ENTRE PROMESAS ROTAS

¡Hola! Al fin nuevo cap.

- Xio Xio Huayta: ¡Hola! ¡Vaya, vaya! Parece que la situación en el hospital se está complicando aún más. Y sí, la presencia de la segunda enfermera ha levantado sospechas y ha generado intriga. ¿Qué oscuros secretos podría esconder? Bueno, descubriremos cómo se desarrollará esta trama y cómo afectará a Kagome e Inuyasha. Mantente atenta a las señales y ¡nos leemos en el próximo capítulo!

- Rosa. Taisho: ¡Hola de nuevo! ¡Tus reviews siempre son tan emocionantes! Parece que estás percibiendo una amenaza inminente con la llegada de la segunda enfermera. Y sí, tu instinto paranoico podría tener fundamentos, considerando la complejidad de la trama hasta ahora. Esperemos que todo se resuelva de la mejor manera posible (ojalá). Por otro lado, sí, la app ha estado teniendo sus fallas, aunque es la primera vez que me pasa :c Pero bueno, espero que no vuelva a pasar ¡Nos vemos en el próximo capítulo y gracias por seguir disfrutando de la historia! ¡Besos!

- kcar: ¡Hola! ¡La llegada del bebé es siempre un momento emocionante! Pareces mantener una cierta desconfianza hacia la segunda enfermera, y con toda la intriga que ha rodeado la trama, es comprensible jeje Veremos qué sucede en este capítulo. Gracias por seguir la historia y estar emocionada por la próxima actualización. ¡Saludos y nos vemos en el próximo capítulo!

- Karii Taisho: Hola, ¡Me alegra que estés disfrutando del desarrollo de la historia y que sientas ternura por la llegada de Moroha! Entiendo tus inquietudes y sospechas, y como lectora, es natural estar alerta a posibles giros inesperados en la trama. La relación entre los hermanos Taisho y la ausencia de detalles sobre el doctor son puntos intrigantes que seguramente se explorarán más adelante en la historia jeje (Por cierto, Koga no puede ser porque ya tuvo su participación en los primeros capítulos jaja, pero hubiera sido interesante) :D Gracias por tus comentarios y por seguir la historia con tanto entusiasmo. ¡Estoy ansiosa por compartir más capítulos y ver como todo fluye! ¡Saludos!

- Carli89: Hola, ¡Sí, la llegada de Moroha es un momento especial en la historia! Entiendo tus inquietudes y sospechas sobre el nuevo doctor y la enfermera. Y sí, la trama nos revelará más detalles en el futuro. Mantente atenta a los próximos capítulos para descubrir cómo se desarrolla la historia. Jeje ¡Gracias por tu review y espero que disfrutes de los acontecimientos que están por venir! ¡Saludos!

- Annie Perez: ¡Hola! Entiendo perfectamente tus preocupaciones y espero que la situación se resuelva de manera positiva para Kagome, Inuyasha y la pequeña Moroha (aunque para eso tendrá que pasar un poco de tiempo) Las emociones están a flor de piel en esta etapa de la historia. Sigamos viendo cómo se desarrolla todo. ¡Gracias por tu comentario y espero que disfrutes de los próximos capítulos! ¡Saludos!

- Rocio K. Echeverria: ¡Hola! Me alegra saber que disfrutaste del capítulo y que te trajo hermosos recuerdos. La llegada de un bebé es, sin duda, un momento muy especial y emotivo. :3 Respecto a la relación entre Inuyasha y Sesshomaru, los secretos y las revelaciones van construyendo una trama intrigante y sí poco a poco entenderemos el porqué de las cosas jeje. Agradezco tu entusiasmo y por tus lindas palabras. ¡Espero que sigas disfrutando de la historia! ¡Saludos y hasta la próxima actualización!

- MegoKa: ¡Hola de nuevo! Me alegra que hayas disfrutado de la comunicación abierta entre Inuyasha y Kagome, ¡y sí, esa cachetada fue un momento bastante impactante! (¿necesario? No losé, pero si te sueltan esa notica de golpe ¿cómo reaccionarias? jaja) La relación entre ellos está llena de emociones y conflictos interesantes :D Y Myoga es definitivamente un personaje intrigante con sus secretos y conocimientos ¿qué pasará? Gracias por el entusiasmo hacia la llegada de Moroha. Y ¡Estoy emocionada por lo que vendrá! No te preocupes, seguiré trabajando en los siguientes capítulos y espero que continúes disfrutando de la historia. ¡Un abrazote para ti también y nos leemos pronto!

