Capítulo 5. Despedidas Apresuradas

Después de comer, Yuta y esos niños se movieron de aquel restaurante.

Decidieron dar algunas vueltas más por aquel centro comercial para ver si así encontraban al tutor de esos mellizos.

Yuta se fijaba en los adultos mayores que pasaban a su lado, esperando ver si alguno de ellos reaccionaba al ver a esos dos niños, pero parecía que aquello era en vano.

Esos tres siguieron caminando por una hora más, yendo y viniendo por los pisos que tenía ese gran centro comercial y entrando a una que otra tienda que los niños le pedían a Yuta entrar para ver algunas cosas que les llamaban la atención.


06:40 p.m.

Después de un rato de seguir caminando, los tres decidieron tomar un descanso en el área de juegos que tenían en aquel primer piso.

Yuta estaba de pie, mientras esos dos pequeños jugaban un poco en los columpios.

Aquel hechicero les dedico una sonrisa y un saludo con la mano a esos dos, quienes les regresaron el saludo agitando alegremente sus manitas mientras se elevaban en aquellos columpios. Parecía un padre saludando a sus hijos.

Mientras esos dos niños se divertían en esos columpios, Yuta decidió revisar su teléfono celular. Observó que ya eran cerca de las siete de la noche y de paso, reviso los mensajes que le habían llegado a lo largo de esas casi tres horas que llevaba acompañando a esos mellizos.

Entre esos mensajes, había algunos de Satoru, quien le pedía un primer avance sobre aquella misión, pero Yuta mejor decidió seguir ignorándolo en aquel momento.

También reviso algunos mensajes sobre el personal de limpieza que había pedido llamar con Katsumoto, quienes le informaban sobre que apenas estaban terminando de limpiar aquella escena donde el eliminó aquella maldición en ese callejón, debido a que la intensa lluvia había complicado un poco aquel trabajo.

Yuta también noto que Katsumoto aún no le mandaba mensaje alguno. Así que supuso que ese asistente seguía buscando al abuelo de los mellizos.

También noto que tenía una llamada perdida del otro asistente que estuvo con ellos en la escena del crimen. Así que supuso que ya debían tener algunas pistas y avances sobre aquella investigación que mando a pedir.

Yuta suspiro un poco al ver todo el trabajo que tenía que realizar, el cual apenas iba comenzando y resolver aquellos crímenes no sería tarea fácil.

Pero por el momento, no quería estresarse con eso, así que decidió seguir prestándole atención a esos niños y a su alrededor.

Los mellizos se bajaron de los columpios y corrieron hacia la banca donde Yuta había tomado asiento.

Ambos se sentaron a cada lado de este hombre, Yurika a su lado derecho y Yuudai a su lado izquierdo. Quedando Yuta en medio de esos dos.

—¡Por cierto, Muchas gracias por la comida de hace rato y por estas galletas!— contesto Yurika, moviendo muy felizmente sus pies mientras abría un paquete de galletas que Yuta le había comprado.

—¡Y también muchas gracias por las sudaderas y por el jugo de manzana!— respondió Yuudai apuntando a aquella prenda de color amarillo mientras sujetaba una botella de plástico con su mano izquierda.

—¡En serio, Muchas gracias Señor Okkotsu!— dijo Yurika muy feliz y también apuntando a su sudadera de color púrpura.— ¡Nos estamos divirtiendo mucho con usted!

—No hay de que y por favor, ustedes pueden llamarme por mi nombre— dijo aquel hechicero mientras les pasaba algunas servilletas para que esos niños limpiaran sus caras.

—¡Gracias Yuta kun!— dijeron en coro.

Yuta sonrió ante tales palabras, sentía una gran felicidad al estar con esos dos niños.

Al mismo tiempo se le hacía sorprendente lo tan bien sincronizados que a veces estaban esos Mellizos. Aunque él hechicero empezaba a notar y a acostumbrarse también a sus diferencias, sobre todo a sus temperamentos.

Yurika era la más extrovertida de los dos. Parecía tener el liderazgo la mayoría del tiempo ya que ella era la que hablaba primero cuándo se dirigían a él o a otro adulto. Además, que se comportaba como la hermana mayor y tenía un carácter fuerte.

También Yuta noto que a Yurika le gustaba mantener en orden su corto cabello negro, ya que lo peinaba de vez en cuando con sus manos y si la observabas con detenimiento, ella solo era unos centímetros más alta que su hermano.

En cambio, Yuudai era el más calmado y tímido de esos dos hermanos.
A veces él era un poco más lento que su hermana en algunos movimientos, además que notó que él parecía ser muy asustadizo y hasta por momentos se veía un tanto débil.

Así que Yuta supuso que aquello podía deberse a que quizás Yuudai era el hermano menor o a que quizás él había nacido enfermo. Además, Yuta noto que a Yuudai le gustaba mantener su cabello desordenado e iba con más cuidado sobre sus pasos que su hermana quien siempre caminaba con una completa seguridad.

Sobre todo, Yuudai era el que más parecido físico compartía con Yuta, este parecía ser un reflejo de él cuando este era un niño.

Aquellos detalles y características solo podían ser detectadas por una persona muy cercana a ellos o en su caso, solo eran características que sus padres sabían identificar.

De verdad, Yuta ya se empezaba a familiarizar y a encariñar con esos dos.

