Cursed Diamonds
PROLOGO
Hola, soy yo.
ha pasado un tiempo desde que subi una nueva historia a este usuario, de verdad espero que lo disfruten porque combinan mis dos franquicias favoritas.
comenten que les parecio y que ideas pueden ofrecerme a largo plazo.
Jujutsu Kaisen le pertenece a Gege Akutami
Jojo's Bizarre adventures le pertenece a Hirokino Araki
Sendai…
La ciudad brilla con la actividad matutina colectiva de sus habitantes los cuales viven ignorantes de ciertos aspectos irreales y bizarros que ocurren en la prefectura de Miyagi. Sendai era como cualquier otra ciudad de Japón: Zonas residenciales, centros turísticos, edificaciones a reventar de oficinas y establecimientos comerciales.
Ciudades como está bien pueden ser comparadas como Riverside, Dallas, Changchun, Tainan, Oulu y Acapulco. Donde la variedad siempre está presente además de poseer una de los tranvías ferroviarios y lo más descante; una gran extensión de árboles que rodeaban de manera uniforme un leve porcentaje de la ciudad metropolitana.
En la autopista de Tohoku, un taxi conducía al lado de otros automóviles, en su interior, el taxista miraba impasible hacia adelante mientras una música suave resonaba por la radio junto al audible repiqueteo de teclas en la parte trasera del auto. El conductor miro de reojo por el retrovisor a su cliente de hoy: un hombre masculino de unos 1.95, su pelo era de color negro y sus ojos eran de un verde el cual parecía haber un poder etéreo en ellos.
El taxista trago suavemente ante la vestimenta de su cliente: una gabardina blanca con el cuello doblado hacia atrás cuyas mangas dobladas eran de un color ente amarillo y morado en un patrón de triángulos invertidos, también llevaba unos pantalones anchos del mismo color el cual tenía dos cinturones negros en su cintura y llevaba una camisa rígida de cuello alto morada con una correa abrochada diagonalmente en su pecho que hacía juego con los zapatos morados con suela negra y lo más característico era la gorra blanca el cual en la parte superior había un emblema de una "J" metálica junto a un corazón metálico dorado.
El hombre imponente cuya vestimenta hacia juego tenía una laptop marca HP el cual estaba escribiendo con cierta manía. Si la gente le diera una primera mirada dirían que es un hombre el cual poseía un sentido de la moda extravagante, pero su nombre tenía un peso importante en el mundo del estudio marítimo.
Jotaro Kujo.
Siendo hijo de un famoso compositor de Jazz y de la hija de un importante magnate en bienes raíces estadounidense. Jotaro Kujo se ha ganado un importante nombre en la biología marítima siendo el estudio de los delfines su mejor aporte a la ciencia biológica.
Al menos eso es la parte exterior de su aspecto social.
Un tono de llamada llamo la atención de Jotaro quien hurgo en su bolsillo, sacando un teléfono celular el cual se llevó a la oreja.
"Aquí Jotaro… Si, justo ahora me encuentro en Sendai… Si, tengo toda la información al respecto al chico, donde estudia y a los lugares donde frecuenta… Bueno, hazle saber al viejo que estoy aquí y estoy por encontrarme con él… muy bien, adiós." Jotaro colgó y guardo su teléfono mientras cerraba el documento de su laptop para acceder a otro archivo el cual tenía información acerca de su objetivo.
Una expresión seria adorno los rasgos de Jotaro mientras visualizaba con mucha atención al joven que se mostraba en el archivo.
"Entonces este es mi tío… maldita sea, anciano. Menudo lio en que te metiste, sabía que eras un imbécil de primera, pero que le hicieras esto a la abuela es demasiado bajo incluso para ti." Jotaro tomo una breve respiración. "Tan solo espero que esto no traiga muchos problemas futuros."
Jotaro Kujo no lo sabía, pero esos pensamientos serian un signo de mal augurio que lo arrastrara a otra bizarra odisea lleno de seres místicos a lo que cuya existencia apenas tenía idea además de una conspiración que podía hacer pender de un hilo el futuro de Japón, así como el mundo entero.
El usuario de Stand se rasco la nuca con cierta frustración.
"Yare Yare."
-Escuela secundaria municipal Sugiwasa-
En el exterior de la escuela, un joven se encontraba caminando al establecimiento educativo portando su uniforme de educación física, su apariencia era simplista, pero con ciertos aspectos curiosos como por ejemplo su cabello puntiagudo color rosa palo y los costados color marrón claro, sus cejas son finas y sus ojos marrones y poseía una altura de 1,73 con una constitución semi-musculosa.
Este joven es Yuji Itadori, un estudiante de primer grado de quince años de edad, es popular en los deportes donde destaca su gran talento físico y resistencia, siendo la envidia de los deportistas universitarios. Muchas personas lo califican como una persona honesta, amigable y fácil para socializar con otras personas, tiene gustos musicales básicos y su tipo de mujer son las altas con gran trasero como Jennifer Lawrence el cual es fan y lo hizo fanático de las novelas de los juegos del hambre.
Yuji entro a la escuela junto a otros estudiantes los cuales también estaban con uniforme de física.
"Parece que nos toca otra vez con los de salón c, ahora, ¿dónde está?" Yuji miro con atención a sus compañeros en busca de un peinado en específico.
Los pelos de Yuji se erizaron cuando sintió un suave golpeteo en el lóbulo de su oreja lo cual lo hizo voltearse a gran velocidad con una mano levantada, haciendo un golpe de karate con un grito genérico de karateca.
Pero el golpe es bloqueado con facilidad por otro estudiante. Este joven llevaba un uniforme similar al de Yuji pero su apariencia destacaba como el resto de los estudiantes. Para empezar, es un joven alto que supera a Itadori solamente por unos pocos centímetros con una tez de piel más clara que la de Itadori junto a unos ojos azules casi purpura y tener una complexión musculosa promedia, un poco más voluminosa que su compañero, pero su aspecto más destacado es su peinado estilo Pompadour cuyo color es de un azul oscuro muy bien mantenido.
Este joven se llama Josuke higashikata, un joven de entre quince y dieciséis años de edad, un estudiante de primero como Yuji pero de una sección diferente, es un chico experimentado, seguro, valiente, amigable y leal (aunque en ciertos aspectos no lo parezca) posee una personalidad cordial lo cual hizo que él y Yuji fuesen grandes amigos desde la primaria ya que ambos comparten mucho en común como su amabilidad general y su bondad hacia otros. Actualmente se encuentra viviendo junto con su madre soltera Tomoko Higashikata y su abuelo Ryohei Higashikata el cual es oficial mayor de la policía municipal.
Josuke retiro el brazo de Yuji con una sonrisa de complicidad. "Buen intento, pero como siempre sigo siendo más rápido."
Yuji retira su brazo mostrando una sonrisa algo feroz. "Solamente lo bloqueaste porque estaba al sesenta por ciento de mi poder."
Josuke introdujo sus manos en sus bolsillos sin dejar caer esa sonrisa amigable. "Ya quisieras, no hay nadie mejor en los reflejos que yo."
"Eso estará por verse cuando te haga pure en EF." La expresión de Yuji paso de feroz a amigable. "Por cierto, ¿cómo estuvo tu mama anoche?"
"Ya sabes, como siempre, aunque estuvo un poco más gruñona de lo habitual cuando no fuiste a cenar con nosotros anoche." Josuke dijo mientras se ponía a caminar junto con Itadori.
"Sabes que tengo que cuidar de mi abuelo los miércoles por la noche." Yuji respondió con un suave encogimiento de hombros mirando a otra parte.
