; unos ojos en blanco.
—¡¿Ah?! —Tomó aire del susto y dejó caer el bey y la imagen desapareció.
—¿Crees que eres suficiente para tu hermanito? —escuchó una voz en el aire.
—¡¿Quién es?! —gritó con una voz más ruda aunque asustada. Ahora la imagen estaba sobre la foto familiar que usaban de centro de mesa.
—Soy tú… tus pensamientos más profundos… Somos uno mismo.
Daina hizo una mueca incrédula.
—No estoy loco, ¿o sí? —se llevó la mano a la frente en busca de señales de fiebre.
—Para el resto sí, pero de verdad estoy en tu cabeza.
—¿Y qué quieres?
—Solo una pequeña sugerencia… —habló con un tono y sonrisa maliciosas.
«Esto no me gusta…» pensó Daina.
—Oh, vamos, no es tan terrible —contestó, en efecto estaba en su mente y escuchaba sus pensamientos—, solo iba a decirte que hagas un poquito de trampa jugando con la mente de tus oponentes para asegurar tu victoria en el torneo.
—P-pero eso no está bien —Tensó sus hombros.
—Todo estará bien, los bladers se provocan entre sí todo el tiempo.
—Da igual —exclamó—, eso no está bien.
—Lo que no está bien es que desperdicies ese don que tienes para analizar a tus oponentes. Imagina si pierdes, lo decepcionado y triste que se pondrá tu hermanito.
Ante ese chantaje emocional, Daina volvió a sentir esa punzada en el pecho.
—Le debes la victoria a todos, a Sota que cuenta contigo, a Wakiya que depositó su confianza en ti y además está pagando el hospital y Hoji… bueno, ese sujeto da igual, pero también te está apoyando.
—Yo… no puedo hacer eso —Miró al Kerbeus en el piso.
—Puedes entrenar todo lo que quieras pero si no te vales por ti mismo jamás lo conseguirás.
—Puedo valerme solo.
—¿En serio? Dependes del gobierno japonés para mantenerte a ti y a Sota y tener tiempo para él, no puedes pagar el hospital tú solo y menos tener un entrenamiento decente por tu cuenta. Eres un debilucho, un parásito que necesita de los demás para sobrevivir… ¿o me equivoco?
—¡PUEDO HACER ESTO SOLO! —Apretó los puños y frunció las cejas.
—Entonces dale una utilidad a ese don… ¿Qué es lo que quieres?
—Quiero ganar —exclamó entre dientes.
—¿Qué piensas hacer?
—Entrenar y jugar con la mente de mis oponentes.
—¿Qué tipo de bey es el tuyo, de los que ganan o de los que pierden?
—De los que ganan, obviamente.
—Así me gusta, demuestra de qué estás hecho —Sonrió la ilusión triunfal antes de desvanecerse.
Recogió a Kerbeus del piso y lo llevó a la habitación de Sota para guardarlo.
—No voy a dejar que nadie me detenga —habló para sí mismo—. Ni siquiera yo mismo.
El cuarto de Sota estaba tal y como lo dejó antes de llamar a emergencias, con pequeñas pistas de lo que estuvo haciendo: Sus notas de inglés, su tablet con la batería a la mitad y un juego abierto y su cama con las sábanas desacomodadas como si se hubiera levantado de prisa. Además de un vaso de agua a menos de la mitad.
—A partir de aquí empieza el entrenamiento de verdad —Colocó a Kerbeus en la mesa de noche de Sota y empezó a ordenar el cuarto, a pesar de que dijo que descansaría.
Pasó aproximadamente una hora hasta que sonó el timbre del departamento.
—¡Ya voy! —exclamó desde la silla del comedor donde aguardaba leyendo.
Al abrir se encontró con Wakiya y Hoji con una bolsa.
—Tuvimos que recorrer algunas tiendas —Wakiya le estrechó la bolsa— pero encontramos un Deathscyther para ti y un nuevo equipo para lanzar.
Al ver la bolsa, en su interior estaba el paquete con las piezas de Deathscyther, un lanzador de cuerda y un grip o extensión para sujetar el lanzador.