Y mientras esos niños descansaban en aquella banca, el hechicero de grado especial decidió conversar un poco con ellos para conocerlos mejor.

Yuta se llevó la mano a la barbilla, parecía estar pensando en algo mientras volteaba a ver primero a Yuudai y después volteo a mirar a Yurika.

Ambos niños sintieron curiosidad por la mirada de ese adulto sobre ellos.

—¿Qué pasa?— pregunto Yuudai con curiosidad.

—¿Tenemos algo extraño en la cara?— pregunto Yurika ladeando un poco su cabeza.

—Nada de eso — Sonrió— Solo estoy tratando de adivinar cuál de ustedes dos es el hermano mayor y cuál es el menor— comento mientras movía su mano de derecha a izquierda, apuntando con su dedo índice.

Ambos niños rieron por ese movimiento de mano.

—A ver si logras adivinar— comento Yurika comiendo otra galleta.

—Muchas personas fallan al adivinar quien es el mayor de nosotros dos— dijo Yuudai sonriendo.

—Veamos, el hermano mayor es...— su mano fue de izquierda a derecha y fue alentando su movimiento.

Ambos niños veían muy divertidos esa mano, quien parecía se detendría en Yuudai.

—¡Eres Tú! ¿No es así?— comento Yuta apuntando a Yurika.

Esa niña soltó una risita y afirmó con su cabeza.

—¡Así es!, ¡Yo soy la mayor por siete minutos, eso es lo que nos ha contado nuestra mamá!— comento apuntándose muy orgullosa de sí misma — ¡Fui la primera en nacer!

—Eres la hermana mayor y de paso la más gruñona— comento Yuudai poniendo los ojos en blanco, se puso de pie rápidamente y procedió a robarle una galleta a su hermana.

—¡Y tú eres el bebé llorón y miedoso! — su hermana le saco la lengua —¡Y de paso ladrón! — grito ante tal hurto—¡Esto lo sabrá mamá!— también se puso de pie.

Yuudai solo le saco la lengua para después proceder a darle una primera mordida a esa galleta robada.

Yuta soltó una carcajada por todo lo que hacían esos dos. Ese comportamiento le recordó tanto a como se llevaban él y su hermana menor, así como también le recordó a otras dos hermanas gemelas que había conocido en sus años de preparatoria, pero por el momento ese hechicero quería saber otras cosas.

—Hablando de su madre — Yuta llamó la atención de esos dos para que no se fueran a pelear.

—Y díganme ¿Dónde están sus padres?— pregunto mientras él también comía un pequeño onigiri que había comprado antes de llegar a esa área de juegos.

Ahora que se sentía de buen humor, hasta el hambre le había regresado y hasta las ganas de fumar se habían ido en aquel momento.

—Mamá estaba trabajando junto con la abuela Mei — contesto Yurika antes de darle otra mordida a la nueva galleta que saco de su empaque.

—Si y antes de venir aquí con el abuelo Ui, nos encontramos con ellas en un restaurante cerca de aquí — Yuudai completo aquella respuesta mientras terminaba de comer la galleta que se había robado.

Yuta ya estaba pensando en un plan B para regresar a esos niños con su madre en caso de no encontrar a su abuelo en ese centro comercial.

—Ya veo— elevo un poco las cejas — Entonces, supongo que su madre puede que este cerca de aquí ¿No es así?— pregunto Yuta con curiosidad.

Ambos niños se encogieron de hombros.

—No lo sabemos — respondió Yurika con la boca llena.

—A veces ambas van a otros lados de la ciudad en el mismo día — contesto Yuudai metiendo sus manitas en los bolsos de su sudadera mientras movía un poco sus pies.

—Y dependiendo de su carga de trabajo, es cuando a veces Mamá y la abuela salen fuera de la ciudad o llegan muy tarde a casa— dijo Yurika antes de darle un sorbo a la botella de jugo que también Yuta le había comprado a ella.

—Así que la mayor parte del tiempo nos cuida el abuelo Ui o la tía Noba o la tía Miki cuando Mamá debe salir a trabajar— comento Yuudai también tomando de su botella de jugo.

—Ya veo, y puedo preguntar ¿En que trabaja su madre y su abuela?, ¿Cómo para que ellas se muevan mucho por la ciudad?— cuestiono Yuta tratando de no ser grosero.

Ambos niños se miraron entre sí y después voltearon a ver a Yuta.

—No podemos decirlo con exactitud, solo sabemos que trabajan con muchas personas muy importantes — comento Yurika mientras ella y su hermano, hicieron una señal de hacer un cierre sobre sus bocas. Como si aquello no pudieran decirlo porqué era un secreto.

—Entiendo, perdón por preguntar sobre ese tema — Yuta se disculpó y después continuo preguntando — Y ¿Su padre?—

—Nuestro Papá Gumi también está trabajando, ¡Él es un veterinario! — comento Yuudai con gran felicidad mientras se levantaba un poco sobre sus talones, jugando a no perder el equilibrio.

—La mayor parte del tiempo, nuestro papá está trabajando en Tokio— contesto Yurika volviendo a sentarse a un lado de Yuta.