Josuke se le removió un poco la consciencia al mirar la expresión casi abatida de Itadori, al haber crecido juntos, pudo saber en la situación en la que se encontraba con su abuelo y pese a la renuente hostilidad que tenía Wasuke Itadori hacia su persona, lo veía como una persona amable hacia su nieto pese a lo gruñón y estricto que era.
Era todo lo que Yuji tenía en cuanto a familiares…
El joven Higashikata jamás pudo conocer a los padres de Itadori y estaba seguro que el mencionado nunca tuvo algún recuerdo con ellos. Podía empatizar con eso ya que era casi similar a Itadori, nunca pudo conocer a su padre y era un sentimiento doloroso ya que su madre era la que más sufría su ausencia y odiaba mucho verla lamentándose de esa forma.
Rodeando con su brazo el cuello de su amigo, Josuke le dio unos pequeños ánimos mientras lo atrajo un poco hacia el mismo. "No te preocupes, hice que mama te guardara un poco de la cena, puedes pasar por mi casa después de clases antes de que vayas al hospital para recogerla, incluso guardo un poco para Wasuke-san."
A Yuji le tomo un poco para responder, pero su estado de ánimo cambio un poco para mejor. "Gracias, Josuke."
"Para mi mejor amigo, lo que sea." Dijo mientras le revolvía el cabello.
Esto molesto a Itadori quien exclamo indignado mientras perseguía a Josuke quien a su vez salió disparado hacia el exterior de la escuela.
-Más tarde ese día-
Los dos amigos fueron corriendo hacia la casa de Josuke, pese a que solamente faltaba unas pocas horas para que llegase el atardecer, Yuji deseaba llegar a su abuelo lo mas pronto posible por lo que Josuke no tuvo de otra que competir contra Itadori para llegar a su casa.
Cuando llegaron fueron recibidos por la madre de Josuke, Tomoko le dio la bienvenida tanto a Yuji como a Josuke y como prometió le dio a Yuji un poco de la cena que hizo la otra noche en un envase. Itadori le agradeció y se disculpó por no haber cenado con ellos la otra noche mientras se despidió para irse al hospital con Josuke para acompañarle hasta la parada de autobús.
"Mándale saludos a tu abuelo de mi parte." Josuke dijo viendo a Yuji entrar al autobús con un ramo de flores en la mano. "No creo que le guste las flores."
"Son para las enfermeras, te llamare más tarde cuando llegue a verlo." Yuji se despidió mientras la puerta del autobús se cerraba y se marchaba.
Josuke hizo una profunda respiración y regreso sobre sus propios pasos para volver a su casa, optando por el camino más largo ya que para él es el más relajante ya que ahí se encuentra una fuente (No sin antes avisarle a su madre, dios lo ampare si su madre se enoja por demorarse en llegar a casa).
En su camino, al llegar a la pequeña fuente de agua se llevó un susto de muerte al escuchar un chapoteo y su corazón dio un vuelco al ver a una pequeña tortuga emerger del estanque, para su suerte, la tortuga parecía inofensiva.
Un quejido de molestia provino detrás suya y miro hacia atrás para ver un chico a unos pasos detrás suya, lleva un uniforme escolar como el suyo, pero de un color verde oscuro, el chico tenía un cabello rubio peinado hacia atrás con unos ojos azules que reflejaban timidez. Ante cualquier punto de vista, cualquier lo consideraba de carácter dócil y un blanco fácil para los bravucones.
El joven de estatura baja se rasca la nuca con incomodidad con su mirada fijada solamente en el suelo por el que caminaba, sin percatarse del frente, terminando embistiendo a Josuke sin que este se moviese en absoluto. El muchacho alza una mirada perpleja hacia el chico con copete y suelta una exclamación.
"L-Lo siento! ¡No me fije por donde iba!" El chico grito un poco antes de inclinarse profundamente en señal de disculpa.
Josuke levanto su mano para apaciguar. "No hay necesidad de disculparse, debes haber tenido mucho en tu mente como para estar con esa cara."
El rubio bajito se rasco la cabeza, soltando una risa nerviosa que resalta culpabilidad. "Se estaba notando bastante, ¿verdad? Qué vergüenza." Dijo tras soltar un audible suspiro derrotado.
"Vamos, no hay que porque seguir así." Josuke extendió su mano hacia el chico quien abrió ligeramente los ojos. "Me llamo Josuke Higashikata."
El rubio se tomó un segundo y con una sonrisa también le estrecho la mano. "Koichi Hirose, estudiante de primer año de la clase 1-4. Un gusto conocerte"
"Bueno, es un gusto conocerte también, Koichi." Josuke dijo y volteo su hombro hacia el otro lado. "Vives en este vecindario?"
"Claro, vivo junto con mi madre, mi hermana mayor y nuestro perro. Hace menos de un año que nos mudamos aquí." Koichi hablo mientras ambos caminaban hacia adelante.
Y ahí fueron caminando hacia la residencia de Koichi mientras ambos hablaban de cosas mundanas como la escuela, que gusto había en deportes, tipo de música preferida y demás cosas que llenaron la curiosidad mutua.
"Entonces, ¿tú y ese otro llamado Itadori son como rivales o algo así?" Koichi pregunto viendo como el sol no le faltaba mucho para ponerse.
"La verdad, Yuji y yo somos como hermanos desde que éramos niños. Sus padres murieron y su abuelo es lo único que le queda el cual justo ahora está en una situación delicada en el hospital." Josuke comento mostrando un poco de tristeza.
"Ya veo… eso es verdaderamente triste. No me quiero imaginar lo que está pasando." Koichi dijo con un tono de pesar.
"Yuji es alguien fuerte, no solo físicamente, es un rasgo admirable sobreponerse ante estas cosas." Josuke respondió mostrando un poco de orgullo en su tono.
Ambos siguieron hablando un poco cuando vieron a alguien frente a suya, tenía una forma llamativa de escribir junto una gorra blanca y maletín negro sobre su cuello. Tanto Koichi como Josuke tragaron un poco ante la intensidad que de la mirada que el hombre con gorra les estaba dando.
Espera, ¡Koichi conocía a esta persona! Es el famoso biólogo marino japones: Jotaro Kujo. En su clase de biología leyeron sobre su investigación acerca de los delfines y otros animales marinos. ¿Qué hace un hombre como el aquí?
El biólogo marino se acercó al dúo, sus pasos eran firmes y su postura firme, su mirada estaba fijamente puesta sobre Josuke.
"Oye…" Koichi parpadeo ante la voz de Josuke y vio que el muchacho del copete tenía una mirada sombría. "¿Qué crees que estas mirando? ¿Buscando empezar algo?
Las miradas se mantuvieron y Koichi parecía sudar ante la presión que estas dos imponentes personas se transmitían mutuamente.
Los rasgos de Jotaro se relajaron e hizo una pequeña inclinación "Disculpa por acércame a ti de esa forma, solamente quería asegurarme de algo." El biólogo volvió a ponerse firme, mirando a Josuke neutralmente. "Tú eres Josuke Higashikata ¿verdad?"
Fue el turno de Josuke al ser tomado por sorpresa, sus ojos se abrieron levemente e hizo contacto visual con Koichi quien estaba igual de confundido. ¿Cómo este hombre sabe su nombre? ¿Y que quería con él?
"¿C-Como sabes-?"
