Luego de un viaje de teletransportación, los dos estarían en una habitación. Con un Mogeko que estaba sentado por ahí viendo sorprendido de la repentina llegada de los humanos.

-Wow… Nunca creí sentir la sensación de teletransportarse. -Aunque se sintió algo mareado, pero se le iría rápido. Volteo su mirada a donde estaba Yonaka, parecía estar bien aunque miraba con lástima al cadáver del Mogeko rojo.

La verdad…. no sabía cómo sentirse al respecto, si se sentía un poco mal pero nada más. Desde que llegó aquí no ha mostrado mucha lástima hacia estas criaturas.

Bueno, excepto por aquellos dos Mogekos que fueron devorados por su propia especie. Aún podía oír esos gritos en su cabeza. Sacudió su cabeza, no quería recordar ese momento…. Por suerte no estuvo en el lugar de ellos dos.

-Sería una muerte dolorosa, sentir como tu carne es arrancada brutalmente por miles de dientes…. Y lo peor es que no sería rápido, podrás ver como te comen como si fueras el mejor manjar del mundo , si es que no te desmayas del dolor primero. -Se sobo suavemente los brazos tras imaginar dicha situación, con más razón de niño le asustaban los zombies. Aunque actualmente disfruta de ver las películas o series de los muertos vivientes. -Rayos, tengo que dejar de pensar en mierda y salir de aquí con Yonaka. -Cortó sus pensamientos.

Dirigió su mirada hacia ella.

-Deberíamos seguir, Yonaka.

-Oh… Si. -Ella dejó de ver el cadáver e iba a la dirección a la puerta. Pero se detuvo al mirar una caja. -Solo dame un momento.

-¿Eh?

Sin esperar una respuesta en concreto, abrió dicha caja….. Solo para encontrarse con sangre y carne, carne pero como si la hubieran molido. Y por último una cabeza de Mogeko que estaba enterrada.

Nate se acercó con su cámara, pero de inmediato se arrepintió al llegar ese olor tan desagradable. Con atrevimiento se puso a mirar lo que es, grabándolo como típico morboso.

-Qué asco…..

Yonaka no pudo evitar estar de acuerdo. Cerró finalmente la caja y ambos salieron de aquella habitación.

Afuera no había nada fuera de lo común, dejando de lado los cuadros claro, la pelinegra entró a la primera puerta que tenía enfrente siendo seguida por el castaño.

Cuando entraron solo habían dos Mogekos sentados en diferentes mesas, aunque algo que noto Nate era lo que estaba en la mesa.

-¿Qué es eso? -Miro lo que parecía…. ¿Jamón?

Yonaka que se adelantó, tomó aquel jamón volteándose para mirar al chico.

-Esto es el prosciutto

-¿Prosciutto? ¿No es eso del que tanto hablan estos gatos?

-Si… ¿Nunca tomaste uno?

-No, en el tiempo que llevo aquí no había visto eso. Solo sé que es un tema del que tanto hablan aquí. -Se rasco la nuca.

-Bueno…. Yo he recolectado cada prosciutto que he visto, tal vez por eso nunca pudiste verlo. -Se le notaba algo avergonzada, tal vez por el hecho de estar recolectando cada cosa que ve.

Ni siquiera Nathan iba a preguntar porque lo hacía. Luego una idea brillante pasó por su cerebro, vio el jamón en las manos de Yonaka y después a los Mogekos que estaban ahí.

-Yonaka, ¿Para ellos el prosciutto es lo mejor del mundo?

-Eh… Eso parece.

-¿Podrías darmelo? Me gustaría tenerlo solo por si acaso. -La miro a los ojos, solo dando una sonrisa por la idea que tuvo.

La pelinegra se le quedó mirando curiosa, pero le daría el jamón a él.

-Dentro de mi me dice que estás planeando algo.

-Tal vez…. -Guardo el prosciutto en su chaqueta.

