Después de pasar un tiempo recuperándose en la escalera del palacio, Po pudo volver a subir donde Víbora, Mono y Mantis lo estaban esperando. Con mucho esfuerzo se sentó en el último escalón mientras se quejaba en silencio de sus dolencias.

Po: - ¿Qué pasa chicos? ¿Todo bien? -

Mono: - Eso dínoslo tú. No te ves muy bien. -

Po: - Creo que he estado en peores situaciones. - Al decir eso la mente de Po se quedó en blanco, como si hubiese tenido un recuerdo de quién era antes.

Mantis: - Si tu lo dices. -

Víbora: - El maestro Mantis podrá curarte con acupuntura, eso seguro te aliviará el dolor. -

Mantis: - ¿Eh? - Miró con desacuerdo, pero aceptó al ver la expresión molesta de Víbora.

Po: - ¿Estás seguro? -

Mantis: - Si... creo que podré hacer algo. Vengan. Vamos a mi habitación. -

Mono hizo lo posible por ayudar a Po a llegar a los dormitorios, pero su cuerpo era muy pesado y no podía hacer mucho. Después de un largo tiempo lograron llegar a los dormitorios donde Mantis empezó el tratamiento mientras Víbora lo ayudaba y Mono observaba desde una esquina de la habitación. Mantis desconocía cómo tratar el inmenso cuerpo de Po y encajaba con fuerza las agujas para intentar alcanzar el nervio correcto. Po no se inmutaba ni cambiaba su deprimida cara salvo para hacer una mueca ocasional.

Po: - Díganme. - Dijo con voz seria. - ¿Shifu es así con todos, o solo conmigo? -

Los maestros Víbora, Mantis y Mono no pudieron darle una respuesta que no fuera hiriente. Así que se mantuvieron en silencio.

Po: - Ya veo. -

Mantis: - Sé que a veces parece cruel... pero no siempre fue así. -

Víbora: - Dice la leyenda, que hubo una época en la que el maestro Shifu de hecho solía sonreír. -

Po: - Mm. Me cuesta creerlo. -

Víbora: - Pero eso fue antes. -

Po: - ¿Antes de qué? -

Tigresa: - Antes de Tai Lung. - Dijo mientras irrumpía en la habitación.

Grulla: - Eh.. si. Tenemos prohibido hablar de él. - Dijo Grulla desde la habitación de al lado.

Tigresa: - Bueno... si se va a quedar aquí, debe saberlo. -

Po: - ¿Tai Lung? ¿El primer estudiante en revelar los mil rollos de Kung Fu y luego arrasó el pueblo? -

Mono: - ¿Cómo sabes de eso? -

Po: - Mi padre me lo contó. Todos los ancianos del pueblo lo recuerdan. -

Tigresa: - Tai Lung era más que un estudiante. -

-0-

La historia de Tai Lung contada por Tigresa no sufre modificaciones.

-0-

Tigresa: - Y ahora, tiene la oportunidad de corregirlo. De entrenar al verdadero Guerrero Dragón. Y está atorado contigo. Un pando gordo y tonto. Que se toma esto cómo una broma. -

Al decir esto la cara de Po se transformó. Sus ojos molestos mostraban un completo descontrol mientras mostraba todos sus dientes y colmillos. Rugió tan fuerte que todos retrocedieron del susto, en especial Tigresa, quién estuvo a punto de golpearlo por encontrarse más cerca de él. Pero antes de hacerlo, Mantis salió de las espaldas de Po para detenerla.

Mantis: - ¡Detente! - Gritó con fuerza mientras Po caía inconsciente sobre el suelo, mostrando cientos de agujas que penetraban su cuerpo. - Creo que sin querer toqué el nervio facial... y tal vez detuve su corazón. -

Los maestros se relajaron al escuchar a Mantis. Pero se llevaron un buen susto. Tigresa tenía el pelaje erizado, y se retiró a su habitación antes que nadie se diera cuenta, aunque su corazón latía con fuerza.

Mono: - Eso fue escalofriante. -

Mantis: - Ni que lo digas. Yo me di el mayor susto. -

Víbora: - ¿Estará bien? -

Mantis: - Creo que sí. Despertará en unas horas con suerte. -

-o-

La escena de la muerte de Oogway es perfecta. No necesita ninguna modificación

-o-

A la mañana siguiente, Po se levantó temprano y bajó al pueblo para visitar a su padre, no sin antes dejar una nota que decía que regresaba al anochecer. Para el resto de los que vivían en el Palacio de Jade, el día transcurrió como cualquier otro.