—A veces no lo vemos por meses, pero siempre viene en algunas fechas importantes — contesto Yuudai también tomando asiento — sobre todo viene a Kioto durante la semana dorada y en las vacaciones de verano para pasar juntos los festivales de julio—

—¡Y también viene en nuestros cumpleaños!— contesto Yurika moviendo muy felizmente sus brazos.

—Me alegra oír eso — contesto Yuta con una leve sonrisa, aunque por alguna razón esperaba escuchar una respuesta diferente.

Pero también se alegraba de que ambos niños tuvieran a ambos progenitores.

—Así que supongo que ustedes dos se han de parecer mucho a su padre ¿No es así?— pregunto Yuta con curiosidad.

Ambos niños negaron con la cabeza, haciendo que Yuta se extrañará con la siguiente respuesta.

—En realidad no nos parecemos a nuestro papá Gumi— comento Yuudai haciendo un puchero.

Aquello le sorprendió demasiado a Yuta. Sobre todo le llamo la atención el cómo nombraban a ese adulto con el apodo de "Gumi". Esa era una forma muy rara para referirse a su padre, pero pensó que quizás aquel apodo se lo habían puesto de cariño por lo poco que convivía con ellos.

—En realidad nos parecemos más a nuestra madre— dijo Yurika con una sonrisa.

—Sobre todo porque heredamos el mismo tono de ojos que ella y muchos dicen que también tenemos su sonrisa— contesto Yuudai también sonriendo.

—Ustedes dos tienen un bello tono de ojos — halago Yuta amablemente.

Ese tono era tan miel como los que recordaba que tenía Maki.

—¡Gracias!— contestaron en coro.

Ahora esos niños empezaron a preguntarle cosas a Yuta.

—¿Y tú de dónde vienes? — pregunto Yurika muy curiosa —¿Eres de esta ciudad?

—¿Tienes hijos?— pregunto Yuudai también con demasiada curiosidad.

Yuta negó con la cabeza — No soy de Kioto — empezó a explicar —Yo nací en Miyagi, Sendai. Después estudie varios años en Tokio, pero me fui al extranjero por siete años — sonrió levemente —Pero tuve que regresar a Japón por cuestiones de trabajo, sobre todo tuve que venir a Kioto por un trabajo especial que debo hacer.

Rascó levemente su mejilla —Y no tengo hijos jeje ni siquiera estoy casado. Pero estoy muy seguro de que si los tuviera, sé que ellos se llevarían muy bien con ustedes dos— contesto con una gran sonrisa.

Esa respuesta hizo que esos niños sonrieran, pero ahora, ambos empezaron a preguntarle más cosas.

—Y ¿En qué trabajas?— pregunto Yuudai con curiosidad.

—Digamos que trabajo como un investigador, me encargo de resolver algunos misterios y crímenes que me encargan algunas personas con las que trabajo — comento Yuta con una sonrisa.

—¡Entonces! ¿Eres como un detective?— pregunto Yurika con demasiada emoción.

—Algo así— el hechicero rascó un poco su nuca.

—¡Yuta kun! ¿También tu trabajo se trata sobre eliminar a esas cosas?— pregunto Yuudai moviendo sus manitas, apuntando levemente a una maldición muy pequeña y que tenía alas de mosca, la cual estaba muy cerca de ellos

—¿Te refieres a las maldiciones?— pregunto Yuta con curiosidad al comprobar una vez más que ellos podían ver a esas cosas.

—¡Si!— dijeron ambos en coro.

—¿Acaso tu trabajo también se trata sobre eliminar maldiciones?— pregunto Yurika.

—¿Acaso eres un hechicero o algún tipo de brujo o algo por el estilo?— pregunto Yuudai con curiosidad.

—Niños ¿Cómo es que saben de estas cosas? — La voz de Yuta se llenó de incertidumbre. Al mismo tiempo que su rostro reflejaba una inmensa sorpresa.

Yurika y Yuudai se miraron entre sí y sonrieron un poco.

—Es que el ver maldiciones viene de familia— contesto Yurika jugando un poco con sus manos.

—Papá y mamá también son capaces de ver esas cosas— contesto Yuudai tímidamente.

—También la tía Noba, el abuelo Ui y la abuela Mei y otros de nuestros familiares también pueden verlos — comento Yurika contando con sus dedos.

Aquello dejo muy sorprendido a Yuta. La curiosidad le estaba ganando. Incluso sentía una corazonada. Necesitaba saber quién era la familia de esos mellizos.

—Niños ¿Quienes son sus ...— el hechicero de grado especial fue interrumpido, ya que su teléfono celular empezó a sonar ruidosamente.

—¡Es Katsumoto! De seguro ya tiene noticias sobre su abuelo— contestó rápidamente. —¿Sí?

—Señor, acaba de aparecer un hombre que dice ser familiar de Yurika y Yuudai— comento el asistente por la bocina.

—¿En serio? ¡Esa es una buena noticia!, Katsumoto crees que podrías mandarnos una fotografía de ese hombre para confirmar con Yurika y Yuudai qué él sea su abuelo, por favor — respondió Yuta mirando a los niños.

Esos pequeños se miraron entre sí, esperaban que ya hubieran encontrado a su abuelo.

—Tratare.

Por el otro lado de la bocina, se escuchó que Katsumoto hablo con aquel hombre, quien además de escucharse como una persona joven, en un comienzo parecía negarse a esa petición de ser fotografiado, pero después de que el asistente hablara unos minutos más con él, logró convencerlo.