Jotaro lo interrumpió, poniendo sus dedos sobre el filo de su gorra. "Naciste a mitades del 2002. Tu madre se llama Tomoko Higashikata, ella tenía 21 cuando estudiaba en la universidad de Tokio. Se mudó contigo a Sendai junto con su padre Ryohei Higashikata quien es un oficial de policía. En el 2006, cuando tenías cuatro, tuviste una fiebre severa por una enfermedad desconocida durante cincuenta días. Casi mueres."
Josuke dio un paso hacia atrás, una bala de sudor bajo suavemente por su frente, esto no le estaba gustando para nada.
Tragando un poco, Josuke parpadeo una vez y pregunto: "Si sabes todo eso… ¿Qué es lo que buscas de mí?"
Jotaro bajo los dedos de su gorra y tomo una breve respiración. "Vengo aquí para hablarte de tu padre. Su nombre es… (Yare Yare, es más difícil de lo que pensaba) ¡ejem! El nombre de tu padre es Joseph Joestar.
Los ojos de ambos adolescentes se abrieron con auténtica sorpresa y shock. Joseph Joestar es un nombre que tiene un gran peso, se encuentra entre los mayores magnates del mundo de la Inmobiliaria. Se dice que su empresa fue la más beneficiada en la caída del mercado japonés a inicios de los noventa.
Koichi estaba genuinamente sorprendido de que la persona con la que estaba hablando no hace mucho era hijo de un exitoso magnate. Pero para Josuke fue un verdadero balde de agua fría, su mente volvió a los llantos de su madre, las veces que tuvo que consolarla por el amor de un hombre ausente, era sin duda algo le rompía el corazón.
"…" Josuke no sabía que decir, había tenido un día tranquilo en el instituto con Yuji y justo ahora se enteró de quien es su padre biológico. No tenía idea de que decir.
Tomando esto como una señal para proseguir, Jotaro siguió explicando: "Joseph actualmente tiene 79 años. Sigue estando bien de salud… pero cuando él estaba ordenando su herencia, el viejo y su abogado vieron tu nombre en la lista, un nombre que ni el reconoció." El biólogo arrugo un poco la mirada con un poco de resentimiento hacia el hombre mientras hablaba tanto para sí mismo como para el par de jovenes. "El viejo bastardo… 'Solo amo a mi esposa' como un santo… que demonios… finalmente encontré a tu hijo por ti, arrugado infiel."
Josuke no supo que responderle a Jotaro, solamente se quedó mirando con su atención firmemente puesta sobre él.
"Mi nombre es Jotaro Kujo. Soy oficialmente tu sobrino, sé que suena un poco raro, pero es un gusto conocerte." Jotaro dijo ahora sin rodeos mientras se inclinaba nuevamente.
"¿S-Sobrino?" Josuke parpadeo, no sabía cómo sentir al respecto, por lo que su cerebro trabajo en piloto automático. "Un… gusto en conocerte también…"
"Esto es definitivamente la cosa más surreal que me ha pasado." Koichi alterno su mirada entre Josuke y Jotaro, buscando algún sentido en la situación en la que estaba.
Jotaro se guardó las manos en los bolsillos mirando a otro lado. "También te quiero que sepas que vas a heredar un tercio de la herencia de mi abuelo muy pronto. El actualmente debe encontrarse en serios problemas ahora."
Ante la palabra 'problemas' Josuke se tensó. "¿Serios problemas?"
"Si, mi abuela Suzi Q nunca ha estado tan molesta en 61 años de matrimonio." Jotaro respondió planamente a la pregunta.
Los ojos de Josuke vuelven a abrirse y con rapidez hizo una profunda reverencia. "¡Lo siento mucho por todo! ¡Todo es mi culpa!"
Ambas personas fueron tomadas por sorpresa. Jotaro, era el más confundido. "¿Qué sucede contigo? ¿Por qué te estas disculpando conmigo?"
"Jotaro-san ¿Puedo llamarlo así?" No estaba cómodo con la idea de llamar sobrino a alguien que acaba de conocer. "Si dices que su familia se encuentra en problemas, debe ser por mi culpa. Mi madre estaba muy enamorada de él, y estaba planeando tenerme por lo que estoy contento con eso. No hay que preocuparse por nosotros… mi padre..." hizo un trago amargo. "¿El señor Joestar? Dígale que estamos bien."
"…" Con total honestidad, esta no era la situación que Jotaro había previsto, ya había pensado que el bastardo de su abuelo pelearía con él, pero verlo disculpándose lo hizo ver lo maduro que realmente era. "Josuke, si así lo quieres, puedo arreglar una reunión con los dos-"
*"You used to call me on my cell phone… Late night when you need my love"*
La canción Hotline Bling de Drake sonó repentinamente en el bolsillo de Josuke, cortando la conversación. El chico con el copete saco el aparato telefónico y vio que era su madre. "Por favor deme un momento, es importante."
Jotaro asintió rápidamente y Josuke se disculpó y se alejó unos pasos para privacidad y vio la foto de su madre en la llamada entrante, luego miro a Jotaro sobre su hombro, indeciso de que hacer, atendió la llamada y comenzó con un saludo simple.
"Hola mama, lamento la tardanza, pero estaba llevando a alguien a su ca…" La cara de Josuke cambio cuando hizo una pausa; su rostro cambio a una sonrisa forzada y ojos brillantes a una expectante y confundida. "¿Qué sucede? ¿Por qué tienes ese tono?" le dio una mirada rápida hacia el par los cuales estaban expectantes. "¿Yuji? ¿Qué paso con Yuji?"
Mientras su madre le daba los detalles de lo que paso con voz semi quebrada, la expresión preocupada de Josuke cambio a una petrificada, sus pupilas se encogieron mientras pasaba la parte superior de su palma sobre su sudada frente.
¡Maldita sea…! ¿¡Porque ahora!? ¿Por qué tenía que irse en esta situación?
"Mantén la calma, mama. Ya voy directo al hospital a buscarlo." Josuke dijo con voz firme al teléfono. "Quiero que te quedes en casa, el abuelo no tardará en llegar de su turno… Confía en mí, nada malo me va a pasar… te llamare en cuando lo encuentre."
Y con eso, Josuke colgó su mirada, teniendo una mirada sombría y repleta de pesar, luego se dio la vuelta y se dirigió hacia Jotaro y Koichi.
"¿Algo ha pasado, Josuke?" Koichi pregunto con ligero nerviosismo.
Josuke hizo una mueca con los labios y miro al joven rubio a los ojos. "Me temo que si: el abuelo de Itadori acaba de fallecer."
El rubio enano soltó un ligero jadeo con una mirada casi mortificada. Jotaro por otra parte se enarco la ceja con curiosidad.
"¿hablas de Yuji Itadori?" Jotaro pregunto.
"¿También sabes sobre él?" Josuke le pregunto devuelta a Jotaro.
El biólogo marino respondió rápidamente. "Mi investigación me mostro que ustedes dos comparte un vínculo casi fraternal desde la niñez. Estuvo en el mismo hospital que tu cuando tenías cuatro. Era el primero que preguntaría sobre tu ubicación de no haberte encontrado primero."
"Ya veo… Disculpe nuevamente, Jotaron-san ¿pero podría ayudarme a ir al hospital?" Josuke pregunto a su sobrino (todavía se escuchaba raro aun para su cabeza) dejando de lado el asunto de su herencia y de su padre.
Jotaro miro a los ojos a Josuke. Aún tenía cosas que decirle, pero pudo ver que la situación que acababa de surgir era más importante para el joven, situación que él podía entender.
"Tengo un taxi a la espera a una cuadra de aquí, puedo llevarte ahí en poco tiempo." Jotaro señalo sobre su hombro.
"La verdad, muchas gracias."