Daina agarró el paquete con el bey en su interior y este emitió una chispa nada más mirarlo.
—Gracias, Wakiya, Hoji —Levantó la vista hacia ellos.
—Ni lo menciones —contestó Hoji.
—¿Cómo que "ni lo menciones"? —protestó Wakiya— Ese bey se agotó más rápido que los croissants en una panadería por la mañana.
Hoji le dio un codazo amistoso mientras Daina se reía de su reacción.
—Como sea… —recuperó la compostura— Cuando te sientas preparado solo ven a vernos —indicó Wakiya.
—Cuenten con eso —Asintió—. Solo espero que no les importe que me ponga más rudo.
—Oh —Wakiya arqueó una ceja, intrigado—, ¿a qué te refieres?
—Voy a comenzar a jugar con la mente de mis oponentes y analizarlos más.
—Interesante —Sonrió con cierta malicia—, me gustaría ver eso.
«Supongo que no me harán ni el menor caso… Me rindo.» pensó Hoji.
—Mientras no te excedas estará bien… —suspiró.
—Haré lo que sea por ganar… y por Sota —añadió.
Daina no pudo esperar ni un día antes de volver a entrenar con Wakiya y Hoji, ahora su mente estaba enfocada en una sola cosa, ganar y seguir ganando.
—Dame lo mejor que tengas —alentó Wakiya mientras se posicionaba para lanzar—. Quiero ver lo que hace esa sed de victoria.
—No lo olvides, traes el legado de los Komurasaki en tus hombros… —Sonrió de forma siniestra— Tu padre cuenta contigo y el menor error puede dejarte en vergüenza a sus ojos.
Wakiya alzó las cejas y abrió mucho los ojos.
—Viejo, eso fue duro —respondió ofendido—. Eres bueno —Sonrió—. ¿Crees que me puedas enseñar un día?
—Tal vez, solo debes buscar los puntos flojos en la personalidad de tu rival y golpearlo sin piedad.
—Pon a esa Rapunzel en su lugar —instó la voz en la cabeza de Daina.
—Ahora intenta predecir lo que haré —indicó Wakiya.
Ambos lanzaron sus beys y Deathscyther tomó velocidad para golpear a Spriggan y así impedirle tomar el centro. Siguió golpeando sin dejarle oportunidad de quedarse quieto o tomar el centro para defenderse hasta que el bey no aguantó más y estalló en el estadio.
—Tu estrategia se basa en tomar el centro y agotar la resistencia de tu rival, eso te hace demasiado predecible —sentenció Daina ante el resultado.
—¿Qué me sugieres?
—Cuando tengas a Wyvern, diseña una nueva maniobra que te permita compensar la poca movilidad del tipo defensa.
—Mmm… ¿como un defensa móvil? —Se llevó una mano al mentón.
—Yo estaba pensando en que esperes a que salga un driver con una punta redonda de giro libre que te permita regresar como un péndulo y aplastar a tu rival con todo su peso.
—Me encanta esa idea —reconoció—. Pero seguramente no habrá nada así hasta que lancen los Dual Layer.
—Puedes crear algo similar mientras tanto —Recogió a Deathscyther—, como el driver Massive.
—Es justo lo que me faltaba para idear mi combo ideal —pensó en voz alta—. Ahora solo tengo que esperar a septiembre.
—Se te pasará volando, créeme —respondió Hoji quien practicaba su lanzamiento en otro estadio.
Algunos días después, llegó el día del torneo de muestra donde Daina al fin demostraría todo lo que había aprendido y al fin tomaría a la primera víctima de sus juegos mentales.
Era un muchacho llamado Haruto, con el cabello negro y celeste, con un Kerbeus Central Defense. Un muchacho con mucha energía y seguro de que puede ganar.
—Un rival inocente que se siente en la cima porque ganó un par de batallas antes de su primer torneo —concluyó Daina para sí antes de acercarse a él.
—¿Eh? —Haruto entrenaba a solas en un estadio de prueba dentro del lobby.
—¿Eres Haruto? —Actuó emocionado— Vi tu primera batalla y estoy muy impresionado de ti y de Kerbeus —Sonrió, aunque con la sombra de su bandana lucía aterrador.