Yonaka no dijo nada y se volteó para caminar hacia el Mogeko que tenía cerca.

-... -Silencio, aunque el gato amarillo parecía temeroso por algo.

La chica fue hacia el otro que estaba sentado siendo seguida por Nate.

-Shhh…. Silencio ustedes dos. No quiero que ella se moleste.

Tanto Yonaka y Nathan se miraron unos segundo ante las palabras de aquel Mogeko. ¿De que estaba hablando? Esa es la cuestión.

-¿A que se refiere? ¿Y como que ''ella''? -Pensó con esas preguntas sin respuesta, necesitaba respuestas y las iba a conseguir de cualquier forma….

-Yonaka, mira y aprende. -El avanzo unos pasos sacando el prosciutto de su ropa. La mencionada lo miró extrañado, preguntándose qué le haría.

-Oye tu. -Le hablo Nate, llamando la atención de aquel Mogeko.

-¿Eh…? Guarda silencio, quieres. No quiero que venga ella. -Por su voz parecía nervioso, lo cual dejó más dudas para Nathan.

-Te quiero preguntar algo, si me respondes bien… Te daré esto. -Con su mano agitaba el jamón de los dioses según los Mogekos. Parecía que funcionaba ya que la criatura amarilla estaba mirando su preciado jamón como lo haría un perro con su premio. -¿Qué dices?

-Esta bien, ¿Cual es tu pregunta? -Nate sonrió victoriosamente. Yonaka que estaba detrás de él miraba todo con una cara tan inexpresiva.

-¿Eh…? ¿Qué está haciendo? -Dijo en sus pensamientos, con una cara de póker ante lo que está sucediendo.

-Excelente, dime. ¿A quien te refieres con ''ella''? Si es alguien peligrosa preferiría saber para evitarla.

Un sudor baja lentamente en el rostro del Mogeko, nate no podría decir que cara tiene ahora porque parece que cada Mogeko tiene la misma expresión

-Oh…. Ella pues…. Es la reina de este pasillo. Ella es… Moge-ko

Hubo un silencio en la habitación, tanto Nate como Yonaka simplemente se quedaron con cara de ''¿Que mierda?''

-¿Un Mogeko reina Mogekos? -Dijo Yonaka con cara de póker. Nathan volteo para mirar que ella estaba a su lado, ni va a preguntar cómo llegó ahí.

-No, no, no. No es "Mogeko", es "Moge-ko" hay un guión de diferencia. -Contestó aquel Mogeko.

-¿Eh? Suena prácticamente igual, que fastidio. -La pelinegra seguía con esa cara de póker y la verdad con más razón.

-¿Es que acaso ningún jodido nombre varía en este lugar? -Le iba a dar una migraña al pobre Nate, pero quien le manda a dormirse en un tren en primer lugar. Se talló los ojos y miró al gato. -¿Algo más que necesitamos saber?

-Moge… Ella tiene el hobby de crucificar a cualquiera que no le guste y matarlo lentamente. -Este Mogeko estaba empezando a sudar, parece que hablar de Moge-ko le pone el pelaje de punta.

-Disfruta de rebanar a sus víctimas y comer su carne. -Continúa el Mogeko, haciendo que a Yonaka se le ponga la piel de gallina.

-Mierda, no solo tenemos que evadir gatos amarillos sino que también una Psicópata. Genial. -Maldecía aquel ser de arriba que le estaba jodiendo el día.

-¡Eso es demasiada información! -Por poco y grita la pelinegra, todo lo que estaba diciendo le ponía los pelos de punta.

-Si, gracias por la información… Disfruta tu Prosciutto. -Este le daría el jamón, haciendo que las orejas del Mogeko se animen mientras toma dicho prosciutto. Todo el miedo que tenía se desvaneció, parece que aman mucho el prosciutto.