Tras una rápida despedida a Koichi. Josuke y Jotaro partieron al hospital de Sendai. En el camino, Josuke llamo a Yuji desde su teléfono pero no respondía a sus llamados lo cual lo estaba llenando de más frustración, Jotaro por otra parte se mantuvo en silencio durante el recorrido, con su mirada evaluando al joven, en su mente se estaba preguntando que como él y su abuelo, tenían la misma clase de habilidad que tenían, eso sería obvio ya que en el pasado, su madre tenía una enfermedad similar que pudo haberla matado de no haberse embarcado en una odisea para salvarla.
Recordó sombríamente esa última aventura que tuvo al lado de su abuelo y amigos en Egipto, como la mitad tuvo que sacrificarse para ponerle fin a ese monstruo vampírico y su aterrador poder.
"Hemos llegado." El taxista anuncio dócilmente y se detuvo justo en la entrada.
Para cuando el dúo llego, el sol ya se había puesto dando bienvenida a la noche. Jotaro no estaba seguro, pero era signo de un mal augurio.
"Me quedare en la entrada a esperar, no vayas a tardar mucho." Jotaro dijo justo después de llegar a la entrada del hospital.
Josuke dio un rápido asentimiento y empujo la puerta de vidrio, donde fue recibido por el frio y el olor estéril habitual de los hospitales. No había nadie en el recibidor exceptuando por una enfermera del cual Josuke conocía.
La enfermera miro al joven cuyo copete reconoció al instante. "Oh, Higashikata-kun. Qué bueno verte por aquí."
"Buenas noches, Inoue-san." Josuke saludo, mirando fijamente a la enfermera mientras apoyaba sus palmas al mostrador. "Mire, me acabo de enterar que Wasuke-san acaba de fallecer esta tarde."
La enfermera parpadeo y asintió mostrando una mirada compasiva. "Es verdad, Itadori-kun nos llamó en el momento que falleció y firmo los formularios para su cremación antes de irse."
Josuke soltó un jadeo ahogado ante la respuesta de la enfermera. "¿Irse? ¿Yuji no está aquí?"
"Se fue hace unos diez minutos." La enfermera apoyo su codo sobre el escritorio mientras miraba hacia otra parte. "Fue un poco extraño, antes de marcharse, otro chico vino a hablar con Itadori-kun. Parecía tener la misma edad, tenía un cabello negro desarreglado y vestía un extraño uniforme de instituto de cuello alto."
Josuke alejo su rostro del mostrador, teniendo una cara de absoluta confusión. ¿Otro chico vino a hablar con Yuji? ¿Cuál otro chico? Algo no cuadraba bien para el joven de copete.
La enfermera Inoue regreso su mirada hacia él. "No escuche bien de lo que hablaban, pero llegue a captar cosas extrañas como objeto maldito y su club de ocultismo."
La información llego a Josuke como un vendaval. Sabía que Yuji estaba en un club escolar el cual se dedicaba a cosas raras como el ocultismo o misterios sobrenaturales. Josuke no le vio lo atractivo y paso de unirse.
Su mente regreso un día antes, cuando Yuji le mostro algo de regreso a su casa.
Era una tarde como cualquier otra después de clases, Yuji y Josuke estaban haciendo un recorrido hacia la casa de este último cuando Itadori le pareció un buen momento para mostrarle a Josuke la baratija que encontró la otra noche.
"Mira lo que he encontrado en el aquel altar." Itadori extendió su mano a Josuke, mostrándole una caja de apariencia ornamentada.
Josuke se detuvo para evaluar dicho objeto, no fue de inmediato pero al verlo, Josuke comenzó a sentir una extraña sensación en su estómago, una especie de malestar que no era dolor si no un revoltijo que lo hizo perder el apetito al instante, eso que solo era una caja, no quería saber lo que se encontraba ahí adentro.
"¿Qué haces con eso?" josuke pregunto con una mueca incomoda hacia Itadori, haciendo lo posible para no volver a poner sus ojos en ese objeto para que le cause malestar nuevamente.
"Voy a llevarlo al club, una de mis compañeras dice un montón de misterios acerca de esta cosa." Itadori dijo, sin fijarse en el estado actual de Josuke.
"No creo que sea buena idea, esa cosa no me da buena espina." Josuke dijo, bajando su mirada otra vez hacia el objeto, el sentimiento de rechazo en su estómago regreso con fuerza. Pero el joven Higashikata oculto con una línea fina en sus labios.
"Pero tengo que hacerlo, sabes que el entrenador del club de atletismo quiera cerrar el de ocultismo, y sabes bien que me gusta estar ahí." Yuji dijo con puchero, llevando el objeto hacia su pecho.
"Bueno, no puedo obligarte a hacerlo." Josuke luego se dio la vuelta y seguir su camino. "Solo trata de tener cuidado con eso."
La caja, objeto maldito, club de ocultismo. Una gota de sudor bajo por la frente de Josuke, la sensación de malestar en su estómago volvió al volver a pensar en esa cosa, le había costado dormir esa noche. Cuando estaba en el instituto, Josuke le pregunto a Yuji si ya se ha deshecho de eso, el cual le respondió que todavía tenía la caja pero que el objeto de adentro lo tenía sus compañeros del club.
Esto no pintaba nada bien, nada en absoluto.
Y lo que escucho acerca del otro chico de pelo negro y esa cosa hizo que las coincidencias fueran más insidiosas.
Tenía que encontrar a Itadori, tenía que ir al instituto cuanto antes posible.
Porque si no lo hacía… la vida de Itadori bien podría estar en riesgo.
-Mas tarde en la noche-
Yuji nunca en su vida pensó que su día terminaría de esta forma.
El dolor de perder a su abuelo, lo último que le quedaba de familia, fue tremendo, pero siendo el hombre que es, se había aguantado el llanto para cuando estuviese a solas. Tras eso, una cadena de eventos totalmente bizarros transcurrieron en un abrir y cerrar de ojos que al final lo puso en la situación más peligrosa posible.
Un chico de pelo negro y extraño uniforme negro, cuyo nombre era Megumi Fushiguro, le habia advertido de un terrible objeto maldito que había dentro de la caja vacía que había traído consigo. Fushiguro le explico en el camino al instituto que desde el periodo Heian existían entidades sobrenaturales que no podían ser vistas por la gente común llamados espíritus malditos, que solo Hechiceros Jujutsu (si, eso fue lo que dijo el pelinegro Fushiguro) pueden ver y dijo que dentro de la caja se encontraba el dedo de uno de los más poderosos espíritus malditos, un tal 'Ryomen Sukuna' el cual se le conocía como el Rey de las Maldiciones.
Todo eso se escuchó muy extraño y confuso para Itadori, de hecho cualquiera tacharía de demente a Fushiguro de no ser por la situación en la que se encontraban ahora.
Cuando habían llegado al instituto, Itadori vio cosas que eran totalmente impensables, a su alrededor habían docenas de criaturas grotescas de varias formas y colores las cuales atacaron a la vista. Fushiguro sin perder el tiempo empezó a matar dichas criaturas con una espada de invoco de la nada; Itadori trato de ayudar pero de poco servía ya que Megumi explico que solo se podían exorcizar utilizando la misma energía maldita, cosa que Itadori no sabía usar por lo que tuvo que conformarse con mirarlo acabar con las maldiciones hasta que en los corredores del instituto se encontraron con una monstruosidad literal y metafóricamente, este monstruo o espíritu maldito como aclaro Fushiguro era una criatura gigantesca parecida a una baba morada, tenía un montón de apéndices que le salía de todas partes que incluían brazos y piernas con varias bocas llenas de dientes tan anchos que podría descuartizar a personas y varios ojos que revelaban verdadera maldad y hambre.