Haruto tragó saliva ante la apariencia de Daina, aunque en el fondo halagado por sus comentarios.
—Gracias…
—Daina —completó.
—¿Me dejarías tener una batalla contigo? Es que no puedo esperar a nuestro duelo de verdad.
—¡Seguro que sí! —accedió.
«Este sujeto es muy extraño, pero podría averiguar su estrategia si juego sin pelear tan en serio.»
Ambos beys comenzaron a luchar en el estadio donde Deathscyther perdió por resistencia mientras Daina analizaba los movimientos de Kerbeus. Tomaba el centro y se dedicaba a defenderse mientras su oponente se desgastaba.
Haruto arqueó una ceja desconcertado.
—¿Eso fue todo? —Levantó la vista hacia Daina.
«No me quejo, es una victoria fácil, ¿pero en serio eso es todo lo que tiene?» pensó mientras Daina tomaba su bey y lo guardaba en su bolsillo. Hasta que empezó a reírse.
—Idiota.
—¿Eh? —Parpadeó.
—Solo quería ver más de cerca cómo peleas —Agarró a Kerbeus—. Y gracias a ti ya veo cómo acabaré con tu perrito guardián así… —Presionó el bey y dejó caer las piezas al suelo antes de retirarse.
—¡TE VOY A GANAR! —escuchó gritar muy enfadado a Haruto.
Fuera del cuarto, en los pasillos, Wakiya esperaba fuera por Daina, al parecer escuchó todo.
—No lo haces nada mal —comentó—. Pero podrías mejorarlo un poco más.
—Dime cómo —pidió aún con esa sonrisa perversa.
—¿Qué tal algo como "Quería ver tu habilidad más de cerca y todas tus debilidades… ¡Ups! Hice un desastre, ¿lo quieres limpiar?" —Actuó cada frase, primero en un tono burlón y luego una fingida preocupación para regresar a esa arrogancia inicial.
—Me gusta cómo suena eso —Asintió.
—Ahora ve, te espera tu batalla.
El duelo no demoró mucho más en comenzar y Haruto lucía molesto y cansado, al parecer se la pasó practicando sus lanzamientos.
—Veamos de qué estás hecho —burló. Resultaba irónico pensar que hasta hace poco Kerbeus había sido su bey y ahora se burlaba de un Kerbeus.
—¡YA VERÁS QUE TE HARÉ EXPLOTAR!
El público quedó en un incómodo silencio ante la agresividad de Haruto.
«Podría agregar un sonido de estallido la próxima vez…» pensó Daina. «Si no fuera porque estamos en público le diría más cosas.»
La batalla acabó muy rápido, Haruto estaba tan fuera de sí que su lanzamiento falló y en vez de tomar el centro persiguió a Deathscyther por el estadio con un movimiento inestable que lo hacía tambalearse hasta que este, siendo más ligero y veloz, Deathsycther lo alcanzó y mandó a volar fuera del estadio.
—¡Deathscyther con un final por salida, Daina Kurogami obtiene el primer punto!
—Si sigue así, haga lo que haga su lanzamiento va a ser inútil —escuchó la voz en su cabeza.
«Mejor para mí.»
—Apuesto a que Sota está muy emocionado, viéndote desde la tablet que le trajiste la vez pasada.
«Puedes apostar todo a que sí.»
—¡Segunda batalla!
—Hagamos esto, Deathscyther.
Este emitió una pequeña chispa que prometía crecer con el tiempo.
Los beys comenzaron a perseguirse en el estadio y a golpearse el uno al otro sin parar.
—¡Córtalo en pedazos, Deathscyther!
Hubo un clic que movió el disco de Deathscyther y le dio más peso a uno de sus puntos de contacto, lo suficiente como para acabar con Kerbeus con un final explosivo.
—¡Deathscyther con un final explosivo! ¡El ganador es Daina Kurogami con un marcador de tres a cero!
—Kerbeus… ¡Agh! —Haruto sostuvo las piezas de su compañero entre sus manos.
Wakiya y Hoji observaban el triunfo de Daina entre el público.
—Es muy bueno —reconoció Wakiya—. Esa ambición le será muy útil para mejorar.