-Mogegege…

Yonaka y Nathan estarían explorando cada habitación del pasillo, esto más por la curiosidad de la pelinegra lo cual Nate tiene que aguantar. No había nada interesante, solo más Mogekos asustados, por Moge-ko supuso el castaño. Lo único raro era que en un cuarto había 2 chicas con aspecto extraño. No solo eso, tambien en un cuarto estaban algunos Mogekos pero estos eran blancos y no amarillos como normalmente son, todos ellos gritaban un nombre: ''General Hashasky'' La habitación estaba nevado, como si una tormenta de nieve hubiera pasado por ahí, Nate solo grabo la escena preguntando quien era ese tal Hashasky.

Sin más que hacer, los dos entraron a lo que parecía un pasillo bastante largo. No sin antes llevarse una sorpresa de encontrarse con varios cadáveres de Mogekos en el suelo, la sangre escurriendo de sus pequeños cuerpos manchando tanto el piso como las paredes. Asustó a ambos jóvenes y Nate se puso a grabar la masacre que tenía enfrente.

-Señor Miller, todos los Mogekos de este piso se ven tan deprimentes.

-Le dije hace rato que me llamara Nate. Osea… No me ofendo, pero ah eh Agh…. -Pensó dejando un suspiro. -Seguramente por ''Moge-ko'' si es como lo dicen entonces tendremos un grave problema.

Yonaka soltó un ligero gemido de angustia.

-Me da miedo todo lo que esos Mogeko mencionaron de ella…

-No te preocupes, mientras no nos encontremos con ella estaremos bien. -No va a mentirse a si mismo, Nathan también está angustiado por las palabras mencionadas del Mogeko. No ayudaba mucho el hecho de que se siente sumamente observado por alguien.

Y de nuevo…. Otra vez comienza un silencio incómodo entre ambos protagonistas. Eso Nathan odiaba, porque siempre le pasa eso con quien sea que habla.

-Yonaka, se que puede ser personal pero… Cuando mencionaste que estabas de regreso a casa cuando nos conocimos, te noté triste. ¿Pasa algo? -Giró su cabeza para verla caminar a su lado.

Ella se puso ligeramente nerviosa, su mirada pasaba a triste.

-Yo… Bueno, lo que pasa es que mi hermano regresa hoy. Es por eso que quiero salir de este castillo, pero….

-¿Pero…? -Levantó la ceja el castaño

-Pero… Tengo miedo, no sé… Amo a mi hermano pero algo en mi me dice que va a pasar lo peor. -La chica dejó escapar un suspiro tembloroso, estaba angustiada, por lo de Moge-ko y por su presentimiento.

Nathan la miro sin saber que hacer, siente que si dice algo la va a cagar y ahora mismo no quiere eso. Pero tampoco quiere estar callado.

-Es mejor que no pienses sobre ello ahora, no se que porque te sientes de esa manera pero… Todo saldrá bien. A veces los presentimientos no siempre son lo que uno cree, ¿Sabes? -La miró a los ojos, en un intento de se sienta bien con sus palabras. Aunque no era bueno en ello.

La pelinegra volteo a verlo, con el poco tiempo que lleva con él, sabía que estaba asustado y nervioso como ella. Pero incluso así, él intentó animarla a pesar de ello, no pudo evitar sonreír un poco.

-Lo intentaré, gracias…

Nate solo asintió con la cabeza.

-Por ahora es mejor preocuparnos por Moge-ko, como ella está en este piso… Será mejor evitarla a toda costa. Aunque ni idea de como se vea… -Este susurro lo último.

Yonaka devolvió el asentimiento, tenía sus dudas al respecto.

-Parece una especie de dictadura por las palabras de esos Mogekos.

-Tal vez, pero mejor no averiguarlo.

Volvería otra vez ese silencio en el ambiente, aunque ya no era tan incómodo como los anteriores. Nathan se preguntaba qué tan largo era el pasillo en el que estaban, parecía que nunca terminaría.

-¿Usted tiene hermanos? -Yonaka pregunto curiosa, Nate la miro. Extraño que ella haya iniciado la conversación, al menos para él.