'Hambre' hacia el objeto maldito el cual estaba en posesión de una de las compañeras del club de Itadori el cual estaba en proceso de ser devorada por la maldición. Megumi dijo que el dedo de Sukuna atraía maldiciones ya que emanaba una inmensa cantidad de energía maldita que si una maldición común lo ingiriera podría hacerlo monstruosamente poderoso.
El monstruo había usado uno de sus apéndices alargado para golpear a Itadori y a Fushiguro, ambos recibieron el golpe e Itadori choco contra una de las ventanas partiéndola en pedazos. Fushiguro le había gritado algo no pudo escuchar por el zumbido, el hechicero jujutsu invoco a sus bestias espirituales en forma de dos lobos: uno blanco y el otro negro con un triángulo rojo dibujado en sus frentes a hacer frente y atacar a la maldición. Ambos animales espirituales embistieron a la criatura en perfecta sincronización y hundieron sus mandíbulas en la carne de la bestia para forzarla a soltar a la estudiante femenina, empezaron a desgarrarle la piel y la maldición chillo en un espantoso coro de lamentos inhumanos y aparto ambas bestias con uno de sus tentáculo y estuvo a punto de ensartar a Megumi con algunos de sus apéndices de no haber sido por Itadori quien se levantó en el último segundo y haciendo uso de su gran fuerza le hizo un gran pisotón donde se supone que estaba su rostro.
La criatura se agito y eso le dio la oportunidad de Yuji para sacar a su compañera de club, con un rugido de esfuerzo, logro su cometido y arrojo la chica a Fushiguro. El hechicero la atrapa a tiempo y ve como Itadori ahora tenía la atención de la maldición el cual lo estaba inmovilizándolo con varios apéndices que emergieron de su hinchado cuerpo y con un rugido tenebroso asciende hacia el techo, atravesándolo hacia la azotea del instituto con Itadori entre sus apéndices.
El pelirosa gruñe mientras intenta zafarse de las garras de la maldición, pero esta criatura demuestra ser más fuerte apretándolo aún más para inmovilizarlo.
"¡Itadori!" La voz del hechicero vino de abajo seguido de un destello violeta. "¡Quimera!"
Otra criatura apareció del agujero que la maldición hizo hace poco, tenía la forma de una ave cuyo tamaño igualaba o superaba a la de una águila, tenía plumas color naranja oscuro y donde debería haber ojos y pico de ave, había una máscara blanca como el hueso con rasgos humanoides y ojos amarillos.
Al ascender, esta ave llevaba a Megumi entre sus patas. El hechicero bajo de sus garras en una maniobra y con un gesto con sus manos ordeno al ser aviar a atacar a la maldición, la quimera se abalanzó sobre el ser voluminoso con rayos purpuras emanando de sus patas, la criatura recibió un tajo pero hizo poco para detener a la maldición quien estaba cerca de matar a Itadori.
"¡No entres en pánico, Itadori!" Megumi grito, viendo como su Quimera cortaba los apéndices que estaban envolviendo más al pelirosa. "¡Has lo posible para mantener el objeto maldito a salvo!"
Yuji miro a Fushiguro, quien lo notaba increíblemente tenso que se encontraba, haciendo lo posible para mantenerse de pie ya que el último ataque de este monstruo lo había herido considerablemente. La desesperación embarcaba en la mirada del joven quien se encontraba completamente impotente ante la situación que se encontraba.
¿Por qué vino aquí? ¿Por qué no le hizo caso a Josuke y devolvió la cosa maldita? ¿Por qué no llamo a su mejor amigo para ayudarlo en esta terrible situación? ¿¡Qué iba a hacer él!?
"Yuji, Eres un chico muy fuere… ayuda a las personas. No tienes que ayudar a todo el mundo, pero hazlo cuando puedas. Puede que te sientas perdido, pero no esperes la gratitud de otros. Cuando se tu momento de irte, asegúrate de estar rodeado por otras personas. No vayas a terminar como yo."
Los ojos del pelirosa se abren al recordar las últimas palabras de su abuelo. Yuji miro con otra perspectiva la situación en la que se encontraba luego se dirigió hacia Megumi quien estaba haciendo lo posible para sacarlo del aprieto en el que estaba, luego hacia el objeto maldito que tenía su mano, la cosa con forma de dedo emanaba una malicia como ninguna que ha visto, pero si lo que Fushiguro dijo sobre si esta maldición se comiese el dedo le daría aún más poder era verdad ¿Qué pasaría si ÉL fuera que se lo comiera?
El tiempo se acaba… y Yuji tomo una decisión apresurada.
Unos minutos antes:
"Yare yare… ¿de qué closet de mierda salieron todas estas cosas?"
Fuera de la entrada instituto, Josuke y Jotaro pudieron visualizar con total claridad como las maldiciones menores los rodeaban entre un mar de malicia y lamentos. Ambos mostraron miradas frías como el acero mientras estaban sobre la espalda de otro, cuidándose mutuamente la retaguardia.
Ambos habían llegado al instituto no hace pocos minutos, al estar cerca, tanto Josuke como Jotaro notaron el pesado miasma maligno sobre el edificio escolar, algo muy malo estaba suelto por ahí, eso podían notarlo.
Y sus sospechas fueron correctas cuando ni bien pusieron un pie sobre la escuela, fueron rodeados por una asquerosa cantidad de estas criaturas deformes y aborrecibles a la simple vista.
"No tengo idea, esta es la primera vez que veo un montón de estas cosas por aquí." Josuke respondió mostrando una inusual tranquilidad en su tono.
"¿La primera vez que ves a muchos?" Jotaro enarco una ceja mientras tenía una de estas maldiciones en la mano, la criatura espiritual se retorcía como una lagartija mientras un aura morada envolvía el brazo del biólogo marino quien con ligero apretón la hizo desaparecer en un montón de cenizas. "Entonces tú también puedes verlas…"
"Si…" Josuke respondió mientras un aura rosada envuelve su brazo el cual lo extiende hacia la entrada de la escuela y lo gira hacia la izquierda dejando una estela amarilla en el aire.
Las maldiciones al frente de la estela explotaron en el acto, borbotones de pútrida sangre morada fluyeron por el suelo mientras que el resto de las maldiciones se alejaron en varios lamentos, mostrándose agonizantes ha cierta aura que desprendía el chico del copete, un aura opuesta a ellos.
"Supongo que también posees un poder similar al mío." Jotaro explico levantando envuelto en aura morada. "Claro que lo tienes, es un rasgo hereditario después de todo."
Sus palabras hicieron detener a Josuke quien miro a Jotaro sobre el hombro. "¿Hereditario?"
Una maldición del tamaño de una pelota con forma insectoide se acercó sigilosamente detrás de Jotaro y salto hacia su espalda con sus guadañas listo, pero el aura de Jotaro se solidifica más dándole forma de un voluminoso brazo morado con detalles dorados el cual le da un poderoso revés a la maldición, arrancándole la cabeza, Jotaro ni siquiera le dio otra mirada con su atención centrada en Josuke. "Es un poder proveniente del alma, en realidad, es la personificación de nuestro espíritu o nuestra fuerza de voluntad, viene en una extraña variedad de formas y poderes que pueden alterar la física dependiendo de la psique de su portador, este tipo de poder se le conoce como un únicamente como: 'Stand'"
Stand, Josuke se miró las manos y como el aura rosada fluía libremente, ahora teniendo una mejor comprensión de su 'regalo' que tuvo desde pequeño.