—Listo señor, le acabo de mandar una fotografía del hombre— comento Katsumoto a través de su celular.

Rápidamente Yuta abrió aquella fotografía. Sus cejas se juntaron un poco al notar que ese hombre de la fotografía no era un adulto que entraría en la descripción de abuelo ya que para nada parecía ser una persona de la tercera edad.

Hizo zoom en la imagen y se fijó en los rasgos faciales de ese hombre. Sentía que se le hacía conocido, era como si en el pasado, lo hubiera visto o mejor dicho conocido en persona.

—Niños ¿Este es su abuelo?— pregunto Yuta mostrándoles aquella fotografía.

Los rostros de esos mellizos se iluminaron demasiado.

—¡Si es él!— contesto Yuudai con una gran sonrisa.

—¡Ese es el abuelo Ui!— Yurika dio un brinco de felicidad.

—Katsumoto, estos niños dicen que él es su abuelo, aunque admito que no se ve como un anciano...— comento Yuta a través de la bocina.

—Lo sé, también a mí me sorprendió. En fin, señor actualmente el caballero y yo nos encontramos en la pequeña estación de seguridad que se encuentra en la salida de este centro comercial. Aquí los estaremos esperando— explicó el asistente a través de la bocina.

—¡Perfecto, ya vamos para allá! ¡Muchas gracias Katsumoto, has hecho un gran trabajo!— dijo Yuta terminando aquella llamada telefónica.

Ambos niños saltaron de felicidad tomándose de la mano. Estaban felices de que al fin habían encontrado a su familiar y por fin irían a casa con su madre, pero esa felicidad se apagó un poco al pensar que su día junto a Yuta había llegado a su fin.

Incluso aquel adulto se sintió de la misma forma que esos niños.

Estaba feliz de que al fin esos dos irían a casa después de una tarde muy agitada, pero por alguna extraña razón, no quería despedirse aún de ellos ya que sentía mucha empatía y una conexión con esos dos.

Pero a veces es necesario una despedida antes de que acabe el día.

—Vamos, es hora de que vayan a casa— comento Yuta estirando sus manos hacia ellos.

Ambos afirmaron con sus cabezas, y cada uno lo tomó fuertemente de una mano, iniciando así su camino hacia aquella estación de policías que tenía aquel lugar.

Mientras caminaban a esa estación, ambos niños rezaron en silencio y pidieron a sus dioses el poder volver a ver a Yuta muy pronto.


A esos tres no les tomo más de diez minutos en llegar a aquel puesto de policías.

Mientras se iban acercando, pudieron ver a Katsumoto hablando con aquel hombre de cabellos blancos, además esos dos hombres estaban acompañados de dos policías.

—¿Ese es su abuelo?— pregunto Yuta aun tomando de la mano a esos mellizos —Pensé que sería una persona mucho más anciana.

Ambos niños rieron a carcajadas por ese comentario.

—Simplemente le decimos abuelo para molestarlo, aunque también a veces le decimos Tío Ui— comento Yurika mirando a Yuta.

—En sí, él es hermano de nuestra abuela Mei, aunque eso sí, ambos se ven muy jóvenes en realidad— respondió Yuudai también volteando a ver a Yuta.

—Ya veo, supongo que es la genética — contesto aquel adulto mientras su vista se centraba en aquel hombre de cabellos claros.

Aquello al inicio le parecía muy extraño, pero quizás pensó que debía ser los genes de esa familia.

Mientras más se acercaban a Katsumoto y a Ui Ui, Yuta siguió mirando a ese joven adulto, quien parecía haber hecho un gesto de sorpresa al ver a ese hechicero.

A Ui Ui se le podía notar nervioso y hasta desviaba la mirada cada que sentía la mirada de Yuta sobre él. Miraba para todos lados o trataba de entablar conversación con Katsumoto para no mirar a Yuta.

Cuando ya estaban a menos de dos metros de ellos, esos mellizos se soltaron de las manos de Yuta y corrieron hacia aquel adulto de cabellos blancos.

—¡Abuelo Ui!— dijeron en coro una vez se posicionaron frente a él.

—¿Dónde estaban? ¡Los estuve buscando por todos lados! ¡Me tenían preocupado! — aquel hombre de cabellos claros elevo la voz un tanto molesto.

Aquel coraje rápidamente cambió a un suspiro de alivio.
—Pero qué bueno que están a salvo. Su madre me hubiera matado si no regreso con ustedes a casa.

—Lo sentimos— dijeron en coro bajando sus miradas.

—Es que te perdimos de vista entre la gente y nos asustamos demasiado — explicó Yurika juntando sus manitas.

—¡Pero estamos bien gracias a Yuta kun! — Yuudai se giró un poco para mirar al hechicero —Él nos cuidó toda la tarde e incluso nos puso a salvo de una maldición — contesto con mucha alegría mientras Yuta se acercaba a aquel hombre.

—No tiene por qué preocuparse, ellos están bien y de paso debo decir que son unos buenos niños— dijo Yuta pasando levemente su mano a su nuca mientras seguía viendo a ese adulto.