- Kayla Lynnet: ¡Hola de nuevo! Me alegra mucho que hayas disfrutado del nacimiento de Moroha y las emociones que envolvieron ese momento tan especial. La llegada de un bebé agrega un toque especial a la historia, ¿verdad? :3 Tus teorías son interesantes, y veremos cómo se desarrollan los eventos en los próximos capítulos (aunque, tengo algunas cositas por ahí jeje). Inuyasha ha pasado por mucho, y su decisión respecto al trabajo puede ser influenciada por sus experiencias y lo que es mejor para su familia (pero veremos si es así). Agradezco tu entusiasmo y estaré trabajando en los próximos capítulos (pero no esperarás mucho porque este cap está listo :D) ¡Espero que sigas disfrutando de la historia! ¡Hasta pronto y un abrazo!

Creo que después de mucho tiempo puedo decir ¡Es domingo! Domingo de actualización :D jeje Si bien este capítulo es algo "Triste" también es un poco revelador, ya que nos ayudará a descubrir el pasado y atar cabos.

¡Disfrútenlo mucho! Y aunque esta vez no pueda asegurar cuando será publicada la próxima actualización, al menos podremos estar interactuando por Facebook.

¡Nos leemos! Y cuídense mucho.

Atte. XideVill


Disclaimer: Los personajes de esta historia son de Rumiko Takahashi.


CAPÍTULO 25.

INUYASHA

Por alguna razón, no me agradaba del todo dejar sola a Kagome y a mi hija. Pero, de alguna forma tenía que cumplir con mis responsabilidades en el trabajo.

Golpeé la puerta un par de veces antes de pasar.

–Oh, Inuyasha. Qué bueno que viniste –Masaru se levantó de la silla.

–Me llegó tu mensaje, dime ¿qué es lo que quieres de mí?

Me invitó con la mirada a que me sentara en el sofá de cuero que había en el lugar. Lo acepté solo para no hacer más larga esta charla.

Tenía una gran necesidad de ir con Kagome.

–Supe que acabas de ser padre –comentó tomando asiento frente a mí.

–Así es.

–Felicidades muchacho, un hijo siempre será una bendición.

Asentí, deseando que fuera al punto de su tan inesperada reunión.

–Bien –dijo con un suspiro– Supongo que ya debes de estar enterado. Naraku Kumo fue elegido como el nuevo director de la clínica.

–¿Fue? –cuestioné.

–Así es muchacho, ya no lo es más.

–Entonces ¿Quién se quedará con el puesto?

Masaru me miró por unos largos segundos antes de llevarse una mano al bolsillo.

–Me temo que al no llegar a un acuerdo común entre los demás directivos. Yo seré quien seguirá asumiendo el cargo.

Sonreí.

Claro, sabía que la avaricia no se le quitaría tan rápido.

–Pero hay una forma muchacho para que tú seas el nuevo director.

–¿Y de qué se trata? –cuestioné empezando a adivinar sus sucias artimañas.

–Como verás, el hecho de que Kumo ya no sea el nuevo director es porque tiene una enorme mancha que limpiar.

Sabía a dónde quería llegar y lo supe desde el primer momento en que puse un pie en este lugar.

–Tiene una denuncia en su contra, por privación de la libertad y no sé qué tantas otras cosas…

–Por qué no eres directo Masaru –solté.

–Bien, quiero que quites esa denuncia, supe que fuiste tú quien llamó a la policía ese día.

–¡Tenía secuestrada a mi esposa! –exclamé molesto.

–Vamos hijo, son solo pleitos maritales. No puedes manchar el prestigio de nuestra clínica solo por eso.

–¡¿Te parece poco lo que hizo?!

–No, sé que lo que hizo no estuvo bien. Pero te propongo algo Inuyasha –Esperé pacientemente– Si tú quitas inmediatamente esa denuncia, te dejaré el cargo de director en este momento.

Apreté la mano en un puño. No podía creer lo que acababa de escuchar.

–Ese siempre ha sido tu sueño ¿o me equivoco? Hijo, te he visto trabajar muy duro para conseguirlo, incluso estoy seguro de que pasabas más tiempo aquí en la clínica que en tu propia casa.