*¡CRAAASHHH!*
Un estruendo que hizo temblar el mismo suelo vino desde la parte superior del edificio seguido por una gran cantidad de escombros que cayeron desde el techo, uno grande en particular cayo hacia Josuke y Jotaro quienes se salieron justo a tiempo para evitar ser aplastados.
"¡Mierda! ¿¡Qué fue lo que sucedió arriba!?" Josuke exclamo viendo el techo desde abajo.
"No tengo idea de lo que sucede, pero no debe ser nada bueno." Jotaro respondió, manteniendo la mente fría mientras se acomodaba el sombrero.
"¡Debemos darnos prisa entonces!" Josuke se dirigió hacia la puerta pero fue agarrado del hombro por Jotaro. "¿Qué-"
"Espera, Josuke." Jotaro hablo, su tono y su mirada era serios y congelaron a chico con copete. "No tengo idea a lo que nos vamos a enfrentar, podría ser un usuario de Stand enemigo o algo peor. Sé que nos acabamos de conocer, pero no me gustaría ver a un conocido mío arriesgándose de esa manera, ya lo he experimentado una vez, ninguno de los dos sabe si Yuji Itadori sigue con vida a partir de este punto."
Las palabras, las expresiones de Jotaro sonaron genuinas. Josuke miro a su sobrino a los ojos y pudo ver la experiencia en ellos, eran los ojos de alguien quien ha sufrido toda una odisea en un esfuerzo para salvar a alguien preciado para él. Era obvio que no era la intención de Jotaro el darle falsas esperanzas a Josuke, solamente no quería que el muchacho corriera a ciegas hacia un peligro desconocido.
Los ojos de Josuke se ensombrecieron ante las palabras de Jotaro, el joven Higashikata comprendía las intenciones de Jotaro. Pero decir que su amigo de la infancia estaba muerto era simplemente ridículo. Yuji Itadori es todo menos común, simplemente no espera a que otros limpien un desastre, el insistiría en dar apoyo incluso si no espera nada a cambio, ser alguien compasivo y desinteresado por personas ajenas es una cualidad admirable suya.
Por eso razón ambos congeniaban tanto.
"Lo siento, Jotaro-san." Josuke levanto la mirada, juntando la suya con la de su sobrino. "Comprendo bien porque trata de disuadirme… pero por ninguna razón voy a abandonar a mi mejor amigo, incluso si existiese la alta probabilidad que estuviese muerto… ¡entonces iría hasta el mismo infierno para traerlo de regreso…!"
Jotaro abrió notablemente los ojos al ver la llameante mirada de determinación del joven de extravagante peinado. Esa mirada es la de alguien que barrería por cielo y tierra para mantener seguros a los que son importantes para él, un auténtico defensor de los débiles cuyos enemigos tendrían que pasar por un infierno para si quiera derribarlo.
Jotaro Kujo lo entendió en ese mismo. La sangre Joestar fluía con perseverancia en Josuke Higashikata.
Josuke vio el enorme trozo de escombro que casi los aplasta luego miro a la parte superior del edificio, una idea se manifestó en su mente, tenía que ser rápido.
Megumi Fushiguro temio que las cosas escalaran de esta forma.
El sabía la importancia de esta misión y era consciente del peligro de esta tarea, su maestro lo dejo bien en claro y Megumi deseaba profundamente que estuviera aquí justo ahora… ya que ahora se encontraba en una situación que dispara todas las alarmas de alerta.
Frente a él se encontraba con la persona que acababa de conocer, desde lo poco que se conocieron, Yuji Itadori ha demostrado ser un terco y un dolor de cabeza, casi tanto como el idiota de su maestro. El tarado estaba tratando de emendar su error de haber tomado el objeto maldito al ayudarlo a recuperarlo, obviamente nada es fácil cuando eres un hechicero jujutsu y ahora se encontraba en la peor situación jamás pensada.
Yuji Itadori estaba parado estático tras comerse literalmente el objeto maldito, el peli-rosado miraba hacia el suelo donde quedaban los restos de la maldición de primer grado que acabo de matar con un mero movimiento de sus manos. El joven estaba estático como una estatua pero Fushiguro sabía bien lo que le estaba pasando ya que la presión de energía maldita que Itadori emanaba lo hizo sudor frio.
Lentamente, desde su brazo, sus uñas se alargaron hasta ser afiladas, luego se tornaron de un color negro como la muerte, seguido del resto de su brazo el cual comenzaron a aparecer marcas negras sobre su piel.
"El peor escenario posible…" Megumi trago mientras, imperceptiblemente, daba un paso hacia atrás debido a toda la maldad que impregnaba el aire. "¡Uno en un millón! ¡El objeto maldito de grado especial… ha encarnado! ¡Ryomen Sukuna ha regresado!"
Las líneas negras siguieron apareciendo por el cuerpo de Itadori, ya no solo embarcando su brazo, sino también su pecho, hombros, estomago hasta alcanzar su rostro donde aparecen únicamente en su frente, nariz y mejillas. Una sonrisa lobuna apareció revelando un par de caninos sobresalientes parecidos a colmillos mientras un pequeño par de ojos rojos se abrían debajo de los ojos cerrados de Itadori quienes luego se abren revelando una mirada de pura maldad y locura cuyo color coincidían con el par de abajo.
"Lo sabía…" Itadori… o más bien, Sukuna comenzó a hablar mientras alzaba los brazos mientras una estruendosa risa de sádico jubilo mientras se rasgaba la sudadera, revelando el resto de sus marcas en su cuerpo. "¡La luz es la mejor de las carnes!"
Fushiguro retrocedió más cuando un estallido invisible de energía maldita envolvió a Sukuna como una manta, el rey de las maldiciones soltó otra risa bestial mientras corría hacia el barandal del techo para visualizar con total manía la ciudad de Sendai.
"¡Una nueva era! ¡Una nueva vida! ¡Mujeres y niños, todos reproduciéndose como gusanos! ¡La era perfecta para empezar de nuevo! ¡Con hechiceros y espíritus malditos! ¡TODO LISTO PARA SER DESPEDAZADO EN MILES DEPARTES!" Sukuna grito con una mirada enloquecida al cielo levantando sus brazos como si quisiese embarcar todo el planeta con sus garras afiladas las cuales cerró con fuerza haciendo que sus palmas sangrase abundantemente. "Va a ser una autentica masacre…"
Megumi trago mientras se ponía en guardia con sus brazos extendidos y entrelazados uno con el otro teniendo los puños cerrados. "Maldita sea… no quería tener que ser obligado a usar esto…"
Sukuna salto al suelo, mostrando tanto júbilo que apenas se dio cuenta de que Megumi estaba frente a él. Parpadeando con sus dos pares de ojos, la sonrisa sádica del rey de las maldiciones se amplió aún más "¿Qué es esto…? ¿Mi comité de bienvenida? ¿Un patético gusano para ser sacrificado? ¡Heheheheheeee! ¡Ya estamos comenzando bien!"
"¡Escucha, Yuji Itadori!" Megumi grito, haciendo que Sukuna se detuviera y lo mirara confundido. "Sé que ahora ya no eres tú mismo, por la que estoy obligado bajo mi responsabilidad como hechicero a exorcizar-!"
Sukuna había desapareció de manera instantánea frente a Fushiguro quien no pudo parpadear cuando sintió el aire de sus pulmones abandonarlo seguido de un poderoso pinchazo en su estómago, Megumi se dobló con los ojos abiertos como platos mientras veía a Sukuna parado a su lado quien le dio un poderoso golpe en el estómago con el codo, el ardor subió por la garganta de Fushiguro y salió en un abundante chorro de sangre.
