Nathan entró con cautela, pues no quería encontrarse con aquellos ''Mogekos''. Al observar con detenimiento ve que no había monos en la costa.
-No se si debería quejarme o no… -Cada paso resonaba en la sala, literalmente si que se vería como un castillo.
Pudo ver que al fondo en las escaleras había un cuadro gigante de un Mogeko.
-Me pregunto si ellos son narcisistas como para poner su cara en todos lados. Hay varias puertas por aquí, ¿Por donde debería ir? -Se cuestionó, avanzó un poco hacia las escaleras.
Ok, ahora tenía varias opciones. Podía revisar cada puerta que había en esta sala, también podía ir hacia lo que parecía el segundo piso o literalmente regresar de donde vino.
-Creo que ya es demasiado tarde para ello, ¡puta madre! ¡Nada de arrepentimientos dije!. Mejor voy a las escaleras, aunque primero quiero ver que hay en esta puerta.
Antes de abrir la puerta que tenía a su izquierda, con su cámara en la mano grabó lo que eran charcos de sangre delante de las escaleras. Se preguntó si alguien se cayó y se rompió el cráneo o pasó algo peor. En fin, tenía la cámara lista por si tenía que darle de a golpes a quien se atreva a asustarlo. Cuando entró a la habitación vio que no estaba vacía, sino que había alguien adentro sentado en un sofá bebiendo lo que parecía un Te.
-...
-...
Como pasó en aquel bosque, ambos se quedaron viéndose a los ojos como si se tratase de un concurso de miradas. Nathan iba a reaccionar hasta que aquel individuo habló.
-Oh vaya, quién diría que entrarías aquí primero. Seguramente ya conociste a los demás Mogekos, ¿No?
-Bueno yo…. ¿Quién eres…? -Preguntó desconfiado el castaño, estaba con la guardia alta por si se atrevía hacer algo.
-No te preocupes, no soy como ellos. Ven, siéntate con total confianza. -Habló aquel Mogeko que dio un sorbo a su taza de té.
Guardando su cámara, caminó cautelosamente hacia el otro sofá. Se sentó para mirar con detenimiento al Mogeko enfrente suyo.
-Bien, ¿Responderás a la pregunta que te hice?
-Solo soy un Mogeko diferente al resto, un Mogeko algo extraño. Llamame asi.
-Supongo que un nombre más original no se te ocurrió. -Nathan levantó una ceja ante el nombre algo extraño valga la redundancia.
-Eso no importa, puedo ver que tienes bastante dudas Nathan. -Dejó su taza en la mesa frente suya.
Parpadeo confundido al escuchar su nombre.
–¿C-Cómo sabes mi nombre?
-Las palabras viajan rápido en la Red Mogeko, así como también se que llegaste en tren. Lamentablemente ese tren es solo de ida, no serás capaz de tomarlo para regresar.
-¿Red Mogeko? Esto se está poniendo ridículo… -Pensó con un dolor de cabeza por su situación. -Si no puedo ir de donde vine, ¿Como puedo ir de regreso a casa?
-Tienes que aspirar a los pisos superiores, una vez que un humano entra por la puerta. Esta se cierra sin posibilidad de abrirla. Así que… por la entrada no podrás volver.
-Mierda…
-Sin embargo, hay una puerta en lo más alto del castillo, la cual te llevará al mundo que desees. Hay otras formas…. Pero son imposibles para un humano. Por lo tanto, la puerta en lo más alto es tu mejor opción.
-¡Espera! ¿Y cómo sé que no me estás engañando? Uno de tus hermanos o primos o lo que sea, intento hacerme mujer para satisfacer sus fetiches. -Frunció el ceño al recordar la primera vez que vio a un Mogeko, no teniendo una buena impresión de ellos.
-Es normal que no confíes en mí, después de todo soy un Mogeko, vuelvo a disculparme… Ellos están algo trastornados. Hacen cosas horribles cuando tienen a una chica linda, lo he visto varias veces. Es por ello que le conté lo mismo que te estoy contando a aquella señorita que estuvo aquí.
Muy bien, eso si que lo sorprendió.
-Un momento, ¿Una chica ya estuvo aquí antes de que llegara?
-Claro, ha pasado un rato desde que hablé con ella. Ella va también a los pisos superiores, si le soy sincero, me gustaría que te adelantaras para alcanzarla. Que vaya una chica sola en este lugar no es lo más indicado… Como ya sabes.
