Lo que fue una improvisada salida al cine después del trabajo, paso a ser un paseo por las tiendas, el parque y al final una cena en un pequeño pero acogedor local. Si bien, tras lo ocurrido al finalizar la función habría mantenido al par de chicos en silencio, rápidamente retomaron la confianza, creando un ambiente cómodo que les permitió seguir juntos hasta tarde.
Karamatsu llegó a casa sin problema, pese a la insistencia del castaño por ir a dejarlo, el Matsuno prefirió andar con calma hasta su hogar, lo que provocó que su llegada fuese más tarde de lo usual; sin embargo, no le preocupaba mucho dicha situación, después de todo sus hermanos nunca reparaban en lo que hacía y su padres, sabiendo que tenía algún trabajo temporal, no se preocupaban mucho. Cruzó la puerta anunciando su llegada, sin tiempo siquiera de retirarse un zapato brincó asustado cuando la puerta corrediza de la sala se abrió estrepitosamente seguida de la presencia del más joven de sus hermanos.
- Brother, me tomaste por sorpresa – mencionó con un largo suspiro. Ante el silencio del menor, titubeó al hablar - ¿Está todo bien? – apenas y alcanzó a distinguir al resto de hermanos asomándose tras el marco, escena que se repetía con sus padres desde la cocina.
- ¡No, nada está bien! ¡Eres un mentiroso, hipócrita, falso! – comenzó a gritar mientras se acercaba.
Karamatsu se hallaba bastante confundido, miró al resto de la familia buscando en vano una respuesta o salvación.
- No comprendo...
- Ya sabemos todo, se bien lo que has estado haciendo para conseguir dinero – antes de que el otro respondiera sacó su celular y colocó la pantalla frente al mayor.
El segundo miró la imagen donde estaba con Atsushi saliendo del cine - ¿De dónde sacaste esa foto?
- Eso no importa, mejor explícame ¿Desde cuando sales con Atsushi? ¿Cómo siquiera ocurrió? – No dejaba de cuestionarle, claramente alterado.
- ¿Entonces Karamatsu nii san no salía por trabajo? ¿Salía a citas? – dedujo Jyushimatsu con una de sus mangas sobre su boca, analizando los hechos.
- Obviamente fue todo una farsa – respondió Totty – simplemente consiguió quien pague sus caprichos.
- No es lo que piensas – refutó el segundo.
- ¿No? ¿La foto entonces no eres tú con mi amigo más influyente en una maldita cita? – Ante el breve silencio prosiguió – no sabes lo vergonzoso que fue el que una chica que cortejaba pensara se trataba de mí.
Karamatsu colocó una mano en su frente, las quejas del menor comenzaban a provocarle un dolor de cabeza.
- Estoy trabajando con Atsushi, se los hubiera dicho antes si me hubiesen dado la oportunidad – explicó con cierto rencor al recordar que en algunas ocasiones estuvo por contarles pero simplemente fue ignorado.
- Claro, bastante creíble – el menor se jactó por lo escuchado - ¿No tenías una mejor excusa? Sabes, ahora entiendo porque él no ha ido a citas grupales y la razón de que me esté ignorando, justo cuando necesitaba a alguien con auto y tú acaparándole.
- No creo que Atsushi deba estar al tanto de tus necesidades, tiene cosas más importantes que hacer – respondió con clara molestia, en el tiempo de tratar a Atsushi supo de las personas interesadas en su dinero o posición, inclusive fue testigo en ocasiones de los rostros hipócritas, situación que lo irritaba.
- No tienes derecho a criticarme – alegó ofendido – estás haciendo algo peor al acostarte con él por interés.
- Mide tus palabras Todomatsu – advirtió el mayor con voz profunda – a diferencia tuya no necesito fingir para hacer un amigo.
Todos los presentes no pudieron evitar una expresión al unísono de sorpresa al presenciar como el menor acababa de dirigir su puño contra la mejilla de Karamatsu.
El mayor retrocedió un paso al instante de recibir la agresión, con el rostro ligeramente agachado llevó con lentitud su mano hasta la mejilla izquierda.
Solo fue cuestión de segundos para que Osomatsu se interpusiera entre ellos, si bien no era la primera vez que se agredían de forma física, el de rojo sabia cuando la situación era sería, aquellos momentos en que el de azul no devolvía una respuesta inmediata solo podía significar que estaba reprimiendo una creciente ira.
- Ya es suficiente chicos, vamos a cenar, empiezo a tener hambre – sugirió el mayor esperanzado de aminorar la tensión mientras sutilmente mantenía la distancia entre los involucrados.
Karamatsu simplemente se dio vuelta a la salida, sin dirigirles la mirada y haciendo caso omiso de la llamada por parte del primogénito y sus padres salió de su hogar.
Chibita comenzaba a guardar algunos utensilios cuando divisó a un cliente acercándose, maldijo por lo bajo cuando vio a uno de los sextillizos – Adivinare, otra vez peleaste con tus hermanos ¿Cierto?