Se puso a reír y aquello me hizo enojar aún más.

–La clínica se convirtió en tu casa...

–Lo sé y por eso me arrepiento –respondí mientras me ponía de pie– No quitaré la denuncia Masaru y no descansaré hasta ver a ese idiota tras las rejas o muerto.

–¿Estás seguro de que esa es tu decisión? Porque si lo deseas te puedo dar más tiempo para pensarlo y…

–No necesito más tiempo –solté empezando a caminar hacia la salida– Porque la seguridad y tranquilidad de mi esposa es mucho más importante que este estúpido puesto.

–Espera muchacho…

Cerré la puerta al salir. No podía creer que aquel hombre, aquel que supuestamente era un gran ejemplo, acaba de convertirse en una gran escoria humana.

Me preguntaba si en algún momento yo me habría convertido en alguien como él. Y todo por salvar la prestigiosa reputación de la clínica. Yo no me creía capaz de sacrificar mis valores solo por mi ego y ambición.

Cuando el ascensor llegó al piso en donde estaba Kagome, solo pude ver a varias enfermeras correr de un lado al otro. Tal vez se trataba de alguna emergencia que necesitaba de su ayuda.

El ajetreo seguía a medida que avanzaba hasta la habitación de Kag y cuando vi a los de seguridad instalados en su puerta supe de inmediato que algo no andaba bien.

Me apresuré y cuando quise ingresar ellos me lo impidieron.

–Lo lamento, pero no puede entrar.

–Pero ¿qué está diciendo? –cuestioné apartando su mano – Allí adentro está mi esposa y mi hija…

–Nosotros sólo seguimos órdenes.

–¡SUÉLTEME!

El grito desgarrador de Kagome me hizo apartar al hombre de seguridad.

Cuando entré a la habitación, todo era un caos, había varias enfermeras tratando de tranquilizar a Kagome. Mientras que Miroku hacía lo propio con Sango, que no paraba de llorar.

–¿Qué pasó? –solté con miedo.

–In… Inuyasha –sollozó Kagome.

Me acerqué a ella y de inmediato sus brazos se aferraron con desesperación y angustia a mi saco.

–¡Inuyasha por qué!

Su llanto me destrozaba y aun no entendía lo que pasaba.

–Kag…

–¡Mi bebé, Inuyasha! ¡Se llevaron a nuestra hija!

La miré con pánico.

–¿Qué?

–¡SE LA ROBARON! –gritó con mucho dolor mientras escondía su rostro en mi pecho y su cuerpo temblaba sin control– Se la robaron… Inu… –sollozó – Nuestra Moroha…

Y entonces dejé de sentir su agarre.

–¿Kagome? –La moví, pero no reaccionó– ¡Kagome!

Tomé su cuerpo en mis brazos y me subí a la cama para estar con ella. Se había desmayado y no sabría decir si aquello era bueno o no, porque por un lado aliviaba su dolor, pero por el otro me preocupaba su salud.

–¿Qué fue lo que pasó? –cuestioné viendo a las enfermeras.

–No Inuyasha, ellas no tienen la culpa –intervino Miroku.

–¿Qué pasó? –Le pregunté a él en un hilo de voz apenas audible.

Sentía que si seguía me quebraría y ya empezaba a sentir el ardor en la garganta y en los ojos.

–Cuando te fuiste vino una enfermera – dijo Sango recuperando el aliento– Dijo que se llevaría a la bebé para rehacerle los exámenes.

Miré a Kag. Me dolía verla así, me dolía verla llorar y no poder hacer nada al respecto.

–Kag se la entregó –siguió con la voz rota– Pero luego de unos minutos vinieron otras enfermeras también por la bebé y entonces todo se vino abajo. Kagome se desesperó, las otras enfermeras aseguraron que los exámenes habían salido bien y que no había motivos para rehacerlos.

–¿En dónde está mi hija?

–No lo saben –soltó Miroku.

–¿Quién fue? –Les dije a ambas enfermeras– ¡¿Quién se llevó a mi hija?!

–No lo sabemos doctor Taisho.

–Así es, nunca la habíamos visto –agregó la otra enfermera.

Me aferré aún más al cuerpo aún inconsciente de Kagome. Esto no podía estar pasando. Y menos ahora que todo iba tan bien.

Tenía que hacer algo, y tenía que hacerlo ya.

–Iré a revisar las cámaras.