«Si es que no toca fondo un día…» pensó Hoji.
—¡Sí! —Sota gritaba emocionado en el hospital— ¡Mi hermano ganó!
Daina siguió así hasta que por fin llegó a la final donde, con los mismos trucos, aunque no en todo el mundo para no levantar sospechas, acabó enfrentándose con el único que conocía sus tácticas: Wakiya.
—Eso será interesante —Sonrió él— ¿No hueles el miedo? —intentó confrontarlo.
—Sí, siento el miedo de una hadita a punto de sucumbir ante la guadaña de acero.
—Demuéstrale a todos por qué estoy tan orgulloso de mi entrenamiento —Sonrió con picardía.
Deathscyther y Spriggan comenzaron a luchar. Wakiya hizo caso a Daina y usó el driver Massive en su bey para probar sus movimientos mientras esperaba a Wyvern, además de un disco más pesado. Este permanecía en el centro y a Deathcyhter le costaba moverlo, mas no desestabilizarlo al no ser más redondo.
—¡Hora del Shake Shoot!
Deathstycher empezó a moverse de forma errática a lo largo del estadio sin dejar de atacarlo ni por un segundo. Sin mucho esfuerzo, pues Spriggan no tenía los mejores dientes y las batallas largas con muchos impactos eran su mayor debilidad, acabó por estallar.
—¡Daigo Kurogami es el ganador del torneo con un final explosivo!
—Bien hecho, Daina —Felicitó Wakiya y le estrechó su mano—. Pero no te lo dejaré tan fácil cuando tenga a Wyvern.
—Estaré encantado de ver eso —Tomó su mano.
—Es un torneo de muestra, pero como premio —habló Hanami—, le otorgamos a Daina un Wyvern exclusivo antes de que salga oficialmente.
—Fantástico —Tomó la pieza entre sus manos—. Esto te lo voy a dar a ti —le dijo a Wakiya mientras lo veían juntos.
—¿Qué tal si vamos a celebrar con Sota? —propuso Wakiya.
—Sería perfecto.
—¡Y luego hiciste estallar a casi todos tus rivales! —Sota recordaba cada batalla.
—Así es —Sonrió Daina, esta vez no lucía siniestro sino amigable.
—Eso es porque tu hermano es muy fuerte y tiene al mejor entrenador —Wakiya no podía evitar recordarles su participación en la victoria de Daina.
—Ya lo has dicho miles de veces —contestó Daina sin perder el humor.
—Entonces que sean mil y una veces.
—Sota —se dirigió a él—, quiero que tengas esto contigo mientras no estoy —Daina sacó un segundo premio que le entregaron, una medalla dorada con el logo de Beyblade Burst grabado.
—La voy a cuidar mucho —Sota abrazó para sí dicho objeto—. ¿Y cómo es ese Wyvern?
—No está nada mal, pero se lo daré a Wakiya —Le entregó dicho bey—. El tipo defensa no es mi fuerte y le dará mejor uso que yo.
—El disco no está nada mal pero pienso cambiar el driver por Massive.
—Sin duda serán los mejores rivales —comentó Sota.
—Eso dalo por hecho —Asintió Daina.
—Te quitaré el primer lugar en nuestro siguiente encuentro —aseguró Wakiya.
—Primero aprende a usar esas alas —contestó divertido— y consigue un abrigo porque la muerte es muy fría.
—Bien jugado —reconoció—. Pero con todo y sangre fría, yo no subestimaría el poder de los dragones.
—Sí que se lo toman en serio —Sota miró sorprendido la respuesta de su hermano.
—Eh… sí —mantuvo su fachada—, nos gusta molestarnos un poco.
—¿Cuándo será el próximo torneo? —preguntó Sota.
—Aún no se sabe, y por ahora quiero descansar un poco —Daina se llevó una mano a la cabeza.
—Descansarás cuando te mueras —bromeó Wakiya—, ya no entrenarás tan duro como antes pero si dejas de entrenar por completo acabarás volviendo al inicio.
—Al menos dame un día… —Se encogió de hombros sin dejar su estado alegre.
—Bueno, un día.
