Amor a segunda… Tercera vista*

Los personajes de "Avatar: el último maestro aire" no me pertenecen. Esta historia, sí.

Introducción.

Las luces psicodélicas llenaban las paredes de neón y flashazos. El sitio era frío, pese a albergar gente de toda nación. Había tantas personas en la pista, que desfilaban como un hormiguero. Embriagándose y fumando; y haciendo cuantas otras cosas. Aún así la música y el ambiente era bueno. Servían bebidas preparadas, y hoy tocaba barra libre. Por lo que habría el doble de personas a lo habitual.

Zuko se besuqueaba con Mai en el sofá, permaneciendo en la esquina 'cuidando' del lugar que reservaron. Sokka y Suki bailaban en la pista bastante cercanos, denotando esos pasos atrevidos al ya irse subiendo el alcohol en su sistema. Aang y Katara continuaban bailando, dando ese espectáculo como si de una competencia se tratara. Toph simplemente se embriagaba, mientras se quedaba también en el spot; hablaba con un tipo que llevaba buena parte de la noche entablándole conversación. No se notaba incordiada, por ahora... Y Ty Lee, bueno Ty se había perdido desde hace ya bastante tiempo, con alguno de esos sujetos a los cuales invitó para salir como 'amigos'. Seguramente se encontraban compartiendo algo más que un beso en algún lugar oscuro.

Todo parecía marchar bien para todos… Para todos menos para ella. Rápidamente se sintió incomodada, ante cada nueva escena que interpretaban los susodichos. ¡Payasos en medio de un circo! Se atrevía a decirse colérica. Volteando a mirar las escenas, provocándole nuevamente se le revolviera el estómago.

Pronto no lo aguantó. Se levantó del sofá y se marchaba hacia el baño.

– ¿Todo bien, Chispíta? – Se oyó a la maestra tierra, cuestionándola por su repentino cambio de vibraciones.

– ¡Ya te dije que no soy mi hermano para que utilices esa clase de apodos conmigo! – Espetó furiosa.

Zuko simplemente la escuchó. Distrayéndolo de su cuidado.

– Tranquila, chica. Es sólo un decir. – Toph alzó las manos en señal de inocencia. Sabía que esta era muy volátil. Y que por mandato de Zuko, quien pidió amablemente a todos que también la consideraran, era que hablaban. Aunque no entendía bien porqué. Sí, eran hermanos, pero esta difería por mucho del Chispíta original. La joven la miró con ganas de querer quemarla.

– ¡Azula! – Escuchó el reclamo. Esta vez viniendo por parte de su hermano mayor. – Por favor, Azula, compórtate. – trataba de actuar serio, sin molestarse. Pero sin duda no dejaría que intentara hacer algo, en contra de alguno de sus amigos.

– No me digas lo que debo hacer o no Zuzu. Ya no soy una niña. – Reclamó.

– Sí, eso puedo verlo. – Respondió sarcástico. – ¿Quieres irte ya? – Cuestionó incordiado. Pues cuando le avisaron a dónde saldrían, esta hizo caso omiso y se alistó.

– ¡Déjame en paz! – comenzaba a caminar. – Y compórtate, Mai. No querrás que tus padres crean que eres una mujerzuela. – sentenció molesta.

El joven maestro casi desprendió fuego ante sus palabras, pero;

– Azula, ¿cuál es tu problema? – Objetó Mai, ligeramente indignada. Aunque ya la conocía desde hace años atrás. – Todos estamos divirtiéndonos, pero tú eres la única que quisiera tener un mal rato. – Recalcó a su acto.

Pronto todo el Gaang comenzaba a mirarla. Suki y Katara, Sokka y Aang. Hasta el tipo que conversaba con la chica ciega, le hacía caras. Pensaba al notarlos. La maestra fuego se sintió sumamente incomodada ante las miradas. Sin embargo;

– ¡Todos ustedes son unos idiotas! – Sentenció ampliamente.

Dando paso firme y decidida.

Sollozaba en el baño.

No lo entendía, ¿por qué siempre tenía que ocurrirle lo mismo?... ¡Era una idiota! ¿Cómo se permitía sí quiera el sentirse mal por algo tan tonto y banal? La chica tomaba otra servilleta de papel para secarse las lágrimas. Escuchó risas de tipas, que comenzaban a entrar al baño. Esta se hizo a un lado ocultando su rostro. Fingiendo que solo estaba ahí para retocarse el maquillaje. Las otras solamente la miraron, hicieron lo correspondiente y se marcharon. ¡Malditas! Pensó. Sí de ella dependiera, haría que nadie se atreviera a mirarla así.