–Inu…

La suave voz de Kagome me detuvo. Limpié sus mejillas y la atraje aún más a mi cuerpo mientras despertaba.

–Inuyasha…

–Aquí estoy cariño –besé su frente– Aquí estoy…

–Mi bebé –La sentí temblar nuevamente bajo mis brazos.

–Todo estará bien Kagome. Te lo prometo.

El llanto volvió a asaltarla y con aquel acto se llevó mi poco autocontrol. No quería llorar porque no quería que Kag se preocupara, pero…

Esto me sobrepasaba.


(Doce años atrás)

KAGOME

–¡Por favor no te olvides de la medicina para tu hermano!

–¡Sí mamá! – Le dije antes de subirme a la bicicleta.

Solo a Sota se le ocurría la magnífica idea de correr sobre la nieve. Y ahora teníamos que lidiar con un niño llorón y su rodilla raspada.

De camino a casa y después de haber comprado la medicina, me detuve para comprarme un café. Después de todo hacía frío y la nieve empezaba a caer. Tenía que apresurarme si no quería morir congelada.

Solo tenía que atravesar el parque y al fin estaría en casa, pero me detuve en medio camino al ver algo que llamó mi atención. Dudé por unos segundos, pero es que no podía ignorarlo.

–¿Qué no tienes casa? –cuestioné al estar frente a él.

No respondió y aquello solo me molestó aún más. La nieve ya había empezado a caer y el frío se sentía incluso a través de mi abrigo. Pero este chico solo tenía puesto una camisa simple de colegio.

–Oye…

–¿Qué es lo que quieres? –soltó de golpe y la gravedad de su voz me sobresaltó– Solo vete y déjame en paz niña.

Estaba a punto de hacerlo, pero sus nudillos ensangrentados me hicieron volver a mirarlo.

–Me llamo Kagome ¿Y tú…?

–¿Qué haces? –dijo cuando tomé su mano.

–Solo quédate quieto –pedí mientras limpiaba su mano con la medicina de mi hermano.

No iba a negarlo, me estaba congelando y a medida que permanecía aquí el frío se incrementaba. Tomé la crema medicinal y se la unté con cuidado para no causarle dolor. Pero al parecer al chico frente a mí no le importó.

–Me pregunto ¿qué haces para traer las manos así? –susurré.

–¿Qué no tienes casa? –Ahora fue él quien soltó esa pregunta.

No quise sonreír, pero lo hice al ver aquellos ojos dorados.

–De hecho, mi casa está al cruzar este parque.

–Entonces vete.

–¿Y tú?

–No es asunto tuyo –dijo ignorando mi mirada y llevándose un cigarrillo a los labios.

Me subí a la bicicleta, pero nuevamente algo me detuvo, esta vez una sensación. No podía dejarlo allí en plena nevada.

Claro que no.

–Toma –Le alcancé mi café.

Solo se me quedó mirando confundido. Le insistí con la mano y gruñó.

–No lo quiero.

–No te pregunté si lo querías –exclamé quitándole el cigarrillo y reemplazándolo por el café– Morirás si sigues aquí.

–¿Eso crees? –cuestionó con ironía.

–Pues sí…

–Entonces es perfecto.

Lo miré aún más disgustada. Aquel par de ojos dorados se veían tristes. No sabía el motivo, pero de alguna forma sabía que sufría por algo.

Suspiré algo frustrada antes de empezar a quitarme el abrigo.

–¿Qué haces? –soltó confundido.

–No puedo permitir que mueras, al menos no en este parque –comenté– ¿Sabes cuántos niños vienen por las mañanas? –No respondió– Muchos, incluido mi hermano y no puedo dejar que vean esa trágica escena. Además, cerarán el parque si eso pasa.

Lo cubrí con mi abrigo, y sonreí al ver lo pequeño que era a comparación de su cuerpo.

–Listo, te queda bien –comenté– No te lo vayas a quitar, pasaré por aquí otra vez y si veo que lo hiciste entonces me conocerás –advertí.

No dijo nada, tampoco se movió. Solo se quedó en silencio sujetando mi café caliente en sus manos. El frío empezó a colarse por mis huesos, entonces supe que era el momento de volver a casa. Me subí a la bicicleta y antes de irme lo escuché.

–Inuyasha… –Volteé– Mi nombre es Inuyasha Taisho.

Sonreí.