-No, no. Soy hijo único. Y sinceramente no sé si me hubiera gustado tener hermanos.

-¿Por qué lo dice? -La pelinegra ladeó la cabeza.

-Bueno, ya sabes. Las peleas típicas de hermanos, tener que soportar las conductas de uno en caso de ser el mayor. -Como una de sus manos tallo su cara, el hecho de imaginar en esas situaciones hicieron que pusiera una pequeña mueca. -Por como hablas de tu hermano, parece que lo quieres mucho.

-U-Uh B-Bueno, mi hermano es especial para mí. Por ello necesito regresar a casa rápido, lo amo demasiado. -Su voz era algo nerviosa y ni hablar de su cara, sus mejillas estaban rojas teniendo una pequeña sonrisa.

Lastima que para el chico pelinegro esas palabras y sentimientos tenían otras intenciones no muy saludables que digamos.

-Bien por ella, debe haber una relación muy fraternal. -Pensó mientras con su mano acomodaba su flequillo que estaba algo despeinado por las persecuciones. -Saldremos de aquí, yo también tengo que volver con mi familia. Así que nada de morirse… Y mucho menos ser violado.

Lo último no alcanzó oír Yonaka ya que Nate lo dijo en voz baja, solo esta se le quedó mirando entrecerrando los ojos curiosos.

….

….

….

….

….

-Waaa… Esto ya no parece un castillo -Habló la chica de preparatoria mirando con cara tan inexpresiva el lugar en el que estaban los dos jóvenes.

-Te doy la razón en eso, esto parece una fumada de algún mariguano de la esquina.

En resumidas cuentas, habían Mogekos moviéndose de un lado a otro así como otros saltando sin parar, como si estuvieran bailando. El castaño grabó todo ese comportamiento tan extraño, para sus adentros ya parecía el típico documental que pasarían en la tele. Los dos jóvenes simplemente ignoraban todo mientras avanzaban.

-Yonaka, ¿De casualidad consumes mota?

-¿¡Eh…!? -Se giró para ver al castaño confundida. -¿Que es mota?

-Nada, solo estoy diciendo tonterías. -Un pequeño sudor se deslizó en su frente, parece que el castillo lo volverá loco.

La pelinegra se le quedó viendo raro pero no dijo nada, solo avanzó a la par que su compañero. Algo raro es que ambos estaban un poco pegados, sin llegar lejos pero se entiende el punto, los dos no parecían darse cuenta.

Nathan abrió la puerta y Yonaka entró así como así haciendo que Nate se le quede mirando pero no dice nada al respecto. Los dos ven que todavía siguen en aquel lugar con Mogekos bailarines.

-¿Esto no termina? -Dijo frustrado el castaño

-Se siente raro este sitio. -La pelinegra se frotó las manos por un pequeño escalofrío.

-No eres la única, pero veo que tendremos que caminar más.

-Me van a doler las piernas… -Dijo en voz baja quejándose, aunque Nate la escucho.

-Vamos, el sexto piso no se llegará solo. -Empujó ligeramente a la mujer que estaba enfrente suya para que avanzará, lográndolo con éxito.

-¡Ah! ¡O-Oye!

-Ahora que la analizo bien, no es tan alta como pensé. Es bien chaparrita. -Pensó mientras seguía empujando a Yonaka para que avanzará, con ella diciendo que parará. -Me llega como al pecho apenas jajajaja

Obviamente no lo dijo en voz alta, ya después podrá molestarla.

Nathan no era alguien alto, tampoco era bajo, la última vez que se midió… la altura, claro. Fue de 1.73cm, no sabía si era normal para su edad o se supondría que tendría que medir más.

-Me estoy desviando del tema, aunque es mejor pensar en eso a que estar pensando en no morir o que un Mogeko me meta su miembro. -Dijo en sus pensamientos, dejando escapar un suspiro.

