NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

***EN ESTE CAPÍTULO REPITO MUCHAS VECES "SESSHOMARU", PERO LA DINÁMICA DEL RELATO LO AMERITA***

ABRAZO ENORME.

Capitulo 6

Kagome se adentraba en el agua mientras comenzaba a quitar sus vendajes.

Estaba cansada y aturdida.

Cuando arrojó los vendajes al costado de la poza Sesshomaru quedó sin palabras.

La sensualísima espalda del monje se veía extremadamente atractiva.

El joven monje a sus ojos era la imagen de la belleza misma, no podía creer que un macho pudiese verse de esa manera. Tenía músculos donde los tenía que tener, peo a su vez, una sensualidad muy evidente.

Como macho alfa e Inu que era no pudo controlar el impulso de inhalar profundamente, en busca de feromonas femeninas. Cerrando los ojos el olor del azufre del agua mezclado con las flores de los nenúfares de la poza, las hierbas circundantes, le llenaban las fosas nasales…

Estaba compenetrado con el momento natural, su corazón latía fuerte, pero controlado, y su voz enfurecida hacía frente a la mirada de Shimaru que no se apartaba de la espalda desnuda del Señor del Este

Y el aroma de la piel y la esencia de Higurashi penetraron por su nariz.

Los ojos sangraron y las garras se aferraron a la dura roca, la mirada del Inu se hizo más aguda inhalaba otra vez

Y esa esencia sagrada se adentró en su sistema y allí se impregnó.

Pero el aroma de mujer nunca llegó.

La realidad de verse espiando a otro macho aseándose y sentirse de la manera que se sentía disparó la ira del Inu.

Ahora sabía muchas cosas del misterioso monje.

Que era poderoso, musculoso, que era pulcro y muy limpio. Que gustaba de asearse y cuidar su presencia y aspecto, era compañero, afable, ordenado, eximio guerrero y peligroso en extremo por su poder sagrado y su…Belleza sin igual.

Peligroso, si, muy peligroso. Y allí estaba el macho Daiyoukai más poderoso del mundo y su poderosa bestia, espiando a un humano desnudo… Y a pesar de ser consciente de eso, no lograba apartar la vista de él.

"Qué estoy haciendo… Olfateando el aire de esa manera…buscando un indicio de qué?...La evidencia está frente a nosotros, Higurashi, Souta, Señor absoluto de la Casa de las Almas, guerrero despiadado y poderoso, asesino impío si se necesita serlo…Es un hombre…Hombre, macho, humano de características feminoides…Pero sigue siendo un hombre… Y a este Sesshomaru…"

El macho Inu se ponía de pie y se daba la vuelta alejándose del lugar apresuradamente

"A este Sesshomaru…"

Ocultaba su aura a duras penas, se esforzaba, ya sentía que se le escapaba el poder por momentos

"A este…Sesshomaru"

Su extrema velocidad lo llevó de regreso al campamento y a su tienda. En su camino se encontró con el príncipe lobo y el Señor del Sur que lo miraron extrañados. Se volteó y se metió en su refugio improvisado.

"A este Sesshomaru…No le atraen los machos"

Caminando de un lado a otro como de una bestia enjaulada se tratara, intentaba sacudirse las imágenes y las sensaciones que lo inundaron en la poza.

Dos soldados Orientales debían cazar para la tropa. El Daiyoukai sabía eso. Salió y buscó a los monjes, tenía que quitarse esa rabia y la caza sería una buena oportunidad

-"Soldados, hoy cazará el Señor del Oeste"

-"Si, mi Lord"

Danaka que había estado recuperándose en su tienda, ya deambulaba y caminaba mejor.

Alcanzó a ver a su ex aprendiz y ahora Señor y amigo alejarse de los sacerdotes y si de algo podía jactarse era de conocer a los hijos de Inu no Taisho, y ese hijo mayor de su mentor y amigo, estaba fuera de sí.