El de azul se limitó a tomar asiento en la banca manteniendo la mirada baja.
El cocinero volvió a maldecir antes de regresar a su lugar, tras observarlo con detalle notó la marca roja que se denotaba en su mejilla – Maldición, no te quedes ahí sentado, ayúdame a recoger para irnos de una buena vez.
El Matsuno lo miró al instante – Gracias – musitó conmovido con una pequeña sonrisa, agradecido de que su amigo entendiera su necesidad de albergue, ya que avergonzado, no sabía cómo pedirle el favor. Se levantó para acatar lo dicho por el cocinero.
Ya había amanecido y en la residencia Matsuno uno de los sextillizos se encontraba en la cocina con una taza de café, aun en pijama daba pequeños sorbos a su bebida sin mirar un punto específico.
- Totty, ¿Qué haces levantado? – el tercer hermano cuestionó desde el marco.
- Podría preguntarte lo mismo – respondió con tono neutral.
- Habrá una venta exclusiva de una figura de nyaa chan, así que debo formarme temprano – explicó con una boba sonrisa. El menor rodó la ojos sin querer debatirle sus aficiones - ¿Esperas por Karamatsu nii san? – la pregunta sonó más como una afirmación mientras se servía una taza. Todomatsu no contestó, detestaba y agradecía por igual el tono maternal del mayor - ¿Quieres hablar de ello?
- Es solo que, no entiendo porque me mintieron, es decir, son mi hermano y mi amigo, ¿Por qué no confiaron en mí?
- Supongo que les preocupaba nuestra reacción, yo aún estoy procesándolo, ¡Pero no lo malentiendas! – Aclaró al instante – tienen mi apoyo total, soy lo suficiente maduro para comprender estos temas y estar para Karamatsu nii san cuando lo necesite.
- Aja – musitó Todomatsu, aguardando a que el otro terminase de inflar su ego al proclamarse como una persona tolerante y de mente abierta. Aprovechando el tiempo para reflexionar lo escuchado inicialmente, seguramente era el caso, les asustaba su reacción y por ello lo ocultaron.
- El punto es – retomó el tema de conversación – Ahora que lo sabes ¿Estas en contra de su relación?
El menor mantuvo la vista sobre su taza, meditando unos segundos – No realmente, si eso los hace felices no tendría por qué interponerme.
- Bien, podrías comenzar con esa línea cuando veas a Karamatsu nii san – se levantó para dejar el traste vacío, palmeo un poco el cabello de su hermanito para después encaminarse a la salida – todo se resolverá, estoy seguro – afirmó antes de marcharse.
Todomatsu suspiró derrotado, realmente esperaba que todo se resolviera rápidamente, aunque no lo admitiera en voz alta, detestaba estar enojado con aquellos que tanto apreciaba.
Al final, toda la familia Matsuno se hallaba al tanto de la relación del segundo sextillizo, por lo que aguardaban con cierta impaciencia a que este apareciera para saciar su curiosidad; sin embargo, el responsable no regresó ese día.
El de polera azul acompaño temprano a su amigo cocinero hasta su habitual lugar para después andar cabizbajo por la calle, el altercado con Totty le había dejado con un remolino de sentimientos, ¿Por qué siempre tenían que complicar todo? Sacando conjeturas y dejando de lado lo que tuviese que decir. Ahora solo podía dedicarse a vagar al no querer regresar a casa, sumado a ello sentía una ligera tristeza al saber que la cena con el jefe del castaño sería al día siguiente lo cual significaba que su trato estaba por terminar; su pensar fue interrumpido cuando distinguió al castaño a poca distancia paseando un perro; observó curioso la escena, además de no recordar el dato de la mascota en las conversaciones pasadas era inusual verle con ropa casual.
- Oh, Karamatsu – le saludó el otro con verdadera sorpresa de encontrarlo.
- Hola, no sabía que tenías un perro – mencionó al agacharse para acariciar al cachorro de Shiba Inu que de inmediato se mostró amistoso.
- Se lo cuido a una amiga en algunas ocasiones, su nombre es Koro* – Atsushi observaba entretenido al sextillizo jugando con el canino cuando notó la marca roja de la mejilla – aguarda, ¿Qué te ocurrió? – se inclinó por instinto para estar a su altura, colocando la mano bajo la barbilla del Matsuno.
- Eh, esto, solamente un accidente – respondió esquivando la mirada.
Ante la clara incomodidad por el tema, el castaño optó por no preguntar más – estoy en camino a regresarlo – comentó mientras se levantaba - ¿Te gustaría acompañarme? podríamos aprovechar para conversar un poco más.
El Matsuno lo meditó unos segundos antes de levantarse y asentir con una gran sonrisa.
El par de chicos se dirigieron a un hospital en donde, justamente saliendo, se encontraron con la dueña del can.