Que hermoso nombre, sin duda nunca lo olvidaría.


KAGOME

No podía dejar de llorar y es que el llanto era lo único a la mano que tenía. Y de no haber sido por la intervención de Inuyasha, hubiera acabado con todo en la habitación. El dolor del parto era lo de menos a comparación del dolor en el corazón que tenía.

Se habían llevado a mi hija, a mi pequeña bebé, y con ello, se habían llevado toda mi estabilidad, me habían desgarrado el corazón y quello no tenía comparación. Pero yo no era la única que la estaba pasando mal, Inuyasha también estaba sufriendo y aunque se esforzaba para que no lo notara. Podía escuchar su respiración entrecortada.

–Inu…

–Aquí estoy cariño.

Levanté la cabeza para buscar su mirada, mirada que él trataba de ocultar.

–Mírame –le dije– Inuyasha…

–La encontraré Kag –soltó derramando varias lágrimas.

Me aferré a su pecho y hundí mi rostro en su cuello sintiendo su dolor.

–¿Lo prometes?

–Por mi vida. Traeré a nuestra hija de vuelta y te la entregaré sana y salva.

Volví a romperme y con todo el dolor en el pecho asentí lentamente. Yo solo quería tener a mi niña en mis brazos otra vez, quería volver a verla, sentirla. Pero la incertidumbre era aún más grande que mis deseos.


INUYASHA

–¿Y kagome? –preguntó mi amigo en cuanto salí de la habitación.

–Se quedó dormida.

–¿Cómo está ella?

–Devastada –respondí– Se quedó dormida de tanto llorar.

Di unos pasos lejos de la puerta para no despertarla.

–¿Y tú?

Me detuve y froté mis ojos antes de voltear a mirarlo.

–Yo solo quiero saber quién es el responsable y encontrar a mi hija.

–Inuyasha –me llamó cuando empecé a caminar– Tienes que llamarlo.

–No lo haré –sentencié.

Me alcanzó en el ascensor y yo marqué el número del piso a donde iba. Tenía que revisar las cámaras de seguridad sí o sí.

—Debes dejar el orgullo—volvió a hablar— Sabes que él es el único que puede ayudarte.

El ascensor sonó cuando llegamos al piso y bajé ignorando su comentario.

–Inuyasha…

–Miroku no quiero volver a hablar de eso. No lo llamaré, no lo necesito. Encontraré al responsable por mi cuenta y fin del tema.

Abrí las puertas sin llamar.

–¿Doctor Taisho?

–Quiero ver las cámaras Hikari –le dije al muchacho.

–Pero…

–Por favor es una emergencia –solté serio.

Lo vi mirarme sin entender, pero luego asintió. Conocí a Hikari cuando atendí a su esposa hace unos años, por suerte su cirugía salió muy bien y él no pudo estar más agradecido por eso.

–Pon las imágenes del pabellón de maternidad, específicamente la de la habitación 601.

El muchacho obedeció sin cuestionamientos. Esperé paciente mientras reproducía. Desde la mañana hasta el momento en que ingresaron a Kagome a la habitación, luego el momento en que nos trajeron a nuestra hija y cuando Miroku y Sango ingresaron.

–Más rápido –pedí y él obedeció.

Vimos cuando la enfermera entró para decirme que Masaru me llamaba y cuando salí de la habitación.

–Justo ahí –dije de inmediato.

Pausó la imagen justo cuando me crucé con una enfermera al salir.

–Esa es –soltó Miroku– Ella es la mujer que se llevó a tu hija.

–Hikari ¿puedes enfocarla más de cerca?

–Sí doctor.

Lo hizo y cuando la imagen se agrandó perdí el aliento. La cara de esa mujer se me hacía particularmente familiar, pero ¿dónde la había visto?

¿De dónde la conocía?


(Diez años atrás)

Los gemidos del otro lado de la habitación eran cada vez más insoportables. Dejé los libros a un lado porque estudiar era casi imposible. En ese momento me llegó una notificación al celular. Sonreí al ver de quien se trataba.

"Amor, ¿estás estudiando? Es que te extraño mucho"

No lo dudé y marqué su número.

–Tienes suerte, porque justo es mi descanso –le dije y escuché una suave risa del otro lado.

–Inu, sé que es muy tarde, pero…

–¿Quieres verme? –dije jocoso, pero empezando a buscar mi abrigo.