Qué pudo haberlo desquiciado de esa manera…

-"Lord Ookami"

-"Akira Sama"

-"Sesshomaru Sama, tenía prisa…"

-"Así parece… Sólo lo vimos salir de la espesura apresuradamente e ingresar a su tienda"

El joven leopardo agregaba

-"Ahora fue a cazar para la tropa"

-"Cazar? Mmm…"

Los dos Lores se quedaron pensando pero luego retomaron la charla mientras el tigre caminaba hacia la orilla del río sumido en sus pensamientos. Sesshomaru actuaba extrañamente. Eso era evidente, pero qué pudo sacarlo de balance de esa manera…

A sus espaldas el cotilleo se comenzaba a escuchar

-"Higurashi! Dónde te habías metido?"

-"Si Souta, quedamos en que visitaríamos la aldea antes de regresar al palacio"

Kagome caminaba hacia su tienda. Su cabello estaba mojado y despeinado, solo una banda sobre su frente a modo de vincha lo sostenía lejos de sus ojos. Con su armadura y el cabello goteando aún, se veía muy masculina, pero muy, muy atractiva, incluso para algunos machos del campamento.

Danaka se giró a ver al monje curioso de saber dónde había estado y si sabía algo del comportamiento del Señor del Oeste. Lo que vio lo dejó en una pieza.

La sensualidad de ese monje era impresionante.

Sus huellas se perdían en el bosque. Evidentemente se había aseado y conversaba alegremente con los otros Señores Cardinales. Era inquietante verlo.

Cómo un macho podía ser tan…Hermoso.

Danaka intentaba recordar a la princesa Kagome. No lo conseguía, qué extraño. Si fuera tan hermosa como su gemelo, sería una opción interesante para numerosos machos youkai y humanos…Inclusive para el mayor de los Taisho…

Sesshomaru…

Pero de nuevo…Qué le habrá sucedido a Sesshomaru…

El Lord Daiyoukai acechaba en la espesura a un grupo de jabalíes machos que peleaban por un harem de hembras… La rabia de sentirse afectado por los atributos de un hombre ni más ni menos lo volvía loco de ira.

Sacando sus garras y sus colmillos creciendo, y abandonando su parapeto se abalanzó sobre las bestias ensangrentadas acabando con la lucha, y con la vida de los jabalíes. Eran enormes. Y todos estaban muertos. La saña con la que destajaba denotaba la furia que sentía en su interior.

Cómo ÉL, Sesshomaru Taisho, iba a caer atraído por otro macho, un macho humano, un hermoso macho humano…

Su mente tenía grabada a fuego la imagen de la espalda perfecta del monje, pero para cubrirla de esa manera…

Cómo serían las cicatrices y marcas que lleva en su pecho? Maldita la bestia que pudo causar semejantes heridas… Es un simple humano! UN HUMANO! Por Kami…

La bestia se relamía con la matanza imaginando todo lo que podría hacerle al hombre o youkai que se atrevió a lastimar a Higurashi.

Abriendo las fauces y dejando caer la cabeza de jabalí que aún llevaba en la boca y escupiendo la sangre que de ella goteaba. La bestia detestaba imaginar al monje herido y Sesshomaru, detestaba sentir lo mismo. Luchaba por acallar a Shimaru. No deseaba estar en esa situación, quería borrar absolutamente de su mente la imagen del Señor del Este que lo atormentaba desde hacía horas. No le agradaban los humanos y mucho menos los machos humanos.

Y de pronto…

La voz de la bestia se hizo escuchar

"Maldito infeliz, asquerosa alimaña…Lastimar al monje…"

Y Sesshomaru reaccionó.

"Es un humano, frágil y endeble y por eso lo hirieron así"

"Endeble…"

"Endeble y patético como la mayoría de los humanos"

"Higurashi es cualquier cosa menos endeble y tú lo sabes, lo sabemos, y nosotros, buscamos el poder, nos atrae ese poder que crepita en el aire y nos rasguña la piel…No importa de quién venga, si es exactamente lo que buscamos"

"Te equivocas…Este Sesshomaru no busca nada ni a nadie, mucho menos a un humano patético, y menos que menos un macho"

La bestia se enfrentó a su amo, cara a cara, ojo a ojo… Sus colmillos exhibiendo y las voces graves y vibrantes.