Luego de empujar a la chica como por 5 minutos, ellos entraron a otra puerta siguiendo estando en el mismo sitio. Aunque en el medio del camino había un prosciutto en el suelo, algo que Yonaka recogió como costumbre, con Nathan preguntandose cuantos prosciuttos lleva recogiendo en el tiempo que lleva en el castillo. Para suerte de ambos cuando entraron a la puerta del final por fin habían salido de aquella habitación extraña.

-Por fin hemos salido de ahí… Por un momento creí que esos Mogekos me iban a encantar con su baile de apareamiento. -El joven vio su alrededor, no había nada interesante solo siendo un pasillo ordinario.

Yonaka también se quedó observando, aunque avanzó una vez que su compañero lo hizo.

-Estos pasillos son raros, parecen más laberintos que otra cosa. ¿Quién construyó esto? -Pensó con una mueca el castaño

-Espero que ya lleguemos al siguiente piso.

-No debe faltar mucho… -Nate se volteó hacia Yonaka que estaba a su lado. -A como vamos estaremos tal vez en el piso cuatro, creo… Vamos al quinto piso y solo faltarían dos pisos más.

-Si… Cada vez más cerca para salir de aquí. -Una pequeña sonrisa se mostró en su rostro.

Nathan también sonrió aunque no duró mucho. -Solo dije eso pero sinceramente no sé si estábamos realmente en el piso 4. Este lugar es muy confuso para ubicarse. -Dijo en sus pensamientos mientras veía que se acercaban a una puerta.

Pasar la puerta fue horroroso….. Cuando los dos jóvenes entraron, se encontraron con la horrible sorpresa de ver a Mogekos crucificados por doquier, muchas cruces se podían ver incluso de lejos. La sangre escurría en cada cruz, el olor ni hablemos, era espantoso.

-Uugh…. -Para el castaño sentía arqueadas, en cualquier momento iba a vomitar. Pero en esta ocasión se trago el vómito.

Por parte de Yonaka no dijo nada, tal vez estar en esta habitación la dejó helada o sin palabras directamente.

Ambos caminaron lentamente a través de la larga habitación, el olor era demasiado fuerte y era lo peor. Nathan respiraba un poco entrecortado, todo ese ambiente le daba escalofríos en todo su cuerpo y esa sensación de ser observado subía. De alguna manera habian moscas en algunos cadáveres de esos seres amarillos.

-Salgamos de aquí, voy a vomitar si paso un minuto más en este sitio. -Nathan le habló a su acompañante, pero no obtuvo respuesta.

El giro su cabeza hacia la dirección de la chica bajando la cámara en su mano, extrañado miro que ella parecía tener la mirada perdida. ¿Estaba asustada? Podía ser una opción sabiendo dónde están parados.

-Yonaka… ¿Sigues ahí? -El puso su mano en el hombro de la mujer, sacudiendo ligeramente. Funcionando ya que la pelinegra se exaltó un poco al sentir el contacto.

-A-Ah si, si. ¿Qué pasa? -Sus ojos se posicionaron para ver al joven a lado suyo.

Nathan levantó una ceja.

-Eso es lo que te debería preguntar, ¿Estás bien? Parecías que estabas perdida en tu mundo.

-Oh… Estoy bien, sorprendentemente… -Su mirada todavía estaba algo perdida, sin darse cuenta de que ella estaba apretando su falda de su uniforme.

Nathan sin decir nada, se acercó un poco hacia la chica para hacer un movimiento inesperado….

Jalar una de sus dos trenzas, haciendo que la pobre Yonaka diera un pequeño grito. Está al recuperarse giró su cabeza con una velocidad que haría que Sonic y Flash se quedarán cortos.

O-OYE! ¡¿Qué le pasa?! ¡Eso me dolió! -Exclamó enojada, frunciendo el ceño al castaño.

