Grulla: - No hay palabras. -
Víbora: - ¿En qué estuvo pensando el maestro Oogway? El pobre va a terminar muerto. -
Grulla: - Él es tan... poderoso el Guerrero Dragón. Qué cayó del cielo en una bola de fuego. -
Mantis: - Cuando camina el suelo se estremece. - Grulla y Mantis se burlaban de Po.
Mono: - Vamos chicos. No sean tan duros con él. -
Tigresa: - Uno creería que el maestro Oogway escogería a alguien que al menos supiera Kung Fu. -
Víbora: - Al menos lo intentó. Yo creo que deberíamos darle una oportunidad. -
Grulla: - Me cuesta creerlo. -
Los cinco maestros se retiraron a sus aposentos, pero Po no iba detrás de ellos. En cambio, Po se encontraba alejado de todos, en la enfermería, vendando sus propias heridas. Cuando los maestros parecían estar dormidos dado el silencio que había, Po finalmente llegó a los dormitorios donde un piso de madera rechinaba por cada paso que él daba.
Po: - Lo que faltaba. - Dijo en voz baja.
Avanzó sin escrúpulos haciendo una gran cantidad de ruido. Hasta que Víbora asomó la cabeza desde su habitación.
Víbora: - Hola, Po. ¿Cómo estás? -
Po: - Maestra Víbora. Perdóneme por despertarla. No fue mi intención. -
Po le hizo una reverencia mientras se disculpaba, pero tenía la mayor parte de su torso y su hombro izquierdo cubierto de vendas. Así como el ojo derecho.
Víbora: -No es ningún problema. No tienes que disculparte. ¿Cómo estás? -
Po: - Me siento bien... me siento vivo. Gracias por preguntar. -
Víbora: - Sé que puede ser duro al principio. Pero seguro podrás hacerlo. -
Po: - Sus palabras son reconfortantes maestra Víbora. Muchas gracias. -
Víbora: - Muy bien. Trata de descansar un poco. Nos vemos mañana. Descansa. -
Po: - Descanse usted también. Maestra Víbora. -
Víbora volvió a su habitación mientras Po se dirigía a la suya. Pero antes de llegar, Tigresa salió de su habitación.
Po: - Maestra Tigresa. Perdona. no quise - Tigresa lo interrumpe.
Tigresa: - No deberías estar aquí. - Po la mira de reojo. - Eres una desgracia para el Kung Fu, y si sientes por quienes somos y lo que hacemos te habrás ido en la mañana. -
Tigresa regresó a su habitación antes que Po pudiera darle una respuesta. Así que él simplemente se dió la vuelta y se paró en frente de la puerta de su habitación. Dudó entrar. Sentía mucha rabia en ese momento. Y sin darse cuenta, desgarró el papel de la puerta con sus garras. Respiró profundamente y abandonó el recinto para intentar calmarse.
Encontró un solitario árbol de durazno sobre una formación rocosa y pensó que sería un buen lugar para calmarse. Agarró un par de duraznos y se sentó en la punta de risco para disfrutar de la vista mientras degustaba la fruta. Había un silencio reconfortante, y eso lo calmaba un poco, hasta que escuchó una voz a sus espaldas.
?: - Veo que encontraste el Durazno de la Sabiduría Celestial. - Po se da vuelta y ve al maestro Oogway caminando hacia él cargando un farolillo chino.
Po: - ¿No es un nombre muy largo para un simple durazno? - La tortuga se rió un poco mientras miraba hacia el árbol.
Oogway: - ¿Sueles comer cuando estás preocupado? -
Po: - Mmm. - Miraba a la fruta en su mano. - Podría decirse que si. -
Oogway: - ¿Por qué estás preocupado? - Po se dió vuelta, suspiró y volvió a mirar hacia el horizonte.
Po: - No creo que tenga lo necesario para hacer esto, maestro. -
Oogway: - Probablemente. -
Po: - O los cinco. Je. Debió verlos. Me detestan con ganas. -
Oogway: - Con ganas. -
Po: - Qué hará Shifu para convertirme en el Guerrero Dragón. - Dijo mientras veía los vendajes de su cuerpo. - Mejor debería rendirme y regresar a cocinar fideos. -
Po se sentó a la orilla del barranco. Tomó uno de los melocotones que estaba en el suelo y le dió un mordisco mientras Oogway se acercaba a él lentamente.
Oogway: - Rendirte. No rendirte. Fideos. No fideos Estás preocupado por lo que fue y lo que va a ser. Hay un dicho. "El ayer, es historia. El mañana es un misterio. Pero el hoy, es un obsequio." Por eso se llama "presente". -
Oogway se retiró lentamente a sabiendas que había logrado hacer que Po recuperara la confianza en sí mismo. Al hacerlo, golpeó el tronco del árbol y un durazno cayó sobre la mano de Po. Tal técnica dejó al panda sorprendido, el cuál se quedó observando el panorama por el resto de la noche.
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El escape de Tai Lung no sufre cambios.