- Ella es la doctora Aoki Choroko – mencionó a la par que le entregaba al cachorro.
- Matsuno Karamatsu – se presentó el sextillizo con una reverencia pero no hubo respuesta, al enderezarse la mujer mantenía una mirada fija en su persona con una expresión neutra en el rostro, lo que le puso bastante nervioso.
- ¿Es él? – la doctora se dirigió al castaño.
- Por favor Choroko, compórtate – pidió con una mano en su frente.
- ¡Sí es! – su voz se volvió aguda mientras juntaba sus manos frente al rostro – No puedo creerlo, es más lindo de lo que pensaba – buscó en su portafolio una libreta y pluma – por favor, dime como han sido sus citas, ¿Algo divertido que les paso? ¿Han peleado? ¿Reconciliado? – pregunto lo último con una sonrisa ladina.
El Matsuno miro al castaño en busca de ayuda.
- Lo lamento, Choroko sabe de nuestro acuerdo y es algo, entusiasta, con este tipo de temas.
- Oh vamos, solo quiero un poco de los detalles – terminó por acortar la distancia y sin pena alguna le susurro unas palabras al de azul.
Atsushi solo pudo observar cómo se pintaba de rojo todo el rostro del chico mientras balbuceaba palabras inentendibles - ¡Choroko! – le llamó en forma de reprimenda.
- Solo jugaba – se defendió al separarse de inmediato con una mueca traviesa – bien, me marcho entonces, espero podamos reunirnos en otra ocasión – comentó mientras su mascota ya tiraba de la correa para apresurar su paso.
Atsushi asintió con una pequeña sonrisa, su amiga nunca cambiaría - ¿Estas bien? – colocó su mano en el hombro del otro, quien mantenía el brazo levantado cubriendo parte de su rostro tratando de evitar que se notase el sonrojo. Tal vista provocó un sentir en el castaño, hasta ese momento inexplicable.
- Sí, sólo me tomó desprevenido – respondió sin lograr mantenerle la mirada.
- ¿Por qué no vamos por algo para comer? – sugirió.
Karamatsu meditó un momento, no quería abusar del tiempo libre del castaño pero en realidad no tenía a donde ir.
- Oh, lo siento, seguramente ya tenías planes.
- No, no es así – aclaró de inmediato el de azul – de hecho, quizá podríamos hacer otra cosa, conversar o algo – sobo su cuello apenado, realmente no quería volver a casa y no se le ocurría algo más para ocuparse.
- Bien, ¿Qué te parece ir al centro comercial? La cena es mañana y los trajes que pedí ya estado listos.
- ¡Claro! - aceptó de inmediato sin lograr esconder su felicidad al momento – digo, si está bien para ti, vamos.
No tardaron en llegar a la sastrería predilecta del castaño, tras probarse las prendas confirmaron la perfección de las mismas, un traje negro para él y en color blanco para el otro.
Antes de marcharse Atsushi se detuvo frente a una vitrina, observando con detenimiento los relojes, considerando si sería adecuado agregar otro a su colección.
- ¿Compraras uno? – pregunto Kara al acercarse.
- Quizás, pero no veo ninguno que llame mi atención.
- ¡Oh, ¿Qué tal ese?! – señaló de inmediato un reloj negro – el color es elegante y combina con todo, se puede ocupar para cualquier ocasión – opinó con una gran sonrisa.
- ¿Así lo crees?
- Sí, es bastante genial.
- Muy bien – respondió con una sonrisa para después entrar sin duda al local.
Karamatsu aguardó afuera, viendo el resto de modelos y pensando en ahorrar para conseguir uno algún día.
El castaño no tardó mucho en salir, en cuanto su acompañante se acercó le extendió una caja negra con moño azul, para el Matsuno era obvio lo ocurrido – No podría – negó suavemente con la mano, apenado de recibir dicho regalo.
- Vamos, solo es un pequeño detalle por toda tu ayuda, me sentiré mal si lo rechazas – insistió manteniendo el brazo estirado.
A sabiendas de la terquedad del trajeado y considerando las indiscretas miradas de algunas personas, terminó por rendirse – Muchas gracias – se inclinó un poco al recibirlo – prometo que lo cuidaré debidamente.
Atsushi no pudo contener una ligera risa, no estaba acostumbrado a ese tipo de respuesta, siendo que lo normal fuese que le aceptaran todo sin rodeos e inclusive que le pidieran más, como cierto sextillizo menor que conocía – vaya que son muy diferentes – murmuró.
- ¿Eh?
- No es nada, ¿Qué tal si ahora buscamos algún aperitivo?
Karamatsu asintió feliz con la idea, intentaría relajarse todo lo posible y ya después pensaría en qué hacer en relación a Todomatsu y el resto de la familia, de momento, pediría asilo una noche más en casa de su amigo cocinero; realmente no tenía ganas de ir casa, en todo caso, eso era lo mejor para todos.
XXXXXXXXXX
*Koro – regordete