Finalmente al atardecer, Po regresó del pueblo cargando unos paquetes sobre sus hombros. Cerca de la entrada se encontraba Mono entrenando su meditación, aunque despertó al notar a Po.

Mono: - Eh, Po. ¿Cómo te sientes? -

Po: - Mucho mejor ahora. Gracias a ustedes. - Puso los paquetes en el suelo.

Mono: - ¿Qué es todo eso? -

Po: - Algunas cosas que traje del pueblo. Esta noche la cena va por mí como agradecimiento por lo de ayer. Dile a los otros. -

Mono: - Jo. Eso suena bien. ¿Qué vas a cocinar? -

Po: - Es un secreto. Ten. Te trae esto del pueblo. - Po metió la mano en uno de los paquetes y sacó un racimo de plátanos.

Mono: - Jo. Muchas gracias colega. - Los aceptó con gusto.

Po: - Estaré en la cocina. Dile a los otros que la cena estará lista en media hora más o menos. -

Mono: - Cuenta conmigo. -

Po se retiró a la cocina para empezar a cocinar mientras Mono se dirigió a la sala de entrenamiento para decirle a los otros. Pasada la media hora, los Cinco Furiosos llegaron a la cocina donde Po estaba terminando de cocinar.

Po: - Bienvenidos. Tomen asiento. Les sirvo en un minuto. -

Mono, Víbora, Mantis y Grulla se sentaron a la mesa pacientemente, pero Tigresa se acercó a la cocina, tomó un pedazo de tofu y uno de queso de una de los estantes.

Po: - ¿Eso es lo que vas a comer? -

Tigresa: - Es más que suficiente. - Dijo con roña mientras se daba vuelta y se sentaba en la mesa.

Finalmente, Po sirvió dos tazones de uno de los calderos en los que estaba cocinando y puso uno frente a Víbora y otro frente a Grulla. Ambos lo olieron gustosos, mientras Mono y Mantis se sentían ansiosos.

Mantis: - ¿Y que cocinaste, Po? -

Po: - Sopa de pescado. -

Mono: - ¿Qué? No soporto la sopa de pescado. - Po rio un poco.

Po: - Tranquilo, eso lo sé. Víbora me dijo. Para ti y para Mantis hice unos noodles normales. -

Les decía mientras le servía a los dos. Finalmente colocó un plato de sopa de pescado cerca de Tigresa.

Po: - Dejaré esto por aquí, por si alguien quiere repetir. - Dijo para disimular y finalmente se sentó en la mesa con el resto.

Mantis: - Mmm. Esto está delicioso. - Po sonrió un poco.

Po: - Deberían probar la sopa de mi padre. El tiene un ingrediente secreto que la hace especial. -

Víbora: - ¿De qué estás hablando? Es estupenda. -

Grulla: - Eres muy buen cocinero. -

Mantis: - Quisiera una boca más grande. -

Mono: - Tigresa. Tienes que probar esto. - Pero ella comenzó a comer tranquilamente el pedazo de tofu ignorando lo que Mono le decía.

Tigresa: - Se dice que el Guerrero Dragón puede sobrevivir meses sin nada más que el rocío de una hoja de ginkgo, y la energía del universo. - Le decía irónicamente a Po, pero esto no hizo más que burlarse un poco.

Po: - No creo que exista ser vivo que pueda sobrevivir con tan poco. -

Tigresa: - Es sólo una leyenda. - Dijo sarcástica.

Po tomó el bol de noodles y se lo tomó de una vez. Pero cuando terminó, Mantis comenzó a reírse de él.

Po: - ¿Qué? -

Mantis: - Ah, nada. Maestro Shifu. -

Cuando Po se dió cuenta, un fideo se había quedado en su rostro pegado como si fuera un bigote. El resto menos tigresa se rió de él, y Po les siguió la rima. Solo para quitarse el fideo con los palitos y comérselo. Finalmente hubo unos segundos de silencio hasta que Po suspiró.

Po: - Bueno... yo voy a querer otra ronda. ¿Alguien se anima? -

Mono: - Yo quiero. -

Grulla: - Yo también. -

Víbora: - A mi también. Por favor. -

Mantis: - Quisiera tener un estómago más grande. -

Po comenzó a servir la segunda ronda con gusto. Le hacía feliz que aceptasen su comida, y finalmente, Tigresa se animó a probar la sopa de pescado al ver al resto pidiendo una segunda ronda. La cena continuó animada, hasta que Shifu entró en la cocina portando el bastón de Oogway.