Bueno… Al menos sabe que no es el único que está atrapado en este sitio. En ese caso, ahora ya tiene un nuevo objetivo, salir de este castillo y alcanzar a esa chica. Después de todo, no podía ser tan cabrón como para dejarla a su suerte.
-Tal vez no sea la mejor persona con el corazón puro, pero no me gustaría que esos degenerados cumplan sus fetiches raros con ella. Además así no me sentiré solo. -Pensó dando un suspiro.
Nathan se levantó del sofá y miró a Mogeko algo extraño para despedirse.
-Gracias… supongo, no preguntare porque eres tan amable asi nomas pero no me quejaré. Me iré rápido antes de que pueda pasar algo malo.
-Que te vaya bien, chico. Te daría un arma para que puedas defenderte, pero le di aquel cuchillo que mata Mogekos de un golpe a la señorita. De igual forma, no te preocupes, los Mogekos no son tan fuertes como quieren aparentar.
El castaño hizo una mueca, un arma es lo que le vendría bien por si las dudas.
-No importa, es mejor que ella lo tenga. Gracias de nuevo, adiós Mogeko algo extraño.
Antes de irse, miró el cuarto de donde estaba, tenía estanterías de libros junto varias figuras como si fueran funkos. Así como también dos estatuas, una de un Mogeko y otra de una chica algo rara. Sodas con varias tazas de té que seguramente este Mogeko sea un adicto a ellas. Le gustaría explorar pero no quería perder tiempo.
Aquel Mogeko adicto al té observó como Nathan salió del cuarto, dejando escapar un suspiro. Tomo una taza.
-Adios Nathan, buena suerte en tu viaje.
…
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Aquel chico se encontraba ahora mismo en lo que parecía ser el ¿Infierno? miro algo nervioso sus alrededores.
-¿En dónde carajos me metí? Solo subí las escaleras yendo a la izquierda totalmente y abrí la primera puerta que vi ¿Estoy yendo al camino correcto? -Vacilante, caminó en aquel mundo extraño. Leyendo un cartel que estaba cerca que decía: ''Camino rojo''
-No me digas, pensé que era camino blanco. -El sarcasmo saliendo de sus labios para calmar sus nervios. reanudó su caminata en busca de la salida, encontrándose con otro cadáver de un Mogeko, pasando de largo para salir de una vez. Y para su suerte había una puerta al final.
Gracias a las bendiciones que mandaba en su cabeza, pudo salir de aquel camino rojo. Ahora estando en un pasillo.
-No debió haber pasado tanto tiempo, pero siento que llevo días aquí. Puede sonar exagerado pero dios… ¡Ya quiero salir de este puto sitio!
Cuando está caminando por los pasillos ignorando a los Mogekos que estaban ahí, Nathan paró su caminata al recordar algo.
-Espera… Ahora que lo pienso ese Mogeko adicto al te podría haberme respondido mis dudas del castillo…. ¡Ay! ¡Estoy bien pendejo! -Grito revolviendo su pelo en el proceso. Su pendejez es algo que no se quitará con el tiempo.
Mientras pensaba en maneras de quitar lo pendejo, pudo escuchar ruidos provenientes detrás de una puerta que estaba a punto de pasar a su lado. Giró su cabeza oyendo los distintos ruidos e incluso llegó a escuchar ¿Rugidos?
-No, no, no, yo por ahí no paso. -Negó la cabeza varias veces mientras se alejaba de aquella puerta. Estando ya unos pasos lejos, de repente algo le pareció raro.
-Que extraño… En todo este rato que llevo caminando en estos pasillos, no he encontrado Mogekos que quieran hacerme algo. No desde aquella vez con aquel Mogeko que le gustaban los transexuales. Supongo que mi suerte está mejorando.
Pensó feliz por primera vez desde que entró al castillo, aunque no duró mucho ya que de repente la puerta que dejó atrás se abrió bruscamente, Nathan volteo lentamente para ver con horror que habían no solo varios, si no cientos de lo que parecían Mogekos ensangrentados.
Estos miraron rápidamente en la dirección del castaño, gruñendo y rugiendo como animales salvajes. Nathan jadeo asustado y corrió sin dudar a la dirección contraria de ellos.
¿¡Porque tuve que mencionar que mi suerte está mejorando!? -Maldijo a quien sea que le esté provocando esta locura. Aquellos Mogekos persiguieron a su presa que corría despavorido.
