CAPÍTULO 1: EL TEMPLO DEL BOSQUE ELEUSIS

En la cima de los 5 picos, el viejo maestro permanecía inmutable. Aquella noche, mientras disfrutaba del apacible sonido de la cascada, una estrella fugaz cruzó el cielo en dirección de la constelación de Virgo.

-Una estrella fugaz en pleno equinoccio de primavera y en esa dirección, no puede ser una coincidencia. ¿Acaso la reina del inframundo ha decidido por fin volver a este mundo?…

- 0-

La habitual guardia nocturna parecía una más para aquel par de soldados de bajo rango que caminaba por los límites del Santuario deseando que llegara el alba para ir a descansar. De pronto, un estruendo se escuchó en el bosque que estaba bajando la ladera al este del recinto.

Un poco asustados, aquellos hombres se miraron antes de caminar hacia el bosque, en donde encontraron un propileo que nunca antes habían visto.

-Es… Esto no estaba aquí ayer.

-Eso debió haber sido el ruido que escuchamos, debemos informar inmediatamente al Patriarca de su aparición.

-Espera… Vayamos a ver si hay algo más dentro del bosque, seguro nos ascenderán si somos los que le demos toda la información al Maestro.

-No creo que sea buena idea, eso es trabajo de los caballeros.

-Anda, solo un vistazo.

A pesar de sus dudas, ambos hombres se adentraron en la espesa sombra que producían los árboles, caminando por varios metros sin encontrar nada fuera de lo usual. Fue hasta llegar a un claro, donde lograron distinguir una figura femenina que se encontraba sentada observando las estrellas.

- Es solo una chica -dijo uno de ellos admirando a la joven de cabello corto, rosáceo- y es muy hermosa.

Al darse cuenta de la presencia de los hombres, la mujer de ojos ámbar se puso de pie, dejando ver a su lado una curiosa lámpara de metal.

-No esperaba tener que encargarme de visitas tan pronto -dijo sonriendo- pero ya que han sido lo suficientemente valientes para venir hasta este bosque sagrado, tendré que mostrarles lo que se han ganado.

Los soldados se quedaron asombrados al ver cómo la extraña joven desabrochaba el cinturón que sujetaba su chitón y la lámpara se transformaba en piezas de armadura e iban cubriendo su cuerpo.

-Ella, ella es…

-Soy Gía de Flegetonte y tendrán el honor de contemplar el poder de mi Lantern.

Un destello iluminó el bosque, cegando a los soldados. Uno de ellos comenzó a llorar sangre debido al rayo de luz, mientras el otro, que había desviado un poco la mirada, no lograba ver con claridad.

Gía dio un ágil saltó hasta llegar al primero y de un solo golpe acabó con su vida. Al darse la vuelta para rematar al segundo, se dio cuenta de que había desaparecido.

-Parece que uno se te ha escapado -afirmó otra mujer que recién llegaba y también portaba una armadura de color similar a la de Gía- ¿Quieres que te ayude a encontrarlo?

-No, déjalo. Ha visto el fulgor de mi armadura. Aunque no haya sido cegado por completo, muy pronto comenzará a sentir otros síntomas y deseará haber muerto -respondió sonriendo- Dime Laia ¿la señora Perséfone ya ha subido a su templo?

-No, pero debe estar a punto de llegar, será mejor que estemos ahí cuando lo haga.

Gía asintió y ambas se dirigieron al templo principal en donde otras 6 mujeres estaban reunidas. Todas vestían indumentaria tradicional griega y poseían gran belleza.

Una gran puerta resonó, abriéndose y dejando ver una estilizada figura femenina. Las 8 doncellas se arrodillaron en señal de respeto y la recién llegada tomó su lugar en el trono de aquel recinto. Tomando su báculo hizo resonar las 8 armaduras que se encontraban reunidas en medio circulo a su alrededor, despertando un intenso brillo en ellas.

-¡Despierten Lanterns, armaduras milenarias! -dijo en tono de grito de guerra, haciendo que cada una portara su armadura correspondiente- Yo, Perséfone, diosa de la primavera las convoco, mis Avernales, mis ninfas guerreras, preséntense ante mí en todo su esplendor.

El templo se cimbró con el poder emanado de la diosa y cada una de las mujeres vistió su Lantern y obedeció la orden de la diosa a la que servían.

-Yo soy Iara del Tártaro -comenzó a hablar una joven de cabellos turquesas- a su servicio.

-Orian de Asfódelos, majestad -dijo una joven peliroja, poniéndose sobre una de sus rodillas-.

-Cristel de Elíseos a sus órdenes – habló la más joven de ella, dueña de hermosos cabellos rubios.

-A su servicio, Laia de Estigia -respondió mientras su largo cabellos lacios ondeaba en el viento.

- Nekane de Lete, respondiendo a su llamado -pronunció una chica delgada de cabellos azules-.

