Dis estaba nerviosa, había dejado a Aris y a Balen con Elfhild y su mujer, los chismes había estado más que felices de aceptar ya que nunca habían tenido hijos. Mientras tanto ella se estaba vistiendo con su mejor vestido para ir a la cena a la que había sido invitada con los reyes. Thengel había pasado el día anterior por su casa dándole la invitación, y ella no había podido decir que no porque le había ayudado mucho. Ya habían pasado seis meses de su llegada y en verdad le había extrañado que no le hubieran llamado antes. Su amistad con Thengel iba bien, de vez en cuando salían a cabalgar por el campo o aprecia por la fragua y tenían conversaciones largas y sobre temas variados. Incluso habían dicho compañeros de bebida unas noche, en la que Thengel había descubierto que no era rival para un enano en un concurso de bebida. Lo cual había ayudado a tener una relación mucho más cercana. También Thilwyn se había acercado a ella, era una joven muy curiosa que apenas había llegado a la mayoría de edad, pero que siempre quería conocer más sobre su cultura.
Cuando dio la campana de las ocho Dos se encaminó hacia ella salón dorado de Edoras, residencia de la familia real. Conforme se iba acercando comprendió el nombre, las paredes y el techo estaban recubiertos de oro y refulgían bajo el sol. Mientras subía las escaleras se percató de que Thengel se encontraba en la entrada.
-Preparada para conocer a mis padres Dis
-De la manera que lo has dicho suena como si estuviéramos en una relación-le respondió en broma.
-Yo eso no no es lo que quería decir…-balbuceó
-Te lo estaba diciendo de broma-le respondió Dis riéndose.
Y con eso entraron al palacio. Le llegó por varios pasillos, por lo que se pudo dar cuenta de que el palacio era un verdadero laberinto. Hasta que llegaron a la zona interior del palacio.
-Hemos llegado a los aposentos reales-anunció Thengel.
Al entrar por la puerta pudo ver que aún siendo más canastas reales eran muy austeros, como casi todo en Rohan. Thengel le llevo por otra puerta hasta lo que parecía un comedor donde ya había otras tres personas sentadas a la mesa. Una de ellas era Thilwyn, en frente suyo había una mujer rubia y con ojos azules, Dis supuso que sería Mairel, la reina consorte. Y en la cabecera de la mesa de encontraba un hombre alto y rubio con ojos marrones oscuros, ese sería Fengel rey de Rohan, los tres la miraban con curiosidad y con interés.
Dos de adelantó y le ofreció una reverencia.
-Majestad, es un honor estar en su presencia y quiero darle las gracias por invitarme a cenar.
-El honor es mío, nosotros también deberíamos inclinarnos, la sangre que corre por tus venas, es de las más glorias que hay-le respondió con amabilidad.
-Ya ve de que nos sirve Majestad, también tenemos una gran tendencia a morir jóvenes-le contestó sin maldad ni enfado.
-Me gustaría darle el pésame, no me puedo imaginar cómo sería perder a toda mi familia. -comentó la reina
-No se preocupe, pero gracias cada vez duele un poco menos y Aris y Balen consiguen que mis días sean un poco más felices
-¿Cómo les va? Me han dicho que sin bastante extrovertidos cuando los conocen bien.-preguntó Thilwyn
-El idioma casi ya lo dominan y todos son comprensivos. Lo único que me preocupa un poco es que envejecerán más lento y eso les hará tener pocos amigos.
-Es verdad, envejeceis mucho más lento que nosotros. ¿A que edad cumplir las mayoría de edad?-preguntó Thengel
-A los 75 años, y los más afortunados pueden llegar a los 400 años.
Así pasó toda la cena con conversaciones banales pero Dis pudo ver que eran buenas gente y que iban a permitirle quedarse. Que era lo único que en estos momentos le importaba, sobre todo para los niños. Cuando es noche de fue a la cama sonreía como no lo había hecho desde la muerte de su familia. Y decidió que era un buen comienzo.
Cuando Dis se marchó por la puerta todos se dirigieron hacia Thengel.
-Pues es una gran mujer-le comentó su madre.
-Y tenéis muy buena química-apostilla su hermana- yo creo que tenéis futuro
-Thilwyn, eso no es cierto, déjale en paz. Solo somos amigos, no quiero destrozar esa amistad con ya lo hice con Eirhiel. No haré nada que ella no quiera.-le respondió su hermano
-Paz entre vosotros dos, hijo es una buena mujer, pero mereces lo mejor y ella también necesita algo de estabilidad. Lo ha pedido todo y no quiere abrir demasiado su corazón por si sufre demasiado.
Y con eso dio por finalizada la discusión y todos se marcharon a la cama sin más molestias.