-Perdón, pero necesitaba hacer algo para que no tuvieras esa cara. Y sinceramente no confiaba en mis palabras. -Nathan soltó una risa nerviosa mientras levantaba sus manos en rendición para calmar a la pelinegra.

-¡Pero no era necesario jalar mi trenza de esa forma! ¡Podrías simplemente tocarme y ya! -Yonaka grito, sin saber realmente lo que dijo a lo último.

-¿Tocarte? Que atrevida… No llevamos ni una hora de conocernos y ya quieres ir al siguiente nivel. -Puso su mano libre en su boca fingiendo vergüenza.

Yonaka parpadeo varias veces, sintiendo sus mejillas arder y su cara ponerse roja de repente.

-¿Eh..? ¡¿EEH?! ¡NO ME REFIERO A ESO!

El joven Nate no pudo evitarlo y se rio, olvidando todo el ambiente y cadáveres de la habitación en la que estaban. La pelinegra se tapó la cara con sus manos por la vergüenza que la hacía pasar el castaño.

-¿Por qué…? -Cuestiono Yonaka aun tapándose la cara.

-Lo siento, pero tienes que admitir que la tensión de ahorita se fue.

La chica soltó un suspiro, dejando caer sus manos para mirar a Nate.

-Supongo que sí, pero igual había otras maneras.

-Si… Bueno, era eso o estar en este ambiente de película de terror. -Dejó escapar un suspiro el chico, volteo su mirada para ver la puerta que estaba enfrente. -Si quieres, olvidemos esto y salgamos de aquí. Este olor me está dando vueltas en la cabeza.

Yonaka asintió con la cabeza

-Si, este lugar me da escalofríos.

Nathan iba a decir algo si no fuese porque una voz lo interrumpió.

''Que tiernos verlos interactuar''

Ambos jóvenes voltearon rápidamente hacia aquella voz, llevándose una sorpresa no solo por que habían filas de mogekos en cada lado. Si no también por ver una chica que estaba en medio de todo.

-¡Holaaaaaa a los dos! jejejeje -Esa chica saludo alegremente al ver a los dos chicos, dando unos pasos hacia ellos. Yonaka miro a la misteriosa mujer con una cara inexpresiva, pero por parte de Nate…

-¿Eh? ¿Quién es ella? Es humana pero… Esos rasgos que tiene…

El castaño analizo a la reciente chica que estaba enfrente suya, llevaba puesto un chaleco negro con botones encima de un uniforme, y una corbata. junto un vestido rojo y zapatos negros. También tenía una ¿Cola de Mogeko? Y ni hablar de aquellas que parecían orejas de un gato.

-¡Encantada! Soy yo, ¡la adorable Moge-ko! -Ella soltó algunas risas interrumpiendo los pensamientos de Nate, mientras se presentaba de una manera ¿Adorable?

Yonaka como Nathan abrieron los ojos al escuchar ese nombre, tenían a la gran Moge-ko del que tanto hablaban aquellos Mogekos.

-¡Eh…! ¡¿EHHH?! -Yonaka grito, haciendo que Nathan se tapara un poco los oídos.

-Me gusta el prosciutto, pero ¡También me gustan los malvaviscos y los macarons! ¡Y aaaaamo las siestas! -Moge-ko se presentó de una manera peculiar, haciendo que Nate la mirada incrédulo.

-¿Que…? -El cerebro de Nathan y sus neuronas dejaron de funcionar.

-S-Señor Miller… ¿Ella de verdad es Moge-ko? ¿No es solo una chica normal? -Yonaka susurro, provocando que el castaño volviera al mundo real. No cuestionando sobre el uso de su apellido.

-Supongo que sí es ella… Aunque dudo de que sea una ''Chica normal'' -Se aseguro de bajar la voz al decir lo último para que no la escuchara la rubia.

-¡Ahaha! Las chicas de preparatoria son una lindura. -Esa voz tierna y sus palabras hizo que Yonaka se quedará confundida y Nathan se pusiera en guardia.