Había una persecución bastante intensa, el chico corría y corría sin mirar atrás mientras los Mogekos salvajes le pisaban los talones. En algún punto cuando cruzó un pasillo los dejo bastante atrás pero aun asi no paro de correr, el noto que había una puerta al final del pasillo. Cuando llegó e intentó abrirla, no pudo. Alguien debió ponerle seguro.
-¡No, no, no, no! ¡Abre por el amor de dios! -Retrocedió unos pasos para darle una patada a la puerta, dando otra, otra, otra y otra tras otra. A su izquierda pudo escuchar los gruñidos y rugidos acercándose cada vez más, poniéndose más nervioso. -¡Ábrete de una puta vez!
Al último segundo pudo abrirla con una última patada, entrando inmediatamente para cerrarla justo en la cara de un Mogeko que se aventó en un intento de morderlo en la cara. Aun así, como la puerta estaba rota, los cientos de Mogeko intentaron entrar a toda costa. Pero Nathan presionó su espalda para no dejarlos entrar.
-¡Gah! ¡Oye! ¿¡Qué diablos está pasando!? -Un Mogeko que estaba sentado y parecía que estaba tomando el té cuestionó. El chico pudo notar que además de ese Mogeko, había otro que estaba llorando y uno lejano que desafía toda lógica ya que no tenía cabeza y estaba parado como si nada. Pero no pudo observar más al sentir que la puerta se estaba abriendo.
-¡No puedo quedarme viendo lo que hay aquí, necesito hacer algo rápido antes de que estos entren y me maten! -Pensó desesperadamente, pues podía sentir que cada vez podían entrar y no iba a soportar más retenerlos.
-¡Solo tengo una opción…..!
-¡Correr como perra! -Con un grito ''varonil'' se retiró corriendo hacia la otra puerta, escuchando como los Mogekos salvajes entraban. Abrió la puerta entrando rápidamente así como cerrándola fuertemente. Aunque luego se oyeron gritos de niña dentro de la habitación, escuchando la carne crujiendo y desgarrándose…. hasta los huesos se oían crujir y los gritos seguían resonando. Ahí es donde se dio cuenta de algo.
Dejó a esos dos Mogekos a su suerte.
No contó al que no tenía cabeza, para Nathan ese estaba muerto incluso si no lo estaba. El mencionado dio varios pasos alejándose de ahí. Ni siquiera pensó en los dos Mogekos que estaban ''tranquilamente'' en su mundo.
-Carajo…. Carajo, carajo, carajo….. Soy un asco. -Respiro hondo y exhaló. quería calmarse pero apenas lo conseguía. Aún no era tiempo de lamentos. Intentando relajarse, pudo observar que ahora estaba en un pasillo bastante diferente. Parecía que estaba en el cielo.
-¿Primero el infierno y ahora el cielo….? Dios mio…. Alguien debió inyectarme fentanilo mientras estaba dormido.
Se quedó un rato respirando hondo y exhalando, luego procedió a seguir con su objetivo de salir de este castillo lleno de pikachus pervertidos. Sorprendentemente esta habitación llena de nubes era más tranquila a comparación de las demás. Hasta que se quedó mirando a lo que parecían ¿Mogekos?
¿Son Mogekos? Porque parecen…. Agh… Mejor no pensar en ello. -Miró por última vez a esas larvas que estaban lejos de él.
No había nada raro quitando a esos extraños ¿Larvas?. Hasta que se paró en medio de dónde podía ir hacia dos caminos, seguir de enfrente o ir a la derecha.
-Mmmm…. De tin Marín de do pin güe… Enfrente. -Avanzó rápidamente a la dirección que apunto.
Lo que encontró… No sabía cómo explicarlo, para empezar. Parecía un trono y ahí mismo había un Mogeko con ¿Alas?
-Dios mío, me estoy volviendo loco. -Pensó con frustración. Esto se volvía cada vez más ridículo.
-¡Oh! Hola querido. Ellos no te la dejaron fácil, ¿Verdad? -Aquel ser con Alas habló, mirando con curiosidad al joven.
-Eh…. ¿No?
-Nunca me cansaré de preguntarme el porque tengo que compartir piso con ellos. -Se le podía escuchar molesto o ¿molesta? -Permíteme presentarme, soy el Hada del prosciutto.
Nathan miró con extrañeza al Hada, chico… ¿Chica…?
-¿Es que acaso no pueden pensar en nombres más originales? -Se cuestionó en sus pensamientos.