- Hazel de Aqueronte presente –.

- A su mando, Gía de Flegetonte -continuó la joven de más baja estatura entre las presentes.

- Mint de Cocito – finalizó la mujer de cabellos rizados con una mirada perspicaz y una sonrisa malévola- ¿Que podemos hacer por usted?

-Prepárense -se alzó Perséfone- ha llegado la hora de que el mundo terrenal conozca el poder de la reina del Inframundo.

- 0 -

De regreso en el Santuario de Athena, el soldado que había logrado escapar, había sido auxiliado por otros y llevado ante el gran Patriarca.

-Este es el hombre del que le hablamos, su ilustrísima. Dice haber presenciado como una mujer en el bosque mató a su compañero. No presenta heridas de gravedad pero al parecer su vista ha sido dañada y está muy asustado.

El Patriarca escuchaba lo sucedido atentamente y ordenó que el soldado atacado se acercara.

-Así que afirmas que hay enemigos cerca del recinto, dime exactamente ¿Qué sucedió?

-Ella, parecía una chica normal -comenzó a relatar- entre la oscuridad del bosque parecía un ángel caído del cielo pero aquel raro objeto iluminó todo de repente, mis ojos, no lo pudieron soportar.

-¿De que objeto hablas?

-Parecía un antiguo candil brillando pero se transformó, a pesar de ver borroso distinguí como cubrió el cuerpo de esa dama. Era un demonio ¡un demonio con forma de mujer! - la voz del hombre comenzó a quebrarse mientras parecía perder el control ante el miedo que el recuerdo le producía- ella lo atravesó sin piedad.

-Una armadura… -dijo el Patriarca pensando- una armadura tan brillante que puede iluminar un bosque entero…

El soldado siguió gritando lo espantoso de su vivencia y sus compañeros, un poco incrédulos lo sacaron de ahí.

-Entonces, ¿Qué quiere que hagamos, gran maestro? ¿Quiere que vayamos al bosque?

-No. Vigilen bien el perímetro en cuadrillas, cualquier anomalía quiero que me lo digan inmediatamente ¿entienden?

El resto de los guardias salieron del salón del Patriarca y él caminó hasta la estatua de Athena, contemplándola.

-Armadura con forma de candil… En la mitología, solo existe un pequeño ejército que poseía algo similar. Las ninfas guerreras de Kore, como se le llamaba a la diosa Perséfone. Sin embargo, pocas veces fueron vistas luchando. Al igual que la diosa a la que sirven, suelen mantenerse al margen de los conflictos entre los dioses y humanos. Pero si se tratara de ellas, ¿Con que motivo estarían en la Tierra? Si acaso han venido hasta aquí como parte de algún plan de Hades… Incluso los caballeros dorados tendrían dificultades para combatir a esas mujeres debido a sus peculiares habilidades.

La inquietud que el hombre de ojos turquesas sentía dentro de su pecho parecía ser demasiado real como para ser producto de su mente vulnerable.

-¡Idiota! - se escuchó una voz grave que hacía eco en su cabeza- ¿Por que te preocupas? Si Perséfone o cualquier otro dios esta dispuesto a matar a Athena, eso nos ahorraría el trabajo de acabar con ella.

-¡Cállate! - gritó Saga a su lado perverso- No me quedaré de brazos cruzados si algo amenaza a Athena.

-¡Estúpido! De no ser por ti, la Tierra ya sería nuestra.

-¡Basta!- gritó enérgico Saga a su propio reflejo- A pesar de lo que digas, a pesar de mis terribles actos, aun es mi deber proteger a Athena de cualquier posible amenaza.

La risa maquiavélica que venía de su interior retumbaba en su cabeza, aturdiéndolo. Saga cayó de rodillas con su cabello cambiando de color pero resistiéndose a la influencia maligna.

-Perséfone no ha aparecido en este tiempo por casualidad, si de verdad el Templo del Bosque Eleusis ha resurgido y sus guerreras están en la Tierra, entonces no hay duda de que una batalla está por comenzar. Tengo que encontrar la manera de proteger a Athena; aun es una niña y su poder no ha despertado. Si la diosa del Inframundo la encuentra…


Han pasado 243 años desde lo último que publiqué.

Creo que tuve un bloqueo con mi inspiración usual (mi OTP) y entonces terminé escribiendo algo sobre un tema diferente (por fin)

Esta historia surgió de una conversación casual con una amiga donde me quejaba de que las santos femeninos jamás han tenido la oportunidad de resaltar como se merecen ni en el clásico ni en ningún spin off y entonces terminé con este proyecto que llevo desarrollando desde hace un año. El reto personal fue llevarlo un paso más adelante y convertirlo en un manga fic así que pueden buscar en facebook como ssmasquerade y en instagram como ss_masquerade si quieren ver las ilustraciones.

Allá los espero ;)