Escuchó nuevamente pasos entrando al baño.

– Ups ~ se oyó ligeramente. – Lo lamento, Azula. – sentenció al reconocerla. – ¿Estás bien? Nos tenías preocupados. – Continuó. – Se que puede ser difícil para ti acostumbrarte a nosotros, pero te aseguro que pese a lo incómodo, todos tenemos buenas intenciones. – La maestra fuego la miraba. No entendía porque le decía todo esto. – En fin, tengo que hacer pis. – Sí. Rodó los ojos con descaro. Definitivamente estaba ebria; pensó. La guerrera Kyoshi tan sólo entró al sanitario. La otra ya no se quedaría más ahí. Sí algo de lo que dijo es verdad, entonces no querría que los demás pensaran que es una débil.

Salió rápidamente, más que decidida a irse, pero;

Se apagaron las luces. Era el momento Rave, y nada más se veía; tan sólo los láser iluminando el escenario, donde se encontraba el DJ.

Se quedó quieta por unos cuantos segundos, divisando en la puerta del baño, para poder ver el camino y saber por donde tenía que ir.

– Hey, linda. Te estuve esperando. – Escuchó muy cerca de ella, tomándola totalmente desprevenida. Y extrañamente cuando quiso reaccionar; girando hacia su atacante, este la tomó por el rostro, plantándole la cara completa y besando de lleno sus labios.

No supo si fue por impresión, emoción o sorpresa, pero no lo derribó…

La música comenzaba a sonar fuerte, y aún había algo raro. ¿Qué puede ser más raro que esto?

El imbécil que la besaba, se le hizo conocido…

Las luces otra vez comenzaron a brillar. Y tuvo razón; pensó.

– ¡¿Qué demonios haces besándome?! – Declaró sumamente furiosa, empujándolo por demás con fuerza para que se quitara.

Al chico de la Tribu Agua casi se le quitó lo ebrio al notar quien era. ¡Y lo que había hecho! Sobándose el pecho dolorido por el golpe recibido. ¡Oh, por su boomerang! Sintió la sangre congelarse en su cuerpo.

– ¡¿Azula?! – se vio incrédulo. – No sabía que había alguien más en el baño. Y menos que eras tú, creímos que te habías ido. – Explicaba nervioso.

– ¿Ese es tu encaro? ¡¿Tu excusa?! ¿Es lo que acostumbras hacer? ¡¿Besar chicas en los baños?! – Llamaría a seguridad.

– No, no, ¡lo lamento! Pensé que eras Suki. Ella acaba de entrar ahí y…– Pronto la guerrera también saldría. Suerte que la fuerte música no dejaba oír su conversación. – Por favor, por favor, por lo que más quieras. Te prometo que yo jamás…– Balbuceaba. – Y yo, ¡haré lo que me pidas! – Terminaba exasperado.

Ante esto, la maestra fuego realmente lo pensó... Sí hay algo que le agrada más, es la gente en desesperación. Suplicando. Procesaba, imaginando de qué manera podría sacar provecho a el incidente.

– Bien. Ya para, payaso. – denotó seria. Cambiando por completo su posición. – No le diré nada a tu novia. – Sokka casi da un suspiro – Pero, a partir de mañana te reportarás conmigo a primera hora. Y no me importa si tienes resaca o estás cansado. Llevarás tu patética existencia frente a mi, a partir de las seis. – Objetó como dando un mandato. Eran sus términos para otorgar su silencio. El joven no sabría si acceder a eso, pero;

Suki salía del baño.

– ¡Hecho! – se dieron la mano.

La chica se sonrió maliciosa, denotando su soberbia marcada por todo su rostro.

– Ow, ¿estás hablando con Azula? Eso es muy tierno de tu parte, Sokka. – sentenció la otra, presenciando lo último de su trato.

– Sí, eso hacemos. ¿Cierto, Azula? – soltó su mano.

– Por supuesto. – Esta consintió.

Con esa mirada; esa, que podría atravesar y derribar a cualquiera, destellando su iris avellana.

El de la Tribu Agua pasó saliva, tomando un poco más de conciencia... ¿En qué lio se había metido está vez?

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Nota: Esta historia surgió por un reciente interés de mi parte por el ship "SokkaxAzula" o como me gusta llamarlo. Azukka! ja... He visto varios fan arts en Pinterest y me resulta, por lo menos, interesante. Vendrá acompañado de una serie de capítulos así que, enjoy it!