Ui Ui trago saliva, trato de actuar normal.
—Bueno señor, le pido una disculpa si estos dos les causó algún problema— miro a esos mellizos con molestia — Estos dos suelen ser unos niños muy traviesos. Tendrán Caritas de ángeles, pero a veces son unos pequeños demonios— dijo poniendo sus manos sobre los hombros de esos dos.

Ambos niños le sacaron la lengua a aquel adulto por ese comentario.

—Jeje, No tiene por qué disculparse, estamos aquí para ayudar a los demás — dijo Yuta con una sonrisa mientras veía como aquel hombre evitaba mirarlo a los ojos.

—De nuevo le doy las gracias buen hombre, pero ahora es momento de que nos retiremos.— Ui Ui miró a esos dos.

—Bueno niños, es hora de irnos, su madre nos debe estar esperando y no quiero que me mate por llevarlos tarde a casa — dijo apurado mientras tomaba las manos de esos dos.

—Ahora despídanse y denles las gracias a estos caballeros — ordeno.

—Adiós Yuta kun y Katsumoto kun— dijo Yurika moviendo su manita libre.

—Fue un gusto y muchas gracias por salvarnos y cuidarnos — Yuudai completo la frase mientras también movía su manita libre para despedirse.

—También gracias por las sudaderas, la comida y los dulces— dijo Yurika con una leve sonrisa.

—Con su permiso y muchas gracias, que los dioses se lo paguen.— Dijo Ui dando un paso hacia atrás para empezar a caminar tomando de las manos a esos dos.

Yuta sentía la necesidad de preguntarle algo a ese hombre. Así que lo detuvo rápidamente

—¡Disculpe! — Yuta le sujeto del hombro para detenerlo —Antes de que se vaya, ¿Puedo preguntarle algo?—

—¿Si? — Ui se giró y trato de mirarlo a la cara, su expresión parecía serena a pesar de estar muriendo de nervios de que lo reconocieran.

—¿Acaso usted y yo nos conocemos de algún lado? Es que siento que su cara se me hace muy conocida... incluso su nombre se me hace conocido — Pregunto Yuta con curiosidad, analizando más de cerca el rostro de ese hombre, quien sudaba en frío.

Ui ui negó con la cabeza rápidamente.
—Lo siento, pero es la primera vez que lo veo a usted y si lo conociera, supongo que lo recordaría instantáneamente — mintió tratando de que su voz no lo delatara.

Yuta podía notar que el desprendía algo de energía maldita que por alguna razón se le hacía familiar, pero en aquel momento no sabía de quién podría ser concretamente.

—¿Me podría repetir su nombre por favor? Solo quiero saber si su nombre se me hace familiar— pregunto Yuta con una leve sonrisa.

Los niños podían notar el nerviosismo en las manos de su tutor, se miraron entre ellos y parecían intercambiar algunas palabras mentalmente.

—Usui, mi nombre es Usui pero estos niños me dicen abuelo Ui por las letras de mi nombre— mintió conservando la calma.

Yuudai y Yurika rieron un poco por esa mentira que estaba diciendo aquel adulto. Quizás aquello podían usarlo como chantaje, pensaron.

Yuta suspiro al escuchar aquel nombre —Esta bien, perdón por la confusión — se disculpó en una leve reverencia.

—No hay problema. — dijo Ui haciendo también una reverencia —Y de nuevo, Muchas gracias por cuidar de mis sobrinos— agradeció rápidamente. — Adiós.

—No hay de que. Que tengan un buen viaje a casa— Yuta miro a esos niños con nostalgia, de alguna manera se había encariñado demasiado con esos dos.

Y así, empezaron a caminar para alejarse de ahí.

Esos tres ya habían caminado varios metros, cuando de repente Yuudai y Yurika miraron sobre sus hombros y sus miradas fueron rápidamente a Yuta. Quien se despedía tristemente moviendo su mano.

Los mellizos intercambiaron una vez más miradas entre ellos y movieron sus cabezas afirmativamente. Parecía que debían hacer algo más antes de alejarse de ahí.

—¡Abuelo Ui!— gritaron en coro, deteniéndose en seco y jalando a ese adulto fuertemente, haciendo que este también se detuviera en seco.

—¿Qué les pasa?— pregunto molesto.

—¿Crees que podemos despedirnos una vez más de Yuta Kun? — pregunto Yurika haciendo ojos de cachorro.

—De verdad queremos despedirnos bien de Yuta kun, ya que él nos salvó, nos protegió y nos cuidó toda la tarde, y de verdad queremos agradecerle una vez más antes de irnos— Yuudai también hizo ojos de cachorro.

—Y más porque no sabemos si lo volveremos a ver algún dia...— dijo Yurika con tristeza.

—Por favor abuelo Ui, déjanos ir a despedirnos bien de Yuta kun...— Yuudai también mostró su tristeza.

Ambos niños se habían encariñado demasiado con aquel hechicero.

—Si, ¡Por favor!— ambos suplicaron jalándolo de las manos.

Ui Ui miró a esos dos y después miro a Yuta, quien estaba hablando con su asistente y los oficiales.

Sentía que aquello era algo arriesgado, pero pensó que quizás esos tres nunca se volverían a ver. Así que aquella podía ser la despedida definitiva.

—¡Puff! ¡Está bien! — Ui suspiro y los soltó —¡Pero vayan rápido que mi bella hermana y su madre ya nos han de estar esperando!— comento con una mueca.