"El poder es el poder…Y el poder nos atrae y tú no puedes negarlo ni luchar contra nuestra naturaleza"

"Higurashi es un hombre! Qué no lo ves?!"

"Pues yo soy tú y sé lo que sentiste cuando lo viste esta tarde en la poza"

"Este Sesshomaru no sintió nada! Me oyes? NADA!"

Y el golpe tremendo con el puño cerrado fue a dar en la mandíbula de Shimaru que voló y fue a caer al fondo de su conciencia.

"Escúchame bien BESTIA, Yo soy tu amo…YO! Y tú no me harás desear ni acostarme con otro macho JAMÁS! Comprendes? JAMÁS!"

La bestia se levantó y su risa profunda erizaba la piel de Sesshomaru que no deseaba escuchar más de parte de su cohabitante interior.

"Este Shimaru jamás te sugirió semejante cosa…Acaso tú lo estás considerando?"

Las garras en puño, si pudiera golpearse a sí mismo hasta sacarse la ira…Si pudiera

Volteándose rápidamente y comenzando a cargar los jabalíes para llevar al campamento, emprendió el regreso en silencio.

Shimaru se sentó a observar a través de sus ojos, esperando atento a lo que sucedería cuando su amo viese de nuevo al poderoso monje.

Kagome por su parte, comenzó a preparar algunas cosas para la cena, ayudada por Kouga, Kleinez y algunos soldados.

Ella les pedía a los Lores por favor que no lo hicieran, pero la respuesta tanto del Lobo como del Leopardo de las Nieves fue la misma:

"Si usted, Lord Higurashi lo hace, porqué nosotros no?"

La hermosa sonrisa del sagrado humano despejaba los maravillosos colmillos de los diversos youkai que acarreaban leña, y agua para preparar los alimentos.

El reiki de los soldados del Este resonaba con el poderoso aura de Kagome y la sensación de familia y seguridad se apoderaba del campamento.

Sesshomaru ingresaba con su youki embravecido y era recibido por la calidez del aura del monje que reía junto a los demás contagiando su alegría a todos.

Trabajaban arduamente, duramente pero contentos de hacerlo.

Qué extraña magia exhibía ante la manada de monstruosos youkai que todo era sonrisas y bienestar en un campamento de guerra que se estaba reacomodando, con innumerables heridos y soldados realmente malheridos?.

La ira en ebullición era suavemente aplastada por el reiki cálido

Sesshomaru sabía de dónde provenía ese reiki y se dejaba acariciar por curiosidad.

Dejaba caer los jabalíes ensangrentados entre los presentes y recibiendo la reverencia de todos procedió a ingresar a su tienda, salió nuevamente y se dirigió al río a asearse.

Kagome lo miró fijamente serio su rostro y asintió agradecido. Los ojos dorados se clavaron en los sagrados y allí Sesshomaru sintió un golpe en su alma.

Su corazón latía desenfrenado, Higurashi lo había visto a los ojos y había agradecido su caza… De qué color eran los ojos del monje? Eran azules como las aguas del mar del Este… O negros como la misma noche… Lo cierto es que no había visto su color, sino su brillo…

Los soldados llevaron los jabalíes a limpiar en la parte más baja del río, los sagrados de amplio poder, sanaban a los heridos, con reiki y medicinas naturales. Kagome entre ellos.

Una vez limpio de sangre Sesshomaru se cubrió con un lienzo de secado y caminó hacia el campamento, lentamente y sin tapujos.

"Qué estás haciendo"

"Regreso al campamento"

"Desnudo?"