El cuerpo del hechicero salió despedido tras el ataque y se estampo contra uno de los muros del techo, los escombros salieron volando y Fushiguro apenas tenía idea de lo que paso ya que el dolor ardiente invadió cada parte de su cuerpo.
"¡BLAARGH! ¡COFF! ¡COOFF!" Megumi vomito más sangre combinada con los restos de su última comida los cuales ensuciaron su uniforme mientras tenía una mirada agitada por el dolor que duro poco cuando una sombra se cernió sobre él.
Sukuna miro al patético hechicero de cabello negro, su sonrisa desapareció, mostrando una mirada de incertidumbre y decepción. "Vamos, normalmente a los hechiceros de mi época se le necesitaba cinco golpes para estar agonizando." Luego extendió su mano para agarrar a Megumi por el cabello y levantarlo y mirarlo a los ojos. "Pero tú ya estas agonizando ¿los hechiceros de la actualidad se han estado debilitando con el paso del tiempo?"
"No pude verlo, fue tan rápido, fue tan poderoso." Pensamientos de pánico aparecieron en la mente deMegumi quien agarro el brazo de Sukuna mientras luchaba para tomar cada respiración de su boca pero cada bocanada de aire se sentía como fuego desde sus pulmones. "Solo requirió un golpe… ¡no me dio tiempo para hacer nada…!"
"¡Tch! No puede ser… ustedes de verdad si se debilitaron con el paso de las eras." Sukuna dijo, mostrando decepción en su tono pero luego se tomó tiempo para pensarlo mejor. "Espera ¿no será que la emoción se apodero de mí y te ataque sin medir mi fuerza? ¡Tch! Maldita sea… que vergüenza, debí tener un mejor control de mí mismo, pero, ¡la sensación de estar vivo otra vez es algo increíble, no puedo describirlo exactamente con palabras! ¡Es como despertar tras un largo sueño y sentir totalmente energizado solo que decenas de veces mejor!"
Sukuna arrojo a Megumi como una muñeca de trapo, el hechicero pelinegro trato de levantarse mientras que cada respiración dolía como el infierno mismo.
Sukuna vio el intento patético del joven de levantarse, de intentar mostrar resistencia, de intentar mostrar desafío a un ser superior como él. Una sonrisa nostálgica apareció en su cara, recordando con placer los gritos de terror y de agonía de las alimañas, sobre cómo les hacía recordar el sitio que les correspondía a través de una incesante matanza, revivir estos escenarios trajo calor en el negro y pútrido corazón del rey de las maldiciones.
Mientras el patético ser trataba de levantarse, hizo una mejor comprensión de sí mismo, se sentía más débil que antes, entendible, su nuevo recipiente devoro solamente uno de sus dedos ya que no tenía su otro par de brazos consigo, todo lo que tenía que hacer era conseguir los otros diecinueve dedos sobrantes para estar nuevamente al tope de su poder.
"Vamos, animo, animo. Una criatura lamentable como tu debe darme siquiera algo con lo que entretenerme." Sukuna dijo mostrando claro aburrimiento en su tono mientras ve a Megumi aun tratando de levantarse. "¿Enserio te golpee tan fuerte?"
Fushiguro no dio respuesta alguna mientras trataba de levantarse. Para la creciente molestia de Sukuna.
"Que lastre, esperaba algo más…" Luego extendió su brazo hacia el hechicero jujutsu para acabar con él. "El tiempo corre y yo voy a estar muy ocupado."
No le dio tiempo para desatar su habilidad cuando sintió otra presencia a sus espaldas, miro a su lado y vio que los escombros del techo estaban brillando con una extraña energía antes de que se reformase trayéndose consigo a otra persona.
Ante él, se encontraba otra alimaña, pero era más alto que la otra alimaña y tenía un extraño peinado… Podía visualizar una extraña aura que lo hacía totalmente imponente, se sentía… diferente… a lo que estaba acostumbrado en eras anteriores.
Una anomalía… que curioso…
La vista frente suya era algo que Josuke no esperaba…
Cuando uso su poder para arreglar parte del techo y subirse a uno de los escombros para ascender, se encontró con un extraño escenario. Por un lado estaba otro chico el cual se encontraba muy mal herido con rastros de sangre y saliva escapando de su boca, por el otro estaba Yuji-
"…!?"
Los ojos de Josuke se abrieron levemente cuando vio claramente lo cambiado que estaba Yuji no solo en lo físico… sino también en el ambiente…
Espera… Las marcas negras, los ojos rojos, los dientes afilados, el cabello erizado, las garras negras. Cada aspecto físico del Yuji que conocía fue alterado significativamente haciéndolo parecer otra persona, luego estaba el aura que emanaba… ¿Qué era esto? ¿Qué era toda esa maldad que desprendía de Itadori? Se sentía como los otros espíritus malditos solo que este se sentía más afinado y definido.
Magnificado…
Verdadera maldad magnificada…
Esta persona… este ser no era para nada el Yuji Itadori que conocía…
Era algo más insidioso y maligno.
Algo verdaderamente peligroso
La mirada de Josuke se oscureció, una ira como nunca antes sentía se manifestó en su ser, apretando con fuerza sus puños mientras daba un paso al frente sin vacilación.
La… 'cosa' dentro de Itadori solto un resoplido divertido. "Mira que ha traído el viento…" El ser hablo, sonando completamente diferente a la voz de Itadori mientras mostraba una sonrisa que revelaba sadismo puro. "Otra alimaña para ser destruida."
A Josuke le tomo unos segundos para ver claramente el ser que tenía delante suyo. "¿Quién mierda eres tú? ¿Qué hiciste con Itadori?"
El espíritu maldito parpadeo con ambos pares de ojos, primero confundido, luego molesto por la falta de respecto que esta escoria de ridículo peinado le estaba mostrando.
"Eres un pequeño mocoso de mierda maleducado ¿verdad?" La sonrisa maniaca de la cosa se fue pero la sonrisa permanecía en el cuerpo de Yuji. "Te lo voy a conceder esta vez, gusano. No muchos pueden pararse frente a mí creyéndose en igualdad de-"
"Te he hecho una maldita pregunta." Josuke interrumpió al ser que poseía el cuerpo de Yuji, su paciencia acabándose cada segundo que pasaba. "Respóndela."
La sonrisa de la entidad maldita desapareció, dando paso a la molestia, los ojos rojos de esta entidad se entrecerraron de manera peligrosa. "Humano… ¿Acaso tienes idea alguna con quien estás hablando?"
Josuke estaba por replicar pero sintió un apretó por encima de su tobillo y vio al joven pelinegro en el suelo con una mueca agonizante y luchando para mantenerse consciente. Inmediatamente sus prioridades pasaron a este sujeto que se encontraba gravemente herido.
"¡Lo siento! ¡No he fijado en ti!" Josuke se agacho para recoger al tipo de peinado desarreglado, el pelinegro trato de decirle algo, pero todo lo que salía eran jadeos y gruñidos. "No te preocupes, voy a ayudarte."
Luego, Josuke cerró los ojos y después, un aura rosada se manifestó en el adolescente con copete.
Megumi estaba confundido por lo que estaba haciendo el adolescente de extraño cabello, y luego abrió los ojos al sentir que estaba siendo bañando por un aura amarilla, después, de manera instantánea, todas sus heridas se cerraron, sus huesos rotos se reorganizaron y el dolor incesante que invadió su cuerpo desapareció como si nunca hubiera existido.
Sukuna incluso parpadeo, mostrando genuino interés ante la vista, podía sentir una energía extrañamente familiar en este recién llegado.