—¡Gracias!— Ambos niños empezaron a correr hacia el hechicero que los salvo.

Pudo escucharse el ruido de sus pies correr alegremente hacia su padre.

—¡Yuta kun!— gritaron esos dos en coro, haciendo que este volteara a verlos rápidamente.

Yuta sonrió al verlos ir hacia él, aquella felicidad nunca antes la había experimentado e instintivamente se puso de cuclillas y abrió sus brazos, ya que sentía la necesidad de abrazar a esos dos.

Ambos niños abrazaron fuertemente a ese hechicero, pasando sus manitas por el cuello de este.

—¿Esta todo bien niños?— pregunto Yuta mirando a esos dos.

—¡Lo está!— respondió Yuudai con gran felicidad.

—Solo queríamos darte una vez más las gracias por salvarnos — contesto Yurika con una gran sonrisa.

—Y también para decirte que esperamos volverte a ver algún día de estos, nos hemos divertido mucho contigo — contesto Yuudai muy alegremente.

—¡Si! ¡Esperamos volverte a ver pronto para que también conozcas a nuestra mamá!— dijo Yurika con gran felicidad

Mientras esos niños se despedían de Yuta en aquel abrazo, Katsumoto miro la actitud del tutor de los mellizos.

Podía notar el cómo miraba a Yuta de manera extraña, asi que Kasumoto sentiría la necesidad de investigar a esos niños y a esa persona que decía ser su tutor.

—Yo también espero volverlos a ver algún día y sería un gusto conocer a su madre, pero por el momento — los despeino un poco, haciendo que las risas de esos niños salieran ruidosamente.

—Cuídense mucho ¿De acuerdo? Y no se metan en más problemas y aléjense de las maldiciones — dijo con una gran sonrisa mientras se despedía una vez más de esos dos.

Ambos niños afirmaron con la cabeza y volvieron a abrazar a Yuta. Sentían que esa conexión con ese hombre, había crecido rápida y fuertemente.

—¡Yurika! ¡Yuudai!— grito Ui Ui llamando la atención de esos dos.

—¡Nos vemos Yuta kun!— dijeron ambos en coro, mientras lo iban soltando.

—¡Esperamos volverte a ver en alguno de los festivales de la ciudad!— dijo Yuudai con gran alegría.

—¡Quizás podríamos vernos de nuevo durante el Yoiyama!— contesto Yurika con una gran sonrisa.

—Espero que si— dijo Yuta con una gran sonrisa —Cuídense mucho.

Y así, los mellizos corrieron rápidamente a tomar las manos de Ui para así salir de aquel centro comercial.


Yuta suspiro de nostalgia por ese gesto de esos dos.

—Señor ¿Esta todo bien?— pregunto Katsumoto.

Okkotsu afirmó con la cabeza.
—Si, lo está.— traía una gran sonrisa en el rostro.

Aquella fue la primera vez que Katsumoto lo veía sonreír.

—Solamente tengo una extraña corazonada. Quizás este sentimiento se debe simplemente a que este día me divertí bastante con esos dos niños. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de alegre — comento el hechicero rascando un poco su nuca.

—Entiendo señor y perdón que interrumpa esa felicidad, pero — miro su tableta para leer aquella nueva información que le habían enviado.
—Me acaban de informar que han encontrado el cadáver de otro hechicero y de su acompañante, al parecer fueron asesinados de la misma forma que los dos Zenin's de esta tarde y la escena del crimen se encuentra muy cerca de aquí — miro a Yuta con seriedad.

Aquel hechicero de grado especial suspiro por aquella forma tan cruda de volver a la realidad, sentía que su alegría fue demasiado pasajera.

Incluso tal felicidad le había hecho olvidar el motivo por el cual había viajado a Kioto.

—Supongo que el asesino de hechiceros debe estar más cerca de lo que pensamos. De acuerdo, vayamos a dicho lugar.— comento Yuta empezando a caminar al lado de Katsumoto.

—Por aquí señor— comento el asistente guiándolo hacia el estacionamiento.

Una vez subieron al auto, Yuta recargo su cabeza en el cristal mientras salían de aquel centro comercial y se dirigían a la nueva escena del crimen.

Se le notaba demasiado nostálgico y eso lo noto Katsumoto mirándolo por el espejo retrovisor.

—¿Se encuentra bien señor?— pregunto el asistente.

—Lo estoy, es solo que...— comento Yuta mirando hacia la ventana — Por alguna extraña razón sentí una conexión con esos mellizos. Quizás se deba a sus nombres.

—¿Por qué lo dice señor?— pregunto Katsumoto mirando como el semáforo se ponía en rojo y se detenían por un momento. —Aunque si me lo pregunta, esos niños podían pasar como si fueran sus hijos ya que se parecían demasiado a usted — comento mirándolo por el retrovisor.

Aquel comentario le dio un poco de gracia a Yuta.

—Debo confesar que esos dos niños tienen los nombres que yo había elegido para mis hijos, claro si es que alguna vez los tenía— suspiro.
—Supongo que debe ser una muy extraña coincidencia de que ellos dos se llamen así, aunque también parecían que esos mellizos sabían algo sobre el mundo de Jujutsu.— Comento Yuta recargando su brazo en la puerta del auto y llevando su mano a su rostro.