"No estoy desnudo"

La risa baja espeluznante de Shimaru le hizo saber al Daiyoukai que él sabía que lo hacía a propósito para mostrarse ante "todos".

A medida que avanzaba, la sorpresa de los soldados era ocultada por su saludo y reconocimiento al enorme e imponente Daiyoukai del Oeste.

Sesshomaru aún goteando agua, caminaba tranquilo hacia su tienda. Pero a la vez aunque luchaba con todas sus fuerzas para no hacerlo, escaneaba el ambiente en busca de algo…O de alguien…

Y lo encontró.

-"Higurashi"

-"Mi Lord!"

Kagome tragaba duro pero disimulaba como podía, el sonrojo y la vergüenza de ver al mayor de los Taisho casi sin nada.

Su rostro frío pero afable se mantenía en la cara del Lord. Esfuerzos inimaginables por no apartar la vista y demostrar que se sentía incómoda. Era un hombre, otro Hombre…y nada más.

-"Excelente caza, Lord Taisho. El campamento tendrá cena y desayuno. Domo arigatò Sesshomaru Sama"

Y levemente reverenció.

Error.

Gravísimo error.

Sus ojos quedaron a la altura de la entrepierna del macho Inu, que si bien cubría sus partes, no lograba que la mojada tela se despegara de ellas mostrando sus formas aproximadas.

Los ojos femeninos se ampliaron con asombro

Aquello provocó que el monje se enderezara rápidamente y esta vez su sonrojo no pudo ocultarse.

Sesshomaru sintió un golpe de emoción y orgullo ante el evidente nerviosismo del Señor del Este.

Él era el macho más hermoso, fuerte, y poderoso, y Higurashi ahora lo sabía.

-"Seguiré con mis deberes, Lord Taisho"

Sonriendo y recomponiéndose en segundos Kagome reverenció y se alejó hacia los heridos y enseguida retomó las labores de sanación.

Sesshomaru por su parte apenas sonrió y se adentró en su tienda triunfante.

Danaka observaba todo desde su sitio de recuperación. Era una interacción muy extraña la que había presenciado minutos atrás. Sesshomaru no era un macho de exhibirse, y menos frente a los soldados…

Y este sacerdote que reaccionaba como una mujer avergonzada…Más extraño aún.

Las manos del monje Higurashi estaban sobre su vientre infundiendo reiki. Desde su cercanía podía ver la belleza del sacerdote que lo estaba sanando. Y su sonrojo también. Era extremadamente cauteloso en no tocarlo, solo le pasaba las manos cerca de las heridas y su energía era la que lo tocaba y lo sanaba.

La sensación de su calidez era muy placentera. El dolor se alejaba para no regresar. Las costras y cáscaras se desintegraban y la nueva piel se vislumbraba debajo de la intensa luz sagrada.

-"Listo, Danaka Sama, usted está como nuevo"

La sonrisa dulce y los brillantes ojos, los rosados pómulos, contrastaban con la masculina armadura, antebrazos musculosos y manos fuertes, pero suaves al toque… Macho, pero delicado… Poderoso sin dudas, pero…Suave. Extraño…

Durante la cena Sesshomaru les comunicó que partirían al amanecer hacia el Palacio de La Luna.

Deberían reagruparse y entrenar preparándose para una segura acción frente a los Ryu.

Éstos eran cíclicos y no lo podían evitar, siempre arremetían después de un tiempo en el que se aseguraban de estar realmente a la altura de la batalla y ahora estaban malheridos, los dos comandantes, Kokuryu y Náraku, inevitablemente tardarían más en regresar esta vez.

El Lord continuaba

-"Lord Inuyasha se adelantó para preparar sus acomodaciones, por el momento, ya nada tenemos que hacer aquí"

Pero esta vez, no se retiró alejándose, se sentó cerca de los demás para cenar.

De nuevo Danaka afinaba los ojos.

El joven exterminador, Kouga y Kleinez se sentaban flanqueando a Higurashi, se mantenían cerca de él como si de guardias se tratara. Al Lord Inu le llamaba la atención. Se veían…Protectores tal vez?.