"¿Energía positiva? ¿Este tipo es otro hechicero? En mi época era una rareza que los hechiceros fueran capaces de usar la técnica inversa, solo los más fuertes y experimentados en la manipulación de energía maldita podrían ser capaces de realizar tal hazaña." La mente del rey de las maldiciones giro mientras otra sonrisa apareció en su cara. "pero esto es muy diferente a lo habitual. Fufufu, que curioso."
Megumi estaba asombrado y sin palabras, estaba agonizando y perdiendo mucha sangre y ahora estaba completamente ileso y respirando con normalidad de un momento para otro. No podía expresarlo exactamente con palabras, pero cuando el chico con el copete lo toco, fue como si fuese bañado por un agradable calor que adormecía por completo su dolor al punto de desaparecer.
"Muy bien, con eso debe bastar." El joven del copete declaro mientras se ponía de pie "¿puedes ponerte de pie?"
Megumi miro al otro adolescente, con las palabras atascadas en la garganta mientras con cuidado se ponía de pie con facilidad, la misma acción sorprendió aún más al mismísimo hechicero. "Nada, no hay nada malo en mi cuerpo justo ahora ¿Cómo es siquiera posible? ¿Quién demonios era este tipo, de donde apareció y que clase de poder uso en mí?"
Un poderoso aplauso resonó y Megumi volvió a abrir los ojos con absoluto temor al fijarse que Sukuna todavía estaba aquí.
El rey de las maldiciones soltó un resoplido molesto, luego abrió los brazos para abarcar todo el lugar. "Debo admitir que estoy empezando a molestarme con este teatro. Los modales ya no son una prioridad principal en esta era ¿me equivoco?" Luego empezó a señalar a Megumi y después a Josuke. "Primero ese pedazo de mierda debilucho siendo incapaz de entretenerme y ahora viene esta otra escoria de sombrero vulgar a anteponerse ante mi e insultarme descaradamente."
Tras su monologo, el rey de las maldiciones comenzó a reírse entre dientes mientras era envuelto en una espesa cantidad de energía maldita, la presión misma de poder hizo estremecer a Megumi mientras que Josuke estaba quieto con sus ojos ensombrecidos por su copete.
Sukuna levanto su mano, sus garras negras como el ónice brillaban con la luz de la luna. "Ustedes se ganaron un muerte lenta y agonizante, considérense bendecidos por el trato que les voy a dar."
Luego, tan rápido como el viento, Sukuna desapareció y reapareció al lado de Josuke, con su pierna levantada listo para arrancarle la cabeza de una patada, Megumi no tuvo tiempo ni para gritarle una amenaza.
"¡Empezando contigo, mocoso con el peinado de mierda!" El rey de las maldiciones rugió con sádico júbilo.
*¡BOOOM!*
Un estruendo atronado sonó seguido por una fuerte honda de aire que levanto un poco de polvo. Fushiguro se había cubierto los ojos para evitar que el polvo entrara a sus ojos pero cuando los abrió, vio algo indecible.
Sosteniendo el tobillo de un confundido rey de las maldiciones. El aura rosada de Josuke había crecido al punto de haberle dado de un voluminoso brazo humanoide, el brazo tenía un tono de piel que coincidía con su aura y parecía estar revestido con una especie de armadura azul claro o plateada.
Sukuna estaba más que confuso ante la vista que tenía adelante, el tobillo del recipiente que estaba poseyendo fue atrapado en seco por el voluminoso brazo fantasmal que emanaba del aura del otro mocoso. La fuerza de esta cosa era más que suficiente para detener uno de sus ataques, era algo que nunca había visto, se sentía muy diferente a una maldición normal.
"Oi…" Sukuna cambio su mirada del brazo en su tobillo el cual se había aferrado con la fuerza de una anaconda a muchacho de pelo peculiar cuando escucho su voz y pude visualizar un aura de ira rodeándolo, sus ojos estaban ocultos por su copete el cual levanto lentamente, revelándole a la maldición y a Fushiguro una mirada llena de odio.
Una odio tan intenso que podría hervir los mismos mares.
"¡QUE MIERDA DIJISTE SOBRE MI CABELLO!"
¡El aura de Josuke creció a un más! No… se había desprendido de su cuerpo y solidificado en una forma humanoide que lo superaba en altura por dos cabezas. Tanto el rey de las maldiciones como el hechicero Jujutsu pudieron verlo con lujo de detalles.
Era un ser el cual estaba revestido en un tocado de altura, que forma parte de una máscara parecido a un casco de las eras antiguas el cual mostraba un par de furiosos ojos azules, múltiples placas del mismo color azul plateado se extendía sobre muchas grandes superficies de esta entidad, había cables negros que se unían a la parte superior de su espalda a la parte superior de su cabeza. Un detalle importante eran los adornos de corazones que llevaba en la parte superior de su casco, la barbilla, los hombros, el plexo celiaco, el cinturón y las rodillas con pares de picos cortos que sobresalían de sus hombros y tobillos.
Detrás de toda esa armadura estaba el tono rosado de piel que coincidía con el aura que Josuke emanaba. Ambos usuarios de energía maldita pudieron verlo claramente con ciertos grados impresión. Para cualquier hechicero a simple vista, este ser bien podría ser otra maldición ya que podían percibir la energía maldita que esta nueva entidad emanaba, pero ahí acababan las similitudes, ya que una vista más detallada revelo que la energía que emanaba del ser espiritual coincidía con la energía maldita que emanaba de Josuke.
Como si ambos estuviesen ligados tanto física como espiritual mente.
El ser espiritual apretó más su mano sobre el tobillo del recipiente de Sukuna, el espíritu maldito abrió los ojos cuando vio que retiraba su otro brazo, apretándolo en un puño.
Con una mirada hirviente, Josuke señalo con su dedo al rey de las maldiciones, aparentemente ordenándole al ser espiritual a atacaralo.
"¡DORAAAA!"
¡El puño de la entidad conecto contra el rostro de Sukuna! El aire mismo silbo audiblemente por la fuerza y velocidad con la que se aplicó el golpe. El rostro de Sukuna se torció por la fuerza de impacto y le hizo volar unos cuantos dientes. No solo eso, cuando la entidad soltó su tobillo, el rey de las maldiciones salió despedido y chocando contra los conductos de ventilación en una explosión de polvo y escombros.
Fushiguro lo había visto todo. Megumi tenía los ojos abiertos como platos ante el shock que estaba experimentando ante sus ojos.
"Este ser… ¡acaba de golpear a una categoría especial!" Megumi no podía creer lo que había visto, hace unos minutos, estaba a merced del muy temido rey de las maldiciones, el mismo Sukuna de las dos caras, el demonio que puso de rodillas a Japón hace mil años. Y ahora veía esta escena frente suya como algo surreal.
Si su maestro estuviera aquí, de seguro haría un comentario humorístico acerca de esto.
"No importa quien mierda seas…" Josuke hablo mientras sacaba un peine de su bolsillo el cual procedió a cepillarse la parte frontal de su copete sin cambiar la expresión de enojo en sus ojos. "Pero un pecado es poseer el cuerpo de mi amigo y un pecado aún más grave decir mierda sobre mi cabello usando sus labios. ¡Si eres una especie de espíritu encarnado, entonces me asegurare de que te arrepientas de haber encarnado en el cuerpo de Yuji Itadori!"
Cada palabra estaba cargada de una poderosa convicción, al lado suya, su espíritu aliado, su stand: Crazy Diamond. Estaba preparado para la pelea de su vida.