—Ambos pueden ver y percibir maldiciones, además de que me preguntaron directamente que si yo era un hechicero. Un niño de su edad nunca preguntaría eso a no ser que sea hijo de algún hechicero o miembro de algún clan conocido. — Dijo Yuta cruzando sus brazos.

Aquello sorprendió demasiado al asistente quien lo miró con sorpresa por aquel espejo. Sus cejas estaban bien elevadas por todo aquello que estaba escuchando.

—¿Usted cree que esos dos sean hijos de hechiceros? ¿Acaso usted les pregunto sus apellidos? — pregunto Katsumoto mirándolo de reojo por el retrovisor, mientras aquella luz cambiaba a verde y así sin soltar el volante, piso el acelerador de poco en poco para seguir conduciendo.

—No lo sé con exactitud, solo dijeron que sus padres y demás familiares también veían maldiciones— trono su dedo medio y pulgar de su mano izquierda y después se dio un leve golpe en su frente —¡Sus apellidos! ¡Me olvidé de preguntar de nuevo por sus apellidos! — dijo Yuta en un tono de frustración.

—Recuerdo que dijeron algo como "Fushi" o "Fuji" no recuerdo muy bien y más que cuando Yurika me iba a decir su nombre completo, Yuudai la interrumpió — comento Yuta llevando su mano a su barbilla — Solo sé que su apellido inicia con F, creo que debí preguntarle a ese hombre por su apellido también. De una u otra forma, siento que a ese sujeto lo he visto antes, quizás años atrás.

—Señor ¿Quiere que también investigue a esos dos niños y a sus familiares?— preguntó Katsumoto mirando de nuevo a Yuta por el espejo retrovisor.

Aquel hechicero suspiro.
—No — comento con seriedad.
— Aunque confieso que si me gustaría volver a ver a esos dos niños, prefiero que mejor te sigas concentrando en buscar la información que te pedí sobre que le paso a Maki Zenin y si puedes, también Investiga que paso con todos los demás.
Realmente necesito saber si ella sigue viva o no— parecía haber vuelto a su obsesión.

—Entendido señor— contesto Katsumoto sin quitar la vista del camino, mientras llegaban a aquel lugar donde de nuevo había sido asesinado otro hechicero.

Pero aquel asistente también sentiría la necesidad de investigar sobre esos dos niños.

Así que tomando la poca información que le dio Yuta sobre sus nombres y la pista de su apellido, comenzaría con su búsqueda de la verdad para descubrir si esos dos niños guardaban relación con su jefe. Toda aquella investigación la realizaría a escondidas.

Pero la llegada de Yuta a Kioto, solo alertaría a todos los involucrados con su pasado.

También Mei Mei y Ui Ui empezaría a mover algunas piezas.


08:00 p.m.

La noche había caído por completo y esos tres se iban acercando al punto de encuentro donde se quedaron de ver con Mei Mei y Maki después de la misión de ellas. La cual, fue un éxito. Habían acabado con la vida de otro hechicero y de paso se habían desechó de todo aquello que pudiera incriminarlas.

Todos ellos quedaron de encontrarse en una avenida principal que quedaba muy cerca de la casa donde vivía Maki con sus hijos.

Para aquel momento de la noche, aun había mucha gente en la calle, esto debido que al ser el mes de Julio, la mayoría de calles principales de Kioto se llenaban de gente y colores por el Gion Matsuri.

Ui Ui se detuvo con esos dos niños al otro lado de la avenida. Estaban esperando a que el semáforo peatonal cambiará a verde.

—Mocosos, les hago un trato— empezó a decir Ui Ui algo apurado mientras miraba a lo lejos a esas dos mujeres, quienes estaban platicando entre ellas.

—¿Ahora qué quieres anciano?— preguntó Yurika.

—¿Qué clase de trato?— pregunto Yuudai.

—Quiero que ustedes dos no le vayan a contar nada a su madre ni a mi hermana sobre lo que paso este día con esa maldición y mucho menos quiero que le cuenten a su madre que conocieron a ese tal Yuta — dijo Ui Ui mirando con seriedad a ambos. —Y de paso quiero que le digan que yo les regale las sudaderas que llevan puestas.

Los mellizos se miraron entre sí y entrecerraron los ojos ante tales palabras de ese hombre. Era muy extraño que el tío Ui actuará de esa manera.

Pero aun así estaban dispuestos a negociar.

—¿Y a cambio de no decirle nada a Mamá? ¿Qué obtendremos nosotros?— pregunto Yurika con una mueca.

—Si no dicen nada, les comprare todo lo que ustedes pidan por tres días seguidos— contesto Ui Ui seriamente mientras el semáforo peatonal cambiaba a verde.

Los tres siguieron caminando lentamente.

—¿Lo que sea?— pregunto Yurika con una sonrisa maliciosa mientras miraba a su hermano.

—¿Todo lo que pidamos por tres días seguidos?— pregunto Yuudai con malicia mientras miraba a su hermana.

Parecía que ambos sacarían provecho de eso.

—Si lo que sea, ¡Rápido! ¡Por favor! ¡Prometanlo!— Ui Ui suplico porque su hermana ya los había detectado y los miraba acercarse por la acera donde ellas los estaban esperando.