Y los demás le alcanzaban presas de cerdo salvaje asado para que comiera y otros algún cuenco de arroz.

Sesshomaru en el fondo comprendía que era porque el monje era agradable al trato. Pero más en el fondo, nada de eso le gustaba, y el hecho de su desagrado lo enojaba cada vez más.

Necesitaba solucionar esa situación extraña por la que estaba pasando, necesitaba algo…

-"Lord Hyò"

Todos se callaron y lo miraron extrañados

-"Si, Sesshomaru Sama"

-"Tiene usted un poco de sake sureño oculto en su tienda? Dicen que es el mejor"

La sonrisa de colmillos al aire

-"Por supuesto mi Lord siempre llevo un poco conmigo, todos los sureños llevamos nuestro sake con nosotros verdad?"

Con sus copas levantadas los soldados felinos respondían al unísono

- "Haiiii!"

Y las risotadas le siguieron

Y Sesshomaru sonrió

Su hermoso rostro se adornó con una sonrisa que pondría de rodillas a los mismos Ángeles

Kagome se quedó admirada de la belleza del Lord, jamás se había fijado en él, siempre había mirado a Inuyasha…

Sin poder evitarlo, la sacerdotisa susurró

-"Por Kami…Tan hermoso"

Nadie la oyó, nadie supo de su sorpresa, sólo su corazón saltó y eso, Sesshomaru si lo sintió. Rápidamente fijó su mirada en el monje y sus ojos se encontraron una vez más.

Y el tiempo se detuvo.

Pero Kouga distraído y un tanto torpe le dio un codazo a Higurashi para comentarle algo y Kagome enseguida cambó la vista hacia el lobo, le respondió el golpe haciéndole escupir la bebida y riendo se fue despidiendo de los soldados hasta retirarse a su tienda.

-"Este monje necesita reponer su reiki, me retiraré a descansar buenas noches a todos…"

-"Buenas noches Souta Sama"

Pasando frente al Daiyoukai, Kagome asintió en reverencia

-"Lord Taisho, que descanse"

-"Hn."

Asintiendo fríamente pero con respeto, Sesshomaru despidió al monje por la noche.

Pero seguía necesitando algo…

-"Lord Ookami, usted habló de visitar la aldea cercana...Hay acaso algún motivo que lo atraiga a ella?"

Los ojos vidriosos por el mal consejo del sake sureño, Danaka ponía su mano en el hombro del Lord.

-"Sesshomaru Sama…crees que eso será lo correcto?"

-"Akira Sama…Por supuesto"

Y así luego de apilar los trastos sin lavarlos, un grupo de generales y los Lores partieron a la aldea a seguir bebiendo en la taberna local.

Kòhaku solo, sentado junto al fogón rompía una brasa grande con un hierro de atizar. Kouga, Bankotsu, Hinta y Hakaku conocían bastante a Souta. Estaba extrañado de que no se hubiesen dado cuenta ya. Para peor, Souta era muy buscado por las damas por ser bien parecido y sus dotes amatorias…Su experiencia era amplia… El Ookami y los demás sabían eso, y además habían compartido algunas, no demasiadas, aventuras con él… El joven exterminador miraba hacia la tienda de suprima, ojalá no se dieran cuenta. Si acaso se les ocurría hablar, no quería pensarlo siquiera. Esa salida al pueblo de Himura era algo malo…Muy malo…

Suspiraba y negaba con la cabeza, no se atrevía a hablar, no pronunciaría ni una sola palabra que pudiese ser escuchada por los extremadamente afinados oídos youkai, él sabía de eso, era un exterminador de demonios después de todo y uno de los mejores. Pero lo que dijera en su mente eso si que nadie podría escucharlo, Mirando de nuevo al fuego, arrojó otro tronco grande para avivarlo un poco.

-"Tan fuerte y tan íntegra…En qué te has metido Kagome…"