–¿Es un mal momento?

Escuché un grito en el la otra habitación y fruncí el ceño con asco.

–No. De hecho, es el mejor momento. Paso por ti en veinte minutos.

–¡Perfecto!

Corté con una sonrisa. Sin duda el tener a Kagome en mi vida ha sido mi gran salvación.

Busqué mis llaves, y salí de mi cuarto en silencio. Atravesé el pasillo y justo cuando estaba en la sala, la puerta de la habitación de Sesshomaru se abrió.

–Pero mira nada más –soltó la mujer mientras se cubría con una bata y cerraba la puerta tras de ella– No sabía que estabas aquí pequeño Taisho.

Solté un suspiro.

–Esta también es mi casa Kagura.

Me sonrió.

–Lamento que hayas escuchado lo bien que la pasábamos tu hermano y yo.

–¿Sabes? —Levanté una mano para que dejara de hablar—No quiero saber todos los detalles.

Soltó una risa mientras caminaba hacia la cocina.

La relación con mi hermano ya no era la misma desde la muerte de mis padres. Él ya no hablaba conmigo y yo me sentía muy culpable por lo que había pasado y tampoco me atrevía a decirle alguna palabra.

En esta casa cada uno hacía lo que quería. Mientras yo me preparaba para los exámenes de ingreso a la universidad. Él solo se dedicaba a traer mujeres, después de todo ya tenía un título y una carrera a punto de ejercer.

Kagura era la mujer que más tiempo le había durado, para ser sinceros, creo que ella era la única a la que no le importaba mi presencia en esta casa. Después de todo, no es que fuéramos una familia.

–¿Vas a algún lado?

–Saldré por unas horas.

–¿Tan tarde? –soltó mirando el reloj– Son más de las doce.

–¿Y eso qué?

La vi sonreír con picardía.

–¡Ya sé! Piensa ir a ver a tu novia.

–Ese no es tu asunto –le dije empezando a caminar a la salida.

–Si quieres condones puedo ir a pedírselos a tu hermano.

Volteé casi de inmediato.

–¡Claro que no!

–Ay, yo solo decía, pero si ustedes son más de esos que no usan protección, bien por ustedes –dijo jocosa– ¡Disfruta del sexo mientras seas joven! esa mi frase.

Rolé los ojos antes de irme. Definitivamente no iba a responderle y perder mi tiempo en tonterías.

.

–Inu, ¿todo bien?

Miré a Kag bajo mis brazos.

–Sí, es solo que… –suspiré– Estoy algo cansado.

–Si estabas cansado, entonces no…

–Ni lo digas –interrumpí– Que esté cansado no significa que no quiera verte.

Dejé un beso sobre sus labios.

–Es esa mujer.

–¿Quién? –cuestionó sentándose de inmediato.

–La nueva novia de Sesshomaru.

–¿Ya hay otra? –asentí– ¿Cómo se llama?

Me senté sobre la cama para estar a su altura.

–No es importante. El punto es que creo que ella en verdad está enamorada de él.

–¿Y eso es malo?

Sonreí y le acaricié la mejilla.

–Para él, ella solo es un pasatiempo, nada serio –afirmé– Como todas las demás.

–Ya veo.

–Por eso creo que nada bueno puede salir de todo esto. Un corazón roto es capaz de lo que sea.

–¿Lo dices por él? ¿Tienes miedo de que algo le pase a tu hermano?

Lo pensé por unos segundos. ¿Era eso? Bueno, si lo fuera, no era asunto mío. Después de todo, sus acciones no tendrían por qué perjudicarme, él era el único responsable de lo que hacía, por lo que yo no jugaba un papel esencial en ese enredo.


(Actualidad)

Salí de aquel lugar hecho un lío. A medida que avanzaba sentía como si todo a mi alrededor se incendiaba en llamas sofocantes. Era ella, ¡claro que era ella! y aunque hayan pasado varios años pude reconocerla.

¿Pero por qué? ¿Qué ganaba haciendo todo esto? ¿Y por qué yo estaba involucrado?

Saqué el celular del bolsillo y marqué el número que en mi vida creí volver a llamar. No necesitaba su ayuda ¡Claro que no! Solo necesitaba respuestas.

–¿Inuyasha…?

Apreté el aparato en mis manos cuando escuché su voz después de muchos años.

–Cuanto tiempo. Sesshomaru.

Continuará...