-Las noticias de que otro humano llegó circulan rápido como el agua del río, todo el castillo está enterado de tu llegada. Así como el de aquella señorita.
Bueno, reconfortante al saber que todos aquí saben de él. Aunque lo intrigó lo de aquella chica. ¿Acaso ya pasó por aquí?
-Supongo que será la primera vez que seré famoso por ahora. Disculpe… La chica que menciona, ¿Pasó por aquí? -Preguntó con curiosidad
-Si, aquella chica estuvo aquí hace un rato. Le ofrecí mi ayuda dándole la llave Mogeko, es probable que te la encuentres más adelante.
Se preguntó dónde está, solo espero que no se me adelante y ya haya encontrado aquella puerta del último piso.
-En ese caso será mejor que me vaya rápido. No es por ser grosero, pero necesito salir de aquí.
-No te preocupes, es más, iba a decirte que una vez que te encontrarás a la señorita, le hicieras compañía y la cuidaras. Conozco muy bien las cosas horribles que pueden hacer los Mogekos y no me gustaría que una pobre alma como la de ella le suceda algo.
-¿Y yo no soy una pobre alma? Casi soy devorado por tus primos. Me siento excluido. - Dijo en sus pensamientos para dar un gruñido bajo. Aunque el hada parecía darse cuenta.
-¡Oh, no creas que me he olvidado de ti!, tampoco me gustaría que te pasara algo. Los Mogekos están más interesados y concentrados por las chicas de preparatoria, pero eso no significa que los chicos estén a salvó.
-Al menos alguien se preocupa por mí, agradecido por el de arriba. -Rezo literalmente al de arriba. Luego de hacer esa tontería miro al Mogeko con Alas.
-Fue un gusto conocerte, supongo… intentaré alcanzar aquella chica que tanto me mencionan. Adiós Hada. -Como no sabía cómo despedirse ante eso, se dio la vuelta para retirarse de ahí.
-Adiós querido, suerte en tu viaje. -Se despidió igualmente el hada. Viendo como se alejaba.
Tenía que admitir que eso fue raro, aunque era bastante amigable.
-Supongo que como pasa con nosotros, hay Mogekos diferentes al resto. Pero solo me he encontrado con esos dos, el de te y el de las alas, los demás eran…. Bueno, no dieron la mejor impresión.
También tenía que admitir que no conocía a muchos Mogekos, los que se encontraba por los pasillos simplemente los pasó de largo. No se detenía para hablarles, ni siquiera topo a los que dejó a su suerte con aquellos Mogekos ensangrentados.
-Solo se que son degenerados por la primera vez que los vi y por las palabras de esos dos Mogekos diferentes. Ahgg….. Para que la pienso demasiado, necesito acostarme en mi cama. -Sus labios dejaron escapar un cansado suspiro, está extrañando su reconfortante colchón.
Mientras Nathan caminaba por el otro lado, no puso mucha atención en los demás caminos que llevaban de seguro a otros cuartos. Él iba más directo al asunto, en este caso directo a la salida sin querer explorar como si se tratase de un videojuego. Yendo derecho mientras disfrutaba la poca tranquilidad que este ambiente podría ofrecer.
Abrió la puerta del final y entró viendo una estatua de Mogeko delante suya.
-Ver estas estatuas me hacen sentir que me están penetrando el alma con la mirada -Su cuerpo se sacudió por un escalofrío que recorrió de pies a cabeza. Apresuró el paso entrando a otra habitación, en ella habían 3 Mogekos que no estaban haciendo nada.
-No he grabado nada desde que escapé de esos Mogekos… -Buscando en su chaqueta, sacaría la cámara, dando a grabar para apuntarlos en la dirección de los Mogekos.
-No se si sea raro que ellos estén así de silenciosos. -Paso delante suya y no parecía importarle, sin darle mucha atención el castaño salió de ahí, cerrando la puerta.
Llegó al final del piso, eso supuso. El chico grabó la parte donde estaba la sangre a su vez apuntando en las escaleras.
-Si uso todo mi conocimiento matemático desde secundaria, esto debería llevarme al siguiente piso. ¿O ya estaba en el siguiente? A la mierda, tengo fe.
Guardando la cámara para usar sus manos libres, empezó a subir aquellas escaleras que lo llevaran cada vez más cerca de la salida de aquel castillo. Bajo su cabeza para mirar por última vez, dio un gran respiro y continuó subiendo.
Solo tiene fe en que saldrá bien….