-Mmmm… ¡Oye! Tú no pareces un chico de preparatoria. -Los ojos de Moge-ko se fijaron en el joven, provocando que este se pusiera nervioso.

-Es porque no lo soy… -Se limitó decir Nathan.

-Bueno, aun así me siguen gustando los chicos como tú. -Ella guiñó el ojo. Nathan sudo frío al escuchar eso. -¡En fin, diganme! ¿Les… gusta Moge-ko?

Una simple pregunta, pero que hizo que el castaño se quedara con cara de ¿Que mierda? Y por parte de la pelinegra solo se le quedara mirando con cara de poker.

-¿Eh? Eso no tiene que ver….

-¿Te guuusta? -Moge-ko cambió su mirada de Nate hacia Yonaka.

-U-Uh, bueno, yo… P-Pero yo, mi hermano es….. -La pelinegra estaba nerviosa, con las mejillas sonrojadas por alguna razón.

Nathan volteó su cabeza para mirar a Yonaka extrañado, primero no entiende lo que está viendo ahora mismo con ambas chicas. Y ni hablar del porque menciona a su hermano.

-Si no les gusta Moge-ko ¡Entonces moriráaaaan! -Exclamó la rubia con una sonrisa para nada amigable, sacando una cuchilla peculiar. Asustando brevemente a la pelinegra.

En un instante, las filas de Mogekos detrás de la chica rubia se posicionaron como si fueran militares. Mientras que Moge-ko daría algunos pasos para enfrente con intenciones para nada amigables.

-¡Espera! -Nathan se puso delante de Yonaka.

-¿Uh? Oye, tontito. No me he olvidado de ti, pero me estás estorbando el camino. -Ella entrecerró los ojos un poco, su sonrisa se había desvanecido mientras miraba seriamente a los dos jóvenes delante.

-¡Escucha! ¿No podemos hablar de esto? Podemos ofrecerte prosciutto ya que te gusta como lo mencionaste. -Nathan dijo en un intento de convencer a la rubia.

-¿Q-Qué estás haciendo? -Yonaka le susurró a su compañero.

Moge-ko no dijo nada, lo cual puso nerviosos a ambos chicos.

-¡AAAHHHHHHHH! -Grito de repente la rubia, sus ojos cambiaron de un color rojizo carmesí, su expresión denotaba que estaba molesta. -¡USTEDES NO SE IRAN A NINGUN LADO!

Luego de eso, Moge-ko empezó a decir un montón de incoherencias provocando que Yonaka retrocediera asustada. Parece que la locura se queda corta con Moge-ko.

-¿Qué carajos? ¡Esta rubia está loca de remate! -Nate habló en sus pensamientos.

Este mismo tenía que pensar en cómo salir de ahí pero YA, atravesar todo como tremendo espartano no era la primera opción. Los ojos de Nathan cayeron en los Mogekos detrás de la rubia, lo cual una bombilla imaginaria se encendió.

-Yonaka, ¿Aún tienes prosciutto? -El castaño le susurro, haciendo que Yonaka reaccionara.

-Y-Yo… Si, ¿Q-Qué vas hacer? -Pregunto extrañada mientras su cuerpo no paraba de temblar ligeramente.

-Tengo un plan que espero que funcione. -Le susurro a la pelinegra, mientras este tomaba el prosciutto de la mano de Yonaka. Dando un paso adelante.

-¡Oigan, Mogekos! ¿Quieren prosciutto? -Preguntó mientras con el jamón lo balanceaba atrayendo la atención de los Mogekos los cuales se acercaron alzando su pata hacia su preciado jamón que tanto aman.

Al hacer esta acción, Moge-ko pararía su ataque de locura y miraba al castaño confundida.

-¡Oye! ¿Qué estás haciendo?

Nathan por su parte la ignoró y alzó su mano para que no alcanzaran el prosciutto.