Los mellizos se miraron entre si una vez más y afirmaron con la cabeza.

—¡De acuerdo!— dijeron en coro.

—No le diremos nada a mamá ni a la abuela Mei— contesto Yuudai.

—Pero a cambio, queremos que nos compres todo lo que queramos durante las tres noches del Yoiyama — contesto Yurika.

—¡Ese festival es muy caro!— Ui Ui reprocho mirándolos con molestia.

—Entonces le diremos a mamá y a la abuela Mei todo lo que paso— contesto Yurika un poco molesta cruzando sus brazos.

—Y que tú nos perdiste este día y que casi nos come una maldición — respondió Yuudai también cruzando sus brazos.

—Y que conocimos a un tal Yuta Okkotsu — dijo Yurika en una mueca.

Ui Ui no tuvo de otra que aceptar aquella condición.
—¡Agh como los odio! ¡De acuerdo, les comprare todo lo que pidan en las noches del Yoiyama— rodó los ojos

Ambos niños tenían una gran sonrisa de triunfo.
—¡No diremos nada!— dijeron en coro para después alejarse corriendo de Ui.

—¡Mami!— Ambos niños corrieron hacia Maki, quien se agacho para abrazarlos cariñosamente y llenarles de besos.

—¿Cómo se portaron? — preguntó Maki con curiosidad — Que lindas sudaderas ¿Acaso se las compro el abuelo Ui?— halago con una sonrisa.

—¡Nos portamos muy bien!— contesto Yuudai con una gran sonrisa.

—Y si, estas sudaderas nos la compro el abuelo Ui— mintió Yurika.

—Ya veo, son muy lindas — Maki acaricio las mejillas de sus hijos.
—¿Y qué hicieron hoy con el Abuelo Ui?— pregunto poniéndose de pie mientras tomaba las manos de sus hijos.

—¡Fuimos a comer Hamburguesas e hicimos un nuevo amigo en el centro comercial!— dijo Yuudai sonriendo.

—¡Y dice nuestro nuevo amigo que quiere conocerte!— comento Yurika con una gran sonrisa.

—¿En serio hicieron un nuevo amigo? Eso me alegra y pues si ese nuevo amigo suyo quiere conocerme, podrían presentármelo durante el Yoiyama— dijo Maki con una gran sonrisa.

Mientras esa madre hablaba con sus hijos, Ui Ui aprovecho rápidamente para hablar con Mei.

—Hermana, hay algo que debo decirte...— susurro Ui en voz baja al oído de esta.

—¿Y qué es?— pregunto Mai con una gran sonrisa, pensaba que su hermano la halagaria como siempre.

Pero lo siguiente que Ui Ui le susurraría al oído, haría que su sangre se congelará.

—Yuta Okkotsu ha regresado a Kioto y ese hechicero acaba de conocer de manera indirecta a sus hijos...— susurro al oído de esta.

Mei Mei sintió que su alma abandonaba su cuerpo ante tal noticia. Sus ojos se abrieron de sorpresa mirando a su hermano con incredulidad.

Aquello definitivamente no era una broma, su hermano nunca le diría mentiras.

—Estamos en problemas... este es el principio del fin— susurro Mei mientras veía como Maki y sus hijos reían tomados de las manos.

—Definitivamente... aquí correrá sangre— soltó aquella hechicera llevando su mano a su cuello. —Además, bien dicen que la sangre siempre llama...— dijo mirando a esos niños.

—Supongo que la noticia de que Yuta Okkotsu está en Kioto no tardara en expandirse como la pólvora ¿Cierto?— pregunto Ui preocupado.

Mei suspiro. Sabía que las malas noticias siempre llegaban primero a oídos de todos los involucrados.

—Supongo que esa noticia ya llegó a oídos del clan Zenin. —Suspiro —Que los Dioses nos tomen a prevenidos— comento Mei mirando con preocupación a su hermano.

Había dos verdades en las palabras de Mei.

La primera; Era que Yuta y los gemelos se verían de nuevo muy pronto ya que la sangre siempre da vuelta y se encuentra.

Y la segunda; Qué él clan Zenin se enteraría de su regreso y que su nuevo líder, Naoya Zenin lo llamaría para que rindiera cuenta sobre la muerte de sus sirvientes fuera de su residencia.

La verdad estaba a la vuelta de la esquina.


Notas:

Espero les haya gustado el capítulo.

Debo confesar que solté unas lágrimas al estar escribiendo cuando los niños fueron de nuevo hacia Yuta.

Y díganme ¿Qué les está pareciendo la historia?

Solo puedo adelantar que el siguiente capitulo tendrá algunas sorpresas.

Sobre la frase "la sangre siempre da vuelta y se encuentra" debo agradecerle a la usuaria porque ella me menciono que en su país (Turquía) lo dicen y me pareció perfecta para este capítulo.

Próximamente les diré que es el Gion Matsuri y el Yoiyama.

En fin, Nos seguimos leyendo ❤️

Yuta y esos mellizos pronto se volverán a encontrar ❤️

Y Díganme ¿Ya vieron el capitulo del anime? Yo lo ame, pero se que voy a llorar con lo que se venga de Mechamaru

Sobre sugerencias sobre este fic, no las ando aceptado aquí, si quieres dejar tus sugerencias, hazlo a través de mi twitter Vera1794