-Si lo quieren… Tendrán que quitar a Moge-ko del camino, luego tendrán el prosciutto que quieran. ¿Qué dicen?

La multitud de Mogekos se miraron entre ellos, era difícil de saber en qué estaban pensando y más cuando tienen la misma expresión de siempre. Yonaka miraba confundida la escena sin saber que clase de plan estaba haciendo su compañero.

Unos segundos después, un Mogeko se abalanzó hacia la rubia haciendo que ella viera esta acción sorprendida. Y no solo uno se abalanzó, fueron TODOS provocando que la rubia cayera al suelo con un grito.

Nate sin perder el tiempo tiró el prosciutto hacia la bola amarillenta, mientras tomó de la mano a Yonaka.

-¡Vamos, corramos de aquí mientras Moge-ko se divierte con sus hijos! -Sin esperar respuesta, tiro de Yonaka mientras salía disparado hacia la puerta.

-¡AH! ¡E-Espera! -La pelinegra gritó siendo que casi se cae por el tirón.

Nathan no le hizo caso, solo abrió la puerta rápidamente para meter a Yonaka dentro. El castaño volteo por última vez antes de entrar y cerrar la puerta.

-¡No te quedes parada ahí! ¡CORRE! -Grito al verla quieta, como si estuviera esperándolo. Lo cual no se quejaba pero ahora no era el momento.

Ella reaccionó y así ambos corrieron como sus piernas lo permitieran. Con Nate guardando su cámara, ya habrá otro momento para grabar. Cuando subió la cabeza pudo ver qué había una especie de ascensor, si es que fuera uno.

-¡Por aquí! -Con su mano tomó el brazo de la chica trenzada, jalandola haciendo que casi se cayera la pobre Yonaka.

-¡PERO NO ME JALES ASÍ! -Ella exclamó, intentando recuperar el aliento después de estar corriendo.

El chico por su parte, cuando llegó enfrente no la pensó ni dos veces y presionó el botón con un puñetazo, abriendo las puertas. Le hizo señas a Yonaka de que entrara y ella hizo caso sin decirle nada. Luego entró, mirando los botones.

-Bien, pudimos escapar de aquella loca. Ja, sabía que mi plan era un exi-...

La cabeza de un Mogeko entró volando al ascensor, como si de una pelota de tenis se tratase. Yonaka y Nathan miraron lentamente a la decapitada cabeza, la sangre manchaba el suelo y luego de un silencio se escuchó unas risas macabras.

-AHAHAHA ¿A dónde van~~? Quiero jugaaaaar… -Aquella voz denotaba ternura, pero sus intenciones eran todo lo contrario. Moge-ko camino lentamente hacia donde estaban los jóvenes. -¿Estamos jugando a las persecuciones? ¡GYAHAHAHAHA! ¡Tengamos una divertida persecución… Y terminará cuando mueran! -Mostró una sonrisa macabra, no ayudaba el hecho de que su cara estuviera cubierta de sangre, así como también su vestimenta estaba manchada de aquel líquido rojo.

Nathan no dijo nada y presionó el primer botón repetidamente, las puertas del ascensor se cerraban pero de forma lenta.

-No, no, no. ¡No empieces con un cliché así! -Pensó con desesperación, los pasos de la rubia aumentaban la velocidad provocando que el ritmo cardíaco del chico aumentase.

La cuchilla de Moge-ko estuvo a punto de apuñalar a la pobre de la pelinegra si no fuese porque las puertas del ascensor se cerraron a último momento. Solo el sonido del cuchillo chocando contra el metal junto varios gruñidos y gritos rabiosos de Moge-ko se escucharon.

Por suerte, se salvaron… Por ahora.


Hola, esta historia la estoy publicando en Wattpad y pues decide publicarla también en este sitio. Viendo que aquí en esta sección esta casi vacía, así que le doy mi granito de arena.

Este fanfic no es la gran cosa, así que tampoco es como para tomárselo en serio jaja. Igual espero que lo disfruten.